Actions

Work Header

La Propuesta (Elígeme a mí)

Summary:

La notificación final de registro civil para omegas llega en un momento muy poco oportuno. Con la posibilidad de no poder correr más en la Fórmula 1, Sergio tiene que tomar la decisión de enlazarse con alguien lo más pronto posible, el problema es que no solo no quiere, enlazarse es un problema de proporciones mayores y en cualquiera de los escenarios, los riesgos son más grandes que los beneficios.

Hasta que cierto alfa rubio proveniente de Holanda que también ha recibido su notificación decide que no va a dejar que su compañero tome la decisión equivocada. No en su guardia, no cuando ha esperado esto tanto tiempo.

Notes:

Hola! Ya volví xDD Con una nueva historia que no me podía sacar de la cabeza. Espero que sea de su agrado tanto como mi otra historia ---> "Por si un día me recuerdas" https://ao3-rd-3.onrender.com/works/57433000
Para aquellas que no la hayan leído, las invito a leerla. <3
Algunas aclaraciones sobre la historia:
1. Max y Checo aquí tienen su edad IRL. No pretendo seguir eventos canon, aunque trataré de mantener una línea de tiempo coherente.
2. Este universo Omegaverse es más radical y tradicional. En mis tiempos(?) el omegaverse era muy sencillo, ahora han metido muchas cosas que no se veían antes y quiero probar a usarlas porque me parecen interesantes.
3. Se hablará mucho del machismo/alfacentrismo que existe en este universo.
4. No hay mpreg, pero sí habrá Pato! xDDD Ya verán. Anyway.
5. Esta idea surgió de un rolplay que estoy teniendo con una chica. xD

Creo que es todo, si se me escapa algo, iré aclarándolo. c: Muchas gracias por leer, espero sus opiniones y comentarios si es de su agrado el inicio de esta historia.

Chapter 1: La Notificación

Chapter Text

Capítulo 1. La notificación.

Era muy temprano por la mañana, y no es que no sea una persona mañanera, está acostumbrado a despertar temprano por todas sus responsabilidades, pero tenía sueño y odiaba ir a una reunión tan temprano cuando había dormido solo 4 horas por estar en jugando videojuegos gran parte de la noche, así que sí, despertar temprano para ir a la fábrica era un dolor en el trasero… y en la cabeza.

Bostezó con pereza mientras arrastraba sus pies por la fábrica. Le habían citado a esa hora, su manager, su abogado y al parecer el abogado y manager de Checo también estarían ahí, contando a Christian y abogados de Red Bull. No le preocupaba, en realidad le ponía a pensar en qué habían hecho para que los llamaran a una reunión así de repentina. Quizá les habían puesto una multa juntos, otra vez, como esa vez que ambos pasaron los límites de velocidad en el pit lane y fueron multados simultáneamente. Eso había sido hasta cierto punto ridículo.

Sacaba algunas conjeturas más, pero ninguna le hacía coherencia así que lo dejó por la paz cuando por fin llegó a la sala de conferencia donde le habían citado. Tocó y se adentró solo para encontrarse con las miradas de todos posadas en él. Aquello le sorprendió un poco, ya que no se esperaba que todos hubiesen llegado antes que él, pero estaba a tiempo, o al menos eso era lo que su reloj decía.

—Buenos días, lamento si me retrasé. —Se disculpó y se adentró, sentándose en medio de su manager y su abogado quienes le señalaron el asiento. Checo estaba sentado de la misma forma, como siendo protegido por aquellos dos.

—Descuida, estás puntual. —Christian dijo y al parecer todos estaban esperándolo con ansias porque comenzaron la reunión.

—Ahora que ya estamos todos iniciemos, primero que nada, les agradezco por venir después de una notificación con tan poco tiempo.

Max no sabía que sucedía y al darle una mirada a Checo y que este le regresara la misma expresión de duda que le conocía, supuso que ninguno de los dos estaba enterado de qué estaba pasando, así que volvió a prestar atención a Christian.

—El día de ayer recibimos las notificaciones de registro civil departe de los gobiernos de cada uno de ustedes. —Dijo el mayor y los abogados de Red Bull pasaron copias de unas hojas a cada uno de los abogados de ellos. Checo y él intentaron estirar el cuello para tratar de leer lo que la notificación decía, pero no pudieron hacerlo y al darse cuenta que hacían lo mismo, sonrieron algo avergonzados y volvieron a escuchar.

—Lamentablemente, con estas notificaciones nos encontramos en un problema de proporciones mayúsculas porque para Checo es la última notificación de registro. Para Max es la segunda notificación, pero las políticas de su país han cambiado. Max responde a la nacionalidad holandesa y el año pasado cambiaron sus políticas con respecto a la tasa poblacional de alfas y omegas nacidos y registrados en Holanda.

Max se encontraba perdido, miró a Checo una vez más, quería preguntarle con la cara nuevamente qué sucedía para que de algún modo telepático le dijera lo que estaba sucediendo, pero por la forma seria en la que estaba su compañero, sintió que algo no estaba del todo bien.

—El gobierno de Holanda le extenderá a Max una prórroga de tres años más. La edad se redujo para alfas y omegas holandeses hasta los veintisiete, pero el gobierno seguirá con su política de extender prórrogas a los deportistas de alto rendimiento y a Max le otorgarían un permiso de tres años más para presentarse legalmente con su registro civil.

En ese momento comenzó a comprender un poco de lo que estaban hablando, su abogado le pasó la hoja de notificación, así que por un momento dejó de poner atención y leyó lo que decía la notificación. Checo leía la suya también, así que Horner les dio un momento para asimilarlo.

(…)

Notificación de Registro Civil (Segunda Notificación)

Se expide la siguiente notificación conforme a lo estipulado en los artículos 39 y 40 de la ley federal de registro civil de ciudadanos y ciudadanas con segundo género alfa y omega.

La presente informa a: Max Emilian Verstappen. La monarquía constitucional de los Países Bajos solicita el registro civil del ciudadano en un periodo de 1 mes. Con su estatus de: Alfa.

El periodo de solicitud de prórroga para ciudadanos de excelencia debe ser solicitado en la primera semana de la entrega de la notificación. (Conforme al artículo 45 de la ley federal de registro civil)

 

Notificación de Registro Civil (Notificación Final)

El gobierno de los Estados Unidos Mexicanos solicita al ciudadano: Sergio Michel Pérez Mendoza, presente su registro civil estipulado en los artículos 79, 80 y 81 de la ley federal de registro civil de ciudadanos con segundo género biológico.

Habiendo cumplido con su periodo de prórroga solicitado en tres ocasiones y otorgado debido a su posición como atleta de alto rendimiento, el gobierno federal le requiere su presentación y registro civil de estatus: omega. En un periodo de 3 meses luego de la entrega de la notificación.

(…)

La forma seria y severa en la que Checo dejó la hoja en la mesa provocó un mal presentimiento en Max. Ya comenzaba a comprender lo que estaba sucediendo, así que él también dejó su hoja que decía muchas más cosas, pero leer el principio era más que suficiente.

—Tenemos tres meses para que Checo presente su registro civil, o su gobierno lo va a obligar a regresar, le van a quitar su visa de trabajo y no es todo, la FIA es muy estricta con respecto a los registros civiles, si Checo no llegara a presentar su registro civil, le quitarán la súper licencia.

Max miró a su compañero una vez más cuando Horner dijo eso, la realidad posándose en su estómago como un malestar estomacal, pero lo sombrío del ambiente alrededor de Checo y la forma en la que su aroma se había amargado un poco, le dijo todo.

Checo usaba esos parches bloqueadores de aroma todo el tiempo, aun cuando no estaban en los circuitos, pero Max siempre había sido capaz de atrapar el aroma de su compañero, así que notaba los cambios de este, sobre todo si eran bastante bruscos o fuertes.

Hubo un silencio que quiso llenar con algo, preguntar algo, decir algo, quizá hasta maldecir aquel estúpido registro, pero nada salió de él y su manager le palmeó el brazo como diciendo: “No digas nada todavía”.

Los gobiernos de todos los países tenían sus propios códigos federales con respecto a la tasa de natalidad de alfas y omegas, llevaban un registro y controlaban la población muy estrictamente con reglas bien definidas de lo que se esperaba de las personas con segundo género. La población más alta era la de los betas, personas comunes que no necesitaban apegarse a ninguno tipo de código y vivían sus vidas relativamente tranquilas con una biología normal. Sin embargo, en todo el mundo existían omegas y alfas, personas con una segunda biología animal proveniente de la evolución de lobos. Este tipo de personas cumplían su función y cada país se enorgullecía de la tasa de natalidad de alfas y omegas como si fuese alguna clase de competencia, razón por la cual existía el registro civil de alfas y omegas.

El registro dependía de cada país, pero era simple: a una cierta edad, el alfa o el omega tenía que presentarse enlazado, con una marca legítima y un matrimonio. La edad dependía demasiado del país donde se viviera. Ejemplo era Holanda, que al ser un país pequeño con una tasa de natalidad que comenzaba a bajar cada vez más, había cambiado su política y establecido la edad máxima de registro para ciudadanos dentro y fuera del país a los 27 para alfas y 25 para omegas. México, en este caso, al ser un país más grande y con una tasa alta de alfas y omegas, mantenía el registro abierto hasta los 30 para los alfas, pero 25 para los omegas y había solo dos maneras de zafarse de ese registro.

—Sabíamos de antemano que esta situación sucedería más temprano que tarde. Habíamos solicitado la última prórroga de Checo cuando entró a Red Bull y sabíamos que solo tendría tres años más antes de que solicitaran en definitiva su registro así que el último mes estuvimos discutiendo con él algunos planes sobre esto, tomando en cuenta los riesgos que implicaba hacerlo. —El manager de Checo hablaba, llenando el silencio tenso que los había invadido, pero provocando aún más incertidumbre. Max solo podía mirar a Checo, como pidiéndole que le devolviera la mirada, quería saber qué pasaba con él, de alguna forma reconfortarlo.

No pueden quitárnoslo, es nuestro. La voz de su alfa lo distrajo y trató de callarla, pero sonaba como ecos en todo su ser.

—Hemos preparado una lista de candidatos que podrían ayudarnos en este problema. Sin embargo, consideramos la propuesta de la compañía y queremos que todos los presentes la escuchen. —Concluyó el hombre, lo que hizo que Checo levantara la mirada hacia su manager, como pidiéndole una explicación. Sin embargo, el abogado de Max habló.

—La empresa Red Bull Racing tiene un contrato muy elaborado con mi cliente el señor Verstappen. Una de las cláusulas estipula que, dada la circunstancia, mi cliente llegase a encontrarse en la situación de emparejarse biológicamente con un compañero omega, la empresa cedería la prioridad al señor Verstappen por encima de las demás solicitudes y claro, si el consintiera así el emparejamiento.

Max miró a su abogado, entendiendo apenas pío de lo que estaba diciendo. ¿Cuál cláusula? ¿Cuál emparejamiento? La verborrea que salió de la boca de su abogado necesitaba explicación. Esta vez sintió una mirada sobre él así que giró la cabeza y encontró la mirada de Checo, como si le preguntara que de qué mierda estaba hablando su abogado, pero no supo qué contestarle.

Así se comunicaban ellos, con caras. Era fácil, sabían cada mueca que ponían y lo que esta significaba. En ese sentido, estaban conectados.

—Lo que significa que ante la situación de su compañero de equipo el omega Sergio Pérez, el alfa Max Verstappen toma en consideración la solicitud que el equipo de Red Bull Racing y el equipo del señor Pérez están presentando.

Estaba perdido, nuevamente estaba perdido. ¿Él cuándo había dicho eso? No entendía nada.

—Con base a esto hemos elaborado un acuerdo que está sujeto a cambios. —El abogado comenzó a repartir hojas a los abogados de Red Bull y al abogado de Checo quien comenzó a leer inmediatamente, aunque su abogado hizo lo propio. —En el acuerdo el señor Verstappen se compromete a concretar el apareamiento biológico rutinario durante la época de celo más próximo del señor Pérez, solicitando la custodia completa después del periodo de gestación y el alumbramiento.

Max se sintió entumido y perplejo.

Había dos únicas maneras de escaparse del registro civil. La primera era obvia, sufrir una enfermedad mental o crónica, o tener alguna discapacidad física. La segunda era tener un bebé. Más complicada, pero efectiva.

Los gobiernos se regocijaban de la tasa de natalidad de alfas y omegas por lo cual su primordial preocupación era que nacieran más cachorros de casta alfa y omega, los cuales se conseguían únicamente si un alfa y un omega se emparejaban y procreaban un bebé. Una vez que el gobierno tomara nota del nacimiento de un bebé por una pareja de alfa y omega, si la pareja se enlazaba con una mordida o no, si se mantenían juntos o no, eso ya no le interesaba al gobierno.

Era más común de lo que parecía, que alfas y omegas tuvieran cachorros sin un enlazamiento completo. Los enlazamientos eran delicados, algo para toda la vida, así que no muchos se arriesgaban a esa clase de compromiso a menos de que estuvieran completamente seguros. 

—Max… ¿de verdad? —La acusación le perforó el corazón, sobre todo al ver la cara llena de decepción y tristeza que le dio Checo.

Estaban pretendiendo que él y Checo tuvieran un bebé, para escaparse del registro y posteriormente le darían toda la custodia a él del cachorro, para poner las cosas simples. ¿Qué iba a hacer él con un bebé? Oh, Jos…

Max parpadeó confundido y luego miró a todos, que esperaban que diera una respuesta. Sintió ganas de vomitar, pero levantó la mano, para pedir la palabra, porque quería que le pusieran atención, aunque luego la bajó, sintiéndose tonto.

—Ah… ¿alguien me dice de dónde salió eso? —Señaló la hoja del contrato.

—La oferta que nos hacen es irrespetuosa y arcaica. —Dijo el abogado de Checo, todos ignoraron la pregunta de Max, dejándolo colgado y confundido.

—Es lo que puede ofrecerse, no estamos en disposición de nada más. —Respondió el manager de Max, pedante y orgulloso, y el nombrado miró a su manager como si de repente le hubiera crecido otra cabeza.

—Pretenden usar a mi cliente como incubadora humana y después desecharlo. Esto no es lo que esperábamos. Tenemos una lista decente de alfas que han enviado su solicitud formal de cortejo para mi cliente, pero tomamos en cuenta el contrato que tiene con la empresa porque esperábamos una propuesta decente y respetuosa, pero esto claramente es un insulto. —El abogado de Checo hablaba de manera intensa y severa. Checo había bajado la mirada y sujetaba la hoja del contrato que el abogado de Max les había pasado.

—El acuerdo puede modificarse, podemos llegar a un arreglo siempre y cuando las dos partes estén de acuerdo, pero si no es así entonces la compañía se va a reservar la obligatoriedad de la cláusula de ambos contratos. —Horner intervino, al notar que el abogado de Checo comenzaba a levantar la voz. Sinceramente el director también consideraba que la propuesta había sido indecorosa e irrespetuosa, falta de tacto, pero ese tema no le correspondía a él.

—No lo vamos a aceptar, Checo. —Su manager le puso la mano en el hombro al omega, como para expresar su apoyo total. —Están las solicitudes de Hammilton, de Ricciardo y las de McLaren, además el manager de Álvarez me ha llamado porque quiere que nos reunamos.

No fue para nada discreto, como si con eso quisiera darles una cachetada para decirles que propuestas no le faltaban al omega, que solo estaban siendo meramente cordiales al escuchar la propuesta de su equipo.

Aunque, Max si sintió la bofetada. ¿A qué mierda se refería con las propuestas de Hammilton? ¡¿Y la de Daniel?! ¡¿Cuál McLaren?! ¡¿Y quién demonios era Álvarez?! Los demás comenzaron a discutir.

—¡Quieren todos parar! —Max levantó la voz, llamando la atención de todos. Aquello había sido la gota que derramó el vaso, porque nadie le estaba diciendo nada, ni explicando nada.

—Max, no digas…

—No, no, no. No me digas que no diga nada. ¿Qué mierda crees que soy? ¿Un niño? Mierda, te recuerdo que trabajas para mí. —Le espetó a su abogado. Estaba más que enojado. —En este maldito momento quiero que me digan de dónde salió esto. —Levantó la hoja del contrato. —Porque no recuerdo haber aprobado nada de esto. Ni siquiera entiendo la mitad de las mierdas que están diciendo. ¿Qué mierda creen que voy a hacer un cachorro? Y, primero que nada: ¿Cómo mierda creen que voy a embarazar a Checo?

La cantidad de veces que usó la palabra “mierda” hubiese hecho reír a Checo y molestar a Horner como en otras ocasiones, pero nada de eso pasó. Todos le miraban perplejos.

—Existe la inseminación artificial. —Su abogado dijo muy simple y Max gruñó.

—¡Ese no es el maldito punto! —Rompió la hoja en sus manos y se levantó de la silla.

—Max, tenemos que hablar de esto. —Horner se levantó, tratando de detenerlo, pero Max negó con la cabeza.

—Checo, ven conmigo. —Max rodeó la mesa y se acercó al omega, extendiendo su mano.

—Max… yo… —Este le miró preocupado y confundido por todo lo que estaba sucediendo.

—Ven conmigo, por favor. —Le insistió, parecía tan enfadado y decidido, que Sergio se levantó, tomó su mano y dejó que su compañero se lo llevara de la sala.

—No nos sigan, ya volvemos. —Masculló Max mientras sacaba al otro de la sala.

Los demás se quedaron sin palabras qué decir. Christian volvió a sentarse y tamborileó sus dedos sobre la mesa.

Max y Checo caminaron tomados de la mano, en silencio. Más bien Max tiraba de su mano y este trataba de seguirle el paso. No quiso decir nada porque todavía no sentía que fuese el momento, pero dejó que lo llevara a donde quería llevarlo y trató de no tropezar.

Pronto se encontraron en los jardines traseros del edificio de la compañía, era una zona muy bonita y cuidada que casi nadie visitaba así que había mucha privacidad ahí. Era un lugar que Checo había descubierto por error al perderse una vez y se lo había enseñado a Max. Solían ir ahí a esconderse para comerse algo que no debían debido a sus dietas, pero también solían ir ahí a descansar por la privacidad que ofrecía.

Max le soltó y bufó, aún se veía furioso, pero Checo esperó a que el otro hablara, porque sabía que quería decirle algo, así que se sentó en la banca de cemento que estaba ahí.

—No puedo creer todo lo que dijeron. ¿En qué mierda estaban pensando? —Se quejó el alfa y luego se giró hacia su compañero, poniendo sus manos en su cadera y mirándolo con algo de duda y arrepentimiento, aunque él no fuese culpable de lo que había pasado, en teoría.

—Es tu equipo, tú dime, Max. —Había un ligero tono de acusación por parte del mexicano y Max negó con la cabeza.

—Créeme, todo lo que dijeron no tiene nada que ver conmigo. Ni siquiera sé de dónde sacaron eso. —Max se dejó caer en la banca con un nuevo bufido molesto. —Perdón por sacarte de ahí de esa manera. Solo creo que necesito hablar de esto contigo antes de que haya un malentendido que no pueda arreglar.

—Descuida… honestamente quería irme de ahí, aunque sea solo cinco minutos, ya me estaban sofocando.

Se quedaron en silencio nuevamente, pero no era incómodo, quizá solo necesitaban ese silencio. Aunque no pasó mucho para que Max volviera a hablar.

—Lamento todo lo que dijeron, de verdad no tengo idea de dónde se sacaron eso. Fue tan irrespetuoso y horrible… —Sentía vergüenza de recordar la clase de propuesta que le habían hecho al omega.

—Está bien, te creo. —Checo sonrió un poco y Max apretó los labios con un poco de frustración.

—Si no presentas tu registro civil no van a dejarte correr más, ¿no es así?

—Así es… Van a regresarme a México a la fuerza, a que me enlace con alguien allá o tenga un hijo.

Eso ponía las cosas en perspectiva. Max mordisqueó su labio inferior con nervios.

—Ya veré qué hacer, tengo algunas propuestas que puedo usar como plan B. —Checo miró hacia las nubes, tratando de disipar lo mal que se sentía de decir eso. —Lewis no suena tan mal como Daniel.

Max levantó la cabeza y miró a Checo como si hubiese hablado en otro idioma y el omega se rio porque pensó que le miraba de esa forma por haber ofendido a Daniel.

—No me malentiendas, Daniel es muy amable y me cae muy bien, pero no tenemos nada en común. Lo único bueno es que todos quieren una relación estable, me ofrecen la oportunidad de seguir corriendo, terminar mi contrato con Red Bull y después darles un cachorro.

Max todavía le miraba y aunque Checo quería distraerse con las hojas en el suelo, Max pudo notar como sus ojos se llenaban de lágrimas, seguramente de frustración y decepción.

—Es lo que tengo que hacer, soy un omega, no puedo seguir corriendo de mi destino, al menos pretenden respetar mi contrato y esperar por el bebé. Son alfas, todos los alfas quieren un cachorro tarde o temprano.

No podía, no podía ni siquiera imaginar por un solo momento que Checo tuviera que enlazarse con Daniel, mucho menos con Lewis. Es nuestro, omega, nuestro, nuestro. Su tonto lobo seguía gruñendo.

—Checo… —El aludido le miró, Max tomó su mano y la apretó con nervios. —Cásate conmigo.

(…)

Un mes antes…

La plática con su manager y su abogado había sido inquietante y cansada. Le había dejado más preocupaciones que soluciones, porque no era para nada fácil que le dijeran eso y digerirlo de un golpe.

Sabía que pronto llegaría la notificación. Los países utilizaban el segundo mes del año para enviar las notificaciones de registro civil y que los notificados tuvieran tiempo de asimilar la noticia y tomar cartas en el asunto.

Un ciudadano con segunda biología podía permitirse tres prórrogas, dos de ellas de dos años y una más de 1 año. Los ciudadanos de excelencia que fuesen alfas u omegas podían pedir tres prórrogas, aunque la duración de estas se extendía a tres años. Entre los ciudadanos de excelencia se encontraban los artistas de cualquier medio reconocidos nacional o mundialmente, militares, deportistas de alto rendimiento, científicos e investigadores con reconocimiento renombrado.

México era un país machista y patriarcal, la edad para los omegas estaba muy por debajo de lo usual como en otros países igual o más grandes que la República. Ejemplo de eso era Gran Bretaña, sus omegas podían vivir tranquilamente hasta los 30 al igual que los alfas, las prórrogas de edad para ellos eran de cuatro años para los ciudadanos de excelencia y de 3 para los ciudadanos comunes. Estados Unidos permitía a sus omegas su registro civil hasta los 27 y el de los alfas a los 30. Incluso países más pequeños como lo era España, tenían su edad máxima de registro de los alfas y omegas a los 30. Todo dependía de la tasa de natalidad de alfas y omegas.

Había otros países pequeños que tenían que reducir esta edad para evitar el descenso de la tasa de natalidad. Ejemplo de eso era Mónaco, uno de los ducados más pequeños del mundo que también se jactaba de su pequeño registro de alfas y omegas. Entre los más famosos, Arthur y Charles Leclerc.

Convencerse a sí mismo de que las opciones que tenía frente a él eran lo mejor, le provocaba una desazón terrible y un dolor de cabeza peor.

Lewis había ofrecido su ayuda, había presentado formalmente una solicitud de cortejo para su consideración. No le sorprendía, pero le halagaba, después de todo habían tenido siempre un tipo de tensión sexual sin resolver que los atraía siempre que se encontraban. Sin mencionar lo del 2016. Lo que sí le había sorprendido habían sido las demás solicitudes.

La de Daniel había sido inesperada, incluso se rio de ello porque nunca le había parecido que Daniel gustase de él, más allá de pura amabilidad y compañerismo competitivo, no tenía ninguna otra cosa en común con Ricciardo, ni siquiera consideraba que fuesen amigos en realidad, eran meramente compañeros de trabajo y ocasionalmente conversaban muy bien, pero eso era todo.

De Saúl realmente le impresionaba y le hacía levantar una ceja con mucha duda. El famoso boxeador mexicano con quien hubiese tenido nada más y nada menos que una relación muy cordial que apenas y sí podía llamarse amistad profesional, tenía ya varios hijos, no necesitaba emparejarse con nadie, así que no entendía qué hacía mandándole una solicitud de ese tipo.

Estaban otros dos, hijos de empresarios mexicanos en los que ni siquiera podía pensar porque no los recordaba, porque estaba seguro que una sola vez en su vida los había visto y solamente por eso era una negativa total. Al menos a Saúl se lo había topado un par de veces, pero aquellos eran totalmente desconocidos.

Y luego por supuesto, estaban los otros dos inesperados. Cuando habían llegado los abogados de aquellos dos, había sido una sorpresa para todos, hasta para ellos mismos, porque no esperaban toparse ahí, claramente era una cosa de coincidencia muy extraña.

Ambos abogados dijeron sus discursos, entregaron sus propuestas y se marcharon no sin antes expresar que sus clientes estaban “altamente” interesados en que sus propuestas fueran evaluadas y aceptadas.

Checo aún seguía pensando en que aquellas dos eran una completa broma irracional, pero de cualquier manera las miró, las evaluó con su abogado y su manager por no más de cinco minutos y las pusieron en un folder que no quería volver a abrir.

Casi podía justificar una de las propuestas, ¿pero la otra? Le dejaba un tanto atontado de tanto pensar en ello.

Lando Norris y Oscar Piastri ni siquiera tenían la edad suficiente para estar enviándole a él, un omega de 34 años, una solicitud de cortejo como esa. ¿En qué estaban pensando?

 

 

Chapter 2: El plan

Notes:

Muy buenos días criaturitas, el día les dice: hola. Anyway, en vista de que Max perdió el GP de Holanda y que Checo bajó un puesto de su lugar original, traigo esto para contentarnos. Esperemos que vaya mejorando Checo, realmente le deseo mejores carreras y que haya podio 1-2 de mis toros pronto. Espero que les guste este capítulo. Me desperté súper temprano por la carrera, volveré a dormir. XDDD

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Capítulo 2. El plan

Sabía que su propuesta ocasionaría en el omega sorpresa, después de todo no lo había pensando bien y no había sido la forma más romántica de pedirlo. Si alguien le hubiese avisado de que iba a suceder esto, hubiese traído un anillo, se hubiera preparado mejor y le habría pedido su mano a su compañero de una forma mucho más romántica y propia, tal como se la merecía.

Contaba el hecho de que estaban en su lugar favorito, un lugar tranquilo que ambos siempre compartían, o al menos eso esperaba.

