Chapter Text
Capítulo 1. La notificación.
Era muy temprano por la mañana, y no es que no sea una persona mañanera, está acostumbrado a despertar temprano por todas sus responsabilidades, pero tenía sueño y odiaba ir a una reunión tan temprano cuando había dormido solo 4 horas por estar en jugando videojuegos gran parte de la noche, así que sí, despertar temprano para ir a la fábrica era un dolor en el trasero… y en la cabeza.
Bostezó con pereza mientras arrastraba sus pies por la fábrica. Le habían citado a esa hora, su manager, su abogado y al parecer el abogado y manager de Checo también estarían ahí, contando a Christian y abogados de Red Bull. No le preocupaba, en realidad le ponía a pensar en qué habían hecho para que los llamaran a una reunión así de repentina. Quizá les habían puesto una multa juntos, otra vez, como esa vez que ambos pasaron los límites de velocidad en el pit lane y fueron multados simultáneamente. Eso había sido hasta cierto punto ridículo.
Sacaba algunas conjeturas más, pero ninguna le hacía coherencia así que lo dejó por la paz cuando por fin llegó a la sala de conferencia donde le habían citado. Tocó y se adentró solo para encontrarse con las miradas de todos posadas en él. Aquello le sorprendió un poco, ya que no se esperaba que todos hubiesen llegado antes que él, pero estaba a tiempo, o al menos eso era lo que su reloj decía.
—Buenos días, lamento si me retrasé. —Se disculpó y se adentró, sentándose en medio de su manager y su abogado quienes le señalaron el asiento. Checo estaba sentado de la misma forma, como siendo protegido por aquellos dos.
—Descuida, estás puntual. —Christian dijo y al parecer todos estaban esperándolo con ansias porque comenzaron la reunión.
—Ahora que ya estamos todos iniciemos, primero que nada, les agradezco por venir después de una notificación con tan poco tiempo.
Max no sabía que sucedía y al darle una mirada a Checo y que este le regresara la misma expresión de duda que le conocía, supuso que ninguno de los dos estaba enterado de qué estaba pasando, así que volvió a prestar atención a Christian.
—El día de ayer recibimos las notificaciones de registro civil departe de los gobiernos de cada uno de ustedes. —Dijo el mayor y los abogados de Red Bull pasaron copias de unas hojas a cada uno de los abogados de ellos. Checo y él intentaron estirar el cuello para tratar de leer lo que la notificación decía, pero no pudieron hacerlo y al darse cuenta que hacían lo mismo, sonrieron algo avergonzados y volvieron a escuchar.
—Lamentablemente, con estas notificaciones nos encontramos en un problema de proporciones mayúsculas porque para Checo es la última notificación de registro. Para Max es la segunda notificación, pero las políticas de su país han cambiado. Max responde a la nacionalidad holandesa y el año pasado cambiaron sus políticas con respecto a la tasa poblacional de alfas y omegas nacidos y registrados en Holanda.
Max se encontraba perdido, miró a Checo una vez más, quería preguntarle con la cara nuevamente qué sucedía para que de algún modo telepático le dijera lo que estaba sucediendo, pero por la forma seria en la que estaba su compañero, sintió que algo no estaba del todo bien.
—El gobierno de Holanda le extenderá a Max una prórroga de tres años más. La edad se redujo para alfas y omegas holandeses hasta los veintisiete, pero el gobierno seguirá con su política de extender prórrogas a los deportistas de alto rendimiento y a Max le otorgarían un permiso de tres años más para presentarse legalmente con su registro civil.
En ese momento comenzó a comprender un poco de lo que estaban hablando, su abogado le pasó la hoja de notificación, así que por un momento dejó de poner atención y leyó lo que decía la notificación. Checo leía la suya también, así que Horner les dio un momento para asimilarlo.
(…)
Notificación de Registro Civil (Segunda Notificación)
Se expide la siguiente notificación conforme a lo estipulado en los artículos 39 y 40 de la ley federal de registro civil de ciudadanos y ciudadanas con segundo género alfa y omega.
