Chapter Text
Enero, 1954.
—Steve, llegó el auto.
En un cuidado traje negro ajustado a su medida, con una corbata violeta amarrada a su cuello, deja salir un suspiro y así desaparece Choi Soobin por esa noche, permitiéndole paso a Steve Lee tomar su lugar.
Esa es su rutina.
Ellos dicen que se vuelve más fácil con el tiempo, cómo colocarse un traje nuevo hecho a medida, es una segunda piel, es parte de ti. Pero, él se imagina en las cuatro paredes de su camerino, cuando aprieta su guión contra el pecho y aspira las palabras hasta que ellas lo rodean y lo transforman en lo que la historia necesita.
En esta historia, él es intocable.
La onceava entrega de los Premios del Globo de oro había llegado, tenía dos nominaciones por su película musical estrenada en Julio de 1953, A Wasted Man, Mejor Banda Sonora Original por su interpretación del tema principal y Mejor Actor.
Beck Lee, su director, cree que tienen asegurado la mejor banda sonora, la canción The song of you y la puesta en escena era desgarradora: Patrick, el personaje de Soobin, cantando en medio de las recreadas en calles en Set de Nueva York, pensando en su amada que había partido al no ver esperanza en su relación. Estuvo cantada en vivo, jamás había mostrado su voz frente a tantas personas y fue una experiencia que nunca desea repetir.
Cuando empezó en el mundo del espectáculo, no, cuando tuvo consciencia del mismo entendió que hay cosas que puede hacer y cosas donde no tiene oportunidad: Puede tener un personaje secundario, sí, pero no puede ser el protagonista asiático porque el actor seleccionado, más popular que él, aceptó maquillarse el rostro para disfrazarse.
Puedes tener un protagónico, conseguir que un personaje cambie para adaptarse a ti. Ya no es del campo de Tennessee, ahora es un japonés-americano. Pero no intentes llevarte el mercado musical, no tienes derecho a tener todo.
Él ha aprendido a adaptarse y al mismo tiempo moldear las cosas a su modo; Choi Soobin es un nombre demasiado asiático. Steve Lee suena más digerible. Steve Lee es alguien que puedes ver en las marquesinas, por quién sentirías curiosidad de comprarte un boleto para verlo en la pantalla grande. Steve Lee puede dejar que una hermosa londinense como Amy Wallace enrolle su mano alrededor de su brazo y se presenten frente a una multitud como la pareja del momento, y no te sentirás incómodo al respecto.
La ceremonia se realizaría en el hotel Club del Mar, a un lado de las playas de Santa Monica. Era un exclusivo edificio que había abierto sus puertas hace tan solo unos años atrás, siendo el protagonista de muchos eventos por la espectacular presencia. En esta ocasión, la entrada no fue desde la avenida si no en la zona trasera, donde se encontraba la arena y el mar. La alfombra de terciopelo se extendía y hasta el interior del edificio, enmarcada por las barricadas que impedían a los paparazzis y fanáticos que decidieron tomar la oportunidad de ver a los famosos más de cerca sobrepasasen aquel límite.
El mundo de Soobin se dividía así: los que estaban en la alfombra y los que estaban en la arena.
Amy tocó su hombro antes de que fuera su turno.
—Tu corbata tiene el color incorrecto.
Fue idea de Amy combinar su vestido ceñido de plumas moradas con su corbata, pero el tono de ella era más uva y el de Soobin era berenjena. Para lo oscura que estaba el área, dudaba que alguien pudiera notarlo.
—¿Puedes perdonarme esta vez? —susurró en su oído, pero la observó rodar sus ojos.
Amy Wallace y Steve Lee tenían una química que atravesaba cualquier pantalla, ambos encendían todas las alfombras que pisaban con su vestuario combinado y sus sonrisas atrevidas. O esa era la imagen que querían demostrar.
