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All the things she said (Catradora AU)

Summary:

Ante la cruel certeza de que toda su vida había sido planeada para cumplir con los designios de sus padres; dos chicas viven sus vidas intentando cumplir con las expectativas que estos tienen sobre ellas. Una lo hace para no decepcionar a su madre, mientras que la segunda lo hace para no provocar la ira de su padre.

Con la graduación a la vuelta de la esquina, Adora Kovacs solo quieres que todo sea perfecto ese día mientras que Elizabeth Grant, conocida como Catra, solo desea liberarse de una vez por todas de sus ataduras. Con una larga historia de rivalidad desde el día en que se conocieron, Adora intentará por todos los medios que Catra haga lo que se espera de ella, mientras que esta solo intentara abrirle los ojos para que se de cuenta de lo miserable que son sus vidas, lo que las llevará a embarcarse en un viaje sin retorno que las hará descubrir cosas de si mismas que desconocían, a la vez que se verán forzadas a enfrentarse la una a la otra y la peor parte de si mismas en el proceso.

P.D.: No es un fic escolar XD.

Notes:

Esta historia esta inspirada en la canción "All the things she said" del duo t.A.T.u y cada capítulo estará basado en una canción de los tres primeros álbumes del duo, armando en conjunto una sola historia.

Espero les guste.

P.D.: No es un fic escolar XD.

Chapter 1: Prologo.

Chapter Text

Deseos, sueños, metas y aspiraciones; son cuatro cosas que todo ser humano posee, pero que no todo ser humano puede permitirse el lujo de perseguir, ya sea porque tiene otras prioridades, por culpa de algún desafortunado accidente, porque no tenía el valor de hacerlo o, entre otros casos, porque había tenido el infortunio de ver coartada su libertad por culpa de terceros que se habían autoproclamado como dueños de su vida, administrándola y planificando cada mísero segundo y detalle de estas con el fin de cumplir sus objetivos o de ser usados como simples herramientas, o como el medio para lograr un determinado fin.

Este último era el caso de dos jóvenes chicas que cursaban su último año de preparatoria. Una de ellas, Adora Kovacs, había sido educada y adoctrinada de tal manera que para ella lo único que importaba era el ser la mujer “perfecta” que su madre había visualizado y determinado que seria en algún futuro, aumentando el prestigio familiar y arreglando así el error que había cometido su hermana mayor antes; mientras que la otra chica había sido recogida de las calles con el único propósito de ser una herramienta más que ayudara a llevar acabo los objetivos de su padre, el cual le había concedido un techo sobre su cabeza y le había asegurado un plato de comida entre otras cosas, a cambio de su “colaboración” en sus planes.

Dos chicas atrapadas en una vida vacía y sin sentido. Una queriendo liberarse de una vez por todas de las cadenas que la apresaban, mientras que la otra tenía miedo de siquiera pensar en hacerlo, pero compartiendo el mismo irrefrenable deseo.

El deseo de escapar y ser libres al fin de la terrible condena que eran sus vidas.

Chapter 2: Capítulo I: How soon is now?

Summary:

Vivir una mentira es facil cuando crees en ello, pero cuando no, hasta algo tan simple como respirar se convierte en una tarea titanica.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Tez nívea, largo y lacio cabello dorado como un rayo de sol, ojos de un hermoso color azul platinado, radiante y encantadora sonrisa, de buena estatura y de contextura esbelta y atlética, ya que era del tipo de persona que se preocupaba por mantenerse siempre en forma y por lo tanto solía entrenar regularmente en sus tiempos libres con envidiable dedicación. En pocas palabras, Adora Kovacs a sus 18 años de edad era toda una belleza que difícilmente podía pasar desapercibida, en especial cuando el uniforme de su instituto consistía en una sencilla camisa manga larga de lino de color blanca y una falda escolar corta de color negro que llegaba hasta sus rodillas, junto con un par de zapatillas y una delgada corbata negra y calcetines blancos; el cual si bien no era un atuendo que destacara precisamente su figura, al menos brindaba una buena vista a las espectaculares piernas de la joven, que sin duda atraía las miradas por donde sea que pasara.

En adición a su físico y a su delicado rostro de finos y cincelados rasgos, Adora contaba con el agrado de tanto de sus profesores como de sus compañeros, tanto por su personalidad cálida, alegre y amable como por lo responsable y dedicada que era en todo lo que hacía, lo que se reflejaba en sus calificaciones y en su desempeño, el cual sin duda alguna era admirable, pero estaba muy lejos de ser perfecto ¿Y todo por qué? Pues la respuesta era muy sencilla, ya que lo único que la separaba de ser la mejor alumna del instituto era otra chica que, contra todo pronóstico, era mejor que Adora en todo salvo en su conducta, ya que esta chica se caracterizaba por ser todo lo contrario a la rubia, al menos en lo que al comportamiento se refería.

Mientras que Adora era obediente, educada y complaciente; aquella chica por otro lado era rebelde, salvaje y descortés, además era muy difícil de tratar y de las pocas veces en la que ella y Adora habían hablado, siempre terminaban peleándose y no verbalmente precisamente. Sin embargo, había ocasiones en las que los altercados entre ambas se limitaban a un breve intercambio de palabras para luego ignorarse mutuamente de nuevo.

Para nadie era un secreto que esas dos no se llevaban nada bien, por lo que lo más sensato para Adora era mantener una distancia prudencial de esa chica, pero lo competitiva que era Adora la empujaba a chocar con esa chica y a retarla cada vez que surgiera la oportunidad de hacerlo, aunque con la graduación a la vuelta de la esquina sus continuos enfrentamientos habían cesado e incluso llevaban semanas que si acaso se cruzaban en los pasillos.

El nombre de aquella misteriosa chica era Elizabeth Grant y, a diferencia de Adora, su tez era trigueña, su cabello era largo rebelde y de color castaño oscuro; por otro lado su cuerpo era esbelto, atlético y estaba dotado con sinuosas y sensuales curvas que incitaban a recorrerlas con deliberada lentitud y a perderse en ellas, disfrutando de aquella suave y tersa piel en el proceso. Es decir, Elizabeth Grant no tenía nada que envidiarle a Adora Kovacs en belleza, siendo uno de sus puntos más resaltantes sus hermosos ojos heterocromáticos, de los cuales el derecho era de un puro color azul celeste, mientras que el derecho era de un intenso color dorado; los que combinado con la mirada burlona y maliciosa de esta y la lluvia de pequeñas pecas dispuestas en sus mejillas, que le daban un toque picaresco a sus facciones, la convertían en una bomba para los sentidos de cualquiera.

No era raro ver a estas dos compitiendo constantemente, pero ahora con la graduación a la vuelta de la esquina estas disputas se habían vuelto algo del pasado, ambas si acaso se cruzaban en los pasillos ocasionalmente, pero como ya no tenían ningún motivo para interactuar entre ellas, Adora se limitaba a saludarla por educación con un leve asentimiento, a lo que la trigueña solía enarcar una ceja, rechistar los dientes y luego desviaba la mirada visiblemente fastidiada por aquel intercambio tan hipócrita, lo cual molestaba mucho a Adora, pero solía aguantarse y seguía su camino sin decirle nada, pasando una al lado de la otra ignorándose mutuamente o algunas veces haciendo un leve contacto visual que duraba tanto como una exhalación.

Un día como cualquier otro mientras Adora disfrutaba de su merienda en el patio del instituto charlando y bromeando junto a sus amigos, la voz del locutor de la radio escolar resonó por los altoparlantes anunciando que el director solicitaba inmediatamente la presencia de la alumna Adora Kovacs en su despacho.

— ¿Creen que sea algo malo? —Les preguntó a sus amigos preocupada por el repentino anuncio, ya que hasta donde ella sabia no había ningún motivo por el cual el director tuviera que llamarla de esa manera.

— ¿Acaso eres idiota Adora o solo finges serlo? —Se quejó Lonnie, una chica morena de ojos color verde olivo, la cual era su mejor amiga y compañera de entrenamiento— Es más probable que las vacas vuelen a que te llamen para reprenderte por algo, tonta.

— Es cierto — Coincidió Kyle, un chico de corto cabellos rubio cenizo y ojos de color azul celeste de aspecto frágil, el cual era amigo de Adora prácticamente desde el kínder— aun si te metieras en problemas, que lo dudo mucho, no te reprenderían por ello.

— Solo ve a ver que quiere el viejo —Agregó con simpleza Rogelio, el tercero de su grupo de amigos, el cual era un chico de tez bronceada, de cabello negro, alto, fornido y con ojos de un peculiar color gris, quien se caracterizaba por ser un hombre de pocas palabras— No te compliques.

— Tienen razón — Asintió un poco más calmada, mientras se levantaba del banco en el que estaba sentada junto a sus amigos— Volveré en un momento, no vayan a irse sin mi ¿Si?

— Solo mueve ese traserito tuyo, idiota —La apresuró Lonnie riendo divertida junto a Kyle y Rogelio— Aquí estaremos.

Riéndose sin poder evitarlo por culpa del comentario de Lonnie, Adora se apresuró a ir hacia el despacho del director. Lo más probable era que el viejo Dragan la estuviera llamando para pedirle que colaborara en alguna actividad, o para que reuniera a la delegación estudiantil o algo por el estilo; es decir, cosas de rutina, pero aun así no podía evitar sentirse nerviosa cada vez que la llamaban a la dirección, ya que con lo mucho que se esforzaba para no decepcionar a su madre, lo que menos quería en ese momento era que ocurriera algo que manchara su inmaculado expediente académico y menos cuando estaba a solo unos cuantos meses de graduarse.

Solo Dios sabia lo presionada que se sentía en ese momento a pesar de que ya habían terminado sus clases oficialmente, ya que siempre tenía que estar atenta a todo lo que hacía para evitar equivocarse y arruinar todo por lo que había estado trabajando hasta ahora. Es por eso que con cada día que pasaba, en lugar de sentirse más aliviada como el resto de sus compañeros, ella solo se estresaba cada vez más tratando de seguir manteniendo el papel de estudiante perfecta que todos pensaban que era.

Al fin llego al despacho del director, inhaló aire hondamente y golpeo suave y rítmicamente la puerta.

— Adelante —Dijo una voz potente y grave al otro lado de la pesada puerta de madera. Adora Exhalo suavemente y armándose de valor, ingresó al despacho del viejo, pero a la vez imponente director Rodrick Dragan— La estaba esperando señorita Kovacs, por favor cierre la puerta y tome asiento. No planeo quitarle mucho tiempo.

Adora asintió con seguridad, haciendo difícil creer que hasta hace solo unos minutos estuviera nerviosa de tener que lidiar con aquel hombre de gran estatura, cuerpo fornido, corto cabello negro canoso, tez nívea y fríos ojos azules que parecían tener la capacidad de ver a través de ella.

— La he llamado a mi despacho señorita, porque requiero de su ayuda —Dijo sin rodeos el hombre apartando la mirada de unos papeles y expedientes que estaba revisando antes de que ella llegara, para luego centrarse cien por ciento en Adora— Si mal no tengo entendido, usted y la señorita Elizabeth Grant tienen una especie de… digamos ¿Rivalidad?

Oh no… no Elizabeth Grant de nuevo —Pensó tratando de no hacer una mueca de desagrado ante la mención del nombre de la responsable de todos y cada uno de sus dolores de cabeza desde hace tres años. Sin embargo, Dragan lo noto y por un breve instante sonrió divertido ante la incomodidad de la joven— Es más una competencia acad… amistosa entre nosotras director Dragan, pero si…

— Querida, querida. No la llame aquí para pedirle explicaciones ni mucho menos para amonestarla por algo tan irrelevante como eso —Dragan sonrió levemente tratando de tranquilizar a la joven frente a él, pero solo logro confundirla más de lo que ya lo estaba— Usted y la señorita Grant ostentan las dos primeras posiciones académicamente hablando, tanto en esta institución como a nivel nacional, por lo tanto desearía que ambas se encargaran de dar el discurso de graduación este año, sirviendo como inspiración al resto de sus compañeros y brindándole más prestigio a nuestra humilde institución. Sé que puedo contar con usted, pero el problema es la señorita Grant que…

— Se niega a hacerlo —Completó la oración de Dragan haciéndolo asentir complacido, a lo que ella suspiró pesadamente adivinando lo que aquel hombre quería de ella— y usted espera que yo la haga recapacitar ¿O me equivoco?

— No. Esta en lo correcto señorita Kovacs —Admitió Dragan tan directo como siempre— quiero saber si puedo contar con usted para llevar acabo esta tarea.

— No puedo prometerle nada, pero haré lo que pueda para convencerla señor —Dijo cediendo a la estúpida petición de aquel hombre que solo quería que alguien hiciera su trabajo por él— pero le advierto que dada nuestra… historia, dudo mucho que yo sea la más adecuada para realizar esta asignación.

— Al contrario, señorita Kovacs, es por esa razón que usted es la más indicada para este trabajo —Sonrió de nuevo el astuto hombre, ganándose otra mirada extrañada de parte de Adora— La señorita Grant tiene un serio problema con la autoridad, por lo que no me escuchará a mi o a cualquier otra autoridad en esta institución si se trata de hacer que realice una labor que no quiere. Por otro lado, al resto de sus compañeros los ve como seres inferiores a ella, por lo que no los escuchara tampoco…

… pero usted señorita Kovacs al ser su rival es diferente, ya que sería lo más cercano a un “igual” que tiene la señorita Grant en esta institución al menos, por lo que sus probabilidades de éxito son mayores que las de cualquier otro —Dijo sin borrar aquella molesta sonrisa de su rostro— y no se preocupe, tiene mi palabra de que sin importar los altercados que puedan o no tener, no habrá repercusión alguna para ninguna.

— Con todo respeto, lo preferiría por escrito, firmado y sellado por usted —Exigió Adora levantándose de la silla y dirigiéndose hacia la salida del despacho— Ahora, si me disculpa iré a buscar a mi compañera, después de eso pasaré por acá de nuevo antes de irme, para buscar la carta junto con una copia para Grant. Hasta pronto señor Dragan.

— Hasta pronto señorita Kovacs —Respondió cordialmente mientras la observaba marcharse de su despacho— Algún día esa niña se convertirá en una mujer de temer.

Dicho esto se dispuso a redactar la dichosa carta para aquella estudiante, ya que si algo tenía Adora Kovacs es que era una mujer de palabra, así que si ella había dicho que volvería por la carta antes de irse, es porque lo haría sin falta y si él no cumplía con su parte del trato, entonces podía olvidarse de que ella cumpliría con la suya, lo que en definitiva no le convenía, ya que el tener a las dos mejores estudiantes del país como los rostros de esta promoción, llamaría la atención de los medios, dándole publicidad al instituto, lo que a su vez aumentaría el prestigio del mismo como formador de los mejores estudiantes del país, lo que a su vez le daría la justificación que necesitaba para aumentar la matricula, después de todo la “excelencia” tenía un precio.

Por su parte Adora no era ninguna idiota, ella sabía que Dragan solo la estaba usando para conseguir lo que quería, así como también sabía que ya ellos habían con esa chica para que diera el discurso y conociéndola, ella ya se había negado a hacerlo sin pensarlo dos veces; luego como Dragan sabía bien que Adora no aceptaría ser la sustituta de Elizabeth Grant como segunda mejor opción, había recurrido a toda esta tonta artimaña para aprovecharse de los méritos de ambas.

La única razón por la que había terminado aceptando se debía a su madre, la cual definitivamente amaría verla en el podio dando el discurso de graduación, como lo hizo su hermana Mara antes que ella. Es por eso que, a pesar de lo molesto y difícil que pudiera ser el lidiar con Elizabeth Grant, lo haría con tal de ganarse la aprobación de su madre, la cual era la única razón por la cual se esforzaba tanto en ser perfecta y la cual nunca era capaz de complacer del todo con su rendimiento, gracias a que Elizabeth Grant siempre se interponía en su camino, tomando todo lo que ella quería, obligándola a conformarse con el segundo lugar y a estar bajo su estúpida sombra sin importar cuanto se esforzara por sobrepasarla.

Lo peor de todo era que a esa chica parecía no importarle en lo más mínimo todos los logros que poseía, ya que para ella todo eso no era más que un conjunto se cosas que conformaban la estúpida etiqueta que la institución y la sociedad le habían colocado encima. Era la mejor y no lo valoraba, es por eso que Adora realmente no la soportaba, pero a estas alturas del partido lo único que podía hacer era rogarle al cielo para que no les tocara estar en la misma universidad y si así ocurría, esperaba que no fuera en la misma carrera, porque difícilmente podría soportarla por otros tres o cinco años más.

Mientras pensaba en esto, sus pasos la llevaron directamente al gimnasio del instituto, porque a pesar de que no tenía idea de si esa chica estaba allí o no, aun así presentía que esta estaría allí, por lo que sin darle muchas vueltas al asunto se aventuró a adentrarse en este. Masculló una maldición en cuanto vio a la causante de todos su dolores de cabeza acostada despreocupadamente en una de las bancas de la cancha, cubriendo sus ojos con uno de sus brazos, mientras que el otro colgaba al lado de su cuerpo y sin el más mínimo decoro, con una pierna flexionada sobre la banca mientras que la otra reposaba sobre esta, brindándole a cualquiera que entrara al gimnasio, una “espectacular” vista al interior de su falda.

Afortunadamente, esta usaba un pantaloncillo de licra negro de bajo de la falda, pero aun así debería de tener más y cuidado y por sobre todas las cosas no la mataría tener más pudor.

— Siempre tan fina y elegante, Grant —Dijo en voz alta anunciando su llegada, a lo que la trigueña solo levantó el brazo que cubría sus ojos, observándola fijamente mientras Adora se acercaba a ella. De repente sonrió con socarronería y Adora se detuvo— Ugh, al menos ten algo de decoro y deja de exhibirte así ¿Quieres?

— ¿Qué sucede Kovacs? —Inquirió la trigueña fingiendo inocencia, sin borrar aquella endemoniada sonrisa de su rostro, ni dar indicio alguno de querer sentarse como una señorita— ¿Acaso te gusta tanto lo que ves que no quieres compartirlo con nadie más? Vaya, me halagas, pero eso es muy egoísta de tu parte ¿Lo sabías?

— Y tú eres una idiota ¿Lo sabías? —Replicó decidiendo obviar en parte su comentario anterior o terminarían peleando de nuevo y eso era algo que no le convenía justo ahora— Pero no vine a discutir contigo Grant, sino a ver si querías que armáramos juntas el discurso de graduación.

— ¿Realmente te encanta quitarle lo divertido a la vida, verdad? —Rechistó los dientes mientras se sentaba en la banca con una pierna a ambos lados de esta sin importarle lo poco femenino que esto fuera— ¿No te cansas de intentar se perfecta todo el tiempo?... Esa no es manera de vivir y sé que no eres tan idiota como para no darte cuenta.

— Eso —Respiró hondo para no gritarle a la chica— No te incumbe Grant. Por otro lado el discur…

— ¡Oh, por favor Kovacs! ¡Olvida el maldito discurso ese! —Adora no pudo evitar sobresaltarse ante la repentina explosión de la chica, que en ese momento la miraba con una mezcla de rabia, frustración y lastima— ¡Maldición eres demasiado complaciente con esos bastardos! No te haría mal aprender a decir “No” de vez en cuando o incluso, puedes intentar mandarlos a todos a la mierda como haces conmigo siempre, ¿O qué? ¿Acaso piensas ser así el resto de tu vida? Dejando a un lado todo lo que quieres solo por complacer a los demás como la niña buena que eres ¿Eh? ¡¿Es eso es lo quieres?!

— ¡Si Catra, eso es justo lo que voy a hacer! —Gritó perdiendo los estribos finalmente, llamando a la trigueña por su primer nombre sin darse cuenta, a lo que esta solo enarco una ceja viéndola con suspicacia a la vez que se cruzaba de brazos— ¡¿Eso es lo que querías oir?! ¡Pues ahí lo tienes!, ¿Cuál es el problema con eso? ¿Eh?, ¡Es mi vida y no la tuya, así metete en tus propios asuntos idiota!

Sin saber por qué lo hizo, Adora simplemente había explotado y había terminado descargando parte de su frustración con Elizabeth Grant, quien parecía tener la habilidad única de sacarla de sus casillas sin esfuerzo alguno, solo que esta vez había tocado un tema muy delicado para ella. Porque si, ella sabía que estaba siendo demasiado complaciente y odiaba con toda su alma el tener que serlo, pero no es como si tuviera otra opción o como si pudiera darse el lujo de hacer algo más. Cada mísero día de su vida soñaba con mandar todo a la mierda y hacer por una vez lo que ella quisiera, sin tener que rendirle cuentas a nadie por ello, pero el problema era que no simplemente no se atrevía a hacerlo por temor a defraudar la confianza que su madre había puesto en ella, porque si su madre la empujaba a ser como era, es porque eso era lo mejor para ella ¿Verdad?

Pero por más que se lo repitiera, no cambiaba le hecho de que lo odiaba con toda su alma, así como no cambiaria el hecho de que jamás se atrevería a decirlo en voz alta. Sin embargo, luego de tantos años conteniendo todas las quejas y la inconformidad que sentía, estos se habían convertido en un pesado y desagradable nudo en su pecho y en su garganta, el cual por culpa de la trigueña volvía a notar.

Fue así como antes de que se diera cuenta, sus ojos ya se habían impregnado en lagrimas, su vista se había nublado y sus puños ya estaban blancos de lo fuerte que los había estado apretando en ese momento, mientras sentía como si tuviera algo atorado en el pecho. De repente una suave caricia en su mejilla la hizo abrir los ojos alarmada, encontrándose directamente con los peculiares ojos de su compañera, la cual no solo se había acercado a ella sin que se diera cuenta, sino que justo ahora la sostenía por la mejilla con una delicadeza impropia de ella, mientras limpiaba con el pulgar una de las tantas lagrimas que se deslizaban por sus mejillas.

Sorprendida y alarmada por lo que estaba sucediendo, Adora tardo en reaccionar, pero al notar como la otra mano de la trigueña ascendía lentamente hacia su rostro, mientras la mirada de esta estaba centrada en algún punto de este que no eran sus ojos; un repentino e inexplicable pánico la invadió y rápidamente se alejó de ella, apartando sus manos con un brusco golpe, pero al ver el desconcierto de su compañera se arrepintió en ese mismo instante. Catra solo la vio desconcertada durante unos segundos para luego bajar la mirada hacia su mano aún extendida, cerrándola en un puño a la vez que cerraba los ojos por un breve instante; luego de esto bajo la mano mientras volvía a mirar a Adora, pero esta vez con una mezcla de enojo, decepción y frialdad enmarcada en un rostro pétreo e inexpresivo que hizo sentir culpable a Adora que, en ese momento, a duras penas si era capaz de sostenerle la mirada.

— Todo. El problema con lo que dices Adora, es simplemente todo lo que dijiste —Habló finalmente respirando hondamente y de manera pausada sin cambiar su expresión en ningún momento, mientras caminaba hacía ella de nuevo.

Cuando estuvo justo a su lado, sacó algo del bolsillo de su falda y lo estrelló bruscamente en el pecho de esta, obligando a Adora a mover rápidamente las manos para agarrar lo que sea que esta le hubiera dado, mientras seguía su camino hacia la salida dejándola atrás. Se trataba de un fino pañuelo de color negro con un peculiar bordado entrelazado de color rojo que seguía el contorno del pañuelo, el cual además tenía la silueta de un gato y el nombre “Catra” debajo de este, bordado en un peculiar color borgoña en una de las esquinas del pañuelo. Sin embargo, esto no era todo ya que el pequeño trozo de tela envolvía una pequeña tarjeta de color borgoña con una inscripción en negro que decía “Club Clarete”.

— Te propongo un trato, Kovacs —Dijo la trigueña deteniéndose en la puerta del gimnasio y llamando la atención de Adora— Ya que parece ser tan importante para ti. Sí vas hoy a las ocho a ese club y te quedas al menos unas dos horas, entonces daré el discurso ese contigo. No llegues tarde, adios.

— Pe… pero ¿Y tú pañuelo? —Adora no sabía porque, de entre todas las cosas que tenía en mente en ese momento, había terminado diciendo esa idiotez para detener a Catra, pero de alguna manera al menos funciono.

Catra se detuvo justo bajo el marco de la puerta, volteó levemente y la observó por encima del hombro por un breve instante, antes de volver la mirada hacía el frente de nuevo.

— Úsalo, quémalo, tíralo a la basura o dáselo a alguien más si quieres —Sonrió levemente a la vez que apretaba con fuerza la manilla de la puerta unos segundos para luego relajarse— Ahora es tuyo.

Dicho esto se marchó finalmente, dejando a Adora intentando asimilar todo lo que había sucedido hasta ahora, así como el anormal comportamiento de la siempre belicosa y altanera Catra Elizabeth Grant. Para cuando Adora volvió en sí, salió corriendo del gimnasio en un vano intento de alcanzarla, pero ya era demasiado tarde para eso, ya que solo había un par de estudiantes transitando por los pasillos en ese momento.

— ¿Qué demonios fue eso? —Murmuro confundida bajando la mirada hacía el bonito pañuelo que ahora tenía en sus manos.

Un agradable olor frutal invadió sus sentidos cuando se disponía a usar el pañuelo para secar sus lagrimas, pero se detuvo y en su lugar dejo que ese agradable aroma inundara sus fosas nasales un poco más.

— Ok. Eso fue raro — Sonrió mientras guardaba el pañuelo y la tarjeta en su bolsillo, para luego encaminarse hacia el baño— e inesperado.

Luego de lavarse la cara en el baño y de sentirse más calmada, fue a buscar las cartas de Dragan y luego regresó junto a sus amigos al patio y les contó sobre lo que le pidió Dragan y el trato con Grant, editando el resto de los detalles de su pequeño encuentro en el gimnasio, ya que necesitaría la ayuda de sus amigos, ya que si esperaba poder ir al dichoso club Clarete esa noche, necesitaría la ayuda de estos para elaborar su coartada para que su madre no la descubriera o podría terminar metida en serios problemas con esta y no quería eso, pero tampoco quería darle la satisfacción a la trigueña de no ir y verse como una cobarde. Así fue como se marchó charlando con sus amigos, sin percatarse como desde la azotea del instituto cierta chica de ojos heterocromáticos la observaba en silencio, con los brazos cruzados sobre la barandilla de seguridad y con la cabeza apoyada sobre estos.

— ¿Se habrá dado cuenta? —Murmuró suspirando apesadumbrada mientras seguía cada uno de los pasos de la rubia con la mirada— Con lo idiota que es lo dudo…

Dejando escapar un sonoro y pesado suspiro, se dejo caer hasta quedar agachada sin soltarse de la barandilla, golpeando un par de veces los barrotes de esta con su frente frustrada y deseando que se la tragara la tierra después de todo lo que había hecho.

— Quizás… si fue demasiado pronto —Suspiró una vez más alzando la mirada para ver de nuevo a esa rubia lenta e idiota hasta que la perdió de vista al doblar en una esquina— Eres una idiota, Adora… una grandísima idiota.

 

 

Notes:

Este capítulo esta inspirado en la canción How soon is now? Del duo t.A.T.u, sin embargo no es una copia textual de la letra ni del video. Se basa en mi interpretación de esta y como le dio forma a esta idea en mi mente XD.

Este capítulo es más introductorio, pronto se comenzaran a "mover" un poco más las cosas XD.

Chapter 3: Can you see me now?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

A solo diez minutos de la hora acordada, Adora se encontraba perdiendo el tiempo en un pequeño café que se encontraba a una cuadra de distancia del dichoso club al que Elizabeth Grant la había retado a ir. Adora estaba ansiosa, nerviosa y preocupada por igual en ese momento; estaba ansiosa porque había pasado un tiempo desde la última vez que se había atrevido a mentirle a su madre para poder "escaparse" de casa y de su agobiante realidad aunque fuera solo por un par de horas; estaba nerviosa porque después de lo que había ocurrido en el gimnasio esa tarde con la trigueña, no estaba muy segura sobre como debía enfrentarla después de eso ni como haría para devolverle el pañuelo; por último estaba preocupada por todo lo que Lonnie le había comentado sobre aquel club, el cual era tan famoso como lo era de peligroso.

El Club Clarete era bastante conocido en la ciudad, a pesar de nos ser el más renombrado de todos, era llamativo, salvaje y de difícil acceso, a menos que tuvieras los contactos indicados o llegaras a las horas adecuadas. Según Lonnie el club era bastante misterioso, así como tenia varios rumores un tanto perturbadores que nadie se atrevía a corroborar; por otro lado, según Lonnie, aquel lugar era "absurdamente genial", desde el ambiente hasta la música, la comida y la bebida, era casi imposible estar sin pareja en ese lugar por más cinco minutos, ya que siempre había alguien dispuesto a beber, charlar o bailar contigo y, si los ánimos estaban para eso, quizás podrías terminar teniendo suerte con alguien esa noche también, ya que ahí era fácil estar y desaparecer de la vista de todos en menos de un parpadeo. En esencia, Adora solo debería de cuidarse de que alguien intentara agregarle algo a su bebida, de los idiotas que buscaban pasarse de listos y de un grupo de chicos que se encontraban reunidos siempre junto a la plataforma de pole dance, el cual era bastante cerrado y agresivo, no solían relacionarse mucho con otros fuera de su grupo a excepción de algunos de ellos; sin embargo, cada que había un problema o iniciaba una pelea, ellos se encargaban de terminarla, ¿Por qué? Pues nadie lo sabía ya que no eran empleados del club, pero ayudaban a mantenerlo "seguro" para todos.

Aquellos sujetos eran sin duda raros y peligrosos, pero siempre que Adora no se les acercara todo estaría bien, o al menos eso era lo que le había dicho Lonnie antes de salir. En resumen, Catra la había hecho ir a un antro, donde en el mejor de los casos podría terminar tirada en un contenedor de basura sin un riñón o algo peor. Sin embargo, si Catra pensaba que esa pequeña treta iba a ser suficiente para acobardarla, pues estaba muy equivocada, porque Adora estaba determinada a arrastrarla, si era necesario, hasta el podio a dar ese maldito discurso de graduación con ella.

Con esto en mente, Adora salió decidida del Café en el que estaba rumbo hacía el club cuando solo faltaban cinco minutos para la hora acordada. Cuando solo le restaba cruzar una calle para llegar a su destino, se detuvo abruptamente al percatarse de como cierta trigueña se encontraba en la acera del frente vistiendo una ajustada camiseta de tiras de color olivo, sobre la cual llevaba puesta una chaqueta tipo biker de cuero negro, junto con un ajustado pantalón también negro y rasgado a la altura de los muslos y las rodillas, que se amoldaba a sus esbeltas piernas; unos botines de cuero y un reloj también de color negro complementaban el atuendo de la trigueña, la cual se encontraba recostada de un poste, parecía un poco aburrida y cada cierto tiempo veía su reloj hasta que de repente alzó la mirada y sus hermosos ojos heterocromáticos se encontraron con los de Adora y esa maliciosa, pero a la vez picara y característica sonrisa suya apareció y Adora, sin saber por qué lo hizo, no pudo evitar tragar nerviosa, para luego fruncir el ceño disgustada al darse cuenta de lo idiota que debió de haberse visto al quedarse embobada viendo a Catra, como si no fuera la primera que la veía.

Aunque debía reconocer esta se veía realmente increíble esa noche.

— Hey, Adora —La saludo la trigueña en cuanto estuvieron la una frente a la otra, apartándose del poste y ocasionando que aquella camiseta que traía puesta se rodara un poco exponiendo su esbelto, pero a la vez atlético y sensual abdomen, lo que atrajo la mirada de un par de sujetos que pasaban por ahí— Veo que al final si te atreviste a venir.

— No te iba a dar el placer de creer que me habías asustado, Grant —Dijo Adora tras unos necesarios segundos para reponerse de la impresión que le había causado aquella nueva, peculiar y hasta sensual manera en la que la trigueña la había saludado, ¿Qué demonios le pasaba ese día?, ¿Acaso se había propuesto sobresaltarla de esa manera hasta que se aburriera? No lo entendía— Ya sabes cuanto odio perder, en especial si es contra ti.

Al igual a como había ocurrido en el gimnasio esa tarde, la expresión de Catra se descompuso por un breve instante, solo que esta vez solo frunció levemente el seño y rechistó los dientes, para luego volver a su actitud confiada y prepotente usual.

— Lo sé —Dijo dándole la espalda a la vez que le hacia una seña para que la siguiera— pero aún es pronto para que cantes victoria Kovacs.

— ¡Espera! —La detuvo sujetándola por el hombro, a lo que esta volteo a ver la mano de Adora para luego dirigir aquellos fuertes, preciosos, pero a la vez intimidantes ojos felinos hacía ella— ¿Vas a cumplir con tu parte del trato, verdad? Si hago esto, ¿Darías el discurso conmigo?

— Kovacs, si haces esto —Una maliciosa sonrisa se dibujo en sus labios preocupando a Adora— soy capaz hasta de casarme contigo, si quieres claro.

Adora dio un respingo negando efusivamente con la cabeza totalmente avergonzada, haciendo reír a la trigueña con su exagerada reacción.

— Pero primero tienes que cumplir con tu parte del trato —Agrego la trigueña aún observando fijamente a Adora, atenta a su reacción— Ahora deja de perder el tiempo y asegúrate de seguirme el juego ¿Entendido?

— Si —Asintió limitándose a seguirla cuando esta se encaminó hacía el club.

La entrada era resguardada por un hombre alto, corpulento y con cara de pocos amigos se interpuso en su camino, haciendo que Adora se pusiera nerviosa cuando este se inclinó hasta quedar a la altura de la trigueña, mirándola a los ojos por unos cuantos segundos que se les hicieron eternos a Adora hasta que ambos sonrieron, aquel hombre alzo el puño y Catra respondió al gesto chocando su puño con el de él, para luego reír divertida junto con él.

— ¿Estabas perdida, gatita? —Preguntó finalmente aquel sujeto, a lo que la trigueña solo rodó los ojos sin dejar de sonreír— temíamos que hubieras olvidado como regresar.

— Oh no amigo. No te desharás de mi tan fácilmente, Floyd —Replicó Catra pasando al lado de este y dándole un golpe amistoso en el hombro que lo hizo reír divertido— Solo estaba ocupándome de unos asuntos. Esta es Adora, por cierto —Agregó señalando a Adora haciendo que Floyd la observara con curiosidad— Es una amiga.

Tornándose repentinamente serio, el musculoso hombre que tenía los brazos y el cuello tatuado, inspecciono a Adora con la mirada sin vergüenza alguna y con una marcada expresión de desagrado que no paso desapercibida para la rubia, que a pesar del miedo que le inspiraba aquel mastodonte, no dudo en plantarle cara, frunciendo el ceño y mirándolo directamente a los ojos con una seguridad y firmeza tal que, Floyd parpadeo un par de veces incrédulo ante el repentino cambio de actitud de la chica que hasta hace un par de segundos parecía estar aterrada ante su presencia.

Catra solo sonrió divertida ante el desconcierto de su amigo. Realmente Adora sabía como impresionar a la gente, ella incluida.

— ¿Debo recordar su nombre? —Pregunto Floyd apartando la mirada de aquellos fieros ojos azul platinado, para mirar de nuevo a Catra confundido.

— No —Sentenció la trigueña tomando a Adora por la muñeca y arrastrándola con ella hacía la entrada del club— Ella no volverá después de esta noche. Nos vemos, Floyd.

Dicho esto Adora se dejo guiar por Catra, volteando por un instante a ver como el tal Floyd se despedía de ella con un leve asentimiento, a lo que ella respondió de la misma manera y agregando una leve y amable sonrisa al final que pareció tomar desprevenido al hombre, el cual tras un par de segundos le sonrió también antes de que lo perdiera de vista al ingresar a un estrello pasillo, el cual conectaba al final con unas largas escaleras que descendían en zigzag unos siete pisos hasta una gran puerta platinada. Todo el camino Catra solo hablo para advertirle sobre algún escalón en mal estado o si había algún tipo de maloliente sustancia con la que pudiera resbalar, siempre guiándola con cuidado y señalándole cada posible peligro sin soltar su muñeca nunca; lo cual era agradable, pero a la vez muy raro para Adora que estaba más acostumbrada a ser tratada bruscamente por su compañera, que en cualquier otro momento de seguro la hubiera hecho pisar alguna de todas aquellas cosas que había esquivado hasta, solo para que se cayera y luego se reiría de ella y la llamaría idiota, torpe o cualquier otra cosa que se le ocurriera en ese momento; eso era lo normal y no esto, que definitivamente era todo lo opuesto.

Sin embargo, hoy Catra no se estaba comportando como usualmente lo hacía y eso intrigaba y confundía mucho a Adora que, simplemente no sabía como lidiar con ella, ni con esta nueva faceta que la incomodaba, pero que a la vez le causaba curiosidad. Sin embargo, por más que quisiera preguntarle directamente ¿Qué demonios era lo que le pasaba? Sabía que Catra no le diría nada así de fácil y en el mejor de los casos, solo buscaría la manera de darle la vuelta al asunto para burlarse de ella de nuevo.

Cuando finalmente llegaron al final de las escaleras, Catra soltó su muñeca y se volteo hacía ella viéndola seriamente.

— Escucha Kovacs y escúchame bien —Demandó Catra viéndola con tanta seriedad que Adora automáticamente adopto la misma de la trigueña, escuchándola atentamente— Si te vas antes de que cumplan las dos horas pierdes y si me buscas antes de que se cumplan las dos horas pierdes, cada una estará por su cuenta y no nos volveremos a ver hasta que se cumpla el tiempo. Baila, bebe, come y has lo que quieras, aquí no hay reglas ni mucho menos importa quien seas. Imagino que ya Lonnie te habrá dicho el resto, así que eso es todo Kovacs, diviértete.

— ¿Cómo sabes lo de Lonnie? —Preguntó Adora extrañada, a la vez que Catra habría la puerta, transformado lo que antes era un barullo, en un ensordecedor y envolvente ruido que casi le destroza los tímpanos.

— ¡Porque yo fui la que la trajo aquí antes! —Gritó para luego sonreír y adentrarse en el club seguida de Adora— ¡Ahora ve, suéltate, conoce a alguien y vive tu maldita vida por una vez!

Dicho y hecho Catra la abandonó apenas entraron al club, dirigiéndose ante el asombro de Adora hacia el grupo que Lonnie le había dicho que evitara a toda costa, los cuales recibieron a Catra con bastante efusividad y alegría antes de rodearla emocionados.

— No sé porque no me extraña esto —Suspiró Adora encaminándose directamente hacia la barra, donde podría pasar tranquilamente las siguientes dos horas comiendo y bebiendo— "Ahori vi, suiltiti y conici a alguien" dice la idiota esa y luego se va —La remedo extrañamente de malhumor— como si fuera tan fácil hacerlo.

Su postura era firme, pero luego de un par de tragos un tanto cargados, unas botanas y de sentir que el trasero se le comenzaba a entumecer después de una hora sentada en aquel taburete, decidió ir a la pista de baile a... pues a bailar así lo hiciera sola, pero eso no quedaría por mucho tiempo, porque aunque Adora ignorara, ella era toda una belleza y no había manera en la que no llamase la atención de quien la viera y más si exhibía sus atributos y agraciadas curvas bailando, por lo que no tardo mucho en ser rodeada por algunos chicos y chicas que también bailaban animadamente junto a ella.

Quizás fuera por el alcohol, pero Adora podía jurar que sentía como cada pulsación de la música electrónica estremecía todo su cuerpo, llenándolo de energía, haciéndolo resonar con la música e instándolo a moverse libremente bajo los designios de esta. Cada cierto tiempo alguno de los del grupo se acercaba a bailar con ella intentando acaparar su atención, Adora los complacía por un instante y luego se separaba, volvía junto al grupo y seguía bailando junto con todos, hasta que uno de ellos le impidió regresar junto al grupo, tomándola repentinamente por la cintura y pegándola por completo a su cuerpo, sorprendiéndola y haciéndola sentir asqueada, ultrajada y ofendida al sentir como "el amigo" en los pantalones de aquel sujeto reaccionaba ante aquel intimo contacto entre ambos.

No pasaron ni dos segundos de esto cuando ya Adora le había asestado a ese imbécil un contundente golpe en la cara, quitándoselo de encima y haciéndolo retroceder hasta caer al suelo con el labio roto, ya que en lugar de darle una bofetada como hubiera hecho cualquier otra chica, Adora le había propinado un buen puñetazo en toda la boca

— ¡A mi me respetas imbécil! —Grito amenazante, furiosa e indignada por lo que aquel infeliz se atrevió a hacerle.

— Maldita —Gruñó aquel sujeto, levantándose y abalanzándose sobre ella dispuesto a devolverle "el favor" y a enseñarle quién manda.

Adora se limitó a esquivar el ataque haciéndose a un lado rápidamente y empujándolo hacia delante, para luego ver como este se estrellaba contra la espalda de otro sujeto que hasta ese momento bailaba con su pareja, el cual furioso se volteó le asestó otro contundente puñetazo que hizo que este se estrellase contra otro sujeto, el cual también reaccionó de mala manera y antes de que Adora se diera cuenta, la pista de baile ya se había convertido en una batalla campal donde ella misma estaba esquivando y repartiendo puñetazos, patadas, rodillazos y codazos por doquier a la defensiva mientras buscaba de acercarse a la salida del club.

Sin embargo, cuando ya había logrado abrirse paso hacia su destino, apenas agarró el pomo de la puerta unas pesadas manos cayeron sobre sus hombros repentinamente y la hicieron voltearse bruscamente para luego estrellarla salvajemente contra la pared antes de que pudiera hacer algo para evitarlo; su agresor rápidamente la tomó por los hombros y la elevo un poco para luego aplastar su garganta con uno de sus brazos, sofocándola mientras la mantenía suspendida en el aire y aprisionada contra la pared.

— Oh no cariño, no irás a ningún lado —Siseo cerca de su cara el mismo imbécil que antes se había propasado con ella— ¿De verdad creías que te iba a dejar escapar tan fácilmente después de como me humillaste? ¡¿Eh?! ¡¿Qué tienes que decir ahora maldita perra?!

A pesar de que estaba sujetándose con desespero al brazo de aquel sujeto mientras se sofocaba, la rabia se sobrepuso al miedo que Adora sentía en ese momento y esforzándose por formar una sonrisa burlona dijo.

— S-si... quie... res... t-te doy... o-tro... i-im-bé-cil —Se las arregló Adora para decir a duras penas sonriendo burlonamente viéndolo como el patético ser que era, mientras batallaba con la falta de aire y con el dolor que le causaba el agarre de aquel infeliz.

— Te vas a arrepentir —La amenazo, aunque Adora no le estaba prestando atención, ya que perdería el conocimiento antes de que este pudiera hacerle algo.

Cuando ya su vista estaba comenzando a nublarse, divisó como una mancha negra embestía a la borrosa silueta de su agresor, obligándolo a soltarla abruptamente y haciéndola caer al suelo de rodillas tosiendo secamente, sosteniéndose la garganta con una mano mientras intentaba recuperar el aliento. Luego de unos minutos su visión comenzó a esclarecerse e inconscientemente busco con la mirada a su agresor a la defensiva, solo para encontrarlo tirado en el suelo recibiendo una lluvia de demoledores puñetazos en la cara de parte de cierta trigueña que ella bien conocía. Quiso decirle que ya era suficiente y que estaba bien, pero toda palabra murió en su garganta al ver como Catra seguía golpeándolo sin parar, enceguecida por una aterradora ira que parecía no extinguirse a pesar de que aquel sujeto ya no se movía y que tanto sus puños como el rostro de este estaban cubiertos de sangre

Por primera vez desde que la conocía Adora sintió temor de Elizabeth Grant, no, de Catra y de esta aterradora e iracunda faceta suya. Terror que rápidamente fue sustituido por un irrefrenable pánico cuando de la nada, una chica apareció y le propinó a esta un fuerte golpe con una botella de vodka medio llena en la frente, justo sobre el ojo derecho, destrozando la botella y haciendo caer a Catra aturdida a un lado del tipo al que estaba golpeando antes.

— ¡Catra! —Gritó desesperada a pesar del ardor en su garganta, embistiendo a la malnacida que había atacado a traición a la trigueña.

Adora le propino un par de furiosos golpes antes de regresar junto con Catra de nuevo que, en ese momento, tenía un brazo apoyado en el suelo mientras se sujetaba la cabeza con la otra mano, agitándola aún aturdida y adolorida. En ese momento un rubio alto y esbelto de ojos verdes junto con un moreno alto y fornido de ojos azules intentaron acercarse a Catra de repente, pero Adora valientemente se interpuso en su camino alzando los puños de manera agresiva.

— ¡Ni se atrevan a tocarla! —Los amenazó con la guardia en alto y lista para lo que fuera, dispuesta a defender a su compañera a como de lugar.

— ¡Estamos de su lado, estúpida! —Urgió el rubio claramente alterado, pero Adora no se apartó ni bajo la guardia porque no le constaba que eso fuera cierto— ¡Déjanos ayudarla!

Adora se negó y los dos chicos se dispusieron a hacerla a un lado así fuera a la fuerza, pero antes de que cualquiera de los tres pudiera hacer algo, Catra se hizo notar.

— ¡Quietos! —Ordenó aún sujetándose la cabeza adolorida, pero dejando en claro que no estaba de humor para objeciones.

Todo esto mientras que la sangre no dejaba de brotar por la herida en la cabeza de la trigueña alarmando a Adora y a los dos chicos, quienes se acercaron a ella preocupados.

— ¡DT llévatela de aquí! ¡Adora no te resistas y...! — Dijo señalando a Adora para luego volver a sacudir la cabeza y limpiándose con el brazo la sangre que había caído sobre su ojo— ¡Y tú, Melog!... Tú, solo quédate conmigo... te necesito.

— Pero... —Trataron de replicar ambos rubios, pero una mirada de Catra los silencio.

Era evidente que no estaba de humor para que le llevaran la contraria en ese momento.

— ¡Largo! —Gritó Catra furiosa, mientras Melog la ayudaba a levantarse y con su pañuelo limpiaba toda la sangre del rostro de esta.

Aún estaba levemente aturdida y molesta por el terrible escozor que le causaba en la herida el vodka que tenia la botella que le habían partido en la cabeza.

Adora y el tal DT se vieron el uno al otro por un momento, para luego asentir resignados. DT la tomó por la muñeca y sin perder tiempo la guio ágilmente hacía la plataforma de Pole dance, bordeándola hasta que el rubio se detuvo en una sección de esta y tras confirmar que nadie los veía, deslizó una sección de la base de la plataforma que actuaba como puerta oculta, indicándole a Adora que se adentrara por aquel oscuro pasaje a lo que ella obedeció sin rechistar, siendo seguida por este que, tras cerrar la puerta tras de sí, volvió a tomarla por la muñeca y la guio por aquel oscuro y estrecho lugar hasta que se toparon con otra pared.

— Aguarda —Murmuro el rubio palpando el muro hasta que halló lo que buscaba, un orificio por el cual introdujo casi todo su brazo buscando algo hasta que lo halló y un click se hizo presente, a la vez que otra compuerta se abría frente a Adora— Pasa adelante.

— Ok —Asintió Adora, encontrándose luego en una enorme habitación con varios muebles dispuestos por todo el lugar, el cual además contaba con cocina, una barra, una amplia mesa de comedor, un par de amplios estantes llenos de libros, un televisor y hasta una mesa de ping pong, entre otras cosas— vaya guarida.

— Ponte cómoda —Le indicó DT tomándose su tiempo para estudiarla bien con la mirada, pero al igual que él, Adora no podía simplemente sentarse en ese momento— Bien, ya que no tenemos nada mejor que hacer, me presento. Me llamo Derrick Tremont, pero artísticamente me conocen como Double Trouble, ¿Y tú eres?

— Adora Kovacs... Disculpa por haberte gritado antes— Se disculpó sinceramente y realmente apenada, a lo que el rubio sonrió levemente por un breve instante— Es que creí que ustedes... ya sabes, querían hacerle daño a Catra.

— Lo note querida, aunque sino fuera por la gatita, Melog y yo te habríamos apartado a la fuerza —Confesó el rubio sin pena alguna— Melog es el moreno corpulento de ojos fríos que viste antes. Se llama Malcom Lazzar, pero aquí ninguno de nosotros se dirige a otro por su nombre, solo por apodos.

— Ya veo —Asintió recordando como todos a los que había visto esa noche se habían referido a su compañera desde que llegaron al club— ¿Crees que ellos estén bien? Digo, la herida de Catra se veía bastante mal y... me preocupa.

— No lo sé querida —Confesó DT encogiéndose de hombros, tratando de aparentar calma, cuando él mismo estaba angustiado— solo nos queda esperar y si por casualidad, debo salir de aquí a ayudar, tendrás que quedarte o la gatita se enojara conmigo. Si alguien pregunta diles que yo te deje aquí ¿Entendiste?

Sin mucho animo Adora asintió a regañadientes, ya que si algo pasaba ella también querría ayudar, pero entendía que su presencia podría alarmar al grupo de Catra y complicar las cosas sin necesidad. Solo podía esperar que ella estuviera bien y que de un momento a otro llegara junto con el tal Melog a la guarida.

Luego de esto el tiempo transcurrió con parsimonia ante los ojos de Adora, que veía como uno a uno llegaban más miembros del grupo de Catra, pero nada que ella aparecía y eso solo aumentaba la preocupación y la ansiedad que tenía. Todos al verla se tensaban alarmados, pero luego de que DT les explicara la situación y que ella era "invitada" de la gatita, algunos la saludaban con un leve gesto, mientras que el resto solo la ignoraba. Así transcurrió media hora más hasta que Catra, Melog y Floyd llegaron a la guarida, estaban desarreglados, bastante magullados y Catra sostenía un paño ensangrentado contra su frente y tenía el labio inferior roto también, Melog tenía un ojo parcialmente cerrado e hinchado, así como rastros de sangre seca en su nariz, mientras que Floyd tenía varios rasguños en sus brazos, un labio roto y un hematoma en uno de sus pómulos.

Por alguna razón, los tres llegaron riéndose y bromeando entre ellos.

— Ya era hora, gatita —Dijo DT recibiendo al maltrecho trio— Nos tenías preocupados, en especial a la princesita que no podía estarse quieta.

— ¡Hey! —Se quejo Adora captando que DT se refería a ella con lo de "princesita"— ¡Lo dice el que no dejaba de ver el reloj y la puerta cada tres segundos!

— Vaya manera de exponerme, querida —Exclamo levemente sorprendido y divertido, mientras acompañaba a Catra hasta el sofá y la hacia sentarse, seguido de cerca de Adora, mientras otro de los del grupo le entregaba un botiquín antes de llevarle el otro s Floyd y a Melog— Tal parece que alguien es muy observadora, gatita.

— Así de irritante es ella, Trouble —Bromeo Catra mientras se dejaba atender por uno de sus mejores amigos— y créeme que puede ser mucho peor.

— ¿Y lo dice la que no se cansa de hacerme la vida imposible en el instituto? Que inmoral eres Grant —Replicó Adora en el acto indispuesta a dejarle pasar ese comentario solo porque estuviera lastimada, además así liberaba un poco la tensión— Además, entre tú y yo, tú eres definitivamente más irritable.

— ¡Ja! No me hagas reír, ¿Quién vino solo a divertirse y terminó desatando toda una maldita pelea? —Contraatacó Catra sacando a relucir un poco su terquedad y su orgullo— porque hasta donde sé, yo no fui.

— ¡Ese imbécil se propaso conmigo! —Se defendió alzando la voz y apretando los puños molesta al recordarlo— ¿Qué querías que hiciera?, ¿Querías que le dijera "Uy que rico papi, hazme tuya aquí y ahora"? ¿Ah?, ¡Pues no, no y no Catra!

Adora, aunque no estaba molesta, parecía que estaba a punto de estallar de la indignación.

— Yo solo hice lo que tenía que hacer —Agrego bajándole un poco a su intensidad al notar que todos la miraban— Lo golpee y volvería a hacerlo, ¿Acaso eso esta mal?

— No —Respondió la trigueña suavemente, a la vez que una leve sonrisa se dibujaba en sus labios, antes de ser sustituida por una pequeña mueca causada por el escozor que sentía mientras DT le desinfectaba la herida— Lo hiciste bien, Adora... te defendiste e incluso me ayudaste antes, gracias.

Adora no lo noto, pero todos los presentes voltearon a ver a la trigueña e incluso DT se detuvo por unos breves instantes para luego seguir antes que esta se diera cuenta y se enojara. Catra diciendo agradeciéndole era algo raro de ver, pero no tanto como el que dijera la palabra por "G".

— Lo siento —Murmuro Adora mirando fijamente el corte en la frente de su compañera, sin ser consciente de la conmoción que estaba causando en la guarida— Si no me hubiera descuidado, no habrías tenido que quitarme a ese malnacido de encima y nada de esto habría pasado. Realmente lo siento mucho Catra.

Por un breve instante un pesado silencio reino entre ambas, hasta que Catra decidió romperlo claramente incomoda.

— Oye —Dijo atrayendo la mirada de Adora hacia sus ojos— Te ayudaré con toda la idiotez del discurso ese... después de todo, cumpliste con tu parte del trato. Felicidades.

— ¿Ah? —Fue lo único que alcanzó a decir Adora confundida y luego molesta— ¿Por qué dices eso?, ¿Acaso crees que eso me importa ahora?

— ¿No es así?...

— ¡Claro que no idiota! —Adora alzó la voz por encima de la de Catra repentinamente sorprendiéndola un poco por la repentina explosión— Por el amor de Dios, Catra. Te partieron una botella de vodka semivacía en la cabeza y aún sigues sangrando, ¿Sabes qué si te hubieran golpeado en la nuca podrías haber muerto?, ¿Eh, lo sabías?...

... ¡Y eso no es todo! Después de un golpe así podrías tener un derrame cerebral mientras duermes, así que ni se te ocurra hacerlo, ¡¿Me oyes?! Debes ir a que te vea y un medico y... y... yo sé que no somos amigas, ni mucho menos nos llevamos bien Catra, pero maldición no puedes esperar que me importe más esa estúpida apuesta que tú. Así que cállate, deja que DT te cure y después vamos al hospital, ¡¿Fui clara?!

— Transparente —Respondió la trigueña sonriendo divertida ante la reacción y la indignación de Adora, que había terminado sentándose a su lado mientras la sermoneaba.

— Bien —Mascullo Adora satisfecha, cruzándose de brazos y desviando la mirada hacia otro punto de la habitación.

— Gracias —Dijo Catra en un leve murmullo que solo DT alcanzaría a escuchar.

Definitivamente eso fue transparente —Pensó DT observando a las dos chicas disimuladamente— es una lastima que ninguna pueda verlo.

Catra no sabía si Adora la había escuchado o no, pero tenía que admitir que a pesar del punzante dolor de cabeza que tenía, del molesto escozor que sentía en sus heridas, del leve zumbido que tenía en sus oídos atormentándola y de un sinfín de cosas más que la aquejaban en ese momento, aun así, no podía dejar de sentirse feliz y satisfecha por el simple hecho de que Adora estuviera tan preocupada por ella en ese momento. Era como si todo lo que paso valiera la pena solo por eso, porque ahora sabía que, aunque fuera solo un poco, le importaba a la inalcanzable Adora Kovacs y eso... eso simplemente era genial.

Cuando DT terminó de tratar sus heridas, ellos junto con Adora, Melog y Floyd fueron al hospital, asegurándose de usar su salida de emergencia, la cual estaba conectada con un edificio no muy lejano al club a través del pasaje que Adora había recorrido con DT antes. De hecho "la guarida" de Catra y sus amigos resulto ser el sótano de aquel viejo edificio, pero a pesar de que la cabeza de Adora tenía muchas preguntas sobre eso, no era el momento para hacerlas, al menos no hasta que se cercioraran que Catra estaba bien.

Llegaron al hospital a las 11:36 p.m. y mientras su compañera esperaba su turno para ser atendida, Adora decidió aprovechar para llamar a Lonnie desde uno de los teléfonos públicos del hospital, ya que el suyo estaba sin batería, y le contó todo lo que ocurrió en el club, luego la tranquilizo y le dijo que la llamaría en cuanto terminaran de examinar a la trigueña y que verificaran que todo estaba en orden con ella, entonces llamaría de nuevo para que Rogelio pudiera ir a buscarla en su motocicleta y llevarla a casa de Lonnie, donde se suponía que pasaría la noche según lo que le había dicho a su madre. Al terminar la llamada, volvió a la sala de espera donde sorprendentemente encontró a Catra sola y visiblemente tensa, con los brazos apoyados en las piernas, estrechando sus manos con ansiedad y con la mirada clavada en el suelo.

No se veía nada bien.

— ¿Y los chicos? —Preguntó sentándose al lado de Catra sin pensarlo, haciendo que esta se tensara un poco más de lo que ya lo estaba.

— Trouble está coqueteando con el recepcionista —Señaló hacia el lugar donde el rubio hablaba animadamente con un moreno esbelto, de corto cabello negro y de ojos color café— Melog fue a buscar un auto para regresar y Floyd está fumando afuera.

— No debieron dejarte sola —Se quejo frunciendo el ceño— ¡Pudo haberte pasado algo!

— Estas exagerando Ado... digo, Kovacs —Se corrigió a si mismo mientras evitaba la mirada de Adora, que se había inclinado un poco para verla a los ojos— Estoy bien... no tienes que quedarte.

— Adora —La corrigió inclinándose lo suficiente para poder verla a los ojos, pero Catra mantuvo la mirada en sus manos— puedes llamarme así y no me importa lo que digas, me quedaré hasta que me aseguré de que estas bien.

— Eres una idiota ¿Lo sabías? —Dijo Catra sonriendo finalmente, dignándose a ver a la rubia a la cara, la cual le devolvió la sonrisa sin dudarlo— ¿Puedo preguntarte algo? —Agregó a lo que Adora asintió curiosa— Quitando la pelea y a ese idiota y, bueno... todo esto, ¿La pasaste bien en el club? O ¿Al menos te divertiste un poco?

Adora pareció meditarlo por un instante, para luego asentir sonriendo levemente.

— Creo que seguiría bailando ahora, no, espera —Se detuvo abruptamente enarcando una ceja y sonriéndole con sorna a Catra— habría ido a restregarte en la cara que tu pequeño reto no había sido la gran cosa y luego me habría regañado mentalmente por ser tan competitiva. Después hubiera esperado a que te molestaras y me pusieras más trabas antes de aceptar dar el discurso conmigo.

— Oooh, definitivamente es algo que hubiera hecho solo para molestarte —Confesó riendo maliciosamente, a lo que Adora hizo un mohín con sus cachetes en protesta, pero no le duró mucho, ya que contagiada por Catra, empezó a reírse también sin poder evitarlo.

Así estuvieron un rato, riendo y extrañamente disfrutando de ese agradable momento entre ambas, porque ya estaban tan acostumbradas a pelear y a ser hostiles entre ellas que, simplemente no sabían como tratarse de una manera diferente a esa. Por eso lo que les estaba sucediendo ahora era tanto incomodo como agradable para ambas, pero cuando finalmente las risas cesaron, solo la incomodidad se mantuvo, junto con un pesado silencio que ninguna de las dos sabía como quebrantar. Catra volvió a clavar la mirada en sus manos, mientras que Adora había guardado las suyas en los bolsillos de su Sweater de cremallera, a la vez que se recostaba en el espaldar de la silla y desviaba la mirada hacía DT, quien parecía haber tenido un avance con el chico de la recepción a diferencia de ella que no podía ni sostener una conversación normal con Catra.