La presente informa a: Max Emilian Verstappen. La monarquía constitucional de los Países Bajos solicita el registro civil del ciudadano en un periodo de 1 mes. Con su estatus de: Alfa.
El periodo de solicitud de prórroga para ciudadanos de excelencia debe ser solicitado en la primera semana de la entrega de la notificación. (Conforme al artículo 45 de la ley federal de registro civil)
Notificación de Registro Civil (Notificación Final)
El gobierno de los Estados Unidos Mexicanos solicita al ciudadano: Sergio Michel Pérez Mendoza, presente su registro civil estipulado en los artículos 79, 80 y 81 de la ley federal de registro civil de ciudadanos con segundo género biológico.
Habiendo cumplido con su periodo de prórroga solicitado en tres ocasiones y otorgado debido a su posición como atleta de alto rendimiento, el gobierno federal le requiere su presentación y registro civil de estatus: omega. En un periodo de 3 meses luego de la entrega de la notificación.
(…)
La forma seria y severa en la que Checo dejó la hoja en la mesa provocó un mal presentimiento en Max. Ya comenzaba a comprender lo que estaba sucediendo, así que él también dejó su hoja que decía muchas más cosas, pero leer el principio era más que suficiente.
—Tenemos tres meses para que Checo presente su registro civil, o su gobierno lo va a obligar a regresar, le van a quitar su visa de trabajo y no es todo, la FIA es muy estricta con respecto a los registros civiles, si Checo no llegara a presentar su registro civil, le quitarán la súper licencia.
Max miró a su compañero una vez más cuando Horner dijo eso, la realidad posándose en su estómago como un malestar estomacal, pero lo sombrío del ambiente alrededor de Checo y la forma en la que su aroma se había amargado un poco, le dijo todo.
Checo usaba esos parches bloqueadores de aroma todo el tiempo, aun cuando no estaban en los circuitos, pero Max siempre había sido capaz de atrapar el aroma de su compañero, así que notaba los cambios de este, sobre todo si eran bastante bruscos o fuertes.
Hubo un silencio que quiso llenar con algo, preguntar algo, decir algo, quizá hasta maldecir aquel estúpido registro, pero nada salió de él y su manager le palmeó el brazo como diciendo: “No digas nada todavía”.
Los gobiernos de todos los países tenían sus propios códigos federales con respecto a la tasa de natalidad de alfas y omegas, llevaban un registro y controlaban la población muy estrictamente con reglas bien definidas de lo que se esperaba de las personas con segundo género. La población más alta era la de los betas, personas comunes que no necesitaban apegarse a ninguno tipo de código y vivían sus vidas relativamente tranquilas con una biología normal. Sin embargo, en todo el mundo existían omegas y alfas, personas con una segunda biología animal proveniente de la evolución de lobos. Este tipo de personas cumplían su función y cada país se enorgullecía de la tasa de natalidad de alfas y omegas como si fuese alguna clase de competencia, razón por la cual existía el registro civil de alfas y omegas.
El registro dependía de cada país, pero era simple: a una cierta edad, el alfa o el omega tenía que presentarse enlazado, con una marca legítima y un matrimonio. La edad dependía demasiado del país donde se viviera. Ejemplo era Holanda, que al ser un país pequeño con una tasa de natalidad que comenzaba a bajar cada vez más, había cambiado su política y establecido la edad máxima de registro para ciudadanos dentro y fuera del país a los 27 para alfas y 25 para omegas. México, en este caso, al ser un país más grande y con una tasa alta de alfas y omegas, mantenía el registro abierto hasta los 30 para los alfas, pero 25 para los omegas y había solo dos maneras de zafarse de ese registro.
—Sabíamos de antemano que esta situación sucedería más temprano que tarde. Habíamos solicitado la última prórroga de Checo cuando entró a Red Bull y sabíamos que solo tendría tres años más antes de que solicitaran en definitiva su registro así que el último mes estuvimos discutiendo con él algunos planes sobre esto, tomando en cuenta los riesgos que implicaba hacerlo. —El manager de Checo hablaba, llenando el silencio tenso que los había invadido, pero provocando aún más incertidumbre. Max solo podía mirar a Checo, como pidiéndole que le devolviera la mirada, quería saber qué pasaba con él, de alguna forma reconfortarlo.