—Max… ¿Estás bien? —El otro le miró como si de repente le hubiera dado un aneurisma. No se esperaba esa respuesta, pero lo entendía.

—Claro que estoy bien, quiero que te cases conmigo. —Estaba muy decidido y hablaba tan serio que Sergio le miró nuevamente como sopesando si acaso le estaba bromeando. El omega puso una mano sobre la frente de Max comprobando si tenía fiebre o algo por el estilo, pero no encontró rastros de nada.

—Max, ¿sí te estás escuchando, cierto? —El alfa puso mala cara por un momento, pero la sonrisa del omega le relajó el malhumor.

—No quiero que te vayas. Si no te enlazas con alguien o tienes un bebé, vas a ser obligado a regresar a México, ¿no?

—Sí, tendré que hacerlo.

—Y si te enlazas con alguien aquí tendrías que tener un bebé después.

—Es probable. —El omega bajó los hombros y Max apretó con cariño la mano que estaba sosteniendo de Sergio todavía.

—Y si no tienes un bebé, tienes que enlazarte de cualquier forma, una mordida, para el registro civil.

—Max, es…

—Cásate conmigo.

Volvieron al mismo punto y Sergio sintió el deja Vuh.  Sin embargo, esta vez Max parecía que iba a explicarse.

—Si te casas conmigo, te daré una marca legítima y no tienes que dejar de correr por tener un bebé. No tienes que darme un bebé si no quieres, te pido me dejes cortejarte, de manera formal, y yo te daré mi marca y el estatus civil.

Hubo un momento más de silencio entre ellos, Sergio parecía estar analizando lo que Max le estaba diciendo, pero no le hacía lógica, ¿por qué Max querría cortejarlo?

—Por favor…

—Max, no es así de sencillo. ¿Estás consciente de que es un compromiso de por vida lo que me estás pidiendo?

—Bueno, tener un bebé con Daniel o Lewis también lo es. ¿No es así? Y si no son ellos es cualquier alfa en México con el que tendrás que enlazarte y no quiero eso.

—¿Por qué? —El omega frunció el ceño, confundido. Max negó con la cabeza, su lobo interno gruñía Porque eres nuestro, solo nuestro, nuestro omega.

—Porque me importas y no quiero que tengas que dejar el equipo por tener un bebé o por una estúpida licencia.

—Max, si esto es por el campeonato, seguro que podrás…

—No es por el campeonato, no tiene nada que ver con ello. Me importas, Checo. —La forma tan seria en la que Max hablaba provocaba que Sergio sintiera que revoloteaba su estómago con las proverbiales mariposas.

—¿Qué dirán tus abogados? ¿Qué dirán tus padres?

—Mis abogados trabajan para mí y soy mayor de edad, Checo. Por favor. Elígeme a mí, soy la mejor opción, te prometo que no voy a obligarte a tener un bebé, solo quiero que entiendas que eres importante para mí. No quiero otro compañero, no quiero que te marches, tampoco quiero que tengas un bebé con ninguno de ellos. Por favor, elígeme a mí.

No era definitivamente la manera en la que le hubiese gustado sacar a flote sus sentimientos escondidos por Checo. No se esperaba tener que hacerlo de esa manera desesperada, casi rogando porque lo eligiera, pero en realidad era el último recurso que le quedaba, no tenían tiempo, Checo tendría una semana para presentar su solicitud de registro civil y tres meses para efectuarlo de manera formal en su embajada.

—Te vas a arrepentir, Max. Eres un alfa joven, todavía tienes tiempo.

—No me importa, no voy a arrepentirme. De lo único que voy a arrepentirme es si dejo que el imbécil de Daniel te marqué.

Hijo de puta, mal amigo. Daniel más que nadie sabía del enorme enamoramiento que Max tenía sobre Checo, enviarle una solicitud de cortejo era nada más y nada menos que una puñalada de traición en la espalda.

—Bien… está bien… –Dijo después de un momento de pensarlo en silencio. –Acepto tu cortejo y tu propuesta, Max. —El omega asintió, no parecía que lo aceptaba de forma resignada aunque tampoco parecía del todo convencido, pero sonrió un poco cuando a Max se le iluminó la cara.

Checo no tenía tiempo, decidir sobre uno u otro era difícil, pero con Max fue… de cierta forma fácil. Su compañero era apuesto, tenía tendencia a hablar mucho, pero a él le encantaba escucharlo, siempre estaban juntos, hacían cosas juntos, comían juntos, trabajaban juntos. Así que, de todos, la opción de estar con Max era la que más parecía viable, la que le hacía lógica.

—Perfecto. —Max sonrió ampliamente y apretujó la mano de Checo, el omega solo le dio una sonrisa, aunque tenía todavía muchas dudas sobre lo que sucedería.

—Hay muchas cosas que pensar todavía, ¿vale? Y si quieres cambiar de opinión, puedes hacerlo, sin importar el momento.

—Descuida, eso no sucederá. Realmente estoy consciente de esto, y lo quiero. Te… te quiero a ti, me importas y… no podría dejar que fueses infeliz con alguien por la presión de elegir, ni que tengas que dejar lo que amas hacer por tener un bebé.

Las mariposas del estómago de Checo volvieron a revolotear provocándole sonrojarse, cosa que fue visible, pero Max estaba también sonrojado diciendo todo eso, así que no importaba.

—Vale… Gracias, Max. Por preocuparte tanto por mí. Aprecio que quieras ser mi alfa. —Se acercó a dejarle un beso en la mejilla, después de todo supuso que ahora eran una pareja, estaba correcto hacer esas cosas y qué mejor si le mostraba afecto de esa manera.

Max dejó de funcionar por un segundo, su aroma a naranjas salió escandalosamente dulce y se avergonzó al segundo.

—Bien… uhm… te hubiese dado un anillo si hubiera sabido que iba a pasar esto. También un collar, dios… en definitiva tengo que darte un collar. —Max intentó pensar en todas las cosas que tenían que hacer, pero de principio, la más primordial era el collar de cortejo.

—Oh, no te preocupes por eso.

—¡Claro que me preocupo! Quiero que tengas un collar, uno bonito que te guste. Es parte del cortejo. —Max lucía realmente preocupado por lo del collar y Checo se rio algo enternecido.

—Está bien, podemos ir a comprar uno después de que terminemos aquí, ¿qué dices? Seguro que cualquiera que encontremos será mejor que este. —Tiró un poco del collar de protección que llevaba. Era una banda de cuero grueso que le cubría la glándula y le protegía.

—Ok… iremos después. Ahora, vamos a decirles lo que decidimos, ¿te parece bien? —Max se levantó y le ofreció su mano.

Checo no podía creer que les hubiese tomado una conversación privada de 15 minutos para arreglar ese lío entre los dos. Aún tenía sus dudas y sus preocupaciones acerca de ese tipo de acuerdo. Se preguntaba qué clase de repercusiones tendría, las sociales, las mediáticas y las familiares, pero no le quedaban muchas opciones ni mucho menos tiempo. Tenía que elegir y había elegido a Max, quizá porque había una parte de él que tenía un crush masivo en su compañero de equipo.

(…)

Al volver a la sala, tomados de la mano, los presentes guardaron silencio de inmediato y les miraron como si fueran extraños. Quizá tenía que ver el hecho de que estaban tomados de la mano. Max abrió una silla de la mesa para Checo y este se sentó ahí, Max se quedó de pie un momento porque se sentía demasiado nervioso para sentarse.

—Ya decidimos algo. —Comenzó el alfa y pudo escuchar que Sergio suspiraba.

Horner les miraba fijamente, con las manos enlazadas sobre la mesa, muy atento, sus abogados y managers también les miraban de esa forma. Se sentían como niños regañados.

—Checo y yo vamos a casarnos. Le pedí matrimonio, él dijo que sí, asunto terminado. —Soltó sin más, sin querer darle vueltas al asunto.

—Max, no puedes…

—Claro que puedo. —Calló a su abogado. Le parecía que su abogado se estaba tomando demasiadas atribuciones con mandarlo y decirle qué hacer. —Casarme con alguien no tiene que ser un contrato que tengamos que aprobar con la compañía o con los managers. Sin ofender, pero es una decisión personal. Y es mi decisión. Nuestra decisión.

—Checo, ¿estás seguro? —El manager del omega preguntó con tranquilidad, queriendo únicamente asegurarse de que Checo estaba tomando la decisión que creía correcta. Era un hombre maduro que sabía tomar sus decisiones, pero quería estar seguro de que lo que estaba sucediendo era por decisión propia. Al omega le tomó un poco de tiempo responder, tomó aire y miró un momento a Max y luego a todos los demás.

—Es la mejor opción, es mi mejor opción. Si elijo a Lewis… más temprano que tarde tendré que dejar de correr. Una de sus cláusulas es que deje de correr por dos años para que le dé cachorros y… no puedo simplemente hacer eso. Daniel me pide terminar esta temporada y posteriormente dejarla para tener un bebé. Todos quieren una marca, quieren un enlace, pero quieren un cachorro tan pronto se pueda y… no quiero eso. Quiero terminar mi contrato con Red Bull como se tenía previsto y Max es el único que me está permitiendo eso.

—No sabemos si el señor Verstappen va a respetar lo que dijo, por lo que hemos escuchado aquí sus intenciones legales y personales pueden cambiar. —El abogado de Checo interrumpió, hablando muy severo, Max le dirigió una mirada de que quería arrancarle un miembro del cuerpo, pero el otro no se amedrentó, estaba siendo honesto y realista.

—Lo sé, pero… confío en él. De cualquier manera si me enlazo con cualquier otro, en algún punto la necesidad de estar con esa persona será tanta que no podré estar separado de él. Tendría que moverme de escudería a una donde pueda estar más cerca del alfa y… prefiero que sea Max, ya pasamos todo el tiempo juntos, será menos difícil de esa forma.

Christian lo sabía, permitir que Checo fuese cortejado por un Mercedes o alguno de los niños McLaren, supondría una brecha de información, eventualmente Red Bull tendría que reincidir de su contrato y si se diera el enlace, Checo tendría forzosamente que abandonar su carrera o cambiar de escudería a una que le permitiera estar cerca del alfa con el que se enlazara, aún como piloto de reserva si fuese necesario.

Red Bull no quería a nadie más en ese asiento, por el momento la opción de seguir con Checo era la más acertada. Max estaba contento y cómodo, era el único compañero que le había seguido el paso a Max y confiaban en que la temporada que venía fuese tan buena como la última que habían tenido, la renovación estaba en puertas, las negociaciones de dos años más en la escudería eran casi un hecho, perder no solo al piloto sino todo el flujo de patrocinadores que Checo tenía era un riesgo que Red Bull no quería tomar.

—¿Están conscientes de que es un compromiso de por vida si se enlazan? —El director les preguntó a ambos, mirándolos como si los quisiera analizar o meterse en sus mentes. Ambos asintieron.

—¿Y están conscientes de que es una decisión que no podrán cambiar? —Los dos volvieron a asentir con la cabeza. —Usen sus palabras. —Los regañó y los dos contestaron al unísono que “Sí”

—Bien… —Horner se recargó en su silla y dejó que uno de los abogados hablara. Mientras sus pilotos entendieran las consecuencias y lo que implicaba una marca y un matrimonio así, por él estaba bien, ellos eran adultos que podían tomar sus decisiones y él mantenía a sus dos pilotos sin más problemas. Asunto arreglado.

—Entonces realizaremos un contrato nupcial, en el que estipulemos las intenciones del señor Verstappen para que lo analicen en cuanto esté listo. —El abogado de Checo tomó las riendas de la parte legal, por su parte el de Max no parecía nada contento con eso.

—Me parece perfecto. Nada de fechas límites para un bebé, ni nada de eso. No estamos en tiempos medievales, ¿qué mierda fue eso de obligarlo a tener un bebé y quitarle la custodia tras darlo a luz? —Acusó a su abogado directamente, mirándolo con una ceja levantada, pero su abogado se hizo tonto y guardó los papeles.

Estaba seguro de que algo de eso tendría que ver su padre, porque siempre estaba metiendo sus manos donde sea que pudiera con respecto a su carrera y sus decisiones personales.

—Bien, realizaré el contrato y se lo enviaré a su abogado para que lo lea, pero cualquier cláusula que quieran agregar, por favor háganmelo saber, por lo pronto comenzaré a tramitar los permisos de entrega de papeles a la embajada y necesitaré algunos de sus papeles personales, señor Verstappen. —El abogado de Checo parecía más tranquilo y menos a la defensiva ahora que tenía todo el poder de defender a su cliente como correspondía. A diferencia del otro hombre que quería todos los beneficios para su cliente, pasando por encima de Checo, lo único que él quería era que Checo estuviera protegido como omega, tuviera sus beneficios y derechos, sin tratar de joder a nadie. Solo quería lo que era justo.

—Mi abogado le proporcionará cualquier cosa que necesite. —Max respondió muy seguro. —Cualquier cosa no dude en comunicármelo. —Soltó al último, como advertencia. Aquel debía recordarse que trabajaba para él, no para su padre y no por su propia cuenta, si no le parecía podría ir buscando a alguien más con quien trabajar. Su manager tan solo asintió, sabiendo que de cualquier manera las decisiones finales las tenía Max y no podía encontrar ninguna clase de lado negativo sobre su enlace con su compañero de equipo. Podría haber alguna clase de conflicto de intereses en cuanto el tema de su carrera profesional, pero eso solo se vería cuando la relación avanzara. Además que era obvio para él y para todo el mundo el impacto que el mexicano había tenido con Max, sin mencionar lo jodidamente obvio que era que el alfa se caía de bruces por Checo. El único que no se daba cuenta era el omega.

—Muy bien, esperamos copias de ese contrato, por lo pronto nosotros tramitaremos con la FIA las solicitudes de estatus de excelencia deportiva para enviárselos cuanto antes. —Horner y los demás se levantaron para dar por terminada la reunión y Max y Checo suspiraron casi de alivio.

—Muchas gracias por venir, estaremos en contacto. Ustedes dos, se quedan. Quiero hablar en privado en mi oficina. —Horner los señaló y volvieron a tensarse. Los abogados estaban seguros de que aquella charla era más personal que legal, así que no sintieron la necesidad de quedarse o apelar por eso.

Se despidieron de forma cordial y salieron detrás de Christian hacia su oficina, aún seguían tomados de la mano porque por alguna razón se les hacía muy normal y además, se daban tranquilidad de esa forma.

Al llegar a la oficina, se sentaron automáticamente en los sofás frente al escritorio y Christian se sentó en su silla usual, acomodó algunas cosas, se aclaró la garganta y como todo omega dominante que sabe que algo está pasando, los miró filosamente y dijo:

—Ok, díganme qué está sucediendo. Y quiero la versión corta. —Aclaró, ya que vio que Max estaba dispuesto a explicar, pero con él era difícil no perder el hilo porque tendía a hablar de más cuando explicaba algo. Max se calló y puso un ligero puchero en la boca. Checo se rio al ver su cara, pero luego se puso serio porque Christian aún esperaba.

—Él me ofreció matrimonio, yo tampoco sé qué pasa por su cabeza, para ser honestos. –No pudo evitar la risa, aunque Max también se rio un poco.

—Es verdad, lo hice. Porque me pareció lo más conveniente.

—¿Conveniente para quién, Max? —Horner tenía una cara de que sabía que algo más pasaba y se estaban haciendo tontos al no decirle.

—Para los dos, sobre todo para Checo. ¿No es lo que querías? No lo vas a perder como piloto, se queda en la compañía.

—Dirás que no lo querías perder tú. —El mayor se recargó en la silla y sonrió de lado, notando como Max se sonrojaba furiosamente.

—Bueno, es que me pareció la mejor opción. –Se encogió de hombros y jugó con sus dedos, inquieto.

—No me malentiendan, me da gusto que hayan encontrado una solución y que ambos estén de acuerdo en ello, pero quiero saber si realmente están seguros de esto. —Su tono de preocupación era casi paternal y ambos se miraron un momento antes de asentir.

—Confío en él, Christian. No hubiese aceptado si no lo hiciera. También le he dejado en claro en que si quisiera retractarse, puede hacerlo. Sé lo que implica que él acepte algo como esto, no es algo que podamos deshacer una vez que nos enlacemos.

—Y yo lo comprendo totalmente. Si le propuse matrimonio es porque me importa, no quiero que lo obliguen a nada, es lo mejor para él y yo estoy contento con ello.

Horner volvió a mirarlos detenidamente, sabía que para Max era la oportunidad de desenvolver sus sentimientos no tan ocultos por su compañero y no iba a impedir que lo hiciera, pero le preocupaba la rapidez del asunto.

—Ten por seguro que si lo veo dudar, no voy a seguir con esto. Si Max se retracta, no lo detendré, lo último que quiero es que se piense que lo estoy obligando o me estoy aprovechando de él. —Sergio estaba muy serio diciendo eso, Horner no lo consideraba un omega que fuese a aprovecharse de nadie, era una de esas personas amables, cariñosas y tranquilas que agradaba a medio mundo, lo conocía desde hace mucho y jamás tendría esa impresión de él. Por otro lado, no le preocupaba Max, le preocupaba Jos.

—Max… sabes que de ahora en adelante tendrás que proteger a Checo, ¿cierto? —Max asintió, pero se recordó usar sus palabras así que dijo que sí, fuerte y claro. —Y eso significa protegerlo de todo y de todos… de todos, Max. —Recalcó Christian.

El alfa sabía a lo que se refería, su padre no era fan de Sergio y más veces de las que quisiera contar había dicho cosas despectivas de su compañero, no solo por ser mexicano u omega, simplemente porque su padre era un poco… difícil.

—Su relación se debe basar en la confianza y el respeto, en tiempos difíciles deben recordarse confiar, comunicarse y respetarse. Evítenme problemas.

—Lo tendremos en cuenta. —Max hablaba de una manera muy madura, como si quisiera que todos estuvieran seguros de que se estaba tomando aquello con mucha seriedad, que sabía estar a la altura del asunto y que no porque aquello fuese de prisa, significaba que iba a retractarse tan pronto las cosas no salieran acorde al plan.

Sabía que no tendrían un camino fácil, navegar como una pareja sería más complicado de lo que parecía, pero quería hacerlo, estaba dispuesto a eso, a salir de su zona de confort e intentarlo, porque Sergio valía la pena.

(…)

Al salir de la oficina de Horner se miraron un momento, ya no estaban tomados de la mano, así que el momento se hizo ligeramente incómodo.

—¿Quieres ir a almorzar algo? —Preguntó Sergio y Max se recordó que no había almorzado nada todavía, se había levantado con poco tiempo para salir de su departamento, así que no había comido. Todo el asunto le había borrado por completo el hambre.

—Oh, sí. Sería buena idea.

—Y podemos hablar, ¿está bien?

—Huh… bien.

Caminaron hacia el estacionamiento, en silencio, todavía incómodos porque era el momento en el que se asentaba en sus cabezas todo lo que había pasado, con un poco más de lógica y realismo. Sergio no podía creer que había pasado de probablemente tener que dejarse embarazar por Daniel a comprometerse con Max. Definitivamente era el día más loco de su vida.

–¿Tu auto o el mío? —Preguntó el omega y Max sacó sus llaves.

—Vamos en el mío, conozco un lugar italiano al que podemos ir. No está muy lejos de aquí.

—Ok… —Dejó que Max le abriera la puerta del auto y trató de no pensar mucho en sus atenciones, era normal que fuese cordial, ¿cierto? También trato de no dejarse llevar por su aroma, pero el auto olía a naranjas, tuvo que tomar un respiro fuerte porque le agradaba demasiado el aroma de Max y ahí dentro lo envolvía fuertemente. Se colocó el cinturón de seguridad y disimuló cuando Max se subió al auto.

—Después de almorzar vayamos a una joyería, quiero que veamos lo de tu collar de compromiso, y el anillo. —Max encendió el auto y condujo con cuidado, parecía tan casual diciendo eso que le provocaba una sonrisa. Parecía más maduro de lo que solía ser.

—No es necesario que me des uno.

—Pero quiero hacerlo. Es lo que como alfa debo hacer. —Repuso, muy serio y Checo decidió que era mejor dejarlo así, si Max quería que hicieran eso, entonces estaba bien.

—Tendré que ir a México, para ver a mis padres y decirles lo que está sucediendo, me sentiría fatal si tengo que hacerlo por llamada, será mejor que vaya programando mi viaje. —Sacó su móvil y notó que lo había dejado en silencio y tenía notificaciones de todo tipo, mensajes de Carlos atiborrados y mensajes de los McLaren que en definitiva no iba a abrir.

Solo dejaría que su abogado lidiara con eso, era mejor, de cualquier forma no abrió tampoco los mensajes de Carlos.

—Claro, dime cuándo pretendes ir, para que deje libre esos días y te acompañe.

—Oh… No tienes por qué acompañarme, descuida, iré solo y tal vez solo por un par de días.

—Checo… qué clase de alfa sería si no te acompaño a ver a tu familia cuando vas a decirles sobre nuestro compromiso. —Le miró por un momento y volvió su vista a la carretera. El omega analizó sus palabras y no pudo encontrar manera de refutarlo, realmente Max tenía razón y la idea de que el alfa fuera con él a México para ver a su familia, le agradaba demasiado. Su lobo interno revoloteaba de un lado al otro, demasiado contento por el alfa que demostraba lo mucho que ese compromiso le interesaba. Le hacía sentir como adolescente de nuevo, pero guardó la compostura.

—¿De verdad quieres ir?

—Sí, será divertido, además, podré comer algo de tacos nuevamente, de los originales. —Max sonrió, le miraba por momentos y volvía su vista al frente. Que Checo estuviera contento era todo lo que quería y esperaba.

—Bien, entonces planearé todo y te dejaré saber qué días iríamos. —Habló con más entusiasmo, lo que hizo sentir orgulloso a Max, de que se estaba comportando a la altura, haciendo que su omega se sintiera contento por él. Necesitaba seguir de esa manera, demostrarle que era la opción correcta, que elegirlo a él, era todo lo que necesitaba.

Llegaron al restaurante italiano y eligieron una mesa, la señorita que recibía a los comensales los dirigió a una zona con mesas para dos y en nada un mesero estaba con ellos, ofreciéndoles la carta y parloteando sobre los desayunos y adicionales.

Ambos se tomaron apenas un minuto en decidir qué comerían, porque había muy pocas cosas que podían permitirse debido a sus dietas, así que le dieron su orden al mesero, pidieron vino y dejaron que el chico se marchara.

Al menos esa interacción les permitió a ambos desconectar un momento del problema que tenían a sus espaldas, porque aunque ya habían resuelto lo del registro civil, todavía faltaba la de cosas que tendrían que afrontar.

—Quiero hacer las cosas de la forma correcta contigo, así que… la manera de cortejo que conozco es muy diferente y no sé si en México sea de alguna forma distinta. —Ya que tendrían un buen momento de espera para sus alimentos, decidió comenzar con un tema tranquilo, que era el cortejo.

—Tampoco tienes que hacer un cortejo tan formal, Max. No te apures por eso.

—Checo, deja de minimizar nuestro compromiso, por favor. —Le dolía y le desesperaba la manera en la que el omega desestimaba el compromiso y los procesos de este, más que nada porque él quería hacerlos y no quería que el omega se sintiera como si no fuese digno de recibirlos.

—Lo siento… —Al parecer había dicho aquello un poco más molesto de lo normal.

—Escúchame. —Le tomó de la mano, poniéndola entre las suyas. —Quiero hacer esto porque es lo correcto y te lo mereces. Te mereces un cortejo formal y tradicional, te mereces un collar de compromiso y un anillo y te mereces un alfa que se tome en serio todas estas cosas. Yo soy ese alfa, por favor déjame hacerlo.

Podía ver las mejillas del omega sonrojarse y la forma en la que apenas podía sostenerle la mirada se le hacía adorable, así que terminó sonriendo también. Dios mío, ¿por qué es tan lindo? Fue lo que surgió en su cabeza.

—Está bien… de verdad lo siento, es que… nunca me imaginé que algo así sucediera. A mi edad ya no es tan normal encontrar un alfa que quiera hacer eso.

—Puedo asegurarte que hay muchos que lo harían. Lástima por ellos, porque eres mi prometido ahora, así que lo haré yo. —Max dijo completamente orgulloso de ese hecho y Checo soltó una risa por el ego tan grande que el alfa tenía.

—Ahora… ¿te molesto si te pregunto algo? —Añadió el alfa, aun sostenía la mano de Checo entre las suyas.

—Claro, dime.

—¿Por qué tu manager mencionó a “los McLaren” cuando habló sobre las propuestas que tenías?

La sonrisa de Checo se borró con nerviosismo y Max trató de forzar la suya. Había toda una historia que explicar ahí, aunque le provocaba mucha confusión contarla. Max se estaba reservando sus celos para cuando fueran necesarios.

(…)

Oscar Piastri era todo un niño, al menos desde el punto de vista de Checo, era un niño. Un alfa que todavía estaba desarrollándose y que comenzaba a buscar su lugar en la parrilla. Su primera temporada había sido buena, se esperaban grandes cosas de él y aceptaba sus errores con madurez, siempre en busca de mejorar y dar lo mejor de sí en cada circuito que los recibía.

Checo hizo lo que solía hacer con todos. Tal como lo hizo con Max. Recibió a Oscar con brazos abiertos y calidez. Una sonrisa que al australiano no se le olvidaría nunca.

El aroma a manzanas dulces que provenía del omega mexicano lo atrapó desde la primera vez que pudo olerlo. Por alguna razón Checo no estaba usando parches de bloqueo de aroma y su aroma aunque no era tan fuerte, quedó muy impregnado en su nariz cuando el mexicano se acercó a él a saludarlo, felicitándolo por su entrada a la Fórmula 1.

El omega genuinamente quería saber de él, se quedó a su lado durante la caravana de los pilotos porque estaba nervioso y Lando lo había abandonado, así que se había quedado solo hasta que Checo se había acercado a saludarlo, a recibirlo y acompañarlo para que no se sintiera solo ni mucho menos nervioso, cosa que logró, porque después de unos momentos, todo lo que podía pensar era el aroma a manzanas que despedía el hombre.