¿Por qué demonios ambas tenían que ser tan malas para conversar entre ellas? Y ¿Por qué siempre tenía que existir esa estúpida incomodidad entre ambas cuando estaban juntas y en especial, cuando estaban a solas? No tenía sentido, al menos no para Adora y en especial ahora que, tenían tanto que decir y por alguna extraña razón, ninguna era capaz de hacerlo. Era patético y ridículo a la vez, ya que era como si les hubieran arrebatado el habla de repente y una extraña y densa barrera se hubiera instaurado entre ambas.

Definitivamente pelear era más fácil.

— Señorita Grant —Dijo de repente una enfermera llamando la atención de ambas— Señorita Catra Grant, ya puede pasar al consultorio del doctor Stevens.

— Bien, acabemos con esto —Suspiró con pesadez intentando levantarse, pero en el que lo hizo una repentina y traicionara punzada de dolor en su cabeza la hizo soltar un quejido de dolor, a la vez que un fuerte mareo la hizo caer al suelo.

Pero antes de que pudiera golpearse con la fila de asientos que estaba frente a ella, un brazo la rodeó por la cintura a la vez que una mano lo detenía posándose en su pecho y sujetándola con firmeza evitando que cayera y se lastimara más.

— ¡Grant, Grant! ¡¿Estas bien?! —La alarmada voz de Adora tan cerca de ella, la hizo darse cuenta de que había sido esta la que había evitado que se diera otro mal golpe y que aún seguía sosteniéndola preocupándola.

— Catra —Gruñó haciendo que Adora la mirara extrañada, mientras ella sacudía la cabeza intentando deshacerse de aquel molesto mareo— Olvida el Grant y sobretodo olvida el Elizabeth... solo dime Catra, así esta bien ¿Lo captas?

— Si, lo capto —Sonrió Adora mientras le indicaba a la enfermera con una seña que toda estaba en orden— Déjame acompañarte... ya sabes, sería malo si te cayeras de nuevo ¿Sí?

— No soy tan débil idiota, pero —Rechistó los dientes sonriendo sin poder evitarlo— Supongo que esta bien... puedo dejar que me ayudes, si quieres.

Después de esto Catra paso su brazo por encima de los hombros de Adora, quien tuvo que inclinarse un poco ya que ella era más alta que la trigueña, asegurándose de sostener su mano mientras afianzaba el agarre en la cintura de la trigueña y la ayudaba a llegar hasta el consultorio, donde luego la ayudó a sentarse en la camilla para luego irse dispuesta a darle privacidad, pero en cuanto se dio la vuelta para marcharse Catra la detuvo sosteniéndola repentinamente por la muñeca.

— Quédate —Dijo en cuanto Adora volteo hacía ella y sus miradas se encontraron.

— Esta bien —Respondió Adora al notar la tensión en las facciones de la trigueña, la fuerza del agarre en su muñeca, el ligero temblor en su mano y la suplica oculta en la intensidad de su mirada— No iré a ningún lado, tranquila.

Catra tenía miedo, podía verlo a pesar de lo mucho que esta se esforzaba en ocultarlo, por lo que Adora se quedó con ella lo suficientemente cerca para tranquilizarla, pero a la vez lo suficientemente lejos para no estorbarle al doctor mientras examinaba a la trigueña.

Era raro ver a Catra tan dependiente de algo y en especial si ese "algo" era Adora, lo que la hacía sentir un poco culpable, ya que no podía evitar sentir al mismo tiempo una agradable sensación de poder solo comparable a esa que te invade cuando llamas a un gato y este acude a ti. Puede que parezca ridículo, pero era así como se sentía en ese momento y aunque sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, aun así, no podía evitar dejar de disfrutar de esta momentánea sensación de poder sobre la que había sido la causante de todos y cada uno de sus dolores de cabeza durante los últimos tres años. Y si no fuera por lo serio de la situación, Adora estaba segura que no hubiera dejado pasar esta oportunidad de oro de desquitarse alguna de las tantas burlas y bromas de la trigueña.

Pero no era el momento para eso.

Al terminar, Catra fue medicada con algo que aliviaría el dolor y que ayudaría a desinflamar la zona afectada, luego de esto el medico se aseguro de darle a Adora todas las indicaciones que Catra debía seguir para su tratamiento, el cual solo duraría un par de días ya que afortunadamente esta no había sufrido ningún daño resaltante, pero con lo delicadas que solían ser las heridas en la zona de la cabeza, recomendó que no durmiera durante las siguientes veinticuatro horas por precaución.

— ¿Es en serio? —Se quejó la trigueña una vez estuvieron fuera del consultorio, cuando Adora le explicó que tenía prohibido dormir esa noche por precaución.

Catra parecía molesta, pero no volvió a hablar hasta que estuvieron solas en aquel largo y solitario pasillo donde se encontraban los teléfonos públicos del hospital, donde se recostó de la pared y se dejo caer lentamente hacia el suelo, mientras Adora se disponía a llamar a Lonnie para que enviara a Rogelio a buscarla.

— Primero ese tipo me hace tomar esa maldita cosa que me sentó como si fuera una patada de mula, me siento más ebria que cuando bebo alcohol, estoy cansada y tengo un sueño horrible, pero nooo, el idiota viene y me prohíbe dormir —Volvió a quejarse llamando la atención de Adora mientras intentaba marcar el número de Lonnie en aquel viejo teléfono— ¿Puedes creerlo?

— Si Catra, estuve ahí también ¿Recuerdas? —Suspiró pesadamente mientras colgaba de nuevo el teléfono al darse cuenta que la trigueña no la dejaría en paz hasta que no se desahogara.

— Odio a los médicos y a los endemoniados hospitales —Se quejó captando la atención de Adora que había decidido sentarse a su lado para estar a la misma altura, asegurándose de estar lo suficientemente cerca de ella en caso de esta intentara levantarse bruscamente y le diera otro mareo— Huelen a enfermedad, a muerte y a una insana cantidad de productos de limpieza. Simplemente no tienen nada bueno estos lugares.

— No todo es malo —Dijo Adora ganándose un bufido de parte de la trigueña, que ahora la veía con la veía con la cabeza apoyada en sus brazos, los cuales se encontraban cruzados sobre sus rodillas flexionadas— ¡Oh vamos, Catra! Creo que es la primera vez que tú y yo hablamos como un par de personas normales. Sin peleas, discusiones, insultos, burlas o provocaciones —Agregó intentando defender su punto, ganándose otro bufido de parte de la trigueña— Nunca creí que pudiera hablar contigo de esta manera y... bueno, no te voy a mentir... me gusta, es agradable y hasta divertido charlar así contigo.

— ¿Ah? Te recuerdo que la que tiene la contusión en la cabeza soy yo —Dijo mirando a la rubia como si le hubiera salido un tercer ojo en su imponente frente, a lo que Adora no pudo evitar reírse ante la expresión tan graciosa que tenía Catra en ese momento— ¿De qué te ríes tonta? Si es que si se puede saber.

— Es que para mí también es raro —Confesó limpiándose un par de pequeñas lagrimas que habían surgido de tanto reír— Estoy acostumbrada a que nos llevemos mal y de verdad creía que eso nunca cambiaría, pero después de todo lo que nos pasó hoy, no puedo dejar de pensar en que si las cosas hubieran sido diferentes cuando nos conocimos, entonces podríamos haber sido buenas amigas, ¿No crees?

— No —Respondió tajante y de mala gana la trigueña, estrechando la mirada y sorprendiendo a Adora que solo ladeo levemente la cabeza observándola entre entristecida y sorprendida por la ruda negativa— No importa lo que hubiera pasado en ese entonces, si pudiera elegir, nunca hubiera escogido ser tu amiga y definitivamente no quiero ser tu amiga ahora.

— ¡¿Y por qué no?! —Definitivamente esto era el colmo para Adora que no había podido evitar alzar la voz a pesar de estar en el hospital.

Ahí estaba ella intentando hacer a un lado todas sus diferencias y de enfocarse solo en lo bueno y en la afinidad que había sentido que tenían, pero noooo, tenía que venir Catra con su estúpido orgullo y con quien diablos sabe que razones a arruinarlo todo de nuevo.

— Yo de verdad creo que podríamos ser buenas amigas si lo intentamos y quiero intentarlo, pero no puedo hacerlo sola y... ¿Sabes qué? —Hizo una pausa alzando su dedo índice frente a la orgullosa trigueña, que en ese momento estaba tan o más disgustada que ella— Dame una razón, solo una y te dejaré en paz ¿Sí?

— ¡Aaaargh! ¡Maldita sea, Adora! —Rugió Catra exasperada, dándose bruscamente la vuelta hacia Adora, abalanzándose sobre ella y acorralándola brusca y repentinamente contra la pared. Adora se asustó al notar la escasa distancia que separaba sus rostros— Si vas a jugar así conmigo...

De repente en un brusco e inesperado movimiento, Catra deshizo la escaza distancia que las separaba, adueñándose de aquellos carnosos y sonrosados labios que tantas veces la habían tentado en el pasado, reclamándolos con un tosco beso que tomó a Adora desprevenida, haciéndola dar un respingo, para luego intentar apartar a la trigueña empujándola por los hombros, pero Catra previendo esta reacción se resistió, pero no pudo evitar que sus labios se separaran por un breve instante. Adora intentó reclamar, pero Catra volvió a sellar sus labios una vez más inclinándose hacia delante y haciendo danzar aquellos labios al compás que marcaban los suyos, intensificando aún más aquel segundo beso.

Poco a poco Adora fe cediendo sin darse cuenta, dejo de empujar a la trigueña e inconscientemente sus manos se aferraron suavemente a la chaqueta de la trigueña. De repente Catra se atrevió a morder el labio inferior de Adora suavemente y tiro un poco de este arrebatándole un suspiro a la rubia, quien al abrir de nuevo los ojos (No sabía en qué momento los había cerrado) solo se encontró con aquellos intensos ojos heterocromáticos observándola con la misma rabia con la que lo había hecho segundos antes de besarla.

— Al menos procura que me divierta —Agregó separándose de ella y levantándose sin dejar de verla fijamente a los ojos de aquella manera tan fría que solo la hizo sentir realmente mal en ese momento— Vete a casa.

Tras esto Catra se marchó de aquel lugar, dejando a la pobre Adora aún sentada en el suelo tratando de asimilar lo que acababa de suceder, con su corazón latiendo a mil por hora, mientras un amargo sentimiento de culpa, junto con una fría sensación en el estómago y ese incesante cosquilleo que se había adueñado de sus labios desde el instante en el que los labios de la trigueña se habían separado de estos.

Cuando finalmente cayó en cuenta de lo que había ocurrido, Adora sintió sus mejillas arder fuertemente de la vergüenza hasta que ya no pudo soportarlo más y ocultó el rostro entre sus manos, negando un par de veces con la cabeza, para luego inclinarse hacía adelante dejando escapar un lastimero alarido, mientras su corazón latía con tanta fuerza contra su pecho, que sentía que este en cualquier momento se saldría de su pecho y se iría tras la trigueña a dónde sea que se hubiera ido esta.

— ¿Qué fue eso? —Fue lo único que dijo en un leve hilo de voz mientras se mecía levemente hacia delante y hacia atrás deseando que se la tragara la tierra en ese mismo instante.

Mientras Adora trataba de procesar lo que había pasado. Catra, apenas salió de aquel estúpidamente largo pasillo y del campo de visión de la rubia, prácticamente corrió como pudo hacía la salida del hospital, rogando no sufrir de otro inoportuno mareo y por fortuna no ocurrió dándole chance a salir del hospital, donde se apresuró a ir hasta la entrada de emergencia que se encontraba a un costado de la principal, donde se "refugió" recostada de la pared junto a los arbustos que adornaban un poco la entrada sin estorbar.

— Tal parece que a cierta gatita se le fue la patita —Dijo repentinamente una familiar y burlona voz a su lado— Tienes que aprender a controlarte querida.

— ¿Qué tanto viste Trouble? —Preguntó manteniéndose abrazada a sus piernas y con la cabeza escondida entre sus brazos.

— Desde el "¡Maldita sea, Adora!" —La imitó perfectamente, haciéndola elevar la mirada hacía él— Y debo decir que ese definitivamente fue un buen beso en un pésimo momento,

— ¡Me quiero moriiiiir, Trouble! —Chilló la trigueña dejando caer de nuevo su frente sobre sus rodillas— ¡No debí besarla, maldición! ¡Pero es que me molestó mucho lo que dijo! ¿Cómo no puede darse cuenta que no hay manera en la que quiera ser su amiga?

— Dirás que no quieres ser solo su amiga —Atacó Trouble sin clemencia, haciendo soltar un suspiro a su amiga, que solo volteo a verlo completamente derrotada— Escucha gatita y escúchame bien. Después de esto solo tienes dos opciones: o bien la enfrentas y descubres si tienes oportunidad o no con ella, o sigues huyendo como una cobarde. Tú decides, pero cuando lo hagas asegúrate de escoger algo de lo que no vayas a arrepentirte luego.

— Tan sutil como siempre ¿Eh? —Bromeó sonriendo levemente mientras se levantaba.

— Querida, ambas sabemos que la sutileza no es lo mío, además de que esto lo hago por tu propio bien —Sonrió con malicia para luego darle un corto, pero significativo abrazo a su mejor amiga— Ahora si me disculpas, volveré con mi apuesto recepcionista que esta a nada de invitarme a una cita, lo presiento y mis presentimientos nunca se equivocan.

— Hazlo tuyo tigre —Sonrió Catra dándole un golpe en el hombro amistosamente antes de volver a sumirse en sus pensamientos mientras dejaba que la fría brisa nocturna acariciara su piel.

DT, para variar, no solo tenía razón, sino que también había logrado animarla un poco. Ciertamente no debió de haber besado a Adora, pero en su defensa, ya era mucho que no lo hubiera hecho en cuanto la vio llegar esa noche. Solo Dios y el mismísimo Diablo sabían lo mucho que ella disfrutaba y admiraba lo endemoniadamente bien que Adora se veía en su uniforme escolar, así como lo mucho que había admirado las espectaculares piernas de esta, así que creía que estaba preparada para lo que sea, pero esa noche... esa no tenía manera de haberse preparado mentalmente para lo que vería.

Ya se imaginaba que con lo friki que Adora era de los deportes, su atuendo de seguro sería algo al estilo casual/deportivo, pero cualquier imagen que Catra hubiera tenido en mente definitivamente estaba a años luz de lo que se presentó frente a ella esa noche. Adora se presentó frente a ella usando un ajustado, pero a la vez flexible pantalón jean de color azul, el cual se amoldaba muy bien a su cuerpo, resaltando el delicado contorno de su trasero y delineando aquellas cinceladas piernas que en más de una ocasión Catra se había quedado contemplando disimuladamente; en fin, volviendo al atuendo de la rubia, esta llevaba puesta una blusa blanca holgada con cuello en "U", sobre la cual llevaba puesto un ceñido sweater de cierre y con capucha de color negro, el cual llevaba abierto dejando ver la blusa y el interior gris del mismo, además Adora se había arremangado las mangas del mismo hasta la altura de los codos; por último, su atuendo lo complementaban un par de tenis blancos, junto con un reloj negro, zarcillos pequeños y una delgada cadena en su cuello plateados.

No era nada el otro mundo, es cierto, pero para Catra que estaba acostumbrada a verla solo en uniforme, aquel era un agradable cambio a la vista que simplemente la había mantenido observándola todo el tiempo que estuvieron en el club, mientras lidiaba con las bromas de DT y del resto de sus amigos. Es por eso que cuando inicio la pelea, todos pudieron reaccionar lo suficientemente rápido para intervenir y, en lo que a ella respecta, antes de que se diera cuenta ya estaba corriendo preocupada hacia su rubia friki de los deportes y cuando vio a aquel infeliz prácticamente sobre Adora sofocándola con su brazo, lo único en lo que podía pensar era en matarlo por haberse atrevido a ponerle las manos encima a Adora.

¿A quién quería engañar? Era obvio que estaba absurda y completamente enamorada de Adora Kovacs, pero tras haber pasado años enviando constantes señales que la idiota esa nunca notaba y en especial después de haberla visto salir con varios chicos, había perdido por completo la esperanza de llegar a tener algo con ella algún día, por eso se había vuelto tan esquiva y tajante con Adora; estaba frustrada y por eso cada vez que interactuaban la molestaba. Sin embargo, hoy había cruzado la línea al besarla como lo había hecho, cuando ni siquiera sabía si a ella le gustaban las chicas, aunque fuera solo un poco. Si, realmente había metido la pata esta vez y conociendo a Adora, lo más probable es que esta comenzara a evitarla a partir de ahora y debía prepararse para ello.

Mientras pensaba en esto, vio a Melog llegar a bordo de una SUV plateada junto con Floyd, pero Catra no pensaba marcharse hasta que no se cerciorara que Adora estaba a salvo con Rogelio, el cual llego a bordo de su motocicleta unos diez minutos después de Melog, marcó un número en su celular, dijo algo y colgó rápidamente, para luego hacerle señas al verla para que se acercara a él.

— Realmente te golpearon feo esta vez ¿No es así? —Bromeó este chocando su puño con el de la trigueña cuando esta estuvo frente a él— ¿Estas bien?

— Me drogaron para que no sintiera ni mi alma y me prohibieron dormir, así que no podía estar mejor ahora, viejo —Bromeó igualmente restándole importancia al asunto y al hecho de que tenía la frente totalmente vendada— Kovacs salió mejor parada que yo, así que puedes estar tranquilo.

— Gracias por cuidarla —Dijo Rogelio sonriendo levemente, a lo que Catra solo rechistó los dientes, ya que este era uno de los que se había dado cuenta hace algún tiempo ya de sus sentimientos por la rubia.

En eso Rogelio alzó la mirada y agitó la mano sonriente. Adora había llegado y Catra supo que había llegado el momento de encararla, la pregunta era ¿Qué haría ahora?

— Supongo que esa es mi señal de salida —Sonrió con amargura, a la vez que le daba la espalda a Rogelio y comenzaba a alejarse con las manos en los bolsillos— Cuida que la princesita no se meta en más problemas. Adiós.

Así, aseverando la mirada camino de regreso al hospital cruzándose con Adora en el camino, la cual estaba extrañamente seria y tensa también.

— Adio... Kovacs —Dijo en cuanto la rubia pasó a su lado, siguiendo de largo sin detenerse, pues lo que menos quería hacer era extender ese momento más de la cuenta.

Así es, al final había decidido huir una vez más, ya que no quería enfrentar directamente el rechazo de Adora, al menos no ahora porque a pesar de que ella bien sabía que la rubia nunca la había visto verdaderamente como lo que era o como algo más que una molesta rival, simplemente no estaba lista para eso porque a diferencia de todos los falsos e hipócritas con los que se veía obligada a interactuar diariamente, Adora era la única dentro de ese retorcido y miserablemente mundo en el que ambas estaban encerradas, de la cual realmente le importaba lo que pensara de ella. Por eso huía, porque necesitaba prepararse antes de tener que volver a enfrentar la cruel realidad de que todo aquello que realmente quería en esta vida, estaba destinada a no tenerlo jamás, como lo eran Adora y su madre.

Sin embargo, había algo que Catra ignoraba y era que en el momento en el que pasó junto a Adora, esta se volteo rápidamente y había extendido su mano para detenerla, pero justo cuando sus dedos estuvieron al alcance del hombro de la trigueña, un repentino pánico la invadió y se frenó, cerrando el puño y lentamente llevándolo de regreso hacía su pecho, mientras la observaba alejarse cada vez más de ella. Luego se dio la vuelta y se apresuró a llegar junto a Rogelio.

¿Qué demonios estaba pensando?, ¿Qué pensaba hacer cuando la detuviera?, ¿Qué le diría?, ¿Acaso se disculparía por lo que había dicho, por no darse cuenta de lo que estaba pasando, o por no haberla llevado al punto de hacerla explotar de esa manera? Nada sonaba adecuado y, por si fuera poco, por primera vez en su vida no sabía que decir o que hacer para arreglar las cosas.

— Soy una idiota —Suspiró pesadamente mientras se colocaba el casco que le ofrecía su amigo.

— Pues si —Asintió Rogelio, sonriendo divertido ante el bufido de su amiga— Pero no es una novedad. Ya deberías de estar acostumbrada.

Adora no le respondió nada, solo abordó la moto de este, se sujetó a su cintura y volteó en dirección a la trigueña, sintiendo otra fuerte punzada de culpa en cuanto notó en como ésta la observaba desde el interior de la SUV que Melog conducía, con una triste mirada de resignación para luego desviar la mirada hacía DT y Floyd que acababan de subirse a la SUV.

Ambos vehículos partieron en direcciones opuestas con ambas chicas sumidas en sus pensamientos.

Catra lamentaba haber perdido la mejor oportunidad que había tenido para que Adora al fin la notara, mientras que Adora no podía dejar de sentirse mal por la manera en la que Catra la había mirado tanto después de aquel beso como ahora.

Esa noche las cosas habían cambiado entre ambas y si algo tenía claro Adora Kovacs, era que jamás podría ver a Catra Grant de la misma manera en la que lo hacía antes, por eso necesitaba hablar con ella de nuevo y aclarar las cosas entre ellas cuanto antes. Adora no podía dejar este tema inconcluso, necesitaba darle un cierre, el problema era que dudaba que Catra la dejara hacerlo, pero aun así estaba determinada a hacerlo.

Tenía que intentarlo al menos.

Notes:

Bueno, finalmente aqui les traigo el segundo capítulo, espero que les haya gustado. Este quedo un poco más largo que el anterior, así que bueno, digamos que me inspiré un poco más de la cuenta XD.

Diganme ¿Qué tal les pareció?

PD: Si todo sale bien, este fin de semana espero estar actualizando mi otro fic Esperanza, con el segundo capítulo extra y así el 3er y último capítulo extra ya lo estaría públicando el siguiente fin de semana.

PD2: Ya estoy transcribiendo el 3er capítulo de All the Things She Said y dependiendo de que tan pronto lo termine, podría estarlo publicando junto con alguno de los extras de Esperanza o en el transcurso de la siguiente semana.

PD3: Aprovecho para recordarles que esta historia estará dividida en 3 partes de 5, 6 y 7 capítulos respectivamente (incluyendo prologo y epilogo). Al final de cada parte anunciaré el nombre de la misma y estaría públicando horas más tarde el primer capítulo de la siguiente parte para que no tengan que esperar tanto XD.

Chapter 4: Stars

Notes:

Los eventos de la noche anterior en el club Claret y en el hospital persiguen a Adora incesantemente, impidiendole conciliar el sueño y haciendo danzar un sinfín de preguntas sin respuestas en su cabeza, frustrándola y haciendola desear no haber ido a ese endemoniado club ni haber provocado a Catra después en el hospital. Ahora tenía por primera vez en su vida, un gran problema entre manos que no sabía como resolver, al menos no sin ayuda, pero para su gran pesar solo una persona podía ayudarla con este gran dilema, el detalle es ella estuviera dispuesta a ayudarla.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Adora había llegado a las dos de la madrugada al departamento de Lonnie, la cual los había recibido a ella y a Rogelio con su característico sentido del humor rudo, pero al ver como su amiga parecía tener la mente fuera de esta galaxia, decidió no molestarla más y la llevo hasta la habitación en la que esta pasaría la noche, asegurándose de guiarla hasta el baño que se encontraba dentro de aquel cuarto y mostrándole como había preparado la tina para ella.

No importaba lo ruda y mala que pudiera verse Lonnie por fuera, solo sus amigos sabían cómo era la morena en verdad y lo mucho que se preocupaba por ellos.

— Lonnie no...

— Si debía y lo hice —La interrumpió la morena— Además, tú habrías hecho lo mismo por mí... No. Conociéndote, de seguro habrías exagerado —Lonnie hizo una breve pausa antes de continuar— Escucha Adora, tuviste una noche un tanto loca y se nota a leguas que necesitas algo relajante para poder procesarlo y para poder dormir, así que como tu mejor y única amiga me encargue de eso por ti, a que soy la mejor ¿Verdad?

— La mejor de todas —Sonrió dándole un fuerte abrazo que la morena recibió fingiendo que le desagradaba, despegándola de ella a los pocos segundos "molesta" por tanta demostración de afecto.

— Ya, ya, ya. Ve a tomar un buen baño y luego a dormir señorita —Lonnie no era muy buena lidiando con las expresiones de afecto, pero Adora sabía que le encantaban por más que se hiciera la fuerte.

Después de esto, apenas Lonnie salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí, Adora dejo escapar un pesado suspiro y se dirigió al baño sin pensarlo dos veces, se quitó la ropa y la dejo caer al suelo, sumergiéndose en la cálida y agradable agua que rebosó la tina en el momento en el que se adentró en esta y, como Lonnie había dicho, probablemente la ayudaría a liberar, aunque sea un poco la tensión de su cuerpo.

Sin darle muchas vueltas al asunto, se sumergió hasta el cuello y dejo a su mente divagar entre el mar de recuerdos de todo lo que había sucedido ese día con Catra, desde aquel breve intercambio en el gimnasio, donde la trigueña acarició suavemente su mejilla de improvisto y con una delicadeza impropia de ella, limpio sus lágrimas con genuina preocupación reflejada en su mirada, pero esta cambió cuando Adora rechazó bruscamente su gesto, luego vinieron a su mente la expresión de Catra cuando la vio llegar al club, o la mirada que tenía mientras golpeaba a aquel bastardo que la había atacado; por otro lado también estaba la manera en la que prácticamente le había rogado con la mirada que se quedara con ella mientras la examinaban, lo molesta que se veía cuando le exigió una razón por la cual no pudieran ser amigas y luego... luego estaba aquel beso, el cual por si solo le había dicho más de lo que lo hubieran hecho un millar de palabras.

Había dicho demasiado en realidad...

Aquel era un beso que decía "No quiero ser tu amiga" de una manera muy clara y contundente. Beso que aún recordaba claramente y que aún podía sentir sobre sus labios, así como aquel leve mordisco que Catra le hizo en el labio inferior, además del leve cosquilleo que había quedado presente en estos cuando se separaron, cosquilleo que aún seguía presente en este momento. Adora no era ninguna puritana, ni aquel había sido su primer beso, incluso ya había tenido unas cuantas relaciones sexuales antes, pero aun así aquel beso no solo la había descolocado, sino que le había robado por completo el aliento, su corazón aún latía como loco ante el vivido recuerdo que danzaba en su mente y, ¿Para que negarlo? También la había "emocionado" un poco; en realidad cada vez que lo recordaba se "emocionaba" un poco, lo cual era algo que jamás había experimentado con ninguna de sus anteriores parejas, lo que solo hacía que todo esto fuera aún más extraño ya que además de que todo esto se lo estaba causando una chica, tampoco es que se tratara de cualquier chica sino de nada más y nada menos que se trataba de Elizabeth Grant... no, era Catra la que la estaba haciendo pasar por todo esto y sentirse de esa manera tan extrañamente excitante y nueva para ella, a la vez que la hacia caer en cuenta de muchos otros gestos que estaba había tenido con ella en el pasado.

— Definitivamente soy una idiota —Murmuro sumergiéndose hasta la altura de los ojos deseando que la tierra, o en su defecto que el agua de la tina se la tragara en ese mismo instante— Una grandísima idiota.

No podía negarlo, porque entre más pensaba y recordaba, se daba cuenta de más detalles y gestos extraños que la trigueña había tenido durante ese día, lo que solo reforzaba cada vez más la idea de que tenía que hablar con ella cuanto antes, para así aclarar lo que había pasado entre ellas y así resolver sus problemas de una vez por todas. El detalle estaba en que era fin de semana y no volvería a verla sino hasta el lunes si acaso, lo cual era terrible porque si de algo estaba segura era que no podría aguantar la incertidumbre durante tanto tiempo y menos con ese molesto en incesante palpitar que se había instaurado en su pecho ante el recuerdo de lo sucedido. No. Iría de nuevo a ese club y la buscaría, así tuviera que rogarle a Floyd que la dejara pasar o así tuviera que plantarse en la entrada del mismo a esperar a que apareciera tanto tiempo como fuera necesario, aunque esto significase ganarse una buena reprimenda de su madre.

Cuando finalmente el agua se enfrió y se vio obligada a salir del baño, recogió su ropa del suelo, tomó el pañuelo de Catra del bolsillo de su pantalón, regresó a la habitación y tras ponerse el pijama, se acostó en la cama a pesar de que sabía muy bien que le sería imposible conciliar el sueño en lo que restaba de la noche. Y es que aún estaba agitada y eso le molestaba, así que extendió el pañuelo frente a ella y contemplo cada detalle del mismo, deteniéndose en el pequeño gato y en las iniciales bordadas debajo de este; cerró los ojos y suspirando resignada, acercó el pequeño pañuelo a su rostro, dejándose embriagar por aquel dulce y agradable olor frutal que estaba impregnado en este, a la vez que se encogía en la cama hasta llevar las rodillas a su pecho murmurando "Estúpida Catra".

10:30 a.m.

Tal y como lo había predicho, Adora fue incapaz de conciliar el sueño esa noche, por lo que a las ocho de la mañana decidió levantarse de la cama, se lavó la cara, se colocó un ajustado y cómodo mono deportivo de color gris, una holgada franela blanca, junto con una gorra, reloj deportivo y tenis de color negro. Ya que no podía dormir ni mucho menos sacar a cierta trigueña de su cabeza, tenía pensado ir a trotar y a entrenar un poco para despejar su mente, calmarse y así sacar a cierta personita de sus pensamientos al menos por un par de horas, o eso esperaba.

En una situación normal, le hubiera pedido a Lonnie y a Rogelio que la acompañaran, pero en su estado actual necesitaba estar sola para poder poner en orden sus ideas y así podría pensar luego en un buen plan de acción para confrontar a Catra, además de que estos seguirían durmiendo al menos hasta el mediodía después de trasnochar por ella y prefería dejarlos descansar con tranquilidad. Con esto en mente, se limitó a dejarles una nota sobre la mesa del comedor para que no se preocuparan por ella si no la veían al despertar.

Para empezar, calentaría haciendo un poco de cardio trotando por una de las rutas de cinco kilómetros que tenía trazadas en la ciudad para ejercitarse, la cual tenía varias cuestas empinadas y otras en zig-zag que atravesaban los suburbios. Aquel era un recorrido más corto de lo usual, pero a la vez era mucho más exigente que el resto, así que sería perfecto para calentar antes de entrar de lleno con la ruina que había preparado antes de salir para entrenar el pecho, brazos, piernas, glúteos y la espalda, o al menos esa era la idea que tenía en mente, pero cuando ya solo le faltaba hacer el tan acostumbrado sprint en los últimos cien metros de su ruta, tuvo que detenerse abruptamente al reconocer a cierta trigueña en un callejón.

Así es, se trataba de Catra, quien esta vez llevaba puesto un jean azul rasgado a la altura de las rodillas y una ajustada camiseta de tiras blanca, sobre la cual llevaba una camisa de botones abierta, con las mangas arremangadas hasta los codos, la cual era de color rojo con un patrón de cuadros con franjas dobles y delgadas de color negro, finalmente unos tenis Converse tipo botín de color rojo completaban su atuendo. Al ver a la trigueña, el corazón de Adora se aceleró aún más de lo que ya lo estaba por el cardio realizado y ella se maldijo en su fuero interno por dejarse afectar tan fácil por ella, pero se detuvo al caer en cuenta de la situación en la que esta se encontraba en ese momento.

Catra sostenía un ramo de flores en una de sus manos, su expresión era seria y a la vez desafiante a pesar de que en ese momento estaba rodeada por cinco hombres bien vestidos, pero a la vez con muy mala pinta y con cara de matones desde el punto vista de Adora; dos de ellos sujetaban a la trigueña por los brazos y por los hombros a pesar de que estaba forcejeando ni intentando huir, mientras que frente a ella se encontraba un hombre al que Adora reconoció en el acto. Se trataba del padre de la Catra, el cual en ese momento veía a su hija con evidente desaprobación.

— Esta será la última vez que lo repetiré —Dijo el imponente hombre de tez trigueña como la de su hija, de largo y trenzado cabello castaño claro, rasgos finos, expresión pétrea y fríos ojos de color dorado, los cuales se mantenían fijos en los ojos bicolor de su hija, que le sostenía la mirada sin temor— Si sigues insistiendo en ver a tu madre con ese aspecto tan lamentable, me veré a obligado a tomar cartas en este asunto, mi pequeña Lissie.

— Este es el único día de la semana que puedo verla y no pienso perderlo por un par de estúpidas heridas como estas —Replicó sosteniéndole la mirada desafiante— He hecho todo lo que me has pedido durante todos estos años sin discutir, soy la mejor estudiante en esa escuela de mierda y en el país entero, asisto a tus reuniones y domino todo lo que me has hecho aprender. Soy tu maldito y perfecto títere y no me importa, pero mi tiempo con mi madre es algo que no pienso ceder por nada del mundo porque yo estoy cumpliendo con mi parte del trato, ahora acabemos con esto y cumple con tu maldita parte también.

— Bien, ya que tanto afán tienes en querer preocupar y decepcionar más a tu madre —Dijo chasqueando sus dedos y haciendo que los hombres que la sujetaban la obligaran a inclinarse hacia delante, mientras que un tercer hombre tomaba el largo, lacio y hermoso cabello de la trigueña y lo extendía con cuidado, para que luego un cuarto hombre se acercara a ellos sosteniendo unas tijeras— ¿Por qué conformarnos con hacerlo a medias cuando puedo ayudarte a que rompas su corazón en grande? Córtenlo.

El desprecio en la mirada de Catra se acentuó a la vez que su padre, el desalmado Patrick Grant, dueño de la renombrada empresa Prime Tecnology solo se limitó a sonreír satisfecho, tomando a su hija por el mentón mientras sus hombres cortaban sin cuidado alguno el cabello de esta. Al terminar, uno de sus hombres recogió los mechones de cabello del suelo y los colocó en el interior de una bolsa y se la mostró a su jefe, el cual con un gesto le indico que la llevara al auto. Patrick volvió a chasquear sus dedos y todos sus hombres se apresuraron a apartarse de Catra, quien volvió a erguirse sin romper el contacto visual con su padre en ningún momento, el cual seguía acariciando suavemente el mentón de su hija con sus alargados dedos.

— Aún con ese aspecto, tu belleza mi pequeña Lissie es incuestionable —Sonrió de nuevo— Sigo decepcionado por la manera en la que pasas por alto los sentimientos de tu madre, pero ya que te he aplicado un correctivo, estoy más tranquilo.

Su mirada descendió hasta las flores que su hija sostenía, cerró los ojos por un breve instante y sacó un pequeño sobre de uno de los bolsillos de su saco.

— Buena elección, esas son sus favoritas —Agregó con cierto pesar en su voz mientras extendía el sobre hacía Catra— ¿Le entregarías también esto por mí, Lissie?

En ese instante la mirada de Catra se suavizó en gran medida, pasando de ver a su padre con rabia a verlo con lastima, sin perder nunca la seriedad de su expresión, a la vez que tomaba el sobre con sumo cuidado.

— Lo haré, padre —Respondió cerrando levemente los ojos cuando este le acarició la cabeza, para luego descender por su mejilla hasta llegar al mentón de ella de nuevo, mientras sonreía complacido.

— Buena chica —Musitó para luego apartarse de ella y marcharse junto a sus hombres hasta el otro extremo del callejón donde una limosina blanca aguardaba por él.

Apenas Catra comprobó que su padre se había marchado, se agachó abruptamente frustrada, molesta, indignada y cansada, en especial cansada; cruzó los brazos sobre sus rodillas y ocultando el rostro entre estos, dejó escapar algo parecido a un gruñid cargado de frustración, rabia y de un sinfín de cosas más, mientras dejaba salir todo el aire que había estado reteniendo hasta entonces.

Así permaneció durante unos cinco minutos, para luego respirar hondamente y levantarse finalmente, dispuesta a seguir con sus planes como si nada hubiera pasado, aunque sería difícil encarar a su madre luciendo aquel repentino, involuntario y terrible corte de cabello que su padre amablemente le había "obsequiado" por ir en contra de sus designios. Sin embargo, apenas se levantó cochó con alguien, a quien estuvo a punto de maldecir o de partirle la cara a golpes, si es que se trataba de algún chistosito intentando asaltarla o abordarla, pero no, si fuera uno o incluso diez o más ladrones armados hasta los dientes hubiera sido infinitamente un mejor escenario que ese, donde cierta personita se encontraba frente a ella viéndola con los ojos impregnados en lágrimas, los dientes apretados y con los puños cerrados fuertemente a ambos lados de su cuerpo debido a la rabia y a la impotencia que sentía en ese momento.

Así es... se trataba de Adora.

— ¡Oh, maldita sea! ¡Tienes que estar jodiendome! —Se quejó la trigueña al cielo a la vez que exasperada alzaba las manos, ya que encontrarse con Adora en ese preciso instante era la última cosa que le hubiera gustado que ocurriera en ese momento— Tú en verdad me tienes que odiar desgraciado— Blasfemó antes de volver la mirada hacia Adora disgustada— Escucha Kovacs, ahora mismo no estoy de humor para...

De repente toda palabra que tuviera pensado decir, murió violentamente en su garganta cuando Adora sin motivo aparente la abrazo repentinamente, dejando a Catra congelada en su sitio con los brazos extendidos al sentir el cuerpo de la rubia completamente pegado al suyo, ocultando el rostro en el hombro de la trigueña a la vez que se aferraba al cuerpo de esta, haciéndola considerar seriamente en corresponderle aquel abrazo, pero al final Catra desistió de hacerlo, ya que después de lo que había pasado entre ellas la noche anterior, había decidido alejarse de Adora y sepultar de una vez por todas los sentimientos que tenía hacia ella.

Eso era lo mejor para ambas, en especial para ella... o al menos, eso era lo que quería creer.

— A-Adora, ¿Qué estás haciendo? —Se atrevió a preguntar logrando sacar fuerzas para tomar a la rubia por la cintura y apartarla de ella, pero no pudo evitar que ésta la sujetara por los hombros y la viera fijamente a los ojos con los suyos aún enrojecidos por las lágrimas.

— ¿Estas bien? —Preguntó Adora ignorando olímpicamente la pregunta que la trigueña le hizo antes— Yo... yo lo siento mucho. Quería intervenir, pero no lo hice al ver que no te resistías y... y... de verdad lo siento mucho.

— No quería arruinar las flores y además no tenía sentido hacerlo —Respondió Catra con simpleza encogiéndose de hombros restándole importancia al asunto, para luego mirarla directamente a los ojos con severidad— ¿Qué tanto viste, Kovacs?

— Desde la parte en la que tu padre dijo: Esta será la última vez que lo repetiré —Catra hizo una mueca de disgusto ante esto, que después desaparecería para luego dar paso a una mueca de resignación, que finalmente daría paso a la expresión despreocupada habitual de la trigueña— Lo siento.

— No importa —Le restó importancia como si realmente lo que sucedió fuera cualquier cosa— Solo olvida lo que viste, no tiene nada que ver contigo de todos modos. Ahora te agradecería que me soltaras, ya es mucho con que tenga que ver qué demonios hago con mi cabello antes de ir a ver a mi madre y...

— ¡Puedo ayudarte con eso! —Se apresuró a decir Adora, a lo que Catra solo enarcó una ceja observándola con suspicacia a la vez que se cruzaba de brazos ante la repentina proposición— Por favor, déjame hacerlo ¿Sí?

— ¡Argh! Está bien —Gruño frustrada la trigueña ante la cara de perrito triste de Adora— Solo deja de hacer esa cara y procura que sea rápido.

— ¡No te arrepentirás, lo prometo! —Dijo Adora emocionada, tomando a Catra por la muñeca y arrastrándola a quien sabe dónde.

Media hora después, Catra solo podía contemplar con asombro su reflejo en el pequeño espejo que Adora le había entregado para que pudiera apreciar su trabajo. Ambas se encontraban en uno de los tantos parques de la ciudad sentadas en el césped al lado de una de las caminerías, donde luego de comprar todo lo necesario en una farmacia, Adora le había arreglado el desastre que antes era su cabello, cortando y nivelando cada parte mal cortada, dándole un estilo sencillo, pero a la vez acorde al estilo rebelde de la trigueña que, además, la hacía ver muy linda también. Incluso Adora se atrevió a tomarle fotos para que así Catra pudiera apreciar lo que era el antes y el después de su intervención, así podría comparar y decirle si estaba conforme o no con su nuevo corte.

— ¡Maldición Kovacs, quedo genial! —Exclamó finalmente la trigueña sinceramente sorprendida ante aquella útil habilidad oculta que tenía la rubia, la cual parecía avergonzada por el inesperado visto bueno de ella— No conocía este lado tuyo Kovacs, pero me agrada, ¿No has pensado en ser estilista o algo por el estilo? Porque no se te da nada mal.

— No es lo mío y aunque lo fuera no podría hacerlo —Dijo Adora suspirando resignada, intercambiando una comprensiva mirada con Catra, después de todo ambas estaban en el mismo bote de cierta manera, ya que ambas estaban obligadas a seguir los caprichos y designios de sus respectivos padres— antes mi hermana Mara me hacía cortarle y arreglarle el cabello, no le importaba lo mal que pudiera quedar o si me equivocaba, ella solo se reía y me decía que esperaba no tener que raparse para la próxima vez que le arreglara el cabello. Así fue como aprendí a hacer este tipo de cosas, después de equivocarme muchas veces, por supuesto.

— Uuy, casi compadezco a tu hermana, pero no —Bromeo repentinamente la trigueña y ambas rieron aligerando un poco el ambiente, hasta que se percataron de lo que estaban haciendo en ese momento y la incomodidad regresó, pero de una manera diferente esta vez.

Adora desvió la mirada de aquellos penetrantes orbes heterocromáticos, sintiéndose repentinamente avergonzada por lo consciente que era de Catra, de ella y de la escaza distancia que las separaba.

— Kovacs... gracias por, bueno, por hacer esto por mi —Dijo de repente Catra quebrantando el pesado silencio que se había instaurado entre ambas, a lo que Adora no tuvo más opción que encararla de nuevo por educación— Si no es mucho pedir, yo... ¿Puedo pedirte un favor más?

— ¡Por supuesto! —Asintió rápidamente, sintiéndose inesperadamente feliz de poder ayudarla en algo más después del desagradable encuentro que esta había tenido con su padre antes— Dime.

— ¿Podrías acompañarme a ver a mi madre? —Si ya estaba avergonzada por haber sido expuesta ante Adora en el callejón, esto definitivamente era otro nivel de vergüenza para ella, pero justo ahora se sentía mucho más insegura de ir a ver a su madre con su nuevo aspecto, porque no sabía cómo esta podría tomárselo y, a pesar de que quería marcar distancia con Adora, a la vez sentía que la necesitaría a su lado para poder hacer esto.

Fue entonces cuando por la expresión de asombro de Adora, cayó en cuenta de que después todo lo que había ocurrido entre ambas la noche anterior, quizás el pedirle algo como eso no fuera lo más adecuado.

— Espera Kovacs, olvídalo no tienes que...

— Si —Dijo Adora interrumpiéndola a la vez que la observaba directo a los ojos con seriedad— Te acompañaré a ver a tu madre.

Sin decir nada, Catra solo se limitó a asentir sin apartar la mirada de aquellos sinceros y decididos ojos, se levantó del césped al mismo tiempo en el que ella lo hacía y la guio hasta el centro de salud mental en que se encontraba recluida su madre por... digamos que se debía a una serie de eventos desafortunados en los que ambas salieron perjudicadas, los cuales obligaron a su padre a tomar cartas en el asunto y terminó recluyéndola en aquel lugar, luego de que por culpa suya esta terminara adquiriendo un trastorno explosivo intermitente que llevaba a la madre de la trigueña a volverse muy agresiva de repente y sin motivo aparente, con lo cual Catra se vio obligada a lidiar hasta que las cosas simplemente se salieron de control y fuera ella quien terminara llevándose la peor parte al final del día.

No sabía cómo su padre se había enterado de todo, pero de no ser por él ni ella ni su madre estarían aquí hoy en día. Luego de aquel incidente, Patrick internó a la madre de la trigueña en aquel centro y le prohibió ir a verla, pero como esta nunca dejo de insistir al final cedió un poco, decidiendo colocarle condiciones muy duras a su hija, las cuales debía cumplir si en verdad quería ver a su madre de nuevo.

Seis meses después de aquello Catra lo hizo, cumplió con todas y cada una de las condiciones que le impuso su padre, gano el derecho a visitar a su madre una vez a la semana y desde entonces nunca había faltado a ninguna de las visitas. Obviamente Adora desconocía el trasfondo de todo esto y además, al llevarla con ella a ese lugar, la estaba involucrando aún más en su vida y eso contradecía flagrantemente su decisión de "sacar" de una vez por todas a la rubia de su vida, pero es que ¡No podía evitarlo! Ya que Catra en si misma era una contradicción ambulante con cualquier cosa que involucrara a la rubia, en especial desde la noche anterior, específicamente después de aquel beso que aún recordaba a la perfección. Simplemente la deseaba morir, por eso cada vez que intentaba alejarla y lograba hacerlo, terminaba buscando la manera o cualquier excusa para acercarse de nuevo a ella, a pesar de que no quería hacerlo y así caía de nuevo en su bucle infinito de contradicciones. Si, era absurdo y algo sumamente masoquista de su parte, pero simplemente no podía escapar de ese nefasto ciclo.

Por su parte Adora, ajena al dilema moral y casi existencial de la trigueña, solo sabía que esta realmente debía de necesitar su apoyo, teniendo en cuenta la manera en la que se lo había pedido y lo orgullosa que esta era. No iba a mentir, estaba extremadamente nerviosa por conocer a la madre de Catra y esto solo empeoró y tomo un matiz más serio cuando llegaron a aquel centro de salud mental, donde Catra ya era bien conocida por todos los que allí laboraban, quienes la saludaron y hasta bromearon un poco con ella cuando notaron la presencia de Adora a su lado, a lo que la trigueña solo rechistaba los dientes, bufaba o hacia algún comentario ocurrente para desquitarse la broma. Así fue como llegaron al cuarto piso, a la habitación 403, al lado de la cual había una placa en la pared frente a la puerta que decía "Sharon Weaver".

Catra se detuvo frente a la puerta nerviosa, asustada y preocupada, algo completamente nuevo para Adora que jamás había visto a la trigueña comportarse de esa manera y eso solo la hacía querer ayudarla con más fuerza, pero esta parecía haber olvidado por completo que ella estaba ahí también.

De repente, Catra sintió como un par de brazos la rodearon desde atrás y por encima de los hombros en un suave, cálido y reconfortante abrazo que la hizo volver en sí, solo para caer en cuenta de que una vez más se trataba de Adora abrazándola y ella solo alcanzo a reaccionar para llevar su mano libre hacía los brazos de la rubia, dándole un par de palmaditas para llamar la atención de su dueña.

— ¿Mejor? —Preguntó Adora separándose de la trigueña cuando vio la pequeña sonrisa que se había dibujado en los labios de esta.

— Mejor —Respondió Catra riendo levemente mientras volteaba para encarar a la rubia— Estoy lista.

Adora le dedico una leve sonrisa a la trigueña que esta correspondió de igual manera, luego respiró hondo, tomó la perilla de la puerta y sin darle más vueltas al asunto la abrió, para luego tomar a Adora de la mano y arrastrarla al interior de la habitación, donde un mujer de delgada figura largo y lacio cabello negro, tez nívea y ojos de color azul celeste, la cual tenía el rostro lleno de quemaduras y cortes, volteó a verlas a ambas dedicándole primero una sonrisa a su hija, para luego inspeccionar a la rubia con la mirada antes de sonreírle dulcemente, a lo que Adora respondió el gesto sonriendo de la misma manera en la que la madre de Catra lo hacía.

— Hola má —Dijo animadamente Catra soltando la mano de Adora y yendo a entregarle a su madre el ramo de flores, la cual las recibió sonriendo dulcemente, ya que esas eran sus flores favoritas y además le encantaban los detalles que su hija tenía con ella— Esta vez pude conseguirlas todas y armar el arreglo, ¿Te gustan?

— Me encantan —Respondió la señora yendo a buscar un florero de plástico que tenia sobre una mesita en aquella espaciosa habitación, le colocó agua y sin perder tiempo coloco ahí las flores y volvió junto a las dos jóvenes— Así como también me gusta tu nuevo estilo hija, pero te conozco y no eres de las que harían un cambio tan radical sin razón, así que dime ¿Qué paso?

— Fue padre —Confesó y el semblante de la mujer se endureció— Pero ella, Adora, me ayudó a arreglarlo mamá —Agregó señalando a Adora y el semblante se suavizó al voltear a ver a la rubia, que solo sonrió tímidamente— Déjame presentártela. Ella es Adora Kovacs, ya te he hablado un poco de ella antes.

— ¿La de las competencias? —Preguntó sonriendo levemente con sorna a la vez que enarcaba una ceja, a lo que Catra solo asintió, diciéndole con la mirada todo lo que necesitaba saber— Ya veo —Musitó acercándose a Adora y extendiendole su mano en señal de saludo, a lo que Adora estrecho su mano sin dudarlo— es un placer, Adora.

— No, no. El placer es mío señ...

— Sharon, querida —La interrumpió la madre de la trigueña sentándose en la cama— no me gusta que me digan señora, después de todo apenas tengo treinta y siete años.

— Entiendo —Asintió Adora sonriendo divertida— El placer es mío, Sharon.

Luego de esto, las tres estuvieron charlando amenamente hasta la puesta del sol sin caer en cuenta del paso del tiempo hasta que la iluminación en la habitación se hizo más tenue, marcando así el final de aquella visita. Durante todo el tiempo que estuvo ahí, Adora se sorprendió al ver la franqueza que Cara tenía con su madre, a la cual le contó todo lo que había pasado en el club y parte de lo que había sucedido con su padre ese día, le contó como DT y Melog la ayudaron a conseguir las flores y que estos le enviaban saludos, incluso le mencionó que ella y Adora serían las encargadas de dar el discurso de graduación este año, lo que alegró mucho a Sharon, que escuchaba cada historia mientras acariciaba el cabello de su hija que, en algún punto de la conversación, se había acostado en la cama y había apoyado la cabeza sobre las piernas de su madre. Cuando finalmente llego la hora de partir, Catra le entregó la carta de Patrick a Sharon, pero esta se negó a leerla o a tocarla siquiera, a lo que la trigueña solo asintió, saco una gran caja plástica de debajo de la cama, le escribió la fecha a la carta y la guardó en orden en la enorme caja, junto a todas las otras cartas que su padre le había escrito hasta ahora.

Tras aquel incomodo momento, Sharon se despidió de ambas con un abrazo, le susurró algo a su hija al oído que la hizo sonrojarse levemente y mascullar algo entre dientes, a lo que Sharon solo sonrió divertida para luego decirles a ambas que esperaba verlas de nuevo el próximo fin de semana, haciendo que Catra rechistara los dientes mientras Adora solo asentía sonriendo encantada con la madre de la trigueña.

En cuanto estuvieron fuera del centro de salud mental, ambas caminaron en absoluto silencio una vez más de regreso al parque donde Adora le había arreglado el cabello a Catra antes; ahí se detuvieron la una frente a la otra intentando quebrantar aquel pesado y molesto silencio sin saber bien cómo hacerlo; Catra quería agradecerle por el corte de cabello y por haberla acompañado a ver a su madre aun cuando no estaba obligada a hacerlo, mientras que Adora solo quería preguntarle sobre lo que había pasado la noche anterior entre ambas, sobre ese beso y así aclarar todo con Catra; sin embargo, ambas sentían como si un nudo se les hubiera formado en la garganta impidiéndoles decir todo lo que querían expresarle a la otra en ese momento, o al menos así fue hasta que un sonoro rugido proveniente del estomago de la rubia quebrantó el silencio por ellas, haciéndolas bajar la mirada para luego volver a verse, Catra con una ladina sonrisa burlona dibujada en sus labios, mientras que Adora en ese momento estaba muy ocupada redefiniendo el concepto de "Ponerse rojo como un tomate", porque su rostro estaba tan rojo de la vergüenza que de seguro cualquier tomate que se precie de serlo sentiría celos de la coloración de su rostro.

— Yo... no... he... —Adora no encontraba que decir o que hacer más que balbucear cosas mientras sonreía avergonzada ante la mirada burlona de la trigueña.

— Vaya, creo que se escapo un león del zoológico y anda cerca ¿No crees? —Adora solo se encogió de hombros sin dejar de sonreír avergonzada por los ruidos que seguía haciendo su estómago en ese momento.

¡Se quería morir! ¡O mejor que se la tragara la tierra ahí mismo para no tener que seguir soportando tanta vergüenza! Definitivamente, si Dios realmente existía, entonces este tenía el morboso placer de divertirse a su costa haciéndola pasar por estas cosas en las peores situaciones posibles en las que Catra también estuviera involucrada.

— Eres una idiota, ¿Lo sabías? —Dijo entre risas la trigueña señalando con el pulgar algún lugar detrás de ella que Adora no pudo ubicar con la mirada— Ven, te invito a comer algo.

— Oh no, no tienes que hacerlo, en serio yo...

— Nagh, tonterías —La interrumpió agitando una de sus manos frente a ella como si aquello no fuera la gran cosa— tómalo como una especie de compensación de mi parte por todo lo que hiciste por mi hoy ¿Sí? Además, quiero hacerlo y no pienso aceptar un "no" por respuesta.

— Esta bien —Cedió finalmente Adora, porque en verdad tenía hambre y no se había llevado su monedero porque se suponía que a lo sumo le tomaría unas dos horas— Tú ganas.

— Como siempre, Kovacs. Como siempre —Se mofó la trigueña haciendo que Adora soltara un leve bufido.

Podría decirse que gracias a la oportuna interrupción del estómago de Adora, el ambiente entre ambas no solo se había aligerado un poco, sino que le había brindado a Adora un tema seguro de conversación con Catra, que solo se limitó a observarla divertida y a hacer ciertos comentarios ocasionales y jocosos mientras ella prácticamente devoraba vorazmente las dos hamburguesas que Catra le había comprado, junto a las raciones de papas, refrescos y un par de postres. Al terminar, Adora se sorprendió al ver que ya había caído la noche mientras comían y que, de cierta manera, el día se les había pasado volando y que ya debería de haber regresado a casa de Lonnie, la cual le había enviado como un millón de mensajes; mensajes que apenas ahora respondía con un sencillo "Estoy bien, iré a tu casa luego".

— Bueno —Dijo Catra elevando la mirada al cielo estrellando por un instante antes de dejar escapar un leve suspiro— con esto ya estamos a mano Kovacs, será mejor que regreses a casa antes de que se haga más tarde.

— ¡Espera! —Adora la detuvo sujetándola por el brazo antes de que pudiera marcharse— Tenemos que hablar.

— Si es sobre el beso de ayer, solo olvídalo —Dijo con cierto pesar y amargura en su voz, sorprendiendo a Adora, ya que parecía que ya tenía la respuesta preparada, pero ella no estaba dispuesta a dejarla ir tan fácilmente— solo fue un beso, no es nada del otro mundo y no, no significo nada, así que no le des más vueltas al asunto y suéltame o...

— Para mi no solo fue un beso, Catra —Dijo Adora silenciando a la trigueña que, sorprendida, la vio como si fuera la primera vez que lo hiciera realmente desde que se habían encontrado esa mañana— ya sea que significara algo o no, yo necesito cerrar esto, así que por favor hablemos de esto Catra, en verdad lo necesito y...

— Para. Para ahí —Ahora era la trigueña la que la interrumpía, parecía un poco disgustada por la insistencia de Adora, pero aún así le sostuvo la mirada— No sé que demonios piensas lograr con todo esto, Kovacs, pero volvamos al parque de antes porque no pienso hablar de esto aquí.

Con esta ya era la tercera vez que estarían solas en aquel parque en menos de veinticuatro horas y, al estar sentadas en aquella solitaria banca, solo aumentaba el nerviosismo de Adora, a pesar de que Catra prácticamente se había dejado caer sentada a su lado con los brazos extendidos sobre el espaldar de la banca, donde también tenia apoyada la cabeza, dirigiendo su mirada al estrellado cielo nocturno y no al manojo de nervios que era Adora en ese instante. Por otro lado, Adora se encontraba sentada recta y separada del espaldar de la banca, estaba tensa, nerviosa y trataba de poner en orden sus ideas antes de hablar.

— ¿Por qué me besaste? —Se atrevió a preguntarle finalmente a la trigueña que parecía estar más interesada en el cielo que en responderle— Catra, por favor... necesito que me respondas.

— ¿Qué piensas hacer cuando lo sepas? —Respondió Catra a la defensiva, manteniendo la vista en el cielo.

— No has respondido a mi pregunta —Adora intentaba por todos los medios no alterarse, pero la trigueña no se lo dejaba nada fácil.

— No diré nada hasta que no respondas eso primero —Replicó decidida a no dar su brazo a torcer.

Había olvidado que Catra podía llegar a ser realmente insufrible cuando se lo proponía.

— Tomar una decisión —Confesó suspirando resignada— He estado pensando mucho en lo que paso, pero hay algo que simplemente no termino de entender y hasta que no lo entienda, no sabré que hacer.

No había manera en que la trigueña pudiera estar satisfecha con una respuesta tan vaga como esa, pero era lo mejor que Adora podía ofrecerle en este momento, además de que estaba siendo sincera. Por su parte, Catra solo cerró los ojos mientras respiraba hondamente, inhalando tanto aire como le fuera posible, lo retuvo durante un instante para luego expulsarlo en una profunda exhalación antes de volver a abrir los ojos; acto seguido se irguió y enfrentó a la rubia finalmente, tomándola por sorpresa al conectar sus miradas repentinamente con tanta seriedad.

— Querías que te diera una razón por la cual no podíamos ser amigas y eso hice —Inicio la trigueña sintiendo como su cuerpo se tensaba ante cada palabra, anticipándose al inminente rechazo de la rubia— no puedo, ni quiero ser tu amiga, porque simplemente no puedo conformarme solo con eso... Para mi, esto es un todo o nada.

— No entien...

— ¡Estoy enamorada de ti, grandísima idiota! —Explotó finalmente Catra, entre frustrada, molesta y cada vez más asustada por lo que ocurriría a continuación— ¡Y sí! ¡Es cómo oíste Adora Kovacs!... No sé cuando pasó, pero antes de que me diera cuenta ya no podía sacarte de mi mente y no sabes cuanto odio amarte así, porque eres una de esas cosas que deseo a morir, pero que jamás tendré. Eso es todo, ¿Estas feliz?

De un momento a otro los ojos de la trigueña se humedecieron haciéndola desviar la mirada de aquellos ojos platinados, para luego limpiarse las lagrimas antes de que estas pudieran escaparse de sus orbes heterocromáticas. Después de aquella explosión se sentía patética, estúpida y definitivamente no quería ver la expresión que tendría Adora en ese momento. Lo único que realmente quería hacer Catra era huir muy lejos después de haberse expuesto de esa manera, porque a pesar de que estaba resignada a ser rechazada por la rubia, aun así no tenía el valor para escucharlo todavía. Sin embargo, en cuanto intento levantarse de la banca, Adora rápidamente la sostuvo por los hombros y volvió a sentarla, a lo que esta cerró los ojos con fuerza y se volteó bruscamente reacia a ver a la rubia en ese momento.