Fuera de las cámaras, Soobin encontraba más interesante observar una vela consumirse que pasar otro minuto reprimiendo las ganas de estornudar que le producían las plumas. Y en cierto modo es mutuo.
Algo en lo que ambos están de acuerdo es que no son el emparejamiento más exitoso, ni el que más química logró demostrar en pantalla. Por ello debían encender la chispa frente a los medios, para llamar a las personas al cine a ver un poco más de la acción. Amy cree que necesitaron más preparación para mejorar su conexión, Soobin piensa que la posibilidad de tener una amistad sería alta si ella dejara de llamarlo "mi chinito".
— Soy coreano. —se lo recordaba en un tono monótomo.
— Suena lo mismo para mí —una risa nerviosa le seguía cuando notaba el rostro inexpresivo de Soobin—. Es broma, bobo, ni siquiera terminé la escuela.
Soobin tampoco había terminado la escuela, nunca estuvo en una. Su vida era aquello, caminar como si le perteneciera el mundo mientras las cámaras captaban cada segundo de su paso, enloquecidos al ver como atraía más cerca a Amy de la cintura. Escogiendo con la mirada al reportero que le darían sus únicas declaraciones, aquellas que aparecerán en los periódicos por semanas.
Todo lo que había aprendido era a dejar que la bella dama de esa noche responda con entusiasmo las preguntas que son para él, presionando sus labios sobre el inicio del cuidado peinado que juntaba sus rizos chocolate en un moño como agradecimiento por decir que era el mejor candidato de la noche.
El micrófono se posó en su dirección.
— ¿Crees que Amy tendrá la razón esta noche, Steve?
Sonríe.
— Mientras ella crea en mí, ya me siento todo un ganador.
Con esa sola respuesta, y un guiño, termina la entrevista, porque es todo lo que necesita darles. Si fuera por Amy, hablaría toda la noche con los paparazzis, pero aún es nueva en la industria y pronto aprenderá lo que él sabe. Solo con pronunciar aquello, las cámaras los persiguen en lo que la alfombra roja terciopelo los separaba hasta el interior cubierto por amplias carpas blancas, con una pantalla con letras doradas que decían "11° Golden Globe Awards".
Permite que las cámaras capten una última plana de Amy recostándose en su hombro mientras se introducen en el interior, y siendo conducidos en un amplio vestíbulo con candelabros elegantes y alfombras grisáceas, hacia el auditorio especialmente preparado para esos eventos.
Las mesas estaban divididas por orden de importancia y acompañantes, si estabas nominado a una categoría importante era esencial que estuvieras donde podían verte. Aquellos que quería presumir a sus acompañantes más que los premios, estaban en el medio, visibles a los demás y algunos rebeldes se sentaban atrás, donde toda la noche meseros llevaban charolas llenas copas y alcohol.
El estar nominado a Mejor Actor, un mesero de uniforme dorado, blanco y azul oscuro lo condujo a una mesa redonda y cercana al escenario. Cubierta con un delicado mantel marfil, con bordado dorado en sus extremos, el centro decorado con rosas blancas con degradé rosa pálido, y una cubeta con hielos y vino, y una tarjeta con su nombre y el de Amy. Unas mesas atrás se encontraban el resto del elenco compartiendo el vino con emoción, lamentablemente A Wasted Man no figuró en alguna otra de las categorías principales. Por lo que el director consideró estratégico dejar que ellos estuvieran al frente, representando la película.
Dejó escapar un suspiro, y agradeció con un gesto al mesero que abrió la botella de vino para ellos, tomando el gélido envase de vidrio entre sus manos para rellenar la copa de su cita.
—¿Dónde seguiremos la noche? —preguntó ella en un tono cantarín, acercando la copa a sus labios—. Beck quiere que estemos en su fiesta, va a estrenar su piscina y habrá un gran banquete.
Alzó una de sus cejas
—¿Solo van a estrenar la piscina? —el rostro de Amy era un poema, sus labios se contraen formando una sonrisa burlona—. Claro que iré, tengo que evitar tu traición.