Claro que sabía que estaba mal que le gustara el mexicano, no por nada en especial, sino por la edad. Era raro… ¿lo era? Sí, quizá un poco. Si se lo decía a alguien estaba seguro de que le juzgarían muy fuerte, pero bien… nadie tenía por qué saberlo. Tampoco el mexicano. Quizá Max se dio cuenta por la mirada de odio que le dio cuando, al terminar la caravana, Max le sujetó de la cintura a Checo y lo empujó por delante de él con amabilidad y los separó. Oscar apenas pudo despedirse decentemente sin poder agradecerle por haberse quedado con él, pero Checo parecía muy acostumbrado a aquellas cosas por parte de Max. Quizá eran algo, fue lo primero que pensó, así que eso disipó por un tiempo sus ideas tontas.

Estaba seguro de que era uno de esos crush ridículos que te dan al conocer a alguien mayor, en un ambiente nuevo. No es que no haya visto a otros omegas mayores, pero por alguna razón este omega era el único que había llamado la atención de su lobo, quien muy instintivamente movía la cola cada que el omega se acercaba. ¿Lo único malo? El león guardián que siempre traía encima.

—Max es muy celoso con Checo, ¿no crees? —Fue una pregunta que salió de su boca casi sin pensarlo, su celo estaba cerca, así que su instinto se deslizaba fuera de él sin quererlo. Lando le miró como si hubiese visto un alienígena.

—¿Por qué lo dices?

—Pues porque lo es. Aunque lo entiendo, Checo es una persona muy amable y carismática. Todo el mundo habla bien de él y lo rodean, así que entiendo que Max sea celoso.

Lando le puso una mano en la frente y le analizó de cerca.

—Muppet, tienes fiebre, estás alucinando. —Oscar tenía los ojos ligeramente brillosos, febriles y se sentía algo más caliente de lo normal, aunque sonrió cuando Lando dijo eso.

—Mi celo está cerca, pero no tiene nada que ver. Solo decía que Max cela mucho a su pareja. —Hubo un silencio muy profundo entre ellos y Lando quitó su mano de la frente de Oscar, para luego comenzar a reírse con fuerza.

—¡Max y Checo no son pareja! —Gritoneó el otro. Suerte que estaban en su cuarto de hotel, al menos nadie los escuchó, pero que Lando siguiera riéndose de esa manera, provocaba que se avergonzara, así que se recordó tener que ser más cuidadoso con las cosas que decía alrededor de cualquiera, sobre todo de Lando.

Solo que estuvo demasiado contento de saber que aquellos dos no eran pareja. Nada le impedía entonces mirar.

Así que eso fue lo que hizo, miró, únicamente miró. Por un tiempo eso fue más que suficiente, pero conforme la dominancia de Red Bull se hacía presente en cada podio de la temporada, Oscar no podía evitar sentir que la atracción hacia Sergio crecía sin que él pudiera hacer nada por detenerla, así que mirar no fue suficiente.

Afortunadamente Checo tenía siempre un espacio para conversar. En la caravana de pilotos, Oscar se acercaba con el omega siempre y cuando Max estuviera distraído con Lando, cosa que agradecía bastante, y Checo siempre le hacía plática y se quedaba cerca.

Algunas otras ocasiones le buscaba para saludarlo únicamente y en otras para felicitarlo cuando había ganado alguna carrera. Esos eran los momentos que más le gustaban, porque podía abrazarlo y después de una carrera intensa, el aroma del omega estaba dulce y fuerte, los parches habían perdido su efecto y Checo olía tan bien que le costaba trabajo mantener el abrazo respetuoso.

No fue hasta el gran premio de Japón que ganó su primer podio, lamentablemente Checo no había terminado la carrera, pero aun así había ido a felicitarlo. Sabía que estaba ahí por Max, pero su felicitación fue sincera y sus palabras alentadoras, el abrazo fuerte y largo que le dio provocó que el siguiente premio buscara con más fuerzas ganar la carrera, pero Max era invencible en esos momentos, por lo que no pudo alcanzarlo pese a estar muy cerca, pero esta vez subió al segundo escalón y tuvo la oportunidad de experimentar nuevamente el abrazo de Checo. Fue más corto, lamentablemente, Max casi se lo arrancó para llevárselo, aunque el omega no parecía molesto por eso.

Realmente se preguntaba si Checo era el único que no se daba cuenta de lo enamorado que Max estaba de él.

Y luego vino México. El gran premio de la casa de Checo. Le había sorprendido ver lo enorme de su presencia en su país, lo mucho que los fans lo aclamaban y la cantidad de publicidad que había de él por todos lados. Lamentablemente, había perdido la carrera en la primera vuelta y fue la primera vez que notó su aroma a tristeza rondando en el garaje, aun cuando ya no quedaba nadie ahí.

Nadie pudo verlo después de la carrera, había tenido que esperar para verlo hasta el siguiente circuito y cuando tuvo una oportunidad, la tomó, yendo hacia él con un folleto doblado en la mano que había guardado de México.

—Me traje un recuerdo de México. —Dijo al pararse junto a él. El omega aun cargaba una melancolía que se le notaba en los ojos, mezclada con decepción y resignación, pero no olía a nada, usaba un parche nuevo así que su aroma estaba escondido.

—¿Ah sí? ¿Qué es? —El omega sonrió, amable como siempre, quizá no tenía muchas ganas de hablar, pero Oscar quería acercarse y de cierta manera brindarle algo del cariño que siempre le daba el otro de forma incondicional. Desdobló el folleto y se lo enseñó, cosa que hizo reír a Checo genuinamente.

—¿De dónde lo sacaste?

—Había un montón en el hotel, así que tomé uno. —Se encogió de hombros suavemente. Era un folleto de la telefonía mexicana que patrocinaba a Checo, en el folleto había una foto de él muy sonriente.

—Es un gran recuerdo, guárdalo muy bien. —Bromeó el mexicano, al menos su ánimo había cambiado un poco y eso ya contaba como un gane.

—Lo guardaré muy bien, para que me de suerte.

—No creo que te de mucha suerte. —Su sonrisa bajó un poco al igual que sus hombros. Oscar guardó el folleto, doblándolo y metiéndolo en su bolsillo nuevamente.

—Lamento lo que pasó. Sé lo importante que es para ti.

—No fue tu culpa. —Sergio parecía querer evitar el tema.

—Lo sé, pero… tu país, Checo… tu país te ama. Realmente te aman. Sé que el siguiente año van a querer verte ahí, más fuerte que nunca. Nunca te rindes, ¿no? —El mexicano volvió a sonreír, suavemente.

—No, no lo hago.

—Bien. Entonces, aún hay varias carreras por delante. —Le extendió la mano y Checo, sintiéndose mejor, tomó el gesto, pero no se esperaba que Oscar tomara su mano para elevarla y llevarla a su boca. El beso que le dio en los nudillos lo hizo sonrojarse furiosamente y sentir que estaba haciendo algo ilegal.

El alfa marcó con cariño la mano del omega, su aroma a dulce cítrico le sorprendió, casi podía decir que lo reconocía de alguien más, pero este aroma era distinto, su aroma olía a toronjas.

Oscar se acercó con la intención clara de besarlo, pero él se hizo hacia atrás con un paso y después Lando y Max los interrumpieron con su parloteo. El alfa se separó y mantuvo su distancia y Checo tan solo tuvo que ocultar el sonrojo que tenía y terminó yéndose con Max detrás de él como cachorrito.

—¿Qué hacías aquí a solas con Checo? —Lando preguntó con una ceja levantada y Oscar negó con la cabeza, muy sereno y estoico.

–Conversábamos, solamente. —Respondió con una tranquilidad y seguridad, que Lando le creyó y tras encogerse de hombros, ambos vieron como aquellos dos se alejaban.

—Daniel y yo tenemos una apuesta. —Lando se cruzó de brazos y fue el turno de Oscar de mirarlo con una ceja levantada. —Sobre si esos dos están cogiendo o no.

—Eso es muy vulgar.

—Es divertido. —Lando sonreía, Oscar no le encontraba lo divertido.

—Estoy seguro que lo único que los dos sienten es envidia de la atención que Checo le da a Max. —Atacó y por la cara ofendida de Lando, supo que había acertado.

—¡Dios, para nada!

—Deja de actuar como si no le vieras el culo cada que pasa en frente de ti. —Y con eso, Oscar se limitó a irse y ocultar su enojo, con Lando persiguiéndolo casi furioso mientras intentaba explicar esa situación y fracasando rotundamente.

Notes:

ALSO, lo de Oscar me lo saqué de una historia que leí y re flashee cosas bien randoms. Me gusta la ship de ChecoxOscar NOMECULPEN. Yo sé que nada que ver y que es súper random, pero está igual que el ChecLerc que no entiendo. JAJAJA

Chapter 3: El collar

Summary:

Hellou, buena gente de AO3, espero que este capítulo sea de su agrado. Cambié de ideas muy rápidamente y siento que no desarrollé todo como quería, pero no quería dejarlas sin actualización. La realidad es que me jodí el brazo derecho, el cuello y la espalda, he estado trabajando mucho y he estado sufriendo de dolores fuertes que apenas me dejan escribir apropiadamente o estar sentada, con la hinchazón del brazo, las manos y mis dedos, es difícil escribir sin cansarme rápidamente. Así que quizá actualice con menos frecuencia, pero trataré de hacerlo cada semana, a menos de que se me agrave el problema. Ya les estaré avisando qué sucede. Amo esta historia y amo escribirla, tengo muchas ideas que creo que les gustarán y no quiero detenerme, pero es difícil con los dolores que tengo. Espero mejorarme pronto para seguir trayéndoles chestappen bonito. <3 Muchas gracias por los comentarios de todas, iré contestando poco a poco, pero sepan que agradezco muchísimo todos y cada uno de los comentarios, me hacen el día. <3 Nos vemos prontito.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Capítulo 3. El collar

—No tienes que preocuparte por ellos, de verdad. Ni siquiera pienses en eso, es tonto. Seguramente fue alguna clase de apuesta tonta entre ellos, ni siquiera me tomé la molestia de leer sus propuestas, ¿puedes imaginarlo? Es absurdo. —Se colocó el cinturón de seguridad mientras que Max seguía con el ceño fruncido y se colocaba el cinturón también. Le daba algo de risa y a su vez ternura que Max actuara de esa forma.

—Si es así, pues que imbéciles. No deberían jugar contigo de esa manera.

—Ya olvídalo, de verdad. —Le pellizcó suavemente la mejilla y el alfa pareció relajarse notablemente, aunque Max en definitiva no olvidaría aquello.

No podía creer que Lando se atreviera a hacer eso, después de todo lo que hacía en las entrevistas. Siempre sacaba a colación a Checo cuando le hacían una entrevista, aunque el omega no tuviera nada que ver, lo mencionaba y nunca era para decir cosas buenas de él, siempre era para mofarse o tirarle tierra aunque nadie se lo estuviera preguntando. Y después iba y actuaba todo lindo y normal alrededor de Checo como si quisiera llamar su atención. Nunca había pensado que eso significaba algo, siempre creía que era porque Lando era un tanto inmaduro e inseguro de sí mismo, quizá incluso que lo hacía algo asustado de las repercusiones que pudiera haber por sus comentarios. Checo cuando estaba enojado daba miedo, así que siempre pensó que se trataba de eso. Sin embargo, ahora todo lo veía más claro.

Y Oscar. Ese maldito… mocoso canguro. No podía creer que sus celos fuesen acertados hacia aquel, al principio pensó que se estaba volviendo algo loco y que debía calmarse con sus celos hacia alguien que ni siquiera salía con él, ahora todo tenía sentido. Le veía demasiado cercano a Checo, le buscaba en ocasiones en las que eran extrañas y lo rondaba de manera discreta, pero él podía notarlo, en definitiva lo notaba. No había momento, en las caravanas de los pilotos cuando iban juntos, que Oscar no rondara a Checo. Primero parecía muy casual, después se alejaba de los demás y por último dejaba que fuera su omega quien se acercara a saludarlo y a no dejarlo solo. Lo molestaba con su actitud de cachorro abandonado y Checo que no tenía ojos para darse cuenta de las cosas y que era demasiado cariñoso y amable, simplemente iba con el chico y lo acogía entre ellos.

Le tranquilizaba el hecho de que Checo le dijera que ni siquiera había considerado por un segundo el cortejo de aquellos dos. Seguramente tenía mucho que ver con la edad, tal como era el problema con él, pero al menos él ya tenía 26 años, la brecha era menor con él que con aquellos dos. Así que, punto para él.

Condujeron hasta una zona en el centro donde había tiendas de todo tipo, pero Max aparcó en una especial que conocía en la que un par de veces había comprado algunas cosas para él mismo, le pareció la mejor opción y quería darle su primer regalo de cortejo a Checo en un lugar de calidad como ese.

—¿Llegamos? —Preguntó el omega, mirando la tienda de renombre en la que habían aparcado.

—Sí, aquí es. —Max bajó del auto y se apresuró a ir hacia el lado del copiloto para abrirle la puerta al omega y ofrecerle su mano para ayudarlo a bajar. Checo no era una damisela en apuros, eso bien lo sabía, pero quería comportarse caballeroso.

Entraron tomados de la mano a la tienda, como si hubiesen hecho eso muchas veces antes, Checo miraba curioso todo lo que había ahí, era en definitiva una tienda de alto prestigio, el omega conocía la línea de cosas que vendían aunque pocas veces hubiese entrado en una. Claramente era una tienda costosa, aunque los precios no le impresionaban por lo acostumbrado que estaba a vivir en ese tipo de ambiente, aun así, todo ahí le parecía demasiado costoso.

—Oh, tienen una sección de material para nidos. —El omega se distrajo al grado de dejarse llevar por aquella sección, pero se detuvo al ser consciente de lo que hacía y luego miró a Max, riéndose nervioso y sonrojado. —Perdón, venimos por el collar.

—No, no, ¿quieres ir a ver? —Max ni siquiera esperó a que le respondiera, lo llevó a esa zona de la tienda donde había todo tipo de materiales coloridos ya que podía notar su obvio interés.

La tienda se especializaba en regalos de cortejo, todo tipo de regalos desde materiales para nidos de alta calidad, peluches de confort, ropa, collares, joyería y todo tipo de cosas que un omega pudiera necesitar durante un celo, era el lugar perfecto para que Checo escogiera lo que Max quería que fuese su primer regalo de cortejo.

Donde se pararon había un montón de mantas suaves de todos los colores, Checo no pudo evitar estirar su mano y tocar la tela de una de estas. Eran verdaderamente suaves y hace mucho que no se permitía tener algo así. No por falta de dinero, ese no era un problema, pero simplemente se había negado mucho tiempo a su biología.

Checo estaba consciente de que estaba en un deporte altamente competitivo, lleno de más alfas que omegas. Él había sido de los primeros omegas en aferrarse con garras y colmillos a llegar a la Fórmula 1 y lo que le había costado su puesto no era solamente sangre, sudor y lágrimas. Había aceptado que su condición de omega le traería problemas, así que reprimió por mucho tiempo su biología de maneras inadecuadas. Ignorando sus propias necesidades y su instinto, creando una relación poco agradable con su propio omega a quien veía como un estorbo. Y ahora, con la edad que tenía, tampoco consideraba que fuesen cosas que necesitara, como si la edad tuviese algo que ver con el confort. Quizá es que se había acostumbrado a vivir incómodo todo el tiempo con su biología.

Además, había ido a Alemania a los 15 años, apenas dos años después de haber presentado como omega, y todo lo que se le había sido inculcado había sido a base del miedo y las represalias. Su hermana cada vez que hablaba con ella era la encargada de decirle que se cuidara, que no se quitara el collar, que tomara sus supresores, que usara sus parches bloqueadores y que no se embarazara de nadie. Así que vivió su vida entrenando, compitiendo y alejándose de los alfas. Su miedo había sido tanto que había tenido su primer novio a los 21 y aun así había tomado un buen tiempo para que se acostumbrara a su biología, a superar su propia moral errónea y a no culparse de vivir su vida. Sin embargo, aún tenía concepciones muy tradicionales y machistas que le habían inculcado en México, algunas que ya había superado tenían que ver con lo mucho que vivía en Europa, pero todavía había barreras mentales que no podían deshacerse.

—Bienvenidos, ¿puedo ayudarles en algo? Mi nombre es Iggritte y estoy para ayudarles. ¿Buscaban algo en especial? —La dependiente parecía muy amable y sonriente, aunque Max no pasó desapercibido la mirada que le dio a Checo, de arriba abajo, muy rápidamente. No sabía qué clase de juicio se estaba haciendo en la cabeza, pero decidió irse con cuidado.

—Estamos aquí para elegir regalos de cortejo, mi omega quiere algunas mantas para su nido. —Era muy directo y sincero y al sujetar la cintura de Checo notó que este se tensaba un momento y trataba de ocultarse de la mirada de la dependiente quien sonrió con aun más entusiasmo. Una pareja comprando regalos de cortejo significaba que estaban dispuestos a gastar una buena cantidad de dinero, así que se puso muy servicial.

—Por supuesto. Por aquí tenemos sets de tres mantas, dos de ellas son de algodón y la otra de seda arábica, vienen acompañados de una almohada de confort también. —Bajó uno de los sets que venían doblados de forma elegante y amarrados con un listón correspondiente al color.

—¿Algún color en especial? —Preguntó ella y Max pudo ver lo contento que su omega estaba al tocar aquellas mantas.

—Amarillo.

—Azul.

Se miraron al decir aquello al mismo tiempo. Max sabía que el color favorito de Checo era el amarillo porque le daba calma y le daba esperanza, y Checo sabía que el color favorito de Max era el azul.

—Ambos, señorita, por favor. —Pidió el mayor y la muchacha tomó el que había bajado y comenzó a mostrarles los distintos tonos y telas de algunos sets en esos colores.

Max divagó un poco, sobre todo cuando encontró los peluches de confort y se acercó a ellos para observarlos. Tomó uno con forma de una salamandra. Conocía bien a ese animal, se había hecho muy popular y era un animal endémico de México, así que le llevó a Checo uno y se lo mostró, bastante fascinado con el peluche.

—Mira esto. —Se lo puso en frente y la sonrisa del omega solo parecía crecer más.

Un axolotl. Ajolote. —Checo tomó el peluche de sus manos y tal como todo en esa tienda, era jodidamente suave. —Me gusta, es muy bonito.

—Llevémoslo, entonces.

—No, Max. Ya es demasiado lo de las mantas.

—Por favor. Es mi regalo de cortejo, acéptalo, por favor. —Le pidió con verdadero entusiasmo, tanto que Checo no pudo decirle que no.

La dependiente fue acumulando las cosas con una sonrisa que solo significaba que se llevaría una buena comisión por eso. Al terminar con esa sección habían escogido tres sets de mantas para hacer un nido y un set extra de mantas de confort para viajar, porque era algo que desde hace mucho no tenía y quizá ya era momento de darse un lujo de tener algo con qué viajar. Suponía que de ahora en adelante tendría que viajar con Max, así que la privacidad siempre era algo bueno. A la pila de cosas le añadieron dos peluches de la salamandra mexicana y después fueron hacia la zona donde estaba la joyería.

Una persona distinta les atendió ahí, era otra mujer que de inmediato fue complaciente.

—Buscamos un collar de compromiso. Mi omega y yo, nos comprometimos, así que buscamos un collar que le guste. —Max se jactaba demasiado de decir “mi omega esto, mi omega aquello”, era un hecho que le gustaba gritar a los cuatro vientos para que toda la gente lo escuchara. Checo solo trataba de bajar su sonrojo y no dejar que le abrumara mucho ese hecho.

—Excelente, muchas felicidades por el compromiso. De este lado tenemos una selección de collares que podrían gustarles.

El omega se acercó a observar los que estaban en la vitrina, pero eran demasiado llamativos, con muchas piedras y detalles que no llamaban su atención. Se preguntaba qué clase de collar le hubiera dado Lewis, quizá uno muy llamativo con muchas piedras y decoraciones como esos.

—Quiero uno sencillo, nada ostentoso. —Le dijo a la señorita y Max coincidió, tampoco creía que un collar así fuese algo del estilo de su omega.

La mujer entonces sacó un portafolio donde había una selección de collares más sencillos, aunque con detalles delicados y costosos. A diferencia de otros que usaban collares más de adorno que de protección, él nunca se había podido quitar esa aprensión de siempre usar su collar, era lo que debía ser. Como omega tenía que usar su collar que protegiera su glándula. Algunos lo consideraban anticuado, pero se sentía mejor así.

Desafortunadamente no hubo ninguno que llamara su atención así que simplemente negó.

—Quizá debamos seguir buscando. —Dijo el omega con algo de decepción, pero la dependiente no dejaría ir a su potencial cliente.

—Podemos diseñar cualquier cosa que tenga en mente, nuestros diseñadores trabajan los mejores materiales, ¿tiene algo en mente?

—Oh… no sé… —Miró a Max un momento y el alfa también le miró, así que Checo terminó sonriendo.

—Algo azul… un león con ojos azules. —Mencionó y la dependiente tomó una libreta de notas para hacer el pedido.

Max estaba sonrojado y trataba de distraerse mirando los collares.

—¿Algún tipo de diseño en particular del león? —Preguntó la mujer y Checo, que había sacado su móvil y buscaba una imagen, se la mostró en cuanto la encontró.

En ella se veía el león que era el símbolo de Max, el león holandés.

—¿De verdad quieres eso? —Max preguntó, sorprendido y complacido al mismo tiempo. No lo había pensado antes, pero era una gran idea, que el collar tuviera su logo del león hacía las cosas perfectas, era el collar perfecto.

Tardaron un poco con la dependiente ya que le midieron el cuello al omega, eligieron los materiales y concordaron un diseño. Sergio estaba contento con el resultado y el collar, Max ni siquiera le permitió ver el precio de lo que estaban pidiendo, así que dejó que fuese él quien lidiara con los datos personales y la forma de pago y fue a rondar por la tienda en lo que lo esperaba.

Volvió a la sección de peluches de confort ya que no había tenido la oportunidad de verlos todos y mientras caminaba por los estantes encontró un peluche de león. No pudo evitar tomarlo, era demasiado bonito y tierno y el hecho que fuera un león con ojos cristalinos y azules, hizo que de inmediato lo quisiera. El material era suave y tenía una melena peluda y una colita que colgaba, incluso le dieron unas ganas tremendas de abrazarlo, cuando la voz gruesa de una persona lo sacó de su trance y le hizo saltar un poco porque le había sorprendido.

—Hola, ¿Tú eres…? Ah, sí eres. —El hombre alfa que estaba frente a él era alto, le sacaba unas dos cabezas de altura y era corpulento. —Lamento interrumpirte, es que te vi y no sabía si realmente eras tú o no. Soy un gran fan tuyo.

—Gracias, no te preocupes. —Sergio tomó la mano del hombre, aceptando su apretón de manos, aunque el otro le sostuvo de forma amable y al menos no apretujó su mano con fuerza como otros solían hacer, aunque afortunadamente, después de lo cordial, le soltó.

—¿Podemos tomarnos una foto? Si eso está bien para ti. —El tipo parecía muy interesado y emocionado, así que Checo no tuvo corazón de decirle que no porque se sentía incómodo siendo fotografiado en una tienda para omegas con un peluche de león en las manos, así que aceptó. Además, el otro se estaba portando amable.

—Claro.

—Perfecto. Muchas gracias. —Sacó su móvil y puso la cámara frontal para tomar una selfie y Checo se acercó a él, pero el alfa le tomó de la cintura y quizá le acercó demasiado y apretó su cintura con un tanto de más fuerza de la necesaria. De cualquier manera sonrió para la foto, estaba acostumbrado a todo tipo de cosas, con los años que llevaba en la fama de la fórmula 1 y siendo omega, se había topado con muchas cosas extrañas por parte de los fans, así que un agarrón de cintura ya no le sorprendía. Al menos había sido solo la cintura. El alfa se retiró tan pronto tomó la foto y volvió a agradecerle.

—¿Me regalas un autógrafo? —El hombre se quitó su gorra, la cual le sorprendió que fuese de su era en Racing Point así que eso le hizo sonreír genuinamente. Apreciaba cuando sus fans tenían mercancía de épocas distintas de su carrera.

—Es increíble que la tengas.

—La cuido mucho, es de mis favoritas.

—Excelente —Tomó la pluma y trató de hacer la firma lo más legible posible. —¿Cómo te llamas?

—Raúl. —Respondió el hombre con una sonrisa al ver que escribía una pequeña dedicatoria en la gorra.

—Bueno, te quiero mucho, Raúl. —Dijo en broma, lo que hizo reír a ambos, pero el alfa se lo tomó demasiado a pecho porque se acercó de una forma un tanto sugerente a su rostro, como si quisiera robarle un beso, casi se hace para atrás cuando Max llegó y tiró de él, lo que le hizo trastabillar un poco al grado de tener que sujetarse de la ropa de su compañero para no caerse, aunque Max le sujetaba de la cintura, pegándolo a su cuerpo.

—¿Ya terminaste de incomodarlo? —Gruñó el rubio.

—Oh, lo lamento, no fue mi intención.

—Sí, como sea, solo aléjate de él.

—Max, está bien, mira lo que me encontré. —Checo intentó distraer a su alfa antes de que aquello escalara a más, le mostró el peluche de león, pero Max no le prestó atención, miraba de forma asesina al alfa que se disculpó y se marchó de inmediato.

—¿Estás bien? —Le preguntó cuando aquel alfa ya no estuvo cerca de ellos, así que solo asintió y apretujó el león en sus manos.

—Sí, descuida. Estoy bien, no pasó nada.

—Estaba casi encima de ti.

—Tranquilo, no pasó nada. Mira. —Le mostró nuevamente el león de peluche, lo que hizo que Max dejara de fruncir el ceño y sonriera enternecido por el muñeco.

—Es muy lindo. ¿Quieres llevarlo también?

—Sí, creo que es apropiado.

Con ello, el mal humor de Max se desvaneció, de cualquier forma estaría más al pendiente de su omega, pero por ahora, disfrutaría de ver lo feliz que estaba al elegir aquel león de peluche.

(…)

Al llegar al departamento de Checo, Max se percató de que en realidad nunca había estado ahí. Sabía que el omega tenía un departamento en la ciudad, para estar cerca de la fábrica por cosas de conveniencia, así que técnicamente este era como un hogar para él.

—Déjame ayudarte con eso. —Le tomó un par de las bolsas y las llevó a la sala, dejándolas sobre la mesa de café en la que había solamente unas revistas y el control del TV montado en la pared.

—Nunca había estado en un departamento tuyo. —Estaba curioseando el lugar, todo estaba limpio y ordenado, pero se veía muy poco personal ya que no había nada realmente que le hiciera parecer que el mexicano vivía ahí.