— Mírame —Demandó Adora, pero Catra se negó a hacerlo— Catra, mírame.

— ¡No quiero! —Continuó reacia a verla, ¿Acaso no le bastaba a esa idiota con haberla visto hacer el ridículo ese día?

— Por favor, Catra —Suplicó esta vez Adora— Necesito que me mires, por favor.

— ¡No!

— Entonces haré que me mires —Sentenció Adora usando su fuerza para recostar a la trigueña del espaldar de la banca bruscamente.

Catra pensó en quejarse, pero antes de que pudiera emitir cualquier sonido, Adora se adueño de sus labios repentinamente.

Sorprendida, Catra finalmente abrió los ojos, encontrándose de nuevo con aquellas orbes platinadas observándola expectantes a su reacción. En eso Adora sonrió complacida al sentir como la boca de la trigueña se entreabría, luego cerró los ojos y se aventuró a profundizar aquel beso, introduciendo su lengua en la boca de esta, inclinándose más sobre ella y apoyando la rodilla sobre la banca, justo entre las piernas de la trigueña. En ese momento, a pesar de la sorpresa, Catra no dudo en corresponder aquel beso, tomando a Adora por la cintura e intentando acercarla aún más a ella, mientras le daba la bienvenida al interior de su boca, dando inicio a una apasionada danza con sus lenguas, donde cada una buscaba marcar el ritmo constantemente ocasionando que aquel intercambió solo se intensificara cada vez más, excitándolas y haciéndolas desear más con cada segundo que pasaba, como si un hambre insaciable se hubiera apoderado de ambas con cada beso, mordisco, suspiro, gemido y gruñido que intercambiaban, hasta que finalmente la necesidad de respirar fue más fuerte viéndose obligadas a separarse para recuperar el aliento.

Ambas respiraban de manera entrecortada y agitada, sus corazones latían desbocados y con tanta fuerza que parecía que en cualquier momento se escaparían de sus pechos; la misma "corriente eléctrica" recorría sus cuerpos y la misma sonrisa adornaba sus enrojecidos labios, a la vez que apoyaban sus frentes la una con la otra, conectando sus miradas expectantes.

— ¿Por qué siempre tienes que complicarme tanto las cosas? —Le reprochó Adora sin dejar de sonreír, mientras intentaba recuperar el aliento.

— Supongo que ya es costumbre —Bromeó la trigueña mientras intentaba atraer más a la rubia hacia ella, a lo que esta respondió subiendo la otra pierna a la banca y sentándose sobre Catra, aumentando así el contacto entre sus cuerpos— ¿Puedo saber que significa esto?

— No lo sé, yo solo —Dijo volviendo a besarla con intensidad, para luego separarse bruscamente de ella como si se hubiera dado cuenta de lo que había hecho, incluso intentó huir bajándose de la banca, pero Catra afianzó su agarre y no se lo permitió— solo... lo hice.

— ¿Por qué? —La presionó Catra afianzando aún más su agarre, reacia a dejar pasar una oportunidad de oro como esta.

— No lo sé, Catra —Respondió Adora dejando de forcejar con la trigueña— Todo esto es nuevo, raro y muy confuso para mi, porque tú eres una chica y...

— ¿Y? —Catra la instó a continuar, observándola con calma, pero a la vez expectante por su respuesta.

— Aun así me haces sentir cosas que jamás había sentido por nadie y... ¡Maldita sea Catra, ese beso me excitó! —La aludida no pudo evitar sonreír divertida ante la frustración de Adora mientras intentaba explicarse.

Realmente le estaba costando explicarse en ese momento y la sonrisita de la trigueña no la estaba ayudando a aclararse precisamente.

— Esto, nosotras, no esta bien y nuestros padres no lo permitirán, pero —Prosiguió Adora gesticulando demasiado con las manos en un vano intento de ayudarse a explicar mejor— maldición Catra. Desde ayer no he podido sacarte de mi cabeza ni mucho menos ese beso, eso me hizo pensar y terminé cayendo en cuenta de cosas que antes pase por alto y... y...

— ¿Y? —Repitió la trigueña seria, pero a la vez sin molestarse en ocultar lo mucho que disfrutaba ver a la señorita perfecta perder el control, a lo que esta le golpeó el hombro disgustada.

— A pesar de lo insufrible que eres, creo... que me gustas, Catra —Un leve rubor se hizo presente en las mejillas de Adora al ver la sincera y hermosa sonrisa que apareció en los labios de la trigueña— no puedo decir que te amo, ni nada parecido, pero me di cuenta que me siento atraída por ti... y mucho.

— Es suficiente para mi —Musitó Catra tornando su sonrisa en una picara sonrisa ladina antes de reclamar aquellos carnosos labios como suyos una vez más.

Labios que simplemente no se cansaba de desgastar a placer y menos aún teniendo a Adora tan dispuesta a seguirle el juego.

— Por ahora —Agregó acariciando osada, suave y dulcemente la mejilla de Adora, que esta vez no la apartó sino que se permitió disfrutar de aquel gesto sonriendo levemente.

Si Catra hubiera sabido que un beso era todo lo que se necesitaba para llamar la atención de la rubia, lo hubiera intentado hace años, pero seamos honestos, ella era demasiado cobarde en cualquier cosa que involucrara acercarse más a la rubia y además, si no hubiera tenido la suerte de que Adora no la hubiera dejado huir de ella de nuevo, entonces justo ahora no solo tendría un pésimo corte de cabello, sino que estaría sumergiéndose en su miseria, torturándose mentalmente en su casa con su arrebato en el hospital.

Después de esto Catra, siguiendo sus instintos volvió a besar a Adora, pero esta vez lo hizo con más afecto que deseo, marcando un ritmo lento y suave mientras descendía sus manos desde los hombros hasta las caderas de Adora, recorriendo con deliberada lentitud el bien formado cuerpo de esta hasta llegar a su destino. Así estuvieron besándose y disfrutando de leves caricias compartidas, hasta que la dureza de la banca y la incomodidad de aquella posición se hicieron presentes, obligando a Adora a detener a la trigueña y a levantarse para estirar las piernas un poco, aliviando así sus adoloridas rodillas, mientras que Catra la imitaba levantándose también y estirándose un poco riéndose junto con ella por las molestias que la otra sentía en ese momento.

— ¿Y ahora qué? —Se aventuró a preguntar Catra llamando la atención de Adora— Dijiste que saber la verdad te ayudaría a tomar una decisión, así que, ¿Cuál es el veredicto?

Tornándose seria de repente, Adora encaró a Catra lista para responder finalmente esa pregunta.

— Quiero intentarlo —Dijo Adora acercándose de nuevo a Catra —Sé que no nos queda mucho tiempo y que tendremos que ocultarlo de nuestros padres, pero aun así quiero intentar tener algo contigo. Aunque entendería si no quieres.

— Definitivamente eres una idiota —Sonrió la trigueña a la vez que depositaba un suave, dulce y casto beso en la mejilla de esta— hagámoslo.

Sonrió entrelazando sus manos con las de Adora, sin poder dejar de sonreír como idiota al igual que Adora.

Ambas sabían que no tenían tiempo, que la graduación estaba prácticamente a la vuelta de la esquina y que todo esto era arriesgado para ambas en muchos aspectos, en especial si eran descubiertas por sus padres, pero aun así nada de esto parecía importarles realmente; Adora quería disfrutar esta nueva ola de sentimientos y sensaciones que la trigueña despertaba en ella, hasta el tiempo de separarse llegase y no volvieran a verse hasta que cada una tomase el control de sus respectivas compañías familiares. Eso era lo que Adora tenía en mente y aunque pudiera parecer injusto, quería darse la oportunidad de vivir esta experiencia antes de que los planes que su madre tenía para ella entraran en acción y perdiera la poca libertad que tenía en su vida.

No obstante, los planes de Catra eran completamente diferentes a los de la rubia, después de todo para ella esta oportunidad no era más que una arriesgada apuesta de todo o nada y, cuando ella apostaba, lo hacía para ganar.

Notes:

Bueno hasta aquí el capítulo, disculpen la demora he estado ocupada. Espero que les haya gustado y bueno, como siempre les pregunto ¿Qué les pareció? ¿Era lo que esperaban o no? ¿Qué creen que estará tramando Catra? XD.

Solo me queda decirles, que antes de publicar el 4to capítulo, en la siguiente parte agregaré una sorpresa que les tengo guardada a ustedes, a modo de colaboración con una buena amiga y gran artista que posiblemente ya conozcan: @manzanillapop en IG.

En fin, Espero que les guste esta pequeña colaboración XD.

Chapter 5: Extra: Colaboración con manzanillapop. Ilustraciones/minicomic XD.

Notes:

Ilustraciones de algunas escenas de All The Things She Said realizadas por la artista manzanillapop. Espero les gusten XD.

Chapter Text

Hola ¿Cómo están? Finalmente aquí esta la sorpresa que les había comentado, de la mano de la talentosa artista manzanillapop XD, quien hizo esta pequeña colaboración conmigo y a la cual le estoy muy agradecida, por haber hecho algo tan genial y bello. En lo personal, me encantó.

 

 

 

Ahora la pregunta de oro: ¿Ustedes cómo se imaginaron estas escenas? ¿Fue así o lo imaginaron de manera diferente?

Por favor, agradeceria que respondieran esto ya que realmente a ambas nos interesa mucho conocer saber su opinión XD.

Ahora, si no conocían a esta gran artista, pues se las presento y los invitó a ver su increible trabajo y su actual comic llamado Pandemonium, que esta buenisimo XD. 

Aquí el link de su perfil en Instagram: https://www.instagram.com/manzanillapop/

De nuevo, muchas gracias a todos por leer y por comentar. En especial gracias a manzanillapop por tan lindo regalo XD.

Chapter 6: 30 Minutes

Notes:

30 minutos, un mar de recuerdos y una decisión que podría cambiar sus vidas... ¿Harán lo correcto o tomaran el riesgo?

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

30 minutos, ese era todo el tiempo que tenía, todo el tiempo que podía darle y lo más que su corazón podría esperar sin destrozarse en millones de pedazos mientras avanzaba sin mirar hacía atrás a través de aquel incierto camino que había escogido seguir. No es que esto fuera una sorpresa, Catra sabía desde un principio que algo como esto podía pasar, realmente lo sabía, pero aun así no podía evitar sentir como su corazón se estrujaba con fuerza en su pecho con cada segundo que pasaba y con cada gota de lluvia que caía sobre su cuerpo, empapándola y haciéndola tiritar levemente, pero nada que ella aparecía... nada que Adora aparecía a través de aquella puerta a la que pronto le abriría un agujero con la mirada si no dejaba de verla cada dos segundos, pero ¿Cómo no hacerlo?, ¿Cómo demonios podía evitarlo cuando sentía que se moría ante la sola idea de que en verdad ella jamás apareciera?

Si, sabía que se le había ido la mano con todo lo que había hecho, en especial con lo último que le había dicho a Adora antes de marcharse de aquel endemoniado auditorio, pero si no lo hacía nada cambiaría o mejor dicho, nunca tendría la oportunidad de cambiar. Ella ya había tomado su decisión y estaba dispuesta a asumir las consecuencias de ello, las preguntas de oro eran: ¿Adora sería capaz de hacerlo también?, ¿Tendría el valor o se acobardaría? Y ¿Se desharía de sus cadenas o las reforzaría?

Simplemente no lo sabía...

Sea lo que sea, en 30 minutos lo sabría y dependiendo de la decisión de la rubia, el significado de las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos cambiaría totalmente de tristeza, rabia y amargura a felicidad, dicha y alegría.

30 minutos, una decisión y un posible corazón roto... pero antes de asumir lo peor, recapitulemos un poco para ver que llevaría a la trigueña hasta este punto.


 

Seis semanas. Solo seis semanas era todo el tiempo con el que Catra contaba para llevar a cabo su plan y aunque con lo que menos contaba era con el tiempo, después de aquel apasionado intercambio que ella y Adora habían tenido en aquella banca del parque, no solo su animo sé había renovado, sino que su determinación se había repotenciado y un agradable optimismo se había instaurado en su interior ante cada respuesta favorable que Adora le daba.

Aquella noche la había acompañado hasta el departamento de Lonnie, charlando, riendo nerviosamente y sonrojándose de tanto en tanto al recordar ciertas cosas, como varios de los intentos de la trigueña por llamar la atención de la rubia y como esta erróneamente las había interpretado como otro tipo de provocaciones, entre otras cosas ridículas que le arrebataron más de una carcajada a la trigueña.

— Deberíamos decirles —Sugirió Catra al llegar al departamento de la morena— a Lonnie, Kyle y Rogelio... sobre, ya sabes... lo nuestro.

— ¿Pero no se supone que lo mantendríamos en secreto? —Inquirió Adora viéndola horrorizada por un breve instante, antes de recordar con quien estaba hablando— ¿O es que tienes algo en mente, Catra?

— Algo así —Respondió con simpleza encogiéndose de hombros mientras ambas se adentraban en el edificio y escogían subir por las escaleras para poder seguir hablando un poco más antes de tener que separarse de nuevo— solo... confía en mi ¿Sí?

— Lo hago... aunque estoy más acostumbrada a desconfiar de ti —Dijo Adora y no mentía, todo su historial con la trigueña la había acondicionado para desconfiar de ella, pero estaba dispuesta a cambiar ese bien justificado habito— no me puedes culpar por eso y lo sabes, Catra.

Ante esto Catra rechistó los dientes y se adelantó un paso, para luego interponerse en el camino de Adora, deteniéndola y encarándola con el semblante más serio que pudo, haciendo temer a Adora el haber "pisado" alguna mina con ese comentario.

— Pues —Ronroneó la trigueña arrebatándole un beso y el aliento en el proceso, para luego esbozar una picara y maliciosa sonrisa que no pasaría desapercibida a los ojos de Adora, que solo la contempló en silencio esperando a que terminara lo que tenía que decir— eso tendremos que cambiarlo.

Adora quiso decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo, Catra le extendió la mano sonriendo de tal manera que, Adora simplemente no se dio cuenta del momento en el que tomó la mano que la trigueña le ofrecía, hasta que esta se dio la vuelta y continúo subiendo las escaleras tirando de ella como si nada hubiera pasado.

Quizás no sería mala idea para Adora tener más en cuenta el absurdo poder de convencimiento sobre ella que la trigueña parecía haber despertado de repente, ya que por más nuevo y excitante que le resultara todo este mundo de sensaciones nuevas que Catra le estaba brindando, tenía que saber darse su lugar frente a ella o esta podría terminar creyendo que la tenía a sus pies y eso definitivamente no era así ni lo sería jamás... Claro, es cierto que había descubierto que ella le atraía y mucho, pero tampoco llegaba a tanto como para desvivirse por ella o algo por el estilo.

Con esto en mente, Adora continuo junto con Catra ascendiendo piso por piso hasta llegar al departamento de Lonnie, donde la morena pasó del enojo a quedar atónita al ver a Catra junto a su rubia idiota, ambas agarradas de la mano, con Adora totalmente sonrojada y sonriendo avergonzada, mientras que Catra por otro lado sonreía triunfalmente ante la expresión de la morena y por la manera en la que la mirada de esta oscilaba entre sus manos entrelazadas, hasta que finalmente pareció reaccionar y se cruzó de brazos viendo a Adora con reproche, como si dijera "¿Sabes que de esta no te vas a librar, verdad?" a lo que Adora solo suspiró resignada, dispuesta a someterse al interrogatorio de sus amigos, pero cuando intentó soltar la mano de Catra, esta solo afianzó su agarre sin borrar aquella sonrisa que adornaba su rostro, para luego adentrarse junto con ella al departamento de Lonnie para afrontar el interrogatorio a su lado.

Para sorpresa de Adora, aquel interrogatorio resulto ser más ameno de lo que esperaba gracias a Catra, quien supo manejar la situación en todo momento, llegando a bromear con sus amigos con tanta facilidad y familiaridad que casi parecía que se conocían de toda la vida, hasta que decidió enseriarse y comentarles el plan que tenía para que ambas pudieran disfrutar de su rela... bueno, de lo que sea que fuera eso que tenían ahora; plan que necesitaría de la ayuda de ellos y de los amigos de Catra para que sus respectivos padres no las descubrieran. Para este punto, Adora tenía que admitir dos cosas: la primera era que le sorprendía lo bien pensado que estaba el plan de la trigueña teniendo en cuenta que no había pasado ni dos horas desde su "pequeño" acuerdo en el parque, y lo segundo era que simplemente le estaba resultando excitante todo esto; sensación que solo era alimentada por el pánico a que su madre la descubriera.

Quizás pareciera estúpido de su parte, pero esa sensación de riesgo y de peligro inminente solo sazonaba más el plan de Catra y lo hacía cada vez más emocionante y excitante a pesar de la sencillez del mismo, al cual Lonnie, Kyle y Rogelio terminaron accediendo sin darle muchas vueltas al asunto, ya que a ellos también les emocionaba ser parte de todo, en especial porque en el fondo se trataba de un acto de rebeldía de Adora contra su madre, que de seguro ya habría planeado con quien se casaría está en un futuro, cuantos hijos tendría y vaya a saber Dios cuantas cosas más ya habría determinado esa mujer, que parecía darle más importancia a la utilidad que su hija tuviera para ella, más que la felicidad de esta que estaba dispuesta a hacer lo que fuera con tal de complacerla.

En el caso de los amigos de Catra, no solo la trigueña decidió ir a enfrentarlos sola luego de dejar a Adora en casa de Lonnie, sino que las cosas no resultaron tan fáciles como lo fue con los amigos de la rubia, ya que tanto DT como Melog a pesar de que aceptaron solo para ayudarla, necesitarían de un par de días para asimilar bien el enorme riesgo que la trigueña estaba dispuesta a correr solo por una chica, que podía estar viendo todo esto como solo una entretenida aventura antes de meterse de lleno en su aburrida y prefabricada vida.

— Lo sé — Fue lo que respondió Catra ante la manera en la que sus amigos cuestionaban la decisión que había tomado— y créanme que pretendo cambiar eso.

— ¿Sabes que sería más fácil si solo te limitas a disfrutar de esta pequeña aventura también? —Insistió Melog claramente en contra de toda esta disparatada idea, mientras destapaba una cerveza y se la pasaba a DT, que se encontraba a su lado con los brazos apoyados en el mesón de la cocina de su departamento observándolo en silencio— Mientras más te involucres con ella, más difícil será para ti superarla si todo sale mal... No es que no confié en ti, es que presiento que esa chica solo va a terminar lastimándote mucho al final y no quisiera verte sufrir así por nadie.

— Para ser un hombre de pocas palabras, has dicho mucho querido —Intervino finalmente DT llamando la atención de sus amigos de ojos gatunos— pero en parte tienes razón, así que solo me limitaré a preguntarte algo gatita —Catra asintió indicándole que continuara— sin importar el resultado, ¿Es esto algo de lo que te arrepentirás luego?

— No —Respondió con firmeza la trigueña— ya dudé mucho antes y ahora que tengo la oportunidad de conseguir lo que quiero, no pienso desaprovecharla. Esto es una apuesta a todo o nada para mí; si gano, lo aprovecharé al máximo y la haré ver que no fue un error escogerme; ahora si todo llega a salir mal será... realmente una mierda, no te voy a mentir, pero al menos habré caído luchando y ya... bueno, ya después veré que haré para olvidarla de una vez por todas.

DT y Melog intercambiaron miradas durante unos cuantos segundos, como si estuvieran debatiendo telepáticamente que hacer, para luego suspirar resignados y voltearse hacia la trigueña sonriendo levemente.

— Cuenta con nosotros —Dijeron ambos al unisonó acercándose a la trigueña y abrazándola con fuerza— para lo que sea.

— Gracias —Dijo sinceramente integrándose al abrazo grupal, en lugar de huir como siempre lo hacía.

Ella sabía que siempre podría contar con DT y con Melog, ya se lo habían demostrado infinidad de veces en el pasado, aún lo hacían y estaba segura de que lo seguirían haciendo, porque así eran ellos de unidos y lo seguirían siendo sin importar lo que pasara.

Una vez los preparativos estuvieron listos, Catra y Adora iniciaron su pequeña "obra" con ayuda de sus amigos, actuando como si nada hubiera pasado, aprovechando cada momento que tenían para pasar un tiempo a solas compartiendo y conociéndose mejor la una a la otra por insistencia de la trigueña, aunque Adora también solía disfrutar de esos pequeños momentos que tenían a solas en la azotea, usando de excusa la elaboración del discurso de graduación. Momentos en los cuales Adora no podía evitar sentirse preocupada por el que las descubrieran a pesar de todas las precauciones que habían tenido, en especial porque entre ambas, Catra tenía mucho más que perder que ella si su padre se enteraba de lo que estaban haciendo y de los "peculiares" intereses de su hija; aun así la trigueña no parecía estar preocupada por eso en lo absoluto.

— No entiendo cómo puedes estar tan tranquila —Dijo Adora suavemente mientras ambas compartían un agradable momento a solas en la azotea del instituto— ¿Sabes que si nos descubren tú tienes mucho más que perder que yo?

Ese día, Catra la había citado de nuevo en la azotea a través de un mensaje de texto, hace apenas unos cuantos minutos y en cuanto llegó, la encontró sentada en el suelo, con la espalda recostada de la pared de la pequeña estructura que servía de depósito y que a la vez conectaba con el interior del instituto; Catra lucia cómoda en aquel lugar, disfrutando de la sombra y de la refrescante brisa que acariciaba su rostro en ese momento.

— Hey, Adora —La saludo Catra en cuanto la vio llegar, usando un inusual, pero a la vez sensual tono de voz que, sinceramente a Adora podría comenzar a gustarle que lo usara más seguido.

La trigueña le indicó con un gesto que se sentara a su lado y ella obedeció sin pensarlo, pero en cuanto lo hizo, Catra la tomó por sorpresa y le robo un fugaz beso, para luego deslizarse hasta quedar acostada en el suelo con la cabeza apoyada sobre las piernas de Adora, como si estas fueran la almohada más cómoda, suave y mullida del mundo, o al menos eso era lo que daba a entender la enorme sonrisa de satisfacción que adornaba el rostro de la trigueña, la cual hizo sonreír a Adora enternecida cuando tomó una de sus manos y la llevo hasta su cabeza para que la acariciara, a lo que Adora accedió encantada y a punto de morir de una sobredosis de ternura por todo lo endemoniadamente tierna que estaba siendo en ese momento la siempre arisca, prepotente y mal encarada Elizabeth Grant.

Sin duda esta era una maravillosa y nueva faceta de la trigueña a la que definitivamente no le molestaría ver más seguido.

— Estoy disfrutando de un buen, justo y necesario tiempo de calidad contigo, tonta —Respondió finalmente luego de cerrar los ojos, mientras disfrutaba de las suaves caricias que Adora le brindaba— Seria una estupidez desperdiciar este momento preocupando por cosas que aún no suceden. Además, no sabes desde hace cuánto que quería hacer esto contigo.

— ¿En serio? —Eso sí que no se lo esperaba— Pensé que tendrías otro tipo de cosas en mente, ya sabes... cosas un poco más subidas de tono o algo por el estilo.

— Oh ¿En serio creías eso? —La trigueña sonrió con malicia a la vez que abría los ojos, para luego mirarla con sumo interés— A ver ¿Qué tipo de cosas serían esas?

— Ya sabes —Adora no pudo evitar sonrojarse un poco ante la manera tan tonta en la que se había delatado ante Catra, que solo ensanchó aún más la sonrisa que adornaba su rostro— algo más parecido a lo que paso en el parque o, quizás... algo más íntimo. No esperaba que intentarás matarme de una sobredosis de ternura.

— Ooooh, no tan rápido princesita. Te aseguro que tengo varias e interesantes cosas planeadas para ambas —Dijo la joven de ojos gatunos, irguiéndose lentamente y depositando un beso en el cuello de Adora, para luego ascender de nuevo hacía los labios de Adora, dándole un corto y juguetón beso— pero también tengo más cosas en mente que solo hacerte cochinadas...

— ¡Catra! —Chilló Adora escandalizada por la poca sutileza de la trigueña— ¡¿Tenías que decirlo así de vulgar?!

— Con tal de verte chillar así, pues si, ahora déjame terminar —Replicó golpeando la frente de Adora con su dedo índice— Escucha, llevo demasiado tiempo deseando estar así contigo como para no disfrutarlo ahora que puedo, así que haremos las cosas como se debe y cuando llegue el momento, te prometo que te haré el amor como Dios manda...

Nuevas tonalidades de rojo danzaron por las mejillas de Adora ante semejante declaración de intenciones de parte de Catra, que solo observaba divertida la reacción de la rubia, que no sabía que hacer o que decir después de eso.

— Cat...

— Después te haré todas las cochinadas que se me ocurran —Agregó la trigueña sonriendo divertida cuando la expresión de Adora se desencajó, pasando de la vergüenza al disgusto en cuestión de segundos— tomaré eso como un si.

— ¡Eres una cochina degenerada! —Chilló Adora abalanzándose sobre la trigueña decidida a pellizcarle las mejillas, pero Catra no se lo dejaría tan fácil— ¡No huyas cobarde!

Así estuvieron varios minutos forcejeando, rodando por el suelo y recurriendo a cualquier treta para para ganar aquella reñida contienda, siendo las cosquillas el arma definitiva de Adora contra la trigueña, la cual le permitió darle la vuelta a la situación y someter a Catra inmovilizándola contra el suelo, dejándola aparentemente sin escapatoria, o eso es lo que creía Adora ya que en un sorprendente giro de acontecimientos Catra sacó su carta del triunfo lamiéndole el brazo a Adora asqueándola y haciéndola apartarse de ella, lo que Catra aprovecharía para erguirse y lamerle la mejilla esta vez, asqueando a Adora aún más.

— ¡Iugh! ¡Deja de ser tan asquerosa! —Se quejó Adora limpiándose con desesperación el brazo y la mejilla— ¡Estas haciendo trampa!

— Al contrario, princesita. En la guerra y en el amor todo se vale —Se jactó Catra sonriendo victoriosa— Y en ambas siempre gan... ¡Auch!

De repente Catra sintió un fuerte pellizco en una de sus mejillas y vio con molestia como su rubia "tonta" se había aprovechado de su pequeño descuido para lograr su objetivo.

— Te equivocas, gatita —Sonrió con sorna guiñándole burlonamente un ojo, mientras se señalaba a si misma con el pulgar— esta vez, gane yo.

— Bien, solo procura que no se te suba a la cabeza y de no destrozarme las mejillas para la próxima ¿Si? —Refunfuñó Catra "disgustada" mientras se recostaba en el lugar en el que había estado Adora antes, dándose un par de palmaditas en los muslos de manera sugestiva, a lo que Adora al igual que un perrito solo ladeó la cabeza confundida— Este es tu premio idiota, así que deja de hacerte de rogar y ven aquí.

— ¿En serio puedo? —Preguntó la rubia incrédula, ya que ella estaba acostumbrada a ser la que consentía a sus parejas y no al revés.

Por eso cuanto Catra rodo los ojos exasperada y volvió a insistir dándose otro par de palmaditas en los muslos, una repentina emoción la invadió y se apresuró a recostar la cabeza en las suaves y acogedoras piernas de la trigueña, sobresaltándose un poco cuando esta comenzó a acariciarle suavemente el cabello, pero se relajó poco después ante lo maravillosa que se sentía aquella delicada caricia.

— Wow, esto es geniiiiiial —Dijo cerrando los ojos a la vez que una hermosa sonrisa de satisfacción se dibujaba en sus labios— gracias.

Catra no pudo evitar sonreír también ante la sonrisa idiota que su adorada rubia idiota tenía en ese momento, mientras disfrutaba de las suaves caricias que ella le brindaba. En ese momento no pudo evitar pensar en la suerte que había tenido de que Adora no la hubiera dejado huir aquella noche en el parque, de lo contrario no sería capaz de disfrutar de este pequeño instante con ella, no podría acariciar aquellos dorados mechones de cabello como lo hacía ahora, ni de extasiarse con el roce de sus dedos contra aquella suave, tersa y simplemente perfecta piel, ni mucho menos podría deleitarse con el dulce y adictivo sabor de aquellos suaves y carnosos labios cada vez que se encontraban con los suyos; labios cuyo dulce néctar nunca se cansaría de degustar como estaba por hacerlo justo ahora.

Pudo sentir como Adora se sobresaltó un poco cuando la beso de improvisto, pero al cabo de unos segundos sintió como esta se relajó, así como pudo sentir como esta elevaba una mano hacia su cabeza y la atraía un poco más hacía ella, enredando los dedos en su cabello y profundizando más aquel beso, a la vez que Catra le acariciaba suavemente el vientre con su mano libre mientras que con la otra le sujetaba suavemente la cabeza. Aquella no era precisamente la posición más cómoda para un beso, pero estaba dispuesta a soportar la incomodidad en su espalda tanto como durara aquel beso, pues el gesto de Adora no solo la hizo sonreír contra los labios de esta, sino que le había dicho implícitamente que era correspondida y eso le encantaba, así como le encantaba todo de Adora.

Por su parte Adora estaba enfrentándose a algo que era completamente nuevo con Catra, ya que nunca en su vida se había sentido atraída hacia una chica, o al menos no que ella se diera cuenta, por lo que no sabía cómo reaccionar o cómo comportarse como lo haría con un chico. Sin embargo, era indudable que cada beso, cada roce y cada caricia que compartía con Catra era algo completamente diferente a lo que había experimentado hasta ahora, ya que estas hacían vibrar su piel, latir su corazón con fuerza, la hacían sentir como su cuerpo bullía de la emoción ante cada encuentro y, en especial, la hacían desear cada vez más y a la vez esperar ansiosa por lo que sea que la trigueña inventaría para sorprenderla al día siguiente.

Todo esto era sumamente extraño y excitante al mismo tiempo para Adora, que no podía dejar de maravillarse por como sentía sus mejillas arder cada vez que Catra la besaba, extendiendo aquella cálida sensación por todo su cuerpo, que instintivamente comenzaba a moverse por si solo intentando estar tan cerca de la trigueña tanto como le fuera posible, como si anhelara el contacto con el cuerpo de esta, a la vez que parecía estar predispuesto a reaccionar ante cada gesto, beso y caricia que esta le daba. Era raro, emocionante y adictivo al mismo tiempo, incluidas sus frases bobas y su a veces irritante y otras tantas excitante, sarcasmo, el cual siempre estaba a la orden del día cuando se trataba de la trigueña.

Claro, no podía decir que la amaba ni nada por el estilo, pero sin duda le gustaba mucho Catra y conforme pasaba el tiempo y más compartían, comenzaba a asustarse al darse cuenta de que este gusto o atracción por la trigueña solo crecía y crecía, incluso más rápido de lo que hubiera esperado y solo habían pasado dos semanas desde que habían comenzado con... con todo esto, sea lo que fuere.

La tercera semana estuvo llena de altibajos para ambas, en especial porque sus padres habían ocupado un poco sus agendas al salir del instituto, dificultándoles el pasar tiempo juntas. Sin embargo, Catra no tenía pensado dejar que esto la detuviera, ya que aún cuando Adora todavía tenía que encargarse de un sinfín de cosas antes de pasar la batuta a su sucesor en el consejo estudiantil, la trigueña se las ingeniaba para secuestrarla de a breves momentos o para dejarle algún detalle, como una bebida energizante o alguna nota con alguno de sus estúpidos comentarios, los cuales siempre lograban arrebatarle aunque sea una sonrisa o una leve carcajada cuando se burlaba de alguno de sus compañeros, ya que si algo tenía la trigueña era que podía llegar a ser sumamente ocurrente cuando se lo proponía y Adora lo sabía mejor que nadie, pero tenía que admitir que era divertido cuando no era ella el objeto de burla.

El jueves de esa semana, cuando Adora intentaba explicarle por millonésima vez a su sucesor como administrar todo el papeleo referente a los distintos clubes, mientras intentaba no ahorcar a ese idiota descerebrado ahí mismo. Alguien de repente abrió la puerta del salón del consejo bruscamente, sobresaltándolos y sorprendiéndolos a todos a la vez al ver que se trataba de Catra, la cual al parecer no estaba de buen humor en ese momento.

— ¿Se puede saber cuánto tiempo más planeas hacerme esperar Kovacs? —Reclamó observando a la rubia amenazadoramente mientras se encaminaba hacia el escritorio de esta— Fuiste todo un jodido grano en el culo molestándome para que hiciera esa idiotez contigo y ahora tienes el descaro de hacerme esperar. Eso no es muy cortés de tu parte ¿No lo crees?

— Tienes razón —Asiente mientras ve como la trigueña toma su mochila antes de que ella lo haga y se la coloca en el hombro— sin duda es un fallo de mi parte, pero eso no te da el derecho a irrumpir así en el salón del consejo.

— De hecho, si puedo, señorita vicepresidenta —Responde resaltando el "VICE" en el título de la rubia, que sabía mejor que nadie que Catra era la actual presidenta del consejo— Y si ya terminaste de quejarte, vámonos. Los niños tienen que aprender a resolver las cosas por su cuenta ¿O qué? ¿Acaso te llamaran cada vez que haya algún problema? ¿Y tú, sin importar con lo que tengas que lidiar en la universidad los ayudaras? Pues me parece una idea muy estúpida, porque ya nuestro tiempo aquí termino y tendrán que acostumbrarse a ello.

Desde que Catra y ella fueron admitidas en el consejo desde su primer año, no solo se habían adueñado de los puestos de presidente y vicepresidente del consejo, sino que habían reformado todo el consejo con Catra en modo espartano haciéndolo funcionar a su estilo, dejando siempre claro que esto era para ella solo un mérito académico más y un requerimiento de su padre, por lo que todas las actividades "estúpidas" se las había dejado a Adora, mientras ella se encargaba de imponer el orden en el instituto y de mantener en regla a todos los clubes y a los estudiantes regulares por igual. Sus choques eran épicos y bien conocidos por todos, pero cuando llego el tiempo de ceder la batuta a la siguiente generación, la trigueña lo hizo sin pensarlo dos veces y sin sentimentalismos baratos, mientras que Adora si había sido un poco más sentimental y se había quedado ayudando y asesorando a todos los miembros restantes, aunque no era su deber hacerlo.

— Ahora vámonos o me voy sin ti —Agregó la trigueña, dando media vuelta y encaminándose hacia la salida con paso decidido.

Ahogando un pequeño gruñido de frustración, Adora se levanto casi de un salto de su asiento y se apresuró a alcanzar a la trigueña, porque le importaba un carajo lo buena que esta fuera besando, o lo atractiva que fuese, o todos los lindos detallitos, gestos y caricias que solía tener con ella; simplemente no tenía el derecho de hacer semejante escena ni mucho menos tenía porque comportarse así de déspota, o de recordarle que hasta en el consejo estudiantil seguía estando por encima de ella de la manera en la que lo hizo. No, no importaba lo que sea que fueran ahora, Catra no tenía ningún derecho a humillarla como lo hizo y por Dios y su madre que se lo haría saber ahora mismo.

Al salir del salón, se sorprendió al ver la distancia que la trigueña ya había recorrido del pasillo y se apresuró a alcanzarla. Vio a Lonnie, Kyle y Rogelio a lo largo del pasillo sonreírle y alzar el pulgar luego de que pasara a su lado caminando tan rápido como podía para al menos alcanzar a la trigueña en las escaleras, pero apenas viró en el pasillo para bajar las escaleras, un par de brazos la rodearon repentinamente y tiraron de ella hasta pegarla contra la pared, pero antes de que pudiera hacer algo sintió como un par de suaves y familiares labios le arrebataban un beso lo suficientemente largo como para que terminara de darse cuenta de que se trataba de Catra, pero a la vez lo suficientemente corto para no arriesgarse a que alguien pudiera descubrirlas.

— Lo siento —Dijo de repente la trigueña luciendo genuinamente arrepentida mientras la miraba directamente a los ojos, descolocando a Adora por completo ya que ver a Catra disculpándose sinceramente era algo que jamás en su vida creyó que llegaría a ver, en especial que se estuviera disculpando con ella— sé que me excedí allá atrás, pero necesitaba ser convincente y si no me gustaras tanto, ten por seguro que estaría así si me hubieras logrado arrastrar a lo del discurso.

— Cat... —Antes de que pudiera siquiera terminar de armar la frase, Catra se separó de ella y con una leve sonrisa dibujada en sus labios tomó sus manos y depositó algo en estas.

Adora extrañada observo el pequeño bocadillo de forma rectangular envuelto en plástico transparente, el cual mostraba un peculiar color beige.

— Es un bocadillo de mi tierra natal —Explicó la trigueña sonriendo con cierta nostalgia— Es Dulce de Leche y te lo doy como ofrenda por haberme portado como una idiota hace un momento.

Adora arquea una ceja a la vez que se cruza de brazos y apoya el peso de su cuerpo en un pie, viéndola como si dijera "Me estas jodiendo, ¿Verdad?" a lo que Catra no puede evitar reír un poco, para luego apoyarse en la barandilla de las escaleras e indicarle con un gesto de la cabeza que probara el bocadillo mientras se cruzaba de brazos. Adora le sostuvo la mirada durante un par de segundos, pero ante la sonrisita creída y petulante de la trigueña, soltó un leve bufido y deshizo la envoltura del dichoso bocadillo y como era lo suficientemente pequeño se lo comió de un solo bocado ante la sorpresa de Catra, que sin duda no se esperaba eso. Al principio se le hizo un poco extraño al principio, tanto el sabor como la textura, pero gradualmente la dulzura invadió su boca haciéndola mostrar una genuina expresión de gusto que dibujo una leve sonrisa ladina en los labios de la trigueña.

— Veo que te gusto...

— No soy fan de lo dulce, pero wow, esto está buenísimo Catra ¿Dónde lo compraste? —Pregunto saboreando aún el dulce del bocadillo, a pesar de que ya este se había desecho por completo en su boca.

— En ningún lado —Contesta con simpleza volviendo a colocarse la mochila de Adora sobre el hombro y empezando a bajar las escaleras seguida de Adora— yo los hice... y hay más de donde vino ese si quieres, pero eso tendrá que esperar un poco más princesa, ya que tengo otros planes para nosotras hoy.

— ¡No me jodas! ¿En serio lo preparaste tú? —Preguntó llegando a su lado emocionada, olvidando por un breve instante que debía mantenerse en papel en el instituto— Digo, ¿Sabes cocinar?

— Por supuesto ¿Acaso tú no? —Adora desvió la mirada haciendo un pequeño mohín con los cachetes mientras reanudaba el descenso por las escaleras, a lo que Catra no pudo evitar soltar unas de sus irritantes y burlonas carcajadas antes de alcanzarla— No lo puedo creer, la perfecta Adora Kovacs es de las que queman el agua.

— ¡Hey! ¡Hervir agua es más difícil de lo que parece! —Trató de defenderse, pero solo hizo reír más a la trigueña— No todos podemos ser como tú y ser buenos en todo lo que hagamos.

— No soy buena en todo lo que hago —Adora soltó un bufido en desacuerdo mientras se disponían a cruzar el patio para salir del instituto, claramente no le creía, pero Catra estaba siendo honesta con ella y estaba a punto de serlo aún más— Pase años intentando conquistarte y nunca lo notaste, nunca pude acercarme y si no hubiera sido por el incidente del club, no estaríamos aquí ahora. Tampoco soy buena para mostrar mis sentimientos, ni para hacerlos llegar, como de seguro ya notaste.

Adora no podía estar más en desacuerdo con eso, pero no pudo evitar que una parte de lo que Catra le había dicho se grabara a fuego en su mente, ella dijo: "Pase años intentando conquistarte y nunca lo notaste", es decir que todo esto no era solo un capricho de la trigueña como había creído, lo que a su vez implicaba que cuando le había dicho que estaba enamorada de ella, probablemente lo había dicho con mucha más seriedad de lo que había imaginado. Este pensamiento la hizo ruborizarse en el acto sin poder evitarlo, pero para su fortuna Catra no lo había notado ya que estaba más atenta al camino, guiándola hasta que llegaron a una cafetería donde le pidió que ordenara algo sencillo para comer, mientras ella iba a comprar algo a la farmacia, lo cual le caía como anillo al dedo ya que así podría tener un momento a solas para intentar procesar esta nueva información y lo que significaba mientras la esperaba.

Esto la hizo recapitular todo lo que sabía de Catra y todo lo recordaba que había pasado entre ambas desde su primer encuentro hace tres años y nada, todo lo que podía recordar eran sus constantes competencias, confrontaciones y sus épicas peleas cuando había puntos en los que simplemente sus dos fuertes personalidades irremediablemente colisionaban y, como todos bien sabían, esos encuentros solían ser desastrosos y bastante salvajes. Además de eso, solo había pequeños momentos en los que recordaba que Catra no se había comportado como una completa imbécil con ella, como aquella vez en la que tuvo la mala suerte de que su falda se atorara en un malnacido filamento en las gradas del campo mientras veía un juego del equipo local de futbol, afortunadamente en medio de la emoción y el calor del momento, nadie noto el sonido de su falda rasgándose cuando salto a celebrar el gol que le daba a su equipo la oportunidad de repuntar el marcador en lo poco que quedaba del juego, así como nadie noto lo rápido que volvió a sentarse para que nadie la viera.

Sentía que iba a morirse de la vergüenza ahí mismo, pero a la vez se sentía estúpida por tener semejante incidente en esa situación en la que se encontraba tan lejos de sus amigos y en la que había dejado su bolso y su teléfono en el salón del consejo porque "no creía que fuera necesario", ahora estaba ahí atrapada y sin poder pedirle ayuda a nadie hasta que terminara el partido y todos se fueran a celebrar o a llorar, en ese momento podría tratar de escabullirse hasta un lugar donde estuviera menos expuesta y...

De repente una gran y pesada bola de tela la golpeo en la cara sacándola de su ensimismamiento, haciéndola gruñir molesta mientras se quitaba aquella... ¿Chaqueta?... Ya va, espera un momento ¿Alguien le había arrojado una chaqueta, y de las grandes, a la cara?... ¡¿Quién coño le tiraría una chaqueta a la cara?!

Bueno, digamos que no tuvo que buscar mucho, ya que la responsable la veía fijamente unas gradas más abajo, con las piernas cruzadas, el codo apoyado en una de estas y con el mentón apoyado en la palma de su mano. La veía con una expresión tan extraña en ella que Adora simplemente no sabía si estaba inexpresiva o expectante o algo más, solo sabía que la miraba, después su mirada bajo a la chaqueta y luego volvió a ella y entonces lo entendió; tomo la chaqueta y disimuladamente la amarró a su cintura por las mangas, de tal manera que si se levantaba estaba cubierta la zona que se había rasgado de su falda. Cuando volvió a alzar la mirada, ya Catra no la veía, estaba concentrada en el partido y al terminar este, mientras todos celebraban el triunfo del equipo, simplemente la perdió de vista y dado que era viernes, no volvió a verla hasta el siguiente lunes. Aún recordaba como, cuando le agradeció e intentó devolverle la chaqueta, esta solo paso de largo diciendo "no sé de que hablas... solo tira esa cosa" y por más que lo intento no pudo devolvérsela ese día... de hecho, aún la conservaba en casa.

Ese era uno de esos momentos y ahora que lo pensaba bien, tenía más de ese estilo, pero como la respuesta de la trigueña era indiferente o negativa, nunca los había considerado como se debe.

— Maldición, soy una idiota —Se reprocho a si misma dándose un golpe en la frente con la palma de la mano, sin percatarse que en ese momento se había convertido en el centro de atención en aquella cafetería.

— Si —Dijo Catra apareciendo a su lado de repente, tomó un par de bolsas de papel del mostrador y le pago a la chica que las atendió— Pero eso ya había quedado establecido, ¿Qué acaso no leíste el memo "Adora es una idiota"?

Adora bufo disgustada golpeándola repetidas veces en el brazo no muy fuerte, haciendo reír a la trigueña en el proceso.

— Okey, okey princesita, relájate que solo estoy jugando contigo —Dijo la trigueña alzando las manos a modo de rendición y Adora se detuvo— bien, ahora vámonos que se nos hace tarde.

— ¿Para qué? —Preguntó Adora intrigada por lo que sea que estuviera planeando Catra.

— Todo lo bueno se hace esperar, princesa —Respondió con simpleza dándole la espalda y encaminándose hacia la salida tranquilamente— y esta no será la excepción.

Adora intentó insistirle para que le dijera lo que planeaba, pero solo logro que Catra le entregara una de las bolsas de papel para que fuera comiendo de camino a su destino. Resignada, Adora se limitó a disfrutar de su croissant relleno con jamón y queso crema, el cual estaba delicioso, casi tanto como los bocadillos de Catra con los cuales se mantuvo distraída hasta que llegaron a su destino.

— Tienes que estar bromeando —Exclamó al reconocer el edificio al que la trigueña se dirigía— ¡¿No me digas que vives en el mismo edificio que Lonnie?! ¿Por qué no me lo dijiste antes?

— ¡Ja! Ya quisiera ella que así fuera —Se jacto la trigueña soltando una sonora carcajada que descoloco un poco a Adora, que sintió una incomoda punzada en la boca del estomago, pero decidió ignorarla— pero si que vamos a ir a su departamento. Ya ella, Kyle y Rogelio deberían estar ahí.

Y en efecto así era, los tres mejores amigos de Adora estaban ya en el departamento de la morena y al verlas llegar, las recibieron con una sonrisa; Rogelio y Kyle pasaron al lado de Adora dándole unas palmadas en los hombros a la vez que Lonnie la saludaba con un abrazo y le susurraba al oído.

— No destrocen mi casa —Dijo para luego separarse rápidamente de Adora y saliendo del departamento junto con Kyle y Rogelio, quienes cerraron la puerta apenas Lonnie cruzo el umbral de la misma, para el desconcierto de Adora que solo reaccionó cuando escucho las llaves de la morena asegurando la puerta.

— ¡Lonnie, chicos! ¡¿Qué significa esto?! —Exigió abalanzándose sobre la puerta e intentando abrirla inútilmente.

— Es lo que ves Adora —Respondió Lonnie entre risas al otro lado de la puerta— Tienen cuatro horas de gracia para que hagan sus cochinadas señoritas, pueden agradecérmelo después, pero quiero mi apartamento en una pieza cuando regrese. Buon appetito.

— ¡Lonnie, Lonnie, espera! ¡No te atrevas a...! —Adora trato de hacer recapacitar a su amiga, pero solo obtuvo como respuesta los pasos de esta alejándose junto a los chicos, así que molesta golpeo la puerta y se volteo a encarar a Catra— ¡Tú! ¡Todo esto es cosa tuya verdad!

— Wow, wow, wow. Cálmate princesita —Dijo Catra alzando las manos a la defensiva— yo solo le pedí un momento a solas contigo, no esto, peeeero ya que estamos en estas podríamos sacarle provecho ¿No crees?

En menos de un segundo el enojo de Adora se transformo en nerviosismo ante la maliciosa y picara sonrisa que se dibujó en los labios de la trigueña, la cual dejo sus bolsos en el sofá y comenzó a acercarse a ella hasta acorralarla contra la puerta, tomarla por la corbata del uniforme y tiro de ella con la fuerza suficiente para obligarla a bajar la cabeza lo suficiente para robarle un buen beso que le dejo un leve, pero agradable cosquilleo en los labios a Adora cuando Catra se separó de ella, solo para sonreírle de nuevo mientras desataba el nudo de la corbata para luego arrojarla hacía el sillón.

— ¿Cuál es tu habitación? —Preguntó Catra de repente, a lo que Adora inconscientemente se irguió, tomo su mano y la guio hasta la habitación que Lonnie le había asignado.

La anticipación y la creciente emoción en su interior ante lo que estaba por suceder, hicieron que Adora se tensara por completo y que no apartara la mirada de la trigueña en ningún momento, siguiendo cada uno de sus movimientos con la mirada en silencio, desde que cerro la puerta de la habitación tras de si, hasta que se acercó a ella de nuevo y sin dejar de sonreír, comenzó a desabotonarle uno a uno los botones de su camisa hasta exponer aquel endemoniado brasier deportivo gris con bordes negros que llevaba puesto, al cual maldijo con todas sus fuerzas en ese momento, ya que de haber sabido que algo como podría ocurrir al menos se hubiera colocado algo mejor, como ese conjunto lencería negro que compro hace unos días para... bueno, ya saben, para estar preparada si algo como esto sucedía.

Sintió el impulso de disculparse, pero al sentir la mirada bicolor de la trigueña recorriendo con sumo interés su cuerpo, enmudeció por completo sin poder evitar sentirse expuesta ante aquellos hermosos ojos que parecían poder ver incluso a través de la delicada prenda que cubría sus senos. De repente sucedió, sintió los delicados dedos de la trigueña acariciar su bien definido abdomen, deslizándose lentamente hacía su cintura a la vez que Catra rodeaba su cuerpo hasta quedar situada detrás donde sus manos se separaron del cuerpo de la rubia, solo para ascender hasta los hombros de esta, tomo la camisa y se dispuso a quitársela, a lo que Adora se limitó a facilitarle el trabajo extendiendo los brazos hacía atrás para que así Catra solo tuviera que deslizar la prenda para quitársela y así lo hizo, para luego arrojarla sobre una silla cercana.

El corazón de Adora simplemente no podía dejar de latir desbocado ante todo lo que estaba pasando, en especial cuando sintió los agiles dedos de la trigueña desabrochar su brasier, para luego posarse sobre sus hombros y acercarse lo suficiente a ella para que pudiera sentir el cálido aliento de esta contra su nuca, erizándole toda la piel en el acto.

— Quítate el brasier y acuéstate boca abajo en la cama —Le indico Catra susurrándole al oído para luego separarse de ella y darle la espalda— solo respira hondo, relájate y colabora que yo me haré cargo del resto.

Extrañada Adora se limitó a obedecer sintiendo su rostro arder en llamas cuando vio a Catra sacar un pequeño frasco del bolsillo de su falda, con el cual se unto un aceite con un dulce y agradable aroma en las manos, no sabía para qué la trigueña necesitaba ese aceite, pero mentiría si dijera que no se moría de ganas por averiguarlo, así que obedeció, respiró hondo y de verdad que intento relajarse sin éxito alguno, ya que aún sin estar en esta situación el concepto de relajación siempre había sido algo ajeno a ella, por lo que naturalmente le costaba alcanzarlo y con todo el estrés que había tenido durante esta semana, digamos que se encontraba en el extremo opuesto a relajada en este momento. De repente, cuando ya comenzaba a frustrarse por no poder hacer algo tan "sencillo" como relajarse, sintió como Catra se posicionaba con cuidado sobre ella, sentándose justo sobre sus caderas sin dejar caer todo su peso sobre ella, para luego trazar con sus dedos un camino desde sus trapecios hasta la espalda baja procurando que el roce de sus dedos fuera mínimo y que el descenso fuera deliberadamente lento, ocasionando que un escalofrió recorriera toda la columna vertebral de Adora y que su piel se erizara ante aquel delicado contacto.

— Tal parece que alguien no sabe como relajarse —Musitó la trigueña riendo divertida, a lo que Adora solo atinó a sonreír avergonzada y nerviosa— supongo que tendré que ocuparme de eso.

Acto seguido las hábiles manos de la trigueña comenzaron a recorrer toda la espalda de Adora, haciendo presión con los dedos en ciertas zonas que la hicieron contraer la expresión adolorida, después de esto Catra comenzó a masajear las zonas más tensas de su cuerpo en orden descendente, empezando por sus hombros y Adora no pudo evitar el sentirse más estúpida en ese momento al captar cuales eran las verdaderas intensiones de Catra... ella solo quería ayudarla a relajarse dándole un masaje, un maldito y a la vez endemoniadamente buen masaje que, combinado con el agradable aroma del aceite que se había untado en las manos previamente, realmente estaba ayudándola a liberar toda la tensión que se había acumulado en su cuerpo durante esa semana. Tenía que admitir que era agradable y un lindo detalle de parte de Catra, pero a la vez no podía evitar sentirse un poco decepcionada ya que ella esperaba algo totalmente diferente, además el que en algún punto del masaje los dedos de la trigueña rozaran o acariciaran sin querer el costado de sus senos, lo cual la sacaba de su mundo de relajación por breves instantes, luego las manos de Catra descendieron hacia su cintura y su mente simplemente se desconecto ante lo bien que se sentía lo que sea que la trigueña le estuviera haciendo.

Fue así como terminó durmiéndose antes de que siquiera se diera cuenta, entregada al alivio y al cariño que la trigueña le brindaba a sus siempre tensos músculos que realmente agradecían el que los consintieran de esa manera. Así fue como las horas pasaron una tras otra y para cuando Adora despertó, no solo había anochecido, sino que se encontraba cubierta con una manta que ocultaba su parcial desnudez, se encontraba acostada de lado y a pesar de la escaza iluminación que había en la habitación, pudo ver como Catra dormía plácidamente justo frente a ella, usando el peso de su brazo para sostener la manta que cubría a Adora. Enternecida por la atención y el cuidado de Catra hacía ella, saco su brazo de debajo de la manta y teniendo cuidado de no despertarla, sostuvo el rostro de la trigueña y con suma delicadeza comenzó a acariciar la mejilla la chica con su pulgar dulcemente.

— ¿Qué voy a hacer contigo? —Pensó en voz alta sin darse cuenta de ello, hasta que Catra la sujetó suave, pero a la vez repentinamente por la muñeca.

— Podrías amarme —Respondió abriendo los ojos lentamente para luego girar el rostro y depositar un beso en la palma de Adora— o al menos podrías aprender a quererme.

— Catra yo...

— No —La interrumpió de nuevo— No respondas ahora —Pidió mirándola directamente a los ojos— no hasta que estés segura de ello.

Realmente Elizabeth Grant podría llegar a ser un gran dolor de trasero a veces, pero tenía razón... además era injusto de su parte si no estaba cien por ciento segura de lo que iba a decir, ya fuera positivo o negativo, además de que para este punto de su pseudorelación si había algo que no quería hacer era el lastimar a Catra sin necesidad. No lo merecía.

De repente sintió un cosquilleo en la palma de su mano y cayo en cuenta de que Catra la estaba acariciando levemente con la mejilla y entonces sucedió. Como si de un gatillo se tratase, su cuerpo reacciono ante este gesto y antes de que se diese cuenta de lo que hacía, se impulso hacía delante y se adueñó de los labios de la trigueña con necesidad, tomándola por sorpresa, pero aun así siendo bien recibida por esta, que no dudo en aferrarse a su cabello intentando acercarla más conforme aquel beso iba aumentado en intensidad... de repente sus cuerpos ya estaban totalmente pegados el uno al otro, sus piernas estaban entrelazadas y una tras otra viajaban tímidamente por sus cuerpos caricias exploratorias, que cada vez se acercaban más y más a terreno peligroso y al punto de no retorno.

Para ese entonces Adora ya no pensaba, solo actuaba, reaccionaba, sentía y disfrutaba de cada beso, roce y caricia que compartían, pero justo cuando todo empezaba a ponerse bueno, Catra intentó separarse de ella; sin embargo, Adora estaba reacia a que este momento terminara tan pronto, así que se aferró más a la trigueña, hundiendo la cabeza en su cuello y gruñendo levemente cuando Catra siguió empujándola para apartarla, pero ella no se dejo ganar esta vez y se mantuvo aferrada a la trigueña, hundiendo la cabeza en el cuello de esta y depositando necesitados besos a lo largo de este estremeciendo a la trigueña.

— Adooora... pa-para —Gimió sin poderlo evitar, luchando al mismo tiempo contra sus propios impulsos y contra todo lo que le provocaba hacerle a la rubia— aún no es el momento y...

— ¿Y cuando será el momento? ¿Eh? —Dijo Adora deteniéndose finalmente, solo para encararla evidentemente disgustada— dices que me quieres, pero no quieres hacerlo conmigo... ¿Acaso me mentiste y solo soy un juego para ti?

Eso fue todo lo que necesitó Catra para hallar sus fuerzas perdidas entre los besos de Adora. Sostuvo el rostro de esta con ambas manos repentinamente y, visiblemente disgustada, la encaró mirándola directamente a los ojos.

— Nunca jamás vuelvas a poner en duda la que siento por ti ¿Me oyes? —Dijo con tanta seriedad y de manera tan fuerte e imperativa que Adora aflojo su agarre y suavizo su expresión.

Estaba sorprendida por el repentino cambio de la trigueña y por la intensidad de aquellos ojos heterocromáticos que, al igual que un par de dagas, la habían inmovilizado por completo.

— Todo lo que te he dicho hasta ahora es cierto, no lo olvides —Continúo perforándola con la mirada— yo voy cien por ciento enserio contigo Adora y por eso quiero hacer las cosas bien ¿Sí? ¿Entiendes?

Claro que entendía, ella no era ninguna estúpida, pero después de todo lo que acababa de pasar la razón y el autocontrol de Adora simplemente no estaban en sintonía y no parecían querer estarlo.

— Lo sé, pero... pero —Sin ser capaz de controlar ni su cuerpo ni el sugerente tono de su voz que casi rayaba en la suplica, Adora beso de nuevo a Catra con necesidad agarrándola de la corbata y halándola hacia ella, pero tras unos segundos Catra volvió a separarse de ella haciéndola gruñir frustrada— por favor Catra, no me puedes dejar así... por favor.

— Maldita sea, Adora —Gruño la trigueña cerrando con fuerza los ojos y apretando los hombros de Adora lo suficientemente fuerte para mantenerla lejos, pero a la vez lo suficientemente suave para retenerla sin lastimarla— maldita sea, maldita sea, maldita sea ¡Maldita sea, Adora!

Luego de unos segundos que se les hicieron eternos a ambas, Catra respiro hondamente y tras exhalar pausadamente todo el aire que había retenido, se irguió lentamente y volvió a abrir los ojos, luciendo sorprendentemente más serena que antes. Volvió a respirar hondamente y con cuidado la cubrió con la manta, haciendo notar a la rubia que aún estaba sin brasier y que sus pechos habían estado al descubierto durante todo este tiempo.

— Por favor, Adora —Dijo Catra suavemente, pero a la vez seria y calmada— confía en mi y no hagas esto más difícil, por favor.

— Esta bien —Accedió finalmente aferrándose a la manta y bajando la mirada avergonzada y a la vez decepcionada— lo siento.

En ese momento sintió como Catra la envolvía en sus brazos y ocultaba el rostro en su cuello. El cuerpo de la trigueña temblaba levemente a pesar de que esta se aferraba con fuerza a ella, a la vez que sentía su hombro humedecerse un poco.

— No... No te disculpes —Dijo mientras respiraba hondamente y aflojaba su agarre poco a poco— prometo que la espera valdrá pena... solo tienes que esperar un poco más ¿Sí?

— Esta bien —Suspiró correspondiendo el abrazo de la trigueña y depositando un beso en la cabeza de esta, mientras acariciaba suavemente su espalda— pero si me decepcionas o me dejas con las ganas de nuevo, entonces me enojaré mucho contigo ¿Entendiste gata estúpida?