No pueden quitárnoslo, es nuestro. La voz de su alfa lo distrajo y trató de callarla, pero sonaba como ecos en todo su ser.
—Hemos preparado una lista de candidatos que podrían ayudarnos en este problema. Sin embargo, consideramos la propuesta de la compañía y queremos que todos los presentes la escuchen. —Concluyó el hombre, lo que hizo que Checo levantara la mirada hacia su manager, como pidiéndole una explicación. Sin embargo, el abogado de Max habló.
—La empresa Red Bull Racing tiene un contrato muy elaborado con mi cliente el señor Verstappen. Una de las cláusulas estipula que, dada la circunstancia, mi cliente llegase a encontrarse en la situación de emparejarse biológicamente con un compañero omega, la empresa cedería la prioridad al señor Verstappen por encima de las demás solicitudes y claro, si el consintiera así el emparejamiento.
Max miró a su abogado, entendiendo apenas pío de lo que estaba diciendo. ¿Cuál cláusula? ¿Cuál emparejamiento? La verborrea que salió de la boca de su abogado necesitaba explicación. Esta vez sintió una mirada sobre él así que giró la cabeza y encontró la mirada de Checo, como si le preguntara que de qué mierda estaba hablando su abogado, pero no supo qué contestarle.
Así se comunicaban ellos, con caras. Era fácil, sabían cada mueca que ponían y lo que esta significaba. En ese sentido, estaban conectados.
—Lo que significa que ante la situación de su compañero de equipo el omega Sergio Pérez, el alfa Max Verstappen toma en consideración la solicitud que el equipo de Red Bull Racing y el equipo del señor Pérez están presentando.
Estaba perdido, nuevamente estaba perdido. ¿Él cuándo había dicho eso? No entendía nada.
—Con base a esto hemos elaborado un acuerdo que está sujeto a cambios. —El abogado comenzó a repartir hojas a los abogados de Red Bull y al abogado de Checo quien comenzó a leer inmediatamente, aunque su abogado hizo lo propio. —En el acuerdo el señor Verstappen se compromete a concretar el apareamiento biológico rutinario durante la época de celo más próximo del señor Pérez, solicitando la custodia completa después del periodo de gestación y el alumbramiento.
Max se sintió entumido y perplejo.
Había dos únicas maneras de escaparse del registro civil. La primera era obvia, sufrir una enfermedad mental o crónica, o tener alguna discapacidad física. La segunda era tener un bebé. Más complicada, pero efectiva.
Los gobiernos se regocijaban de la tasa de natalidad de alfas y omegas por lo cual su primordial preocupación era que nacieran más cachorros de casta alfa y omega, los cuales se conseguían únicamente si un alfa y un omega se emparejaban y procreaban un bebé. Una vez que el gobierno tomara nota del nacimiento de un bebé por una pareja de alfa y omega, si la pareja se enlazaba con una mordida o no, si se mantenían juntos o no, eso ya no le interesaba al gobierno.
Era más común de lo que parecía, que alfas y omegas tuvieran cachorros sin un enlazamiento completo. Los enlazamientos eran delicados, algo para toda la vida, así que no muchos se arriesgaban a esa clase de compromiso a menos de que estuvieran completamente seguros.
—Max… ¿de verdad? —La acusación le perforó el corazón, sobre todo al ver la cara llena de decepción y tristeza que le dio Checo.
Estaban pretendiendo que él y Checo tuvieran un bebé, para escaparse del registro y posteriormente le darían toda la custodia a él del cachorro, para poner las cosas simples. ¿Qué iba a hacer él con un bebé? Oh, Jos…
Max parpadeó confundido y luego miró a todos, que esperaban que diera una respuesta. Sintió ganas de vomitar, pero levantó la mano, para pedir la palabra, porque quería que le pusieran atención, aunque luego la bajó, sintiéndose tonto.
—Ah… ¿alguien me dice de dónde salió eso? —Señaló la hoja del contrato.