—Estoy seguro que de ahora en adelante vendrás más seguido. –Respondió el otro y Max dejó las bolsas donde Checo había dejado el resto. —¿Quieres algo de beber? Que no sea un Red Bull. —Dijo en modo de broma mientras iba a la cocina.

—Agua está bien. —Se sentó en el sofá doble y le dio un vistazo a su móvil, tenía varios mensajes de su padre que no pensaba abrir todavía y tenía mensajes de Charles y de Lando, pero tampoco quiso abrirlos todavía, aún tenía que hablar con Checo, este regresó con dos botellas en la mano y le pasó una a Max antes de dejarse caer en el mismo sofá que Max, solo que en el otro extremo.

—Tendremos que ponernos de acuerdo con la boda, sé que tenemos poco tiempo, pero si no dejo que mi hermana participe me lo va a reclamar toda la vida.

—Claro, no tengo nada en contra de eso. Dudo que mi mamá y Paola estén muy contentas de que solo tengan pocos tiempo para planear todo, pero con la ayuda de tu hermana seguramente podrán. —El omega bebió algo de agua y Max se distrajo con las bolsas de donde sobresalía la melena del peluche de león, así que lo sacó de la bolsa y lo apretujó en sus manos.

—No sé mucho de las tradiciones mexicanas, pero quiero hacer todo lo que sea tradicional para ti. Y por favor no digas que no tengo que hacerlo, porque quiero hacerlo. —Recalcó sin sonar molesto y Checo asintió, sonriendo un poco al ver el compromiso que se tomaba Max al ser un buen alfa.

—Bien… aunque tampoco creo que tampoco recuerdo mucho de las cosas que se deben hacer… los alfas presentan un dote al padre de familia, pero ahora ya no es tan común.—De repente se imaginó a Max llevando dos vacas, un becerro y gallinas para presentar el dote, como se hacía en la antigüedad, y le dio risa.

—Ok, dote… no sé cómo tendría que presentarlo.

—Descuida, ya no es tan común, dudo que mi papá quiera que le lleves una vaca.

—¿Una vaca? —Max enarcó una ceja y Checo se rio de nuevo.

—Sí, antes en México era muy común que dieran animales de rancho como dote. —Explicó, aunque por la cara de Max, supuso que no le encontraba el sentido. Max se pensaba dónde iban a meter una vaca en el apartamento de Mónaco, quizá tendrían que comprar un departamento más grande, porque dos gatos, tres perros y una vaca en definitiva necesitarían espacio.

—Ok, ¿dónde compro una vaca? —La seriedad con la que lo preguntó hizo reír más a Checo.

—¡No, no! Max, no tienes que comprar una vaca, antes se hacía eso, ahora ya no es normal.

—Bien… ¿de verdad? ¿No quieres una vaca?

—No, Max, pero gracias. De verdad que no quiero una vaca. —Max sonrió y negó con la cabeza, sintiéndose algo tonto por eso.

—¿Entonces que querrá tu papá? —Preguntó genuinamente consternado por la cosa de la dote. Checo lo pensó un momento.

—Va a querer uno de tus trofeos. Seguramente el de tu casa. Lo pondrá en la estantería que tiene en casa y cuando tenga visitas, le mostrará la foto de nosotros en el GP de México con la bandera, ¿la recuerdas? La tiene enmarcada. Después, los llevará a mostrarle los trofeos y señalará el tuyo y dirá muy orgulloso que es el de su yerno y pasará la siguiente media hora hablando de tus campeonatos. —Checo dijo aquello un poco en broma, pero también genuinamente sincero, su papá apreciaba mucho a Max pese a todo y era la clase de padre de hacer eso con su familia.

—Eso sería muy lindo. —Max no podía evitar imaginárselo, el padre de Checo siempre le había demostrado afecto, aun a pesar de sus errores, pensar que el padre de su omega hablaría más orgulloso de sus logros que su propio padre era una sensación agridulce.

Checo notó la mirada nostálgica de Max, así que intentó cambiar el tema.

—¿Sabes que tendrás que marcar los peluches con tu aroma, cierto?

—¿Eh? —Max levantó la cabeza y miró al omega, algo tomado por sorpresa. —¿De verdad?

—Sí, Max, si no, no me servirán de nada. Voy a quitarme el medicamento en cuanto el médico me revise, así que mi aroma va a hacerse presente, quizá tenga efectos secundarios, me pondré necesitado de la calma de un aroma familiar y tendrá que ser el tuyo, después de todo serás mi alfa. —Explicó muy normal mientras veía que Max se sonrojaba nuevamente. Le gustaba la forma en la que su nariz, mejillas y orejas se ponían rojas.

—Ok… entonces, ¿lo hago ahora?

—Sí, deberías. —Checo se sentó recto y se quitó el collar de su cuello para descansarlo un poco ya que en casa solía no usarlo y tenerlo puesto todo el día era molesto. También se quitó los parches que bloqueaban su aroma. Sin embargo, esta acción provocó que Max se sintiera aún más nervioso. Ya sabía cómo se veía el cuello de Checo sin el collar y esos parches, pero habían sido pocas veces en las que le veía sin esa banda negra de protección, y su cuello era atractivo.

Intentó concentrarse así que apretó el león en sus manos y decidió hacer su trabajo. Parte de él se sentía nervioso, pero la otra parte estaba muy emocionado de que su aroma fuese a quedar impregnado en las cosas que Sergio tendría consigo para que le fueran de confort.

Pasó el león por su cuello y lo pegó a él lo más posible, marcándolo por completo, asegurándose de que su aroma se impregnara en el peluche, Checo le pasó los otros dos peluches de la salamandra mexicana rosada que habían adquirido e hizo lo mismo con ellos, llenándolos de su aroma hasta que se sintió satisfecho.

Había estado tan ocupado en eso que no se dio cuenta de la forma en la que el omega le estaba mirando.

—Creo que ya… —Le pasó el león y Checo lo tomó, complacido. Lo primero que hizo fue llevárselo a la nariz y apretujarlo entre sus brazos.

—Huele realmente bien. —Apreció el otro y Max se sintió más tranquilo de ver que su aroma era aceptado.

—¿Te gusta?

—Me encanta. —Confesó el omega, quien se había relajado bastante al tener el peluche en brazos, pegado a su nariz. El aroma a naranjas de Max le encantaba. Max se acercó a él, deslizándose en el sofá, hipnotizado quizá por la forma en la que el omega despedía su aroma a manzanas tan tranquilo y dulce. Ahora que no tenía los parches bloqueadores, estaba más presente y claro.

—A mí me gusta mucho el tuyo, hueles a manzanas.

Checo retiró el león de su nariz, dejándolo en su regazo y mirando a Max que estaba cerca de él, sonrió un poco y se acercó a él, olfateando su aroma a naranjas de primera mano.

—Y tú hueles a naranjas… es perfecto, tu aroma… —Max no pudo evitar acercarse más al omega. El aroma de ambos colisionando agradablemente y envolviéndolos en una atmósfera relajada.

—¿Podría marcarte también? Es normal, ¿no? Que como tu alfa te marque… —Preguntó algo dubitativo, quizá por ser rechazado si es que había rebasado el límite, pero no podía pensar correctamente con lo drogado que estaba por las hormonas de Checo.

—¿Quieres hacerlo? —El omega se relamió los labios, mirando los de Max un momento antes de notar que el otro asentía, así que sonrió un poco y quitó el león de peluche de su regazo. El pobre cayó al suelo, pero no le importó en el segundo en que tuvo a Max en su cuello.

—Colmillos retraídos, leoncito… —Fue lo único que le pidió. Ambos se acomodaron más cercanos, Max incluso le sujetó de la cintura con una mano mientras enterraba la nariz en el cuello del omega.

Pasó un momento oliéndolo, llenándose de su aroma y Checo le presentó el cuello, permitiéndole que le oliera todo lo que quisiera. Solo que en cuanto comenzó a marcarlo con su aroma, todo se volvió nebuloso en su mente y los roces de su boca contra su cuello lo hacían cosquillear.

Los roces pronto se convirtieron en suaves besos sobre su cuello, justo donde estaba su glándula y ya que Max notó que el otro no se rehusaba a esa clase de caricias, siguió prestándole atención a su instinto que le pedía saborear más de ese aroma y se dejó llevar por las sensaciones que le provocaban estar besando el cuello de su omega.

Lo había deseado tanto tiempo, que ahora que se hacía realidad sentía que no podía controlarse.

—Maxie… —Checo soltó un jadeo al notar cómo succionaba la zona donde estaba su glándula, provocándole erizarse, los nervios le atacaron por toda su espina dorsal y le hicieron sacudirse un poco.

Max se detuvo un momento, pero solo lo hizo para tomar por la cintura al omega para empujarlo con cuidado en el sofá y que quedara recostado, de esa forma sería más jodidamente fácil poder tener acceso a su cuello, así que tan pronto estuvo entre sus piernas volvió a su cuello, manteniendo sus manos en la cadera de Checo, este se sostuvo de sus hombros como contención y porque sentía que no podía mantener las manos quietas.

Sabía que no era normal, la atracción que sentía a ese aroma rayaba en la obsesión, la forma en la que adoraba a ese hombre no era algo de días, o semanas, se remontaba a años, algo siempre guiándolo a él, inevitablemente. Y ahora, ahí en ese sofá, con el omega bajo suyo, simplemente Max no podía detenerse.

Los besos del alfa sobre el cuello de Checo provocaron que se dejara llevar por un momento, Max estaba chupando su glándula como si se tratara de un dulce, pero no fue hasta que se le salió un gemido de la boca que notó que estaban yendo demasiado lejos, así que separó a Max de su cuello, sin ser demasiado brusco, pero algo asustado, también quiso cerrar sus piernas para evitar mojarse más, pero el otro se lo impedía.

—Max, espera. —Jadeó aturdido, sonrojado y de repente muy acalorado. —Creo que debemos parar. —Pidió, porque no se esperaba que aquello llegara a ese punto.

Se sentía como un adolescente repentinamente, dejándose llevar por las hormonas de un alfa que olía bien y que le besaba de manera obscena el cuello.

—Lo siento… —Max aguantó las ganas de seguir, mordiéndose el labio inferior para calmar la necesidad.

—Ok… creo que vamos a tener que hacer esto con cuidado y calma… —Le acarició el cabello y trató de respirar normal, pero Max aun le veía con el rostro sonrojado y esos ojos azules febriles, pero comenzó a hacerse hacia atrás y a entrar en razón.

—Perdóname… me dejé llevar.

Checo se incorporó un poco y se acomodó hasta quedar sentado, Max frente a él, algo encorvado, como cachorro regañado con una mano cubriéndose la boca.

—Entrenamiento, Max… tendremos que entrenar para que no te dejes llevar o podrías lastimarme cuando me hagas la marca.

—¡Pero no te mordí! —Dijo cubriéndose aún la boca con su mano.

—Max… quita tu mano y déjame verlos. —Le pidió, sonriendo al notar que el rubio bajaba su mano y le dejaba ver sus colmillos bien formados. Le tomó del mentón y apreció los caninos con una cara embelesada, quizá efecto de lo que acaba de pasar.

–Que bonitos… tienes muy bonitos colmillos, Max. —Apreció, acariciando su mejilla, lo que provocó que escuchara al otro ronronear suavemente, complacido por las caricias y la apreciación de sus colmillos, cosa que nunca antes le habían dicho.

 

Notes:

Lamento mucho si la caracterización en este capítulo se fue de año sabático, es culpa del celecoxib que estoy tomando. :´)

Chapter 4: El contrato

Notes:

Hellou (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧
Capítulo cortito porque me canso de escribir. Aún ando con el brazo desconchinflado y mañana entro a un nuevo centro de trabajo así que iré dosificando mis tiempos para traer actualizaciones semanales. c: Espero que este capítulo sea de su agrado.
Nos vemos prontito.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

–Entonces, el contrato nupcial que hemos realizado especifica lo siguiente. –El abogado de Checo ya le había dado la copia al de Max quien comenzó a leerlo, pero el hombre leyó citando para Sergio y para el alfa. –El matrimonio se llevará a cabo después del periodo usual de cortejo, dicho matrimonio permitirá a ambas partes presentar sus registros civiles a sus nacionalidades de manera respectiva en cuanto la marca de enlazamiento se realice. No estipulamos tiempo, pero les recuerdo que mi cliente tiene tres meses para presentar ese registro.

Max asintió, poniendo mucha atención a lo que el abogado estaba diciendo, por lo que este continuó al ver que no había ninguna objeción por el momento.

—También se estipula que el matrimonio será por bienes separados. Evitando así que existan problemas de índole hacendario. El señor Verstappen debe comprometerse a firmar la independencia fiscal y legal de mi cliente una vez que estén casados.

—¿Eso qué significa? —Max preguntó, ya que no entendía a qué se refería el abogado.

—En México los alfas tienen poder sobre los omegas. Es una regla arcaica y absurda, pero significa que al estar casados yo no tengo poder de decidir en nada que implique algo legal o fiscal, es como si fueras mi dueño.

—Ah, vale. Sí, claro, lo haré. —Accedió de inmediato, después de que Checo le aclarara lo que significaba, no podía creer que existieran lugares que todavía hicieran eso.

El abogado siguió hablando de las especificaciones del contrato nupcial y le pareció que todo estaba en orden, su abogado no había dicho nada, así que suponía que si hubiese algo extraño, ya habría saltado a decirlo. Lo único que tenían que hacer era casarse, realizar la marca y presentar los registros civiles. No había nada de reglas estúpidas sobre tener un bebé, ni sobre Checo teniendo que dejar su lugar en Red Bull por un bebé, o por cualquier otra tontería que se les pudiera ocurrir.

Tendrían un bebé cuando fuese tiempo. Tal vez.

—Me gustaría que se agregara una cláusula de infidelidad en el contrato, mi cliente debe proteger sus intereses ante una situación de ese tipo. —Max miró a su abogado nuevamente como si le hubiera salido una cabeza extra.

Checo frunció el ceño, ya sabía lo que trataba de insinuar el abogado.

—¿Cree de verdad que voy a engañar a Max? Nos arruinaría la vida a ambos. Rechazaríamos la conexión, y más importante, ¿por qué le sería infiel a Max? —El prejuicio de los omegas siendo promiscuos parecía que no solo existía en México.

—Es necesaria colocarla. —Alegó el hombre, pero el abogado de Checo tan solo sonrió condescendiente y asintió.

—Así es, es necesaria. Y la hay. Si mira el apartado 16, en él encontrará la cláusula donde se estipula que en caso de infidelidad por parte de alguno de los dos, el matrimonio podrá ser anulado de manera inmediata y podrá existir la apelación por pensión de la parte agraviada.

Checo miró a su abogado un momento, no pensaba que hubiese hecho eso con la intención de decir que alguno de los dos sería infiel, pero él como abogado tenía que cubrir cualquier posibilidad. A diferencia del abogado de Max, que buscaba solo el beneficio del alfa y también parecía querer insinuar que si alguien podría ser infiel ahí, sería el omega de la relación. Bastardo prejuicioso.

Antes de que firmaran el contrato, Sergio detuvo la mano de Max quien estaba dispuesto a firmar después de que hubiesen aceptado todas las cláusulas.

—¿Qué pasa? —El rubio estaba algo confundido.

—¿Estás seguro de esto, Max? —Preguntó preocupado, porque sentía que no era justo, todo eso. Max todavía estaba joven, podía salir con quien quisiera, tenía mucho que disfrutar todavía. Además, parte de él estaba preocupado genuinamente por eso, ya que podría ser que ya estando casados y enlazados Max decidiera que no era lo que quería y terminara pintándole unos hermosos cuernos y eso no lo iba a aguantar, se rehusaba a ser un cornudo solo porque Max no supo decir que no cuando fue tiempo de hacerlo.

El alfa le miró fijamente y sin una pizca de remordimiento asintió.

—Estoy seguro y estoy listo. Déjame elegirte. —La seguridad que le transmitía con esas palabras le hacía revolotear el estómago nuevamente, era casi ridícula la forma en la que se aceleraba su corazón.

Max firmó el contrato y después fue su turno. Firmar fue fácil, pese a las cosas que implicaban ese contrato nupcial, a partir de ese momento eran una pareja oficial en el sentido legal de la palabra, ahora tenían que empeñarse en realmente ser una pareja, encontrar su equilibrio y navegar sus sentimientos ya que a partir de ahora tendrían el tiempo contado para enlazarse y ser alfa y omega para toda la vida.

(…)

—¿Seb? Dios… gracias a dios que contestas.

—Charles, pequeño. Perdóname, estaba realmente ocupado y no escuché las primeras… uh…. Doscientas veces de que marcaste. –A través del teléfono se escuchó la risa de Sebastian.

Charles se desplomó en el sofá de la estancia de su departamento y miró al techo.

—Lo lamento, es que no sabía a quién llamar.

—Dime qué pasa, pequeño. —Se escuchó el sonido de trastes siendo acomodados y Charles podía imaginar que Seb estaba siendo hogareño y esa clase de cosas.

—Llegó mi notificación, Seb… y no sé qué hacer… No sabía a quién llamar.

—Oh, Charlie… no puede ser, ¿de verdad? ¿Tan pronto? —El omega parecía compadecerse y Charles solo podía seguir mirando el techo, incrédulo.

—Mi abogado dice que tengo tres meses, Ferrari quiere que les diga qué voy a hacer.

—¿Y qué has pensado? —Hubo un momento de silencio en la línea y Charles cubrió sus ojos con su antebrazo, tratando de calmarse y no pensar tan fuerte, pero era inevitable.

—¿Charles?

—Ferrari quiere que hable con Lewis…

—¿Con Lewis? —La sorpresa en la voz de Seb también provocaba angustia en Charles.

—Sí… Lo quieren en el equipo… Y piensan que si me enlazo a él, no tendrá más que aceptar la negociación.

—Pero que mierda… —Se escuchó que algo se caía y de repente algo de ruido y un niño llorando. —Oh dios, Robin… ¡Kimi! —El otro omega había dejado el móvil y todavía se escuchaba el niño llorando. —Lo siento, es que Robin se tiró encima el… Kimi, revisa si no se lastimó la frente. –La voz de Seb iba y venía al separarse el teléfono para hablar con su esposo.

—Te llamo en otro momento, ve a ver a tu hijo. —Charles se sentía mal de estarle quitando tiempo sobre todo cuando tenía dos hijos que cuidar, tres si contaba a Kimi.

—¡No, no! Ya está… Kimi suelta esa cerveza y carga bien a tu hijo, ¡cielos santos!

Charles no pudo evitar reírse un poco, sobre todo cuando escuchó la voz de Kimi por el auricular, no entendió que dijo, pero escuchó a Sebastian suspirar molesto y después volver a la llamada.

—¿Dónde estábamos? Oh, sí, Lewis… Dios, ¿qué les pasa? No pueden obligarte a pedirle algo como eso a Lewis.

—No sé qué hacer… Además, Carlos… él se ofreció a ayudarme.

—¿Y? ¿Eso es bueno, no?

—No lo sé… —Esta vez fue el turno de Charles de suspirar. Confiaba en que Sebastian le diera alguna clase de consejo sobre su situación, porque había pasado por algo similar y no sabía si para él había sido una decisión buena.

—Charles… tienes un crush en ese español del tamaño de Mark. ¿Me puedes decir qué te detiene?

—Él no me mira de esa forma, solo quiere mantener su asiento en Ferrari.

(…)

–¿Enviaste una petición de cortejo a Checo? —Oscar se cruzó de brazos, Lando también lo hizo.

—¿Por qué te importa? —Lando enarcó una ceja, Oscar frunció el ceño, lo que hizo que su compañero se sorprendiera ya que las expresiones en Oscar eran muy raras de identificar, pero ahora podía ver que su compañero estaba realmente molesto por algo.

—Tú nunca tienes nada bueno que decir de él, parece que lo odias o algo por el estilo, ¿por qué tan de repente le envías una solicitud de cortejo?

—¿Por qué le enviaste una tú?

Ambos se miraron en silencio por un momento y Lando se levantó de la silla donde estaba, encarando a Oscar, con aires de grandeza, como si supiera algo que Oscar no.

—Al parecer no soy el único que le mira el culo a Pérez.

—Dios, eres un vulgar. —Oscar se hizo hacia atrás con intenciones de irse, pero Lando le sujetó del brazo.

—Voy a cortejarlo, porque me parece lindo, con su estúpida cara confundida y llena de pecas…

—Y porque Max lo quiere, ¿no es así? —Oscar tiró de su mano, alejándose de Lando, este endureció la mirada y apretó la mandíbula.

—Claro que no, me gusta y voy a cortejarlo. Necesita un alfa.

—Que lo necesite no significa que acepte a cualquiera. —Gruñó molesto el australiano.

—¿Y qué te hace pensar que a ti sí te va a aceptar? —Lando tiró con saña, pero Oscar mantuvo su serenidad.

—Porque voy a cortejarlo de la manera correcta, como se lo merece, y no por solo querer competir contra Max.

(…)

—¿Ya hablaste con Charles? —Sergio preguntó. Caminaba con Max hacia el departamento, habían ido a comer, regresado a la fábrica a cumplir con sus deberes y en cuanto pudieron retirarse, lo hicieron juntos. Checo había invitado a Max a tomar algo en su departamento y quizá pedir algo de cenar si tenían hambre.

—Sí, pero solo un poco. No lo escuché muy animado.

—No puedo imaginar cómo debe estarla pasando.

Sergio había recibido varios mensajes de Carlos, el alfa le estaba pidiendo consejos sobre cómo cortejar a Charles, como hacer que el omega lo aceptara. Carlos había sido muy reservado con su enamoramiento sobre el monegasco, porque estaba seguro de que Charles lo detestaba, las peleas que habían tenido por algunas carreras eran suficientes pruebas para Carlos de que el otro simplemente le odiaba, por más que Checo le insistiera que eso no tenía nada que ver y que en el mundo en el que vivían las peleas siempre estaban a la orden del día, la competitividad de su deporte provocaba todo tipo de roces y situaciones.

Al entrar al departamento se topó con dos ramos de flores acomodados en la sala. Seguramente el manager del edificio había dejado pasar a cualquier persona que haya llevado esos ramos de flores.

—Wow… ¿qué es esto? —Se rio un poco por lo cliché que parecía. Max tenía mala cara, pero Checo se acercó a tomar una de las tarjetas y lo que leyó le sorprendió. —Es de Oscar.

—Y este es de Lewis. —Masculló Max al leer la tarjeta que había tomado del otro ramo.

Ambos eran ramos hermosos, nada demasiado enorme, pero de un tamaño ideal y acomodados con mucha delicadeza y elegancia. El de Oscar eran rosas blancas, con un suave tono rosado, envueltas en un papel de un delicado tono rosa y otro blanco, con un listón del mismo tono que las sostenía; era realmente un precioso ramo, elegante, pero soberbio.

En cambio, el de Lewis era un poco más grande, de peonias blancas y algún tipo de flores azules que enaltecían la belleza del ramo colocado en una caja fina que estaba adornada por un lazo azul. También se veía muy elegante y caro.

—¿Qué piensan que haré con estas flores? —El omega arqueó una ceja y aunque olfateó el ramo que Oscar había enviado, esto solo alteró su alergia y de inmediato estornudó. Max le quitó el ramo de las manos y el otro estornudó otra vez.

—Diablos… Solo van a provocar mi alergia. —Sorbió la nariz y fue a buscar un pañuelo para limpiarse mientras que Max llevaba los ramos al balcón que tenía el departamento. Los puso fuera y cerró el ventanal, mirando mal ambos ramos. Él no había comprado flores para Checo precisamente porque sabía que tenía alergias. Sabía que le gustaban las flores, pero que eventualmente tenerlas muy cerca provocaban sus alergias. Era por eso que siempre se aseguraba de tener su ropa muy limpia, libre de los pelos de sus gatos y la razón por la cual pedía que usaran detergentes hipoalergénicos en su ropa ya que Checo una vez había tenido un ataque de estornudos cuando a Max le habían cambiado el detergente en su ropa. Para Checo estar cerca de Max había sido una tortura de estornudos.

Checo volvió del baño con la nariz roja por haberse sonado, pero parecía mejor ahora que las flores estaban fuera de su alcance.

—El abogado dijo que ya habían dado las notificaciones a los abogados de ellos sobre sus peticiones siendo declinadas, no entiendo por qué enviaron flores. —Dijo como si quisiera explicarle a Max. —Me siento algo culpable, creo que debería de hablar con ellos de forma personal.

—Ellos no hicieron de manera personal sus peticiones, ¿por qué tendrías que hacerlo tú? —Max se sentó en el sofá, algo molesto de pensar que aquellos eran tan audaces como para pedir cortejar a su omega y no presentarse de manera personal con él.

—Bueno, creo que tienes razón, pero aun así me siento apenado con ellos.

—No deberías. —Zanjó Max la conversación porque odiaba tener que hablar de aquellos, así que cambió de tema. —¿Ya visitaste el médico? ¿Qué te dijeron?

—Ah, sí, esta mañana antes de vernos fui al médico, tenía de cualquier manera la revisión mensual, así que le dejé saber lo que sucedía y me dio luz verde, pero dijo que tenía que cuidar mi peso, al menos por un tiempo.

—No es como si no viviéramos atados a una dieta. —Checo se sentó en el sofá también, se quitó su gorra la cual dejó sobre la mesa y tomó el peluche de ajolote que tenía ahí y se reconfortó con este.

—En realidad su preocupación es que baje de peso, normalmente los supresores provocan que subamos de peso, por eso mi dieta era más restrictiva porque subía más rápido de peso.

—Oh, ok. No sabía eso. ¿Qué más te dijo?

—Que tendré un celo regular y completo tal vez en un mes o mes y medio, pero que debo tener cuidado ya que tendré síntomas antes de que tenga el celo. Tuve que decirle que planeo enlazarme con un alfa, así que dijo que debía mantenerme marcado con tu aroma, que usara parches bloqueadores y mi collar para protegerme. De esa forma evitaremos problemas o riesgos.

Era normal que Max tuviera que saber esas cosas, después de todo el enlazamiento se daría cuando Checo estuviera en celo, de esa forma sería más fácil para ambos y no habría problemas, aun así, le provocaba algo de vergüenza y pudor el tener que hablar de esas cosas con Max.

—Bien, tendremos que ponernos de acuerdo en eso también. —Max intentó no meter ideas en su cabeza porque la sangre se le iba a otros lados, así que trató de jugar con la otra salamandra de peluche que estaba ahí. El león no estaba ahí, así que se preguntó dónde lo tendría.