Lamentablemente las producciones de Beck Lee eran como lanzar una moneda al aire, algunas excelentes en taquilla y otras arrasadas por la crítica. Él no guardaba la costumbre de aferrarse a sus proyectos, pero no era casualidad lo que invertía en A Wasted Man, siendo favorecida en promoción y todo era gracias al amorío que tenía con Amy.
No es la primera vez que una de sus pretendientes tenía un compromiso, pues, casi todas sus citas han sido por publicidad. Pero, Amy es demasiado nueva en este mundo para él, por lo que su fuerte enamoramiento hacia Beck ha sido parte del responsable en que su química sea inexistente. Lanza miradas coquetas y obvias hacia la mesa de su director, y es dolorosamente evidente. Tiene que tomarle la mano por encima de la mesa, ella reacciona y besa su mejilla.
Las luces finalmente se apagaron, Soobin inhaló aire de manera profunda, preparándose para lo que venía.
En el mundo de Soobin, las personas se dividían entre aquellos que pisaban la arena y los que desfilaban en la alfombra.
Y los que pisan la alfombra, entran al auditorio que se convierte en una pirámide de seis escalones. La temporada de premios define las posiciones del año, una jerarquía en la que todo podía cambiar por una noche. Christopher Grant, su manager, suele decirle que los premios no tienen el impacto que las personas se imaginan, todo está manos del público que decide enaltecer o dejar caer al artista, y eso no está en el control de la presa.
Pero, Soobin conoce una realidad distinta, una donde los quinces segundos de oscuridad antes de empezar el evento se sienten como estar en una jaula. En ese momento, todos son encadenados a las mesas y arrojados a la penúltima planta de la pirámide (la última es para la gente común, gente que no podría acceder a su mundo, los que pisan la arena y piensan en ellos día y noche), esperando a ser escogidos y llevados a sus nuevos puestos, en estos momentos todos son iguales. Soobin se siente uno de ellos, por unos instantes, son todos tan ordinarios como él.
Cuando las luces se encienden, todo sucede en una cámara rápida. El presentador toma en su dominio el escenario, pavoneándose con las canciones de la banda escogida para la noche, arrojando en secuencia las categorías más simples, y los puestos de la pirámide empezaron a llenarse al compás de que Chuck Berry otorgaba la esperada pausa musical antes de las categorías principales. Múltiples meseros caminaban de un lado a otro con la cena de esa noche, pero Soobin no fue capaz de tocar su plato y solo rellenaba su vaso de líquido. Amy ignoró la cena cuando Beck se acercó a ellos, tomándolo y ofreciéndole un cariñoso apretón.
—Sé que vas a llevártelo esta noche. —afirmó con su sonrisa cubierta de vello.
—Esta noche nos pertenece. —dejó que sus hoyuelos acompañasen su sonrisa.
Beck lanza un guiño que hace ruborizar a Amy, y por un momento desearía permitirle irse con él, porque su mirada de anhelo delata que estaría mejor en otro lado. Y al mismo tiempo, prefiere enfrentar esto solo.
— ¡Y el Globo de Oro por la Mejor Banda Sonora Original es para... —Grace Darvis, la nueva promesa del espectáculo, empezó a abrir de forma tímida el sobre en sus manos, hasta lograr sacarlo por completo del envoltorio— A Wasted Man! The song of you Interpretado por —checó nuevamente el sobre antes de acercarse al micrófono— ¡Steve Lee!
Las cámaras se enfocaron en él, el público acompañando con ruidosos aplausos, Amy saltó a sus brazos y llenó su mejilla de besos de felicitaciones.
La pirámide en su cabeza abrió un lugar para él en cuarto escalón, pero no avanzó, esperaba algo mejor, no puede quedarse allí.