Ambas rieron ante esto un poco, aliviando la tensión del momento, mientras Catra se dejaba consentir un poco por Adora que, no podía negarlo, estaba decepcionada hasta el punto en el que todo el deseo que antes la embargaba, se había apagado por completo. Sin embargo, esto no quería decir que se hubiera rendido, solo significaba que, si quería llegar a home con la trigueña, entonces tendría que ganárselo y después de haber llegado a tercera base con Catra hoy, digamos que tenía motivación de sobra para lograrlo.

Sin embargo el universo parecía no estar de acuerdo con ella en este punto, ya que la cuarta semana el desagradable padre de Catra ocupo todo el tiempo de esta, reduciendo sus encuentros a los que tenían en la azotea, durante los cuales la trigueña estaba tan estresada y agotada, que Adora prácticamente la obligaba a que durmiera un poco, lo que Catra no dudaba en aprovechar para recostarse en las piernas de la rubia, donde no tardaba en dormirse abrazando el abdomen de esta sonriendo levemente, pero mostrando lo feliz que estaba. Algo que a la rubia le gustaba ver ya que la hacía sentirse realmente apreciada y valorada; así fuera por la única persona que jamás imagino que la haría sentir de esa manera y por la cual cada vez sentía más afecto.

Ya no tenía sentido negarlo, Elizabeth Grant (su "odiada" rival) había acabado definitivamente con ella y con todo lo que creía hasta ahora, porque después de todo lo que había pasado entre ellas durante este último mes, ya no podía seguir llamando a lo que sea que tuvieran como solo un entretenido experimento. Ahora sentía que en verdad había estado siendo muy injusta con Catra al solo pensar en si misma; tenía que compensarla de alguna manera, pero que a la vez fuera un poco más allá de estos pequeños momentos de paz que le brindaba. Definitivamente tenía que ser algo más significativo y ya tenía una idea de lo que podría hacer.

No fue fácil, pero con ayuda de Lonnie logró conseguir la dirección del apartamento de Catra, se levantó temprano ese sábado, se coloco unos ajustados Jean de color azul oscuro, junto con una holgada camisa manga larga con patrón de cuadros de color rojo, con franjas de color azul, la cual había arremangado hasta los codos; finalmente una gorra de color cian oscuro, unos tenis blancos y un sencillo reloj negro completaban su atuendo; tomo su monedero, verificó la cantidad de dinero que había en este y salió a toda prisa de su habitación, para luego bajar rápidamente las escaleras que conectaban su piso con la planta baja de su casa, esperando no llamar la atención de la servidumbre y en especial esperaba que su madre no se encontrara en casa o que siguiera durmiendo todavía.

— ¿Adora? —El familiar sonido de la voz de su madre llamándola desde el salón la hizo maldecir internamente al universo por empeñarse en llevarle la contraria— Si eres tú ven un momento al salón, tengo que tratar algo contigo hija.

— Voy, madre —Respondió suspirando pesadamente, para luego enderezar su postura y dirigirse hacia el salón donde su madre la aguardaba sentada en el sofá sosteniendo una copa de vino tinto, lo cual no era una buena señal definitivamente— Buen día madre, ¿Puedo saber para qué requieres mi presencia?

— Necesito que en cuanto tú y la chica de Prime terminen el manuscrito de su discurso de graduación, me entregues una copia donde resaltes lo que esa niña insolente escribió —Dijo frunciendo los labios con una mezcla de disgusto y desdén— no confió en ella y como todos los de la familia Grant, podría hacer algo para sabotearte Adora, así que debes tener cuidado con ella y mantenerla vigilada ¿Entendido?

— Si. Será como desees madre —Asintió con seriedad antes de solicitar el permiso para hablar haciendo contacto visual con su madre— la he estado vigilando de cerca durante las últimas semanas para evitar que intente hacer alguna de sus tretas, e incluso logre convencerla para reunirnos hoy en la tarde para revisar el borrador del discurso.

— Bien, tienes que asegurarte de que esa niña no deje una mancha en tu historial, Adora —Sentenció la mujer levantándose de su asiento para acercarse a su hija luciendo su impresionante 1.93 metros de estatura, que fácilmente opacaban a los 1.75 metros de altura de la rubia— es lo mínimo que tienes que hacer si quieres asegurar tu puesto como sucesora ante tus otros hermanos ¿Entiendes?

— Si, madre —Respondió Adora vacíamente como siempre lo hacía, con su expresión seria mientras hacia una leve inclinación con la cabeza— haré que te sientas orgullosa.

— Eso espero —Asintió la morena dándole la espalda y regresando a su asiento— Tuve suficiente con el error de Mara, como para que tú también me decepciones como ella lo hizo. Ya puedes retirarte.

Lucile Hope de Kovacs era el nombre de aquella mujer de imponente estatura, piel morena, ojos color aceituna y un esbelto y cincelado cuerpo que parecía tallado por los mismos dioses, pero a pesar de que el parecido entre ambas era prácticamente inexistente, Lucile era su verdadera madre, solo que Adora había heredado todos los rasgos de su padre, el imponente y frio Richárd Kovacs, siendo prácticamente la versión femenina de este porque incluso en su carácter eran muy parecidos y esto le había ganado a Adora la atención y el favoritismo del mismo desde su nacimiento. Sin embargo, esto no le servía de nada, ya que si quería obtener y asegurar su puesto como sucesora de las industrias Kovacs, tendría que ganárselo mostrando que era más apta que el resto de sus hermanastros.

Adora odiaba esto, odiaba el tener que ser alguien que no era, odiaba que su madre no pudiera verlo y en especial, odiaba el que ella misma se hubiera negado a reconocer esto hasta que Catra intervino y se dio a la tarea de comenzar a abrirle los ojos... y hablando del diablo, no podía perder de vista el objetivo que tenía ese día; tenía que ser rápida y lograr interceptar a la trigueña antes de que esta saliera a comprar las cosas que solía llevarle a Sharon cuando la iba a visitar religiosamente los fines de semana. Así que al salir de casa pidió un taxi e hizo escala en un par de sitios antes de ir al apartamento de la trigueña, el cual quedaba relativamente cerca de la clínica en la que estaba internada la madre de Catra.

Fue solo cuando se bajo del taxi cuando un fuerte nerviosismo la invadió, ya que era la primera vez que hacía algo como esto, no quería arruinarlo y temía que la trigueña no fuera a reaccionar bien o que se molestara con ella, lo que solo la ponía más nerviosa de lo que ya lo estaba, mientras mentalmente repasaba los mil y un escenarios catastrófico que su mente había creado solo para torturarla. Sin embargo, si algo tenía Adora Kovacs, era que sin importar lo asustada que estuviera, respiraba hondo y enfrentaba cualquier reto que tuviera enfrente, así era ella y esta no sería la excepción.

Decidió subir por las escaleras en lugar de tomar el ascensor solo para tener tiempo para calmarse. Sin embargo cuando casi estaba por llegar a su destino, la voz de una mujer alterada junto con la de Catra la hicieron sentir un nudo en el estomago y ocultarse cerca del final de las escaleras para poder escuchar mejor lo que pasaba.

— ¡Si vas a mentirme Cat, al menos esfuérzate un poco más! —Chilló indignada la mujer de tez bronceada y de ondulado cabello negro que discutía con Catra, la cual lleva puesto un jean gris, un par de botas militares negras y un top deportivo negro.

— No me importa si me crees o no —Respondió la trigueña con su actitud tajante y con los brazos cruzados— esa es la verdad y punto.

— ¡Pero es absurdo! —Protesto de nuevo la mujer— ¡Estamos hablando de ti Cat! Tú no eres de las que se deja amarrar por nadie y de repente esperas que te crea que estas seriamente con alguien ¡¿Acaso crees que nací ayer?! ¡¿Y por qué ella no puede ser como el resto de nosotras?!

— En el mundo hay dos clases de problemas: los míos y los de los demás. Lo segundo no me interesa y ese es tu problema —Sentenció la trigueña notablemente harta de aquella insistente mujer— y respondiendo a tu pregunta, ella no es sexo casual como ustedes. Ahora si ya terminaste con tu berrinche vete y no vuelvas a mostrar tu cara por aquí...

Una sonora bofetada silencio a la trigueña, rompiendole el labio inferior un poco y haciéndola ladear levemente el rostro debido al golpe. Aun así Catra permaneció inmutable y volvió a ver a la mujer seriamente, a lo que esta bufo y se fue hacia el ascensor. Adora espero a que esta se marchara y a que la puerta del apartamento de Catra para relajarse un poco, ya que aquello no solo había sido inesperado sino que había terminado escuchando por error cosas que no debería saber, pero que de alguna u otra manera habían terminado dibujándole una sonrisa en el rostro.

— Me tienes que estar jodiendo —De repente Catra apareció al inicio de las escaleras y al verla ahí, se golpeo fuertemente la frente con la palma de la mano, para luego mirar hacía arriba frustrada— ¿Tú en verdad me odias, verdad?

Adora rápidamente se levanto al verla e intento decir algo, pero simplemente todo sonaba demasiado estúpido en su cabeza, así que desistía y buscaba algo nuevo, haciendo varias muecas sin darse cuenta mientras intentaba hablar sin éxito.

— Hey, Adora —Dijo la trigueña tras finalmente aceptar que tendría mucho que explicar y que definitivamente había alguien en el universo que se encargaba de escribir su vida y que la odiaba muchísimo— ¿Cómo llegaste a...?

— ¡Ten! —Dijo repentinamente Adora sacando una cajita envuelta en un papel decorativo de color borgoña con impresiones de gatitos negros.

Visiblemente impresionada y sin saber que hacer, Catra tomo la pequeña caja entre sus manos como si esta fuese de cristal y se fuera a romper si no tenía cuidado. Estaba tensa, nerviosa, pero a la vez curiosa y emocionada. Al abrir la caja encontró una hermosa y cool pulsera conformadas por cinco tiras de cuero horizontales escasamente separadas la una de la otra, siendo la primera, la tercera y la quinta tira de color negro, cada una con una decoración en plata diferente; la primera tenía era el símbolo del infinito con la inscripción love formando parte de la figura, la segunda solo tenía la palabra CAT sobre esta, mientras que la tercera tenía un dije de un gato sentado en la luna; la segunda y cuarta tiras eran de color blanco y estaban entrelazadas.

Catra tomo la pulsera observándola con la boca ligeramente abierta y sin decir nada, lentamente se la coloco y la contemplo por un instante antes de volver la mirada hacía Adora, que más nerviosa y ansiosa no podía estar en ese momento mientras esperaba lo que sea que Catra tuviera que decirle. Las manos le sudaban, no podía estarse quieta, tenia una molesta sensación de vacío en el estomago a la vez que sentía una especie de sudor frio en la frente y en la nuca.

— ¿Qué es esto? —Fue lo único que dijo Catra mientras clavaba sus penetrantes ojos gatunos en ella.

En ese momento, Adora sintió como si un balde de agua fría le hubiera caído encima y no pensé pudo evitar sentirse realmente estúpida por haber aquello por impulso.

— Yo... verás... esteee... no es lo que crees, es... es que —No sabía que decir, pero necesitaba justificarse de alguna manera, así que suspiro frustrada y solo fue sincera— has hecho tantas cosas por mi que quería compensarte de alguna manera, así que mande a hacer esa pulsera porque que pensé que se vería bien en ti, no es que haya algo que te quede mal, es que yo... Mira, yo de verdad no quería molestarte, así que si no te gusta puedes solo botarla o...

— Shhh. Hablas demasiado —Dijo Catra silenciando a la rubia posando su dedo índice en los labios de esta que, más que hablar, atropellaba las palabras debido a lo nerviosa que estaba.

Adora solo la observo en silencio, expectante a cada movimiento que hacía. A lo que Catra solo sonrió levemente, a la vez que deslizaba su dedo por los labios de Adora, la tomaba por la barbilla y sin esperar invitación la beso, pero aunque fue un beso corto y sencillo, aun así fue significativo pues así lo había sentido Adora y así se lo habían hecho saber los ojos levemente humedecidos de la trigueña mientras se separaba de ella lo suficiente para depositar un beso en su nariz, a la vez que rodeaba su cuello con sus brazos.

— Gracias —Susurro a la vez que pegaba su frente con la de ella sin dejar de sonreír— me encanta, en especial porque me lo diste tú.

Una punzada de emoción embargo a Adora ante estas palabras, sujetando a la trigueña por la cintura y sonriendo de la misma manera en la que esta lo hacia.

— Me alegra que te haya gustado, gatita —Dijo finalmente Adora y con más confianza que antes pues, luego de esta pequeña victoria, estaba feliz consigo misma y de que a Catra le gustara el pequeño obsequio que le hizo— y disculpa por aparecer así en tu casa, pero quería sorprenderte.

— Pues, misión cumplida soldado —Sonrió arrebatándole un fugaz beso a una sonriente Adora— puedes estar segura de que no lo vi venir, ni esto...

Las manos de Catra viajaron hacia su cabello, el cual para variar llevaba suelto.

— Me gusta más como te ves con el cabello suelto —Confeso jugando un poco con este entre sus dedos— te ves sexy y poco rebelde.

— ¿En serio? —Sonrió de nuevo a la vez que enarcaba una ceja y pegaba más a la trigueña hacia ella— Lo tendré en cuenta y por cierto —Musitó llevando una mano al bolsillo de su pantalón y sacando otra cajita de regalo con envoltura beige y un lazo blanco con bordes dorados— esto es para Sharon, ¿Podrías entregárselo por mi?

— Tengo una idea mejor —Musitó obsequiándole una cálida y hermosa sonrisa que atrajo la mirada de Adora en el acto, porque le gustaba verla sonreír de esa manera tan bella y sincera— ¿Por qué no vienes conmigo y se lo das en persona? A ella le agradas y no será lo mismo si se lo entrego yo ¿Qué dices?

— Me parece una excelente idea —Accedió siendo ella la que besara a la trigueña esta vez— ella también me agrada.

Aunque fue inesperado, Adora termino yendo a visitar a la madre de Catra de nuevo, pero esta vez estaba mucho más tranquila, por no decir que la genuina sonrisa de alegría combinada con la sorpresa inicial de Sharon al verla llegar junto a su hija, no solo disiparon cualquier mínimo rastro de nerviosismo que pudiera tener sino que una vez más la había hecho sentirse bienvenida y apreciada y... y en casa, en especial cuando Sharon la abrazo tras recibir el regalo que le había llevado, el cual debido a que no podía darle nada que pudiera ser potencialmente peligroso para ella, había decidió hacerle un marca páginas con un clavel rosa prensado y aunque le hubiera gustado darle algo más, compenso poniendo todo su esfuerzo en hacerlo lo mejor posible, agregando incluso una dedicatoria al otro lado del marca páginas, la cual decía:

"Aún cuando creemos que todo esta perdido, en nuestro interior yace la fuerza necesaria para levantarnos una vez más y seguir adelante.

Si algún día siente que ya no puede más, por favor recuerde esto y vuelva a levantarse y, si aun así no puede hacerlo por su cuenta, sepa que en mi siempre tendrá una amiga con la cual contar para volverse a levantar"

Atte.- Adora Kovacs.

Lo suyo no era la rima, ni mucho menos la poesía, pero era sincera en lo que decía y eso era algo que a la trigueña siempre le había gustado de ella; le encantaba lo buena que era y lo dispuesta que siempre estaba a ayudar a los demás sin importar nada, ya que Adora era genuinamente una buena persona a diferencia de ella.

Sin embargo, hay una gran diferencia entre ser una buena persona y ser estúpida y Adora Kovacs definitivamente sabía la diferencia entre ambas, porque ella podría ser cualquier cosa, pero estúpida jamás.

El resto del día Adora lo paso realmente bien junto con Catra y Sharon, charlando, bromeando, contando anécdotas y simplemente disfrutando de la buena compañía. Cuando la hora de irse llego, Catra las dejo a solas a ella y a Sharon mientras iba a encargarse de un asunto tras recibir una llamada de su padre; oportunidad que Sharon no pensaba desaprovechar.

— Adora querida ¿Me permites hacerte una pregunta? —Dijo llamando la atención de la rubia que hasta ese momento se había quedado observando a Catra alejarse por el pasillo.

— Por supuesto que si —Respondió emocionada centrando toda su atención en la madre de Catra.

— ¿Te gusta mi hija? —Preguntó así sin más ni menos haciendo que la expresión de Adora se desencajara por completo, desvaneciendo su sonrisa y ocasionando que un intenso color rojo se adueñara de su rostro, para luego cubrirse la boca con la mano y enseriando su expresión, retroceder lentamente irguiéndose mientras desviaba la mirada.

Aquello la había tomado totalmente por sorpresa, no sabía que hacer ni que decir, ni mucho menos como asimilar el que la respuesta hubiera aparecido tan clara en su mente, pero Sharon necesitaba una respuesta y ella debía dársela. Sin embargo, cuando intento decir algo, esta solo la detuvo alzando la mano.

— Tranquila, ya respondiste a mi pregunta, querida —Dijo suavemente, bajando su mano y posándola de nuevo sobre su regazo— mi niña es difícil, tosca, terca, testaruda, malhumorada y a veces puede llegar a ser muy exasperante, pero también es buena, considerada, amable, detallista y tiene el don de sorprenderte con algo lindo cuando menos te lo esperas y...

— Es muy tierna y sabe como hacerte sentir especial, querida y en paz —Completó Adora sonriendo sin darse cuenta de ello— ella es... simplemente única y maravillosa ¿Verdad?

— Si —Asintió Sharon observándola de tal manera que Adora no supo como interpretar— cuídala por mi allá afuera ¿Si?

— Si —Respondió Adora sin dudarlo, a pesar de que no estaba segura si podría volver a ver a Catra luego de que todo terminara en dos semanas— Cuenta con ello.

— Gracias —Sonrió Sharon tomando las manos de Adora entre las suyas y apretándolas levemente.

Catra llego a los poco minutos de aquello, lucia disgustada, muy disgustada a lo que Sharon y Adora solo intercambiaron miradas preocupadas por la trigueña, la cual solo sacó una carta de su bolsillo y fue a guardarla junto con el resto de las cartas que su padre le enviaba a su madre constantemente, luego se disculpo con Sharon porque tendría que marcharse antes de lo acostumbrado porque tenía que atender unos asuntos, los cuales no había que ser un genio para saber que estaban relacionados con los caprichos de Patrick Grant.

Así que sin pedir explicaciones, Sharon solo se limitó a despedirse de ambas chicas y les agradeció por haberla visitado. Después de eso ambas se marcharon en silencio, Adora estaba pensando en la conversación que había tenido con Sharon, mientras que Catra se encontraba absorta en sus pensamientos con el seño levemente fruncido y así fue como terminaron llegando de nuevo al apartamento de la trigueña, sin darse cuenta de ello hasta que estuvieron justo frente a la puerta de este.

— Wow, supongo que esta vez fui yo la que te acompaño a casa —Bromeo Adora sintiéndose repentinamente estúpida y nerviosa de nuevo— supongo que estamos a mano.

— Si —Respondió Catra sin mucho animo, suspirando pesadamente mientras sacaba las llaves de su bolsillo para abrir la puerta— ¿Adora?

— ¿Si? —Respondió nerviosa al ver como la trigueña abría la puerta y se adentraba al apartamento.

— Pasa, tengo algo que comentarte y tengo el tiempo justo —Deteniéndose a pocos pasos de la entrada— tranquila, no te haré nada.

— N-no estoy preocupada —Dijo maldiciéndose internamente por ese leve tartamudeo del inicio mientras se apresuraba en alcanzar a Catra— ¿Qué tienes que decirme?

Catra no dijo nada hasta que llego al comedor de su departamento, donde le indico con un gesto que se sentara en la mesa y Adora obedeció sin rechistar, luego Catra fue a la cocina, encendió la cocina y comenzó a preparar rápidamente algo rápidamente, mientras veía el reloj cada dos por tres. Al terminar le sirvió a Adora un gran plato de pasta a la napolitana y un vaso de jugo, antes de servir el suyo y sentarse frente a ella luego de casi veinte minutos en silencio.

— Prueba primero y luego hablamos —Dijo Catra anticipándose a la obvia pregunta de la rubio, que solo se encogió de hombros, tomo su tenedor y dio el primer bocado— ¿Y bien?

— Digo que tenemos un problema —Suspiró antes de tomar un poco de jugo— porque no sé como voy a hacer para vivir sin esto de ahora en adelante. Esta incluso mejor que los bocadillos de antes... amo tu cocina.

— Gracias —Sonrió levemente por un breve instante, antes de enseriarse nuevamente— no podremos vernos la siguiente semana...

— ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! —Golpeo la mesa a la vez que se levantaba escandalizada, a lo que Catra solo la vio sorprendida, ya que no esperaba esa reacción de su parte— Lo siento, lo siento. Es que no lo entiendo, acaso... ¿Acaso todo esto es cosa de tu padre?

— Peor, es cosa de mi abuelo el viejo Prime Grant —Respondió reponiéndose de su sorpresa inicial y comenzando a comer, ya que no tenía mucho tiempo antes de que pasaran por ella— me envió de viaje en una especie de estúpida prueba para que consiguiera sellar un contrato importante y, de hecho, no volveré hasta el miércoles de la semana siguiente a esta, lo siento.

— ¿Y qué pasara con Sharon? —Eso no era lo que en realidad quería preguntar, sino "¿Y qué pasara con nosotras?", pero no se atrevió a decirlo.

— Mi padre me permitió hacerle video llamadas diarias mientras este de viaje, pero quería pedirte que fueras a verla el próximo sábado —Dijo sin dejar de comer debido a que el tiempo apremiaba, además de que así evitaba encarar a Adora— ¿Podrías hacerlo?

— Claro que si —Bufo volviendo a sentarse genuinamente disgustada— ¿Y qué pasara con nosotras? —Se atrevió a preguntar finalmente, motivada por la indignación y la rabia— la graduación es el viernes de esa semana... si regresas el miércoles, en teoría tendremos un o si acaso dos más para estar juntas antes de que todo esto acabe.

— No tiene porque acabar —Murmuro disgustada mientras se llevaba su plato al fregadero, asegurándose de decirlo lo suficientemente bajo para que Adora no la escuchara, antes de responderle— No lo sé Adora... ya se me ocurrirá algo cuando regrese.

Después de esto el silencio reino entre ambas, Catra sacó aquella maleta que siempre tenía preparada para estos repentinos viajes a los que su padre o su abuelo solían enviarla cada cierto tiempo para ponerla a prueba; se fue a bañar y se cambio de ropa a un conjunto semi formal dado que tenia que estar lista en caso de que fuera abordada al salir del avión. Adora la vio seriamente por un instante cuando salió de su habitación, estaba seria y no se detuvo mucho a contemplar su atuendo como otras veces, sino que se dirigió hacia ella y apenas la tuvo a su alcance la abrazó con tal necesidad que Catra no supo como responder al inicio, ya que la abrazaba como si no fuera a volver a verla nunca más, pero luego Catra logro reaccionar y la correspondió.

— Odio esto —Murmuro ocultando el rostro en el cuello de la trigueña— realmente lo odio Catra... ¿Por qué teníamos que nacer como Kovacs y Grant? ¿Por qué no podíamos ser solo Catra y Adora y tener una vida normal?

— Porque la vida no es justa princesa —Susurro suavemente junto al oido de la rubia mientras le acariciaba el cabello— pero no siempre tenemos que seguir sus caprichos —Adora se separó un poco de ella solo para observarla confundida y con los ojos humedecidos— podemos cambiar las cosas y te lo voy a demostrar, solo espera un poco ¿Si?

— Esta bien —Asintió Adora mientras Catra limpiaba con cuidado aquel par de lagrimas traicioneras que habían resbalado por sus mejillas— yo también pensaré en algo. No es justo que tú tengas que cargar con todo.

— Esa es mi chica —Sonrió levemente compartiendo con Adora lo que podría llegar a ser su último beso en semana y media.

Aquello fue inesperado e inesperadamente difícil para Adora cuando tuvo que dejar ir a Catra, porque si ya la había pasado un poco mal esa semana con lo poco que compartieron, no podía imaginar lo que serian los siguientes once días sin verla o siquiera poder hablar con ella, ya que esta debía mantenerse enfocada en cumplir las expectativas del viejo Prime Grant y esto consumiría enteramente su tiempo.

— 11 días después —

Estresada. Era termino correcto, pero a la vez insuficiente para describir el estado de Adora durante esos once días en los que tuvo que mantenerse ocupada a como de lugar solo para evitar pensar en Catra. En el instituto era fácil, siempre y cuando evitara pisar la azotea, mientras que en casa todo estaba bien ya que madre se encargo de mantenerla ocupada con una serie de eventos y actividades relacionadas con la empresa de su padre, así como con pequeñas pruebas que influían en el proceso de sucesión de la empresa. El problema estaba cuando se iba a dormir y tenía tiempo para pensar, ahí Catra no dudaba en hacer de las suyas manteniéndola despierta o apareciendo en sus sueños cuando ya no podía ni con su alma; lo que se traducía en mucho trabajo, escaso descanso, añoranza y desgaste, mucho desgaste mental en pocos días.

Siendo sus salidas a trotar y las salidas con sus amigos las únicas cosas que ayudaban a estabilizar su humor y mantenerla distraída también, pero hoy era diferente, ya que hoy era el día en que la trigueña finalmente regresaba a casa y aunque sabía que la probabilidad de que esta la contactara fueran ínfimas, aun así no pudo evitar estar todo el día pendiente de su teléfono, pero nada ocurrió y termino por quedarse dormida en el escritorio de su habitación con el teléfono en la mano, esperando el mensaje de la trigueña, el cual nunca llego.

Al día siguiente tampoco tenía nada en su bandeja de mensajes y ya comenzaba a preocuparse, así que luego de pasar gran parte del día con su madre haciendo todos los preparativos de la graduación con su madre, Adora salió a "caminar" en la tarde, caminata que la llevaría al edificio de apartamentos en el que vivía la trigueña, sintiéndose estúpida e impaciente por no ser capaz de aguardar un simple mensaje, pero es que... es que... ¡Ya se habían quedado sin tiempo, maldita sea! ¡Todo terminaba mañana y nada que sabía de Catra!

— Ya comenzaba a preguntarme cuando aparecerías, princesita —De repente una burlona, pero familiar voz a sus espaldas la hizo voltearse lentamente, solo para encontrarse con la burlona mirada y la maliciosa sonrisa de DT, el cual se encontraba recostado de un poste cercano— ¿Cómo se siente el dar tus primero pasos como acosadora?

— ¡No la estoy acosando! —Se defendió a pesar de que era consciente de que eso era lo que estaba haciendo— solo estoy preocupada por ella.

— Claaaaro y yo soy Todrick Hall —Se burlo separándose de aquel poste y acercándose a ella sin su contoneo habitual— eres demasiado evidente, señorita acosadora. Pero eso no importa. Si estas buscando a la gatita no la encontraras aquí, esos dos vejestorios aún la tienen acaparada y por lo que me cuenta, no van a dejarla ir todavía.

— Entiendo —Dijo suspirando aliviada al saber de que Catra al menos se había dignado a escribirle a alguien— Supongo que voy a tener que esperar a mañana o a que se digne a escribirme para poder verla, gracias.

— Uuy, alguien esta resentida —Bromeo de nuevo sujetándola por los hombros cuando intentó marcharse— pero no importa lo resentida que estés, si lastimas a mi gatita te las verás conmigo.

— ¿Y si ella me lastima a mi, entonces qué? —Contraatacó tomando desprevenido a DT— ¿Qué harás?

— Solo puedo ofrecerte esto para que llores —Dijo palmándose el hombro derecho— el otro no porque ese es de mi otro gatito y no insistas querida que no me harás cambiar de opinión.

Disgustada Adora se libero del agarre y se marchó de regreso a su casa, porque aunque entendía a DT y la razón por la cual se había comportado como lo hizo, aun así no podía dejar de estar tan molesta y frustrada, no solo porque ya todo había terminado y no había podido despedirse de esta pequeña aventura como Dios manda, sino porque Catra no se había dignado a escribirle como lo hizo con DT para mantenerla al tanto y ahorrarle la preocupación de no verla estos dos últimos días, pero esta bien, si así es como Catra quería dar todo por terminado, entonces ella tampoco se daría mala vida intentando hacer las cosas bien, solo esperaría a mañana para pagarle con la misma moneda.

Ciertamente estaba siendo muy infantil con su supuesta resolución, pero en este momento Adora Kovacs estaba siendo dominada por el remolino de emociones en su interior, además de que la falta de sueño la había vuelto irritable y no razonaba. Solo sabía que ella quería tener un último encuentro con la trigueña y que un par de viejos miserables le habían arrebatado la oportunidad de hacerlo.

Mientras se alejaba despotricando mentalmente por su mala suerte, no se percato de que DT se había quedado observándola hasta que estuvo lo suficientemente lejos para que no pudiera escucharlo, sacó su teléfono y uso el marcado rápido.

— Tu princesita vino a casa a buscarte gatita—DT soltó una leve carcajada cuando Catra al otro lado de la línea dejo de lado lo que sea que fuera a gritarle, solo para decir "continua"— hablamos un poco y estaba hecha una fiera, gatita... creo que deberías escribirle o algo.

Si pudiera hacerlo ya lo habría hecho e incluso la habría citado en algún lugar para verse o la habría invitado a su departamento como había planeado y hubieran tenido finalmente su momento especial juntas, pero no, a pesar de lo mucho que la extraño durante estos doce infernales días, no podía arriesgarse a perder todo el progreso que había hecho con su abuelo con ese contrato que había ganado o podría poner en riesgo el verdadero plan tras todo lo que había estado haciendo con Adora hasta ahora. Ya mañana intentaría explicarle todo, solo esperaba que este desplante no despertara el lado más conflictivo de Adora y terminara complicando las cosas.

 


— La graduación —

Decir que fue incomodo volver a encontrarse con Adora, se queda corto para lo que fue aquello, ya que la actitud de esta había vuelto a ser la que era antes de aquella noche en el parque y aunque esto le facilitaba a Catra su propia actuación, en el fondo sabía que la rubia no estaba actuando y, para colmo de males, a pesar de que estuvieron juntas durante todos los preparativos de la graduación y durante la reunión de logística, nunca estuvieron solas para poder hablar y para rematar, las pocas oportunidades que tuvieron para darse una pequeña escapadita y aclarar las cosas, Adora las saboteaba al ignorar sus señas, gestos y mensajes... por Dios santo, si hasta la vio sacar su teléfono cuando le envió un mensaje, vio la pantalla y lo volvió a guardar como si nada, incluso cuando alguien le pregunto si iba a revisarlo, ella solo sonrió y respondió: "No hace falta, no es nada importante" y ¡Claro que si era importante! Era muy importante, pero ella se negaba a verlo y Catra comenzaba a exasperarse y a molestarse por la actitud de la rubia, que incluso prefiero ir a hablar unos detalles sobre el estúpido baile de graduación antes que quedarse a solas con ella.

Con cada segundo el humor de Catra empeoraba, pero trataba de mantenerse calmada ya que no quería arruinarlo todo por culpa de su estúpido temperamento. Así fue como decidió ir al que sería su asiento, ya que Adora quisiera o no, tarde o temprano tendría que sentarse a su lado, ya que esos eran los asientos que Dragan les había asignado. Cuando finalmente sucedió la trigueña no se reprimió en lo más mínimo al esbozar una gran sonrisa cargada de autosuficiencia, ante la maldición mental de Adora al darse cuenta que ya no podría seguir evitándola.

— Ya era hora princesita —Dijo en cuanto Adora se sentó a su lado, buscando con la mirada a alguien cercano que pudiera usar para seguir evitando a la trigueña, pero no había nadie lo suficientemente cerca— sé que me estas evitando, pero tenemos que hablar y lo sabes.

— Vaya ¿La gran Elizabeth Grant quiere hablar conmigo? —Espetó tratando de mostrarse indiferente, pero era obvio que estaba dolida— ¿Se puede saber a qué debo el honor?

— Adora —Dijo agravando considerablemente su tono de voz y viéndola con una mezcla de rabia, dolor, hastió y un toque de arrepentimiento— Si me dejaras explicarte, lo entenderías, pero me estas juzgando sin siquiera saber toda la historia.

— Bien, después de nuestro discurso hablaremos —La expresión de Adora se suavizo un poco, pues ella bien sabía que estaba siendo demasiado injusta con Catra, pero no podía evitar estar molesta con ella— pero sigo molesta contigo, así que no me hables hasta entonces ¿Okey?

As you wish my princess —Dijo la trigueña ingeniándoselas para rosar la mano de la rubia por debajo del posa brazos de su asiento, haciendo a Adora dar un leve respingo luego de haberse puesto totalmente roja con esa frase— gracias.

Adora solo gruño y aparto la mano mientras desviaba su atención al frente del auditorio para prestarle atención al acto de graduación que ya estaba por comenzar. Una vez las luces se apagaron Adora trato de concentrar toda su atención al frente, pero cada cierto tiempo su mirada viajaba hacia Catra, que se encontraba sentada con las piernas cruzadas, con el codo apoyado en el posa brazos contrario a su asiento, a la vez que su mentón se encontraba apoyado en la palma de su mano; parecía estar concentrada en el acto de graduación, pero tras este tiempo juntas Adora sabia que no había nada más alejado de la realidad que eso, de hecho estaba planeando algo y no se equivocaba, porque eso era precisamente lo que estaba haciendo la trigueña.

Cuando llego su turno ambas hicieron tal cual y como lo habían ensayado, primero hablo Adora, luego lo hizo Catra y como toque final ambas dijeron la última parte como si se tratara de una conversación hasta la frase final que, en perfecta sincronía, la dijeron al unísono:

"... Seamos fuertes, seamos valientes y demostrémosle al mundo que nosotros somos capaces de hacer posible lo que muchos consideran imposible."

El auditorio estallo en vítores y aplausos cuando ambas se tomaron de las manos y dijeron esto último mientras las alzaban por encima de sus cabezas, incluso el viejo Dragan y varios representantes se levantaron a aplaudirlas por lo inspiradoras que habían sido, sobrepasando para variar las expectativas de todos de nuevo. Luego de eso fueron tras el escenario y antes de que Adora tuviera tiempo de asimilar lo que pasaba, Catra la arrastro hasta la salida trasera del auditorio y de ahí fueron de nuevo al gimnasio, el cual estaría totalmente solo para ese momento a excepción de Kyle que estaba frente a la puerta de este vigilando la zona por petición de Catra, la cual choco su puño con el del rubio mientras se adentraba con Adora al interior del gimnasio, cerrando la puerta tras de si.

— ¿Por qué me traes aquí para hablar? —Pregunto Adora viendo su reloj— tenemos solo quince minutos para volver o...

— ¡Lo siento! —Dijo de repente la trigueña ignorando lo que decía Adora— No es que no quisiera escribirte Adora, es que no podía hacerlo sin arruinarlo todo... mi abuelo, puede llegar mucho más peligroso que mi padre, de hecho estuve a punto de meterme en problemas por la estúpida de DT y le escribí para que me dejara en paz, fue eso, pero te juro que me moría de ganas por escribirte, hablar contigo y... ¡Maldición hasta había planeado algo para nosotras cuando volviera! Pero mi abuelo y mi padre estropearon todo, lo siento.

— Bien, entiendo. Aunque ya no importa porque se nos acabo el tiempo —Ciertamente podía entender eso, ya que ella hubiera hecho algo similar para evitar que su madre descubriera o que siquiera sospechara de la pequeña aventura que tenía con Catra, pero había algo que le hacía ruido en lo que esta había dicho— ¿Y a qué te refieres con arruinarlo todo?... ¿Acaso pretendes que continuemos con esto en la universidad?

Adora no iba a mentir, a pesar de lo complicado que sería seguir con su relación en la universidad, tenía que admitir que la idea la excitaba mucho, ya que así podría seguir explorando con la trigueña esa química tan increíble que tenían, solo tenían que ajustar unos detalles y...

— No Adora, quiero que huyas conmigo —Refutó la trigueña apareciendo como la muralla china en el interior de su mente, ocasionando que el tren de sus pensamientos colisionara brutalmente con esta destrozándolo por completo y no dejando ningún pensamiento superviviente— sé que es repentino y que es un cambio muy grande y aterrador, pero si nos quedamos aquí nunca podremos ser nosotras mismas, no tendremos vida y nunca podremos estar verdaderamente juntas y no quiero eso ¿Tú si?

— Wow, wow, para el carro Catra —Adora alzo las manos y retrocedió un par de pasos agobiada por tanta información y porque su mente por fin estaba atando cabos— ¡¿Este era tu gran plan?! ¿Pasar seis semanas de ensueño y luego huir juntas como en las películas? ¿Como si todos nuestros problemas se fueran a solucionar mágicamente solo porque nos amamos? Por el amor de Dios Catra, eres más inteligente que esto y estoy segura que sabes que no hay manera en la que un plan de seis semanas funcione y...

— Tres años —Volvió a interrumpirla bruscamente, alzando su voz por encima de la de ella— es el tiempo que llevo planeando esto y ahorrando para esto, hace dos años te incluí en el plan y aunque ya para este año había desistido, desde hace mes y medio me esforcé como tienes idea para que esto funcionara, el dinero no es un problema y tengo varias escalas planeadas para ocultarnos si tu familia decide buscarte.

— ¿Y acaso la tuya no te va a buscar? —Catra negó con la cabeza y luego se encogió de hombros y Adora capto el mensaje, al igual que ella, Catra era prescindible para la empresa, la diferencia es que su madre no opinaba lo mismo— Quizás tu puedas, pero yo no Catra... yo no puedo simplemente irme y dejar todo atrás y... y...

— ¡Claro que puedes, pero te da demasiado miedo hacerlo! —Gritó Catra finalmente exasperada— ¿No lo entiendes? Has pasado toda tu vida complaciendo a tu madre y haciendo todo lo que ella quiere, ¿Acaso tú opinión no importa? ¿Acaso no importa lo que tú quieras? ¿Qué es lo que quieres Adora? ¿Lo has pensado?

— ¡Cállate, cállate, cállate Catra! —Gritó empezando a llorar sin poder evitarlo porque la respuesta a todo era no— ¡No es tan fácil como lo pones y si, si he pensado lo que quiero, pero nada de eso importa!... A nadie le importa lo que yo quiera.

— ¡A mi si idiota! —Gritó llorando también, frustrada por lo negada que estaba Adora a quitarse esa estúpida idea de la cabeza— ¡¿Qué no lo entiendes? ¡Yo te amo, siempre lo he hecho, incluso desde antes de que supieras que existía! ¡Y quiero ayudarte, pero eres tan estúpida que prefieres pudrirte en ese patético intento de vida que dices que tienes, antes que darte la oportunidad de tener una de verdad junto conmigo!

— Ca-Catra yo...

— ¡No! ¡No quiero saberlo! —Para este punto las manos de Catra temblaban de la furia y la impotencia que sentía en ese momento— Treinta minutos. Treinta minutos es todo el tiempo que te daré si escoges salir por esa puerta y continuar con esta farsa. Estaré en el patio trasero esperándote, pero si no llegas en ese tiempo sabré que hiciste tu elección y me iré sin ti, porque yo no pienso seguir fingiendo ser algo que no soy, ni mucho menos seguir siendo el títere perfecto de un vejestorio.

Por un breve instante Adora sostuvo la mirada de la trigueña, alzando temerosa la mano para tomar la que la trigueña le ofrecía, pero en el ultimo momento desvió la mirada y murmurando un débil "lo siento", se marchó de ahí corriendo, dejando a la trigueña sola, llorando y con el corazón roto. Pudo ver la cara perpleja de Kyle cuando salió del gimnasio, incluso escucho el apagado, pero a la vez desgarrador grito de Catra cuando se cerro tras de si la puerta del gimnasio.

Mientras corría por el pasillo, las lagrimas simplemente salían sin parar por sus cristalinos y ahora enrojecidos ojos; su corazón se había estrujado fuertemente en su pecho y casi podía jurar que le faltaba el aire debido al dolor que sentía, pero aun así no se detuvo hasta llegar al auditorio.


 

Eso había sido todo, con los ojos enrojecidos e impregnados en lagrimas, Catra bajo la mirada hacia su reloj y no pudo evitar sonreir con amargura al notar que mientras se había perdido en sus recuerdos habían pasado cuarenta y cinco minutos desde que se había separado de Adora, es decir quince minutos más de lo que había dicho que la esperaría y si por ella fuera se quedaría ahí cuanto tiempo fuera necesario, pero ya se había arriesgado demasiado, además que desde hace un buen rato había comenzado a llover y cada vez lo hacia con más fuerza y si no se iba ahora ya no podría hacerlo.

— Realmente quería que vinieras conmigo, Adora —Dijo dando un último vistazo a aquella puerta por la que tanto espero a que saliera Adora, para luego encaminarse hacía una moto cercana, su moto— pero supongo que nunca fui lo suficientemente buena para ti.

Dicho esto, se coloco el casco, encendió la moto y se marcho sin mirar atrás...

Por eso nunca vio la silueta que desenfrenadamente corría tras la moto intentando alcanzarla mientras gritaba desesperadamente su nombre... así es, se trataba de Adora, pero con el sonido del lluvia golpeando su casco y con el dolor que sentía, Catra no podía verla ni escucharla y por eso siguio avanzando hasta que se perdió de vista.

Adora cayó de rodillas al suelo llorando desolada, abrazándose a si misma y maldiciéndose mentalmente por no haber tomado la mano de Catra en el gimnasio y por haber sido tan estúpida para darse cuenta tan tarde de que había cometido un error y ahora... ahora la había perdido para siempre.

— Sigo sin entender porque a ustedes dos les encanta complicarse tanto las cosas —Dijo una familiar voz a sus espaldas, se trataba de DT el cual la veía de forma inquisitiva desde un auto plateado— y aunque odiare el que mojes los asientos de mi auto, súbete, aún tienes una última oportunidad para arreglar las cosas.

Adora tardo dos segundos en asimilar lo que pasaba, pero cuando lo hizo se subio al auto sin pensarlo dos veces.

— Gra...

— Aún es pronto para agradecer niña —La corto iniciando la marcha apenas ella estuvo dentro— espera a que la encontremos y luego agradéceme todo lo que quieras.

Notes:

Hola ¿Cómo están? Diaculpen la tardanza en actualizar, pero tuve varios inconvenientes siendo algunos de ellos de salud, pero ya estoy mejorando y hasta podre reincorporarme a mi trabajo. En fin, diganme ¿Qué les parecio el capítulo? Quedo un poco largo si, lo sé, pero era justo y necesario XD. Espero que les haya gustado. Nos vemos pronto, hasta entonces cuidense mucho.

Chapter 7: Capítulo V: All The Things She Said (Part I)

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo V: All The Things She Said (Part I)

Habían pasado al menos quince minutos desde que abordó el auto de DT y un silencio sepulcral se había instaurado entre ellos, con el rubio con la mirada fija en el camino debido a la lluvia torrencial y a la poca iluminación del camino, mientras que la rubia mantenía la mirada clavada en la ventanilla, sosteniendo con manos temblorosas la manta que DT le había dado para que entrara en calor, justo después de encender la calefacción para que no se resfriara.

DT había sido absurdamente atento con ella a pesar que no eran amigos ni nada por el estilo, pero teniendo en cuenta la enredada y a la vez exasperante historia que había entre ella y Catra, no era de extrañar que este hubiera decidido intervenir al ver las continuas metidas de pata de ambas, en especial de ella que aún no sabía lo que quería hacer o si había tomado la decisión correcta al ir tras la trigueña. De verdad que no lo sabía y tendría que esperar un poco más para descubrirlo, pero de lo que si estaba completamente segura, era que no quería pasar el resto de su vida siendo la muñeca perfecta que su madre había construido para satisfacer los caprichos de su padre.

Ahora entendía el por qué su hermana Mara había huido hace tantos años atrás. No estaba siendo una ingrata como había dicho su madre, no, tan solo quería tener la oportunidad de poder pensar y respirar libremente sin que cada mísero y puto segundo de su vida estuviera siendo milimétricamente guiado por el bien de una estúpida compañía. Tal y como ella casi permite que hicieran con su vida si... si Catra no la hubiera ayudado a abrir los ojos.

— Dios, soy una idiota —Suspiró pesadamente mientras pegaba la frente del frio y empañado cristal de la ventanilla.

— Si yo fuera tú patentaría esa frase, querida —Respondió DT de repente sin voltear a verla, sobresaltándola un poco— porque sin duda te queda como anillo al dedo... a ambas en realidad.

— Tenía miedo... —Respondió tratando de justificarse mientras veía el reflejo del rubio en la ventanilla— todavía lo tengo y es que... es que... No lo sé DT estoy confundida y... y no sé que haré si llegamos a encontrarla y... y... en especial no sé que haré si no la encontramos y...

— Y yo no tengo las respuestas que buscas, cariño —Respondió de nuevo DT sin apartar la mirada del camino en ningún momento— nadie las tiene. Solo puedes aprovechar el tiempo que nos queda hasta nuestra primera parada para poner en orden tus ideas. Lo necesitaras para enfrentar a la gatita.

— Si es que la encontramos —Suspiró mientras apretaba con más fuerza la manta entre sus dedos— si es que aún quiere hablarme.

Okey, no había mucho que se pudiera decir después de algo como eso y menos con lo pesado e incomodo que había vuelto el ambiente en el interior de aquel auto... afortunadamente DT no era una persona común y corriente.

— ¡Ugh! ¡Dios dame paciencia, porque si me das fuerza las mato! —Exclamó con fuerza por la exasperación, sobresaltando a Adora por el repentino zigzagueo del auto ante los movimientos bruscos que hacía con el volante.

— ¡¿Qué estas haciendo?! ¡Podrías matarnos idiota, ten más cuidado! —Chilló alterada Adora volteándose finalmente a verlo, sintiendo como el corazón le latía frenéticamente en el pecho por el susto y por la manera en la que el rubio continuaba aumentando la velocidad frenéticamente— ¡Ve más despacio DT! ¡¿A caso estas loco o qué?!

— ¡Mi auto, mis reglas primor! —Sentenció girando peligrosamente en una cuerva y haciendo que su auto derrapara un poco en el húmedo asfalto.

Listo, ya lo había visto todo. Moriría antes de siquiera poder ver a Catra por culpa de lo que sea que le haya picado a DT de repente para empezar a conducir de la manera tan temeraria en la que lo estaba haciendo ahora, ignorando deliberadamente todos sus reclamos, lloriqueos y suplicas de Adora para que bajara un poco la velocidad.

— ¡¡¡Maldita sea, DT ¿Qué es lo que quieres haga?!!! —Maldijo golpeando la guantera del auto frustrada, molesta y aterrada al mismo tiempo.

— ¡Que dejes de ser tan patética y que empieces a actuar como la increíble Adora Kovacs de los cuentos de la gatita! —Replicó bruscamente volteando a verla por unos míseros segundos, antes de virar lo justo y necesario para esquivar un auto en el camino, pasando lo suficientemente cerca de este para que se desestabilizara un poco y luego sonara en reclamo la bocina a lo lejos.

— ¿Ah?... ¿Qué acabas de decir? —De repente todo a su alrededor dejo de importar solo para poder escuchar la respuesta de DT, quien solo bufo rodando los ojos con fastidio— Repítelo DT.

 

— No.

— ¡Repítelo!

— ¡Bien! —Respondió de mala gana ante la exigencia de la rubia— La gatita siempre tenía alguna historia sobre la horma de su zapato, la exasperante y hermosa Adora Kovacs, a la que no sabía si quería matar a golpes por lo idiota que era, o si quería comérsela a besos por lo sexy que se veía cuando le llevaba la contraria o cuando daba todo de si para superar cada reto que tenía en frente. Esa es la Adora Kovacs que necesitamos y no la patética llorona que eres ahora ¿Feliz?

Con las mejillas levemente sonrojadas y perpleja por lo que acababa de escuchar, Adora se dejo caer en el asiento del copiloto de nuevo, solo viendo con incredulidad al rubio, que volvió a rodar los ojos mientras reducía la velocidad a pesar de que estaban en una recta "solitaria" en ese momento.

— Ugh y pensar que perdí mi cita con mi enfermero sexy solo por esto —Se quejó en voz baja, pero a fin de cuentas no podía dejar a este par de idiotas a su suerte, por lo que no engañaba a nadie con sus quejas— Escúchame princesita, significas más para la gatita de lo que crees y por más que ella sea un asco para expresar lo que siente, ya te ha dicho todo lo que necesitas saber... solo no te has dado cuenta de ello, eso es todo.

— Vaya... Gracias D...

— No. Para el carro ahí niña —La detuvo abruptamente agitando una de sus manos frente a ella sin voltear a verla— No me agradezcas ni me vengas con ninguna de esas cursilerías baratas. Es repugnante y no va para nada conmigo, querida. Así que ahórratelas y déjame conducir en paz que ya he hablado como para toda una vida contigo.

Adora no pudo evitar reír un poco ante la actitud de diva de DT, no solo porque le quedaba como anillo al dedo, sino porque era totalmente irónica la manera en la que este trataba de fingir que no le importaba lo que pasara, pero sin embargo ahí estaba ayudándola y animándola en su peculiar y extraña manera de hacerlo.

— Te debo un trago —Ya que no podía agradecerle directamente sin que DT se molestara con ella, no perdía nada con intentar otro tipo de acercamiento y por la manera en la que este enarcó una ceja, supo que había acertado.

— Que sea un Long Island Iced Tea y estamos a mano —Impuso sin apartar la mirada de la carretera.

— Hecho —Celebró internamente Adora mientras que por fuera solo asentía y se volteaba de nuevo hacia la ventana del auto, sonriendo complacida y con el animo renovado.

Solo esperaba que esto no fuera a hacer más dura la caída si todo fallaba al final.

Mientras todo esto sucedía, a varios kilómetros lejos del auto de DT y de lo que acontecía en su interior, Catra continuaba manejando temerariamente bajo la fría lluvia que calaba sus huesos y hacía tiritar su cuerpo, a pesar de que ahora no pudiera sentir nada más que no fuera el dolor que oprimía su corazón y la rabia que nublaba su juicio, calentando su cuerpo y haciéndola apretar con fuerza los manillares de su moto, aumentando cada vez más la velocidad y el riesgo de sufrir un accidente.

Sin embargo, nada de esto le importaba, así como tampoco le importaba si era la lluvia o sus lágrimas lo que nublaba su visión y le hacía arder los ojos. Aunque a fin de cuentas no importaba, porque no era más que un estorbo, alimentaba la rabia que sentía y para colmo de males no dejaba de hacerla recordar cosas que no quería y que solo aumentaban su dolor; sin embargo por más que lo intentara no podía evitar que una a una aquellas molestas imágenes cruzaran su mente como si fueran parte de alguna clase de estúpida tortura autoimpuesta.

Uno de esos molestos recuerdos se remontaba a la época en la que comenzó a competir por el "honor" de ser la sucesora de su padre; competencia en la que sus otros hermanos le llevaban mucha ventaja, tanto en edad como en experiencia. La mayoría de sus hermanos eran de madres diferentes y solo tres de ellos le pertenecían a la esposa oficial de su padre, los cuales estaban entre los mayores del grupo y gozaban de cierto favoritismo de parte de su abuelo Prime, el cual no veía con buenos ojos a los hijos bastardos de Patrick, así como tampoco le agradaba la inclusión tardía de Elizabeth a la competencia de sucesión, ni mucho menos le agradaba que sus motivos estuvieran ligados a Sharon Weaver, la conyugue menos favorecida por el viejo Prime, al que simplemente parecía no gustarle absolutamente nada que implicara un malgasto de dinero. Sin embargo, esto último era problema de Patrick y no tenía nada que ver con él.

En fin, por aquel entonces Catra tendría ocho años y tuvo que esforzarse mucho en sus estudios académicos como en todo lo que estaba relacionado al negocio familiar, no solo para destacar entre sus hermanos, sino para ganarse un lugar en la escala de sucesión de la familia a como de lugar y así estuvo durante dos agotadores y horribles años así fue su vida, hasta que un día en un evento escolar mostró lo astuta y despiadada que podía llegar a ser cuando se lo proponía, ganándose la aprobación de su padre y de su abuelo para asistir a un evento social empresarial destinado a formar alianzas y realizar negocios entre empresarios en un ambiente menos formal y frío que el de una oficina, durante el cual los prospectos a sucesores de cada empresa solo tenían una misión y esa era: conocer a su futura competencia, interactuar entre ellos y formar lazos convenientes con los posibles futuros lideres de todas las empresas ahí presentes.

— Esto es estúpido —Pensó la trigueña mientras salía del auto que había ido a recogerla a casa, encontrándose con cuatro de sus hermanos mayores y con su padre en la entrada del hotel en el que se llevaría a cabo el evento— pero puedo hacerlo.

— Ya saben lo que tienen que hacer —Los cinco jóvenes asintieron al mismo tiempo, mientras Patrick solo los observaba con severidad— No espero nada de ustedes, así que aprovechen esta oportunidad para intentar hacerme cambiar de opinión.

Dicho esto, ni siquiera espero confirmación alguna de parte de sus hijos antes de darles la espalda y encaminarse hacia el interior del hotel, siendo seguido de cerca por estos a una distancia prudencial como se les había educado. El grupo de hermanos estaba compuesto por los tres hijos de la esposa oficial y dos bastardos, los cuales eran Catra y un chico delgado de tez blanca, corto cabello de color negro azabache y de fríos ojos de un profundo y enigmático color azul. Ninguno dijo nada durante todo el trayecto hacia el salón de fiestas, donde se dispusieron a separarse inmediatamente, pero nada más al darse la vuelta el pie de Catra tropezó con un pliegue de la enorme y gruesa alfombra que cubría el suelo e irremediablemente se cayó y aunque no se lastimó mucho, no quitaba el hecho de que al menos una buena parte de los invitados había presenciado su ridícula caída, lo cual ya le restaba puntos para socializar, como si de por si sus peculiares ojos no fueran un obstáculo lo suficientemente molesto al tratar con estos estúpidos niños ricos y superficiales.

— Aquí —De repente una mano apareció justo frente ella cuando se disponía a levantarse, haciéndola alzar la mirada para encontrarse con que uno de sus hermanos, el moreno de fríos ojos azules, era quien le ofrecía ayuda.

Ella dudo un poco al principio, pero al ver que este aparentemente no pretendía nada malo, decidió aceptar su ayuda, esperando que no se tratara de una vil treta para ridiculizarla y restarle más puntos frente a su padre y todos los presentes.

— Debes tener más cuidado —Agregó notablemente incomodo por el contacto de sus manos mientras la ayudaba a levantarse, para luego soltarla rápidamente— Las alfombras de estos hoteles son traicioneras y aún peor lo es la gente que esta aquí.

— ¿Por qué me ayudas? —Preguntó sin poder aguantar la curiosidad— los otros tres ni siquiera voltearon y ya nos llevan ventaja "socializando".

— Porque soy mejor que esos idiotas —Respondió con simpleza antes de darle la espalda y comenzar a alejarse con las manos metidas en los bolsillos— buena suerte.

Catra lo observó por unos segundos extrañada, sin poder evitar sonreír levemente ante el gesto y la actitud de su hermano mayor, que bien podría haber armado todo este show para atraer la atención hacía él y luego usar esto a su favor como era usual en ese retorcido mundo. Sin embargo, si resultaba que aquel gesto había sido sincero y en verdad la había ayudado sin ningún motivo oculto, entonces algún día se aseguraría de devolverle el favor, pero por ahora solo lo observaría y luego decidiría que hacer.

En fin, luego de eso comenzó a recorrer todo el salón observando a todo, desde los niños ricos hablando los unos con los otros por disposición de sus respectivos padres, como la disposición de estos y de los adultos a lo largo del mismo y la diferencia entre ambas secciones era tan grande, que no era de extrañar que los jóvenes evitaran acercarse al área de los adultos. Ninguno de ellos quería meterse en problemas con sus respectivos padres por hacerlos quedar en ridículo ante la competencia, posibles aliados y futuras absorciones de otras empresas o negocios más pequeños, pero con potencial; sin embargo, Catra no era como los demás jóvenes que se encontraban ahí, porque ella sabía mejor que nadie que si quería ser tomada en cuenta, entonces tendría que arriesgarse a romper las reglas e ir directamente a las grandes ligas, solo así conseguiría lo que quería.

— Hey, pequeña —Dijo de repente una voz masculina llamando su atención, así que respiró hondo, aseveró su mirada y volteó hacia el extraño hombre que solo enarcó una ceja divertido— ¿No crees que eres demasiado joven para estar aquí? Deberías volver con los otros chicos, ahí estarás mejor que aquí seguro.

— ¿Y usted no es demasiado viejo como para andar entrometiéndose en asuntos ajenos? —Replicó de manera tajante sorprendiendo al hombre— Debería volver al geriátrico, ahí lo tratarán mejor que aquí seguro.

Ambos se vieron el uno al otro fijamente a los ojos durante un par de minutos, hasta que de repente aquel hombre empezó a reírse aumentando el volumen hasta que su risa se transformó en sonoras carcajadas que molestaron a la joven trigueña.

— ¿Qué es tan divertido, anciano? —Jamás admitiría el miedo que sentía en ese momento ante la posibilidad de haber metido la pata mucho más de lo que imaginaba, pero entre las carcajadas de aquel hombre y las miradas curiosas de varios de los empresarios cercanos, no podía evitar pensar que quizás se había arriesgado demasiado y que ahora su padre la mataría en cuanto tuviera la oportunidad.

Aquel hombre era alto y fornido, de tez nívea, con ojos de color negro azabache al igual que su cabello, el cual tenía atado en una cola de caballo. Cuando este termino de reír, se limpio un par de lagrimillas con el dorso de la mano, tomó una gran bocanada de aire y volvió a centrar su atención en la jovencita frente a él, aseverando un poco su mirada sin dejar de sonreír al mismo tiempo.

— ¿Cómo puede haber tanta fiereza en un cuerpo tan pequeño? —Dijo finalmente el hombre analizándola con la mirada— Me recuerdas un poco a mi hija, aunque ella es mucho más pequeña tú, jovencita... este ¿Cómo te llamas?

— Elizabeth —Respondió secamente, aunque nunca le había gustado mucho su primer nombre— ¿Y usted? ¿Cuál es el suyo anciano?

— Micah. Micah Bright y no soy un anciano, jovencita —Replicó haciendo un leve mohín con los cachetes y cruzándose de brazos "disgustado"— solo tengo veinticinco años, para que lo sepas.

— ¿Desde hace cuánto? ¿Treinta años? —Catra sabía que estaba tentando mucho a su suerte, pero para ese momento simplemente no podía detenerse— no mientas viejo, no hace falta que me impresiones.

Afortunadamente a Micah parecían hacerle gracia todos sus comentarios y le seguía el juego. Para cuando se dio cuenta ya llevaban unos veinte minutos hablando sin parar ahí en medio del salón, como si nada cuando debería estar haciendo lo que su padre le pidió, pero es que el tal Micah era simplemente de esas personas absorbentes con las cuales no podías dejar de hablar una vez empezabas a hacerlo.

— Ya me preguntaba a dónde podía haber ido, señor Bright —Dijo de repente una adolescente de tez morena, ojos de color azul celeste y largo cabello castaño oscuro atado en una trenza larga, la cual observaba con moderado reproche a Micah, que solo sonrió al verla llegar— hasta llegue a pensar que había huido de mi.