—Max, ¿alguna vez has pasado el celo de un omega? —Le preguntó el omega, algo curioso por la reacción del otro.

—La verdad es que no… pero sé lo que hay que hacer, así que descuida, estaré preparado. ¿Hay algo que quieres que tome en cuenta para tu celo?

Max se veía tan decidido y serio, que aunque el omega pudiera estar un poco preocupado de que nunca hubiese pasado el celo de un omega, le daba confianza de que podría hacerlo bien.

—Creo que… durante un celo solo me gusta comer fruta, es lo más que consumo, soy muy… bueno, creo que soy muy exigente y aprensivo. Tienes que tener cuidado de que no me deshidrate.

Aquellas palabras se registraron en la cabeza de Max como “necesitado y caprichoso”, lo cual le parecía excelente a su mente a la hora de ponerle imágenes en la cabeza así que tuvo que apretar el peluche un poco para calmarse y distraerse.

—Está bien, lo tendré en cuenta.

—¿Y tú? ¿Cómo son tus celos? —Esta vez el alfa se sonrojó al escuchar la pregunta.

—Yo… realmente nunca he pasado mi celo con nadie, no me gusta hacerlo. —Confesó, porque supuso que eran cosas que tenían que ser dichas.

—¿Por qué? —Le miró extrañado el omega, Max podía sentir su cara calentándose, seguramente el otro estaba juzgándolo por eso. —Max… si no quieres hablar de eso está bien…

—No… es solo que… no quiero que pienses que soy raro.

—¿Por qué pensaría algo así? —La voz del omega era tranquila, incluso parecía como si quisiera transmitirle comprensión. Él solo se encogió de hombros, así que Checo se acercó a él, deslizándose en el sofá. —Max… no eres virgen, ¿verdad? —La pregunta inquisitiva fue hecha con cuidado, pero casi provoca que Max se ahogara con su propia saliva, así que comenzó a negar rápidamente.

—¡No, no! ¡No es eso! Te lo prometo que no.

Checo bajó los hombros y soltó un jadeo aliviado, aunque después sonrió y tomó del rostro a Max para que se tranquilizara. Usó su aroma también para eso. Ahora que no estaba usando sus parches ni su collar, su aroma salía sin forzarlo demasiado.

—Tranquilo. Era una duda razonable… solo quería estar seguro. ¿Ok? —Le dio una sonrisa conciliadora antes de soltarlo, pero aun así el sonrojo de Max no bajaba para nada. Agradeció que le soltara o nunca se iba a tranquilizar. Sentía que se le había olvidado cómo actuar ahora que estaba tratando de cortejar a Checo y de actuar como un alfa para él.

—Yo no paso mi celo con nadie porque es difícil. —Comenzó a explicar, pese a seguir todo rojo de la cara. –Mi padre decía que era una perdida de tiempo que tuviera mi celo, así que tan pronto me presenté, comenzó a medicarme los celos y no los tenía o los paraba abruptamente. Hasta que el médico le dijo que iba a joderme si seguía haciéndolo, pero se hicieron difíciles… agresivos y dolorosos así que preferí no pasar mi celo con nadie. No quería lastimar a nadie.

De las razones por las cuales Sergio odiaba a Jos y nunca había tenido una relación agradable con ese hombre, la más fuerte era el abuso que cometió contra Max. No era un secreto que el hombre había abusado física y emocionalmente de Max durante su infancia, marcándolo de formas que se mostraban en las cosas que hacía. Como el orden de las cosas, las rutinas, la necesidad de ganar y siempre ser el mejor, la necesidad de ser notado y de hacerse notar como el mejor. Así que Checo estaba seguro de que había muchas más cosas que saldrían a la luz conforme su relación avanzara, pero eso no quitaba que aquello le enfadara más de la cuenta.

—Maxie… —Le tomó de las manos y le sujetó firmemente para que no quisiera huir de su contacto. —Vamos a casarnos, tú y yo vamos a ser una pareja de alfa y omega y lo ideal es saber estas cosas de cada uno. Quiero que sepas que voy a hacerme cargo de tus celos de ahora en adelante, no tienes por qué pasar por ellos solo cuando me vas a tener a mí, así como yo voy a tenerte a ti para los míos. ¿Estás de acuerdo? Además, dijimos que entrenaríamos, sé que no vas a hacerme daño.

Max logró mantener la mirada en la de Checo y asintió suavemente, aunque estaba apenado por toda esa plática, que el omega dijera algo como eso lo hacía sentir bien, porque quizá se le olvidaba que en una relación el apoyo era mutuo. Estaba acostumbrado a dar y a solo dar, a preocuparse por los demás para hacerse digno de su atención y cariño, sin esperar que se le diera lo mismo a cambio, así que ahora que Checo decía esas cosas, no se lo creía del todo, en el sentido de que le parecía algo que nunca le iba a suceder, encontrar una persona que se preocupara de esa manera por él.

Notes:

Que se armen los p*nches ch*ngadazos!! ᕙ(⇀‸↼‶)ᕗ

Chapter 5: El viaje

Notes:

Hellou~ Por alguna razón el destino estuvo contra mi este fin de semana. Tenía el capítulo terminado y desde el día de ayer sábado, no tuve luz para nada, hasta hace apenas una hora regresó la luz y ya por fin puedo actualizar. Espero que les guste este capítulo!! Lamento el retraso, pero vamos avanzando con el salseo. c:

Chapter Text

Capítulo 5. El viaje

Habían decidido que, para no llamar la atención, viajarían en el jet privado de Checo y no en el de Max que era muy llamativo con su tono negro y el símbolo del león. Era mejor si mantenían aquello más privado por el momento, lo último que querían era un tumulto de personas esperándolos en el aeropuerto y dificultándoles la salida.

El hermano de Checo iba a ir a recogerlos, así que no tenían que preocuparse más que estar a tiempo donde iba a esperarlos. Habían llegado a medio día, por lo que Max había podido ver la geografía del país mientras el avión comenzaba a bajar. Reconocía que México no era un país que llamara su atención en un principio, quizá se debía a tanto que viajaba por las carreras, que pensar en viajar a cualquier lado durante sus vacaciones era un rotundo no. Sin embargo, sabía que Checo amaba su país, no por nada cada que podía se regresaba a México y siempre hablaba de forma alegre de su país, así que eso había provocado que se interesara más en la cultura de ese lugar, lamentablemente los itinerarios del equipo eran tan apretados que hacer turismo o disfrutar de las cosas que ofrecía el país, se limitaba a la comida del hotel, el camino del hotel al circuito y algún restaurante para celebrar.

—¿Todo bien? —El omega lo sacó de su trance mientras esperaban poder bajar del avión.

—Sí, solo estaba pensando en que… esta es la primera vez que vengo a México sin ser parte de las responsabilidades del trabajo.

—Es verdad… Bien, estaremos aquí algunos días, así que te llevaré a que conozcas un poco. ¿Qué te parece? —El omega estaba recargado en el asiento y miraba a Max desde arriba, el alfa sonrió y extendió su mano para el otro quien la tomó y se acercó a él.

—Me encantaría, si es contigo. –Su respuesta halagadora hizo que el mexicano se sonrojara un poco, pero no era alguien que se dejara amedrentar por ningún alfa y sus palabras bonitas, así que se sentó en las piernas de Max, pasándole un brazo por los hombros y casi se rio por la forma tan bonita en la que se le pintaron las mejillas al alfa.

—¿Sabes qué es algo en lo que tenemos que entrenarnos ambos? —Su tono de voz era coqueto y suave, pero aun con todo y la cara caliente, Max siguió mirándole.

—¿En qué?

—En esto… —El omega se acercó a darle un beso, fue apenas un beso casto y dulce sobre los labios de Max, quien cerró los ojos por los segundos que duró aquel contacto. Al separarse, el aroma de ambos había brotado y se mezclaba de forma dulce, la burbuja que formaron al mirarse por unos momentos fue abruptamente rota por una azafata que les anunció que ya podían bajar del avión.

Ambos se asustaron un poco y apenados comenzaron a recoger sus cosas para bajar. La azafata no tenía la culpa, ellos solo no estaban acostumbrados a las demostraciones de afecto público, así que todavía debían ser cuidadosos con eso.

Al bajar del avión ya los estaba esperando la camioneta en la que Toño, el hermano de Checo, los había ido a recoger, Ileana estaba en el asiento del copiloto y los saludó efusivamente cuando los vio. Max únicamente sabía de Ileana porque Checo le había contado que su hermano estaba casado con ella, pero según el mexicano, su cuñada era cariñosa, tranquila y una buena persona que le gustaba platicar bastante, aunque no se le daba exactamente hablar bien el inglés, pero lo comprendía.

—¡Que bueno verlos! —Sonaba feliz y entusiasmada al agitar su mano desde la ventanilla.

—Gracias por venir a recogernos. —Ambos saludaron al subir y se acomodaron en los asientos traseros, Toño arrancó cuando estuvieron listos.

—No es nada, ¿cómo fue el vuelo? —Toño les dio una mirada por el retrovisor y después volvió su vista atenta al camino.

—Cansado, pero dejar el clima horrible de Inglaterra me mejora el ánimo. —Checo apretujó su león de peluche entre sus brazos, aunque su hermano volvió a mirarlo por el retrovisor, era obvio que estaba usando un peluche de confort, así que eso le preocupaba un poco.

—Checo, ¿por qué estás usando un peluche de confort? —El omega se sintió algo intimidado por el aroma posesivo de su hermano. No era un secreto que tanto Toño como Paola, ambos alfas, fuesen aprensivos y celosos con la gente que rodeaba a Checo, sobre todo aquellos alfas que tenían intenciones distintas a la amistad. Sin embargo, quien no se tomó a bien la forma en la que el omega pareció sufrir por la pregunta, fue Max, quien de inmediato intervino.

—Se lo regalé yo, recientemente. —Fue simple en su respuesta y Checo acomodó sus gafas de sol e intentó mantener la calma mientras apretujaba el peluche para relajarse.

—¿Te lo regaló como regalo no’más o cómo regalo de que quiere contigo? —Toño preguntó en español a Checo, quien miró a Max porque ya sabía que el alfa estaría interesado en lo que su hermano estaba diciendo. Era usual que si Carlos o Fernando no querían que Max entendiera algo que le querían decir a Checo, se lo dijeran en español, así que el rubio estaba acostumbrado a ese tipo de interacciones, aunque en definitiva no le gustaban. Envidiaba un poco a aquellos dos que eran capaces de comunicarse así con Checo, compartiendo algo que para el mexicano era de mucho orgullo.

Ay, Toño, no preguntes esas cosas, deja a tu hermano en paz. —Ileana intervino, aunque por dentro ella también se moría por saber. Conocía muy bien el aroma de su cuñado, siempre olía a manzanas dulces y frescas, pero ahora todo en él olía a naranjas, aroma que provenía del güero que le acompañaba.

No seas metiche, wey. —Masculló el omega, un poco molesto.

Checo… el Canelo está en la casa. —Fue lo único que Toño dijo para que Checo se tensara y se sacara las gafas de sol, Max notó su preocupación, pero no entendía qué estaban diciendo así que no sabía qué había ocasionado que su omega repentinamente cambiaria su perfecto y dulce aroma a algo amargo.

Toño, no chingues, ¿por qué está en la casa? —Exigió saber, Toño negó con la cabeza y chasqueó la lengua.

Ha estado hablando con mi papá desde hace unas semanas, dijo que ya había pedido cortejarte de forma oficial y legal, así que quería verte, mi papá le dijo que venías, así que lo invitaron a comer. Por eso está en la casa, asumimos que venías para decirnos eso, que ibas a dejar que te cortejara. —La explicación solo estresó más a Checo quien se recargó en su asiento y se sobó la frente como si con eso pudiera erradicar o calmar sus emociones, pero no sirvió de nada.

No chingues, cabrón. ¿Cómo es que mi papá no me preguntó nada? No mames…

Checo, ¿qué sucede? —Max estaba casi desesperado por saber qué era lo que se estaban comunicando, porque a cada comentario el malestar de su omega aumentaba y tenía a su lobo interno dando de vueltas y su voz en su cabeza repitiendo: protegemos a omega, protegemos a omega. Era también estresante en su forma única y jodida.

—¿Recuerdas que tenía varias solicitudes de cortejo? Una de ellas era de Saúl Álvarez. —Pudo ver de inmediato que Max no tenía idea de quién era esa persona, así que le explicó. —El boxeador, Max. El “Canelo” Álvarez. Pues resulta que les dijo a mis papás que me está cortejando oficialmente y ellos le invitaron a comer a la casa hoy. Está allá, esperando a que llegue.

En cualquier otra ocasión hubiese sido chistosa para él la cara de sorpresa e incredulidad que Max tenía, el alfa era muy expresivo con su cara y no sabía ocultar sus emociones. Pasó de la confusión, a la incredulidad, la sorpresa y por último a la molestia cuando frunció el ceño, incluso hasta le tomó de la mano, como queriendo probar un punto de que no iba a dejar que eso sucediera.

—Entonces será cosa de decirle que se marche, porque quien está cortejándote oficialmente soy yo. —Sonaba molesto, por alguna razón que lo dijera así, con ese tono y con esa seguridad, provocaba a su omega, lo entusiasmaba. Su bestia estaba moviendo la cola como loco.

—¿Cómo que lo estás cortejando? —Toño interrumpió nada contento.

—A eso veníamos, Toño, ¿por qué más creerías que Max vino conmigo? ¿Por un viaje espontáneo antes de que se acaben nuestras vacaciones? —Checo no estaba tampoco contento, mucho menos para recibir la actitud negativa de su hermano cuando no habían tenido las intenciones de decirle que Saúl estaba en casa esperándolo. De no ser por el peluche de confort, la plática jamás hubiese llegado a eso.

—No lo sé, wey. Otras veces has traído al Carlos y a Lance, no se me hacía raro que trajeras a Max ahora.

—¿Trajiste a Carlos a tu casa? —Ese último dato Max no lo sabía y por supuesto no le agradó.

—Fue hace mucho, también he traído a Lance y a Fernando lo llevé a Puerto Vallarta. ¡Ese no es el punto! —Se estaban desviando del tema principal así que sacudió la cabeza y buscó su móvil para llamar a Paola y que le dijera cómo estaban las cosas en la casa. Aún tenían camino que recorrer, tendrían que pensar en una solución.

Toño esta vez miró a Max por el retrovisor y el alfa sintió la mirada así que se la regresó, pero el otro volvió la vista a la carretera.

Toño, no empieces. Deja al güero en paz. A ver ¿cómo no te enojabas cuando se lo estaba agasajando el español? —Ileana dijo riéndose suavemente.

Oye, no nos estábamos agasajando y no digas eso enfrente de él. —Checo le pidió mortificado, aunque sabía que Max no entendía suficiente español como para saber de qué estaban hablando, sin embargo, no estaba para nada contento debido a la situación, no era nada personal con su cuñada.

No, si ya sabía yo que ese güero andaba detrás de los huesitos de mi hermano, se le veía a leguas. ¿No viste cómo no lo soltaba cuando ganaron en México? Otro poquito y le pega un besote, no’más porque estaba mi papá ahí.

—Bueno, ya, ¿no? Ya párale. —Checo tenía el móvil en el oído esperando a que Paola le contestara, Max no estaba nada feliz, pero estaba más que decidido a demostrar quién era el que iba a cortejar a Checo. Un boxeador no le intimidaba, quizá un poco, pero no iban a pelear ni nada por el estilo, ¿cierto?

Trató de relajarse, pero todo en él estaba alerta, sobre todo cuando escuchó a Checo sonar cada vez más estresado mientras hablaba por teléfono con su hermana. No entendía nada porque el mexicano hablaba muy rápido y apenas sí captaba cuando mencionaba al tal Saúl y a él. Necesitaba aprender español más rápido, tal vez tenía que poner en uso su hiperfoco de atención para poder aprender el idioma rápidamente, lo necesitaba.

Después de un viaje largo llegaron a la casa donde todos los estaban esperando. Toño les había dicho que sus padres, al saber que probablemente habría un anuncio importante, habían hecho una comida especial y habían invitado a algunos familiares cercanos. Todo era muy familiar y pequeño, pero seguía siendo una especie de fiesta de bienvenida y con el hombre en discordia en la casa, todo había pasado de ser un recibimiento tranquilo a una mini fiesta de compromiso.

La residencia era verdaderamente bonita, parecía una especie de casa antigua muy bien cuidada con un extenso jardín principal con muchas plantas y flores. Había varios autos aparcados fuera, así que Toño acomodó la camioneta y bajaron en cuanto pudieron.

—Dejen sus maletas, más tarde las bajamos. —Sugirió el hermano de Checo y con su esposa se adelantaron a la casa mientras que él se quedó unos pasos atrás con el omega quien aun parecía estresado.

Se detuvieron en la entrada de la casa, desde ahí podían escuchar el bullicio de la gente en el jardín trasero y música, así que debían entrar pese a no tener ganas de enfrentar la situación.

—Max, te prometo que yo no sabía nada de esto. Se supone que mi abogado envío las notificaciones de rechazo, no sé qué hace él aquí.

—Te creo, no tienes por qué darme explicaciones ni nada. De cualquier manera, me escogiste a mí, ¿cierto? ¿Aún seguimos juntos? —Max estaba nervioso por preguntar eso, como si temiera que Checo estuviese dudando del acuerdo que ya habían formado, pero lo vio sonreír de esa forma que le encantaba y asentir.

—Claro que sí, Max. No creas que no me tomo en serio lo nuestro, estoy contigo, estamos juntos.

Max le ofreció nuevamente su mano a Checo y este la tomó con ánimos renovados. No había manera ideal de enfrentarse a eso, pero el omega ya había escogido a Max, no iba a cambiar de opinión solo porque otro alfa se presentara de forma repentina.

Caminaron juntos por la casa, los hijos de Paola y Toño estaban corriendo y haciendo ruido y su perro fue a encontrarlo, moviendo la cola muy contento de volver a verlo así que Checo lo acarició un poco y siguieron caminando, no podía concentrarse en nada más que en lo nervioso que estaba por ser recibido por la gente que los estaban esperando.

Toño y Paola estaban de pie junto a los padres del omega y cuando ellos salieron al jardín un mariachi comenzó a tocar así que el omega se detuvo. Los presentes se les quedaron mirando con distintos grados de sorpresa e incomodidad porque iban tomados de la mano y ahí, frente al mariachi, Saúl estaba de pie, con todo su porte de alfa en un elegante traje beige y sosteniendo un ramo de rosas.

Rosas… Checo odiaba las rosas, porque además de que las flores le daban alergia, las rosas le parecían las flores más básicas que cualquier alfa pudiera regalar, carentes de sentimiento y pensamiento.

Max no le soltó en ningún momento, de hecho, puso mala cara por el recibimiento, porque ese tipo de verdad estaba jugando su papel al llevar mariachi y flores. Él también podía llevarle eso a Checo, pero sabía que Checo odiaba las rosas y era alérgico, era la cosa más básica de saber del omega. Aunque sabía que a Checo realmente le gustaba el mariachi.

El pelirrojo se acercó, parecía no importarle que Max estuviera a lado de Checo, así que con todo y una sonrisa triunfadora, se plantó frente al omega y le ofreció las rosas.

Bienvenido, Checo. A decir verdad, esperaba que vinieras solo, pero ya veo que te has traído a tu amigo. —La intención era clara, Checo lo sabía, así que no se amedrentó, no era la primera vez que tenía que hacerle frente a un alfa. Todo el tiempo lo hacía en la pista y también fuera de esta.

—Gracias, Saúl. Este es Max Verstappen, es mi compañero en Red Bull y también es…

—Su prometido. —Max finalizó, extendiendo su mano al boxeador para saludarlo de forma cordial.

La tensión se sentía en el aire, los padres de Checo se acercaron al igual que los hermanos de este, porque sentían el ambiente y no querían que existiera un conflicto.

Saúl sonrió falsamente y aceptó la mano de Max, dándole un apretón firme y doloroso, aunque a Max no le importó y tampoco hizo ninguna mueca.

—Lo conozco muy bien, el campeón de fórmula uno, ¿no es así? —Saúl usó su inglés, Max podía notar que tenía un acento aún más marcado que Checo, pero el de su omega le parecía lindo, el de aquel le parecía tosco y raro.

Mijo… —El señor Antonio se acercó y Checo se soltó de Max para poder saludar a su padre y darle un beso tanto a él como a su madre.

—¿Qué está pasando, Checo? Quiero que me expliquen lo que está sucediendo ahorita mismo. —Pidió el alfa mayor, los mariachis seguían tocando, pero Saúl les hizo una seña y dejaron de tocar. El ambiente se puso aún más tenso.

—Papá… no sé qué está pasando en verdad, yo vine aquí con Max para hablar con ustedes. —Checo volvió a lado del rubio quien pasó una mano por su cintura, casi de forma protectora. Saúl parecía tranquilo, pero su mirada decía otra cosa.

—¿Y entonces? ¿Por qué Saúl está aquí diciendo que aceptaste su cortejo?

—No es así, recibí la notificación de registro civil hace dos semanas y sí recibí una petición formal de cortejo de parte del abogado de Saúl. —Recalcó Checo, mirando al pelirrojo. —Pero nunca acepté dicha petición, de hecho, Max y yo tenemos una relación y él me propuso matrimonio, voy a casarme con Max.

Quizá había mentido un poco, él y Max no habían tenido una relación antes de eso, pero de cualquier manera ahora la tenían y ya había aceptado al alfa. No iba a aceptar a Saúl solo porque lo había recibido con rosas y mariachi, ni siquiera había tenido la decencia de llamarle o visitarlo personalmente tras haber hecho la petición de cortejo, todo había sido a través de abogados, de forma impropia y mediática, no había nada que le llamara la atención de esa petición.

En cambio, Max estaba ahí, había querido ir a México solo para decirle frente a frente a su padre que quería cortejar a Checo y casarse con él. Max que pese a su edad estaba más que decidido a darle su marca y su apoyo incondicional para que siguiera haciendo lo que más amaba, juntos.

—Esperé respuesta de la petición, le dije a tu abogado que tan pronto pudiera desocuparme iría a verte, pero tampoco sabía si estarías disponible, no quería entrometerme en tu trabajo. Luego tu papá me dijo que vendrías, así que quería hacer mi petición formal, frente a frente. Quiero cortejarte, Checo. —Saúl estaba claramente convencido de que aún podía hacer cambiar de opinión a Sergio sobre su decisión, así que le ofreció las flores nuevamente, pero Max retiró a Checo de la cercanía del pelirrojo y lo puso de lado de donde estaban sus padres y encaró al boxeador.

Max le sacaba un tramo considerable de estatura, pero el pelirrojo no parecía intimidado en lo más mínimo. Ambos egos colisionaban con fuerza, el aroma competitivo y agresivo de ambos provocaba que el ambiente se hiciera más tenso.

—¿Sabes? En Holanda existe la tradición de que si dos alfas quieren cortejar a un omega, tendrían que competir para ver quién es más apto para pedir la mano del omega.

—Lo que quieras competir, güero, lo hacemos.

—Pero eso es solo si el omega no ha escogido a nadie, cosa que en este caso es así. Él y yo ya teníamos una relación, la mantuvimos privada por razones obvias, pero se presentó la notificación y no dudé ni un solo momento de pedirle que se casara conmigo. Me ha escogido a mí. Agradezco que te hayas tomado la molestia de mandar tu petición y de recibirlo de esta forma, se merece eso y mucho más, pero también son cosas que yo le daré. Así que te pido, respetes su decisión y respetes nuestra relación.

Las palabras de Max dejaron sorprendidos a los presentes, sobre todo a Checo quien no podía dejar de verlo, no se creía que Max dijera algo como eso y se viera tan decidido al hacerlo.

—Tienes agallas, cabrón. No por nada eres el campeón, ¿eh? —Saúl sonrió de medio lado, socarrón, parecía entender a Max. —Pero yo también soy un campeón y no temo competir contra nadie. El último que tiene la palabra sobre el cortejo de Checo es el alfa principal de su familia, ¿y adivina qué? Su papá ya me dio el permiso oficial.

Checo miró a su papá cuando Saúl dijo eso, sintió que se le iba el alma del cuerpo tan solo con esas palabras.

—Dime que no es cierto. —Checo sentía un nudo en el estómago al preguntarle a su padre. Antonio suspiró y asintió, de forma casi decepcionada por haberlo hecho, pero era cierto. Había creído que lo que Saúl le decía era real.

La cosa era que, en México el permiso del patriarca alfa de la familia era, por encima de cualquier contrato, una ley aún más grande. Saúl tenía el permiso oficial del patriarca de la familia Pérez Mendoza y no había manera de revocarlo.

—¿Lo ves? Así que no hay nada que hacer, güerito. —Saúl estaba muy confiado, pero Antonio se acercó a él y dándole una palmada en el hombro, habló.

—Como alfa principal de mi familia, acepto tu petición de cortejo formalmente para mi hijo omega, Saúl. Sin embargo, también acepto el cortejo formal de Max hacia Checo. Ambos pueden cortejar a mi hijo. Realizarán el cortejo y Checo decidirá a quién escoger al finalizar este. ¿De acuerdo? Nada de porquerías, sean alfas de ley y respetuosos. Si cualquiera de los dos le falta el respeto a mi hijo, ni siquiera podrán acercarse a él, ¿lo entendieron? —Antonio sabía que la solución hubiera sido el revocar el permiso, pero eso no era algo que se hiciera, no era algo digno de la palabra de un alfa líder hacerlo, pero sí podía aceptar otro cortejo para su hijo y dejar que ambos compitieran para ver quién era el más adecuado para Checo.

—Papá, no hagas esto, Max y yo…

—Cállate, Sergio. —Paola le sujetó del cuello y presionó su glándula para someterlo. Ante un acto así en el que el alfa líder estaba dando una decisión como esa, el omega no debía hablar ni oponerse. Mucho estaba haciendo su padre con dejarle la decisión final de qué alfa escoger a su hijo omega, siendo de otro modo, sería su padre quien tomase dicha decisión.

A Max no le agradó la idea para nada, de que las cosas se dieran así, pero Checo era mexicano, había dicho que aceptaría las tradiciones mexicanas para hacer un cortejo apropiado y si esa era la situación que se le presentaba, entonces lo haría. Además, no iba a faltarle al respeto al padre de Checo oponiéndose a lo que acababa de decir, era lo peor que podría hacer.