—La oferta que nos hacen es irrespetuosa y arcaica. —Dijo el abogado de Checo, todos ignoraron la pregunta de Max, dejándolo colgado y confundido.
—Es lo que puede ofrecerse, no estamos en disposición de nada más. —Respondió el manager de Max, pedante y orgulloso, y el nombrado miró a su manager como si de repente le hubiera crecido otra cabeza.
—Pretenden usar a mi cliente como incubadora humana y después desecharlo. Esto no es lo que esperábamos. Tenemos una lista decente de alfas que han enviado su solicitud formal de cortejo para mi cliente, pero tomamos en cuenta el contrato que tiene con la empresa porque esperábamos una propuesta decente y respetuosa, pero esto claramente es un insulto. —El abogado de Checo hablaba de manera intensa y severa. Checo había bajado la mirada y sujetaba la hoja del contrato que el abogado de Max les había pasado.
—El acuerdo puede modificarse, podemos llegar a un arreglo siempre y cuando las dos partes estén de acuerdo, pero si no es así entonces la compañía se va a reservar la obligatoriedad de la cláusula de ambos contratos. —Horner intervino, al notar que el abogado de Checo comenzaba a levantar la voz. Sinceramente el director también consideraba que la propuesta había sido indecorosa e irrespetuosa, falta de tacto, pero ese tema no le correspondía a él.
—No lo vamos a aceptar, Checo. —Su manager le puso la mano en el hombro al omega, como para expresar su apoyo total. —Están las solicitudes de Hammilton, de Ricciardo y las de McLaren, además el manager de Álvarez me ha llamado porque quiere que nos reunamos.
No fue para nada discreto, como si con eso quisiera darles una cachetada para decirles que propuestas no le faltaban al omega, que solo estaban siendo meramente cordiales al escuchar la propuesta de su equipo.
Aunque, Max si sintió la bofetada. ¿A qué mierda se refería con las propuestas de Hammilton? ¡¿Y la de Daniel?! ¡¿Cuál McLaren?! ¡¿Y quién demonios era Álvarez?! Los demás comenzaron a discutir.
—¡Quieren todos parar! —Max levantó la voz, llamando la atención de todos. Aquello había sido la gota que derramó el vaso, porque nadie le estaba diciendo nada, ni explicando nada.
—Max, no digas…
—No, no, no. No me digas que no diga nada. ¿Qué mierda crees que soy? ¿Un niño? Mierda, te recuerdo que trabajas para mí. —Le espetó a su abogado. Estaba más que enojado. —En este maldito momento quiero que me digan de dónde salió esto. —Levantó la hoja del contrato. —Porque no recuerdo haber aprobado nada de esto. Ni siquiera entiendo la mitad de las mierdas que están diciendo. ¿Qué mierda creen que voy a hacer un cachorro? Y, primero que nada: ¿Cómo mierda creen que voy a embarazar a Checo?
La cantidad de veces que usó la palabra “mierda” hubiese hecho reír a Checo y molestar a Horner como en otras ocasiones, pero nada de eso pasó. Todos le miraban perplejos.
—Existe la inseminación artificial. —Su abogado dijo muy simple y Max gruñó.
—¡Ese no es el maldito punto! —Rompió la hoja en sus manos y se levantó de la silla.
—Max, tenemos que hablar de esto. —Horner se levantó, tratando de detenerlo, pero Max negó con la cabeza.
—Checo, ven conmigo. —Max rodeó la mesa y se acercó al omega, extendiendo su mano.
—Max… yo… —Este le miró preocupado y confundido por todo lo que estaba sucediendo.
—Ven conmigo, por favor. —Le insistió, parecía tan enfadado y decidido, que Sergio se levantó, tomó su mano y dejó que su compañero se lo llevara de la sala.
—No nos sigan, ya volvemos. —Masculló Max mientras sacaba al otro de la sala.
Los demás se quedaron sin palabras qué decir. Christian volvió a sentarse y tamborileó sus dedos sobre la mesa.
Max y Checo caminaron tomados de la mano, en silencio. Más bien Max tiraba de su mano y este trataba de seguirle el paso. No quiso decir nada porque todavía no sentía que fuese el momento, pero dejó que lo llevara a donde quería llevarlo y trató de no tropezar.