— Por supuesto que no haría algo así y menos a una jovencita tan encantadora como tú, querida —Se apresuró a disculparse tomando galantemente la mano de la morena y depositando un beso en esta, para luego hacerse a un lado y permitirle a la morena apreciar a Catra— pero me entretuve charlando con esta agradable damita aquí presente.

— Vaya —Exclamó genuinamente sorprendida la morena acercándose a Catra e inclinándose hasta quedar a su altura— sin duda tienes unos ojos preciosos.

Catra no pudo evitar sonrojarse un poco por el repentino cumplido, ya que no era algo habitual, pero se recompuso rápidamente y aunque el sonrojo seguía presente, no retrocedió y encaró a la morena.

— Eres rara —Dijo sin filtro sorprendiendo a la morena que, al cabo de unos segundos empezó a reírse de la misma manera en la que lo hizo Micah antes, el cual solo sonrió complacido ante la escena— ¿Por qué te ríes?

— Porque eres interesante —Dijo volteándose hacía Micah y sonriendo genuinamente— ya veo porque se entretuvo tanto señor Bright y no lo culpo.

— Ah ¿sí? Pues yo no soy payaso de nadie —Gruño mirándolos a ambos con una intensidad realmente resaltante para su edad— así que pueden ir a divertirse a otro lado.

— Espera, espera —La detuvo la morena antes de que pudiera irse— Lo siento, no me expresé bien. Lo decía en el buen sentido, verás es agradable ver a alguien como tú en este mar de falsedad, lleno de hipócritas y lame botas.

— Es cierto jovencita, porque a pesar de que nosotros también pasamos por lo que sabemos que estas haciendo ahora —Dijo Micah esperando sobresaltar a la niña, pero esta se mantuvo igual ya que era obvio que ellos sabían lo que estaba haciendo, ya que de seguro ellos pasaron por lo mismo a su edad— Es agradable ver a alguien diferente para variar y espero que no cambies.

— Exactamente —Asintió la morena sonriendo como si hubiera tenido una gran idea— ¿Te gustaría acompañarnos y charlar un poco más con nosotros o prefieres seguir con tu asignación?

— Yo... —La mirada de Catra captó la figura de su padre a lo lejos entre un grupo de empresarios que los veían fijamente desde hace ya un rato y no pudo evitar tensarse al verlo.

En primera instancia su padre podría parecer indiferente, pero por la manera en la que la miraba fijamente y por como tenía sus ojos un poco más abiertos de lo normal, Catra supo que se había equivocado en grande y que ya no había nada que pudiera hacer para remediarlo, así que si ya estaba más que hundida y acabada, pues no perdía nada con al menos pasar lo que pudiera de la velada con aquel raro par. Al menos así podría distraerse un rato antes de que su padre la degradara o peor, que se desentendiera de ella, la echara a la calle y perdiera la oportunidad de volver a ver a su madre.

— Vamos... así no estaré sola con este extraño viejo —Trató de bromear, pero Micah y la morena no solo habían notado su cambio de actitud, sino que habían seguido su mirada disimuladamente cuando se congeló al ver a su padre y, por simple descarte, ambos dedujeron que la trigueña y Patrick Grant estaban relacionados de alguna manera.

Si bien no podía ser su hija, ya que se suponía que este solo tenía tres hijos reconocidos con su actual esposa, podría tratarse de la hija de algún socio minorista que estaba metiéndose en terreno peligroso y si estaban en lo cierto, Patrick reaccionaría de alguna forma cuando la pequeña se fuera con ellos a su mesa. Y en efecto este lo hizo, pero a diferencia de lo que ellos esperaban, Patrick solo sonrió y luego los ignoro como si nada hubiera pasado, lo cual era extraño, muy extraño tratándose de aquel hombre, por lo que decidieron seguir adelante y continuar charlando con la trigueña a ver si algo más sucedía.

— Oye ¿Qué le paso a tu cabello? —Preguntó de repente Catra llamando la atención de la morena que volteó a verla extrañada por la pregunta, a lo que Catra señalo la trenza y la pollina de la morena— aquí y ahí está disparejo y... diferente.

— Oh ¿Esto? —Sonrió divertida al caer en cuenta de a lo que se refería Catra— Mi hermanita me cortó el cabello y me hizo esta bonita trenza. Ella tiene más o menos tu edad creo.

— Vaya, se nota que en verdad te odia —Soltó sin más arrebatándole otra sonora carcajada a Micah— y yo que creía que mis hermanos y yo nos llevábamos mal.

— Ella no me odia, solo está aprendiendo y algún día será lo suficientemente buena para hacerle bonitos peinados a sus hijas, si es que las tiene claro —Sonrió genuinamente al pensar en su hermanita, a la cual era obvio que quería mucho.

Otra diferencia entre Catra y sus hermanos, que la hizo pensar en lo genial que sería tener una hermana mayor como la morena.

— Mara, querida. Creo que te estas adelantando mucho —Sonrió Micah enternecido— Adora solo es una niña todavía y si Richard no se pone creativo, pasara mucho tiempo antes de que la comprometa con alguien y sé que tú...

— ¿Quién es Adora? —Preguntó Catra con genuina curiosidad— ¿Es tu hermana?

— Así es —Asintió sonriendo ampliamente mientras sacaba una pequeña carterita con fotos de una niña rubia, la cual a excepción de los ojos era completamente diferente a Mara— y antes de que lo preguntes, si, tenemos los mismos padres, solo que yo me parezco más a mamá y Adora se parece más a papá.

— Mmmp, ya veo —Fue lo único que dijo mientras veía una a una las fotos de la rubia, pensando en lo afortunada que esta era de no tener una familia tan rota como la suya y, por un momento, la envidió por tener a alguien tan genial como Mara en su vida.

— Si tenemos la oportunidad de vernos de nuevo, te la presentaré —Dijo de repente la morena a lo que Catra solo alzó la mirada hacía ella inexpresiva— estoy segura de que serán buenas amigas.

— Oh y cuando mi pequeña Glimmer este un poco más grande la traeré para que la conozcan también —Intervino Micah encantado con la idea, mostrándole a Catra una foto de su hija, mientras fantaseaba enternecido imaginando a las dos niñas jugando con su pequeña— por ahora su madre no me dejara traerla a estas reuniones hasta que no tenga al menos tu edad, Lissie.

— Catra. No me gusta que me llamen "Elizabeth" y solo mi padre me dice Lissie. Nadie me dice Catra además de mi madre, pero ustedes pueden hacerlo también... si quieren —Ya para este punto a Catra no le importaba mucho lo que hacía, ya que dudaba mucho que volviera a ver a esos dos en su vida con lo enojado que estaría su padre— ahora tienen que presentarme a la rubia y a chispitas la próxima vez.

Después de esto Mara y Micah al notar el ánimo de la trigueña intentaron distraerla con otros temas, lográndolo con anécdotas de las pequeñas Adora y Glimmer, hasta que en algún punto de la velada apareció uno de sus hermanos mayores de la nada. Se trataba del mismo que la había ayudado cuando cayó al suelo. Mara y Micah parecieron reconocerlo cuando este llegó.

— Ya me preguntaba dónde estarías, Lazzar —Dijo con seriedad Micah, estrechando con fuerza la mano del joven, que no se echó para atrás y le devolvió el apretón, aunque era obvio que iba perdiendo en fuerza contra Micah— ¿Qué te trae por aquí?

— Vengo... a buscar a mi hermana, señor Bright —Respondió apretando los dientes hasta que él y Micah deshicieron el apretón de manos, para luego voltearse hacía Mara y hacer una leve reverencia ante ella— Señorita Kovacs, es un gusto verla de nuevo. Esta realmente hermosa esta noche.

— ¿Estas insinuando que las otras noches no lo estaba? —Replicó viéndolo con suspicacia y con una ceja enarcada— No sabía que eras tan descarado, Malcom.

— No —Dijo con calma y carraspeando un poco mientras un leve sonrojo teñía sus mejillas— solo digo que está más hermosa cada vez que la veo, eso es todo.

— Vaya, que galante estas hoy Malcom. Gracias —Dijo dedicándole una leve sonrisa al joven, que solo desvió la mirada, más avergonzado que antes— y que agradable sorpresa saber que Catra es tu hermanita. Es muy linda ¿Sabes?

— Lo sé —Asintió aun sin ver a nadie en particular, para luego respirar hondo y encarar a la trigueña— pero ya debemos irnos.

— Si —Catra asintió con desgano, levantándose y yendo junto a su hermano, luego se volteó y con una leve sonrisa se despidió del agradable par— Adiós, fue divertido hablar con ustedes.

— No —Dijo Mara abrazándola de repente y dedicándole un a dulce sonrisa cuando se separó de ella— esto es un hasta luego, porque estoy segura de que nos volveremos a ver ¿Si?

— Esta bien —Dijo incapaz de llevarle la contraría y deseando poder quedarse con esos dos un poco más— hasta luego —Sonrió genuinamente parándose junto a su hermano— me gustó conocerlos.

— Y a nosotros a ti, pequeña —Sonrió Micah despidiéndose de los hermanos con la mano mientras estos se alejaban— cuídala, Lazzar.

Malcom solo alzó la mano para despedirse mientras caminaba con Catra hacía la salida del hotel en absoluto silencio. Al llegar vieron a sus otros hermanos, quienes los miraron con molestia para luego ignorarlos y seguir charlando entre ellos mientras esperaban la limosina que los llevaría a casa; sin embargo, esos idiotas y lo que hicieran traían sin cuidado a Catra, que estaba más preocupada por no ver a su padre por ningún lado, por lo que seguramente seguía en el evento y solo decidió enviarlos a casa para que no siguieran dejándolo en ridículo.

Al final este nunca apareció, pero dejo instrucciones para que una limosina y un auto fueran a buscarlos; los hijos de su mujer oficial abordaron la limosina, mientras que Catra y Malcom abordaron el auto que le pertenecía a los guardaespaldas y nuevamente permanecieron en silencio hasta que llegaron al departamento de Malcom.

— A partir de hoy usted se quedará con el joven Malcom, señorita Elizabeth —anunció el conductor al notar que Catra aún permanecía en el auto— son ordenes de su padre. Ya sus cosas están aquí también.

— Okey —Suspiró pesadamente ya que no tenía sentido preguntarle nada a los esbirros de su padre, porque estos no hablarían más de lo estrictamente necesario con ellos.

— Te mostraré tu habitación —Dijo Malcom resignado al igual que ella, encaminándose al interior de su modesto apartamento mientras respiraba hondamente.

Apenas estuvieron frente a la reja de la única entrada al edificio, Malcom comenzó a explicarle como abrirla, ya que esta tenía un truco para hacerlo y la hizo practicar un par de veces con las que serían sus llaves a partir de ahora; le explicó las reglas del edificio, cuando se sacaba la basura, como él separaba la basura, el cómo ignorar el ascensor estropeado y subir los trece pisos por las escaleras hasta su departamento, el cual abarcaba el piso completo y aunque era sencillo, estaba bien arreglado y ordenado. Una vez estuvieron ahí, Malcom la llevó directo a la que sería su nueva habitación, la cual se encontraba justo frente a la de él, separadas solo por un estrecho pasillo que llevaba hacía el baño que, a la vez hacía la función lavandería también ya que ahí estaba una vieja, pero fiel lavadora a la que el moreno le tenía especial cariño por lo útil que le había sido desde que vivía solo.

— Por último, debes entender que no me gusta hablar con otros, ni que invadan mi espacio personal —Concluyó el joven ya cansado de tanto hablar— así que no lo hagas a menos que sea necesario, como si tienes algún problema serio o si hay algo de la casa que no entiendas, no sepas o no puedas hacer por ti misma ¿Entendido? —Ella asintió— ¿Alguna pregunta hasta ahora?

— ¿Por qué padre me envió contigo? —Soltó viéndolo fijamente a los ojos, pues no sabía si estaba en problemas o no, o si solo su padre se había desentendido de ella y para no dejarla en la calle había decidido dejarle la carga de cuidarla a Malcom.

— Porque estabas fraternizando con el enemigo —Respondió con simpleza cruzándose de brazos y apoyando la espalda contra la pared— Micah Bright es un magnate de la industria que posee una larga cadena de restaurantes, bares, discotecas, casinos y centros de ocio en general ya que su familia se dedica a esa área. Mientras que Mara Kovacs es la actual heredera de industrias Kovacs y además de ser una fiera en los negocios, está potenciando la incursión de la empresa en el área tecnológica y eso es un problema para nosotros, en especial porque con el apoyo de Micah puede ampliar el rango de promoción de sus productos por encima de los nuestros.

Eso era mucha información, pero aún no le decía si estaba en problemas o no.

— En resumen, ganaste puntos con nuestro padre porque además de nosotros, nadie más ha podido entrar en el pequeño círculo de esos dos, quienes junto a Angella Moon conforman una alianza bastante sólida a la que todos quieren sacarle provecho —Explicó encogiéndose de hombros como si aquello fuera una estupidez— por eso estas aquí, porque yo soy bueno en fraternizar con el enemigo también... pero no te emociones, que les hayas agradado no implica que se vayan a asociar con nosotros ni nada por el estilo, pero nuestro padre cree que es una buena apuesta a futuro para nuestra empresa y por eso aún nos conserva. Solo porque seguimos siendo útiles ¿Entiendes?

— Si —Asintió sintiéndose un poco más tranquila al saber que aún seguía en el juego y que había aumentado las posibilidades de volver a ver a su madre.

Este pensamiento la hizo sonreír sin darse cuenta, llamando la atención de su hermano que solo la observó con disimulada curiosidad.

— Me voy a estudiar, entonces —Dijo encaminándose hacía su nueva habitación aún sonriendo levemente— buenas noches.

— ¿No piensas ducharte primero? —El moreno se arrepintió al instante en que aquella pregunta surgió sin que lo pudiera evitar, pues lo que esa niña hiciera o dejara de hacer no era problema suyo, pero ahí estaba llamando su atención otra vez— Solo tendremos agua caliente durante una hora más si acaso, después no habrá nada hasta las seis de mañana con suerte.

— No importa —Respondió con simpleza la pequeña encogiéndose de hombros y restándole importancia a la advertencia— estoy acostumbrada a bañarme con agua fría, así que no te preocupes. Hasta mañana, hermano.

Malcom sintió el impulso de decir algo más, pero antes de que pudiera hacerlo, la pequeña se encerró en su habitación dejándolo solo en el pasillo. Mientras tanto Catra, fue directo a la mesa de estudio que los hombres de su padre habían dispuesto para ella, en la cual se encontraba su laptop, un cuaderno, una resma de papel blanco, un vaso negro con orejitas y la cara de un gato en relieve, el cual estaba lleno de lápices, bolígrafos y resaltadores; mientras que tras este se encontraba una regla y tres borradores negros, junto a un cutter algo viejo y remendado, pero aún funcional.

En resumen, todo estaba tal cual y como lo tenía ordenado en su antigua casa, por lo que no tuvo que perder tiempo buscando sus cosas, así que solo encendió su laptop y comenzó a investigar a Micah Bright, a Mara Kovacs y el último nombre que su hermano había mencionado, el de Angella Moon; tomaba notas en su cuaderno, guardaba enlaces de referencias en un block de notas en el escritorio, así como enlaces de videos relacionados con esos tres, las compañías que representaban, las áreas que controlaban y todo el poder que cada uno tenía por separado, sorprendiéndose y entendiendo a lo que se refería su hermano con respecto a la alianza que tenían y el por qué su padre quería que ellos siguieran fraternizando con el enemigo por ahora. Claro que solo el Diablo sabría que rayos estarían tramando hacer con ellos Patrick y el viejo Prime, pero en lo que a ella respectaba, aquello no le importaba siempre y cuando pudiera volver a ver a su madre y decirle que no era su culpa lo había pasado y que ella no la odiaba.

Tenía que decírselo y estaba dispuesta a todo con tal de lograrlo.

Así fue como comenzó a dedicarle mucho más tiempo a sus estudios, tanto a los escolares como a los relacionados a la empresa, llegando al punto en el que el único tiempo que se dedicaba a si misma y a relajarse era cuando dormía y cuando pasaba horas escuchando música mientras dibujaba, hasta que terminaba el dibujo del día y seguía con sus estudios como si no hubiera un mañana. Esa era su rutina hasta que un día Malcom irrumpió sin previo aviso en su habitación, le arrebató los audífonos y la sacó de su pequeño y aburrido mundo a la fuerza.

— ¡Hey! —Se quejó indignada, volteándose bruscamente hacía su hermano que la veía con reproche mientras alzaba los audífonos a una altura que la pequeña no alcanzaría sin subirse a la silla al menos— ¿Qué te pasa? Devuélvemelos.

Malcom sabía que lo que esa niña hiciera no era problema suyo, además de que él mismo había sido muy claro delimitando bien todo, desde el primer día de esta convivencia forzosa, pero... Así es, siempre hay un "pero" a la vuelta de la esquina; Malcom simplemente no podía quedarse sin hacer nada ante lo que estaba viendo.

No podía solo dejarla sola y ya... él no era ese tipo de persona, él no era como su padre ni lo sería jamás.

— Hey, no sé si lo sabías, pero hay un mundo más allá de esto y de eso —La ignoró señalando los audífonos y la laptop mientras hablaba— vamos.

— ¿Pero, qué...?

Catra no pudo terminar la frase porque Malcom le arrojó una de sus chaquetas a la cara de repente y cuando se la quitó molesta, éste le colocó una gorra sin previo aviso y luego señaló un par de tenis de la trigueña en el suelo.

— Ponte eso y tus zapatos y ven a la sala —Ordenó sin darle oportunidad a Catra a replicar cuando ya había salido de la habitación y cerrado la puerta tras de si.

Catra golpeó el suelo de madera con su pie y arrojó la chaqueta y la gorra a este molesta y dispuesta a pasarle seguro a la puerta para que el moreno no volviera a molestarla, pero cuando estaba a punto de hacerlo volteó a ver de nuevo aquella fea y desgatada chaqueta de jean azul junto a la vieja gorra de baseball de Los Tigres de Detroit. Mientras tanto, Malcom esperaba en la sala de pie junto a la cocina, con la espalda apoyada en la pared y los brazos cruzados; usaba un pantalón jean de color gris desgastado y con rasgaduras en las rodillas, una franela negra y unos tenis converse negros con suela blanca, junto a una gorra similar a la que le había dado a Catra, con la diferencia de que esta era negra con la "D" en blanco, mientras que la de la pequeña era la clásica de color azul marino y naranja del equipo; también traía puesta una cadena en el cuello y un par de muñequeras negras junto a un reloj en su mano izquierda.

Su plan originalmente era salir a divertirse un rato con sus amigos aprovechando que por fin era fin de semana, pero cuando salió de su habitación y vio a la pequeña inmersa en su computadora aun estudiando, simplemente no pudo controlarse e hizo lo que hizo, ahora solo le quedaba esperar a ver que decía Catra; o bien le seguía el juego o continuaba desperdiciando su vida y un bonito día como este tratando de complacer al imbécil de Patrick y los estúpidos deberes que le había impuesto al igual que a él.

— ¡Hey, que ya estoy lista, idiota! —Repitió exasperada la trigueña, chasqueando sus dedos frente a él para sacarlo de su ensimismamiento para luego cruzarse de brazos y verlo con reproche— ¿A dónde vamos?

— Ya lo verás —Respondió con voz grave a la vez que se daba la vuelta rápidamente para que la trigueña no pudiera ver la pequeña sonrisa que tenía en ese momento— vamos.

Sin entender bien qué era lo que se proponía su hermano mayor, Catra solo se limitó a seguirlo de cerca, caminando siempre a su lado mientras atravesaban una a una las calles de la ciudad hasta que llegaron a un gran parque de skate que atrajo la atención de Catra desde que pudo divisarlo y se maravilló al ver a chicos "volando" por los aires ya fuera con sus patines, patinetas o bicicletas, haciendo increíbles trucos y piruetas, o cayendo aparatosamente al suelo tras fallar alguno, Malcom notó la creciente emoción de su hermanita mientras se acercaban al parque y no pudo evitar sonreír levemente de nuevo, sintiéndose extrañamente al ser el responsable de darle algo de vida al rostro de esa niña que estaba desperdiciando su niñez sin saberlo.

— Vaya, vaya gatito, ya comenzaba a pensar que jamás aparecerías —Y allí estaba aquella inconfundible e irritante voz justo a tiempo como siempre, recibiendo al moreno y a la trigueña apenas estos entraron al parque— y veo que esta vez trajiste contigo a una pequeña y linda gatita tamb...

— ¡No me digas así! —Rugió la pequeña golpeando repentinamente en el estómago al joven y esbelto rubio de ojos verdes que los había recibido, haciendo que este se inclinara abruptamente y que su hermano soltara una sonora carcajada, pero ella estaba demasiado molesta como para notarlo— ¡No soy una gatita!

— Vaya que lo eres... —Tomó aire irguiéndose mientras fulminaba con la mirada al moreno que no hacía nada para aguantarse la risa, mientras Catra intentaba atacarlo inútilmente de nuevo, solo que esta vez el rubio si frenó su arremetida agarrándola por la cabeza con una mano y manteniéndola alejada de su persona sin mucho esfuerzo— y toda una fiera además... ¿Qué no vas a presentarnos Malcom?

— Catra —Dijo finalmente el moreno cuando logro recobrar en gran parte la compostura— Este idiota de aquí es Derrick Tremont, es un conocido —Inició logrando hacer que la trigueña dejara de intentar arremeter contra el rubio que solo sonrió burlonamente— Derrick, ella es Catra y es mi... mi hermana menor.

— Soy su amigo, no un conocido cualquiera —Aclaró el tal Derrick inclinándose hacía la trigueña y extendiendo su mano hacía ella— y será un placer conocerte si dejas de golpearme así gatita.

— Solo si dejas de decirme, gatita —Gruño alzando los puños de nuevo, lista para golpear a ese rubio idiota si volvía a llamarla de esa manera tan ridícula.

— ¿Y si mejor te dejo usar esto y hacemos las paces? —Sugirió sonriendo maquiavélicamente mientras colocaba su skate frente a la pequeña.

— Hecho —Ni medio segundo tardó en responder, estrechando la mano del tal Derrick, para luego arrebatarle el skate maravillada— ¿Cómo lo uso y hago esas cosas geniales que hacen los demás?

— Mmmp, podría enseñarte, pero creo que necesitaré algún incentivo o algo o sino...

— Te dejo llamarme gatita, ahora enséñame ¿Sí? —Cedió demasiado interesada en aprender a usar aquella cosa como para que le importara que el rubio la estuviera manipulando.

— Hecho —Asintió chocando su puño con el de la trigueña, para luego guiñarle un ojo a Malcom satisfecho, el que solo puso los ojos en blanco.

Después de esto Derrick estuvo casi todo el día con Catra enseñándola a usar el skate, burlándose de ella, bromeando y luciendo sus mejores trucos y caídas también, Malcom consiguió una bicicleta de quien sabe dónde y participó un rato también. Para el final de la tarde Catra estaba llena de raspaduras y golpes por todas las caídas que tuvo, pero estaba satisfecha, feliz y no quería dejar la pista de patinaje, pero entre Malcom y Derrick la obligaron a descansar a la sombra de un árbol cercano, donde se sentaron a comer y a contarle a Catra varias de sus historias más divertidas y ridículas. Cuando llegó la hora de marcharse, la desilusión en la pequeña era evidente, pero no se opuso ni se quejó, solo asintió con pesar y se despidió de aquel extraño, pero agradable rubio con el que había pasado toda la tarde.

— Hey —Dijo Malcom de repente cuando iban de regreso a casa, Catra solo elevo la mirada hacía él seriamente mientras caminaba a su lado— Si mañana no estas tan destrozada, puedes venir conmigo si quie...

Antes de que pudiera terminar la frase, Catra lo abrazó de repente, tomándolo por sorpresa, congelándolo en su sitio y haciéndolo levantar los brazos instintivamente sin saber que hacer o cómo reaccionar, pero afortunadamente ella se alejó de él antes de que esto se volviera incomodo.

— Gracias —Dijo tras separarse de él con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro, que dejo al moreno embelesado y con una agradable sensación en el pecho.

Aquella era una linda sonrisa... una que realmente le gustaría volver a ver.

Después de esto, se volvió habitual para los hermanos salir los fines de semana al parque de skate y a pesar de que apenas si interactuaban durante la semana, estas salidas comenzaron a acercarlos cada vez más hasta el punto en el comenzaron a desayunar y a cenar juntos, no hablaban mucho al principio, pero luego las anécdotas del parque de skate y las ocurrencias de Derrick eran los temas principales durante sus comidas. Catra estaba experimentando lo agradable que era tener un hermano mayor que la cuidaba y hablaba con ella, mientras que el humor de Malcom mejoro notablemente por haber pasado de estar completamente solo a tener a alguien que lo necesitaba y eso... eso era agradable y lo hacía sentir que servía para algo más que ser la marioneta de su padre y de su abuelo.

Para cuando Catra cumplió los doce años, Malcom y Derrick tenían diecisiete y a pesar de la gran diferencia de edad, Catra no solo se había integrado al pequeño grupo, sino que se habían vuelto inseparables y una verdadera familia, como la que ninguno de ellos tenía.

Sin mencionar a Patrick, Catra tenía todo el dilema con su madre y quería aferrarse a la idea de que todo lo que le hizo fue porque estaba enferma, la madre de Malcom es militar y accedió a tenerlo y darle a luz solo porque Patrick le pago por ello, después de eso se desentendió del moreno y solo aparecía a veces cuando estaba de licencia y no tenía donde quedarse a dormir o porque no quería pagar un motel o algo mientras estuviera libre, siendo la presencia de Catra en el apartamento algo que la relegaría a dormir en el sofá cuando iba a "visitar" a su hijo; mientras que en el caso del rubio, pues la madre de este un día solo desapareció dejándolo con su padre, un ex boxeador e infante de marina que si bien procuraba que su hijo pudiera tener lo que necesitaba en casa, así como educación, cada vez que se emborrachaba lo golpeaba porque no toleraba que su hijo no fuera un verdadero hombre, ya que este tenía ciertas actitudes femeninas que su padre no aprobaba, en especial no toleraba cuando lo descubría haciendo cosas indebidas con algún chico, por eso siempre tenía moretones y heridas que, tanto Catra como Malcom, sabían que no se las había hecho en el parque de skate.

En resumen, su vida era un desastre, pero al menos entre los tres era soportable. Incluso eran tan cercanos que Catra, siguiendo el ejemplo de Derrick, decidió ponerles apodos a ambos también. Al principio Derrick era Double Trouble haciendo referencia a como este no se identificaba con ningún género, así como también hacía referencia a como Derrick se definía como un entretenido y peligroso problema que no cualquiera podría manejar, algo que Catra a pesar de su corta edad entendía a que se refería, o al menos lo hacía en parte ya que Malcom la protegía mucho de todas las bromas de doble sentido de este, al cual luego de un tiempo comenzó a llamar DT para acortar el apodo. Por otro lado, Malcom pasó a ser Melog, en honor a un gatito que tenía antes de que todo lo de su madre ocurriera y que su padre la separara a la fuerza del pobre animal, el cual había sido su soporte emocional ante la degradación de Sharon y de las constantes agresiones físicas y verbales de esta hacía ella. Justo ahora Malcom era como ese gatito para ella, se había convertido en su soporte emocional, lo quería mucho y esperaba no tener que separarse nunca de él.

Por otra parte, y dejando a un lado su bonita relación con DT y Melog, Catra estaba empezando a entrar en conflicto por el trato que tenía con Mara y Micah. Por un lado, su padre quería que sacara provecho del cómo le había agradado a ese par, pero por otro lado estos solo hablaban con ella de su esposa e hija, en el caso de Micah y de su hermanita en el caso de Mara, cualquier otra cosa fuera de esos temas estaba descartado aparentemente, a menos que fuera sobre Catra, pero esta los eludía de igual manera.

Generalmente coincidía más con Mara que con Micah, debido a que la morena aún no asumía la dirección de industrias Kovacs, mientras que Micah ya dirigía una parte del negocio familiar y por lo tanto solía estar más ocupado que Mara, lo que se traducía en una absurda cantidad de tiempo que ambas compartían y aunque Catra no podía negar que era agradable, el que no estuviera haciendo ningún progreso era algo que comenzaba a molestarla.

— ... y así fue como Adora termino toda cubierta de helado ¿Puedes creerlo? —Dijo entre risas la morena contándole animada otra de las tantas historias de Adora, a lo que ella solo asintió un poco fastidiada— Vaya que animo te traes hoy —Señalo llamando por fin la atención de la trigueña— ¿Qué sucede?

— Nada —Mintió descaradamente con su mejor póker face, solo que Mara ya la conocía lo suficientemente bien como para saber que algo le ocultaba— A veces no sé si tu hermana es brillante o genuinamente estúpida por todo lo que me cuentas.

— Hey, no te confundas amiga —Le advirtió la morena cambiando su tono de voz a uno más fuerte, pero no del todo amenazante— Mi Adora es muy inteligente, solo que a veces es un poco inocente, lo cual es normal porque solo tiene doce años.

— ¿Sabes? Yo también tengo doce y no me pasan esa clase de cosas —Replicó mordazmente Catra, sonriendo con sorna ante la mueca de disgusto de Mara.

— Eh, no. Obviamente es diferente —Refutó Mara a lo que Catra, sin borrar aquella molesta sonrisita, a lo que Catra se cruzó de brazos y enarcó una ceja, diciéndole con la mirada "¿Ah si? A ver ¿Cómo es diferente según tú?".

O al menos Mara estaba segura que eso es lo que diría la mordaz niña.

— Ella acaba de cumplir doce y tú ya estas cerca de cumplir los trece, hay casi todo un año de diferencia en experiencia —Continuó sorprendiendo un poco a Catra, ya que no se esperaba que alguien además de Melog y DT recordaran su cumpleaños— Además no sé si es por Malcom o por el tal DT del que me has hablado, pero usted señorita tiene una perversa y mordaz mentecilla que no es usual en ningún niño de tu edad.

— Eso es porque claramente soy superior a ellos —Se jacto muy segura de sí misma. Ahora era Mara quien se cruzaba de brazos y enarcaba una ceja diciendo sin necesidad de palabras "¿Ah, si?"— Incluso tu linda hermanita no llevaría chance ni artificial conmigo.

— Eso suena a un reto o quizás a una... —De repente algo pareció hacer click en la mente de la morena, que de repente esbozó una gran y maliciosa sonrisa que confundió y llamó la atención de Catra, que no entendía qué demonios estaría planeando Mara ahora— ¿Te gustaría hacer una apuesta conmigo, Catra?

— ¿Ah? —Okey, definitivamente eso no se lo esperaba, pero no podía negar que también le resultaba interesante— ¿Qué clase de apuesta?

— Ya sabrás que Adora estudia en el mejor instituto del país ¿Verdad? —Duh, por supuesto que lo sabía, no por nada tuvo que soportar a Mara presumiendo lo genial y capaz que era su hermanita al haber ingresado en ese estúpido instituto, así que solo asintió— Bueno, si en verdad eres tan buena como dices, te reto a que no solo ingreses al mismo instituto, sino que alcances el grado de Adora y que seas mejor que ella en todo. Si no puedes con esto no solo tendrás que tragarte tus palabras, sino que por un año tendrás que responder con la verdad y solo con la verdad a todas las preguntas que te haga ¿Hecho?

— Wow... eso es algo bastante inmaduro viniendo de alguien de diecinueve años ¿No crees? —Mara solo se encogió de hombros restándole importancia a la acusación de la trigueña, que tras unos segundos esbozó una sonrisa tan o quizás un poco más maliciosa que la de Mara— pero funciona para mí, porque si yo gano, no solo tendrás que responder a todas mis preguntas con la verdad y solo con la verdad por todo un año, sino que tendrás que dedicarme un día entero semanal o al menos cada quince días ¿Qué dices?

— Que disfrutaré viendo cómo te tragas tus palabras, pequeña —Sonrió extendiendo su mano hacía la trigueña decidida, la cual estrechó su mano viéndola directamente a los ojos, sin titubear y sin dejar de sonreír— No me decepciones.

— Puedo decir lo mismo de tu hermanita —Contraatacó apretando un poco más fuerte la mano de Mara— Espero que no me decepcione y que al menos haga de esto algo divertido.

Esto parecía ser la oportunidad que había estado esperando para poder cumplir la asignación que le había dejado su padre y confiaba en que podía hacerlo. Sin embargo, lo que no sabía era que llegaría el día en que lamentaría con toda su alma haber accedido a esa estúpida apuesta.


— De regreso en la actualidad—

Ese día era hoy y no dejaba de maldecirse internamente por haber caído estúpidamente en el juego de Mara, porque si no lo hubiera hecho, no estaría sintiéndose tan mal como lo hacía ahora, jamás habría incluido a esa estúpida rubia en sus planes, jamás se habría interesado en ella para empezar, ni mucho menos se habría enamorado de esa idiota, ni estaría llorando por ella como lo hacía ahora mientras manejaba bajo la lluvia. Esa misma maldita lluvia que parecía que jamás se detendría, al igual que esos estúpidos recuerdos que seguían bombardeándola sin clemencia alguna, jugando con su mente y sus sentimientos hasta el punto donde si tenía un accidente en la carretera, la lluvia y su terquedad no serían las únicas culpables.

Notes:

Hello moto, espero que este capítulo les haya gustado, pensaba publicarlo completo sin importar lo largo que fuera, pero tras meditarlo un poco decidí que lo mejor sería dividirlo en partes.

En la siguiente parte seguiremos viendo que consecuencias traera la apuesta entre Catra y Mara, así como otras cosas más XD.

Espero estarla subiendo en unos cuantos días. Le estaré avisando por comentarios cuando así sea, hasta entonces cuidense mucho y disculpen la desaparición, estuve bastante full y complicada en lo que a mi tiempo libre se refería.

 

Chapter 8: Capitulo V: All The Things She Said (Part II)

Summary:

Aún en medio de su viaje, Catra sigue siendo asechada por sus recuerdos, que inclementemente la bombardean uno tras otro mientras peligrosamente conduce por la carretera. Sin saber aún que la responsable de su malestar sigue en su busca mientras ruega al cielo para que no ocurra nigún desafortunado accidente.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capitulo V: All The Things She Said (Part II)

Luego de su pequeña apuesta con Mara, Catra tan orgullosa como siempre lo había sido, decidió jugarse el todo por el todo para ganarla y con ello la aprobación de su padre, al cual solicitó ver apenas regreso a casa. Melog, luego de escuchar todo lo que había ocurrido y lo que planeaba hacer su hermanita, trató de disuadirla por lo arriesgado que era su plan, pero como era de esperarse esta no lo escuchó, porque cuando se le metía una idea en la cabeza no había poder humano ni divino que la hiciera cambiar de opinión.

La respuesta de su padre llego junto a un chofer, el cual la llevaría hasta el lugar en el que este residía junto a su esposa actual y a sus tres odiosos hijos reconocidos. Una vez allí, uno de los hombres de su padre la guio directamente hacía el despacho de este para que pudiera tener su audiencia con él.

— Espero que la razón por la cual decidiste interrumpir mi cena, valga realmente la pena Lissie—Fue lo primero que Patrick le dijo apenas entró a su estudio— Habla y procura que sea breve.

— Voy a ingresar en el instituto privado Dragan —Patrick dejo lo que estaba haciendo en ese momento y alzó la mirada hacía ella enarcando una ceja, luego una sonrisa burlona se dibujó en sus labios mientras la veía como si le hubiera contado el mejor chiste del mundo— Hablo en serio.

— Mi pequeña Lissie, el instituto Dragan es el mejor del país y solo las mejores, más brillantes y prometedoras mentes son admitidas —Inicio su explicación recostándose en su silla y apoyando el mentón en la palma de su mano— Yo soy un egresado de esa institución y cabe destacar, que soy el mejor que esta haya tenido. Ninguno de tus hermanos ha dado la talla para siquiera pasar los test prácticos de la prueba de ingreso y como no pienso admitir que alguno de ellos ensucié nuestro apellido y mi impecable registro, ni siquiera les permití que me avergonzaran en la prueba de ingreso ¿Qué te hace pensar que contigo será diferente?

— El que soy claramente superior a todos ellos —Dijo firmemente decidida, acercándose al escritorio de su padre y encarándolo de frente, con tal fiereza y fuerza en su mirada que Patrick no pudo evitar enfrentarla de igual manera— voy a ingresar, barreré el suelo con la hermanita de Kovacs, la haré tragarse sus palabras y superaré incluso tu registro, padre

— Debo recordarte, Lissie —Y ahí estaba de nuevo ese estúpido apodo que tanto la incomodaba— que debido al incidente con tu madre y al tiempo que estuviste en el hospital, perdiste casi dos años académicos. Asumiendo que logres ingresar, estarías dos años por debajo de tu grado acorde a tu edad y eso también sería una mancha para mi ¿Cómo planeas solventar eso?

— Eximiré esos dos grados —Sentenció descomponiendo finalmente el rostro de Patrick, que pasó de la sorpresa a la suspicacia y finalmente a la risa, disfrutando enormemente la seguridad con la que la trigueña afirmaba que haría algo que ni siquiera él pudo lograr en sus años de instituto y vaya que lo intentó para complacer a su padre, pero era algo genuinamente imposible, en especial con todas las cosas que él ya hacía— y no estoy jugando, lo haré y sin tu ayuda.

— Bien —Asintió mientras se limpiaba las lágrimas que se habían formado en sus ojos por la gracia que le causaba la manera en la que su hija lo enfrentaba— Si estas tan segura de que puedes lograrlo, como soy benevolente te daré una y solo una oportunidad de hacerlo. Si fallas, aunque sea uno de los exámenes de prueba que hicieron tus hermanos, no solo te prohibiré presentar la prueba de ingreso, sino que nuestro pequeño acuerdo para que puedas ver a tu madre de nuevo se deshará y tendrás que olvidarte de que siquiera existe ¿Entendido?

— Si —Aunque sabía que Patrick la amenazaría con esto, no pudo evitar dudar por un instante, pero se repuso rápidamente y siguió encarando a su padre, el cual de nuevo sonrió complacido.

— Bien, lo haremos a tu manera Lissie, solo procura no decepcionarme —Sonrió de nuevo mientras tomaba su teléfono— Puedes retirarte.

Catra asintió y sin decir nada más le dio la espalda y se marchó, logrando escuchar como su padre le ordenaba por teléfono a Raymond, su abogado, que fuera inmediatamente para allá y aunque no sabía si esa llamada tenía que ver con ella o no, no podía dejar de sentirse bien por haber logrado que su padre cediera a su demanda y la vez se sentía nerviosa por lo que le esperaba de ahora en adelante...

Al día siguiente le llegó un mensaje de Patrick anunciándole que ya había iniciado el proceso para reconocerla oficialmente como su hija, porque la inscribiría en la prueba de ingreso con el apellido Grant y que más le valía no hacer que se arrepintiera de ello. Por otro lado, también le ofreció una "pequeña" recompensa si ingresaba al instituto y eximia dos grados como había prometido, la cual constaba del permiso para poder ver a su madre una vez a la semana, lo que aumentó considerablemente la motivación de Catra para lograr su meta.

Claro, ganar la apuesta y callarles la boca a Mara y a su padre sería enormemente satisfactorio, pero no le llegaba ni a los talones a lo feliz que sería si pudiera volver a ver a su madre.

No fue fácil y tuvo que reducir sus salidas con DT y Melog, pero con la ayuda de estos lo logró, en especial gracias a DT que estaba a solo un año de graduarse de ese mismo instituto. Catra estudió como si no hubiera un mañana preparándose para la prueba de ingreso y superando los exámenes de prueba que Patrick la hacía presentar sin aviso previo; su descanso era mínimo, pero efectivo y su tenacidad, así como lo inteligente que era, la ayudaron a superar esta ardua e insana faena que se había autoimpuesto hasta que llego el día de presentar finalmente la tan esperada prueba de ingreso y aunque estaba sumamente nerviosa, solo dio todo de sí y respondió todo acorde a lo que había estudiado y aprobó con la mejor nota de entre todos los aspirantes; algo que complació enormemente a su padre y que sin duda sorprendió a Mara, pero aún no era suficiente para lograr su cometido.

Necesitaba más y en su primer día en aquel extravagante instituto, lo primero que haría sería buscar a DT para que la llevara hasta la oficina del director, para exigirle/solicitarle que le aplicara las pruebas para eximir los dos grados que estaba atrasada, para empezar el año en el curso que le correspondía y así encargarse de su apuesta con Mara. Sin embargo, al llegar una chica que solo había visto en fotos hasta ahora se interpuso en su camino, sonriéndole amablemente por alguna extraña razón.

— Bienvenida al instituto Dragan, mi nombre es Adora Kovacs y seré tu guía el día de hoy —Anunció alegremente haciendo que Catra se detuviera en seco y la mirara de la cabeza a los pies preguntándose por qué este pobre intento de Barbie con cerebro tenía que ser lo primero que viera al llegar.

La chica pareció notar su mirada interrogante y se aclaró la garganta antes de responder, asegurándose de llamar la atención de Catra.

— Sé que es raro, pero dado tu excelente desempeño en la prueba de ingreso, el director Dragan me pidió que te mostrara el instituto y que luego te llevara a su oficina y...

— Entonces solo sáltate el recorrido y llévame directo a su oficina —La interrumpió bruscamente sintiéndose repentinamente irritada por la actitud tan complaciente de la rubia que Mara tanto alababa— no me hagas perder el tiempo en tonterías.

— Eso... Eso es un poco grosero de tu parte —Dijo Adora dejando de lado esa estúpida sonrisa finalmente— además no podemos saltarnos el protocolo solo porque tú lo digas.

— Tampoco hay nada que me obligue a seguirlo, rubia —Adora frunció un poco más el ceño y apretó con fuerza los puños, divirtiendo a Catra sin saberlo, la cual solo sonreía ladinamente en ese momento— puedo hacer eso por mi cuenta, pero ya que insistes tanto, supongo que puedo darte el gusto. Vamos.

— Esta bien —Dijo entre dientes Adora, luego cerró los ojos y se tomó un momento antes de continuar— Sígueme.

Durante todo el recorrido Catra se dispuso a molestarla, mostrando desinterés en todo lo que veían, manteniéndose inexpresiva y no respondiendo a ninguna de las preguntas de esta, ni mucho menos las hacía. Aunque todo su numerito se deshizo cuando de la nada cierto rubio apareció de repente cargándola por detrás y plantándole un furtivo beso en la mejilla, para luego huir riendo a carcajadas.

— ¡Trouble! —Gruñó furiosa la trigueña limpiándose la mejilla con la mano, pero este ya se había esfumado de la escena como por arte de magia— ¡Me la voy a desquitar y vaya que lo voy a hacer en grande! ¿Me oyes?

Adora solo observo extrañada la escena, porque era inusual que los alumnos de grados superiores interactuaran con los de grados inferiores como ella, pero esta vez solo pasó y para colmo de males lo hizo uno de los más serios y destacados de último año. Al final, como Adora no entendía ni le Interesaba lo que acababa de pasar, decidió ignorarlo y seguir adelante porque mientras más pronto terminara con esa chica, pues mejor para ella. Así fue como terminaron el recorrido antes de lo previsto, a pesar de que Adora no se saltó absolutamente nada y todas sus explicaciones fueron claras y concisas. Sin embargo, esto la delató, porque la incomodidad que sentía era evidente y Catra estaba disfrutando en grande el sacar de sus casillas a la señorita perfecta de las anécdotas de Mara.

No la malinterpreten, Catra no tenía nada en contra de Adora, solo quería molestarla un poco antes de bajarla de su nube y aplastarla por completo. Luego de que ganara la apuesta se olvidaría que existía y seguiría con su vida, o al menos ese era el plan original.

Cuando finalmente llegaron a la oficina del director, el viejo Dragan estaba listo para recibir a la brillante estudiante que había obtenido la mejor puntuación en la prueba de ingreso en toda la historia del instituto, pero Catra no estaba para ceremonias ni para actos hipócritas.

— Me complace enormemente recibirla en nuestra institución, señorita Grant —Inicio su discurso el director, inspirado y listo para hablar al menos una hora— en el instituto Dragan, noso...

— Con todo respeto señor, ahórrese el discurso y las molestias a ambos —Lo cortó Catra tratando de no reírse por la manera tan exagerada en que la hermanita de Mara volteó a verla boquiabierta— Quiero tomar las pruebas para eximir de grado.

— ¿Las? — Inquirió Dragan evaluándola con la mirada mientras se cruzaba de brazos— ¿No querrá decir "la" prueba?

— No. Escuchó bien, porque quiero presentar dos pruebas —Adora seguía sin poder creer lo que estaba escuchando, ni la seguridad de Catra ante el intimidante Dragan, a pesar de que ambas tenían casi la misma edad— Perdí dos años por un accidente y pienso recuperarlos.

— Admiro su valor señorita Grant, pero debo advertirle que nuestras pruebas de suficiencia académica no son tan sencillas como la prueba de ingreso —Dijo Dragan evaluando a Catra con la mirada— ¿Está segura que quiere tomarlas ambas? Porque de hacerlo deberá presentarlas el mismo día.

— Si no lo estuviera, no estaría aquí ¿No cree? —Replicó en el acto, firme y decidida— Es más, cuanto antes mejor. No quisiera perder el tiempo.

— Pues lamento decirle que tendrá que esperar hasta la próxima semana que inician las clases formalmente —La detuvo el director sin inmutarse tampoco— Debemos preparar ambas pruebas y asegurarnos de que su contenido no se filtre ni llegue a sus manos de ninguna manera ¿Comprende?

— Siempre y cuando no pierda clases, está bien —Asintió inconforme, pero no había nada que pudiera hacer, ya que tampoco podía arriesgarse a presionar demasiado.

— Será a primera hora, no se preocupe —Asintió el viejo director volviendo a su escritorio y ordenándole a su secretaria a través del intercomunicador, que reuniera al personal en la sala de conferencias al mediodía— Desde hoy mismo comenzaremos a preparar ambas pruebas, tiene hasta las 11:50 a.m. para retractarse, después de esa hora ya no habrá marcha atrás ¿Lo entiende?

— Perfectamente —Dijo Catra aún sin amedrentarse, sosteniéndole la mirada a Dragan hasta que ambos decidieron romper la conexión asintiendo en acuerdo— Hasta luego, director.

— Hasta pronto, señorita Grant —Respondió el director, para luego bajar la mirada hacía un par de expedientes que tenía en su escritorio.

Zanjada la conversación, Catra salió de la oficina del director como si nada, seguida de cerca por la hermana menor de Mara, la cual permaneció en silencio caminando tras ella, incomodando cada vez más y más a Catra, pero en lugar de enfrentarla como haría normalmente, esta vez decidió esperar a ver qué haría la tal Adora, porque era obvio que esta quería decirle algo, pero por alguna razón no terminaba de hacerlo y eso solo exasperaba a la trigueña, hasta que finalmente perdió los estribos.

De repente, mientras bajaban las escaleras, Catra se volteó, agarró a Adora por el cuello de la camisa y la estrelló contra la pared.

— ¡¿Cuál es tú problema?! —Preguntó Catra prácticamente gruñendo, tomando a Adora por sorpresa de nuevo— Si tienes algo que decir, solo dilo.

La cara de Adora cambió de sorpresa a disgustó en menos de un segundo, cuando entendió a lo que se refería aquella extraña chica y haciendo alarde de una inesperada fuerza, apartó a Catra de un empujón y le plantó cara con inesperada fiereza.

— Iba a decir que fue increíble como enfrentaste al director, pero ahora no —Respondió de mala gana— solo eres una buscapleitos con ínfulas de grandeza que no sabe respetar ni tiene consideración por los demás, eso eres y dudo mucho que así puedas aprobar esos exámenes.

— Pues será mejor que te prepares, princesita —Replicó sosteniéndole la mirada a Adora y acercándose un paso más a ella— porque no solo aprobaré esos exámenes, sino que también te destronaré, así que disfrútalo mientras puedas. Adiós.

Y así, sin más ni menos, Catra dio media vuelta y se marchó, dejando a Adora molesta e indignada en aquel lugar, preguntándose cuál era el problema de la trigueña con ella si apenas se acababan de conocer, ignorando que gracias a Mara y sus historias, para Catra era como si llevara años conociéndola y como Mara no se guardaba nada acerca de su "increíble" hermanita, pues la trigueña estaba segura de que ya la conocía bastante bien. Sin embargo, el verla finalmente en persona no solo fue inesperado, sino que la hizo ponerse alerta y a la defensiva automáticamente, pues ella esa rubia tonta el "jefe final" que debía vencer para llegar a Mara.

Había mucho en juego y Catra estaba dispuesta a tomarlo todo sin importar a quien tuviera que pisotear.

.

.

.

Una semana después.

Como el viejo Dragan le había dicho, las pruebas de suficiencia estaban a un nivel completamente diferente al de la prueba de ingreso; el nivel de exigencia de ambas era absurdamente demandante para lo largas que eran y el escaso tiempo que tenía para terminarlas, aun así no solo se las ingenió para terminarlas a tiempo, sino que las aprobó con poco más de la nota que necesitaba para hacerlo, aunque su objetivo era aprobar con nota perfecta, todavía tenía detalles que corregir a nivel de redacción y sintaxis, como algunos pequeños errores que si bien no invalidaban sus respuestas, eran factores a corregir.

Como era de esperarse la noticia de su hazaña no tardó en recorrer los pasillos del instituto, llenando de asombro a todos y convirtiéndose en motivo de reconocimiento que se celebraría a finales del año escolar, lo cual su padre vio de buena manera y fiel a su palabra le permitió finalmente visitar a su madre por dos horas los domingos, si su promedio no complacía a Patrick le revocaría el permiso, si estaba por encima de sus expectativas lo mantendría y si cumplía con lo que había prometido, lo extendería a todo un día, por lo que podía decirse que Catra tenía motivación de sobra para olvidarse de todo el cansancio que tenía acumulado.

Por si fuera poco, Dragan decidió colocarla en el mismo salón que Adora, por si acaso tenía problemas para adaptarse, entonces así su estudiante estrella podía ayudarla y entre ambas podían mejorar el promedio de ese año. Sin embargo, los planes de Catra eran otros muy diferentes y pronto el frustrar y molestar a Adora cada que podía o cada que competían se convirtió en una de sus actividades predilectas, ya que no solo era divertido, sino que las expresiones de Adora eran demasiado buenas como para dejarlas pasar por alto, en especial cuando se enojaba y se le enrojecían las mejillas, hacía un mohín, apretaba los puños o daba un pisotón antes de marcharse murmurando cosas no muy bonitas sobre la trigueña.

Todo era demasiado divertido y estaba segura que se divertiría aún más cuando se lo contara a Mara. Sin embargo, esta en lugar de reaccionar como había imaginado, lo que hizo fue abrazarla de repente y con tanta fuerza que Catra no supo cómo reaccionar más allá de levantar un poco los brazos y congelarse cuando un leve sollozo llego a sus oídos y aunque intentó convencerse de que no podía ser Mara, simplemente no pudo hacerlo cuando esta se separó de ella con los ojos impregnados en lágrimas, hasta el habla la abandonó en ese momento y solo alcanzó a mirar confundida y de manera interrogante a la morena.

— Lo siento —Dijo finalmente Mara limpiándose las lágrimas— Eres tan orgullosa que solo quería molestarte un poco y no... —La voz se le quebró un poco, como si buscara la mejor manera de decir lo que tenía en mente— Jamás pensé que terminaría arrastrándote a la miserable vida de nosotros los herederos.

— ¿De qué hablas? Gracias a eso ahora puedo hacer cosas que antes no podía —Replicó confundida, sujetando a Mara por los hombros— ahora puedo ver a mi mamá y hablar con ella... es lo que siempre quise.

— ¿A cambio de qué? —Inquirió Mara sosteniéndole la mirada a la trigueña— ¿De ser el títere del imbécil de Patrick Grant? Acabas de perder la poca libertad que tenías ¿Y aun así lo celebras? Lo siento, no conozco tu historia, pero dudo mucho que tu madre este feliz con esto.

Catra quiso replicar de nuevo, pero no pudo ya que lo primero que le dijo Sharon en su tan ansiado reencuentro fue: "¿Qué hiciste? Tendrías que haberte olvidado de mí y odiarme en lugar de estar aquí, así que déjate de tonterías y solo vete niña tonta". Desde entonces ha sido difícil hablar con ella, pero al menos podía hacerlo y esperaba que con el tiempo Sharon dejara de intentar ahuyentarla de su vida solo por la culpa que sentía.

— Lo siento, sé que no es de mi incumbencia lo que hagas con tu vida, pero no puedo dejar de sentirme responsable por esto —Mara realmente parecía sentirse culpable y Catra no sabía qué podía hacer para remediarlo— es como si te hubiera arrojado a una fosa de cocodrilos.

— Yo sé lo que hago, no te preocupes —La cortó Catra comenzando a sentirse incomoda— yo puedo con esto, además me divierte barrer el suelo con tu hermanita.

Mara rio sin gracia y le alboroto el cabello con una mano— Lo que tú digas pequeña. Lo que tú digas —Luego se mordió el labio, la agarró por los hombros y la miró directo a los ojos tan seria que Catra tragó saliva un poco asustada por tanta intensidad— Escucha, si todo esto se vuelve demasiado para ti, llámame y te ayudaré a salir de esto.

— No tengo tú número...

— ¡Por el amor de...! Espera —Exhalando exasperada, Mara sacó una tarjeta de su bolsillo y garabateó su número ahí con un bolígrafo— Ya está, ahí lo tienes, así que solo llama ¿Entendido?

— Está bien, está bien, lo haré ¿Feliz? —No era muy convincente, pero al menos Mara sonrió finalmente.

— No, pero ahora estoy más tranquila —Asintió para luego señalar el teléfono en el bolsillo de Catra— ¿Qué esperas? Llámame, sino ¿Cómo esperas que guarde tu número en el mío?

Resignada, Catra le siguió la corriente a Mara, complaciéndola para ver si así volvía a la normalidad y aunque en parte lo hizo, no era igual que siempre y ni siquiera se molestaría en ocultarlo.

Catra no entendería el por qué Mara reaccionó de esa manera hasta que cumplió todo lo que había prometido, pasando de grado como la mejor de su año y con un promedio mejor que el de su padre, porque fue entonces cuando este además de cumplir su promesa respecto a Sharon, comenzó a exigirle mucho más que antes. Patrick maravillado con el desempeño de su hija comenzó a llevarla consigo a reuniones importantes a la vez que le proporcionaba toda la instrucción necesaria sobre negocios, economía, marketing y todo lo que envolvía al mundo empresarial, como si ya la hubiera escogido como su heredera aunque no de manera oficial, porque el abuelo de Catra aún no la aprobaba, pero Patrick decidió apostar por ella en contra de su padre, lo cual le trajo aún más presión a la pobre trigueña que cercana a cumplir los quince años ya no sabía qué hacer y ni como cargar con todo y... y...

Y a veces solo quería llorar... pero eso no resolvería sus problemas.

Tenía tanto estrés encima que en el instituto solía volcarlo con Adora, molestándola más, provocándola aún más y compitiendo con ella de cualquier manera que se le ocurriera por estúpida que fuera, ya que era su medio de escape y una manera de liberar presión de manera satisfactoria, hasta el punto en el que se volvió casi una necesidad que solía sacar a flote el verdadero carácter de la siempre apacible y bien portada Adora, a la que no le temblaba el pulso a la hora de enfrentarse a la trigueña y aunque terminara perdiendo siempre, no por eso dejaba de ponerla en su lugar, porque si algo le había dejado en claro a Catra era que jamás la vería como su superior, sino como su igual y la enfrentaría siempre como tal.

Claro que, por más que pareciera que a Catra solo le encantaba divertirse a costa de Adora, con el tiempo y con cada nueva disputa que tenía, había comenzado a notar ciertas similitudes entre ambas y que la vida de la rubia no era tan de ensueño como creía, ya que también tenía muchos hermanos con los cuales competir, solo que en lugar de Patrick la presión de Adora venía de parte de su madre, la cual le había parecido a Catra una mujer realmente insufrible que o bien tenía una piña atorada en el trasero o bien le hacía falta tener sexo... toneladas y toneladas de sexo porque parecía estar siempre al borde de la histeria.

Así es Catra tuvo el infortunio de conocer a la madre de Adora cuando su padre comenzó a llevarla a sus reuniones para que se empapara del ambiente cuanto antes, haciéndola participar incluso cada vez de manera más activa en estas y eso ocasionó roces con la mujer casi en el acto.

— Buen día, señor Grant —Saludó seriamente Mara, haciendo un leve asentimiento hacia el imponente hombre que correspondió al gesto de la misma manera— Catra.

— Mara —Saludó Catra sonriendo con sorna y estrechando la mano de la morena que no pudo evitar sonreír de la misma manera, pues sabía que esta algo se traía entre manos cuando se giró hacia su madre para saludarla— Señora Kovacs.

— Había escuchado rumores de que andabas jugando a ser padre, Grant, pero no podía creerlo hasta verlo con mis propios ojos —Atacó sin contemplación la madre de Mara escaneando a Catra con la mirada— Has de estar desesperado para escoger a una niña que acabas de reconocer como tu heredera ¿De qué basurero o antro de mala muerte la sacaste?

— De uno mucho más bonito que del que usted sacó ese vestido —Contraatacó Catra sin contemplación, sonriendo con sorna mientras miraba de la cabeza a los pies a la madre de Mara— y con mucha más clase que en el que botó sus modales y del que sacó esa lengua viperina suya, señora Kovacs.

Lucile Hope de Kovacs abrió desmesuradamente los ojos ante ese comentario, mientras Patrick sonreía orgulloso y maliciosamente disfrutando de la ingeniosa e inmediata respuesta de su hija, que desde ya demostraba que no estaba dispuesta a dejarse pisar ni mucho menos a dejarse amedrentar por nadie. Por otra parte, Mara tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no soltar una sonora carcajada o su madre de seguro la mataría.

— Vaya, vaya, retiro lo dicho —Dijo sorprendiendo a su hija que jamás la había escuchado decir algo parecido— definitivamente es tu hija, Grant. De tal palo, tal astilla, pero eso no es suficiente para que pase esta ofensa.

— La verdad suele ser ofensiva para aquellos que desesperadamente buscan ocultar sus defectos y debilidades —Prosiguió Catra con más elocuencia de la esperada para su edad— tómelo mejor como un pago y le será más llevadero, señora Kovacs.

— ¿Un pago dices? —Inquirió Lucile enarcando una ceja con curiosidad— ¿De qué?

— Por el intento de ofensa de hace un momento —Respondió Catra con simpleza, como si fuera lo más obvio del mundo— le debía una ofensa y saldé mi deuda. Ahora estamos a mano de nuevo.

Lucile finalmente fijo su mirada en los orbes heterocromáticos de la joven frente a ella, la cual le sostuvo la mirada sin miedo alguno ni siquiera vergüenza por la peculiaridad de sus ojos; en su lugar Catra enfrentaba a Lucile Kovacs como si fuese solo una compañera de clases más, pero de esas las molestas e irritantes, por lo que no se sentía menos que ella ni siquiera a pesar de la marcada diferencia de altura entre ambas. Para Catra esa mujer solo era un obstáculo más a superar.

— Interesante —Dijo finalmente la imponente mujer desviando la mirada hacía Patrick de nuevo — veo que conseguiste una versión miniatura tuya Grant, la pregunta es si podrás tenerla lista a tiempo.