—Está bien, lo agradezco. De cualquier forma, era a lo que venía, a pedir su permiso. Me esforzaré para ser un alfa digno de su hijo. —Max sabía que tenía que hacer las cosas bien, si eso significaba competir contra aquel boxeador que bien podía descontarlo de un golpe, pues entonces que fuese así.

Paola soltó a Checo cuando todo aquello se resolvió de forma civilizada, no era la primera vez que su hermana le sometía de esa forma, era muy común, pero aun así le ocasionaba sentirse mal y realmente humillado.

—Lo acepto con gusto, que gane el mejor. —Saúl y Max se dieron un apretón de manos nuevamente y sellaron aquello, todos parecían contentos con la decisión, excepto Checo quien se marchó tan pronto pudo hacerlo. Necesitaba estar a solas cinco minutos para poder calmarse y descargar lo que sentía.

—Checo… —Max intentó seguirlo, pero Paola lo detuvo. Los demás fueron a sentarse para iniciar la comida y el señor Antonio hizo que el mariachi tocara de nuevo para seguir con el ambiente.

—Déjalo, necesita asimilar las cosas. Siempre ha sido el mismo problema con él, no habla de las cosas que debería hablar y suceden cosas como estas. No nos había dicho a nadie que tenía una relación contigo, de haberlo dicho mi padre jamás hubiese aceptado a Saúl, pero espero que entiendas que mi padre ya no se puede retractar de sus palabras.

—Lo sé. En mi país es similar, pero ahora las cosas han cambiado mucho.

—Mi papá está chapado a la antigua, Max. No te lo tomes personal, él te estima mucho y aunque está sorprendido por la relación, estoy segura de que quiere que tú seas al que Checo elija, solo realicen el cortejo aquí y ya está, ¿vale?

—Va a elegirme a mí, te lo aseguro. —La confianza en la voz de Max le agradaba a Paola, así que sonrió y palmeó su brazo.

—Así se habla, cuñado. Ven, vamos a que comas algo. Checo volverá cuando se sienta mejor, dale tiempo.

Max se sintió incómodo todo el rato que estuvo ahí sin Checo, teóricamente conocía a la familia de Checo, pero realmente no había convivido mucho con ellos como para sentirse del todo cómodo pese a que todos ellos le recibían con nada más y nada menos que estima, cariño y amabilidad. Otro factor que le ponía incómodo era el hecho de que Saúl estaba frente a él, comiendo y hablando de manera fluida con la familia de Checo, en español por supuesto, así que él se perdía de toda la conversación.

—¿Y a ti te gusta la salsa o eres como todos los extranjeros? —La pregunta dirigida hacia él le sorprendió un poco porque hasta el momento el boxeador se había encargado de mantenerlo excluido de la plática usando solo el español.

—Sí, me gusta, en mi país también comemos cosas picantes, aunque no lo creas. —Mentira, ¿cuál país? En Mónaco evitaba lo picante y no había vivido lo suficiente en Holanda como para asegurar que comían cosas picosas allá, y en Bélgica bueno… era todo un tema.

A poco sí, wey. Me parece que no aguantas nada lo picoso.

—Checo me ha enseñado, comemos lo que a él le gusta así que me ha hecho probar distintas salsas. —Ver la cara de celos que puso el otro le hizo sonreír victorioso. Punto para él.

—¿Y no hablas nada de español? —Preguntó el pelirrojo, dándole un bocado a su comida con un pedazo de tortilla, Max apenas había tocado su comida y no había comido ni una sola tortilla.

—No mucho.

—¿No mucho o nada? —Alzó una ceja el otro y Max hizo una mueca. Ok, punto para Saúl.

—Estoy tratando de aprender, por Checo. Es muy orgulloso de su idioma y de ser mexicano, así que quiero aprender para él. —Repuso, para no quedar burlado.

—Ahw, eso es muy dulce de tu parte, Max. —Paola parecía enternecida por las palabras de Max. Ganarse a la familia también era importante.

Punto para Verstappen. Marcador: Verstappen 2 – Canelo 1

Max se excusó de la mesa con el pretexto de ir al baño y después de que Paola le diera indicaciones, fue hacia adentro de la casa, pero una de las niñas de Toño le alcanzó en el pasillo hacia el baño.

—¡Max, Max! —La pequeña le detuvo y sonrió ampliamente al alcanzarlo. —Dice mi tía que subas las escaleras, tercera puerta de la izquierda. —Explicó en un inglés de muy bonito y claro acento. La niña tendría quizá unos 10 u 11 años, se veía de la edad de su hermana, pero hablaba un inglés muy fluido y entendible, de mejor acento que el propio.

—Pero dijo que…

—El cuarto de mi tío Checo, sube las escaleras, tercera puerta a la izquierda. —Volvió a señalar la niña y entonces Max entendió.

—Ok, tercera puerta a la izquierda, gracias. —La niña sonrió nuevamente y se marchó corriendo hacia sus primos que la esperaban para seguir jugando, así que Max, con la información nueva, fue hacia el omega. Al principio pensaba usar su olfato y tratar de encontrar el aroma a manzanas de Checo, pero sabría que le tomaría tiempo encontrarlo, pero ahora que tenía indicaciones, se dirigió de inmediato para allá.

Al encontrar la puerta, tocó, pero no recibió respuesta, pero el aroma a manzanas de Checo estaba ahí, ya no estaba usando supresores ni bloqueadores, así que su aroma era claro y olía a tristeza. Entró, aunque no había sido invitado, por lo que interrumpió en un momento inadecuado.

—¡Max!

—¡Checo, oh por dios! —Se tapó la cara con las manos y Checo se colocó la bata de baño nuevamente, también corrió a meter a Max y a cerrar la puerta del cuarto.

—Ya puedes abrir los ojos, ya me puse la bata. —Max escuchó el seguro de la puerta y entonces se quitó las manos de la cara. Estaba rojísimo y cuando Checo le pasó de largo yendo a sus cajones en busca de ropa, no supo qué decirle.

—¿No te enseñaron a tocar antes de entrar? —Su tono burlón no hizo nada para relajar a Max, solo se avergonzó más.

—Lo siento, sí toqué, pero no escuché que me respondieras, solo quería saber si estabas bien.

—Estoy bien… tomé un baño porque me sentía sucio del vuelo, no quise tardarme tanto.

Checo sacó la ropa que quería utilizar y Max intentó no verse nervioso, aunque miraba a todos lados como para no ponerle encima la mirada al omega.

La habitación era amplia e iluminada por un alto ventanal que estaba cerrado con unas cortinas blancas que cubrían, pero dejaban entrar luz. La cama era matrimonial y amplia, había un televisor montado en la pared y había una cómoda de noche donde había una lámpara y las cosas del omega. No había mucha decoración, pero había unos cuadros de su familia, uno de sus padres y uno de cuando era pequeño y estaba en su carro de karting y su padre estaba agachado junto con él.

—Parece que no vivo mucho aquí, ¿cierto? —Checo seguía arreglándose y Max intentó distraerse con las fotos.

—Tal como en el mío, supongo que es normal. Vivimos en demasiados lados durante el año.

—Así es… nuestra casa es Red Bull en este punto. —El omega se desató la bata para cambiarse, estaba usando ropa interior, aunque cuando Max había entrado se la estaba poniendo por eso el susto inicial.

—Debería irme. —Max quiso salir del cuarto al notar que el otro iba a vestirse, pero Checo le alcanzó.

—No, ven… —Le tomó de la muñeca y lo llevó hacia la cama donde lo obligó a sentarse.

—¿Qué? —Max estaba rojo de la cara nuevamente y ligeramente asustado. Nunca antes había visto a Checo en toda su gloriosa y parcial desnudez, excepto esa vez que el omega había posteado una foto que se tomó en la alberca de un hotel en China. La foto había roto el internet y la tenía guardada, por supuesto, pero eso nadie tenía que saberlo. Sin embargo, esa había sido una foto, ahora el omega estaba frente suyo en una posición diferente que le hizo tragar en seco.

—Te quiero a ti. —Su voz sonaba algo triste, pero era suave y sincera, además le veía fijamente cuando se subió encima suyo. Max sintió que se le calentaba el vientre bajo, sobre todo cuando el mayor puso sus manos en su rostro para que mantuviera la mirada fija en él. El alfa no supo dónde poner las manos más que en la cintura del omega.

—Ok…

—Te elijo a ti.

—¿Sí? —Max no podía quitar su mirada de la del omega por más que sintiera pena, del cálido marrón de sus ojos, podía jurar que había un toque de verde en ellos, pero quizá era el reflejo de los propios debido a la cercanía.

—Sí… quiero que tú seas mi alfa…

Aquello no hizo nada bueno a sus nervios y la sangre se le subió en partes equivocadas al alfa.

—Checo…

—¿Quieres que yo sea tu omega? —Su voz se hizo aún más baja, como un susurro que golpeaba contra sus labios. Max asintió lentamente. —Dímelo…

—Quiero que seas mi omega. —Estaba más ronco de lo que pensaba, pero es que se sentía nervioso.

Con todo lo de la noticia de que había otro alfa esperándolo y la preocupación que esto generó en ambos, se había olvidado del beso que se habían dado en el avión, sin embargo, el recuerdo vino con total fuerza cuando Checo volvió a besarlo estando en aquella posición tan comprometedora. La familia entera del omega estaba allá afuera en el jardín disfrutando de una comida que era de bienvenida para ellos y ellos ahí en la cama probando cómo era besarse como si fueran alguna clase de adolescentes que se escapaban para hacer ese tipo de cosas.

Los labios del omega eran suaves y le besaba lentamente, él le correspondía con la misma paciencia porque quería tomarse el tiempo de reconocer el sabor de esos labios, la forma en la que se acoplaban, lo cálido de su aliento y lo bien que se sentían encima de los suyos, así que siguieron ambos, deseando más de ese contacto. Pensaron que debían acostumbrarse a eso, que sería raro en un principio, pero no lo fue, era perfecto, encajaban bien, se acoplaban a la perfección y era tan agradable que continuaron, olvidándose de lo externo y dejándose llevar por las emociones que provocaban aquellos besos.

Checo obligó a Max a abrir su boca, los chasquidos húmedos se combinaron con suaves suspiros que salían de ambos mientras sus lenguas jugaban juntas por dominancia, era divertido, era apasionado y caliente. La bata de baño se deslizó por los hombros del omega, Max se encargó de retirarla por completo y esta cayó al suelo, así que no pudo evitar tocar la piel desnuda del omega, sus manos recorrieron su espalda hasta bajar a su cadera donde se mantuvo respetuoso. El aroma de ambos estaba cada vez más dulce y los envolvía a ambos, provocando sus instintos.

Max ya no podía ocultar lo que tocar al omega y besarlo le estaba provocando en los pantalones, sobre todo con Checo básicamente sentado encima de su miembro, había sido suficiente para que se le saliera el instinto más básico que tenía.

Se separaron por aire, el calor entre ellos había aumentado, esto había sido como esa vez en el departamento de Checo, así que quizá debían parar.

—Tenemos que parar. —Jadeó el omega y Max asintió, pero hizo todo menos parar. Lo sujetó de la cintura y lo hizo recostarse en la cama; tal como aquella vez, terminó entre sus piernas, aunque esta vez no fue a por su glándula descubierta si no por sus labios, mientras que, sin ninguna clase de recato, lo pegó a su pelvis y le hizo sentir por completo su erección. El omega gimió encima de los labios de Max.

El alfa era joven, en esas situaciones aún pensaba más con la cabeza de abajo que con la de arriba, así que pararlo le iba a costar, más cuando olía tan bien y él hacía meses que no salía de los supresores, que no se acostaba con nadie y que estaba sufriendo de los efectos de haberse quitado el medicamento. Sería un hipócrita si decía que no se esperaba que algo así sucediera. Quizá había sido la dominancia que Max mostró al hablar con Saúl o el hecho de que las hormonas de dos alfas colisionando llamaba la atención de su omega. No lo sabía, solo sabía que quería más de eso. Quería a Max en su cuello, entre sus piernas, en su boca, lo quería en todos lados, a todas horas, y el alfa estaba feliz de complacer, estaba encantado de ser elegido, de ser el indicado, de que se le permitiera estar ahí.

Soltó los labios el omega un momento, jadeando sobre estos. Acarició su cabello húmedo y lo contempló por un segundo, para grabarse su reacción al frotarse contra él, podía olerlo, tal como la primera vez en su departamento. Su omega lubricaba y era todo por él, no había cosa que le subiera más el ego que eso, así que pensó en continuar sin pensar en las consecuencias.

—Checo, ¿a qué hora van a salir? Ya se tardaron demasiado. —Paola golpeó la puerta del cuarto de su hermano, afortunadamente el omega había puesto seguro a la puerta, pero los golpes los hicieron saltar asustados y separarse. Max sintió que toda la calentura se le bajaba de un golpe y Checo se levantó rápidamente para cambiarse.

—¡Ya vamos! —Respondió agitado mientras se cambiaba y Max desapareció al baño de la habitación.

—Pues apúrense, ya se tardaron demasiado. Nada de estar haciendo cochinadas, Michel. ¡Ya bajen! —Luego de ellos escuchó los tacones de su hermana alejándose, así que terminó de ponerse los pantalones y después se puso la playera azul que tenía pensado usar. Intentó tranquilizar su acelerado corazón, respirando fuerte y tratando de terminar de cambiarse aunque se sentía aún caliente y extraño.

—¿Max? —Le llamó y este salió del baño. Se había echado agua en la cara y en la nuca, así que estaba algo mojado de la playera.

Ambos se vieron por unos momentos incómodos, pero Checo comenzó a reírse.

—Colmillos retraídos, leoncito. —Señaló su boca y Max se cubrió con una mano, avergonzado de no haber notado que tenía los colmillos de fuera. Sin embargo, el omega se acercó, aún con esa coquetería que le caracterizaba y que para empezar los había puesto en esos aprietos.

—Que bonitos colmillos. —Hizo que retirara su mano y le dio un beso corto en los labios.

—Esta vez no te deje marcas. —Atinó a decir el alfa, aún rojo y avergonzado, pero no se arrepentía para nada de lo que había sucedido.

10 puntos para Verstappen.

Chapter 6: El cortejo

Notes:

Hellou ~ Estoy... muy enojada y triste, más que nada triste. Ahora que ya han bajado las emociones, solo me queda estar triste. Lamentable accidente el de hoy, totalmente innecesario, Checo construyó su carrera con paciencia y dedicación, y al final, bueno... nos toca aceptar que este deporte es así. Mientras tanto traje un capítulo como compensación para todas, para hacerles sentir mejor. Espero que les guste. <3

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Capítulo 6. El cortejo

—No te entiendo. —Charles estaba cruzado de brazos, Carlos también estaba cruzado de brazos, ambos se veían como si quisieran golpearse, el monegasco tenía una ligera mueca de desagrado en sus labios y Carlos torció los ojos.

—¿Qué cosa no te fue clara? —Ironizó, porque según él, había sido muy claro. Leclerc apretó el mohín de los labios y bajó los brazos después.

—¿Qué es esto, Carlos? —Señaló la cajita que Carlos había dejado en la mesa. Una cajita pequeña de gamuza roja con un broche dorado, estaba abierta, en ella había un anillo dorado adornado con una guirnalda y tres piedras. La de en medio era un diamante en forma de corazón.

—Es un anillo de compromiso, Charles.

—No me digas, Sherlock.

Volvieron a mirarse como si quisieran golpearse.

—Cásate conmigo.

—¿Por qué?

Carlos quiso gruñir por lo testarudo que estaba siendo Charles, así que bajó los brazos y algo exasperado, exclamó. —¡Porque quiero que te cases conmigo!

—No me grites. —Le reclamó el otro. —¡No sé por qué quieres que me case contigo! —Subió su tono de voz también, cuando Carlos comenzó a caminar alrededor como para desfogar algo de energía.

—¡Porque no quiero que te obliguen a casarte con cualquiera, o a tener un bebé!

—¡Y eso a ti que te importa!

—¡Me importa y me importa mucho!

—¡Eso no es cierto solo quieres conservar tu asiento en Ferrari!

—¡UGH! ¡francés testarudo!

—¡Soy de Mónaco!

Los dos comenzaron a respirar fuertemente después de estarse gritando un poco. La situación era de cierta forma cómica, aunque ninguno de los dos se estaba riendo, solo estaban siendo estúpidos por ninguna razón justificada.

—Charles Marc Hervé Perceval Leclerc, cásate conmigo, maldita sea. —Gruñó el alfa y Charles le gruñó de vuelta.

—No me gruñas, alfa tonto.

—¡Pues entonces di que sí!

—¡No! ¡¿Dime por qué quieres que me case contigo?! ¡Sé sincero!

—¡Porque me gustas! ¡Demonios, niño! ¡Me gustas! ¡Estoy enamorado de ti desde que te conocí!

Charles se esperaba que Carlos se confesara, diciéndole que lo quería para tener una excusa para conservar su asiento en Ferrari, que le rompiera el corazón de esa forma para poder seguir adelante y quizá llegar a un acuerdo. No se esperaba que Carlos se confesara de esa forma, que le dijera eso. Su corazón palpitaba con fuerza y su cara estaba caliente.

—¡Pues tú también me gustas y deja de gritarme!

—¡Te grito porque me estás sacando de quicio!

—¡Si tanto te saco de quicio entonces cállame!

Carlos no se esperó a que le dijera nada más, tiró de su brazo y Charles se quejó por el tirón, pero se calló rápidamente cuando aquel le estampó tremendo beso, sujetándolo de la cintura y con la otra mano puesta en la parte trasera de su cabeza, donde sujetaba su cabello con fuerza, pero sin lastimarlo, tal como siempre lo hacía, ese gesto que le volvía loco y lo estremecía.

El beso fue desesperado y apasionado, cuando se separaron, ambos jadeaban, Charles tenía la cara roja y los ojos brillosos, Carlos sonreía.

—Te callaste…

—Vete a la mierda…

Ambos se rieron un poco y Carlos acarició su cabello, mirando a los ojos esmeraldas de Charles.

—Cásate conmigo, Charles… porque no soportaría ver que te casas con alguien más…

—Promete que no lo estás haciendo solo por interés…

—Mi único interés es quererte… quererte como nadie te ha querido… amarte mucho y muy bonito…

—Amarte bonito… Me encanta cuando hablas en español. —Sus voces habían bajado, ahora eran suaves y melosas, parecía que solo habían necesitado el impulso necesario para liberar lo que sentían.

Déjame entonces despertarte así todos los días.

Fuera de la habitación donde estaban esos dos, un pequeño grupo de trabajadores de Ferrari entre los cuales estaban los entrenadores de ambos, unas chicas de marketing y algunos ingenieros que estaban escuchando la no muy discreta discusión de sus dos pilotos. Fue que escucharon aquellas palabras finales que por fin todos suspiraron con alivio de que Leclerc haya aceptado a Carlos.

Carlos y Charles se separaron del beso que se estaban dando cuando escucharon los suspiros provenientes de afuera de la habitación.

Ambos estaban en una sala de reuniones de la compañía porque Carlos le había arrastrado hasta ahí para decirle aquello, no se esperaban tener público, así que se rieron juntos por lo vergonzoso que eso era, sin embargo, también estaban felices, porque había una oportunidad de tomar una ruta que fuese ideal para sus vidas.

Cuando Charles había recibido su carta de notificación final por parte del gobierno del principado de Mónaco, el corazón se le había caído al estómago, porque no se esperaba que de buenas a primeras su país decidiera cambiar sus políticas y exigirle de forma arbitraria y autoritaria que se enlazara con alguien. La tasa de natalidad de alfas y omegas de Mónaco era muy baja, aun así habían permitido que sus ciudadanos nacidos ahí disfrutaran de su libertad de elegir hasta los 30, súbitamente las reglas y leyes cambiaron y les exigieron a los contados omegas y alfas de dicho principado, que se presentaran enlazados a la edad de 23 años, con la posibilidad de una sola extensión de tres años, según el gobierno de Mónaco, Charles ya había pasado la edad y ya había tenido la extensión permitida, era hora de que se enlazara o bien, tuviera un bebé.

Tener un bebé era algo que quería, pero no en esos momentos, no cuando su carrera estaba en sus mejores años, no cuando todavía tenía muchas cosas que lograr en la Fórmula 1, con Ferrari. Así que se había sentido en un callejón sin salida, sobre todo cuando los directivos de Ferrari sugirieron que, al buscar negociaciones con Lewis Hamilton, quizá Charles debería llegar a un acuerdo con el británico, para enlazarse con él, o tener un bebé. Ninguna de las dos cosas era algo que le pareciera adecuado, es más, le parecían un error garrafal si lo hacía.

Así que aquí venía su caballero español a salvarlo. Al principio pensó que se trataba de una táctica por parte de Carlos para conservar su asiento en Ferrari, sabía que su contrato terminaba en esta temporada y que Ferrari buscando negociaciones con Lewis era simplemente la antesala del despido de Carlos de la escudería. Sin embargo, había más que eso, que Carlos se confesara de esa forma le daba algo de esperanza, su corazón no quería creer del todo, pero su omega lo deseaba y parecía haberlo estado esperando. El crush que tenía en ese hombre, se había vuelto enamoramiento en un parpadeo.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

—Quita ese puchero de la boca. —Checo se acomodó las mangas de su camisa, Max estaba cruzado de brazos, sentado en su cama y fruncía el ceño y también la boca, claramente molesto por eso.

—Es que no es justo. —Alegó el rubio y Checo sonrió un poco, sabía que Max tenía razón, él tampoco sentía aquello justo, pero tenía que hacerse.

—Entre más rápido lo rechace, será mejor para nosotros. —Se acercó al alfa y puso sus manos en su cara, acunándola para verle desde arriba. —Así que no estés tan molesto.

—Debería ser yo quien te lleve a una cita, no él. Veníamos a decirle a tu familia que nos casaríamos, no a que otro alfa te cortejara. —Su enojo era muy válido, Checo lo entendía, pero tenía que hacer aquello porque era cosa de protocolo.

—Mira… —Se sentó a lado de Max, tomando su mano entre las propias. —Te aseguro que no tardaré, él sabe lo que está haciendo y que no le va a salir. Además, yo no estoy pendejo, ya elegí, te he elegido a ti, ¿cierto? Iré allá, cenaré con él y luego vendré aquí y te lo compensaré, ¿está bien?

Max suspiró, aún no del todo convencido, estaba reacio a aceptar que la primera cita que Checo tendría entre los dos pretendientes fuera con el boxeador. Podía ver las intenciones de ese tipo, además su omega ya le había dicho que ese tipo no necesitaba casarse para el registro civil ni nada por el estilo, pues ya tenía varios hijos con diferentes parejas, así que ni el mismo Checo entendía por qué Saúl estaba aferrado a cortejarlo.

—Bien… pero no te diviertas con él. —Estaba siendo algo infantil con eso, por la forma en la que el omega se rio de él, era más que obvio, pero no quería que eso sucediera. Cuando Checo se reía con alguien más, no le sentaba bien, porque nadie más que él debería ser quien hiciera reír al omega.

Sí, estaba siendo algo tóxico, pero no podían culparlo del todo. Él era así. Además, con el boxeador rondando, era casi lógico que su instinto saltara en alerta por eso. Como el lo veía, solo estaba defendiendo lo que era suyo.

—Ok, ok, te prometo que no me voy a divertir con él. —Sergio torció los ojos, aún sonreía y negó con la cabeza por la forma tan natural de Max de decir esas cosas. —Eres bien pinche tóxico.

—¿Qué?

Checo no le dijo qué significaba lo que acababa de decirle porque decidió callarlo con un beso en la boca. Desde que se habían probado, la confianza que el omega había agarrado para darle besos a Max cuando estaban a solas, había evolucionado favorablemente. Max todavía era tomado por sorpresa debido a lo nuevo de las emociones, pero sin duda lo apreciaba porque, en su lógica, asumía que si él besaba a Checo no era correcto, por las cosas del cortejo, pero si Checo le besaba, entonces era juego limpio.

Sin embargo, algo que aún tenían que controlar ambos era qué tan rápido escalaba la situación entre los dos. Max se encendía como un motor V10 en la largada de inicio. El combustible se le iba a todas las partes adecuadas y Checo… bueno, Checo sabía muy bien cómo manejarlo.

Se separaron jadeando, porque ninguno de los dos cedía.

—¿Ya estás contento? —Le preguntó muy cerca de sus labios, pero Max negó con la cabeza y entonces sus bocas volvieron a colisionar sin detenerse. Era un choque que en definitiva pudo haber sido prevenido, pero ninguno de los dos quiso parar.

El calor aumentó, de 0 a 100 km/h en tan solo unos segundos. Max tenía algo por la cintura de Checo, porque siempre estaba agarrándolo de ahí, para atraerlo o solo sostenerlo, así que el agarrón que le dio fue tan solo natural, pero el omega tenía otros planes, porque si a Max le gustaba su cintura a Checo le gustaba su regazo, así que se subió encima suyo, dispuesto a dominarlo y manejarlo de la mejor forma y él, que era un simple mortal, se dejaría gustoso porque no había manera de que le hicieran parar.

—No… vamos a arruinar mi ropa. —Checo decidió entrar en razón, se había cambiado con ropa casual para la salida con Saúl, estaba muy bien planchada, pero si seguían con eso la iban a arrugar.

—No importa. —Max le besó el mentón y después comenzó a besarle el cuello, yendo hacia su glándula para estimularlo.

—Max ahí no, para… —Intentó apartarlo, pero de cualquier manera le dio espacio en su cuello y Max se aferró más a él con sus brazos y lo acomodó mejor en su regazo, haciéndole quedar encima de su miembro que dolía en sus pantalones.

—No vayas… —Le pidió el alfa mientras repartía besos húmedos en su cuello.

—No puedo no ir… —El omega suspiró un poco al sentir escalofríos.

—Dile que te sentiste mal, que enfermaste, de repente. —Max se separó de su cuello y perdiendo la cortesía que le había caracterizado las últimas veces, tomó con ambas manos del culo a Checo y tras darle un apretón, lo pegó más a su pelvis y el otro terminó gimiendo.

Mira qué cabrón me saliste… —Soltó una ligera risa, pero Max le calló al besarlo de nuevo, situación que solo avivó más el calor entre ellos. El omega movía ligeramente su cadera contra el miembro que podía sentir presionando contra su parte baja, apoyado por las manos de Max que le ayudaban con el movimiento.

—No vayas con ese imbécil. —Max le pidió nuevamente, jadeando al separarse. Sus ojos azules brillaban con intensidad y tenía roja la cara, Checo también tenía las mejillas rojas y sus pecas resaltaban.