Pronto se encontraron en los jardines traseros del edificio de la compañía, era una zona muy bonita y cuidada que casi nadie visitaba así que había mucha privacidad ahí. Era un lugar que Checo había descubierto por error al perderse una vez y se lo había enseñado a Max. Solían ir ahí a esconderse para comerse algo que no debían debido a sus dietas, pero también solían ir ahí a descansar por la privacidad que ofrecía.
Max le soltó y bufó, aún se veía furioso, pero Checo esperó a que el otro hablara, porque sabía que quería decirle algo, así que se sentó en la banca de cemento que estaba ahí.
—No puedo creer todo lo que dijeron. ¿En qué mierda estaban pensando? —Se quejó el alfa y luego se giró hacia su compañero, poniendo sus manos en su cadera y mirándolo con algo de duda y arrepentimiento, aunque él no fuese culpable de lo que había pasado, en teoría.
—Es tu equipo, tú dime, Max. —Había un ligero tono de acusación por parte del mexicano y Max negó con la cabeza.
—Créeme, todo lo que dijeron no tiene nada que ver conmigo. Ni siquiera sé de dónde sacaron eso. —Max se dejó caer en la banca con un nuevo bufido molesto. —Perdón por sacarte de ahí de esa manera. Solo creo que necesito hablar de esto contigo antes de que haya un malentendido que no pueda arreglar.
—Descuida… honestamente quería irme de ahí, aunque sea solo cinco minutos, ya me estaban sofocando.
Se quedaron en silencio nuevamente, pero no era incómodo, quizá solo necesitaban ese silencio. Aunque no pasó mucho para que Max volviera a hablar.
—Lamento todo lo que dijeron, de verdad no tengo idea de dónde se sacaron eso. Fue tan irrespetuoso y horrible… —Sentía vergüenza de recordar la clase de propuesta que le habían hecho al omega.
—Está bien, te creo. —Checo sonrió un poco y Max apretó los labios con un poco de frustración.
—Si no presentas tu registro civil no van a dejarte correr más, ¿no es así?
—Así es… Van a regresarme a México a la fuerza, a que me enlace con alguien allá o tenga un hijo.
Eso ponía las cosas en perspectiva. Max mordisqueó su labio inferior con nervios.
—Ya veré qué hacer, tengo algunas propuestas que puedo usar como plan B. —Checo miró hacia las nubes, tratando de disipar lo mal que se sentía de decir eso. —Lewis no suena tan mal como Daniel.
Max levantó la cabeza y miró a Checo como si hubiese hablado en otro idioma y el omega se rio porque pensó que le miraba de esa forma por haber ofendido a Daniel.
—No me malentiendas, Daniel es muy amable y me cae muy bien, pero no tenemos nada en común. Lo único bueno es que todos quieren una relación estable, me ofrecen la oportunidad de seguir corriendo, terminar mi contrato con Red Bull y después darles un cachorro.
Max todavía le miraba y aunque Checo quería distraerse con las hojas en el suelo, Max pudo notar como sus ojos se llenaban de lágrimas, seguramente de frustración y decepción.
—Es lo que tengo que hacer, soy un omega, no puedo seguir corriendo de mi destino, al menos pretenden respetar mi contrato y esperar por el bebé. Son alfas, todos los alfas quieren un cachorro tarde o temprano.
No podía, no podía ni siquiera imaginar por un solo momento que Checo tuviera que enlazarse con Daniel, mucho menos con Lewis. Es nuestro, omega, nuestro, nuestro. Su tonto lobo seguía gruñendo.
—Checo… —El aludido le miró, Max tomó su mano y la apretó con nervios. —Cásate conmigo.
(…)
Un mes antes…
La plática con su manager y su abogado había sido inquietante y cansada. Le había dejado más preocupaciones que soluciones, porque no era para nada fácil que le dijeran eso y digerirlo de un golpe.
Sabía que pronto llegaría la notificación. Los países utilizaban el segundo mes del año para enviar las notificaciones de registro civil y que los notificados tuvieran tiempo de asimilar la noticia y tomar cartas en el asunto.