— Al contrario, mi querida Lucile, la verdadera pregunta es si tú y el resto están listos para ella —Intervino finalmente Patrick colocando una mano sobre el hombro de su hija y abrazándola de lado bajo la expectante mirada de ambas morenas— porque mi Lissie será quien represente a la empresa y a la familia Grant hoy.

En primera instancia Lucile tomó la noticia como un chiste de mal gusto del extraño y malicioso Patrick Grant, pero Mara actuó diferente, pues le bastó solo una mirada a su joven amiga para saber que esto no se trataba de un juego y que en efecto el malnacido de Patrick planeaba arrojarla a aquella jauría de lobos con traje. Sin embargo, el desempeño de la joven fue algo totalmente inesperado, llegando a asustar un poco a varios de los presentes por lo implacable que era aquella chica que no dejo duda alguna de que era nieta de Prime e hija legitima de Patrick Grant, porque era como ver una versión joven y femenina de aquel par de desalmados e implacables hombres. Por otro lado, en aquella reunión Mara y Micah salieron a relucir también y al final todo terminó en una reñida y acalorada disputa entre los tres que concluyó con un acuerdo compartido entre las tres compañías que, si bien no era lo que buscaba Catra, es un resultado que de alguna manera complació a su padre y eso estaba bien porque necesitaba mantenerlo feliz para poder seguir viendo a su madre.

— Siempre supe que eras una pequeña fiera, pero wow, sin duda me sorprendiste ahí dentro señorita —Dijo repentinamente Micah, acercándose a Catra apenas Patrick se alejó de ella para conversar con otros empresarios, sonriendo maliciosamente como solía hacerlo.

— Estaba nerviosa —Confesó sonriendo ladinamente y volviendo a su actitud usual— pero después todo fluyó y... no lo sé, solo lo hice.

— Dabas miedo —Agregó Mara uniéndose a ellos— por un momento pensé que te habíamos perdido.

— Actuaste exactamente como tu padre, pero de una forma mucho más... mucho más, mmm —Con la mano en el mentón Micah meditó por un momento lo que iba a decir— más agresiva y asertiva. Si sigues así serás una aterradora mujer de negocios algún día, pequeña.

— Genial, eso es justo lo que necesito —Celebró orgullosa de sí misma, a lo que Micah y Mara solo intercambiaron miradas sin saber que decir— Solo vean que tan lejos voy a llegar.

Aunque Micah y Mara trataron de explicarle lo que sucedería con ella de seguir así, a Catra no le importaba siempre y cuando pudiera alcanzar sus objetivos. Malcom y Derrick también intentaron advertirle, pero ella estaba demasiado enceguecida con lo que podría obtener mientras más se destacara y llamara más la atención de Patrick y del viejo Prime.


— De regreso a la actualidad —

Mientras más lo pensaba, más estúpida se sentía Catra en ese momento, porque como bien le había dicho a la estúpida de Adora una vez, ella estaba desperdiciando su vida complaciendo a un par de imbéciles que no valían ni un mísero segundo de su tiempo. Melog, DT, Sharon, Mara y Micah se lo dijeron hasta el cansancio, pero ella quería creer lo contrario, quería creer que podía hacer lo que los demás ni siquiera se atrevían, quería creer en tantas cosas, pero al final descubrió con amargura que nada de eso valía realmente la pena y que solo estaba siendo usada como un títere convenientemente útil y capaz.

Aunque no todo fue tan malo ya que, entre las tantas asignaciones de su padre, el revivir el derruido club nocturno de su tío Harvey, fue una de las mejores cosas de las que tuvo que encargarse, por no decir que fue un respiro y un agradable cambio de ambiente al cual no solo terminaría arrastrando a DT y a Melog, sino a toda la banda del parque de skate, quienes terminarían conformando el misterioso grupo que mantenía el orden en el club.

Fue en una de esas tantas noches trabajando en el club donde terminaría de abrir los ojos, al caer en cuenta de lo mucho que le gustaría ser una de esas tantas personas que podían simplemente desconectarse de todo y bailar sin preocupaciones, ni tener que guardar apariencias ni ninguna de las cosas que ella si estaba obligada a hacer. Melog y DT le dieron la oportunidad de hacerlo y de experimentar cosas nuevas en aquel lugar donde podía liberarse de sus ataduras de una manera un tanto diferente a como lo hacía en el parque de skate.

Esa fue su pequeña dosis de "vida" tras bambalinas ya que a su padre le daba igual lo que hiciera mientras siguiera siéndole útil y otorgándole logros, mientras que su madre dejo de intentar hacerla a un lado y comenzó a mostrarse gradualmente como la madre que la trigueña recordaba, siendo una muy parecida a la que en sus memorias de la niñez era buena y comprensiva, aunque ahora un deje de lastima y tristeza siempre estuviera presente en su mirada.

— Maldición —Masculló entre dientes tiritando a causa del frio y de su cuerpo totalmente empapado por la lluvia— estoy harta.

Y así giró repentinamente en una bifurcación en un lado del camino, pasando peligrosamente cerca de la baranda de contención que ahora se encontraba a escasos centímetros de su pierna, mientras tomaba aquella prominente curva a mayor velocidad de la que debería, hasta que esta finalizó y pudo divisar a lo lejos el anunció de un motel el cual con suerte tendría alguna vacante, sino seguiría rodando hasta encontrar uno, porque para este punto no solo estaba cansada, sino que necesitaba desesperadamente apagar esos molestos recuerdos que parecían no tener intensiones de dejarla en paz y todo por culpa de la idiota indecisa de Adora.

Aunque pensándolo bien, al final la verdadera culpable de todo esto no era otra que la que alguna vez fue su amiga... Mara Kovacs.


— De vuelta al pasado —

Si había algo que exasperaba a Catra incluso más que lidiar con los idiotas que venían junto a los encargos de su padre, era el tener que lidiar con Adora Kovacs y su aparente bipolaridad, porque no podía entender como era capaz de plantarle la cara e incluso mandarla a la mierda como toda una leona enfurecida, pero ante el director y los profesores no era más que un bobo y manso corderito ¡Era ilógico! Y la enfurecía tanto que terminaba haciéndole alguna mala pasada solo por ser tan estúpidamente condescendiente con esos imbéciles, dejando como toda una mentirosa a Mara y eso era algo que no podía tolerar, porque si bien eran rivales comerciales, lo cierto es que la morena era su mejor amiga y lo más cercano a una hermana mayor que conocía.

Es por eso que cuando Mara decidió marcharse y darle la espalda a ese retorcido y tóxico mundo, ella fue una de las más afectadas, pero al igual que Micah, la ayudó por debajo de cuerdas para que pudiera esconderse del radar de su familia el tiempo suficiente para que pudiera desaparecer del mapa por completo.

— No puedo creer que en verdad estemos haciendo esto —Dijo Micah entre emocionado y preocupado mientras aguardaba junto a las dos chicas que aquel avión de dudoso aspecto y procedencia estuviera listo para partir— ¿Estas segura de que este trasto llegara en una pieza siquiera?

— Por milésima vez viejo paranoico, no tienes de que preocuparte, este avión es completamente seguro y Tim es de confianza, así que relájate —Suspiró Catra rodando los ojos entre cansada y divertida por la preocupación de su amigo, como si ella fuera a dejar que la morena se subiera a ese avión con Tim si este no fuera de confianza— además, somos los amigos de Mara, no había manera que no hiciéramos nada.

— Los amo chicos —Dijo la morena abrazándolos repentinamente con lágrimas en los ojos, Micah empezó a llorar y Catra rechistó los dientes haciéndose la fuerte, aunque le entristecía separarse de ella— no sé cómo agradecerles.

— Se feliz, vive bien y no mires atrás, con eso basta —Dijo Catra rechistando los dientes de nuevo, guardando las manos en sus bolsillos y arrebatándole una sonrisa a sus amigos.

— ¿Puedo pedirte un favor? —Dijo con la voz quebrada y los ojos impregnados en lágrimas mientras abrazaba a Catra repentinamente— Cuida de Adora por mi ¿Sí?

— ¡¿Qué?! —Gritó escandalizada, separándose de Mara bruscamente— ¡Por supuesto que no! ¿Acaso estás loca? Nosotras no nos llevamos nada bien ¡Ella ni siquiera me soporta y...!

— A ti te agrada —Intervino Mara— Lo sé.

— Si... ¡Digo, no! ¡No! ¡Por supuesto que no! —Seguía negando con la cabeza y con las manos exageradamente— Ella ya está grandecita y puede cuidarse solita, no sé porque tendría que hacerlo por ella.

— Porque ahora que me voy mi madre le hará lo mismo que Patrick hizo contigo —Catra se detuvo en seco ante esto y miro a Mara con preocupación y esta sonrió levemente— nadie sabe mejor que tú lo que es eso, pero tú lo escogiste. Adora por otro lado, solo lo hará por complacer a mi madre y se convencerá de que eso es lo correcto y terminará siendo aplastada por la presión y... quizás deba quedarme...

— ¡No! —La detuvo Catra, agarrándola por los brazos y zarandeándola con fuerza para que reaccionara— ¡Yo me encargo! No tienes que seguir soportando esto, ni ella y yo... yo haré que lo entienda, lo prometo.

— Tú tampoco tienes que hacerlo —Siguió Mara— no tienes que ser el títere de Patrick, solo porque tiene a tu madre de rehén.

— Lo sé —Asintió para sorpresa de la morena— mi madre y yo hemos estado hablando sobre eso y... después de lo que hiciste me decidí. DT y Melog me van a ayudar con todo. Haremos un plan a largo plazo... uno grande y a prueba de Patrick Grant.

— Bien —Suspiro al notar como Tim le indicaba que ya podía subir al avión— Espero que cuando nos volvamos a ver, sea lejos de todo esto —Volvió a abrazarla y luego le dio un fuerte abrazo a Micah, que la correspondió con cariño— Gracias por todo

— Con gusto lo haría mil veces más de ser necesario, querida —Sonrió alborotándole el cabello con una mano luego de que se separaron— nadie podrá hacerte nada mientras estés en los terrenos de mi familia. Mi esposa, Angela, cuidará de ti hasta que puedas marcharte al lugar que nos mencionaste.

Después de esto, Mara subió al avión triste por dejar a sus amigos y a su hermanita atrás, nerviosa porque estaba a solo horas de viaje de obtener la libertad que tanto deseaba, así como también preocupada porque no sabía si esa chatarra podría soportar todo el viaje sin caerse a pedazos.

Catra y Micah la vieron marcharse y tras quedarse unos minutos más en la pista decidieron regresar a sus respectivas obligaciones; Catra recibiría mensajes de Tim cuando llegaran a su destino y luego cuando este dejara a Mara en la residencia Brightmoon, después de eso cesarían las comunicaciones porque Lucile y Richard Kovacs de seguro buscarían interrogarlos a ella y a Micah sobre el paradero de su hija y seguramente tratarían de convertir esto en un caso de secuestro, porque así podrían perjudicar la imagen de dos de sus más grandes competidores y recuperar a su heredera, por lo que incluso los mensajes con Tim estaban disfrazados como conversaciones casuales relacionadas al club como siempre hacían.

Ambos tuvieron mucho cuidado con todo y cuando la familia Kovacs arremetió contra ellos dada su cercanía con Mara, pudieron evadir fácilmente cada ataque y acusación usando a su favor la falta de información que tenían sobre el paradero de la morena, entre otras cosas hasta que finalmente esta partió hacía el que sería su nuevo hogar y refugió de su familia, hasta que esta desechara la idea de seguir buscándola. Por otro lado, en el instituto Catra tuvo que lidiar con el bajón anímico de Adora y la poca energía que esta tenía para discutir con ella o plantarle cara como antes, así que tuvo que llevar sus bromas y malas jugadas al siguiente nivel, para así mantenerla distraída y así dejara de poner esa endemoniada expresión triste que tanto le molestaba a la trigueña, que prefería mil veces verla furiosa que triste y con mucho esfuerzo lo logro y poco a poco Adora volvió a ser la de antes, o al menos en gran parte ya que ese brillo que solía tener en su mirada se perdió con la partida de Mara.

Si seguía así la presión de estar en los zapatos de Mara iba a terminar aplastándola por completo un día de estos y si Catra esperaba mantener su promesa con Mara, entonces debía actuar ahora o el daño sería irreparable y que mejor oportunidad para comenzar que ahora que ambas se encontraban en el salón del consejo estudiantil revisando las solicitudes de los diversos grupos estudiantiles, mientras el resto de los tarados del consejo estaban realizando sus labores asignadas en el instituto.

— Hey, Kovacs —Decidió quebrantar el silencio arrojándole una bola de papel a la rubia, golpeándola en la cara cuando esta alzó la mirada para verla— diez puntos.

— Argh ¿Acaso no tienes nada mejor que hacer que molestarme, Grant? —Replicó arrojándole de regreso la bola de papel, pero para su desgracia la trigueña aun con los pies sobre su escritorio no tuvo problemas para esquivar el proyectil— mierda.

— Nope —Dijo con simpleza sonriendo con autosuficiencia mientras señalaba con la mirada a la enorme pila de papeles a su lado— ya terminé.

— ¿Cómo demonios es posible que hayas terminado cuando tenías más solicitudes que yo? —Se quejo levantándose de su asiento y yendo a revisar la enorme pila de papeles que reposaba en el escritorio de la trigueña— Es imposible.

— Soy así de buena —Sonrió con malicia, a lo que Adora solo rodo los ojos mientras checaba rápidamente la enorme pila de papeles— ¿Ves?

— Solo eres una presumida —Refutó al confirmar que en efecto la trigueña había terminado con toda su carga laborar, pero cuando hizo el ademán de volver a su asiento esta, de la nada, estiró la mano, tomó su corbata y tiró con fuerza obligando a la rubia a bajar la cabeza hasta la altura de la suya— Pero ¿Qué demo...?

— Aún no hemos terminado, rubia —Sonrió con malicia dándole un golpecito con el dedo en la frente antes de soltarla y levantarse de su asiento— Sígueme.

— ¿A dónde? —Inquirió curiosa yendo tras la trigueña— aún tengo trabajo que hacer, por si no lo habías notado.

— Si, pero a este paso terminaras el día de la pera —Respondió con simpleza, cerrando el salón del consejo con llave luego de que Adora saliera— ahora deja de molestar y sígueme.

Aunque no estaba muy de acuerdo con esto, Adora simplemente se limitó a seguir a la trigueña a dónde sea que esta se estuviera dirigiendo, porque muy a su pesar tenía que reconocer que cuando esta tenía una idea de ese estilo solía tener la razón y todo terminaba resultando de alguna u otra manera. Si bien sus riñas eran ya bastante conocidas, también lo era el que de alguna manera Catra siempre sabía lo que hacía y aunque le molestara reconocerlo, no podía negarlo tampoco. Fue así como fueron a parar a la azotea del instituto antes de que Adora siquiera se diera cuenta de ello.

— ¿Eh? ¿Qué se supone que vamos a hacer aquí? —Preguntó la rubia confundida viendo como Catra jugaba con una pequeña pelota de goma en sus manos, arrojándola al aire y atrapándola repetidas veces con una de esas sonrisas que no auguraba nada bueno— ¿De dónde sacaste esa pelota?

— Que poca atención al detalle tienes, Kovacs —Dijo burlonamente la trigueña mientras daba la vuelta a la pequeña "casa" que conectaba con las escaleras y soportaba uno de los depósitos de agua de la escuela— He estado jugando con ella todo el rato y apanas te das cuenta, así vas a volver a perder contra mí.

— Oye yo no tengo porque estar pendiente de todo lo que haces y... espera un momento —Catra n pudo evitar volver a reír al ver como la rubia caía en cuenta de lo que había dicho, encendiendo esa llama de competitividad de nuevo en sus ojos— ¿Cómo que perder? Ni en tus sueños, Grant ¿Qué tienes en mente?

No importa cuanto trabajo tuviera encima, Adora siempre estaba dispuesta a competir contra ella.

— Vamos a jugar un pequeño juego que me gusta llamar "Pared" —Sonrió de nuevo arrojando la pelota contra la pared con fuerza moderada espero el rebote de esta, se desplazo y la agarro de nuevo— Es sencillo, yo lanzo la pelota y tú la atrapas el rebote y repites y así.

Diciendo esto se coloco lo más cerca que pudo del borde sin que su espalda tocara la barandilla de seguridad.

— Empezaremos aquí y cada que atrapemos la pelota avanzamos delante de la otra, repitiendo todo de nuevo hasta que alguna falle —Explicó con calma bajo la atenta mirada de la rubia— Puedes retroceder y correr todo lo que quieras para atrapar la pelota, pero debes volver siempre adelante para volverla a lanzar ¿Lo tienes Kovacs?

— Si. Aunque me gustaría practicar un par de lanzamientos antes —Catra solo se encogió de hombros restándole importancia a la petición— ¿Por qué haces esto?

— Bueno, creo que me merezco un premio por mi esfuerzo de hoy —Dijo arrojando la pelota contra la pared y haciendo a Adora correr para atraparla y arrojarla de nuevo contra la pared con fuerza— y siempre es divertido patearte el trasero Kovacs.

— Ya veremos quien ríe al último, Grant —Replico Adora en el acto enfocándose en el rebote de la pelota luego del lanzamiento de la trigueña— ¡Empieza!

— Ya rugiste, rubia —Sonrió Catra antes de enseriarse y comenzar a arrojar con fuerza la pelota contra la pared.

Así empezó otra de las tantas competencias entre las dos, siendo el enorme espíritu competitivo de Adora algo sumamente divertido para Catra que, si bien se estaba divirtiendo, no por eso dejaba de tomarse este encuentro con seriedad, dándolo el todo por el todo para vencer a la rubia que había asimilado demasiado rápido el juego (como solía pasar a menudo con los deportes), y ahora avanzaba rápidamente hacia la pared a la par de la trigueña, complicando más el juego, sudando a mares y haciéndose correr mutuamente para evitar perder, al final Catra guardo su mejor y más arriesgado movimiento para el final arrojando la pelota a la unión entre la pared y el piso, a lo que Adora previendo un rebote alto, saltó sin dudarlo hacia la dirección del rebote, pero esta en lugar de rebotar hacía arriba lo hizo al ras del suelo, rodando hasta impactar con el borde bajo de la barandilla para luego retroceder dando pequeños botes ante la mirada sorprendida de la rubia.

— ¡Ja! ¡En tu cara Kovacs! —Celebro la trigueña ante el triunfo de su pequeña treta que si bien podía parecer trampa, seguía estando dentro de lo permitido en el juego, incluso ella tuvo que atrapar varios rebotes accidentales de este estilo de parte la rubia cuando estaban a mitad de camino.

— ¡Maldita sea! —Gritó frustrada ante aquella estúpida derrota apenas sus pies tocaron el suelo de nuevo— ¡Casi lo tenía!

— Casi, tú lo dijiste —Se mofo la trigueña recogiendo su pelota del suelo mientras sonreía con autosuficiencia— Ahora volvamos que aún tienes mucho por hacer, Kovacs.

— ¡Quiero la revancha, Grant! —Exigió llegando a su lado.

— Okey, cuando termines lo que dejaste pendiente en el salón—Accedió encogiéndose de hombros.

Entre molesta, sudada y con ganas de pedirle una revancha a la trigueña, Adora siguió a la trigueña hasta el salón del consejo y apenas esta abrió la puerta prácticamente se arrojo sobre su escritorio para terminar lo que le quedaba pendiente. No es exageración decir que no levanto la mirada de su escritorio hasta que no terminó todo el papeleo que le quedaba pendiente, siendo recibida por un frio y húmedo contacto en su mejilla apenas elevo la mirada, sorprendiéndose al notar que se trataba de una lata de refresco bien fría que Catra le ofrecía mientras se sentaba sobre el escritorio sin importarle lo cerca que sus piernas habían quedado de uno de los brazos de Adora, después de todo ella sabia que tenía bonitas piernas y no tenía nada de qué avergonzarse.

— ¿Es para mí? —Pregunto Adora incrédula, a lo que Catra solo empujó más lata contra su mejilla a la vez que rodaba los ojos fastidiada— Okey, okey, ya entendí. Gracias.

— Eso es, agradece que tienes una hermosa y atenta presidenta como yo, Adora —Se jacto recibiendo un codazo de la rubia, antes de tomar el refresco rechistando los dientes— Y esto es lo que gano por ser tan buena.

— Eres insufrible —Dijo esbozando una sonrisa mientras intentaba parecer molesta, pero simplemente era mala para actuar y esto no paso desapercibido por la trigueña que no pudo evitar sonreír levemente también.

Molestar a Adora siempre era divertido, pero esto, hacerla sonreír francamente no estaba nada mal, incluso era agradable verla así. Esto la hizo pensar que no le molestaría ver esa sonrisa de vez en cuando, pero el detalle estaba en que cuando estaban juntas y por la relación que tenían esto era casi imposible de lograr, de hecho, mientras más lo intentaba, más conseguía la reacción adversa y eso comenzaba a molestar.

¿Por qué demonios tenía que ser tan difícil obtener una sonrisa de la rubia cuando era lo único que en verdad quería? Si, era algo estúpido e insignificante, pero por alguna razón realmente lo quería y conforme Adora comenzó a salir de su depresión estas comenzaron a ser más frecuentes, pero no era lo mismo si no era ella quien las producía y eso le molestaba.

— ¿Y alguna idea? —Era tal su molestia que incluso recurrió a Melog y a DT una noche en el club, mientras sentados en la barra se "refrescaban" un poco con sus pedidos de siempre.

Melog y DT tan solo intercambiaron miradas y tras unos segundos que se hicieron eternos a la trigueña, finalmente DT suspiró pesadamente y se giró hacía a ella.

— Gatita —Inició esperando lo que sería la inminente explosión de la trigueña— Es obvio que gusta la rubia.

— ¡QUE! ¡Por supuesto que no! —Replicó en acto a lo que DT solo negó con la cabeza con cansancio antes de volver a encararla— ¡Es imposible que me guste esa idiota!

— Vamos, piénsalo por un momento —Siguió DT luego de darle un largo trago a su bebida— Estas maravillada por esa chica desde hace años, primero por las historias de la tal Mara, luego porque es la única que te planta la cara y que te reta en el instituto, después fue porque para "tu sorpresa" estaba creciendo "bien" y ahora vas tras su sonrisa como un perro tras su amo. No sé tú, pero para Melog y para mí, y seguro para cualquiera que te vea, es bastante obvio.

— Creo que deberías dejar de ver esas novelas baratas que te descargas —Le recrimino la trigueña antes de acabarse de un trago su bebida y pedir refill— están comenzado a afectarte y feo.

— Ni lo sueñes cariño —Sonrió con sorna mientras negaba con el dedo— Y no cambies el tema, solo acéptalo y ya... Además, si bien "No te gusta" como dices, al menos te atrae y si te alejas un poco de ella te darás cuenta.

— Puedes aprovechar el viaje al que te enviara padre este fin de semana —Intervino Melog antes de que ese par de idiotas terminase peleando como en otras ocasiones— son quince días fuera, así que son quince días para ver si DT tiene razón o no.

— Tienes razón —Asintió sin darle importancia a como DT la miraba con la boca abierta— eso haré y le demostraré a esta rubia idiota que esas novelas le están friendo el cerebro.

— Ya lo veremos querida, ya lo veremos...

Al final no sabe si fue por culpa de DT que le sembró la idea en la cabeza o si este tenía la razón, pero aquellos fueron los quince días más aburridos y estresantes que había tenido en mucho tiempo y aunque pudo cumplir con las expectativas de su padre y de su abuelo, simplemente no era suficiente. Al llegar al instituto y tras solicitar el material de la clase para tener una noción de lo que saldría en sus siguientes evaluaciones, busco a la rubia por todos lados, pero no la encontró ya que al parecer esta había estado ocupada con toda la logística del próximo partido de futbol del equipo del instituto contra sus rivales jurados del este.

Así que se limitó a ir al campo a esperar que apareciera y ahí la vio dirigiendo todo mientras lo espectadores entraban a las gradas, infiltrándose disimuladamente entre el publico gracias a la gran chaqueta que había traído de su viaje, busco un lugar cercano al que ocuparía la rubia y los otros miembros del consejo e intento (de verdad que lo intentó) ver el juego, pero por culpa de DT la curiosidad la estaba matando y antes de que se diera cuenta ya la estaba viendo, ahí en aquellas gradas celebrando cada gol y viviendo la tensión del momento como si ella misma estuviera en la cancha, a lo que Catra no pudo evitar sonreír divertida ante cada mueca y gesto de esa rubia idiota, hasta que la falda de esta se atoro en un filamento y el sonido de tela rasgándose llego a sus oídos o al menos ella podría jurar que lo había oído.

En ese momento el rostro de Adora se tenso por completo abochornada y con temor a moverse, no sabía que hacer y la desesperación que sentía pronto se la contagió a la trigueña, que tenía su mente pensando a mil por hora en busca de una manera de ayudar a la rubia, hasta que de repente se le prendió el foco y tomo su chaqueta, pero como no podía llevársela sin delatarla o quedar en ridículo frente a ella, hizo lo que le pareció más sensato y le arrojo la chaqueta a la cara sorprendiéndola, molestándola y confundiéndola. De repente alivio, agradecimiento y esa maldita sonrisa que tanto había buscado se hicieron presentes, ocasionando que una extraña sensación se alojara en su estomago y una molesta comezón se alojara en sus mejillas, haciéndola fruncir el seño y voltear de nuevo hacia el campo, fingiendo que veía el juego cuando en realidad era completamente consciente de aquella mirada platinada sobre su espalda, hasta que en el momento del gol del triunfo vio su oportunidad para huir discretamente.

— Mierda, mierda, mierda —Repetía una y otra vez mientras se alejaba del campo tanto como podía, hasta llegar a la azotea donde sabia que podría refugiarse hasta que la rubia se marchara del instituto— Mierda.

Ese fue el momento en el que cayo en cuenta de que no solo no podría callarle la boca a DT como esperaba, sino que en efecto le gustaba esa misma rubia idiota que solía fastidiar y que ahora tenía que cuidar por culpa de la promesa que le hizo a Mara. Pensó que pasar el fin de semana luego del partido sin verla le ayudaría, pero cuando esta intento devolverle la chaqueta el lunes, simplemente se puso tan nerviosa que lo único que atino a decir fue "no se de que hablas... solo tira esa cosa" y después paso el resto del día rechazándola y huyendo de ella.

Sin embargo, una vez fue consciente del hecho de que le atraía la rubia inicio su rápido descenso a lo que sospechaba sería un camino sin retorno y cuando ya no pudo seguir negándolo por más tiempo, se resignó y tomó la decisión que terminaría llevándola a uno de los momentos más miserables de su vida.

Haría que Adora Kovacs sintiera lo mismo que ella y se la llevaría consigo cuando el momento de llevar a cabo su plan llegase.

Lo nunca imaginó es lo mal que acabarían las cosas para ella al final.


 

 

 

Notes:

Ya solo queda una parte del capítulo V,  trataré de subirla tan pronto como sea posible. Hasta entonces cuidense mucho.

P.D: Con el siguiente capitulo concluye la primera parte de este fic. La segunda inicia con el sexto capítulo que trataré de no demorar tanto en subirlo. XD.

Chapter 9: Capítulo V: All The Things She Said (Parte III)

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Sin duda alguna lo peor que había podido pasarle a Catra fue el darse cuenta y aceptar lo que sentía por Adora, pues ese instante marcó lo que sería su vertiginoso descenso a un pozo de desesperación y miseria.

El primer golpe fue el rechazo natural que Adora le profesaba, el cual ella misma se había encargado de construir y reforzar con la manera en la que la había tratado desde la primera vez que se vieron; rechazo que a estas alturas del partido veía difícil de reemplazar, en especial por la manera en la que ella misma se auto saboteaba cada vez que intentaba hacer o cada que hacía algo por la rubia, recayendo en su actitud tajante habitual cada que esta intentaba agradecerle. El ser rechazada por Adora dolía, pero ella misma se lo había buscado y ahora tenía que lidiar con ello y con la imagen que esta tenía de ella.

El segundo golpe le dio de lleno en la cara y sin previo aviso, lastimándola más de lo que hubiera imaginado a pesar de que era algo que tarde o temprano sabía que pasaría y eso fue el ver a esa idiota con un idiota descerebrado por novio, o "peor es nada", o lo que sea que fuera ese intento de relación que no tenía ni pies ni cabeza... ¡Y es que ni siquiera Lonnie, Kyle o Rogelio sabían de dónde diablos salió ese idiota!

Lo más lógico era pensar que Lucile Hope algo tenía que ver en todo este asunto, en especial porque ese pseudo noviazgo de Adora duró unos tres meses antes de cambiar a otro idiota y luego a otro y después a otro más hasta que paró por un tiempo, pasaron de grado y Adora tuvo un descanso de estos noviazgos flash, que ya tenían a Catra hasta la coronilla y en medio de un despecho tan fuerte que la empujo a buscar consuelo en cualquier chica que se mostrara lo suficientemente dispuesta a estar con ella, pero sin compromisos ni ataduras ya que al fin y al cabo solo eran un mero desahogo y Catra no era tan estúpida como para buscar afecto de cualquier chica que aceptara un revolcón como si nada.

Al fin y al cabo no le gustaban las cosas fáciles. Nunca tuvo nada fácil en su vida y no le iba a agarrar el gusto ahora y menos por despecho. Ella quería a esa rubia idiota y no se iba a conformar con menos que eso.

Ahora si Adora no la quería, o ni siquiera pudiera interesarse nunca en una mujer, pues... pues... Bueno, francamente le dolía el pecho de solo pensarlo, pero si ese era el caso, solo se haría a un lado y seguiría con su vida y con sus planes para liberarse del yugo de su abuelo y de su padre. Por supuesto que no podría cumplir la promesa que le hizo a Mara, pero por más aprecio que le tuviera a la morena, no era tan masoquista como para quedarse cuidando desde la sombras a esa idiota.

Con el paso del tiempo Catra comenzó a frustrarse cada vez más y más, porque cada intento de acercarse a Adora fallaba miserable, incluso con Lonnie, Kyle y Rogelio ayudándola y apoyándola no lograba nada con la rubia, que simplemente parecía estar en un plano diferente al suyo en lo que a notar sus sentimientos se refería; sin embargo, por más descorazonadores que fueran estos fracasos, jamás dejo de trabajar y de pulir con cuidado y con detalle su plan; siguió actuando como su padre esperaba que lo hiciera, siguió superando sus expectativas, siguió siendo la mejor en todo lo que hacia o en lo que se involucraba, jamás les dio motivos para sospechar que tramaba algo, también siguió frustrándose con Adora por lo lenta que era para darse cuenta de las cosas y siguió desahogándose cada que alguna buena oportunidad aparecía.

Para cuando se dio cuenta ya estaban en su último año, Adora seguía siendo Adora, la graduación estaba a la vuelta de la esquina y su frustración había llegado a niveles insostenibles, hasta el punto en el que se había transformado en una gran y pesada apatía.

Pero entonces un día solo ocurrió el evento que tanto necesitaba para cambiar las cosas. Adora Kovacs fue a convencerla de hacer el estúpido discurso de graduación, estaban solas en el gimnasio y Catra estaba ya tan frustrada que terminó presionando a Adora más de la cuenta, diciéndole en resumen, que su vida no le pertenecía y que solo era una marioneta que se movía ante el capricho de sus padres, lo que termino llevando a la pobre Adora a su punto de quiebre y lloró, grito y le dio la razón, pero más allá de alegrarse por esto, Catra sintió como su corazón se estrujaba ante las incesantes lagrimas que, una tras otra, se deslizaban por las sonrosadas mejillas de la rubia.

Antes de que se diera cuenta, su mano ya estaba a la altura de la mejilla de Adora y aunque podía contar con una mano las veces en las que había podido tocarla y le sobraban dedos, esta vez el contacto con la tersa piel de su mejilla y la humedad de sus lagrimas solo impulsaron un deseo en su interior y ese era, el de hacer desaparecer el dolor que alimentaba aquellas lagrimas y recuperar aquella hermosa sonrisa que solía iluminar el rostro de Adora cada vez que aparecía.

Sin embargo, cuando Adora se percató de lo que ocurría fue cuando Catra recibió el tercer golpe mortal de parte de esta, en el momento en el que el pánico llego a sus platinados ojos y de un golpe apartó las manos de la trigueña, rechazándola de tal manera que no hubo necesidad para que el mensaje llegara fuerte y claro a Catra. Adora no la quería y ciertamente jamás lo haría como ella quería que lo hiciera y el tener la certeza de eso, era peor que cualquier puñalada que pudieran darle y ella era una experta en ese tema, aunque no fuera algo precisamente agradable de recordar.

La verdad era que estaba dolida, muy dolida y esta vez no tenía ganas de ocultarlo y por la reacción de Adora supo que ella también había logrado enviar satisfactoriamente su mensaje y como sea que esa idiota lo interpretara, simplemente no le importaba. Aun así antes de marcharse, no solo le dejo su pañuelo para que pudiera secarse las lagrimas, sino que además la reto a ir a su club y si cumplía sus condiciones, entonces le daría como regalo de despedida ese dichoso discurso en el que Dragan estaba tan interesado.

Después de aquello ya se había resignado a dejarla ir, pero maldita sea su suerte cuando Adora no solo acudió al reto, sino que le resulto muy difícil no poner sus manos en ella con ese ajustado atuendo casual/deportivo que además de quedarle muy bien, se ajustaba tortuosamente perfecto a su cuerpo, delineándolo y resaltando sus puntos fuertes, por no decir que el plus de haberse soltado el cabello para ir al club, fue un detalle más que bien recibido por los heterocromáticos ojos de la trigueña, que no pudo evitar sonreír ladinamente al verla y que, solo Dios y el mismísimo Diablo sabían lo mucho que a Catra le gustaba lo que estaba viendo. Claro que, siendo francos, Adora podría haber aparecido con una pijama de T-Rex y con un biberón en la mano y aun así Catra seguiría viéndola bellísima, porque así de mal estaba por ella, aunque ya se hubiera resignado a tener un amor no correspondido.

Claro que no podía permitir que Adora se diera cuenta de esto, por lo que apenas entraron al club se inventó una excusa usando de pretexto el reto y huyó de ella, justo a la seguridad de su grupo, donde DT y Melog la esperaban ya con un par de tragos encima.

— ¿Cómo se atreven a dejarme atrás? —Se quejo mientras recibía su trago del bartender al llegar, pues este apenas la diviso en la entrada del club, se apresuró a prepararle lo de siempre— Genial Khan, anota un Old fashioned, un padrino, un Gin tonic, un B-52, un destornillador y un Long Island.

— Wow, wow, wow, despacio gatita —DT alzo las manos frente a la trigueña captando su atención— solo te llevamos un par de tragos, no tienes porque correr.

— Idiota, no lo hago solo por eso —Gruñó tratando de no delatarse tanto ante ellos, pero era tarde porque ambos ya habían atado los cabos necesarios.

— Vaya, vaya gatito, parece que al final si vino un lindo canarito... págame —Sonrió con malicia extendiendo la mano hacia su amigo, el cual de mala gana le pago, bajo la mirada inquisidora de Catra— ¿Qué? Solo es una pequeña apuesta gatita. Después de todo es lo mínimo que podíamos hacer para divertirnos con todo este drama.

— Los odio —Dijo entre dientes mientras fulminaba al resto del grupo con la mirada, pues bien que estos no habían dejado de reírse y verla como idiotas desde que llego.

— Eso. Síguetelo diciendo querida y quizás algún día te lo creas —Bromeo DT sin ánimos de detenerse.

El resto de la noche fue así y mientras más veía a Adora desde lejos, peor eran las bromas, pero nada de eso importó cuando por fin vio a esa idiota bailando y divirtiéndose como nunca la había visto hacerlo, lo cual era genial, pero no tan genial como verla sonreír en la manera en la que lo hacía ahora.

— ¡Limpieza en el pasillo seis! —Gritó DT entre risas siendo coreado por el resto del grupo ante la cara de boba de la trigueña— ¡Cuidado con la baba y demás fluidos gra-ci-aaaas!

Catra lo ignoro, al igual que el resto de las bromas, pues estaba demasiado ocupada apreciando a la rubia como para detenerse a pelear ahora. O al menos así fue hasta que de la nada cierto idiota apareció y sin pudor alguno tomó a la rubia por la cintura y de un tirón la pegó por completó a entrepierna, haciendo que Catra pasara de embobada a enfurecida nivel fiera asesina en menos de un segundo, para luego estallar en carcajadas cuando Adora le partió la cara a ese imbécil de un contundente puñetazo, pero en menos de lo que canta un gallo, esto genero un reacción en cadena que terminó desatando una batalla campal en la pista de baile, donde la misma Adora repartió patadas y puñetazos mientras intentaba abrirse paso hacia la salida.

Como siempre Catra, DT, Melog y su grupo actuaron rápidamente, involucrándose en la pelea solo para ponerle fin, pero a diferencia de ocasiones anteriores, Catra estaba más centrada en encontrar a Adora y sacarla de peligro que en cualquier otra cosa. Así fue como se abrió paso velozmente entre aquel tumulto de gente enardecida y borracha, golpeando, defendiéndose y esquivando mientras buscaba a esa rubia idiota que había desaparecido entre la multitud, preocupándola y enfureciéndola más hasta que una idea cruzo su mente y sin pensarlo mucho se apresuro a llegar a la salida del club, donde su sangre hirvió una vez más al ver al mismo idiota que se había propasado con Adora acorralándola contra la pared y entonces... entonces vio todo negro, su visión se redujo a una delgada línea y con la razón nublada por la ira, embistió a ese infeliz cual jugador de futbol americano tirándolo al suelo, donde comenzó a golpearlo una y otra vez en la cara con todas sus fuerzas hasta que un punzante y agudo dolor en su frente, el sonido de aquella endemoniada botella partiéndose justo sobre su ceja derecha y la fuerza del impacto que había recibido la hicieron caer a un lado de aquel infeliz aturdida.

Entre aturdida y adolorida apoyó una mano en el suelo y llevó la otra a su cabeza sacudiéndola levemente mientras sentía como la sangre comenzaba a escurrir por la herida cubriendo su mano y parte de su rostro en un instante. De repente, el sonido distante de la voz de Adora discutiendo con alguien más llego a sus oídos y trató de ver lo que ocurría y contra quien se enfrentaba Adora en ese momento, distinguiendo a DT y a Melog que tenían cara de estar dispuestos a apartarla así fuera a la fuerza con tal de socorrerla a ella y obviamente Adora no podría con lo que ahora eran dos enormes masas de testosterona y preocupación dispuestas a hacer lo que fuera por ayudarla.

— ¡Quietos! —Ordenó aún sujetándose la cabeza adolorida, pero dejando en claro que no estaba de humor para objeciones.

Luego, ignorando el pánico en el rostro de los tres, siguió dando ordenes como si nada sino seguirían sobreactuando por un estúpido golpe.

— ¡DT llévatela de aquí! ¡Adora no te resistas y...! —Podría estar adolorida, pero su prioridad seguía siendo poner a salvo a Adora — ¡Y tú, Melog!... Tú, solo quédate conmigo... te necesito.

Si, necesitaba a su hermano cerca y a DT también, pero por ahora prefería confiarle la seguridad de Adora, así ella podría pensar o al menos intentar que club dejara de darle vueltas en la cabeza. Melog la ayudó a levantarse, pateo en las costillas al idiota por el cual su hermanita fue lastimada, la llevó tras la barra que era el lugar más seguro por ahora y tras cerciorarse de que esta estaba bien, continuo haciendo su trabajo sin alejarse mucho de ella, siempre cuidándola mientras le aseguraba el espacio suficiente a Catra para que pudiera respirar y reponerse mientras bloqueaba la sangre de su frente con el pañuelo de este. Para cuando Floyd se unió a ellos, Catra ya había salido de su escondite y estaba afanada en drenar la rabia que sentía por haberse dejado golpear de una manera tan estúpida como esa hasta que un pitido marcó su señal de salida, pues era el aviso de que ya la policía había llegado y si no querían pasar la noche en la cárcel, tenían que moverse ahora. Así que cuando vieron su oportunidad se adentraron por aquel pasaje secreto que conectaba con la zona segura.

Estuvieron todo el camino bromeando los tres, en un intento para aligerar el ambiente mientras Melog y Floyd observaban atentamente cada paso de la trigueña, atentos a cualquier indicio de que se fuera a caer para ayudarla, ya la herida en la frente de esta no dejaba de sangrar. Al llegar a la guarida, Catra estaría mintiendo si dijera que no le gustaba lo preocupada que Adora estaba con ella, incluso después de su pequeña discusión, Catra seguía fascinada por la manera en la que toda la atención de la rubia estaba en ella y en como esta prácticamente la arrastro al hospital y estuvo con ella en todo momento.

Realmente Catra sentía que podía morir de felicidad solo por ese momento que estaban compartiendo, o al menos así fue hasta que Adora tuvo la brillante idea de proponerle que fueran amigas... si "amigas", un maldito termino en el que no le interesaba verse envuelta con ella de ninguna manera, porque prefería mil veces quedarse tal cual y como estaban ahora a zambullirse de cabeza en la friendzone voluntariamente y fingir que estaba bien con eso. No, ni muerta lo aceptaría y por eso no lo pensó dos veces para negarse tajante y rotundamente a la propuesta, pero nooo, Adora no podía solo entenderlo o solo molestarse con ella y dejarla tranquila, no, ella tenía que insistir, tenía que reclamarle y para colmo de males tenía que pedirle una maldita razón por la cual no quisiera ser su amiga.

Y ya que tanto quería una pues se la daría, aunque fuera impulsada por la rabia y la indignación, le daría lo que quería. Así que sin pensarlo solo la acorraló contra la pared y la besó a la fuerza, anticipando y resistiendo el intento de esta por apartarla hasta que poco a poco comenzó a ceder y dejo hacer y deshacer por Catra, que maldijo cada segundo por la manera en la que finalmente se había adueñado de aquellos labios con los que tanto había soñado. Por eso aún con la rabia a flor de piel se apartó de ellos y se marchó de ahí dejándola sola y con la respuesta por la cual había insistido tanto justo al alcance de sus manos expresada de manera implícita, pero contundente y se odió profundamente por ello, ya que ahora tendría que lidiar con el frio rechazo de la rubia a partir de ahora.

Se quería morir y que se la tragara la tierra después de ese estúpido arrebato, en especial por todas las consecuencias que habría, pero luego, cuando cayó en cuenta que no había nada que pudiera hacer para solucionarlo, tan solo se resigno y dado que tenía prohibido dormir en lo que quedaba de noche, se dedicó a jugar videojuegos con Melog y DT para distraerse. A la mañana siguiente, dio inicio a su día como si nada, divirtiéndose por la manera en la que su par de idiotas trataban de fingir que no estaban preocupados por ella, pero aun así no la dejaban hacer nada, casi se pelean por quien le haría el desayuno e incluso montaron guardia fuera del baño cuando se estaba duchando; también insistieron en acompañarla a comprar las flores que le llevaría a Sharon ese día, ya que tocaba visita y no pensaba perdérsela por nada en el mundo y menos ahora que tenían buena relación y que ya estaba tan cerca de marcharse para siempre.

Luego de convencer a Melog y a DT de que podía salir por su cuenta. Fue y gastó al menos hora y media en una florería buscando las flores que le regalaría a su madre, luego compró unos cuantos dulces y se los fue comiendo de camino al centro de salud mental en el que Sharon estaba recluida. Y hasta este punto todo estaba bien, pero como se trataba de ella, era demasiado pedir que su buena suerte continuara, pues su padre la intercepto en el camino y además del molesto interrogatorio sobre lo que había ocurrido en el club la noche anterior, sobre sus heridas y sobre los implicados en el incidente, también intentó disuadirla de ir a ver a su madre, pero ni Dios iba a impedírselo, así que Patrick no tuvo una mejor idea que cortarle todo el cabello en señal de castigo, pues la única razón por la que Catra lo había dejado crecer tanto era porque a Sharon le gustaba.

No dijo nada y esperó a que su progenitor terminara su aleccionamiento, para luego aceptar llevarle a Sharon otra de esas tantas cartas que esta jamás leería. Eso era todo, no había sido tan malo, aunque sería difícil de explicarle a su madre el repentino cambio de look, pero no tanto como lo sería evitar que DT fuera a buscar venganza en su nombre y en el de su cabello, con lo mucho que a este le gustaba también el cabello de la trigueña, el cual lo había motivado para dejar crecer el suyo también.

EN resumen, aquello era algo con lo que podía lidiar... o al menos eso creía hasta que Adora apareció de quien sabe dónde y chocó con ella.

— ¡Oh, maldita sea! ¡Tienes que estar jodiendome! —Se quejo ante su perra y malintencionada suerte por encontrarse precisamente con Adora en ese momento— Tú en verdad me tienes que odiar, desgraciado —Gruñó hacia el cielo antes de volver a mirar a la rubia— Escucha Kovacs, ahora mismo no estoy de humor para...

Y de repente toda palabra y pensamiento que pudiera decir o tener, desapareció en el instante en el que Adora la abrazo con tanta fuerza y miedo que simplemente no supo como reaccionar, en especial cuando esta ocultó el rostro en su hombro haciéndola sentir un fuerte escalofrío y como toda la piel se le erizaba ante el tacto y la absurda cercanía de sus cuerpos. Por un instante se paralizó con los brazos extendidos a ambos lados del cuerpo de Adora, luego sintió la necesidad de corresponderle el abrazo y de entregarse a esa cálida sensación que la embargaba, pero no lo hizo, ya que después de lo que ocurrió entre ellas anoche, se supone que había decidido alejarse de Adora y sepultar los sentimientos que tenía por ella.

Sin embargo, las cosas no resultarían como esperaba, pues además de enfrentarla, Adora no solo confesó que había visto una buena parte de su encuentro con Patrick, sino que de la nada se ofreció a ayudarla con su maltrecho y mal cortado cabello, dejándolo como si una estilista de nombre lo hubiera tratado, lo que le ganó un buen par de elogios a la rubia de parte de la trigueña, que claramente recordaba la primera vez que vio a Mara con uno de los cortes que su hermanita le había hecho y vaya que había mejorado mucho. Lo que, ahora que lo pensaba, explicaba el porque los peinados de Mara solo se veían mejor cada día.

Curiosamente Adora le contó un poco sobre Mara, entristeciéndose un poco al hacerlo, por lo que Catra optó por bromear un poco logrando hacerla reir por un momento, pero al caer en cuenta de lo que estaban haciendo, la incomodidad regresó, Adora desvió la mirada al suelo y Catra sin pensarlo quebrantó el silencio que se había formado entre ambas, pidiéndole sin razón alguna que la acompañara a ver a su madre, pero cuando se dio cuenta de lo que había dicho sin pensar, intentó retractarse, pero Adora no se lo permitió.

— SI —Dijo interrumpiendo los balbuceos de Catra mientras la veía directamente a los ojos— Te acompañaré a ver a tu madre.

Catra solo asintió y en silencio la guio hacia el centro médico, dónde al estar frente a la habitación de su madre, un fuerte nerviosismo la invadió y aunque por un instante se había olvidado de todo, hasta de respirar siquiera, de repente el sentir como un par de brazos la envolvían desde atrás en un suave y cálido abrazo, no solo la hizo volver en si, sino que la tranquilizó un poco y le permitió sentir de nuevo la calidez de cierta rubia idiota, que parecía muy dada a ayudarla ese día y ojo, no se podía quejar por ello, ya que realmente le estaban gustando estos pequeños intercambios, pero no podía permitirse que le gustaran demasiado si quería marcar distancia con ella. Aunque con lo bien que le había caído a Sharon, le costó no verse arrastrada al ambiente que se generó entre ambas, charlando y bromeando con ambas hasta que el tiempo de visita culminó y tuvieron que marcharse, no sin antes tener que controlar y superar el bochorno cuando Sharon le susurró al oído "No me molestaría tener una nuera tan linda y educada como esta, date prisa y atrápala", comentario que por fortuna Adora no llego a escuchar, sino Catra se hubiera muerto de la vergüenza en ese momento.

Masculló algo entre dientes y se marchó con Adora. Durante un largo rato, caminaron en silencio de regreso al parque en el que Adora le había arreglado el cabello a Catra, cada una intentando descubrir como expresarle a la otra todo lo que tenían en mente, por un lado Catra quería agradecerle por todo lo que había hecho por ella ese día, mientras que por otro lado Adora solo quería preguntarle sobre lo que había ocurrido entre ambas la noche anterior, pero ninguna sabía como empezar ni que decir, en especial cuando llegaron al parque y estaban la una frente a la otra. Sin embargo, el sabio estomago de Adora después de todo un día sin comer, si que sabía que hacer, rugiendo en todo su esplendor haciendo reír a Catra y morir de la vergüenza a la pobre Adora.

Adora tenia hambre, no tenía su billetera encima y con ello Catra tenía todo lo necesario para agradecerle invitándola a comer, lo cual era un buen plan a su parecer y no pensaba aceptar un "no" por respuesta. Luego de esto su deuda estaba saldada y como tal ya podía marcharse, pero Adora no pensaba dejar sin resolver el asunto que tenían pendiente, ya que ella necesitaba respuestas y las necesitaba ya, si es que quería volver a recuperar sus noches de sueño. Sin embargo, Catra por el contrario solo quería olvidar lo sucedido y seguir adelante, pero ante la insistencia de Adora cedió y regresó con ella al parque de nuevo para terminar con todo esto.

No obstante, con el malhumor que traía encima la trigueña, tenía cero intensiones de ser colaboradora con la rubia, que ya no sabía qué más hacer para que Catra por fin se sincerara con ella, pero por más sincera que era Adora, más esquiva era Catra. Sin embargo, la actitud de Adora y el como no parecía entender nada de lo que le decía, terminaron por hacerla explotar finalmente y decirle la verdad. Le dijo que estaba enamorada de ella y lo mucho que odiaba el amarla como lo hacía, porque ella era una de las cosas que más deseaba, pero que jamás podría poseer. Luego de esto desvió la mirada con los ojos enrojecidos y humedecidos por aquellas traicioneras lagrimas que habían aparecido sin que nadie las llamara; a raíz de esto comenzó a sentirse patética y estúpida, no quería ver la expresión de Adora y no podía dejar de pensar en huir de ahí de una vez por todas.

Pero Adora no se lo permitió.

— Mírame —Demandó Adora, pero Catra se negó a hacerlo— Catra, mírame.

— ¡No quiero! —Continuo reacia a complacerla, como si no fuera suficiente todas la veces que hizo el ridículo frente a ella ese día.

— Por favor, Catra —Esta vez le suplico— Necesito que me mires, por favor.

— ¡No!

— Entonces haré que me mires —Sentencio Adora usando su fuerza para retener y recostar a Catra en la banca en la que estaba sentada, para luego adueñarse de sus labios repentinamente.

Sorprendida Catra abrió los ojos y contemplo los de Adora, los cuales esperaban expectantes su reacción, para luego iluminarse cuando se aventuró a corresponder aquel torpe beso con todo lo que tenía, profundizándolo y disfrutándolo al máximo, tomando a Adora por la cintura y sentándola sobre su ella y pegando sus cuerpos tanto como le era posible, hasta que se vieron obligadas a separarse un poco para recuperar el aliento.

Aquello sin duda había sido genial, no, más que genial para Catra porque ahora ella también tenía la respuesta que necesitaba y aunque Adora seguía guardando alguna que otra inseguridad respecto a esto que estaba experimentado por primera vez en su vida, Catra no pensaba dejarla ir tan fácil y aprovecharía todo el tiempo que les quedaba hasta la graduación, para demostrarle que no había tomado la decisión equivocada al darle una oportunidad, la cual pensaba aprovechar al máximo no solo para hacer las cosas bien, sino para que Adora la conociera como era realmente y vaya que lo hizo.

Por más que Adora pensaba que la distancia que las separaba de la cama era que Catra encontrase una para ambas, la verdad era que la trigueña pensaba hacer todo como se debía, ingeniándosela para tener citas, así fueran furtivas, ayudándola a relajarse como hace tiempo no se lo permitía, apoyándola, conociéndola, compartiendo leves caricias y castos besos, llegando incluso a darle un buen masaje para liberar presión, a cocinarle también y a llenarla de pequeños gestos y detalles como lo haría de ser su novia y que su relación hubiera empezado de una manera más normal. Después de todo si lo que le interesara de ella fuera el sexo, no se hubiera dado tanta mala vida como lo había hecho hasta ahora, después de todo sexo casual podía conseguirlo cuando quisiera, pero Adora no era para ella una cualquiera y necesitaba que lo entendiera antes de pasar al siguiente nivel, en especial porque le importaban sus sentimientos y porque quería que ella llegara a quererla también más allá de la simple y llana atracción.

 

Realmente estaba trabajando duro para lograrlo, pero aun así al final todos sus esfuerzos fueron en vano, porque cuando llego la hora de la verdad, la hora de decidir y tomar las riendas de su vida junto a ella... Adora simplemente la rechazó y aun con el corazón roto, Catra siguió con el plan y se marcho, pues no podía forzarla a soltar su pasado ni mucho menos a amarla... aunque realmente le hubiera gustado mucho que lo hiciera.

 


— En la actualidad —

 

Con este ya eran cuatro los moteles que revisaban en busca de la trigueña y nada que había rastro de ella o de su moto, lo cual hacía que Adora y DT se preocuparan cada vez más por ella, en especial porque cada vez llovía con más fuerza y si ellos apenas si podían conservar el calor dentro del auto, no querían ni imaginar como estaría Catra en este momento...

Eso si no había tenido ningún accidente, claro.

— No —Murmuró Adora sacudiendo la cabeza para deshacerse de la idea— Ella está bien, tiene que estar bien, lo sé.

— No te preocupes —Dijo de repente DT más para sí que para Adora— no importa lo terca que sea, la gatita sabe cuidarse.

Adora sonrió levemente antes de desviar la mirada hacía la ventana, pues le era imposible no preocuparse con el terrible clima que estaban atravesando y por lo mal que debía estar Catra en ese momento, pues mientras más lo pensaba Catra llevaba dándole señales sobre su atracción hacía ella casi desde el comienzo, solo que ella era demasiado idiota como para notarlo, incluso cuando comenzó a ser un poco más evidente con la partida de su hermana Mara, ya que desde entonces la trigueña no solo había comenzado a molestarla y a provocarla más, sino que muy a su extraño modo la ayudaba y se preocupaba por ella.

Realmente mientras más lo pensaba, más se preocupaba y deseaba encontrarla cuanto antes... y es que había tanto que explicar que simplemente no sabía por dónde demonios podía empezar. Solo esperaba que cuando la encontraran, esta al menos la dejara hablar, no huyera, ni la rechazara por su estúpido orgullo o por alguna otra tontería que se le hubiera metido en la cabeza.

— Voy a virar aquí para revisar el motel que esta más adelante —Anunció DT al ver la bifurcación más adelante con más seriedad de lo normal— Si la gatita no está ahí, tendremos que detenernos un momento para recargar gasolina... no tenía planeado hacer un viaje largo hoy y si no recargo, nos quedaremos varados en el camino.

— Okey —Asintió sintiendo como un mal presentimiento se alojaba en su pecho y aunque quiso protestar, sabía que no tenía sentido hacerlo ya que demasiado estaba haciendo DT con ayudarla a buscar a la escurridiza trigueña.

Diez minutos después del anuncio de DT, Adora pudo divisar a lo lejos el anuncio del motel, el cual indicaba que todas las habitaciones estaban ocupadas, pero para alivio de ambos justo en frente había una estación de autoservicio. DT decidió aparcar directamente en la estación de autoservicio, pero apenas se detuvo, Adora salió disparada del auto hacía el motel, dispuesta a buscar a la trigueña cuanto antes poniendo en una situación difícil a su compañero que ahora tenía que intentaba poner a cargar el tanque tan rápido como le era posible con ayuda del empleado de turno, que obviamente preferiría estar durmiendo dentro de la tienda que haciendo su trabajo.

Adora corrió directo a la recepción del motel, intentando no exasperarse al encontrar a una pareja discutiendo con el encargado por no tener lugar. Ella primero intentó esperar, pero la pareja intransigente no parecía tener ganas de terminar su reclamo por ahora, ni siquiera cuando el encargado obviamente los estaba ignorando a la espera de que se cansaran y se marcharan. Por un momento el hombre posó su mirada en Adora escaneándola con la mirada de una manera que se le resulto un tanto incomoda a la rubia, para luego suspirar pesadamente e indicarle con un gesto que se acercara al mostrador, a lo que Adora dudo por un momento, pero al final se armó de valor y se acercó al hombre.

— No sé porque están llegando colegialas a mi motel en esta tormenta, pero si buscas a tu amiga está en la habitación 72 —Respondió con pereza aun ignorando a la pareja histérica— una morena bajita de ojos raros...

— Catra —Dijo en un hilo de voz Adora antes de salir corriendo al pasillo de habitaciones.

— ¡Hey! —Gritó el encargado levantándose bruscamente de su asiento dispuesto a perseguir a aquella chica, pero apenas salió de la recepción algo lo hizo impactar violentamente contra la pared, asustando a la pareja que hasta ese momento detuvo sus quejas y se marchó rápidamente.

— Quieto ahí —Ordenó con voz fuerte y autoritaria el responsable de la violenta arremetida que sufrió el pobre encargado, ahora paralizado ante aquel intimidante sujeto.

Se trataba de DT, quien apenas se aseguró de que el inepto a cargo de la estación de servicio se encargara de llenar el tanque de su auto, corrió tras Adora y al entrar a aquel motel lo primero que vio fue a la rubia corriendo hacía el pasillo de habitaciones y a aquel imbécil yendo tras ella, por lo que no lo pensó dos veces para detenerlo y dejarle las cosas claras antes de que se le ocurriera hacerle algo gracioso a la imprudente rubia que vaya a saber Dios a dónde iría.

— Escúchame bien, viejo —Aunque DT no era fan de la violencia, no tenía problema alguno en usarla cuando fuera necesario, como lo era ahora el aplastarle el cuello al encargado para que entendiera que no le convenía tentar a su suerte— Si algo le pasa a esa chica, te lo haré pagar por mil ¿Entiendes?

Aterrado al no poder liberarse del agarre de aquel amenazador rubio con aspecto de pandillero, el encargado solo alcanzo a asentir ante la presión en su cuello y la falta de aire, a lo que DT asintió de igual manera, pero sin atenuar la severidad de su mirada y se separó del encargado lo necesario para que este pudiera respirar, pero no lo suficiente para que pudiera escapar de él.

— Ahora llévame con ella —Ordenó señalando con el mentón el pasillo por el cual Adora había desaparecido— y que sea rápido.

Por su parte Adora, sin pensar en nada más que no fuera la trigueña, recorrió el pasillo hasta el final, donde se encontraban las escaleras que llevaban a los pisos superiores, llego al tercer piso y recorrió aquel pasillo viendo una a una todas las habitaciones buscando el número indicado, hasta que finalmente la encontró. Su respiración antes acelerada por el repentino Sprint, ahora se sentía pesada conforme el miedo se adueñaba de ella y la hacía dudar antes de tocar, porque ¿Qué haría si Catra se negaba a hablar con ella? ¿Cómo podía convencerla de que le diera aunque sea la oportunidad de explicarse? ¿Qué haría si ni siquiera abría la puerta? Simplemente tenía demasiadas preguntas y ninguna respuesta.