—Maxie…

—Por favor… —Le rogó y algo en el omega instintivo que llevaba dentro casi le hace doblegarse ante el ruego del alfa.

—Voy a darte algo para que te sientas mejor mientras no estoy. —Checo sabía que no podía faltar a esa “cita”, pero todo lo demás era juego limpio, además nadie tenía por qué enterarse.

Se deslizó del regazo de Max hacia el suelo, donde se apoyó en sus rodillas y le hizo abrir las piernas, Max se alarmó un poco.

—Checo qué…

—Relájate, Leoncito. —Le guiñó el ojo y puso sus manos a trabajar.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

—Tardaste demasiado, Saúl lleva esperándote como quince minutos. —Paola le regañó cuando bajó por las escaleras. Estaba acomodando las mangas de su camisa.

—Ya estoy aquí, ¿cuál es el problema? —Enarcó una ceja y Paola se cruzó de brazos.

—Pensé que usarías la camisa blanca. —Checo se encogió de hombros.

—A Max le gusta el color azul, así que al menos le di el gusto de elegir qué me pondría. —Su naturalidad para decir eso hizo levantar una ceja a Paola. Su hermano usaba una camisa azul marino, el color del uniforme de Red Bull, tan solo le hacía falta el logo. Lo había combinado con un pantalón beige y zapatos cafés, en definitiva, era algo que Max elegiría.

—Ok, entonces ya vete antes de que sea más tarde. —Le acompañó a la entrada de la casa donde el boxeador lo estaba esperando, recargado en su auto.

Checo tenía una mirada poco impresionada sobre el auto.

—Hola, hermosura. Pensé que te habías olvidado de mí.

—Para nada. —Sonrió de forma amable porque, ante todo, siempre era cordial cuando había que serlo. Paola se despidió de ambos y les deseó una buena cena y ambos se despidieron de la alfa que volvió a la casa, entonces Checo arremetió.

—¿De verdad se te ocurrió que traer un Ferrari para recogerme en nuestra primera cita era buena idea? —Tomó por sorpresa al boxeador quien se rio un poco nervioso.

—No pensé que fuese importante.

—Claro que lo es. Es como… de lo más básico. —El alfa se incorporó y tan solo abrió la puerta para el omega quien subió al auto y se acomodó tranquilamente. No le gustaba ser el pasajero, normalmente le gustaba conducir, pero supuso que tenía que aguantarse. A Max se lo permitía porque era Max. Solo por eso.

Cuando el alfa estuvo dentro del auto notó por primera vez su aroma a canela. Lo cual fue irónico y hasta chistoso, pero era un aroma agradable, de cualquier forma le gustaba más el aroma a naranjas de Max.

—¿Entonces qué carro debería traer?

—Averígualo, deberías de saber. —Miró el interior del auto, era bonito, pero eran más bonitos los de Charles. Le gustaba el Daytona que tenía. Carlos también tenía su Ferrari, se había subido un par de veces con el español. El lujo de esos autos no le sorprendía, vivía rodeado de ellos.

—Debería traer el Bugatti, entonces. —Intentó impresionarlo, Checo solo sonrió.

—Ah, es bonito, tengo uno de esos.

Un lujoso y exclusivo modelo del cual se habían hecho solo 500 piezas, Checo se había comprado uno por puro capricho.

—¿Entonces un Rolls Royce? —El boxeador no se rendía.

—Uhm, tal vez. Max tiene uno. Aunque todavía no te acercas al que debe ser.

—¿Mercedes? —El omega hizo una mueca, como si lo pensara y asintió, aunque no del todo convencido.

—Ok, me rindo, ¿dime cuál es el auto que te gustaría? —Parecía tomarse la conversación bastante en serio.

—Manejé Mercedes, antes. Red Bull usa motores Honda, Saúl.

—Bien, me conseguiré uno, ¿cuál es el que más te gusta?

—No lo podrías comprar. —Checo miró por la ventanilla y trató de contener su risa, porque no podía creer que de verdad ese alfa intentara impresionarlo con dinero y autos. Él amaba los autos, no por nada estaba en el mundo de la Fórmula 1, así que nada que pudiera decirle sobre autos le sorprendía.

—Lo que sea por ti. Dime cuál es.

—No, es en serio. No podrías comprarlo. Solo fueron hechos 350 de esos, el Honda NSX es de mis autos favoritos.

—Te conseguiría uno si fuese necesario.

—Oh, descuida, Max tiene uno, no le gusta demasiado así que estoy seguro que acabará conmigo. —Se encogió de hombros, su sonrisa era triunfadora mientras que el alfa lucía tenso y para nada contento. Dos podían jugar un juego y Checo había lidiado con suficientes alfas toda su vida como para dejarse amedrentar por uno que se quiere imponer. Pocas cosas le impresionaban, había visto tanta opulencia y había pasado por distintos alfas que le ofrecían fortuna y riquezas, autos y lujos, que ya nada de eso le impresionaba y no era la manera de conquistarlo. Él buscaba algo distinto, algo que quizá ya había encontrado.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Al entrar a la casa no se esperaba que la luz de la cocina estuviera encendida, pensaba que todos estarían preparándose para dormir o ya estarían dormidos, pero por supuesto que él iba a estar despierto.

—¿Me estabas esperando? —Preguntó al verlo concentrado en alguna cosa en su iPad, Max levantó la mirada rápidamente y se levantó del banco donde había estado sentado, esperando por Checo.

Había cenado con la familia del omega, quienes eran amables y hablaban en inglés todo el tiempo para que Max se sintiera cómodo. Incluso la sobrina de Checo, quien se llamaba Renata, traducía lo que sus primos querían preguntarle a Max así que se comunicaron fluidamente, entre preguntas variadas y sin ningún tipo de tema.

Luego todos se habían preparado para dormir, pero él estaba todavía al pendiente de que Checo llegara y mientras tanto se había puesto a contestar los mails de trabajo y a revisar algunos videos que el equipo de marketing le había enviado para que los aprobara.

—No escuché el auto. —Checo puso una mueca y se rio, acercándose a Max quien de inmediato se sonrojó por la cercanía.

—¿Estabas distraído pensando en otra cosa?

—Estaba… estaba mirando mails de la compañía. —Max se puso nervioso rápidamente, pero intentó mantener la compostura. El omega parecía fascinado con ponerlo de esa forma.

—Bueno, ya deja eso y vamos a dormir, ¿quieres? Estoy cansado y todavía me duelen las rodillas. —Le tomó de la mano y tiró de él. Max acabó por sonrojarse aún más, pero le siguió sin pegas, como un cachorro, si hubiese tenido una cola la habría estado moviendo de un lado a otro.

 

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊ ₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊ ₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

 

—Relájate, Leoncito. —Le guiñó el ojo y abrió el pantalón que Max estaba usando, el alfa simplemente se estremeció con eso, aún más cuando Checo, sin ningún tipo de aviso o tapujos, sacó su miembro en cuanto retiró la ropa lo suficiente.

—Checo, espe… Dios… —Max se tapó la boca para evitar gemir y que fuesen a escucharlos. El omega ni siquiera estaba jugando, solo fue directamente a lo que quería. Aquello sería rápido, se notaba por cómo comenzó a usar su lengua alrededor de su miembro y luego lo engulló sin siquiera esperarse a que el alfa se recuperara de su inicial estupor.

—Checo… oh por Dios… mierda… —Trataba de no retorcerse, pero estaba casi temblando por la forma en la que aquel estaba chupándosela. Succionó la punta de su miembro por unos momentos, cosa que hizo nuevamente gemir a Max, aunque intentó mantener su voz a raya y no hacer nada de escándalo. La sola imagen de Checo en sus rodillas, engullendo su miembro y con una mano sujetando la base la cual presionaba y estimulaba, ahí donde se formaba su nudo, lo hizo estremecerse sin control.

No se supone que deberían de estar haciendo eso, Checo tenía una cita con Saúl, quien pretendía cortejarlo. Estaba mal que hicieran eso, pero se sentía jodidamente bien.

El omega levantó la mirada mientras chupaba su miembro, sintió que se vendría justo en ese momento, pero aguantó, porque no podía durar tan poco. A decir verdad, ni siquiera sabía si tenía que durar o no, porque su cabeza estaba dando vueltas y todo era confuso, lo único que podía pensar era lo mucho que aquello le hacía cosquillear todo el cuerpo, en especial su vientre bajo y lo bien que se sentía.

Checo lo hacía magistralmente, tomó un ritmo constante al subir y bajar la cabeza, metiéndose lo que podía del miembro de Max a la boca y succionando con entusiasmo, usando su lengua para estimularlo todo lo que podía. Le sentía palpitar en su boca, caliente y duro, sabía que no duraría mucho más pues podía saborear lo salado de su líquido pre seminal. Intentó hacer lo mejor que podía, tragando el miembro hasta sentir que golpeaba su garganta lo que provocó que se atragantara un poco antes de sacárselo y dejar hilos de saliva que iban desde el miembro del alfa hasta su boca. Sus labios estaban algo rojos e hinchados, pero después de tomar algo de aire, siguió con ello, Max no podía quitarle la vista de encima y para esos momentos, que serían los últimos, le sujetó del cabello, sin ser brusco, más bien acariciándolo, sosteniéndose de él. El omega se colocó de forma adecuada y golpeó el muslo de Max con su mano para indicarle que podía hacerlo si quería, así que el alfa comenzó a cogerle la boca, rápido y buscando su liberación, la cual llegó después de algunas embestidas poco sincronizadas y erráticas que dio.

Checo pudo sentir el momento en el que Max se tensaba en su boca, así que se separó de él, sacándose el miembro lo más rápido que podía, pero el otro no le dejó moverse lo suficiente y terminó recibiendo el semen del alfa en su cara, algo de esto se escurrió hasta su camisa y también terminó en su cabello.

—Mierda… lo siento… perdóname. —Max estaba jadeando, completamente rojo y con el cabello pegado a la frente como cuando se quitaba el casco y estaba todo sudado después de una carrera. Acarició la mejilla del omega y recogió con su pulgar algo del semen que se escurría en su cara.

—¿Te sientes mejor? —Preguntó Checo, también estaba respirando pesadamente, pero estaba más tranquilo, ni siquiera parecía molesto por el hecho de tener semen en el cabello en su ropa.

—Sí… creo que sí… —No podía dejar de ver al omega, aún estaba acariciando su rostro y este movió un poco la cabeza para poder atrapar el dedo pulgar de Max y lamerlo, cosa que provocó que el alfa metiera dos dedos a su boca y dejara que lo chupara todavía. La visión fue erótica, su miembro se movió con interés por lo provocador y obsceno que parecía Checo lamiendo sus dedos, su lengua caliente se sentía bien. Sin embargo, su burbuja fue reventada cuando escucharon el motor de un auto aparcando fuera, así que estuvieron seguros de quién se trataba. Checo se sacó los dedos de la boca y usó las mangas de su camisa para limpiarse.

—Tendré que lavarme. Ya vuelvo, ¿quieres elegir una camisa para mí? —Señaló su armario y Max asintió mientras se acomodaba la ropa y dejaba que el omega fuera al baño a limpiarse.

Aunque estando a solas, tuvo que tomarse un momento para interiorizar todo lo que acababa de suceder. Estaba seguro que si alguien de la familia de Checo se enteraba que estaban haciendo eso, no le iban a dejar seguir cortejando a Checo y tendría que robárselo y casarse con él a escondidas.

 

Notes:

¿Se creían que las iba a dejar sin la escena completa? xDDDD Es para que todas nos animemos! Ojalá haya funcionado.

Chapter 7: El cortejo (Parte II)

Notes:

Ánimo a todas, la F1 se va de vacaciones de nuevo, pero hay que ser fuertes, mientras, una nueva actualización. Espero les guste este nuevo capítulo! Un poquito más largo que de costumbre.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

El restaurante al que Saúl le llevó era elegante y presuntuoso, algo a lo que estaba acostumbrado, sin embargo, era bonito y podía apreciar un lugar elegante y bonito cuando lo veía. La atmósfera era la adecuada, no había demasiada gente y solo esperaba no encontrarse con un fan o un paparazzi, entre más mantuviera aquello de forma privada, mejor para él.

—¿Te gusta el lugar? —Preguntó el boxeador cuando se sentaron en una mesa para dos, reservada con anticipación, en una zona exclusiva que daba hacia los elegantes ventanales pulcros que dejaban ver el jardín floral de exposición que tenía el restaurante, había una fuente iluminada que daba un espectáculo natural y agradable.

—Es bonito. Me agrada. —Dejó de lado un poco su actitud, de cualquier manera, ser amable no le costaba nada y tampoco se sentía bien siendo pesado todo el tiempo.

—La comida es muy rica aquí, pensé que te gustaría algo mexicano, ya que pasas mucho tiempo fuera de aquí.

—Sí, en realidad me he acostumbrado a comer comida de todo tipo, pero siempre es bueno volver a lo mexicano, la cocina aquí es diferente.

En cualquier otra circunstancia, Checo estaba seguro que ellos dos pudieron haber sido amigos. Saúl no le caía mal en lo absoluto, al menos no antes de que hiciera aquello de pedirle permiso a su padre de cortejarlo sin antes hablar con él o sin respetar sus deseos. Lo consideraba un atleta de alta categoría, no por nada había amasado una fortuna por su talento, ambos se habían aferrado a sus deportes, a lo que amaban y habían buscado el éxito.

Una mesera se acercó, les pasó las cartas y comenzó a servirles copas de agua, mientras les decía las especialidades de la noche y sus recomendaciones, ambos eligieron lo suyo y la chica se retiró después de su discurso normal, dejándolos a solas nuevamente.

—No te noto muy emocionado por la cita. —Fue directo el alfa y Checo sonrió un poco.

—Me hubiese gustado que fuera de otra forma. No porque se me obliga a salir contigo. —Él también lo fue, por la forma en la que el otro asintió, parecía que apreciaba la sinceridad.

—Tienes razón, no me gustaría que iniciemos una relación de esa forma.

—Saúl… tú y yo no podemos iniciar una relación. Yo ya tengo una relación. La única razón por la cual estoy aceptando salir contigo es por ese estúpido derecho alfa que sienten que tienen sobre un omega para decidir… Y, para empezar, ni siquiera sé por qué te intereso.

El pelirrojo se le quedó mirando un momento, estaba recargado en su silla así que se incorporó, poniendo sus brazos en la mesa.

—¿No te acuerdas cuando nos conocimos?

—Sí me acuerdo, fue en esa sesión de fotos ridícula que nos obligaron a hacer… también recuerdo todo el odio que recibí de parte de la gente que te seguía porque estaba desnudo del torso cuando nos tomaron las fotos. Todos dijeron que era indecente que un omega estuviese así con un alfa.

Aquellas fotos habían ocasionado reacciones variadas en mucha gente. Algunos consideraban que los omegas varones, tal como las omegas y las betas naturales, no deberían de ir por ahí mostrando su pecho al aire libre, debido a la connotación sexual y la morbosidad que podría generar eso. Habían querido hacer algo divertido haciéndoles intercambiar la indumentaria que usaban para sus deportes, lo malo era que Saúl usaba sus botas, sus pantaloncillos y sus guantes, así que había tenido que aguantarse la vergüenza de salir con el pecho al aire libre para esas fotos, que por cierto provocaron muchos malos comentarios que ojalá pudiera olvidar.

—Ok, pero no todo fue malo de esa sesión de fotos. —El alfa estaba desesperado por encontrar algo que los conectara. Checo tan solo suspiró.

—Supongo que no… nos divertimos un rato. Fue un poco vergonzoso, pero fuiste amable y te comportaste muy normal a pesar de que estaba semi desnudo. —Aceptó aquel lado positivo de cuando se habían conocido porque, pese a todo, Saúl había sido realmente amable y le había tratado como un deportista, no como un omega, no intentó ser cuidadoso con él o revolotear sobre de él como si necesitara ser protector. Bromeó con él, le trató rudo como un alfa a otro, como un humano a otro. Aún recordaba que Toño le había hecho burla de lo feliz que había terminado de esa sesión de fotos, insistiendo en que el alfa le había gustado, pero negó por completo, solo estaba alegre que alguien le tratara con normalidad y decencia, enfocándose en lo que hacía en la pista y no en su biología.

—Creo que nunca te agradecí por comportarte de forma normal conmigo.

—No tienes por qué agradecerlo, no tendría que haberte tratado de cualquier otra forma. —Saúl bajó los hombros y volvió a recargarse en su silla.

—Yo… estoy seguro de que no quieres cortejarme porque necesites tu registro, y yo tampoco lo necesito, tengo a Max. Solo quiero saber por qué haces esto.

—¿De verdad? ¿Con él? Checo… todo México lo odia por las cosas que te hizo, por cómo te utiliza su equipo como conejillo de indias, ¿y te vas a casar con él? —La forma acusadora en la que Saúl decía eso le hizo fruncir el ceño y mirar hacia sus manos porque no sabía exactamente cómo responder a eso. El otro usó aquel tema para ignorar lo otro.

—Su equipo es mi equipo también, ellos no me usan de esa manera y las cosas que hayan sucedido en pista es parte a veces de ser piloto, todos somos unos egocéntricos megalomaníacos que no podemos lidiar con ser segundos de nadie. Él y yo hemos superado eso, no vamos a seguir recordando el pasado.

La mueca que hizo el alfa de que no le creía para nada le hizo molestarse, pero la mesera regresó con sus platillos en una bandeja y comenzó a servirles por lo que se guardó sus comentarios hasta que tuvieran nuevamente privacidad.

—Disfruten su cena. —La chica terminó de recoger después de haber servido el vino y se retiró, dejándolos solos nuevamente, aunque para esos momentos Checo decidió no elegir el camino de la violencia, por su bien, además, no tenía por qué justificarle nada a nadie, mucho menos a Saúl.

—Entonces… el tipo que te trata como su segundón, que prefiere bloquearte a dejarte pasar, que hace que su equipo pase por encima de ti y que encima no te defiende de la prensa y, de hecho, le dice a la prensa que lo que hiciste en Mónaco fue a propósito, es el alfa con el que has decidido casarte. —Saúl enunció aquello como una lista de cosas por las cuales debería repensar su decisión de elegir a Max.

—Honestamente, no es de tu incumbencia. —Respondió sincero y ligeramente molesto en su tono. No podía ignorar que el hecho de que mencionara todo eso le dolía. Las cosas que Max había hecho durante todo ese periodo, pensó que no podría superarlas, que su relación de amistad simplemente se había fragmentado.

—Tú mismo lo dijiste, demostró quién realmente es. —Saúl bebió un sorbo de su vino y Checo intentó hacer a un lado los amargos sentimientos de esos recuerdos, concentrándose en su comida.

Era cierto que, en su momento, le había dolido demasiado. La confianza que había construido con Max, la amistad que pensó que tenían, todo eso se había destrozado en cuestión de meses, de palabras y acciones. El equipo de Red Bull les hacía interactuar lo menos posible después de la discusión que habían tenido en la que Max ni siquiera había tenido la intención de disculparse, ni siquiera se había mostrado culpable. Había tenido que aceptarlo, que Max era así, que siempre sería así y que no debía confiar en él ni en el equipo en el que él era un forastero, alguien de fuera, un extraño. Para Max Red Bull era su familia, para Checo era solo el equipo que le había salvado para darle sus campeonatos a Max.

Sabía que si seguía pensando en eso, solo se lastimaría a sí mismo. Max había cambiado, ahora incluso le defendía frente a los medios y después de muchos meses, lo habían hablado, Max se había disculpado y había aceptado que actuó basado en lo que siempre había creído. No fue del todo una disculpa, pero para esos momentos Checo ya no estaba enojado con él y tampoco le interesaba recordaba el pasado ni guardar rencores.

—Voy a tomar tu silencio como que tengo razón. —Añadió el pelirrojo después de un rato en el que Checo se mantuvo en silencio, probando su comida.

—No tengo nada que decir al respecto, porque no creo que tenga nada que explicarte. Las cosas que suceden con Max y yo, son entre nosotros, no tengo por qué justificar las cosas que suceden en nuestra relación. —Respondió simple y sencillo, sin mostrarse más que neutro, porque no quería que el otro pensara que le afectaba lo que le decía. No lo hacía, no del todo. Sabía que tenía un camino largo por recorrer con Max, pero tendrían que enfrentarlo juntos.

—Supongo que es justo.

—Aún no me has contestado. —Checo atacó, porque estaba decidido a sacarle la verdad al otro y no se andaría con rodeos para hacerlo.

—Sobre qué.

—No te hagas wey, lo que te pregunté. ¿Por qué quieres cortejarme? —Paró de comer y tomó su copa de vino, recargándose en su silla y esperando la respuesta. El otro dio un bocado y parecía pensarlo, hasta que pasó la comida y le miró fijamente.

—Porque sí. —Se encogió de hombros y Checo frunció el ceño.

—Estás siendo un imbécil y aun así quieres cortejarme, de verdad te piensas que te voy a dar gusto o que mi familia te va a dar gusto.

—Sé que te gusto, sé que puedes llegar a quererme. Me gustas y con algo de suerte podemos tener un bonito matrimonio. Imagínate lo que eso le haría a México. El canelo Álvarez, casado con Checo Pérez. La pareja mexicana más poderosa. Pasaríamos a la historia.

Checo se dio cuenta que los delirios de megalomaníaco no solo los tenía Max. Aunque, a decir verdad, viniendo de Max le parecían chistosos, viniendo de Saúl le daban miedo.

—Entonces, ¿sólo por eso quieres cortejarme? ¿por algún sentido retorcido de estatus y reconocimiento que no necesitas? —Dio un bocado a su comida después de soltar aquellas preguntas, con un tono en el que daba entender que consideraba sus razones estúpidas, por la ironía que usó.

—No, no realmente. Recuerdo cuando te conocí, me pareciste el omega más bonito que había visto. En ese momento supe que no era nuestro momento, que debía esperar y que algún día se daría el momento correcto para nosotros.

—Y mientras tanto, para aguantar la espera, tuviste un montón de hijos.

—Bueno, no iba a mantenerme célibe, ¿cierto? Tú tampoco eres demasiado discreto, ¿no? Veo la manera en la que muchos te siguen, estoy de acuerdo en que eres un omega que vale la pena seguir, pero espero que durante nuestro cortejo eso termine.

Sergio paró un momento de comer, mirando con profunda confusión al alfa, como si fuese imposible de entenderlo. Negó con la cabeza y decidió en ese momento, que si aguantaría a un megalómano celoso, tóxico y güero, al menos elegiría al que le gustaba.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Al despertar por la mañana, notó la calidez del alfa que estaba abrazándolo por detrás, aunque también notó la no muy discreta erección de este en su parte baja. Max tenía la nariz enterrada en su nuca y lo aprisionaba con sus brazos como si se tratara de un peluche de felpa. Lo había marcado con su aroma, también había marcado la cama como si fuese su territorio y parecía haber encontrado su posición favorita para dormir, aunque Sergio tuviera que ir al baño así que quería separarse del león que simplemente no cedería tan fácil.

Alguien tocó su puerta, los golpes fueron suaves, pero hicieron que Max se despertara, así que pareció reaccionar que estaba siendo muy posesivo con el omega y que, de paso, estaba restregándole muy descaradamente su erección matutina.

—Buenos días, leóncito. —Sergio estaba algo ronco, pero no podía ocultar la diversión en su tono, sobre todo al ver lo amodorrado que estaba Max y que aun así estaba sonrojado. El alfa se separó de él y pasó sus manos por su rostro para despertarse, suspirando pesado.

—Buenos días… —Max se acomodó el miembro para no hacer demasiado obvio aquello, pero antes de que Checo hiciera algo sobre esto, escucharon nuevamente los golpes en la puerta que les despertaron.

Checo, despiértate. Mi papá quiere que vayamos a desayunar todos juntos. —Escuchó la voz de su hermano Toño desde la puerta.

Sí, está bien. Ya vamos.

No escucharon una respuesta por parte de Toño, pero asumieron que ya se había marchado, así que iban a intentar dormirse por cinco minutos más abrazados, pero volvieron a escuchar la voz de Toño de nuevo.

¿Durmió Max contigo?

—Sí, ¿por qué? —Max estaba mirando a Checo con curiosidad, ya que podía ver que estaba frunciendo el ceño.

Nada, apúrense. —Después de ello no hubo más respuesta, así que intentaron sacarse el sueño y levantarse para poder darse un baño.

—¿Sucede algo? —Max se sentó en la cama, Checo hizo lo mismo y pasó sus manos por su cabello revoloteado, luego se agachó a recoger su león de peluche que estaba tirado a sus pies.

—No, nada. Hay que apurarnos para ir a desayunar con todos. —Se levantó de la cama sin mediar más asunto, se movieron de forma casi sincronizada para hacer las cosas. Sergio se bañó primero, luego Max, parecía de esas veces que terminaban una carrera y buscaban sus cosas en silencio, el cansancio de sus cuerpos impidiéndoles hablar, pero en sintonía con lo que sentían sin importar si era orgullo o frustración dependiendo del resultado de la carrera.

Ambos salieron vestidos y despejados. Don Toño acaparó a Max mientras esperaban a los que faltaban y Checo fue a la cocina por un vaso de agua, ahí fue donde su hermano lo increpó.

—¿Cómo te fue anoche? —La pregunta hizo que Checo levantara una ceja mientras bebía su agua.

—Horrible y tedioso. —Fue sincero, aunque no entendía por qué la pregunta, ya que podía ver que quería decir otra cosa.

—Fuiste un pesado toda la noche, ¿no es así?

—Yo no tengo la culpa de que Saúl sea un pedante imbécil. —Rodó los ojos con exasperación.

—Ni siquiera lo estás intentado, Checo.

—No tengo por qué intentarlo, Toño. La única razón por la cual acepté salir con él es por darles gusto a ustedes y por no dejar en mal a mi papá, pero no tengo por qué soportarlo ni intentar nada, yo ya tengo a Max.

—Estás siendo un descarado al dormir con él, te están cortejando, no tendrías por qué estar durmiendo con él. —El tono molesto de su hermano le hizo enfadar también, pues pensaba que estaba tomándose demasiadas atribuciones con eso. Ni siquiera su papá hacía eso, ya que este parecía estar mucho más entusiasmado por la idea de que Max fuese su yerno que cualquier otro.

—¿Es en serio, wey? No tengo nada que explicarte, si duermo con Max o no es mi problema. Es mi novio desde hace tiempo, dormimos juntos desde hace tiempo y la verdad no creo que tenga que dejarte saber lo que hago en la cama con Max.