No era el premio que esperaba, marcando una sonrisa confiada en su rostro al levantarse de su asiento, caminando con la espalda recta y su mentón en alto por los escalones en medio del escenario en forma de redonda. Cruzando manos con Grace con educación y tomando la estatuilla dorada de su mano, pesaba, tal vez un kilo o dos.
—¿Esta es mi señal para lanzar mi carrera como cantante? —el comentario provoca algunas risas del público— Gracias Beck, mi increíble director por permitirme explorar un nuevo lado de mí y por confiarme el sonido de la película. Y gracias a la academia por el reconocer que puedo animar algunas fiestas. ¡Nos vemos está noche en la pista de baile para conocer mi próximo hit!
Risas y aplausos llenaron el silencio una vez que Soobin concluyó su discurso, Grace lo condujo detrás del escenario, atravesando los grandes telones azules para tomarse la fotografía de su premio con el fotógrafo encargado detrás del telón dorado. Luego caminaba unos cuantos pasos al mostrador en el cual una chica parte del staff le indicaría donde anotar su nombre en la lista de modificación. Lo que estaba en sus manos solo era un ejemplo, al final de la noche pasaría a recoger el premio con su nombre grabado.
Una vez terminaba el proceso, otro staff recibía la estatuilla de ejemplo y conducían a Soobin de vuelta a su asiento. Cuando estuvo en su mesa nuevamente, Amy aplaudía a Marlon Urles por ganar a la Mejor Actriz en The Robbe.
—Steve —llamó su atención, acercando sus labios a su oído, llenado sus fosas nasales de la mezcla del perfume floral y el aroma de vinotinto que había ingerido toda la noche—, si gano varios premios en la noche, ¿todas esas veces debo ir al Backstage?
Soobin asintió.
—Algunas veces te pierdes entre tantos pasillos.
Amy jadeó, haciéndolo reír.
Un poco más tranquilo llevó un trozo del bizcocho de chocolate que les habían traído de postre, su estómago rugió de forma dolorosa y apretó los dientes para no doblar su cuerpo.
El premio para el Mejor Director lo ganó Walter Simons por The Robbe, ese filme estaba convirtiéndose en la gran ganadora de la noche, llevándose a casa también Mejor Actuación de una película tanto de su masculino como el femenino en el género dramático. El Premio Herrieta, Mejor guión y Nueva Actriz estrella del Año. Podía admitir que lo merecía, hace pocas semanas Amy y él fueron a verla como parte de sus "citas" captadas por paparazzis y la disfrutó, le gustaba su tono oscuro sin caer en lo exagerado.
—¡Y el Globo de Oro para el Nuevo Actor Estrella del Año es para... —Arnold Johns titubeó al abrir su sobre, sus manos estaban temblorosas, lo había visto beberse una botella de champán entera él solo hace rato— Daniel Choi en What About Us!
Su ceño se frunció de forma ligera, y sus manos se forzaron a unirse a fin de aplaudirle al nuevo ganador.
Daniel Choi tuvo un largo camino que recorrer para llegar al escenario, la mesa del elenco de The Smiths había quedado más apartado, y era de las más grande para que todos tuvieran un asiento. Su manera de llegar era sencilla, su sonrisa tímida apretando sus labios y haciéndolos más delgados de lo que eran. Su traje negro dejaba que su cabello rubio fresa resaltara por él, y Soobin sabe que es teñido porque la gente como ellos no tiene esos rasgos.
La gente como ellos no luce como Daniel.
Soobin relame sus labios, y retiene una tos entre sus manos, observándolo recibir su premio, como mezclaba su discurso palabras en coreano dedicadas a sus padres. Como el escenario pasó a un segundo plano y Daniel era el único protagonista, ofreciendo una actitud calmada y serena. Sus oídos se nublan y no puede escucharlo, tampoco quiere escucharlo.