Lo único que podía hacer era tocar y esperar a ver lo que pasaba.

Primer golpeteo, no hubo respuesta.

Segundo golpeteo, con más fuerza, no hubo respuesta.

Tercer golpeteo, con más fuerza aun, tampoco hubo respuesta...

Ya para el cuarto intento, hasta pateo la puerta y no se detuvo hasta que esta se abrió abruptamente, dejando ver tras de si a un malhumorado hombre que parecía dispuesto a golpear a quien fuera que estuviera intentando derribar su puerta, pero al verla se detuvo en seco y sin pudor alguno la inspeccionó de pies a cabeza evaluativamente, sonriendo ladinamente al final. Solo entonces Adora se percató de que aquel robusto hombre no tenía camisa y el pantalón lo tenía apenas puesto, con la correa suelta, desabotonado y el cierre abajo.

— Vaya, vaya. No esperaba más compañía esta noche, pero mientras más seamos, mejor —Aún inmersa en el shock inicial al ser recibida por aquel mastodonte, Adora no pudo reaccionar a tiempo cuando este se le fue encima y bruscamente la acorraló contra la pared— tal parece que tengo entre manos a otra niña problemática.

— ¡No! ¡Apártese de mi! —Gritó tratando de quitarse a ese mastodonte de encima, pero este solo sonrió divertido ante el inútil forcejo de Adora.

— Uuy y esta es toda una fiera además —Soltó una sonora carcajada mientras trataba de arrastrarla a la habitación, pero Adora seguía resistiéndose y forcejeando con él.

— ¡Hey! —De repente un potente grito junto a un par de manos, se hicieron presentes agarrando a aquel sujeto y tirándolo con fuerza hacia atrás, apartándolo de Adora y haciéndolo chocar contra una de las paredes del pasillo.

Dos figuras aparecieron ante Adora en ese momento, DT y el encargado del motel, el primero le plató cara al mastodonte, mientras que el segundo se apresuró a socorrerla y a verificar que estuviera bien.

— ¡¿Pero qué mierda?! —Gruñó enfurecido el hombre, irguiéndose, apartándose de la pared y alzando los puños listo para lo que fuera— ¡Oh no, consíguete la tuya imbécil!

DT no dijo nada solo alzó los puños y con su mejor cara de matón se preparó para lo que fuera, mientras presenciaba la escena sin saber que decir o hacer para que ambos se detuvieran.

— ¡Arrrgh! —De repente el mastodonte grito a la vez que una de sus piernas se flexionaba abruptamente haciéndolo caer de rodillas al suelo.

Instante en el que un par de delgados brazos trigueños pasaron alrededor de su cuello desde atrás, cerrándose una llave a la vez que cierta trigueña aparecía a la vista, asegurando la llave y trancándole la respiración al mastodonte, ejerciendo presión en el cuello de este a la vez que se impulsaba hacía delante estrellándole la cabeza en el suelo a este. Se mantuvo así hasta que el enorme hombre dejo de moverse y su cuerpo se relajo por completo, terminando de desplomarse en el suelo inconsciente.

DT sonrió con orgullo.

— Buena esa gatita —Dijo a la par que esta se levantaba— nada como una buena mataleón.

— Cat...

— ¡Oh por Dios, Dylan! —De repente un angustiado chillido proveniente de la habitación de la cual había salido aquel sujeto, llamó la atención de todos— ¡¿Qué demonios hiciste?!

Adora no pudo evitar sorprenderse al ver a su lado a una mujer cubriendo su desnudez con una fina sabana, la cual corrió hacía el inconsciente Dylan preocupada.

— ¡¿Por qué no puedes estar más de dos malditos segundos sin cagarla?! —Le reclamó furiosa golpeándolo en la espalda tras comprobar que este seguía respirando, para luego levantarse interrogando con la mirada a DT— ¿Qué demonios le hiciste?

— ¿Yo? Pues nada —Respondió DT sonriendo burlonamente mientras se encogía de hombros— ¿No es así, gatita?

— Seh —Dijo la trigueña cruzándose de brazos y llamando la atención de la morena semidesnuda— Tu amigo se paso de la raya con mi amiga, así que lo puse a dormir ¿Algún problema?

EL malhumor y el desprecio reflejado en los peculiares ojos de la trigueña, así como su actitud hosca enmudecieron a la otra mujer, que supo ver que no le convenía provocar a la chica que tenía en frente.

— Yo... lo siento —Dijo finalmente entrecerrando los ojos por un momento avergonzada— Este idiota se vuelve un bruto cuando bebe.

— Pues, creo que ya es hora de conseguirse algo mejor ¿No crees? —Musitó DT guiñándole con complicidad, para luego señalar al tal Dylan como si nada— En serio, encuentras cosas mejores que esto hasta en la basura.

— Córtalo ahí DT —Lo reprochó la trigueña a lo que este solo alzo las manos, para luego ir con Adora y ayudarla a levantarse— yo me encargo.

— Como ordenes, gatita —Asintió sin dejar de sonreír, guiando a Adora a la habitación que la trigueña había señalado, sin hacer preguntas ni más comentarios.

Cuando Adora pasó al lado de Catra, esta ni se digno a verla y se dirigió hacia el encargado del motel, como si ella no fuera más que aire y eso... eso se sintió realmente feo para Adora, que vio sus palabras morir cuando los ojos de la trigueña ni siquiera buscaron los suyos cuando se cruzaron, pero no podía culparla, después de todo ella la había lastimado primero y ahora solo estaba recibiendo lo que se merecía.

Apenas entraron a la habitación DT la llevo hasta la cama y luego se acostó en el suelo sobre la alfombra, con los brazos extendidos a ambos lados de su cuerpo y con los ojos cerrados, luciendo relajado a pesar de todo. Mientras que Adora no despegó los ojos de la puerta, hasta que después de un cuarto de hora esta finalmente se abrió dejando ver a una aún malhumorada trigueña.

— Número —Dijo DT levantándose de un salto y extendiendo su mano hacia la trigueña como si nada.

— 65 —Respondió con voz pesada mientras le entregaba unas llaves— Ocho en punto Trouble.

— Okeeeeey —Suspiro con cansancio para luego susurrarle al oído— Ha sido un día difícil, no seas tan dura.

Y se marchó, dejando finalmente a las chicas a solas. Adora no pudo evitar tensarse, mientras que Catra solo se cruzó de brazos y recostó la espalda en la pared con cara de fastidio y disgusto.

— ¿Qué pasó allá atrás? —Preguntó de mala gana Catra, llamando la atención de Adora.

— E... El encargado me dijo que estabas en la habitación 72, pero era la de ese hombre y...

— Se te fue encima como el cerdo asqueroso que es —Completó Catra rechistando los dientes molesta— ¿Por qué no te lo evitaste? ¿Por qué al menos no le pateaste la bolas para quitártelo de encima?

— No lo sé —Confesó bajando la mirada al suelo— yo... yo solo quería verte y... y explicarte todo, pero cuando no saliste y apareció ese hombre con los pantalones sueltos y... y ese asqueroso olor a alcohol, me impactó. Mi mente se quedó en blanco por un momento y luego creí que... creí que tú y él...

— ¡Adora! —La reprochó Catra haciéndola encogerse en su sitio y clavar la mirada en el suelo.

No pasaron ni dos segundos para que Adora sintiera a Catra acercarse con pasos pesados y mentalmente se preparó para recibir una bofetada, que esta la zarandeara, le gritara o todo junto, pero en su lugar esta solo la abrazó.

— Llora —Ordenó suavemente mientras la sostenía con cuidado, pero a la vez con firmeza entre sus brazos— solo... llora.

Y como si fuera algún tipo de encantamiento, Adora se aferró a ella y simplemente empezó a llorar mientras Catra solo le acariciaba suavemente la espalda. Y así estuvieron por quien sabe cuanto tiempo hasta que Adora finalmente se calmo, Catra se separó de ella, estiró las piernas al haber estado tanto tiempo arrodillada, busco un poco de agua en la mini nevera que tenía en la habitación y se la dio a Adora, sentándose a su lado en la cama mientras esta bebía lentamente intentando calmarse.

— ¿Mejor? —Preguntó Catra inclinándose un poco y viéndola desde abajo con curiosidad.

— ¿No estas molesta conmigo? —Se atrevió a preguntar— ¿Po... por todo?

— Ah no, aún te quiero matar Kovacs —Respondió aseverando su tono al final— pero cuando llegué aquí, me duché y pensaba solo en acostarme a dormir para olvidar todo lo de hoy, tomé mi teléfono para colocar la alarma y vi los mensajes de Trouble en la pantalla. Estos mensajes.

Adora tomó el teléfono de Catra y comenzó a leer.

GATA ESTÚPIDA! ¿QUÉ TE COSTABA ESPERAR DOS MINUTOS MÁS?"

Luego había más mensajes de DT los cuales de seguro escribió mientras conducía.

"Dime ¿Dónde estas? O mejor quédate en el primer motel que veas y espérame"

"Gatita, es peligroso que sigas así, contesta o deja de manejar con esta lluvia".

"Si querías preocuparnos, felicidades, ya lo hiciste, lo admití, ahora deja de ser tan terca y para en algún puto motel"

— Y no quieres ver el resto —Suspiró tomando su teléfono de vuelta— al poco rato escuche un escandalo en el pasillo y cuando me asomo por el ojo mágico de la puerta vi al cerdo y a DT y bueno, el resto ya lo viste.

— Si...

— ¿Qué haces aquí, Adora? —Preguntó finalmente haciendo que Adora volviera a tensarse— pensé que ya habías tomado una decisión.

— Tenía miedo... —Respondió casi en un murmullo, a lo que Catra solo la observo— aún lo tengo, estoy confundida y todavía no sé si fue lo correcto venir así tras de ti, pero... cuando te vi subiendo a la moto... y como no te detenías por más que te llamara, me sentí realmente estúpida por no haber tomado tu mano antes, por haber dudado, por haber tenido miedo, pero sobretodo por no haber confiado en ti...

Catra continuó observándola en silencio, inmutable e inexpresiva. Le estaba dando la oportunidad de hablar y tenía que aprovecharla aunque no supiera cómo.

— Estas seis semanas juntas han sido irreales, fantásticas... especiales —Confesó optando por seguir viendo el suelo— demasiado diría yo para algo que iba durar hasta la graduación... incluso llegue a pensar que sería lindo si pudiéramos seguir así en la universidad, o incluso después, pero sabía que era imposible...

Catra permaneció en silencio.

— Mi madre jamás lo permitiría y tu padre no sé lo que te haría o a Sharon si lo descubría —Adora siguió sintiendo la penetrante mirada de Catra sobre ella, lo que comenzaba a cohibirla— La verdad es que me acobarde, tuve miedo y aún no sé lo que quiero hacer con mi vida... solo sé que no te quiero perder, es lo único que tengo claro ahora.

Tras esto el silencio reinó en la habitación, con Catra viendo fijamente a Adora desde un costado y esta viendo fijamente al suelo esperando la reacción de la trigueña sea cual fuera. Tras unos minutos, Catra suspiró sonoramente, apoyo los brazos en sus piernas y se revolvió el cabello, luego solo se levantó y sin decir nada salió de la habitación, dejándola completamente sola durante casi una larga y tortuosa hora y media, para luego volver con un par de latas de cerveza en sus manos, desechó una al llegar y abrió la otra mientras cerraba la puerta de la habitación.

— Quiero que me respondas algo. Con un "si" o un "no" es suficiente ¿Okey? —Dijo finalmente mientras se recostaba de la puerta, Adora solo asintió expectante a lo próximo que diría— ¿Eres feliz con tu vida como es ahora?

— No —Respondió tras unos segundos, pues nunca había sido propiamente feliz, en especial desde que se marchó su hermana.

— ¿Quieres seguir así?

— No...

— Entonces —Catra arrojo la lata vacía de cerveza a la papelera y se acercó a ella hasta quedar cara a cara— ¿Qué es lo que quieres, Adora?

Por un instante Adora solo contempló desde abajo los ojos de la trigueña, que aguardaban expectantes y curiosos su respuesta sin perder la fuerza y severidad en ningún momento. Pedían sinceridad y eso es lo que Adora les daría.

— A ti —Respondió con franqueza sin apartar la mirada de los ojos de la trigueña— Te quiero a ti, Catra... es lo único que sé por ahora.

— Bien, pero si vas a jugar conmigo... —Sin rodeos, Catra sostuvo el rostro de Adora entre sus y manos, se inclinó hacía ella y la beso con la misma necesidad y afecto con la que Adora le correspondió, hasta que Catra decidió separar se de ella, pero solo lo suficiente para poder verla a los ojos— al menos procura que me divierta.

No era la primera vez que Adora escuchaba esa frase, pues Catra la dijo aquella vez que le robo un beso en el hospital, así como también recordaba lo mucho que le costó enfrentarla al día siguiente y hacerla entender que no la rechazaba, así como también recordaba que le había dicho que era cien por ciento seria en todo lo que respectaba a ella y su relación. En otras palabras, le estaba diciendo si en verdad eran ciertas sus palabras, entonces ya no había marcha atrás y que si no estaba dispuesta a todo, entonces era mejor que regresara por donde vino y fingiera que este encuentro jamás había ocurrido.

— No estoy jugando —Sentenció Adora con más fuerza de la que pretendía, aferrándose a la camisa de Catra— voy en serio.

— Bien —Finalmente una sonrisa se dibujo en los labios de la trigueña, a la vez que usaba su peso para recostarla de la cama depositando un suave beso en el cuello de Adora— Porque a partir de ahora ya no hay marcha atrás, princesa.

A pesar del rumbo que parecía que iban a tomar las cosas, Catra ascendió hasta sus labios y tras robarle el aliento con un profundo beso, se dejo caer a su lado con lagrimas en los ojos a la vez que acariciaba suavemente la mejilla de Adora.

— Hablo en serio, idiota —Dijo Catra, ya sin poder contener por más tiempo las inmensas ganas de llorar que se apoderaron de ella desde el momento en que la vio en el pasillo— si vuelves a hacerme... a... algo así... de... desapareceré para siempre ¿Entiendes?

Llorando nuevamente y sin poder controlarse por más tiempo, Adora se giró y se fundió en un abrazo con Catra. Ambas lloraron y se aferraron la una a la otra por largo rato hasta que finalmente todo el estrés de ese día terminó pasándole factura a Adora y se quedó dormida. Catra solo se mantuvo observándola fijamente mientras dormía, acariciándole suavemente el cabello para luego descender a la mejilla de esta y de ahí pasar al hombro y finalmente a su cintura, como si quisiera asegurarse de que en verdad fuera Adora la que estaba frente a ella y no una ilusión. Luego se levantó, la cargó con cuidado, la acomodó con cuidado en la cama, después la arropó y apagó las luces; la contempló una última vez y salió de la habitación con extremo sigilo y cuidado para no despertarla, paso llave y con pasos pesados fue a la habitación de DT, quien tras el primer golpeteo abrió la puerta, recibiéndola con los brazos abiertos, pues justo ahora era el único que podía entenderla y apoyarla.

— ¿Día complicado? —Bromeó mientras le acariciaba suavemente el cabello de esta.

— Cállate rubia oxigenada —Gruño ocultando la cabeza en el pecho de DT.

— ¿Disculpa? Este rubio es cien por ciento autentico y mucho más bonito que el de tu rubia, hmp —Se jactó ondeando petulantemente su larga melena rubia con orgullo— pero dejando eso de lado ¿Todo bien?

— Si... eso creo.

— ¿Entonces volvemos al plan original "Lesbianas inútiles a la fuga"? —Bromeó recibiendo un puñetazo en las costillas de parte la trigueña— ¡Hey! ¡Sabes que es verdad!

— Inútiles tus nalgas —Replicó sin separarse de DT, mientras intentaba contener la risa— pero si, volvemos al juego. Gracias por traerla.

— Entonces gatita —Musitó ignorando eso último y entregándole su teléfono— tienes varias llamadas por hacer, empezando por esta ¿No crees?

— Si —Suspiró pesadamente al ver el nombre en la pantalla— sino nada de esto resultará con ella aquí.

Tras terminar con todas las llamadas pendientes que tenía, le agradeció a DT nuevamente consciente de mal que se le daba a este lidiar con ese tipo de cosas, para luego regresar a su propia habitación, en la cual Adora seguía descansando plácidamente y ajena a todo lo que acababa de ocurrir.

Catra no pudo evitar sonreír levemente ante la escena, camino con pasos ligeros hacia la cama y se acostó junto a Adora que en ese momento le daba la espalda, luego se acercó tanto como le fue posible y la abrazó por la cintura, aventurándose a meterla mano por la camisa de esta para acariciar su abdomen y aunque se vio tentada a subir más, se contuvo, limitándose a tocar con cuidado la frente en la espalda de Adora, temerosa de despertarla y que el encanto se acabase y se viera obligada a volver a la realidad de encontrarse sola en aquella habitación y que el reencuentro con Adora no hubiera sido nada más que un mal sueño, pero por más que temiera esto o el quedarse dormida, al final su cuerpo cedió al cansancio y se durmió profundamente.

No pueden culparla por ser escéptica a estas alturas del partido, pues ya estaba más que cansada de ilusionarse para terminar sufriendo de nuevo.

Este caótico reencuentro marcaba el final de una etapa de sus vidas, así como el inicio de otra como fugitivas. Una etapa en la que Adora aprendería a vivir plenamente como jamás lo hizo; una etapa que seria un tanto alocada y caótica a su manera, pero que como todo en los planes de cierta trigueña, tenía una razón de ser. 

Notes:

Hello moto, aquí finalmente les traigo la 3era parte del cap V de ATTSS. Con este capitulo concluye la primera parte de la historia de Catra y Adora, cerrando una etapa de sus vidas para adentrarse en otra que iniciara a partir del sexto capítulo, pues ahora es que les quedan cosas por vivir en esta historia.

Antes de continuar quisiera preguntarles algo, ya que el drama no es mi fuerte díganme ¿Si a cumplido con el drama que esperaban al empezar a leer o se queda corto? Sus opiniones me ayudan a crecer y a mejorar como escritora, así que por favor no se cohíban y respondan con sinceridad, ya que eso no afectara en nada en curso de la historia ni me hará pararla ni nada por el estilo.

Sin más que agregar, les agradezco a todos los que leen y siguen esta historia, espero seguir viéndolos en los próximos capítulos y que por más que quieran ahorcarme en algunos de esos, espero que les gusten.

Chao, cuídense mucho y ya nos veremos en el próximo capitulo.

https://www.youtube.com/watch?v=TRIGmEC7Sj0  (Acá les dejo el link de una presentación en concierto de t.A.t.U cantando All The Things She Said en concierto XD)

Nota: Como tal son 20 capítulos, pero el contador marca 24 por el especial que agregue y porque tuve que dividir el capítulo V en tres partes. Así que no se preocupen que esta historia esta pensada de principio a fin, con sus altos y bajos, plot twist y demás cositas que les tengo preparadas XD.

Chapter 10: Capítulo VI: Not Gonna Get Us.

Summary:

Tras toda tormenta viene siempre la calma, la cual trae consigo sentimientos y emociones mezcladas que pueden llegar a ser díficiles de interpretar y con ello Adora no puede evitar sentirse perdida y vulnerable.

Por un lado está Catra, su libertad y todo lo que espera de ahora en adelante. Mientras que por otra parte está su padre, su madre y todo lo que estaba dejando atrás por algo cargado de incertidumbre y quizás más drama del que podría manejar.

Por segunda vez en su vida no sabe que hacer con todo lo que le esta pasando, aunque esta vez quiere creer que Catra estara ahí guiando y ayudandola a afrontar todo lo que el mañana le depara.

Quizás sea algo estúpido, pero necesita creer en ella... Necesita creer en Catra.

Chapter Text

Quizás el tan esperado reencuentro con Catra no fuera el más romántico y emotivo que hubiera podido imaginar, pero al menos en lugar de ser el temido escenario lleno de odio y rechazo que Adora había contemplado, resultó ser un momento un tanto ajetreado y tenso en el que de alguna manera lograron entenderse y en el que decidieron seguir juntas a pesar de todo. No hubo besos apasionados ni lujuria, solo alivio y comprensión, así como una merecida y extrañamente confortable noche de sueño, donde entre los brazos de la testaruda trigueña, Adora se sintió en paz y segura quizás por primera vez en su vida.

 

Esa noche no hubo pesadillas, ni el constante recuerdo de su madre presionándola con quien sabe que cosa que se le hubiera ocurrido. Adora, no recuerda lo que soñó o si siquiera lo hizo, solo sabía que la sensación que la embargó al despertar esa mañana y encontrarse con el relajado rostro de la trigueña durmiendo plácidamente a escasos centímetros del suyo, era algo que no podía describir con palabras, pero que la había estremecido de tal manera, que simplemente no pudo evitar el contemplar la belleza de la chica totalmente embelesada, mientras su corazón latía a desfase con su respiración, ya que el primero iba casi a la carrera, mientras que la segunda era suave y pausada, como si temiera despertarla y arruinar el momento.  

 

Aunque al mismo tiempo, Adora se sentía tentada a despertarla, solo para comprobar que todo lo que estaba pasando en este momento era real y no solo un triste sueño que estaba teniendo después de haberse dormido llorando por ser una idiota y por haber perdido a Catra, quizás para siempre.

 

De pronto, como si sus pensamientos pudieran proyectarse fuera de su mente, Catra se removió incomoda y Adora aguantó la respiración, tensándose hasta el extremo en el que ni siquiera se atrevía a parpadear, mientras que la trigueña comenzaba a abrir lentamente los ojos, centrando su atención en ella apenas su adormilada mente asimilaba quien era la rubia que tenía en frente en ese momento. Una hermosa sonrisa se dibujó en los labios de esta antes de depositar un suave y corto beso en los de Adora, la cual finalmente parpadeó sorprendida ante la naturalidad de aquel gesto matutino, contribuyendo sin saberlo a que la sonrisa de Catra se tornase en una cargada de burla mientras la apreciaba divertida.

 

— Buenos días, idiota —Murmuro Catra disfrutando cada segundo de ese despertar— ahora es tu turno.

 

Y así sin pensarlo Adora se impulsó de repente hacía ella y la besó de vuelta, sorprendiéndola esta vez, pero siendo bien recibida igual.

 

— Buenos días, idiota —Sonrió Adora finalmente sin poderlo evitar, mientras la abrazaba con fuerza.

 

— Buenos días, princesa —Sonrió Catra, correspondiendo al abrazo y sintiéndose extrañamente emocionada, mientras disfrutaba de ese agradable despertar y de que fuera Adora lo primero que viera al despertar en lugar de un espacio vacío y una almohada empapada en lágrimas—¿Lista para convertirte en una fugitiva?

 

— No —Confesó sin dejar de sonreír— Tendrás que ayudarme con eso.

 

— Por supuesto —Dijo Catra, sintiendo como una extraña energía comenzaba a apoderase de todo su cuerpo ante lo que les esperaba de ahora en adelante, pero se contuvo depositando un cariñoso beso en la cabeza de Adora, para luego separarse de ella— Ve a ducharte. Yo iré a despertar a la otra rubia idiota.

 

Sin embargo, Catra no pudo terminar de levantarse cuando Adora se aferro a su cintura, reteniéndola.

 

— Catra… —Dijo en un murmullo apenas audible, que preocupo a Catra en el acto.

 

— ¿Qué… qué sucede? —Se animó a preguntar la trigueña, intentando contener la urgencia en su voz y la ganas de obligarla a que la viera para verificar que le ocurría.

 

De alguna manera, Catra logro transformar todo eso que sentía en una simple y suave caricia en la espalda de la rubia, que mantenía la cabeza oculta su vientre, mientras seguía aferrándose a ella.

 

— Adora —Urgió Catra comenzando a exasperarse por la falta de respuesta de la rubia.

 

— No te irás de nuevo ¿Verdad? —Dijo finalmente haciendo que Catra sintiera una amarga punzada de culpa.

 

— Siempre y cuando no me rompas el corazón de nuevo, no lo haré —Pudo sentir el cuerpo de Adora tensarse ante esta respuesta, pero por más que quisiera tranquilizarla con alguna mentira piadosa, sabía que lo mejor que podía hacer por ella era ser franca— pero ojo, no me malinterpretes. No pretendo obligarte a quedarte conmigo ni nada por el estilo, tampoco te obligaré a que me ames ni nada… Solo quiero que seas franca conmigo, ya sea que quieras seguir con esto o no, solo tienes que decirlo, pero hazlo solo cuando estés segura de lo que quieres.

 

No hubo respuesta, así que Catra tomó esto como una señal para continuar.

 

— Adora, quiero que de ahora en adelante pienses en lo que quieres —Dudaba mucho que ella estuviera entendiendo a lo que se refería, pero esta era la mejor manera en la que podía poner en palabras todo lo que tenía en mente— y me refiero a lo que realmente quieres, más allá de mi o de cualquier otra persona o cosa que no seas tú. Quiero que seas egoísta y que dejes de poner a otros antes que a ti, incluso puedes ser algo caprichosa si quieres y pensar en grande.

 

De nuevo no hubo respuesta más allá de un leve temblor en el cuerpo de la rubia.

 

— Adora…

 

— Yo… yo… —Catra estaba comenzando a arrepentirse de ser tan franca con ella, porque obviamente Adora no sabía como lidiar con todo esto ahora, así que solo podía aguardar por su respuesta— yo no sé cómo hacer eso. No lo sé, Catra y… ¿Y si cometo un error? ¿Y si nunca aprendo a ser egoísta o caprichosa como dices? ¿Y si…?

 

— Shhhhh —Ya no podía aguantarlo más, esta vez solo la abrazo como pudo y trato de calmarla acariciando suavemente su espalda— No tienes que forzarte.

 

— Pero tú dij…

 

— Sé lo que dije —La interrumpió Catra sin detener sus caricias, mientras esperaba que lo siguiente que iba a decir no fuera a empeorar las cosas— pero hey, para eso es este viaje ¿No?

 

Finalmente Adora se removió un poco debajo de ella y Catra se apartó para que pudiera alzar la mirada hacía ella.

 

Parecía confundida.

 

— No te estoy pidiendo que aprendas esto de un día para otro, tonta —Sonrió con sorna mientras se aventuraba a limpiar aquellas pequeñas lagrimas fugitivas que ahora se deslizaban por las mejillas de la rubia— lo irás aprendiendo de a poco durante el viaje y yo voy a estar ahí para ayudarte en cada paso del camino ¿Qué te parece?

 

— Que… que… ¡Que eres una idiota! —Respondió repentinamente, pasando de la tristeza al enfado en menos de un segundo.

 

Luego apartándose de Catra y dándole la espalda molesta, continuó

 

— ¡¿No podías solo decir eso en primer lugar?! ¡¿Por qué demonios te gusta tanto complicar las cosas?!

 

Soltando una estruendosa y molesta carcajada, Catra la abrazó por detrás y por más que Adora forcejeó y se quejó, no la soltó hasta que se “calmo” lo suficiente para escucharla.

 

— Ya sabes que no me gustan las cosas fáciles —Dijo Catra sin dejar de sonreír recibiendo un coscorrón de parte de la rubia— Hey, hey, cuidado con esas manos de plomo, señorita.

 

— ¿No ibas a despertar a DT? —Refunfuño cruzada de brazos y reacia a ver a Catra a la cara, pues se supone que estaba molesta con ella— ¿Qué esperas entonces?

 

— A que me digas que estas bien —Respondió Catra, de nuevo tornándose seria mientras apoyaba el mentón en el hombro de Adora y afianzaba su agarre.

 

— No estoy bien —Confesó finalmente Adora sin poder aguantar más— nunca sé lo que hay en tu cabeza y sigo preocupada por lo que dijiste, pero…

 

Adora respiro hondamente y trato de poner sus ideas en orden.

 

—  Voy a confiar en ti —Agregó aferrándose a las manos de Catra— así que solo no… solo no desaparezcas de nuevo, por favor. Prométemelo.

 

As you wish, princess —Catra sonrió y deposito un beso en la mejilla de Adora— Iré a despertar a la otra rubia. Tiene el sueño pesado así que voy a tardar un poco en volver ¿Estarás bien?

 

— No soy una niña, Catra —Refunfuñó de nuevo removiéndose en los brazos de la trigueña.

 

— Okey —Asintió Catra separándose finalmente de ella y levantándose casi de un salto de la cama.

 

Tomó su mochila y sacó un cambio de ropa que había preparado para ella además del que llevaba puesto, junto a un tercero que guardó en caso de emergencia.

 

— Se que no es tu estilo, pero puedes usar esto después de que te duches. Vuelvo pronto.

 

Y así sin más ni menos, Catra se marchó a toda prisa de la habitación, dispuesta a despertar a la bella durmiente de DT así fuera a la fuerza o no saldrían a tiempo de aquel motel, después de todo la trigueña tenía un itinerario y una ruta trazada para este viaje y si quería que todo resultara bien, no podía permitirse perder tiempo por más imprevistos, ni por el sueño pesado de su amigo. Mientras tanto Adora se dejo caer pesadamente en la cama apenas Catra se marchó, sintiéndose agotada después de ese despertar lleno de emociones fuertes y contradictorias.

 

Solo esperaba que el resto viaje no fuera así.

 

Quizás estaba siendo paranoica, pero realmente temía que al terminar de ducharse descubriera que Catra se marchó sin ella de nuevo y, aunque esta le había dicho que se quedaría con ella, lo primero que dijo no dejaba de mortificarla y es que… es que… Mierda, todo había sido tan confuso que para estas alturas del partido, Adora no podía estar más tensa, a pesar de que sabía que no ganaría nada con eso, ni mucho menos siguiendo dándole vueltas al asunto. Por ahora solo podía confiar en Catra y esperar a que esta volviera.

 

Aunque eso no quitaba que no pudiera desahogarse un poco mientras se duchaba, lo cual seguramente Catra y DT de seguro notarían apenas la vieran, pero era lo mejor que podía hacer si esperaba poder iniciar este viaje como se debe y no agobiar a Catra con su exagerada emotividad, que parecía estar a punto de desbordarse a cada segundo que pasaba.

 



 

Mientras tanto, en la habitación de DT, se llevaba a cabo un feroz encuentro entre Catra y el rubio; con la primera batallando para sacarlo de la cama mientras este se aferraba con fuerza al colchón, reacio a levantarse tan de “madrugada”, cuando apenas si eran las 6:05a.m.

 

— TE DIJE QUE QUERÍA TU RUBIO TRASERO LISTO PARA LA MAÑANA ¿POR QUÉ MIERDA SIGUES DURMIENDO? —Catra gritaba mientras intentaba sacar a DT de la cama.

 

— DIJISTE A LAS OCHO Y SON LAS SEIS APENAS ¡LAS SEIS! —Replicó aferrándose con más fuerza al colchón.

 

— TE TOMA MÁS DE UNA HORA ARREGLARTE, ASÍ QUE NO ME VENGAS CON ESAS, IDIOTA —Contraatacó, hartándose de tirar de las sabanas y abalanzándose sobre este dispuesta a sacarlo de la cama a como de lugar.

 

El forcejeo duró hasta que ambos cayeron estrepitosamente al suelo, donde tras retorcerse unos segundos por el inesperado golpe, ambos se dieron la espalda gruñendo cosas apenas inteligibles.

 

— ¿Y bien? —Preguntó DT colocándose bocarriba y extendiendo los brazos resignadamente.

 

— ¿Y bien qué? —Gruñó Catra imitándolo hasta quedar bocarriba también.

 

— ¿Cómo metiste la patita esta vez, gatita? —Preguntó con toda la mala intensión de incomodarla, ya que si no podía dormir tanto como quería, al menos se divertiría a su costa.

 

— ¿Y qué te hace creer que metí la pata? —Replicó Catra a la defensiva, delatándose por completo— ¿No puede estar todo en orden por una vez?

 

— Conociéndote, no —Refutó sonriendo triunfante y maliciosamente ante el bufido de la trigueña— así que a ver, suelta la sopa.

 

— Bien, te lo diré, pero quiero tu trasero listo en quince minutos —Dicho esto DT se levanto con ánimos renovados dispuesto a prepararse, mientras le indicaba a Catra con una seña que se sentara en la cama— Dios, no puedo contigo.

 

— Menos quejas y más cuento, que no tenemos todo el día, gatita —La apuró mientras se adentraba al baño con una toalla y dejaba la puerta abierta para poder escucharla.

 

Catra suspiró resignada y se sentó junto a la puerta del baño en el suelo, pues no quería alzar tanto la voz mientras le contaba el peculiar amanecer que había tenido. Sorprendentemente durante todo el relato, solo el sonido de la ducha podía escucharse en el baño, pues DT no emitió sonido alguno mientras se bañaba, incluso luego de que Catra terminase de hablar no dijo nada hasta que salió del baño usando solo unos boxers grises y una toalla con la que secaba su larga melena rubia.

 

— Ven —Dijo con notable molestia mientras tomaba un peine y se sentaba en la cama, cerca del tocador para poder verse al espejo— ayúdame.

 

Catra asintió y siguió al rubio, tomando el peine y la larga melena de este y se dispuso a peinarla, mientras DT se aplicaba el desodorante y luego inspeccionaba su rostro en el espejo.

 

— Definitivamente la sutileza no es lo tuyo, gatita —Dijo finalmente DT mientras arrojaba el desodorante a su mochila— Esa niña esta en una montaña rusa de emociones desde que te retrasaste en tu viaje, llegas cuando ya da todo por perdido, le arrojas una bomba que la pone entre la espada y la pared, entra en crisis y no sabe que hacer, pero cuando reacciona y va a buscarte resulta que te fuiste, llora, se culpa y cuando vamos tras de ti, pasa unas seis u ocho horas de angustia por tu culpa, por tu seguridad y por la reacción que tendrías cuando la vieras. Te encuentra, la mantienes en suspenso y cuando finalmente esta asimilando todo en la mañana, la espantas recordándole todo lo que paso. Una puñalada hubiera dolido ¿No crees?

 

— Si, si, si, ya lo sé —Suspiró pesadamente dejándose caer de espaldas en la cama— ¿Sabes? Yo también estoy teniendo problemas para lidiar con esto. Y además, no eres el mejor para hablar de “sutilizas”.

 

— Querida, si yo soy tan sutil como un baño de acido, tú lo eres tanto como la Bomba H —Contraatacó y Catra rechistó los dientes en el acto.

 

Esta conversación era como ver a un par de burros hablando de orejas, ninguno tenía moral para criticar al otro, pero a la vez era por esto que sus palabras tenían más peso que las de cualquier otro.

 

— Bueno, supongo que ya tendré tiempo para arreglar eso luego —Catra suspiró de nuevo antes de levantarse de un salto de la cama— Termina de alistarte, voy a ducharme, me cambio y voy por Adora.

 

— Uuy saliste siendo toda una gatita cobarde al final, que pe… —Antes de que siquiera pudiera terminar la burla, una almohada impactó con brutal fuerza en su cara haciéndolo caer en la cama con un molesto escozor en los ojos y un hormigueo en la nariz.

 

Lo siguiente que vio fue la mueca burlona de Catra, sacándole la lengua infantilmente antes de encerrarse en el baño. DT pasó de la sorpresa a gruñir con disgusto, para finalmente sonreír con malicia, pues este juego era de dos y nadie podía ganarle cuando realmente se lo proponía.

 


Una hora después —


 

Tras una larga y sin sentido pelea de almohadas, DT y Catra salieron finalmente de la habitación, sonriendo tontamente por el resultado de su pequeña contienda. DT no dudó en marcharse a preparar todo lo que le había encargado la trigueña apenas estuvieron en el pasillo, después de todo no pensaba quedarse a ver como su hermanita se las ingeniaba para lidiar con la rubia que aguardaba por ella en su habitación. Catra por su parte, tuvo que armarse de valor para entrar a su propia habitación, pues sospechaba que le esperaba otro momento incomodo después de su pequeña metida de pata esa mañana.

 

Sin embargo, lo que encontró distaba mucho de lo que imaginaba, pues Adora se encontraba sentada en la cama distraída con algo en su celular, con un aire decaído y con la ropa que le había prestado y si no fuera por la tristeza que Adora desprendía en ese momento, seguramente habría tenido problemas para lidiar con lo que un sencillo pantalón pescador azul y una blusa lila resaltaban en la atlética figura de la rubia.

 

— ¿Lista? —Dijo para llamar la atención de Adora, sintiéndose culpable en cuanto los  enrojecidos ojos de esta se enfocaron en ella.

 

Maldita sea, había estado llorando y de seguro era por su culpa.

 

— ¿A dónde iremos? —Dijo Adora tras asentir y levantarse rápidamente de la cama.

 

— A un lugar donde nadie pueda molestarnos —Sin poder evitarlo, una leve sonrisa se dibujo en los labios de la trigueña ante la confusión de Adora— Pero antes haremos un par de paradas para asegurar varias cositas que nos servirán más adelante.

 

— Y supongo que no me dirás cuáles son esas paradas ¿Verdad? —Se atrevió a preguntar  con cierta cautela, pues quería evitar cualquier problema por ahora.

 

— Nagh, no es un secreto de estado, Adora. Es solo ropa, maquillaje, identificaciones falsas, comida, etc —Enumeró despreocupadamente mientras tomaba su mochila y salía de la habitación seguida de cerca por Adora— Vamos a tener que ocultarnos un tiempo, pero cuando las cosas se calmen seremos libres por fin.

 

— ¿Cómo puedes estar segura? —Se aventuró a preguntar, sintiendo la urgencia de expresar su preocupación— No es como si hubieras hecho esto antes y nuestras familias son bastante aterradoras cuando se lo proponen.

 

Por más que le molestara, Catra no podía culparla por dudar, después de todo el caso de la huida de Mara, así como el intento fallido de revelarse de Patrick y de sus tíos en su juventud, estaban entre las historias más conocidas dentro de aquel retorcido mundo empresarial en el que se habían criado. Sin embargo, ya que por fin Adora había decidido acompañarla no podía permitir que las dudas estropearan todo ahora, por lo que tenía que calmarla de alguna manera, sin decirle que ella era una de las personas detrás de la huida de su hermana mayor.

 

Sabía que tarde o temprano tendría que decírselo, pero ahora no era el momento adecuado.

 

— Lo sé, pero no llevo tanto tiempo planeando esto como para fracasar en el intento —Dijo sonriendo con sorna mientras bajaba rápidamente las escaleras de aquel pequeño motel— me he encargado de todo, en especial de no levantar sospechas frente a mi padre o a sus esbirros… y también tuve ayuda de varios amigos.

 

— Bueno —Adora suspiró no muy convencida, pero siendo cautelosa de que Catra no lo notará— ¿Y cómo llegaremos a la primera parada?

 

— Fácil —Respondió Catra en cuanto llegaron a la planta baja y se adentraron en el pasillo que conectaba con la recepción del motel— Iras con DT y…

 

— ¿No puedo ir contigo? —Preguntó temerosa de nuevo, mientras intentaba seguirle el paso a Catra que, con naturalidad, avanzaba con rapidez por el pasillo— ¿Por qué tengo que ir con DT?

 

— Porque si me hubieras acompañado desde un principio, habríamos hecho una parada en casa de un amigo para tomar un auto —Adora no pudo evitar sentirse de  nuevo culpable por esto— pero eso obviamente no pasó, así que te toca esperar a la siguiente parada donde cambiaremos a un auto… y antes de que lo preguntes, tenemos que cambiar a un auto para que sea más difícil rastrearnos y, eventualmente, haremos un par de cambios más por seguridad.

 

— Okey, solo tengo una pregunta más —Dijo deteniéndose un momento mientras Catra le entregaba al dueño del motel las llaves de la habitación.

 

Este miro a Adora con una mueca de disgusto por todo el ajetreo de la noche anterior, pero se detuvo cuando Catra golpeó el mostrador con el puño y clavó sus peculiares ojos heterocromáticos en él, viéndolo con cara de pocos amigos, mientras le indicaba a Adora que saliera del motel con una seña.

 

Apenas Adora estuvo fuera, pudo escuchar como Catra le dijo algo al dueño del motel antes de irse también, pero aunque no pudo entender bien lo que le dijo, era claro por la expresión de aquel hombre que no fue algo precisamente bonito ni amable.

 

— Aja ¿Decías? —Catra la instó a hablar como si nada, pasando a su lado y caminando hacía su moto.

 

— ¿Ah? —Catra solo la miró enarcando una ceja interrogante, mientras se subía a su moto— Digo si, si. No te preocupes, puede esperar, voy con DT.

 

Por un momento Catra hizo el ademán de detenerla, pero al final no se atrevió  y mientras Adora se apresuraba a entrar en el auto, lo último que Catra pudo ver fue a DT con el brazo apoyado en la puerta del conductor, gesticulando con la boca “gatita cobarde” bastante claro, antes de sonreír burlonamente y volver la vista al frente.

 

— Tsk, idiota —Rechistó los dientes mientras se colocaba el casco— deja de juzgarme... mierda.

 

Una de las cosas que Catra más odiaba era darle la razón a DT, seguido de cerca, por el no tener manera de refutarle lo que decía.

 

Después de esto, mentiría si dijera que la siguiente hora de viaje no se le pasó volando, pues juraría que en tan solo un parpadeo ya habían llegado, otro más y ya estaba hablando con su amigo Bill y para el tercero, ya tenía el nuevo juego de identificaciones, DT ya había cargado en el auto un par de maletas con ropa, maquillaje, comida y unos cuantos juegos de pelucas de emergencia y ahora, mientras la esperaba, charlaba con Adora de sabrá Dios que clase de cosas innecesarias.

 

— ¿Todo listo, gatita? —Preguntó DT al ver a la trigueña ir hacia ellos después de despedirse de Bill.

 

— Si, supongo que ya es hora de…

 

Antes de que pudiera terminar la frase, ya DT la estaba abrazando. Ella tardó un par de segundos en reaccionar, pero al final le correspondió el abrazo con la misma necesidad que este le transmitía. No había necesidad de palabras, pues ellos sabían lo que querían decirse como hermanos que eran y por todo el cariño que se tenían. Además, si no tenían cuidado con lo que decían alguno de los dos, ambos terminarían llorando y eso era algo que querían evitar a toda costa.

 

Al terminar, se separaron sin verse a la cara y pasando al lado del otro hasta quedar de espaldas mutuamente.

 

— El gatito y yo nos encargaremos del resto —Dijo DT agravando la voz más de lo habitual— pero si algo sucede, no dudes en llamar.

 

— Estaré bien —Catra también estaba agravando la voz más de lo normal— pero cuenta con ello.

 

— Éxito gatita —Finalizó DT encaminándose hacia su propio auto.

 

— Gracias —Asintió dirigiéndose hacia el auto en el que Adora la esperaba.

 

Cuando finalmente entró y colocó las manos sobre el volante, Adora sin decir nada, la besó en la mejilla de repente, interceptando aquella lagrima traicionera que lentamente descendía por la mejilla de la trigueña, que solo volteó a verla sonriendo levemente antes de agradecerle besando su frente y despeinándola un poco con la mano. Obviamente esta no era una despedida fácil, pero aun así Catra encendió el auto y emprendió la marcha sin dudar ni mirar atrás.

 

Chapter 11: All About Us.

Summary:

They don't know, they can't see
Who we are, fear is the enemy
Hold on tight, hold on to me
'Cause tonight

It's all about us, all about us
It's all about, all about us, all about us
There's a thing that they can't touch
'Cause you know (ah-ah).

It's all about us, all about us
It's all about, all about us, all about us
We'll run away if we must
'Cause you know (ah-ah).

It's all about us (it's all about us)
It's all about us (it's all about us)
In you, I can trust (it's all about us)
It's all about us.

Notes:

Como lo prometido es deuda, aquí les traigo la actualización de All The Things She Said (ATTSS). Espero que les guste XD.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

All The Things She Said Cover

— Un año después —  

 

Por más que al principio le aterraba lo incierta que sería su vida como fugitiva. Después de un año, Adora no solo se había acostumbrado a todas las indicaciones que Catra le había dado para cuando saliera sin ella, también había asimilado su nueva identidad, había aprendido a mentir casi con tanta naturalidad como Catra lo hacía, pero más que nada aprendió a identificar todo lo que pudiera ser un riesgo para ellas o que pudiera exponerlas, o que pudiera dejar un rastro de ellas en cualquier ciudad, pueblo o motel en el que estuvieran, ya que su madre realmente estaba moviendo cielo y tierra para encontrarla, incluso estaba más insistente de lo que estuvo con Mara cuando esta huyó y Adora sabía muy bien la razón.  

 

Después de todo ella era su última oportunidad para tener algo de control sobre la familia, pero en especial, de su propia vida.  

 

Cuando Mara huyó, su madre se desmoronó he intentó de todo para encontrarla antes de que Richard escogiera a otro de sus hijos para reemplazarla, pero cuando ya no tenía más opción, Lucile Hope usó su último as bajo la manga para mantener la atención de Richard en ella, usó a Adora como su carta de triunfo, pues Richard tenía un claro favoritismo hacia ella y, si podía decirse que existiese algo que ese frío hombre amara en su vida, era en definitiva a su hija Adora, pues era la única de entre todos sus hijos a la que este le mostraba genuino afecto y a la que incluso le sonreía sincera y cálidamente cada vez que la visitaba. Es por esto que cuando Lucile hizo que Adora le dijera que ella quería sustituir a su hermana, su padre accedió y cada vez que podía la llevaba con él a viajes de negocios para que aprendiera el oficio, y de cierta manera aunque aquella era una faena realmente exigente, no podía negar que realmente le divertía pasar tiempo de calidad con su padre, el cual la llevaba a pasear por los alrededores de cada lugar al que iban e incluso la priorizaba a ella por encima de sus negocios, después de todo con el poder, la influencia y la facilidad de palabra que Richard poseía, no se le complicaba sellar tratos, conseguir algunos nuevos e incluso excelentes beneficios. Así es, con lo poco que solían compartir juntos, cuando Richard estaba con su pequeña princesa, realmente intentaba ser un buen padre, aunque era consciente que lo que hacia poco podía compensar su ausencia en la vida de Adora.  

 

Sin embargo, para ella ese tiempo de calidad era lo máximo, porque cuando volvía con su madre era que empezaba de nuevo el infierno de ser entrenada para no ser una deshonra como Mara y, bueno, lo demás ya es historia.  

 

Es por eso que no le extrañaba todo lo que su madre estaba invirtiendo en su búsqueda, porque Richard también debía de estar devastado y solo Dios sabe que podría hacer ese hombre en ese estado. Francamente, Adora se sentía mal por hacerle esto a sus padres, en especial a su padre, pero ahora que había probado lo que era ser libre, no estaba dispuesta a regresar nunca más a su pobre y antiguo intento de vida.  

 

Aunque mentiría si dijera que a veces no se le hacía difícil evitar el impulso de enviarle aunque sea una carta a su padre para decirle que estaba bien y que él no tenía la culpa de que se hubiera marchado y… y… no, no debía seguir pensando en esas cosas, sino haría algo peor que enviar una carta… terminaría llamándolo a su oficina y eso podría arruinar todo lo que Catra se había esforzado por hacerlas llegar a este punto de sus vidas.   

 

Vida, que hasta ahora no podía imaginarse que pudiera ser… tan divertida.  

 

En contraste, no podía dejar de sorprenderle como la familia de Catra ni se había inmutado por su partida, a pesar de todo lo que esta había escalado y todas las responsabilidades que tenía, asistiendo a reuniones, convenios y tratos en representación de la empresa.  

 

Adora había tenido la oportunidad de verla en unas cuantas reuniones en las que asistió con su padre y… Vaya, francamente no tenía palabras para describir lo aterradora e implacable que Catra era en su modo mujer de negocios . De hecho, si se ponía a pensarlo, aquella fue la primera vez en la que realmente admiró y sintió temor de Catra, porque se dio cuenta de lo suave que esta era con ella en sus enfrentamientos en el instituto y eso… entre otras cosas, la enfurecía y la hacía esforzarse aún más para vencerla, pero era inútil, ambas eran completamente diferentes y la trigueña tenía toda la fuerza de la que ella carecía en aquel momento... e incluso ahora.  

 

No por nada Catra las había mantenido lejos del radar de búsqueda de sus padres por todo un año y, por lo que tenía entendido aún faltaban cosas por hacer como para permitirse bajar la guardia.  

 

Adora estaría mintiendo si dijera que no le gustaba toda la dedicación y entrega que tenía la trigueña no solo para mantenerlas a salvo sino para que ella pudiera experimentar de todo lo que se había perdido encerrada en su prisión de cristal , como solía referirse la trigueña a la vida que Adora llevaba antes de… bueno, de todo esto en lo que ambas estaban involucradas ahora, lo cual Adora solo podía describir como excitante y en más de un sentido, en especial por la manera en la que poco a poco Catra se iba soltando cada vez más con ella.  

 

Al principio lo más intimo que hacían dentro de sus actividades diarias era el dormir abrazadas, lo cuál no estaba nada mal y era súper agradable y reconfortante, pero Adora no podía evitar querer ir un poco más allá. Sin embargo, recordando lo que Catra le había dicho una vez del cómo esta quería hacer las cosas bien con ella, pues Adora tenía que morderse la lengua para no decir nada y a la vez reprimir sus crecientes ganas de ir más allá, lo cual no era nada fácil dada la agradable, pero a la vez insoportable cercanía de sus cuerpos, lo que le dificultaba mucho el conciliar el sueño.   

 

Sin embargo, todo comenzó a cambiar gradualmente desde que llegaron al primer punto seguro en la ruta de escape de Catra, les decía así porque eran lugares en los cuales podían quedarse un tiempo (a lo sumo un mes, si todo salía bien), antes de tener que volver a hacerse otro cambio de look, de estilo y por supuesto de identificaciones, ya que de alguna manera la trigueña parecía conocer a demasiadas personas que se dedicaban a esta clase de cosas, entre otras. Pero en fin, la cuestión es que la primera noche que pasaron en el piso que habían rentado, fue completamente diferente… Y si, así es, un piso y no una habitación, ni mucho menos una habitación de hotel; el cual ya venía amueblado y con servicios, además de una agradable privacidad, que realmente no les venía nada mal después de dos meses de constante movimiento y paradas cortas.  

 

Esa primera noche, cuando ya Adora estaba por quedarse profundamente dormida, pudo sentir como la mano de la trigueña se deslizaba desde su posición habitual y sin tapujo alguno, se introducía por debajo de su camisa hasta quedar justo sobre su vientre, comenzando a acariciarlo suavemente y a trazar pequeños círculos sobre su piel con deliberada lentitud y con tortuosa delicadeza, que no solo le dejaban una sensación de hormigueo que le erizaba la piel, sino que además le habían arrebatado cualquier mísera pizca de sueño que pudiera tener en ese momento, activando su cuerpo y haciéndola moverse levemente ante aquel contacto, que si bien no era lo suficiente como para ser especialmente resaltante, tampoco era lo suficientemente insignificante como para pasar desapercibido por la trigueña, la cual dejando escapar un cálido aliento ante la esperada reacción de la rubia, procedió a depositar un beso en la parte de atrás del cuello de esta, beso al que le siguieron otros de tras de la oreja, en el hombro y de nuevo en el cuello de Adora que parecía incapaz de reaccionar ante el inesperado avance de Catra, quien entre besos y caricias leves seguía en su labor de seguir generando aquellas adorables reacciones como si no tuviera nada mejor que hacer.  

 

— Catra —Se animó a hablar finalmente Adora al sentir como aquel insignificante contacto, estaba comenzando a generar otra clase de sensaciones y deseos que no estaba segura si debía desatar o no— ¿Qué… qué estás haciendo?  

 

— ¿Mmmp? —Murmuró a la vez que depositaba un beso más sobre la tersa piel de la rubia— Justo —Ahí iba otro beso más— lo que crees —Agregó a la vez que su juguetona mano ascendía hasta uno de los pechos de Adora y lo acunaba en su palma, masajeándolo y jugando con su pezón con la yema de sus alargados dedos.  

 

Adora no pudo evitar estremecer ante el nuevo avance de la trigueña, pero en especial ante aquella esperada confirmación que significa la apertura de la puerta a un nuevo mundo de intimidad para ella, que aunque durante el viaje se había estado “documentando” con la ayuda de ciertos videos de una página web que Lonnie le había mencionado cuando su extraña relación con Catra comenzó; aun así no estaba del todo segura de lo que debía hacer o no ahora que finalmente había llegado a segunda base con la trigueña, que por la manera en la que comenzaba a intensificar y a aumentar la cadencia de sus caricias, parecía más que dispuesta a alcanzar tercera base e incluso (si tenía suerte) podían llegar a conectar un Home Run finalmente, pero por más que esto fuera genial, Adora tenía conflictos entre lo que sentía y lo que se supone que debía hacer para evitar un strikeout  

 

¡Y si maldita sea!… claro que estaba usando el baseball y la metáfora de las bases para describir las escalas de su intimidad sexual con Catra ¡¿Y qué? ¿Eh? ¿Cuál es el problema? ¿Eh? ¿Eh?! ¡Estaba nerviosa y si quería podía hasta hacer como en American Pie y…! ¡No, no, no, no! ¡¿Por qué tenía que arruinarse el momento así?! ¡Y ahora hasta había recordado la escena del fucking pie de manzana ! ¡Qué idiota!  

 

— Adora —Dijo Catra sacándola repentinamente de esa espiral autodestructiva de pensamientos en la que se había sumergido— no le des tantas vueltas y solo… déjate llevar ¿Si?  

 

— Si —Respondió volviendo a centrarse en la trigueña y como la mano de esta comenzaba a descender desde sus pechos hasta el borde del short que usaba para dormir.  

 

Ahí, entré el limite entre su vientre y la zona que resguardaba aquel diminuto short, Adora pudo sentir como la mano de la trigueña se abría paso por debajo del short y de su ropa interior hasta llegar finalmente a aquella zona tan intima, que el corazón de Adora solo pudo reaccionar comenzando a latir como loco ante la expectativa, a la vez que su mente quedaba enteramente en blanco, enfocada solo en como los dedos de estas recorrían exploratoriamente el exterior de aquella zona, en particular justo sobre sus labios inferiores, recorriéndolos en toda su longitud y estimulando con ese leve roce a la rubia, que ya comenzaba a respirar poco a poco de forma profunda y pesada. De repente, Adora sintió como el cuerpo de Catra se inclinaba hacía atrás moviéndola junto con ella, hasta quedar parcialmente recostada sobre el torso de esta; momento en el cual pudo sentir como el otro brazo de la trigueña pasaba por debajo de su cuerpo y se posicionaba sobre su vientre, para luego hacer todo el recorrido por debajo de su ropa hasta adueñarse de uno de sus pechos, masajeándolo y jugando con su pezón al igual que antes.  

 

Fue entonces que, mientras Adora se encontraba distraída con las caricias de la mano izquierda de la trigueña, los dedos de la mano derecha de esta se introdujeron finalmente en los labios inferiores de la rubia, tomándola por sorpresa y dándole poco tiempo a reaccionar mientras buscaban y se posicionaban sobre el clítoris de esta, para luego comenzar a moverse longitudinal y lentamente sobre este al inicio, arrebatándole otro leve sobresalto a Adora, que en medio de aquel pasional abrazo y de aquel intimo contacto, estaba comenzando a removerse entre los brazos por la trigueña, tratando de retener cualquier gemido hasta que los dedos de la trigueña comenzaron a moverse circularmente y aumentando un poco la presión de manera exploratoria consiguiendo una mayor reacción en la rubia.  

 

— Muy bien —Le susurró la trigueña al oído antes de morderle juguetonamente el lóbulo de la oreja, para luego comenzar a depositar húmedos besos en cada parte expuesta del cuello de Adora— Sigue así.  

 

De repente Catra comenzó a aumentar la cadencia y la presión de su digitación, adaptándose a las respuestas del cuerpo de Adora y variando el movimiento en busca del ritmo adecuado para maximizar su placer. Cuando esta comenzó a retorcerse más en sus brazos, decidió bajar un poco más e introducir un dedo de forma tentativa en la ya húmeda entrada de la rubia, haciéndola dar otro respingo antes de aventurarse a introducir otro dedo y retomar la cadencia de sus movimientos, disfrutando cada jadeo, gemido y espasmo que la rubia le obsequiaba ya completamente entregada al placer que estaba sintiendo, pero si bien Catra sabía que de seguir así podía hacerla acabar en cualquier momento, no estaba en sus planes terminar de aquella manera, así que en medio de su faena decidió aumentar la diversión deteniéndose y posicionándose sobre Adora que solo la miro entre alarmada e indignada por haber sido dejada a mitad de camino del orgasmo.  

 

Catra sonrió con malicia antes de besarla como Dios manda, para después adueñarse de los pechos de esta una vez más chupándolos y degustándolos a placer por igual incorporándole otro set de sensaciones a la pobre Adora que solo podía jadear y retorcerse ante el recorrido de aquella traviesa lengua sobre su piel, descendiendo por su vientre y deteniéndose solo para que su dueña pudiese deshacerse finalmente de aquel par de molestas prendas de ropa que obstaculizaban su camino, sonriendo maliciosamente mientras se posicionaba entre las piernas de su rubia.  

 

— ¿Estás lista? —Preguntó la trigueña sin borrar aquella juguetona sonrisa de su rostro, a lo que Adora respondió mordiéndose levemente el labio mientras asentía.  

 

Lo que pasó a continuación fue definitivamente el éxtasis para Adora, que hasta ahora no tenía idea que una lengua pudiera usarse para dar tanto placer, como el que sentía que la estaba invadiendo en este momento, con la lengua de Catra arremetiendo salvajemente contra su interior y sintiéndose tan endemoniadamente bien, que no pudo evitar el retorcerse violentamente ante esta nueva y sobrecogedora oleada de placer que rápidamente la llevaría a alcanzar, lo que sin duda había sido el mejor orgasmo que había tenido en su vida, llegando a gritar el nombre de la trigueña en el momento en el que llego al clímax, para luego sentir como su sudoroso cuerpo se dejaba caer pesadamente en el colchón, mientras su pecho subía y bajaba pesadamente en un vano intento de recuperar el aliento, mientras Catra ascendía con una sonrisa triunfal hasta quedar a su altura de nuevo y dejarse caer a su lado.  

 

— ¿Y bien? —Preguntó Catra de manera juguetona, trazando pequeños círculos sobre el vientre de Adora con la yema de los dedos— ¿Cuál es el veredicto?  

 

— Espera… necesito un momento —Y no mentía, Adora realmente necesitaba un momento para reordenar sus ideas y poder hablar con claridad— Estuvo increíble, pero…  

 

— ¿Pero? —La instó a continuar la trigueña mientras seguía acariciando distraídamente el abdomen de su novia.  

 

— Yo… yo no hice nada —Dijo finalmente encarando a Catra— Todo estuvo sensacional, pero no es justo que solo yo sea consentida.  

 

— ¿En serio crees que esto ya terminó? —Inquirió Catra tras soltar una sonora carcajada— Oh, princesa. Esto no ha hecho más que empezar.  

 

Acto seguido y ante la confundida mirada de Adora, Catra la despojó de aquella molesta camiseta que aún le quedaba, para luego desnudarse sensualmente frente a ella.  