Un ciudadano con segunda biología podía permitirse tres prórrogas, dos de ellas de dos años y una más de 1 año. Los ciudadanos de excelencia que fuesen alfas u omegas podían pedir tres prórrogas, aunque la duración de estas se extendía a tres años. Entre los ciudadanos de excelencia se encontraban los artistas de cualquier medio reconocidos nacional o mundialmente, militares, deportistas de alto rendimiento, científicos e investigadores con reconocimiento renombrado.
México era un país machista y patriarcal, la edad para los omegas estaba muy por debajo de lo usual como en otros países igual o más grandes que la República. Ejemplo de eso era Gran Bretaña, sus omegas podían vivir tranquilamente hasta los 30 al igual que los alfas, las prórrogas de edad para ellos eran de cuatro años para los ciudadanos de excelencia y de 3 para los ciudadanos comunes. Estados Unidos permitía a sus omegas su registro civil hasta los 27 y el de los alfas a los 30. Incluso países más pequeños como lo era España, tenían su edad máxima de registro de los alfas y omegas a los 30. Todo dependía de la tasa de natalidad de alfas y omegas.
Había otros países pequeños que tenían que reducir esta edad para evitar el descenso de la tasa de natalidad. Ejemplo de eso era Mónaco, uno de los ducados más pequeños del mundo que también se jactaba de su pequeño registro de alfas y omegas. Entre los más famosos, Arthur y Charles Leclerc.
Convencerse a sí mismo de que las opciones que tenía frente a él eran lo mejor, le provocaba una desazón terrible y un dolor de cabeza peor.
Lewis había ofrecido su ayuda, había presentado formalmente una solicitud de cortejo para su consideración. No le sorprendía, pero le halagaba, después de todo habían tenido siempre un tipo de tensión sexual sin resolver que los atraía siempre que se encontraban. Sin mencionar lo del 2016. Lo que sí le había sorprendido habían sido las demás solicitudes.
La de Daniel había sido inesperada, incluso se rio de ello porque nunca le había parecido que Daniel gustase de él, más allá de pura amabilidad y compañerismo competitivo, no tenía ninguna otra cosa en común con Ricciardo, ni siquiera consideraba que fuesen amigos en realidad, eran meramente compañeros de trabajo y ocasionalmente conversaban muy bien, pero eso era todo.
De Saúl realmente le impresionaba y le hacía levantar una ceja con mucha duda. El famoso boxeador mexicano con quien hubiese tenido nada más y nada menos que una relación muy cordial que apenas y sí podía llamarse amistad profesional, tenía ya varios hijos, no necesitaba emparejarse con nadie, así que no entendía qué hacía mandándole una solicitud de ese tipo.
Estaban otros dos, hijos de empresarios mexicanos en los que ni siquiera podía pensar porque no los recordaba, porque estaba seguro que una sola vez en su vida los había visto y solamente por eso era una negativa total. Al menos a Saúl se lo había topado un par de veces, pero aquellos eran totalmente desconocidos.
Y luego por supuesto, estaban los otros dos inesperados. Cuando habían llegado los abogados de aquellos dos, había sido una sorpresa para todos, hasta para ellos mismos, porque no esperaban toparse ahí, claramente era una cosa de coincidencia muy extraña.
Ambos abogados dijeron sus discursos, entregaron sus propuestas y se marcharon no sin antes expresar que sus clientes estaban “altamente” interesados en que sus propuestas fueran evaluadas y aceptadas.
Checo aún seguía pensando en que aquellas dos eran una completa broma irracional, pero de cualquier manera las miró, las evaluó con su abogado y su manager por no más de cinco minutos y las pusieron en un folder que no quería volver a abrir.
Casi podía justificar una de las propuestas, ¿pero la otra? Le dejaba un tanto atontado de tanto pensar en ello.
Lando Norris y Oscar Piastri ni siquiera tenían la edad suficiente para estar enviándole a él, un omega de 34 años, una solicitud de cortejo como esa. ¿En qué estaban pensando?