Daniel es otro actor surcoreano que empezó a crecer en el medio gracias a The Smiths, una longeva serie que le otorgó una popularidad discreta estos últimos años. Soobin no le preocupaba al principio, la pantalla chica tenía su propio público que no hacia ni más ni menos ruido. Hasta que empezó a aceptar trabajos de secundario, y recibiendo un reconocimiento como Actor de Reparto, y le llega ese papel protagónico en What About Us, arrasando en las taquillas, compitiendo con The Robbe. Y compitiendo directamente con Soobin por los titulares de la pareja más candente, con su coestrella Alisa Edgan.
Pero, no le preocupa.
Su mirada se aparta de él en el segundo que es conducido fuera del escenario, Soobin siente que puede respirar una vez que no está al alcance de su vista.
—No vayas tan deprisa, Daniel —su mirada se gira de inmediato al escenario, Arnold ha hecho detener a Daniel en medio del escenario, quien lo observa confundido con la estatuilla de ejemplo en la mano—. Aún tenemos otra sorpresa para ti...
¿Sorpresa? ¿Qué sorpresa? ¿Con que pueden sorprenderlo a él?
Soobin aprieta las manos por debajo de sus piernas, escondiendo el ligero temblor que empezaba a sentir con cada teoría que se formaba en su cabeza. Daniel ha ganado algo más, pero ¿que podría ser? Estaba nominado a otras dos categorías: Mejor Actor en una Comedia o Musical y Mejor Actor. Sí, compartía categoría con Soobin. Y es difícil para él reconocer que a ello sí lo sintió como una amenaza.
Observa como entra el staff con un nuevo sobre, su vista está demasiado borrosa y las luces le resultaban exageradamente tenues para detallar a esa distancia las letras en el sobre.
Amy le dedicó una mirada triste; podía sentirlo, pero se negaba a aceptarlo. Apretó su mandíbula y mantuvo su compostura, recordándose así mismo en esperar el anuncio, de no caer en el pesimismo.
—Es de mi agrado anunciar...—no, no hagas silencios para crear expectativa— que Daniel Choi también se está llevando a casa el premio... —Soobin no quiere saber— ¡Al Mejor Actor por What About Us!
Su corazón cae en su estómago.
Daniel Choi camina, envuelto en sorpresa y emoción de regreso al centro del escenario, siendo recibido por un abrazo corto de parte de Arnold. Lo ha logrado, ha conseguido el premio mayor de su carrera. Es el Mejor Actor del Año, y los titulares escribirán sobre él todo el mes.
—Oh dios mío —jadeó encima del micrófono, anonadado, tenía una curvatura marcada en sus ojos, las personas decían que era una mirada felina—. Nunca me imaginé escuchar mi nombre y "Mejor Actor" juntos —Soobin jamás se imaginó escuchar todo eso junto—. Quiero darle un inmenso agradecimiento a mi Director Craig Niven por permitirme esta oportunidad de interpretar a Owen, el personaje que me cambió la vida por completo. Me siento honrado, reconocido. Este es el momento de mi carrera y quiero agradecerles a todos los presentes por vivir este momento conmigo.
Sus manos se movían nerviosamente por su cabello rubio, y sacudía su cabeza, empujando de regreso las lágrimas que quería soltar.
—Quiero agradecerle a mi madre por dejarme acompañarla a todos los platós, y así poder soñar lo suficiente para confiar en mí —su coreano cambiaba el tono de su voz, el acento americano desaparecía por completo—. ¡Gracias por esta noche, a la academia, a todos!
Soobin lo observó irse, dejando salir un profundo suspiro. Amy deslizó su mano sobre los hombros caídos de él, masajeando con cuidado y en forma de ánimos.
—Aún nos quedan los Oscars.
—No ganaré un Oscar —respondió con amargura—. No es algo que nosotros hacemos.
Empujó un gran sorbo de vino entre sus labios, arrugando su ceño al ser el más amargo que había tomado en mucho tiempo.
La ceremonia terminó con una última interpretación de Peggy Lee, cerrando con broche de oro una noche tan desgarradora para él.