 

— Es tu turno de jugar, princesa —Dijo ensanchando aún más aquella característica sonrisa maliciosa suya— es hora de que aprendas un par de cosas.  

 

Tragando saliva pesadamente, Adora se irguió en la cama, haciendo reír a Catra, que con toda la paciencia del mundo la fue guiando e instando a seguir su instinto para que así ambas pudieran disfrutar y aunque al principio Adora realmente tenía muchas dudas sobre lo que podía o no hacer, poco a poco se fue soltando conforme jugaba con el cuerpo de la trigueña e iba obteniendo reacciones de esta, sorprendiéndose de como el solo escucharla jadear o gemir así fuera levemente, resonaba en su interior como si fuese alguna especie de activador, que la instaba a seguir y experimentar un poco más tanto para saciar su curiosidad, como para seguir obteniendo más de aquellas maravillosas reacciones y sensaciones que hacían lucir a la trigueña encantadoramente vulnerable de a momentos, pues en otros tantos se notaba como estaba luchando por contener sus ganas de tomar el control y eso, a su manera, también era encantador de ver.  

 

Esa primera noche fue maravillosa para ambas, pero en especial para Catra, quien después de sufrir tanto tiempo por el amor no correspondido que sentía hacia Adora, no podía dejar se sentirse realmente plena y realizada al hacerle finalmente el amor a la chica que había descolocado su mundo y que se había adueñado de sus sueños y de todos su ser desde hace tanto tiempo ya, que el dolor y la amargura que antes sentía, finalmente habían sido reemplazados por una dicha y felicidad que no sabía como describir, más allá de decir que realmente amaba a esa rubia tonta y que estaba dispuesta a ir hasta el mismo infierno por ella de ser necesario.  

 

Con el paso del tiempo, Adora fue ganando cada vez más confianza y un poco más de malicia en cada encuentro sexual que tenía con Catra, aventurándose a probar cada vez más cosas nuevas, conforme esta le decía que todavía podía enseñarle a hacer otras cosas aún más interesantes que las que ya conocía. Ahora, un año después de su huida Adora se sentía un poco estúpida al pensar en todas aquellas infructuosas relaciones anteriores y en todo lo que se había estado reprimiendo en el pasado, privándose de la plenitud y de la felicidad que ahora sentía junto a la persona que jamás imaginó que podría hacerla sentir así y a la cual, justo ahora, podía atreverse decir que amaba sinceramente y con tal fuerza, que no podía evitar sentirse aterrada al pensar que si llegaban a ser descubiertas, sería forzada por su madre a dejar todo esto atrás y quien sabe lo que el padre de Catra pudiera hacerle a esta si la encontraba.  

 

Aquel miedo siempre lo tenía presente y por ello no podía evitar preocuparse o sentirse angustiada cada vez que Catra salía sin ella, pues si bien solo iba a comprar comida o a reunirse con alguno de sus tantos amigos para cuadrar alguna cosa que necesitasen, o los detalles y preparativos para ir a su próximo destino. Todo apego excesivo, hacía que cada cierto tiempo Catra tuviera que pasar al menos una hora o más tranquilizándola recordándole lo que en verdad importaba y en lo que se tenía que enfocar de ahora en adelante.  

 

— Esta es nuestra historia, Adora —Le susurraba esta al oído mientras le acariciaba la espalda con ternura— Todo lo que pase de ahora en adelante es sobre nosotras, lo demás no importa y te prometo que no hay manera en que nos puedan hacer daño. Jamás lo permitiría, así que confía en mi ¿Si?  

 

A veces se sentía mal por preocupar a Catra de esa manera, en especial con todas las cosas que esta tenía encima, pero al mismo tiempo no podía evitar seguir preocupándose porque no sabía que haría si perdía este nuevo mundo que tanto quería.  

 

Is all about us se repetía a si misma una y otra vez, pero al final del día no lo entendía y volvían a empezar otra vez.   


o


 

All About Us song by t.A.T.u

https://www.youtube.com/watch?v=6yP4Nm86yk0&ab_channel=tATuVEVO

Notes:

Espero que este capítulo les haya gustado. Acá les dejo el link del video de la canción All About Us del duo t.A.T.u y un video con la letra traducida al español.

Canción/video sin censura: https://www.youtube.com/watch?v=6yP4Nm86yk0&ab_channel=tATuVEVO

Canción/Solo lyrics/en español: https://www.youtube.com/watch?v=Mo_5V2oPlrQ&ab_channel=mermaidblue

Chapter 12: Extra: Playlists ATTS

Summary:

Hola ¿Cómo están? Antes que nada, sé que es un poco decepcionante notar que hay una actualización de ATTSS y que esta no sea precisamente de un capítulo, sino para compartir las playlist del fic que hace eones me comprometí a crear y que ya están listas.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Extra: Playlists ATTSS

Me disculpo por no traerles un capítulo esta vez, pero trataré de traerles una buena actualización tan pronto como me sea posible.

Volviendo con las playlists, debo aclarar que uso el plural porque a pesar de que solo es la playlist de la primera parte de la historia (Primeros 5 capitulos + prologo), también es cierto que la traigo en dos fomartos:



o



1) Playlist de Spotify (Playlist original). 

enlace: https://open.spotify.com/playlist/6Dmu80yMuiBz4jxPdIj0C7?si=6cf62158b7014a1b

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2) Playlist de youtube (recopilación de videos de las canciones de la playlist de Spotify). Desde cuenta compartida.  

enlace: https://youtube.com/playlist?list=PLZY79agTAp698A07oHFWuibodGqMYjb38&si=B9k_K_IMqYEeBa6G



o



Queria hacer una lista que tuviera los videos con las letras, pero al final desistí porque estos videos suelen desaparecer sin que te des cuenta y eso dejaría a la lista incompleta, o con videos que podrían no estar disponibles para su visualización en determinados países.

Ahora sin más, aqui les dejo la lista de canciones:

 

 



o



 

Notes:

Sin más, espero que les guste la playlist.

Nos vemos en la siguiente y verdadera actualización.

Chapter 13: Capítulo VIII: Outer Space.

Summary:

Era increíble como cierto par se las ingeniaba para crear de la nada momentos incómodos entre ellas, justo después de haber compartido algo genial o un momento significativo para ambas como lo fue lo ocurrido la noche anterior, cuando finalmente se entregaron la una a la otra después de todo por lo que habían pasado...

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo VIII: Outer Space .

 

Era increíble como cierto par se las ingeniaba para crear de la nada momentos incómodos entre ellas, justo después de haber compartido algo genial o un momento significativo para ambas como lo fue lo ocurrido la noche anterior, cuando finalmente se entregaron la una a la otra después de todo por lo que habían pasado.

 

Ahora, en lugar de andar risueñas y acarameladas esa mañana de otoño, la trigueña sólo preparaba en silencio el desayuno para ambas, mientras que Adora cada cierto tiempo se removía inquieta en una de las sillas de la pequeña mesa de comedor de aquel departamento, tratando de pensar en cómo podía sacar a colación el elefante rosa en la habitación, sin meter la pata como lo hizo unas horas antes al despertar.

 

Ella solo quería tener un lindo gesto matutino con la trigueña después de una noche fantástica, pero tenía que notar aquel pequeño detalle en el cuerpo de su compañera, justo cuando sus dedos acariciaban con cariño el abdomen de esta encantada con su tersa piel, hasta que por un instante la sensación en sus dedos cambio haciéndola detenerse confundida, para luego trazar con temor el recorrido por aquella zona una y otra vez, tratando de descifrar qué era aquello en la piel de Cabra.

 

— ¿Por qué no solo ves y ya? —La abrupta sugerencia de Catra y la aspereza en la voz de esta, congelaron a la rubia por un instante.

 

Pero antes de que pudiera decir algo, Catra solo apartó bruscamente la sábana que cubría su cuerpo desnudo, se levantó y se plantó frente a Adora con cara de pocos amigos.

 

— ¿Feliz? —dijo con aspereza mientras señalaba aquella marca en el costado de su abdomen— Se llama cicatriz, por si no lo sabías y no es la gran cosa.

 

Aquello fue lo último que dijo la trigueña antes de meterse al baño para darse una larga ducha, dejando a Adora pensando en una y mil cosas, pues si bien era cierto que una cicatriz no era la gran cosa, esa en particular era un poco más grande de lo que le gustaría y estaba en una zona en la que era un poco difícil lastimarse de esa manera accidentalmente y, teniendo en cuenta la clase de doble vida que esta llevaba y lo temeraria que era, la mente fatalista de Adora solo podía pensar en lo peor, además si solo fuera una cicatriz “normal”, entonces ¿Por qué había reaccionado de tan mala manera?

 

Definitivamente había algo raro allí, pero después de lo sucedido esa mañana y de la actitud de Catra tras salir de la ducha, Adora simplemente no encontraba la manera de abordar el tema sin meter la pata de nuevo. Aunque claro, tratándose de Catra, tratar casi cualquier tema con ella era como caminar a través de un campo minado, aún cuando creía que todo iba bien ¡Boom! Otra mina escondida y la consecuente reacción exagerada de la trigueña, que francamente estaba molestando a Adora casi tanto como la hacía sentirse mal por su falta de tacto.

 

— ¿Qué? ¿No vas a comer o qué? —dijo la trigueña tajantemente sacando a Adora de sus pensamientos y dándose cuenta de que no solo tenía la comida frente a ella, sino a Catra también al otro lado de la mesa.

 

— ¿Y tú vas a dejar de ser tan dramática o qué? —Le replicó en el acto y sin pensarlo dos veces— Porque andas en modo drama desde la mañana y ni siquiera sé por qué.

 

Quizás si se estaba pasando un poco, pero la vieja Adora, aquella que estaba acostumbrada a lidiar con la odiosa Elizabeth Grant que parecía no tener nada mejor que hacer que molestarla. Esa misma Adora que no le dejaba pasar nada por alto y que había estado dormida hasta ahora, simplemente había despertado cual volcán haciendo erupción y no había nada que pudiera detenerla, salvo quizás la misma fuente de su molestia.

 

— Eso… no te incumbe, Kovacs —Gruñó de mala gana la trigueña, cruzándose de brazos, sin saber que esa era la gota que rebasaba el vaso.

 

A la mierda la sutileza . Gritó Adora en su fuero interno golpeando la mesa y levantándose abruptamente.

 

— ¡Entonces dime qué maldito sentido tiene esto! —Gritó Adora fuera de sus casillas, señalandose a si misma y a Catra reiteradas veces con un exagerado y brusco movimiento— ¡Si no podemos confiarnos nuestros problemas, entonces ¿Cuál es el punto?! ¡Eh, dimelo Grant! ¡Dimelo!

 

Por primera vez, la trigueña no tenía nada que decir, aunque se notaba que tenía ganas de responder algo (posiblemente alguna barbaridad), pero al mismo tiempo se refrendaba de hacerlo. Se notaba que era algo complicado y, quizás en otro momento Adora pudo haber sido más comprensiva, pero justo ahora estaba tan molesta que le importaba un comino que Catra estuviera haciendo un esfuerzo por no empeorar más la situación, ni que a pesar de su actitud tajante le haya preparado la comida también, no. Nada de eso importaba ahora y aunque después pudiera arrepentirse de lo que estaba a punto de hacer, pues ya vería que haría cuando ese momento llegase.

 

Así que aún con la rabia a flor de piel, se levantó abruptamente de la mesa y sin decir nada más regresó a la habitación, dejando a la trigueña un poco preocupada. Al cabo de unos minutos salió de la habitación con uno de los conjuntos de ropa que Catra había preparado para ella como parte del plan inicial de escape, el cual era un atuendo deportivo muy al estilo de la rubia, pero con una paleta de colores un poco más oscura con grises y negro, junto a una gorra tambien de color negro a través de la cual se vislumbraba la caracteristica cola de caballo de la rubia.

— ¿Qué haces? —preguntó la trigueña levantándose alarmada de la mesa al ver a Adora dirigiéndose decidida hacia la puerta del apartamento sin dirigirle la palabra.

 

— No es asunto tuyo, Grant —La corto Adora con la voz más tajante que pudo, haciendo que Catra se detuviera de golpe con una mueca en su rostro que Adora no estaba de humor como para tratar de descifrar o de entender.

Lo que sí estaba claro para ambas es que la conversación había muerto allí, al menos de momento. Adora tomó las llaves del departamento y sin decir nada más se marchó, dejando a Catra sola en aquel modesto apartamento, que si bien era bastante económico, también era bastante pequeño y aún así luego de que Adora se marchase, Catra no pudo evitar sentir que era enorme.

 

No va a mentir, su primer impulso fue el de seguirla e incluso detenerla, pero ¿Qué haría después de eso? Peor aún ¿Qué demonios se supone que debía decirle cuando lo hiciera? ¿La verdad? ¿Una mentira sencilla, pero a la vez lo suficientemente convincente como para que no volviera a preguntar nada al respecto? ¿Reclamarle por su actitud infantil, sin reconocer que la culpa de que todo esto pasara es originalmente suya? ¿Mostrar lo arrepentida que estaba y aún así no decir nada respecto a esa endemoniada cicatriz nunca más en la vida?...

 

No importaba por donde lo viera, todo simplemente sonaba mal, pero tampoco se le ocurrían mejores ideas para abordar este problema que…

Que tú misma causaste, gatita — De repente la voz de DT resonó en lo más profundo de su mente, con ese tonito de prepotencia y de “Te lo dije” que tanto le molestaba, pero que al mismo tiempo no podía rebatir.

 

Y por más que no quisiera admitirlo, realmente sentía que necesitaba escribirle a esa otra rubia idiota, ya que desde siempre hablar con él le hacia sentirse mejor, aún con su actitud de divasa y todos esos comentarios sarcasticos que siempre solían dar en el clavo. Sin embargo, debía hacerse a la idea de que a partir de ahora no podría contar con los consejos de ese idiota ni con los de Melog… probablemente nunca más en lo que le quedaba de vida, al menos no, si pretendía que este plan de escape realmente funcionara. Por lo que solo le restaba apretarse bien los pantalones y tratar de pensar en cómo podía salir de esto sin empeorar más las cosas entre ella y Adora, ahora que estaban cada vez más cerca de poder lograr su libertad.

 

Mientras todo esto ocurría en el departamento a.k.a escondite provisional / antiguo nidito de amor, Adora estaba trotando por la calle con los audífonos puestos y con la música a todo volumen, tratando de despejar su mente y de desestresarse como siempre lo acostumbraba a hacer… Es decir, entrenando, la única manera realmente eficaz que siempre la ayudaba a liberar todo el estrés y las emociones negativas que la embargaban ahora, aunque sospechaba que esta vez sería particularmente difícil de lograr, ya que desde el acto de graduación su vida había sido una montaña rusa de emociones intensas en cuestión de pocos días, particularmente todo lo ocurrido la noche anterior entre ambas había sido particularmente intenso, pero en el buen sentido, aunque después de la estúpida discusión de hace poco con Catra y la exagerada reacción de esta con todo el asunto de la cicatriz, habían sido como un balde de agua fría después de una noche de ensueño y solo por eso ahora sentía como si tuviera un nudo en la garganta y un caos de pensamientos y de sentimientos en la cabeza, por lo que necesitaba urgentemente drenar todo eso antes de hacer algo más o de siquiera volver a intentar hablar con Catra… y eso asumiendo que la vena dramática de la trigueña no hubiese reventado y que al volver, no solo siguiera en el departamento, sino que al menos le permitiese la oportunidad de resolver este problema hablando.

 


.




Tras lo que fácilmente pudieron haber sido unas cuatro o cinco horas rondando por la calle y luego entrenando intensamente en un parque cercano, para luego vomitar y casi desmayarse por haber hecho semejante esfuerzo sin haber comido nada desde la mañana, un grupo de chicos más jóvenes que ella quizás por unos cinco o seis años, se acercaron a ella junto con la que parecía ser su entrenadora y la ayudaron a reponerse, para luego recibir todo un sermón de parte de la entrenadora de los jóvenes por no alimentarse adecuadamente antes de hacer semejante esfuerzo físico, usandola a la vez de ejemplo para enseñarle a su grupo de estudiantes lo que no se debía hacer antes de entrenar y cuáles podrían ser las consecuencias. Luego de eso, aquella mujer la llevó a un restaurante familiar cercano y quizás de una manera más amable de la que adora esperaba, esta la invito a comer junto a ella y sus estudiantes, o quizás solo estaba preocupada por ella y quería asegurarse de que al menos tenía algo en el estómago antes de separarse de ella.

— Muchas gracias por toda tu amabilidad, pero creo que yo podría pag…

 

— No quiero escuchar ninguna tontería sobre pagarme nada o aquí —La interrumpió la mujer de nuevo— Dije que yo invitaba y así será, así que deja hacer más enredos en esa cabecita rubia tuya.

 

— Será mejor que la dejes ser —Dijo de repente otra mujer de contextura robusta y rellenita de largo y semi ondulado cabello rosa, la cual se acercó a ellos para rellenar los vasos de agua— No hay quien la haga cambiar de opinión cuando se pone así, pero si te hace sentir mejor digamos que la casa invita esta vez ¿Si?

 

— Gracias, cielo, pero ya lo tenía todo bajo control —Dijo la entrenadora fingiendo que ignoraba la manera en que sus estudiantes se reían de todo aquella escena.

 

— Lo sé cariño, pero un poco de ayuda nunca está demás ¿Verdad niños? —Dijo sonriéndole cálidamente al grupo de jóvenes que solo asintieron sin darle importancia al que aquella mujer los tratase como niños pequeños, lo que aparentemente era algo bastante común— Por cierto querida ¿Cómo te llamas?

 

— Oh, lo siento, me llamo Adora —Se apresuró a responder apenada— ¿Y ustedes son?

 

— Netossa —Respondió la entrenadora morena.

 

— Spinerella —Le siguió la mujer de cabello rosa.

 

— Es un placer conocerlas y… bueno, gracias por ayudarme allá afuera —Adora sabía que no estaba en una situación como para estar confiando en cualquiera, pero bueno, estás dos, realmente la habían ayudado y aunque puede que fuesen peones de su madre, sentía que debía mostrar su agradecimiento de igualmente.

 

Las siguientes dos horas se le pasaron volando en aquel restaurante familiar, siendo consciente del tiempo solo cuando llegaron los padres de los estudiantes de Netossa a recogerlos, incluso algunos de ellos creyeron que ella era alguna especie de asistente nueva de Netossa cuando la vieron allí, lo cual fue divertido a su manera, pero quizás ya era hora de que ella también volviera al apartamento a discutir las cosas con Catra, después de todo en este corto tiempo que pudo compartir con la pareja, le pareció realmente agradable el cómo a pesar de que tenían sus diferencias de opinión, tendían a hablar con calma y hasta con cierto tono de broma a veces para resolver el desacuerdo sin pelear por ello, no como ella y Catra que tristemente estaban más acostumbradas a pelear y discutir entre ellas que a otra cosa.

 

Así que, respirando hondo y armándose de valor para ir a enfrentar a la fiera que aguardaba por ella, se despidió de la pareja y emprendió su camino al apartamento a pie, pues aprovechando que estaba bastante lejos, el caminar le daría tiempo suficiente para ordenar sus ideas antes de hablar con la trigueña de nuevo, además aún no sabía cómo moverse por esa ciudad en transporte público y prefería evitar el gastar dinero sin necesidad. 

 

Así fue como sin darse cuenta terminó llegando de nuevo al apartamento casi al anochecer, vio el pomo de la puerta y por un momento sintió pánico de tomarlo y abrir la puerta, pero nuevamente respiró hondamente y sin darle más vueltas al asunto, solo entró al apartamento y cerró con cuidado la puerta tras de sí, siendo Catra sentada en un sofá con cara de pocos amigos, pero al mismo tiempo tranquila. Ambas intercambiaron miradas por un momento, pero no intercambiaron palabra alguna, Adora fue directo a darse una ducha y Catra solo se levantó del sofá y se dirigió hacia la cocina. Para cuando Adora salió de la habitación ya duchada y con ropa más cómoda, notó que Catra ahora se encontraba sentada en la mesa del comedor, donde dos generosos platos de comida reposaban, cubiertos por un par de tapas cóncavas que ayudaban a mantenerlas calientes, una de ellas se encontraba frente a Catra y la otra frente al asiento vacío de Adora, la cual con cautela, pero al mismo tiempo sin miedo, se acercó a la mesa y tomó asiento.

 

— Gracias por la comida —Decidió ser ella quien rompiese el hielo primero, pues conociendo a la trigueña esta no sería quien lo hiciera. 

 

— No es nada —Respondió de vuelta la trigueña disponiéndose a empezar a comer.

 

Después de esto ambas se dedicaron a comer juntas en silencio, siendo el sonido de sus cubiertos al comer lo único que hacía que aquel incómodo silencio no fuera absoluto. Luego, tras terminar de comer, Adora tomó ambos platos y los llevo al fregadero, donde comenzó a lavarlos con cuidado, consciente de que había dejado escapar otra oportunidad para hablar sobre el elefante rosa en la habitación, pero por más que sabía lo que debía de hacer, seguía siendo difícil sacar el tema en aquella situación y por los vientos que soplan parece ser que…

 

— Lo siento —Un débil susurro y un par de delgados brazos rodeándola por la cintura desde atrás para luego cerrarse en un suave abrazó, hicieron que Adora se congelara por completo, incapaz de hacer o de siquiera decir algo remotamente coherente con Catra actuando de aquella manera tan… no Catra.

 

Sin embargo, aquello no era todo.

 

— Sé que sobre reaccioné, pero esa cicatriz no es como las demás —Continuó Catra como si ya hubiera ensayado lo que iba a decir desde antes— tiene su propia historia, pero no es una que quiera compartir… al menos no ahora, no es el momento y…

 

— Entiendo —La interrumpió Adora girando con cuidado y correspondiendo el abrazo de la trigueña— No es algo que debas decirme tampoco… solo evita reaccionar de esa manera de nuevo, por favor. Hay muchas cosas que aún no sé de ti, así que puede que vuelva a equivocarme y toque otra fibra sensible, pero no es adrede… También, disculpa por molestarme tanto en la mañana, han pasado muchas cosas y no pude controlarme tampoco.

 

— …

 

— ¿Catra?

 

— Lo voy a intentar… pero no esperes demasiado, al menos no tan pronto —Gruñó la trigueña entre los brazos de la rubia— hay cosas que no cambian con facilidad ¿Lo sabes, verdad?

 

— Si, en especial tratándose de ti —Adora se aventuró a bromear un poco para aligerar el ambiente, recibiendo un “golpecito” en las costillas de parte de la trigueña, que la hizo inclinarse un poco entre risas, pues ese golpecito significaba que su pequeña broma había funcionado.

 

Sin embargo, tras esto catra rompió el abrazo aparentemente molesta con ella por haber arruinado el momento, pero eso estaba bien, así era la trigueña y francamente Adora la prefería de esta manera que cuando estaba realmente molesta como en la mañana, lo que la hacía sentir mucha más curiosidad por aquella cicatriz que había desatado todo este drama de la nada, pero tendría que esperar a que ella misma estuviera lista para contarle sobre eso y quien sabe sobre cuantas otras fibras sensibles más que aún no había descubierto y que aún esperaban por el momento en el que ella diese un paso en falso, en lo que parecía ser un campo minado de la segunda guerra mundial, solo que estas detonarían explosiones emocionales de parte de la trigueña, que Adora no estaba del todo segura si sabría cómo lidiar cuando el momento llegase. Aún así trataría de hacer todo lo posible, para afrontarlas, después de todo la misma Catra ya había tenido que lidiar con muchas cosas mientras preparaba su plan de escape, priorizandola a ella junto a su felicidad una vez fueran completamente libres de sus familias y de las cadenas que estas usaban para retenerlas.

 

Después de esto, esa noche y los dos días posteriores a la pelea, transcurrieron con total normalidad, Catra salía con frecuencia a encontrarse con alguno de sus misteriosos contactos para conseguir información, víveres y otras cosas que pudieran necesitar para continuar con alguna de las rutas de escape, asegurándose de que al salir de aquel lugar quedase la menor cantidad de rastros posibles sobre ellas, mientras Adora salia a conocer la ciudad y siempre terminaba yendo al parque a entrenar con Netossa y los niños y después está la arrastraba al restaurante de Spinerella, la cual estaba negada a que ella le pagara cualquier cosa, diciendo que la casa invitaba quizás con demasiada insistencia, pero Adora decidió no indagar mucho, después de todo pronto ella y Catra se marcharían de aquel lugar y no las volvería a ver, lo cual la entristecía un poco, pero sabía que no podía ponerse quisquillosa en este asunto, pues implicaba estropear los planes Catra y eso estaba fuera de discusión.

 

El día en que finalmente partirían, se levantaron temprano y fueron al punto de encuentro donde el contacto de Catra les entregaría otro auto para que pudieran continuar con su viaje hasta el siguiente punto de destino seleccionado cuidadosamente por la trigueña, que hoy se encontraba más seria de lo normal y no dejaba de revisar cada cierto tiempo aquel celular desechable que cargaba consigo, haciendo que Adora gradualmente se pusiera más y más nerviosa con cada segundo que pasaba.

— Vaya, vaya, miren a quien tenemos aquí —Por un momento Adora se paralizó al reconocer aquella voz tras de sí, vio la cara de pocos amigos de Catra viendo en la dirección de la que provenía aquella voz y pudo sentir como un sudor frío recorría su frente.

Con miedo se dio la vuelta con cuidado confirmando sus temores al ver a Netossa justo detrás de ella, con una gabardina puesta, las manos en los bolsillos y con una expresión que no era ni de lejos la misma que le había visto los días anteriores, esta tenía un poco de prepotencia y todos los rasgos de estar buscando pelea y Catra parecía más que lista a dársela, lo que hizo que el pánico se apoderara de Adora cuando de la nada vio a Catra correr hacía la morena abalanzándose encima de esta sin pensarlo dos veces, a lo que Netossa solo sonrió esquivándola sin problema a la vez que sacaba un par de pistolas de sus bolsillos apuntando a Catra.

— Eres mía gatita —Dijo con malicia la morena apretando los gatillos de ambas armas sin dudarlo.

— ¡Noooo! —Gritó Adora horrorizada, pero el sonido de los disparos jamás se hizo presente, en su lugar un par de chorros de agua impactaron en la cara de Catra haciéndola gruñir de la rabia y maldecir a la morena mientras trataba de cubrirse la cara con los brazos, saltando de un lado a otro mientras Netossa solo seguía riendo como psicópata disparando sus… ¿Pistolas de agua?

 

— Lo siento mucho, querida —Dijo de la nada Spinerella apareciendo al lado de Adora y arrodillándose a su lado, pues en medio de su grito, Adora había caído de rodillas al suelo sin darse cuenta— Esas dos siempre hacen lo mismo cada que se ven, es parte de un tonto juego que ya ni recuerdo cuando comenzó, mira ya Catra esta contraatacando también.

 

Aún confundida, Adora volteó a ver la escena y en efecto, Catra también tenía un par de pistolas de agua (que no sabía de dónde diablos había sacado) y ahora arremetía furiosamente contra Netossa desquitandose aquel ataque inicial.

 

— En cualquier otro momento esto daría igual, pero creo que no se detuvieron a pensar en como esto se vería para tí —Dijo con ternura Spinerella abrazando a Adora de imprevisto— ¿Pensaste que era real, no es así cielo?

 

Adora no pudo hablar, solo asintió mientras correspondía el abrazo de Spinerella, que se quedó con ella hasta que pasó el susto inicial y luego la molestía y la indignación la invadieron por completo. Apoyada por Spinerella se levantó de nuevo, se vieron la una a la otra y con un asentimiento mutuo fueron a detener a sus idiotas. Acto seguido tanto la trigueña como la morena tuvieron que soportar un largo sermón, la primera de muy mala gana y la segunda solo pensaba en como podía hacer para apaciguar a su esposa después.

 

En resumen, uno de los contactos de Catra en esta ciudad eran Netossa y Spinerella a las cuales conocía desde hace años, incluso antes de que se casaran, se suponía que Adora no tenía porque conocerlas hasta que llegase este momento, pero fortuitamente las había conocido el día de la pelea con Catra y cuando Adora no se dio cuenta, Spinerella le había avisado a la trigueña que en su restaurante había una chica con el mismo nombre de su novia y tras un par de fotos discretas, Catra confirmó que se trataba de su Adora y se quedó más tranquila sabiendo que estaba con ellas. Aparentemente en los momentos que Spinerella se marchaba a la cocina a buscar los pedidos, solía hablar con Catra para que supiera que todo estaba bien y que ellas cuidaban de Adora y que estaban alertas a cualquier señal sospechosa o indicio de que la estuvieran siguiendo o algo por el estilo, lo cual dejo sin palabras a Adora, pero al mismo tiempo le alegraba haberse topado con ellas y no con alguien peligroso.

 

Ellas serían las que les proporcionarían el auto para marcharse a su siguiente destino, bajo condiciones que Adora desconocía, pero que al fin de cuentas eran parte del acuerdo que Catra tenía con ellas. También les entregaron otro par de identificaciones provisionales y un poco de comida para llevar para que no tuvieran que detenerse tanto durante el camino.

 

— Espero que les vaya bien, ya sabes por dónde contactarnos si algo sucede —Dijo Spinerella cuando ya estaban despidiéndose— También procuren respirar hondo y conversar antes de pelear de nuevo, es lo más saludable en una relación.

 

— Nagh esta gata no habla, solo gruñe mucho y escupe pelo… ¡Hey, hey, hey! ¿Qué haces Spinny?  —Intentó bromear la morena, pero su esposa la interrumpió disparando sin clemencia agua en la cara de esta con su propia pistola de agua, la cual había guardado hasta ahora. 

 

— Buen viaje a las dos —Repitió Spinerella.

 

— Si, buen viaje, espero que sigas manteniéndote en forma la próxima vez que te vea rubia —Sonrió Netossa tras limpiarse la cara con la manga de su gabardina.

 

— Lo mismo digo —Asintió Adora sonriente— Y gracias por todo a las dos.

 

— Seh, gracias —Agregó Catra sorprendiendo un poco a la pareja— Cuando logremos nuestro objetivo se los haré saber y tú —Agregó señalando a Netossa— Será mejor que te prepares para la revancha, porque esta no cuenta.

 

— ¡Ja! Puedes contar con que barreré el piso de nuevo contigo gatita —Asintió muy segura de sí— Ahora vete, que el tiempo apremia, vamos o te echaré agua de nuevo.

 

Sin decir nada más, Catra sonrió y puso en marcha aquel pequeño pero robusto Mini Copper de los 90s de color rojo, perdiendose de vista rápidamente.

 

— Espero que lo logren —Dijo Netossa en un susurro— No todos pueden tener nuestra suerte.

 

— Eso dependerá de ellas —Agregó Spinerella tomando la mano de su esposa— por ahora solo nos queda orar porque todo este bien y que sus peleas no sean la causa de que todo por lo que aquella niña ha trabajado sea en vano al final. 

— Seh —Netossa se esforzaba en ocultarlo, pero era obvia su preocupación— confiemos en ellas y esperemos lo mejor.

Notes:

Hello moto. Aqui estoy de nuevo después de mil años y esta vez con una actualización real y no solo con una playlist. Se que tardo en actualizar, pero como ya les he comentado varias veces, no se preocupen porque aunque tarde jamás abandonaré una historia. Siempre me aseguraré de traerles el final, aunque ya para ese entonces nadie la lea XD.

He estado muy ocupada entre el postgrado y mi trabajo nuevo, por lo que casi no tengo tiempo ultimamente y los fines de semana los estoy tomando para avanzar mi tesis de postgrado que es lo último que me queda de ese lado. Terminando eso, despejare mis fines de semana, pero hasta noviembre que presente, tendré el tiempo bastante complicado, sin embargo trataré en lo posible de actualizar a la brevedad posible.

Con esto dicho, aprovecho para recordarles que, como las actualizaciones las estaba haciendo de manera alternada con Blood Ties, Bloody Lies, entonces la próxima actualización que subiré será la de este fic que es algo asi como mi mafia au de She-Ra. En fin, sin más que agregar, espero que les guste esta actualización, ya saben que siempre estoy abierta a recibir sus comentarios y opiniones sin ningún problema, me gusta leerlos e interactuar con ustedes mis lectores, así que bueno, cuidense mucho y ya nos leeremos pronto. Bye.

Chapter 14: Capítulo IX: You and I

Summary:

Ser libres. Esa era la idea desde el principio, pero la libertad que ellas buscan acarrea tan aspectos positivos, como negativos. Catra conoce ambos, pero ¿Qué hay de Adora? Alguien que solo conoce una manera de vivir y que es tan firme y recta como ella ¿Podrá con el otro lado de la moneda del camino que ha escogido?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo IX: You and I.

 

Aquella noche era diferente a cualquier otra noche que hubieran pasado juntas desde que habían dejado atrás sus vidas, todo cuanto querían y todo cuanto conocían para poder ser libres de las pesadas ataduras que tanto las restringir y lastimaban, empujandolas a una vida que no querían, sin felicidad ni sinceridad ni mucho menos libertad. 

Si, ahora no eran más que un par de fugitivas que iban de un lado a otro sin rumbo aparente, tratando de confundir a sus perseguidores y de alejar tanto como fuera posible su pasado hasta que este finalmente desapareciera de sus vidas. Esa era la idea, dejar atrás todo el dolor, pero hacerlo juntas, apoyándose la una a la otra mientras avanzaban por el complicado y tortuoso camino que habían escogido, pues la vida que habían escogido no solo no sería fácil sino que tristemente jamás sería aceptada por otros a su alrededor, salvo por aquellos pocos que hubieran escogido el mismo camino.

Catra estaba más que preparada para afrontar todo esto, pues no podía importarle menos la opinión de los demás ni sus miradas cargadas de reproche o de crítica silenciosa, ya que simplemente ella vivía y seguiría viviendo su vida como le diera la gana, sin esconderse ni preocuparse por idiotas que nada tenían que ver con ella ni mucho menos le interesaban en lo más mínimo, pero aunque ella podía con todo eso y más, no podía decir lo mismo de Adora, pues hoy había quedado demostrado que todo eso era demasiado para ella y era entendible, pues siempre había vivido buscando estar del lado bueno de su madre y de su padre, de agradar a sus amigos y a todos lo que la rodeaban, pues ella tenía que ser la niña modelo, querida y respetada por todos pues era aquel modelo al que todos querían alcanzar o al que intentaban emular. Esas eran las miradas a las que Adora estaba acostumbrada, siendo solo la mirada de su madre la única que siempre la juzgaba, la hacía sentir incómoda y miserable, pero era eso, solo una mirada en comparación con otras miles que si bien eran de las que siempre esperan algo de ellas, al menos no eran como la de su madre y eso era algo con lo que podía lidiar.

Pero hoy, tras mucho insistir para tener aunque sea un cita propiamente dicha con la trigueña sin tener que esconderse ya que no había nadie que las conociera y además podían usar las pelucas, el maquillaje y todas las cosas que Catra había preparado para cada ocasión e identidad nueva que tuvieran que usar para no dejar rastros en ningún lugar en el que estuvieran. Hoy a pesar de todas esas preparaciones y de que su disfraz era tan perfecto que ni se había reconocido en el espejo, aún así la ansiedad tan fuerte que comenzó a sentir Adora solo por las ocasionales miradas que se posaban sobre ellas solo por ir agarradas de la mano y de estar más cerca de lo que estarían unas simples amigas, fue algo que hasta Catra pudo percibir pues sentía pequeños tirones en la mano mientras caminaban y eran por esos momentos en los que Adora se quedaba un poco atrás abrumada por la manera en la que algunos pocos las veían o por los murmullos de aquellos que pasaban a su lado, que si bien podrían ser de cualquier otra cosa que no tuviera nada que ver con ellas, era obvio que su mente las estaba magnificando y dirigiéndolas hacía líneas de pensamiento cada vez más ridículos y exagerados que comenzaban a reflejarse en sus expresiones, en su respiración angustiada y en la manera en la que inconscientemente se encorvaba en un vano y patético intento de ocultarse que llamaba mucho más la atención que el que estuvieran tomadas de la mano.

Ante todo esto Catra tomo acción inmediatamente, haciéndola sentarse en una banca de una parada de autobús vacía y luego corrió rápidamente a una tienda cercana para comprar agua y pedir algo que le sirviera para abanicar a la rubia que parecía estar teniendo problemas hasta para respirar, pues estaba teniendo todo un ataque de pánico.

— Adora, escuchame, respira hondo… vamos, todo esta bien, aqui no hay nadie más que nosotras, centrate solo en mi, vamos princesa —Catra estaba más desesperada de lo que lucia, pero sabía que debía de mantener la calma si quería ayudar a la rubia— Vamos, inhala lentamente… uno, dos, tres y exhala, uno, dos, tres, eso es vamos a repetirlo juntas ¿Si?

No sabe cuánto tiempo estuvieron en aquel lugar, pero apenas logro que Adora se centrara en ella y que comenzará a emularla hasta regular su respiración y recuperar un poco más el color de su rostro, Catra tomó con precaución una sus manos, depositó un suave beso en el dorso de su mano y cuando Adora finalmente conectó su mirada con la suya, Catra le sonrió y le dijo “Vamos a casa”, acto seguido le indico que siguiera respirando como le había enseñado mientras ella se alejaba un poco para tratar de detener algún taxi que las pudiera llevar a casa. 

El viaje de regreso no fue mejor, pues ahora Adora parecía estar derrumbándose por dentro y no parecía ser capaz de enfrentar a Catra, por lo que esta decidió darle su espacio y aprovechar que había escogido sentarse preventivamente en el asiento delantero para seguirle la corriente al taxista y a su intento random de conversación, lo cual ayudo a distraer la atención de este de Adora para centrarse en la trigueña, intentando ser bromista y carismático a lo que Catra le siguió el juego siendo jovial e incluso hablando sobre el “partidazo” de la NFL de la noche anterior que obviamente había visto y que servía de distracción hasta que finalmente llegaron a su destino, el taxista le dio a Catra su tarjeta de presentación ofreciendo sus servicios como taxista en busca de generar aunque sea algunos ingresos extra consiguiendo clientes fijos, a lo que Catra le agradeció mientras veía como Adora salía del taxi con más prisa de lo habitual y se dirigía a la entrada del edificio sin decir nada, ni esperarla siquiera como si ahora estuviera huyendo de ella.

Ya dentro del apartamento no fue diferente, pues apenas Catra entro pudo divisar como Adora se adentraba al baño, luego de eso duro tanto allí que por un momento la trigueña se preocupo de que algo hubiera podido pasarle, pero esta salió del baño antes de que Catra pudiese ir a chequear si todo estaba en orden y, sin decir nada, Adora solo se encerró en la habitación aun huyendo del tener que enfrentar a su novia aparentemente, la cual solo suspiró pesadamente dirigiéndose a la cocina para preparar la cena, esperando que quizás el olor de una de sus comidas favoritas la motivará a salir, pero no fue así por lo que Catra se vio obligada a cenar sola, recalentar la comida de Adora y mandando a la mierda el espacio personal solo irrumpió en la habitación, haciendo el ruido suficiente con la puerta y encendiendo la luz sin importarle si su novia dormía o si solo pretendía fingir que dormía para no tener que enfrentarla.

— Sé que él día no fue lo que esperabas y que todo fue un asco, pero no te voy a dejar ir a dormir con el estómago vacío, así que levántate o me obligaras a hacer esto por las malas —La amenazó  sin una pizca de sutileza— En mi casa nadie se va a dormir con el estómago vacío.

— Ca… Catra yo…

— Nada de peros ni excusas —La interrumpió la trigueña sin ánimos de ceder, sentándose a su lado en la cama a la vez que esta se levantaba casi de un salto toda consternada y obviamente preocupada— Come y después si quieres que me vaya, me iré, pero no quiero ver ni una sobra en ese plato.

Dicho esto, le entrego el plato, los cubiertos, tomo un libro que tenía en su mesita de noche y sin decir nada más se dispuso a leer en silencio mientras le daba la espalda a Adora, la cual se removió inquieta en la cama sin saber que hacer para al final suspirar pesadamente y comenzar a comer lentamente.

Catra no sabe por cuánto tiempo estuvo escuchando como el tenedor chocaba contra el plato entre intervalos absurdamente largos que no le dejaban duda alguna de que la comida volvería a enfriarse antes de que la rubia terminase de comer, aún así Adora no se detuvo hasta terminar con todo lo que había en el plato.

— Gracias… Estaba bueno —Dijo Adora cuando finalmente terminó de comer, a lo que Catra volteó lentamente hacia ella haciendo la desentendida.

—  Me alegro —Dijo dejando aun lado el libro para tomar el plato y los cubiertos— Te dejo descansar entonces.

Y tal cual como había prometido Catra volvio a salir de la habitación, apagando la luz y dejando nuevamente a la rubia sola, la cual no hizo nada para detenerla. Tras esto Catra lavo los platos de la cena y para tratar de distraerse un poco y de darle un espacio de aunque sea un par de horas de privacidad a su novia, se puso a preparar comida para el día siguiente, pensando en cosas que pudiera preparar fácilmente que fueran del agrado de Adora y que solo pudiera calentar rápidamente al día siguiente para no estar mucho tiempo en la cocina. 

Tras esto fue a cepillarse los dientes, a lavarse la cara y se quedó sola en la sala esperando a que fuera una hora decente de ir a dormir, donde solo respiro hondo y se animó a volver a entrar en la habitación que compartía con la rubia, teniendo cuidado de no hacer mucho ruido para no despertar a Adora, asumiendo que esta vez si estuviera dormida, se acercó a la cama y con todo el cuidado del mundo para no hacer ruido con la cama al acostarse, desistió de la idea de arroparse y trato de mantenerse a una distancia prudencial de ella… o bueno, esa era la idea, pero la verdad era que no habían pasado ni cinco minutos cuando mentalmente volvió a mandar todo a la mierda y solo la abrazo por detrás con cuidado usando su mano libre para acariciarle el cabello suavemente.

Si alguna vez has intentado hacer algo como esto, sabrás que esta posición no es precisamente muy cómoda y que normalmente es difícil saber donde colocar el brazo que normalmente estaría debajo de la cabeza de tu pareja como almohada o debajo de tu cuerpo. Sin embargo, la trigueña decidió no darle importancia a eso ni que su brazo libre estuviera en una extraña posición por encima de su cabeza, ni que de hecho ya estuviera incomoda, solo se centró en tratar de transmitirle algún tipo de confort a la rubia, aunque esta no fuera consciente de ello.

No sabe cuánto tiempo estuvo así, ni cuando se le empezó a dormir el brazo sintiendo aquel molesto cosquilleo u hormigueo que se extendía por todo su brazo, desde el hombro hasta la punta de sus dedos, siendo cada vez más intenso y molesto hasta que simplemente tuvo que darse la vuelta hasta quedar boca arriba, moviendo el brazo con cuidado al frente abriendo y cerrando rápidamente la mano intentando normalizar la circulación sanguínea, sintiendo una gran molestía que poco a poco se transformó en alivio, permitiéndole bajar el brazo y dejarlo reposar en la cama por lo menos por un momento antes de volver a su posición anterior.

— ¿Estás molesta conmigo? —Dijo Adora de repente sorprendiéndola un poco.

— No —Respondió tras unos segundos.

— No me mientas… 

— No lo hago —Respondió en el acto pues era obvio que Adora seguía arrastrando lo que había pasado esa tarde en su cita— solo no estás lista para dejar de aparentar ser lo que no eres.

— Lo… lo siento —La voz de Adora se quebró un poco y Catra se maldijo mentalmente por ser tan mala para expresarse con personas tan abiertas y emocionales como la rubia.

— No tienes que disculparte, es normal —Trato de arreglar las cosas volviendo a acostarse de lado y acariciando el brazo de la rubia— al principio siempre es difícil, luego solo aprendes a mandar al demonio a todo el mundo y ya luego dejará de afectarte en algún momento, además no estás sola en esto y lo sabes.

Adora permaneció en silencio por lo que fue un minuto casi eterno, para luego darse la vuelta lentamente hacia Catra, quien se tensó un poco al ver la triste y apagada expresión de su novia, quién parecía no haber escuchado realmente casi nada de lo que había dicho.

— No sé si pueda hacerlo —Confesó finalmente Adora dejando escapar una tras otra lagrimas que se deslizaron por su enrojecidas mejillas hasta caer en su almohada— Me sentía horrible, juzgada, presionada, no podía respirar y todo se oscureció a mi alrededor… No quería sentirme asi, pe… pero no podía evitarlo y luego tú… tú tuviste que cargar con todo… No podía verte, tenía miedo, me sentía mal y… no puedo dejar de pensar que te decepcione aun después de todo lo que has hecho y…

— Detente —La corto Catra con voz tajante y la expresión endurecida, haciendo que Adora se encogiera más sobre sí misma en la cama, pero Catra impidió que terminase en posición fetal abrazándola a la fuerza— No estoy molesta, no estoy decepcionada, ni mucho menos te estoy culpando de nada idiota.

Adora no dijo nada, solo sollozo débilmente contra su pecho mientras temblaba levemente, a lo que Catra aflojo un poco la fuerza de su agarre, acariciando suavemente y con cuidado su espalda, pues justo ahora a pesar de ser más alta y formina que ella, en este momento Adora se sentía tan diminuta como si se hubiera reducido entre sus brazos.

— El plan original era ayudarte a prepararte mentalmente para esto, para huir juntas, para dejar todo atrás y buscar un futuro mejor juntas… 

Quizás no era el mejor momento para esto, quizás habían mejores palabras que decir para tranquilizarla, pero no las encontraba y no pensaba quedarse en silencio mientras Adora se derrumba entre sus brazos, después de todo este era un problema que sabía que tarde o temprano ocurriría y lo único que podía hacer era enfrentarlo como mejor sabía.

— Mi padre y mi abuelo arruinaron eso, luego te puse mucha presión y todo lo demás paso tan rápido que no sabes como agradezco que al final hayas decidido venir conmigo —Continuó con cuidado, hablando lo más suave que podía y sin dejar de acariciar la espalda de Adora en ningún momento— poco a poco nos estamos adaptando a vivir juntas y ya casi no discutimos, ahora solo tenemos que dar el siguiente paso juntas…

De nuevo solo hubo silencio de parte de Adora.

— Tú y yo tenemos que abrirnos camino juntas, seguir avanzando lado a lado y ayudándonos mutuamente cuando alguna no pueda con algo, como una pareja —Continuó buscando cada vez con más empeño confortar a Adora, pero parecía que sus esfuerzos estaban siendo en vano— Cada vez que te sientas insegura, con miedo, sola o simplemente que no estás haciendo lo suficiente, te abrazaré como lo estoy haciendo ahora y juro hacer hasta lo imposible por hacerte sentir mejor y por ayudarte en todo lo que necesites.

Aún la respuesta o siquiera una reacción por parte de Adora brillaban por su ausencia, aun así la trigueña no pensaba rendirse.

— Luego cuando yo me pase de terca, orgullosa y cascarrabias sé que tú estarás ahí para mi para hacerme ver lo que por mi cuenta no sería capaz de ver, hablaremos, me regañaras un poco y volveremos a estar como siempre. 

No hubo respuesta, pero al menos su cuerpo ya no temblaba tanto como antes.

— Este camino que escogimos no es fácil, pocas veces habrá gente que nos comprenda y que no nos juzgue por estar juntas, por romper la norma social o por simplemente ser felices aunque les duela… Lo que quiero decir con todo esto Adora, es que nada importa siempre que estemos juntas, porque yo estaré aqui para ayudarte en cada paso hasta que puedas andar con la frente en alto, sin miedos ni disfraces, solo siendo tú misma sin importarte los demás. Creeme por favor, siempre me tendrás para apoyarte cuando más lo necesites. 

De repente Catra sintió como algo se aferraba a su camisa, luego los brazos de Adora comenzaron a rodearla poco a poco y ella la correspondió afianzando aún más el abrazo que compartían. Adora aun sollozaba apagadamente sobre su pecho mientras se aferraba a ella como si la vida se le fuese en ello, parecía que quería decir algo, pero simplemente no podía, al menos no por ahora y Catra estaba dispuesta a pasar cuantas horas fuera necesario consolandola ya fuera hasta que encontrara la fuerza para decir todo lo que quería decir o hasta que simplemente se quedara dormida por todo el agotamiento y el estrés emocional por el que había pasado ese día.

Al final la tensión en el cuerpo de Adora desapareció quedándose profundamente dormida, momento que la trigueña aprovecho para acomodarse y acomodarla a ella boca arriba en la cama, arropándola bien para luego solo acurrucarse a su lado, abrazándola con un solo brazo y esperando que a pesar de todo lo que había pasado hoy, ella pudiera descansar aunque sea un poco.

Todo lo que había pasado con Adora podía decirse que era su culpa, pues ella bien sabía que algo así podía pasar, por eso había planeado con tanto detalle todos los pasos previos antes de huir, logrando que Adora aprendiera a relajarse y a sentirse cómoda con ella estando a solas y de no haber sido por culpa de su padre y de su abuelo, estaba segura de habría podido ayudarla a prepararse mentalmente para todos los cambios que tendrían que afrontar y eso sería después de que lograse convencerla para que huyeran juntas y, aun así estaba segura que algo como esto pasaría tarde o temprano, pues no era lo mismo para ella que llevaba ya unos buenos años segura y conforme con su sexualidad y con su estilo de vida, que Adora que estaba empezando a adentrarse en ese mundo, donde todo era nuevo y diferente a lo que estaba acostumbra y donde dados los prejuicios de la sociedad en la que vivian, su relación era un tabú y como tal implicaría que serían juzgadas y criticadas por la misma, pero la idea era convencerla de todo lo que le había dicho ahora, lo cual debió de decirselo desde que volvieron a reunirse, pero conscientemente había estado evitandolo por miedo a romper la pequeña burbuja de felicidad que tenían ahora.

La verdad era que ya había llegado la hora de enfrentar el lado no tan bonito de su romance, pues aunque estuvieran a principios de los 2000s, o del nuevo milenio como muchos decían, lo cierto era que su amor seguía siendo tabú y quién sabe cuántos años tendrían que pasar para que dejase de serlo y hasta entonces tendrían que seguir enfrentando todo juntas, tanto como su relación durara, lo cual podía ser hasta el final de sus días o simplemente derrumbarse en cuestión de meses o años.

Por ahora Catra solo sabía que tendría que poner mucho más de su parte para ayudar a su novia a afrontar las consecuencias de la decisión que habían tomado, ya dependería de ella el lograr que su relación saliera a flote después de cada obstáculo y bache nuevo.



 


 

— A la mañana siguiente —

Cuando la molesta luz del día finalmente obligó a Adora a abrir los ojos entre maldiciones internas y los quejidos propios de alguien que no quiere levantarse de la cama tan temprano en la mañana, Adora notó que estaba sola en la cama, que la funda de su almohada había desaparecido y que la puerta de la habitación estaba abierta y que además de los tenues ruidos de la cocina, ya empezaba a hacerse notar un agradable olor proviniendo de esta.

Con cierta pesadez en el cuerpo y con un molesto ardor en los ojos se levantó de la cama y se encaminó hacía la puerta, viendo a Catra moviéndose de un lado a otro en la cocina, entre preparando la comida y acomodando todo en la mesa del comedor.

— Vaya, vaya, ya era de que despertaras bella durmiente —Dijo la trigueña burlonamente como si nada hubiera pasado, si detenerse ni un momento en lo que hacía— Ve a cepillarte y a lavarte la cara que pareces salida de una película de zombies, el desayuno estará listo en 10, así que más te vale tener hambre.

Sin saber que decir y siendo consciente de todo lo que había ocurrido anoche, Adora solo se limitó a obedecer, yendo al baño a cepillarse bien los dientes, lavándose las manos y la cara varias veces hasta que se sintió levemente más refrescada dar al menos quince vueltas en el baño, decidió salir finalmente y enfrentar lo que sea que le esperase ahí afuera, pero solo encontró a Catra terminado de acomodar todo en la mesa del comedor y…

— ¿Eso que estoy viendo es un florero? —Fue lo primero que salió de boca ante el inesperado objeto en la mesa.

— Así es genio —Dijo Catra sacándole la lengua de mala gana— Y antes de que preguntes si, lo que está dentro es una flor y no. No te voy a decir de donde los saque, ahora apresúrate y siéntate antes de que la comida se enfríe.

— Okey —Dijo asintiendo mientras se apresuraba a ocupar su lugar en la mesa— por cierto, siento mucho lo de ayer… no sé que me pasó.

— Yo sí, se llama ataque de pánico y es posible que vuelva a ocurrir en otros momentos —Dijo con simpleza la trigueña mientras extendía una mano sobre la mesa frente a la rubia, que solo la miro extrañada— y cuando eso suceda idiota, recuerda que yo estaré aqui para ayudarte a superarlo, después de todo si estamos juntas no hay nada que no podamos hacer ¿No es así Kovacs?

— Tienes razón, Grant —Dijo sin poder evitar que se le escapase una leve carcajada mientras tomaba la mano de la trigueña— Creo que me costará un poco lidiar con el sentirme juzgada todo el tiempo, pero prometo hacer lo mejor que pueda para no causarte problemas.

— No te preocupes tanto por causarme problemas y preocúpate más por lo que te haré si dejas que se enfríe la comida.

— Si, mamá.

— Idiota —Gruño la trigueña soltando la mano de la rubia y disponiendose a comer supuestamente disgustada, para luego añadir— ya si quieres, después de comer hablamos con calma de lo que paso. 

Adora asintió sintiéndose aliviada que Catra estuviera siendo tan comprensiva con todo este asunto, quizás algo tenía que ver lo que le había prometido de hacer un esfuerzo por mejorar la manera en la que afrontaba sus problemas, o quizás fuese porque la entendía al haber pasado por algo similar cuando descubrió que tenía gustos fuera de la media, quizás su proceso para aceptar y entender esto fue muy diferente al que ella tendría que pasar ahora y quizás sólo fueran las propias inseguridades que Adora venía arrastrando desde hace años lo que ocasionaron que todo lo del día anterior le afectarán más de lo debido. Al final podrían ser muchas las causas que detonaron su ataque de pánico, pero nada de eso cambiaba el hecho de que últimamente llevaba dándole varios sustos y preocupaciones innecesarias a la trigueña, que de alguna manera se las estaba ingeniando para lidiar con sus problemas emocionales mientras mantenía en pie y funcionando todo el plan de fuga, sin verse afectada ni abrumada por todo con lo que estaba lidiando.

Quizás ya era hora de que Adora empezara a poner más de su parte para que esto funcionase.

 

 


 

— Más tarde, esa noche —

Luego de que Adora finalmente se quedase profundamente dormida, Catra salió con mucho cuidado de la habitación evitando hacer cualquier ruido, se coloco un abrigo y los zapatos que había dejado en la sala, tomó sus llaves, su teléfono y salió del departamento con el mismo sigilo con el que lo había hecho de la habitación, bajo con prisa las escaleras del edificio hasta la planta baja del edificio, salió del mismo y sin pensarlo dos veces abordo el auto que aguardaba por ella, el cual emprendió la marcha apenas la trigueña estuvo en su interior.

— Te tomaste tu tiempo —Dijo el conductor con un molesto tono de burla que la trigueña no paso desapercibido, pero que no dejo que la molestara tampoco— ¿Problemas en el paraíso?

— Eso no te incumbe —Lo cortó Catra zanjando el tema sin rodeos— ¿Tienes lo que te pedí?

— ¿Con quién demonios crees que estás hablando, gatita? —Replicó sonriendo con sorna el conductor— Por supuesto que sí, ya lo verás.

— Bien, necesitaré un par de cosas más aparte, luego te daré los detalles y…

— ¿Estás segura? —La interrumpió el conductor dejando a un lado su tono bromista, mientras hacia unas señas desde la ventanilla del auto para que uno de sus compañeros abriera el portón que resguardaba el lugar al que se dirigían— Porque el panorama no pinta nada bien.

— Mierda —Gruñó golpeando la guantera del auto— ¿Cuánto?

— Un par de días a lo sumo, pero yo no me confiaría —Suspiró mientras estacionaba el auto frente a un galpón— Les están pisando los talones y por dos bandas y me temo que es por darle tanta libertad a la princesa.

— Eso no importa ahora —Gruño estrujandose la sien mientras pensaba en que hacer— Hay que cambiar al plan C y prepararnos para el D.

— Repito —Volvió a sonreír con altanería el hombre mientras usaba su fuerza para abrir la santamaría del galpón tirando hacía arriba con fuerza— ¿No sabes con quién estás hablando?

Catra no pudo evitar soltar una carcajada ante lo que veía.

— Aparentemente con un bastardo muy precavido —Sonrió dandole un golpe en el hombro— Esto definitivamente será útil, solo necesito salir de esta ciudad cuanto antes.

— Si fuera tú iría a despertar a la princesa y me iría ahora, los chicos y yo nos encargaremos de ganar un poco de tiempo, pero no prometo milagros —Suspiró de nuevo el hombre— solo recuerda que me debes una… y si todo funciona, será una bien grande.

— Cuenta con ello —Asintió chocando su mano con la de su acompañante fraternalmente— Nos veremos en el punto de encuentro acordado, estare atenta a cualquier señal de cambio del plan… en el peor de los casos ya sabes que hacer.

— Seh, esperemos no llegar a eso. Ahora revisa todo esto para que puedas ir a despertar a tú princesa —Bromeó de nuevo el hombre dándole un golpe en el hombro a la trigueña— si te apresuras puede que te de chance a pensar en alguna buena excusa.

— Eso… será complicado —Suspiró con resignación Catra, anticipando lo que le esperaba al volver— Bueno, veamos que tienes ahí que el tiempo apremia.

Catra sabía que tarde o temprano algo como esto pasaría y que quizás debió haberse apegado al plan y mantener encerrada a Adora hasta que hubieran estado a salvo, pero no podía simplemente hacerle eso a ella, no podía negarle libertad o eso la afectaría mucho, solo basta con ver lo que ocurrió estos dos días y quién sabe cómo le afectaría el saber lo que estaba pasando ahora… O quizás solo le estaba dando muchas vueltas, quizás también estaba sobreprotegiendo demasiado a Adora… quizás debería empezar a confiar más en ella y en esa fuerza que tanto la caracterizaba y que Catra conocía mejor que nadie.

Quizás era hora de cambiar algo más que el plan de escape…

Notes:

De nuevo tarde para actualizar, pero aquí estoy.

Espero que les haya gustado este cap y si, como pueden ver, las cosas están a punto de comenzar a complicarse para la pareja.

Catra ha planeado esto por mucho tiempo esto y cree estar preparada, pero la naturaleza despiada y egoista de sus perseguidores no conoce límites y un solo descuido de su parte, podría significar el final de este intento de ser feliz con quien ama.

Adora por su parte hay mucho que aún desconoce y mucho más lo que debe enfrentar de ahora en adelante, en especial con el.oscuro panorama que se muestra ante ellas.

Con este capítulo, quedan solo dos más para concluir la segunda parte de esta historia, espero que tanto aquellos que recien comienzan a leer, como aquellos que ya llevan tiempo siguiendo mis disparates literarios, además de tenerme paciencia por lo mucho que tardo en actualizar, también puedan disfrutar los siguientes capítulos XD.

También cualquier comentario, duda o sugerencia sientanse libres de escribirme que con gusto les responderé a la brevedad posible. Del resto, muchas gracias a todos por seguir leyendome.