Se siente miserable en la fiesta en la gran mansión de Beck, una propiedad de mármol tan grande como para refugiar a todo Bervely Hills, puede perderse en sus amplios pasillos y encontrar algo de espacio en su jardín, tomando asiento en un banco de metal al lado de unas esculturas hechas con el pasto. El aire frío le golpeó el rostro y desordenó su cabello, el cual se había mantenido intacto peinando hacia atrás, ahora los mechones azabaches golpeaban su cabello en lo que intentaba encender un cigarrillo sin mucho éxito. Sus manos aún estaban temblorosas y su corazón golpeaba de forma dolorosa en su pecho.
Cuando logra su cometido, deja que la nicotina se infiltre en su cuerpo, que calme todas esas emociones que lo están haciendo perder la compostura, y deja escapar cada una en forma de nube grisácea a través de sus labios. Apoyando su brazo en las piernas.
¿Qué iba a hacer ahora?
Tal vez Christopher tiene razón, deja que los premios influyan en él. Pero su manager no debía preocuparse por su puesto, estaba permanentemente en una zona especial entre el primer escalón y el segundo. Él encontraba estrellas a diestra y siniestra, pero estaba en ellos mantenerse.
Soobin no puede tambalear, le costó llegar donde estaba. Pero, sus trabajos últimamente no estaban recibiendo gran atención. Probaba diferentes géneros, ya había demostrado de lo que era capaz, así que solo le quedaba irse por lo que funcionaba. el romance es su fuerte, sabe cómo hacerte anhelar ser amado con pasión como lo demostraba en pantalla. Y no funcionó esta vez, y en momentos como aquellos, siente lo temporal que es.
Si ganaba Mejor Actor, podía asegurarse un protagonismo. No es algo explícito, pero las condiciones son claras para cualquiera, no hay espacio para errores si quieres ascender. Tiene dos películas sin cumplir las expectativas; no hay espacio para una tercera. Siente como esas oportunidades se les escapan de las manos, no pudo quedarse otro minuto más dentro de esa casa, alguien invitó a Daniel y siempre que volteaba estaba con un director nuevo.
—Estuve buscándote.
Voz firme, exaltándolo al llenar el silencio con ella. Puede imaginárselo liderando un batallón, estando al frente y tomando las decisiones. Y quienes lo seguían se sentirían exactamente como él, aterrados.
Christopher estaba de pie a un par de metros suyos, usando una de sus características gabardinas debajo de un traje gris oscuro. Tenía la cara cuadrada y un mentón fuerte, con un hoyuelo en el medio. Su cabello es oscuro y ondulado, y tenía los ojos como un águila, profundos y verdes. Quien lo veía podría confundirlo con un modelo más que un manager, había algo llamativo en su presencia que causaba misterio, pero era parte de su expresión, jamás podías adivinar en que estaba pensando.
Soobin no quiere saber que está pensando ahora.
—¿Ya no van a darme Pride? —su tono salió más sombrío de lo que quiso.
El hombre formó una suave sonrisa, le generaría calma si no lo conociera.
—No pierdas el tiempo preguntando cosas de las que sabes las respuestas.
Avanzó a paso decidido y tranquilo; Soobin retrocedió por instinto. Sintiendo como el cigarrillo de sus labios era arrebatado en un movimiento ágil, ahora siendo posicionado en la boca de Christopher.
—Te veré mañana a primera hora —pronunció después de dar una calada—. En mi oficina, no me hagas esperar.
Soobin pestañeó, observándolo irse, la sonrisa se borró de su rostro y ahora estaba inexpresivo. Esperó todo lo que pudo hasta que estuvo completamente solo, permitiéndose caer en el suelo, sin importarle que el carísimo traje se vería impregnado de manchas de tierra, y sus manos desatando con desesperación el nudo de su corbata, lo que sea con tal de ya no sentirse asfixiado.