—No seas un descarado, cabrón. —Toño dio un paso hacia adelante, como queriendo amedrentar al omega, quien le devolvió una mirada muy poco impresionada. La cantidad de alfas que hacían eso y la cantidad de veces que habían querido amedrentarlo de esa manera, ya lo hacían inmune.

—¿Y qué quieres? ¿Qué te pida perdón? ¿Qué te pida permiso? —Enarcó una ceja.

—No, pero no mames, al menos respeta a mis papás.

—Que duerma con Max no es ni de cerca faltarle el respeto a mis papás, además, solo dormimos, llevamos durmiendo juntos por bastante tiempo ya, así que supéralo, wey. —Checo le pasó de largo a su hermano y fue a unirse a Max quien estaba platicándole a su papá algo con mucho entusiasmo, cosa que le hizo sonreír debido a que el alfa estaba en suficiente confianza como para platicarle algo a su papá con efectos de sonido y todo. La costumbre de Max de hablar con sus manos para darle énfasis a todo, incluyendo sus efectos de sonido e impresiones, le parecía adorable.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Fueron a desayunar a un restaurante elegante, aunque con unas vibras, según Max “muy mexicanas”, la decoración del restaurante era rústica, con elementos tradicionales mexicanos, así que Max sintió que en realidad iban a comer comida mexicana esta vez y estaba realmente preparado y confundido al mismo tiempo.

—No sé qué pedir, no entiendo nada. —Max le dijo en voz baja a Checo, quien también veía el menú.

—Oh, cierto. Ehm… deberías comer unos chilaquiles con arrachera. Aquí en México es normal comer eso por las mañanas, estoy seguro de que te van a gustar y no, no pican. —Fue condescendiente con Max, no quería que se enchilara de buena mañana y le hiciera daño en el estómago. “La venganza de Moctezuma” le decían.

—Ok, entonces pide eso por mí, por favor.

Paola, sentada en frente de ellos, les miró con una sonrisa, como si estuviera complacida de verlos interactuar. Siempre supo, que era cuestión de tiempo para que esos dos terminaran juntos.

—¿Y ustedes dos cómo fue que comenzaron salir? —Toño les cuestionó directamente mientras almorzaban. Checo sintió que su corazón daba un brinco, hasta el momento habían mentido muy bien sobre tener una relación previa porque nadie les había cuestionado nada sobre ello, pero ahora Toño lo hacía y los estaba poniendo en aprietos. No habían considerado en crear una historia en la que los dos estuvieran compaginados para no errar, porque no lo creían necesario.

—Pues como todos. —Respondió simple y sin mirarlo, Max intentaba no ahogarse con su comida.

—Ay, sí Checo, cuéntanos cómo fue que comenzaron a salir. No nos dijiste nada, se lo tenían muy guardado. —Paola parecía emocionada de saber. A diferencia de Toño, ella lo hacía por genuino interés, no por sacarles algún tipo de revelación o ponerlos en aprietos.

—Es que teníamos que ser reservados, por la compañía, ya saben. El equipo no quería que nuestra relación fuera del dominio público, así que lo mantuvimos para nosotros solamente. —Alice estaría impresionada con la muy bien estructurada respuesta que Max le dio a la hermana de Checo. Años de entrenamiento frente a las cámaras les permitía pensar en respuestas ideales y rápidas.

—No queríamos a nadie metiendo las narices en nuestros asuntos, los dos decidimos que sería mejor. —Añadió Checo muy natural.

—Sí, lo entiendo, es mejor, pero un matrimonio no lo van a poder ocultar. —Paola siguió, muy contenta.

—Ya los estás casando y no ha acabado el cortejo con ninguno de los dos. —La cizaña que Toño quiso plantar en la conversación fue obvia, aunque solo Checo pudo ignorarlo, porque Max apretó la mandíbula.

—Ay, Toño. Si es puro protocolo, si hasta mi papá prefiere a Max.

—El equipo de marketing ya habló con nosotros sobre eso, de hecho, aún tendremos que coordinar cosas sobre eso, con el equipo de Max y con el equipo de acá, Pao. Aunque hablemos sobre eso después, nada de trabajo.  

—Sí, sí, yo contentísima. Solo hay que acabar esto con el Canelo y ya, que odioso tipo. —Max asintió, le agradaba que Paola estuviera de su lado y pareciera querer que todo el asunto de Saúl se terminara pronto para poder llamar a Max de forma oficial “cuñado” frente a todo mundo.

—¿No estabas saliendo con una modelo, Max? La hermana de Nelson, ¿no? ¿Kelly Piquet? No tiene mucho que terminaste con ella por lo que sé, por eso se me hace extraño que de la noche a la mañana salgan que tienen una relación y que quieren casarse. Está rara la cosa.

—Es una relación que terminó hace mucho. —Fue lo único que Max respondió, al parecer, no muy contento de hacerlo ni de que Kelly fuese mencionada, pero tampoco quería ser grosero.

Checo sintió ganas de golpear a su hermano. Hasta el momento no había nada del pasado de Max que le provocara tanto hastío y celos como la relación de Kelly y Max. La brasileña había tenido una relación larga con Max, el año pasado les había visto dejarse, regresar, volver a dejarse y volver a regresar en un sube y baja tedioso de emociones. Max por fin le había puesto un fin a esa relación y aunque Kelly había tratado de volver con él, Max se mantuvo firme en su decisión y la relación por fin se había terminado, en definitiva.

No iba a mentirse y decir que no sentía celos de Kelly, quizá un poco de envidia. La omega era muy bonita, su belleza era fácilmente envidiable y Checo no era ciego, siempre creyó que hacían bonita pareja, pero conociendo la realidad de lo que vivía Max con ella, la relación le parecía lejos de ser perfecta, hasta que por fin se había acabado.

Cuando Max, en una plática de esas comunes que tenían, le había contado que por fin había decidido darle fin a la relación en su totalidad, se sintió culpable de haber pensado que Max estaba mejor sin ella.

Para Max la relación con Kelly había funcionado siempre a medias, al principio pensó que ella era ideal, que quizá tendría una relación sana y duradera con ella y con eso olvidarse de sus sentimientos inadecuados hacia su compañero de equipo, pero entre más tiempo pasaba con Checo, más tiempo se alejaba de Kelly y simplemente no había funcionado de la manera en la que él hubiese querido. Pronto todo se había convertido en discusiones y acusaciones, Kelly era demasiado aprensiva y territorial, celosa del tiempo que pasaba con Checo o con otras personas, incansable cuando se trataba de dar la imagen de la pareja perfecta y obsesiva con cosas banales. Había tenido que ponerle fin a eso cuando ella había dicho que era ridículo que a él le gustara alguien como Checo. Su desprecio y sus insultos hacia Checo como omega hombre y como mexicano fueron la gota que derramó el vaso en toda esa espiral de cortar, regresar, cortar y regresar como si fuese un juego interminable.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

—Lamento lo de Kelly. —Estaban caminando por el centro, de forma tranquila, para bajar la comida. Checo miró a Max y solo atinó a sonreír, no entendía de qué se estaba disculpando.

—No tienes que disculparte, soy quien debería disculparse, por la actitud de mi hermano. Honestamente, no sé qué le sucede.

—Creo que él ya había elegido a quién llamaría cuñado, por eso está así. —Max no era tonto, notaba la actitud de Toño y entendía que no le caería bien a todo el mundo, eso no le importaba casi nunca, pero era el hermano de su omega, quería poder congeniar con toda la familia de Checo sin excepciones ni roces.

—No lo sé, no sé qué piensa. De cualquier forma, no importa, tendrá que aceptar lo que he decidido.

Max se sonrojó un poco, aunque el calor de Guadalajara lo tenía ligeramente rojo de la cara a todas horas, sin embargo, no podía esconder lo mucho que aquello le hacía feliz, que Checo dijera tan abiertamente que le había escogido, pese a todo, era lo único que había deseado realmente.

—Creo que tu papá sí me acepta. —Sonó orgulloso de eso y Checo se rio.

—Puedes apostar que sí. Le encanta acapararte y parece que le encantan tus pláticas y a ti te encanta hablar, así que es solo normal que se lleven bien.

—Pronto vamos a tener que regresar, ¿cuándo vas a pisar las flores de aquel idiota?

—¿Pisar las flores? —Checo no entendía a qué se refería Max, aunque sabía que tenía que ver con Saúl.

—O lo que sea que hagan acá, en mi país, para rechazar a un alfa que te está cortejando, él te lleva flores y al ofrecerlas, las recibes, si lo aceptas te las quedas, si no lo aceptas, las tiras al suelo y las pisas, de esa manera rechazas al alfa.

—Eso es un poco cruel.

Max se encogió de hombros, aunque estaba un poco preocupado por cuando harían eso, quería que la situación con Saúl se terminara de una vez por todas.

—Así lo hacen allá, ¿qué es lo común aquí?

—Simplemente decir que no. —Checo no se podía imaginar haciéndole una grosería de esa magnitud a ningún alfa. Al menos en México no era común ese tipo de cosas que humillaran a los alfas.

—¿Y ya?

—Sí, bueno, tienen que estar presentes los alfas de la familia, en este caso mi padre y mis hermanos. Y ellos deben decir que tampoco lo aceptan.

—Oh. ¿Cómo una votación?

—Algo así. —Max puso una mueca de que aquello no le parecía.

—Ya sé quien va a votar a favor de Saúl y en contra mío. —Torció los ojos. No porque Toño fuese hermano de Checo no iba a demostrar su inconformidad. Era muy malo para ocultar su desagrado de ciertas cosas.

—Descuida, el único voto que cuenta realmente es el de mi padre y el mío, así que no creo que mi padre quiera darle el lado al Canelo.

—Ok… entonces, solo queda esperar.

Checo miraba con una sonrisa a Max mientras caminaban y este intentó disimular sus celos, pero era imposible, así que se enfurruñó.

—Es que es un idiota. —Trató de defenderse y Checo se rio, pero se pegó más a Max, como para consolarlo.

—Ya, ya. Cálmate, güero tóxico.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Durante aquellos días de su estancia en México, Checo llevó a Max a conocer algunos lados de la ciudad, no podían hacer demasiado turismo debido a que no querían ser reconocidos pues estando en Guadalajara sería difícil que no reconocieran a Checo y al holandés de 1.80 que iba con él. Así que intentaron ser cuidadosos y disfrutar lo más que podían.

Checo tuvo otras citas con Saúl, ninguna que durara más de dos o tres horas, en una incluso Max estaba esperándolo fuera para recibirlo ya que no iba a dejar que el boxeador siguiera haciéndose ideas raras de que tenía algún tipo de oportunidad con Checo. Cada que el omega salía con Saúl, lo enviaba repleto de su aroma, de esa forma se encargaba de marcar su territorio y de dejarle las cosas más claras si es que no las entendía del todo.

Esa tarde Checo había tenido que salir con el boxeador nuevamente, los días de sus vacaciones se estaban acabando, así que Paola ya le había dicho que su padre ya había decidido qué día citar a Saúl para dar la decisión final. No iban a alargar aquello más de lo necesario, sobre todo porque no querían que Checo se fuera con ese pendiente y tuviera que lidiar con ello cuando lo único que debía preocuparle era la temporada que iba a comenzar.

Sin embargo, Max aún quería hacer algo especial. Debido a que sus conocimientos de lugares en México para llevar a citas a su omega, era nulo, no había tenido oportunidad de hacer nada realmente para cortejarlo como se debería, en cualquier otra situación tendría a su equipo que pudiese ayudarle con la coordinación de ese tipo de cosas, pero aquí estaba solo, así que decidió apoyarse en Paola, quien estaba más que contenta de ayudarlo y que había arreglado todo lo que Max quería para esa sorpresa.

Estaban terminando de hablar sobre ello, la noche ya había caído y ellos estaban en la cocina platicando, Max estaba nervioso como nunca antes, pero fueron ellos quienes recibieron la sorpresa al escuchar un auto amarrar frenos fuera de la casa, lo cual alertó a ambos, sobre todo cuando escucharon la discusión que se estaba formando fuera.

Max corrió hacia la entrada principal, Paola le seguía bien de cerca.

—¡Eres un imbécil! ¡Eso es lo que eres! —El enojo de Checo le marcaba una vena en la frente y tenía la mandíbula apretada, además su aroma era fuerte y había crecido los colmillos de lo enfadado que estaba. Max de inmediato tomó de los hombros a Checo para ponerlo detrás de él cuando Saúl le gruñó al omega.

—¿Qué mierda te pasa? ¡No te atrevas a gruñirle de esa manera!

Quítate, pinche güero, este no es tu pedo.

—Pero sí el mío, cabrón. ¿Qué te pasa? ¿Qué chingados es este escándalo? —Paola intervino, por un momento Max estuvo perdido porque hablaban español, así que se giró a ver a Checo, a revisarlo porque podía notar su aroma amargo.

—¿Estás bien? —Le preguntó mientras Paola y Saúl discutían. Checo negó con la cabeza, parecía estar aguantando las ganas de llorar del coraje que traía atorado.

—Me mordió… él me mordió, Max. —Su ceño fruncido se suavizó por las emociones de tristeza y aunque apretó los labios tratando de contener las lágrimas, giró el cuello para mostrarle la mordida que el otro le había hecho.

Max vio rojo, pero Checo lo detuvo, tomándole del brazo. Sabía que no tenía oportunidad con Saúl, cualquier cosa que quisiera hacerle era inútil.

Se acabó, lárgate. ¿Cómo te atreves a hacerle esto a mi hermano? Vas a escuchar de nuestros abogados, idiota. También te recuerdo del contrato de confidencialidad que tienes, así que si escucho una sola palabra de tu boca a los medios, estás acabado, cabrón. —Paola estaba despotricando contra Saúl quien tenía el ceño fruncido y miraba a aquellos dos.

Siempre quise que fuese él, así debía ser, lo que podríamos ser juntos.

—Estás trastornado, wey. Checo no es un objeto, ni un trofeo. Búscate un omega de trofeo en otro lado.

A la puerta de la casa salieron los padres de Checo, Marilú fue de inmediato hacia su hijo para revisarlo, ella y Max lo llevaron dentro y el alfa de la casa exigió una explicación tan pronto estuvo frente a Saúl.

Me dices ahorita qué está pasando. ¿Qué son todos esos gritos?

—Papá, Saúl mordió a Checo. —Fue suficiente explicación como para que Don Toño cambiara su mirada usualmente amable a una más fría y dura.

¿Eso es cierto? –Saúl alzó la barbilla, soberbio ante la pregunta.

Lo hice, estaba harto de que llegara conmigo oliendo a otro alfa, estaba siendo demasiado descarado. Así que lo hice.

—Te pido que te marches de aquí. Se acabó lo del cortejo, no vuelvas a acercarte a mi hijo. No eres un alfa decente, nunca serás un alfa decente, tienes hijos por todos lados y quisiste tratar a mi hijo como un cualquiera, pues se acabó.

—Usted está enajenado con ese cabrón, como si fuera mejor que yo. Todo lo que ya le hizo a su hijo y aun así lo quiere metido en su casa. Lo va a usar para que le de otro campeonato y luego a desecharlo, como lo ha hecho tantas veces. A mi lado al menos hubiese sido el mejor, sin tener que competir, a lado de ese cabrón solo será la sombra de lo que nunca va a ser. —El canelo retrocedió unos pasos.

Mira, hijo, solo vete. Ya hiciste tus fregaderas, ahora solo lárgate de mi propiedad. —Don Toño estaba tratando de mantener la calma ya que lo que más le importaba en esos momentos era su hijo que estaba aferrado a Max y no quería dejar que nadie le viera la mordida. Ni siquiera su mamá.

Saúl se retiró en su auto, dejando a Paola y a al patriarca de la familia ahí en la entrada.

—Descuida, va a escuchar de nuestros abogados. —Paola no sabía cómo canalizar su enojo, pero su papá le dio una palmada en el hombro.

—Vamos a ver a tu hermano.

Dentro de la casa, Marilú todavía estaba peleando con Checo para que le dejara ver la mordida, Max ya había intentado soltarlo, pero Checo no cedía, no se soltaba de él y no quería que lo vieran.

Amor, déjame verte, ándale. —La mujer tenía una gaza en la mano y había un botiquín en la mesita de dónde habían sacado algunas cosas para limpiar la mordida, pero Checo se había negado a dejarle verla.

—¿Qué pasa? —Max negó con la cabeza hacia Paola, como diciendo “no quiere”.

Checo, levanta la cabeza de una vez, deja que tu madre te revise.El alfa de la familia habló con su voz de mando e hizo que su hijo respondiera sin más. No podía ignorar la voz de su padre. Se tensó un momento, pero Max le ayudó a incorporarse de la forma incómoda en la que estaba hasta sentarse bien.

Tenía ojos tristes y decepcionados, aunque también estaba enfadado, quizá consigo mismo, por haber dejado que aquello pasara. Era de mala educación usar un collar de protección cuando un alfa te estaba cortejando, además que Checo ya no estaba tan acostumbrado a utilizarlo y con su propuesta formal con Max, solo estaban esperando por el collar de cortejo que Max iba a regalarle.

Paola suspiró al ver la mordida, aliviada.

—No es legítima, es apenas algo profunda. —No le tocó el cuello, pero le revisó de cerca. Marilú comenzó a limpiarlo con una solución antiséptica, por si acaso y Checo se dejó, aunque Max todavía lo tenía casi encima y lo estaba abrazando.

—¿Te la hizo usando su dominancia? —Preguntó el hombre mayor. Max agradecía que estuvieran incluyéndolo en la conversación usando inglés, porque también estaba desesperado por saber.

—Sí… Se aprovechó de que no tenía collar, intentó someterme. —Su voz ronca hizo doler a Max, podía percibir el odio y asco que Checo estaba sintiendo. Su mamá terminó de limpiarlo.

—No se va a quitar, es una marca de dominancia, aunque no le haya roto la piel, fue sobre su glándula. —El hombre trató de calmarse, dando algunos pasos por la sala.

Max estaba simplemente trabado del coraje que sentía, de la impotencia que lo entumía. Habían lastimado a su omega, frente a sus narices y no había podido hacer nada.

Una marca hecha con dominancia sobre la glándula de un omega era un asunto serio, no algo que pudiera ser ignorado. En muy raras ocasiones, la marca se desvanecería después de meses y no ocasionaría problemas, si es que no era muy profunda. En otros casos, la marca se mantenía y quienes quisieran retirarla, tenían que recurrir a un alfa de confianza que pudiera quitársela.

—Max, te pido por favor que muerdas a Checo sobre la marca que ese idiota le hizo, para quitársela. —Don Toño fue muy directo, ni siquiera parecía cuestionar la confianza que estaban poniendo en Max. El rubio estaba más que sorprendido, pero la determinación del patriarca de la familia era real y se sentía halagado de que confiara en él de esa forma. Aunque lo ponía nervioso.

—¿Qué? Papá es…

—Es lo mejor, Paola. No podemos arriesgarnos a que este cabrón de Saúl quiera presentar una solicitud de reclamo por dominancia. Sabes que puede hacerlo y entonces perderíamos a tu hermano.

—¿Una solicitud de qué? —Max estaba más que confundido.

—En México, los alfas que muerden a un omega, por dominancia, provocando una marca como esta, pueden reclamar al gobierno la posesión del omega y entonces obligar al omega a enlazarse de forma oficial con el alfa.

—¿Cómo es eso posible? ¿Cómo pueden permitir eso? —Decir que Max estaba perplejo era poco, ni siquiera podía creer lo que le estaban diciendo.

—Así son las cosas aquí en México, Max. Por eso necesitamos quitársela.

—Por favor, Max. No te lo pediríamos si no supiéramos lo mucho que quieres a mi Checo. Después de todo se van a casar, ¿no? La marca tiene que romper la otra, después con más calma podrán hacer una legítima, si eso es lo que quieren.

Que el papá de Checo le estuviera diciendo esas cosas, solo hizo palpitar con fuerza su corazón. Apretujó a Checo más en sus brazos, el omega se dejó, no tenía ganas de decir nada. Max sabía que le estaban dando una responsabilidad grande, pero él no iba a amedrentarse por esto. Estaba más que dispuesto a hacerlo.

Le hubiese gustado que darle una marca así a Checo fuese un momento especial, pero las circunstancias los habían llevado a eso, así que debía afrontarlo, pero antes…

—Checo… ¿quieres que lo haga? —No iba a ser como todos, que ni siquiera estaban considerando lo que Checo quería o sentía en esos momentos. El omega ni siquiera le miró. —Checo…

—No te puedo pedir eso… estás haciendo demasiado con casarte y sé que no estás preparado…

—Olvida eso. Sé que dijimos que lo haríamos durante… buen ya sabes. Esta no será una marca legítima, solo para borrar la otra. Te prometo que estoy listo para darte una marca legítima, lo único que quiero ahora es que no te vuelva a hacer daño ese idiota, pero quiero que tú lo digas, que estés seguro.

Todos miraban a Checo, esperando una respuesta de su parte, porque sabían que al final de cuentas, hablar de una marca no era algo que debería ser tomado a la ligera.

—Max… no quiero atarte a mi…

—Ya estoy atado a ti… por favor.

El silencio creado entre los dos se vio interrumpido por una música repentina, Checo miró hacia donde provenía esa música y Paola venía de la entrada, no había notado cuando su hermana se había desaparecido, pero regresaba con una sonrisa.

—Yo creo que esto te hará decidir, Checo.

Era un mariachi, Max se puso rojo por completo al recordar lo que habían planeado para esa noche. Había querido darle una sorpresa a Checo cuando regresara de su última cita con el idiota ese, una serenata donde iba a entregarle algo especial, pero todo había sido tan difuso y preocupante que lo habían olvidado aunque hubiese estado hablando de eso con Paola hacía poco.

El mariachi se quedó en la entrada, tradicionalmente como una serenata, tocando y cantando “Si nos dejan”, Paola la había escogido y le había traducido la letra a Max para que supiera lo que significaba esa canción, que le pareció perfecta.

—Si me dejas, Checo. Tú y yo, de la mano, juntos… te prometo que te haré feliz.

Se levantó del sofá y tomó de las manos al omega para llevarlo fuera, donde el mariachi estaba tocando. Checo no se lo podía creer, las emociones eran demasiadas en un periodo tan corto de tiempo que no sabía exactamente cómo reaccionar, pero estaba sonrojado, furiosamente. Sus padres parecían fascinados por el gesto, se quedaron con ellos mientras el mariachi tocaba y Paola se metía corriendo por algo.

Si el gesto no fuese tan bonito y exageradamente romántico, ni siquiera hubiera querido salir, el dolor de tener una marca de abuso en su cuello era suficiente vergüenza, pero Max le sostenía tan cerca y con tanta protección, que sentía que estaba seguro con él, que podía confiar.

Paola regresó corriendo con las cosas que le había dado Max durante la tarde para prepararlas. Eran dos cajas, Sergio fue capaz de reconocer una, la otra no tenía idea de qué era.

—Ven, Max, tú tienes que estar aquí. —Lo llevó hacia donde estaba el mariachi y le ayudó a sacar las cosas. Checo aguantó la risa cuando vio lo que sacaron de la caja grande.

No podía creer que en realidad Max estuviera haciendo eso.

—¿No se supone que trajeras rosas? —Le preguntó cuando le presentó sus regalos de cortejo.

—No te gustan las rosas y eres alérgico. —Max atinó a decir, muy contento, a pesar de todo, de ocasionar el sonrojo de Checo, de que al menos por un momento se olvidara del mal trago que estaba pasando. Ese era el momento perfecto.

—Max…

—Permíteme cortejarte, Checo. Déjame probarte que puedo ser el alfa que quiere compartir su vida contigo. Me enamoré de ti desde que tenía diecisiete años, sé que no debí, traté de olvidarte, traté de negarme, pero no pude, no cuando me haces reír, me haces ser mejor, en la pista y fuera de ella. Por favor, elígeme a mí, te he estado esperando todos estos años... —Pensó que le temblaría la voz al confesarse de esa manera, pero afortunadamente no fue así, estaba nervioso como nunca antes en su vida. Era un piloto de fórmula 1, él no se ponía nervioso con nada, hasta esos momentos.

—¿De verdad?

—Sí, de hecho, creo que el único que no lo sabía eras tú. —Se avergonzó, sobre todo cuando Paola y los papás de Checo asintieron.

—Max… es la propuesta más rara de la vida, pero sí, te elijo, te quiero a ti. —El omega le abrazó, con fuerza, sintiéndose seguro en sus brazos y aunque toda la conmoción que aún existía por la mordida que tenía, quería disfrutar de ese momento. Max casi tira el trofeo del GP de México que tenía en una mano y Paola le ayudó con la otra caja que tenía en la mano para que pudiera abrazar a Checo de forma apropiada.

El mariachi estaba tocando todavía y los padres de Checo los miraban con orgullo y felicidad. Era todo lo que querían para su hijo, que fuese feliz con la persona que escogiera.

Max tan solo se separó y bajó el trofeo, no era un regalo de cortejo convencional, pero había mandado a pedir una replica desde que Checo había dicho, aunque en broma, que seguramente su padre querría un trofeo, sabía que había dicho que el de su casa, Holanda, pero sentía que este tenía más significado. El GP de México 2023 había sido una mancha que Checo quería borrar de su vida, Max supo que tenía que defender su título de máximo ganador de México por Checo, no iba a permitir que el trofeo fuese a otra escudería que no fuera Red Bull, lo recibió con un sombrero mexicano en la cabeza y sintiéndose orgulloso de haber ganado eso para Checo también. Así que ahora se lo entregaba, como prueba de su amor, como regalo de su cortejo.

Paola le pasó la otra caja, era de gamuza negra y al abrirla le enseñó lo que había estado esperando darle.

—¿Y esto? —El omega sonrió al ver el collar que estaba en la caja.

—Tu collar de cortejo. Lamento no habértelo dado antes, te hubiera protegido, pero te prometo que desde ahora, mientras ese collar este en tu cuello y aún después de que mi marca esté en tu cuello, yo voy a ser quien te proteja.

Checo miró a su papá en esos momentos, pero el señor Toño lo único que hizo fue asentir, con una sonrisa muy amplia.

—Adelante, tienen mi bendición. —Al escuchar esas palabras del alfa de la familia, Max suspiró, no es que lo dudara, pero le importaba tener la aprobación.

Sacó el collar de la caja y Paola le ayudó a sostenerla para que él pudiera ponerle el collar a Checo en el cuello.

La banda de cuero era fina y suave, no era rígida ni lastimaba. El broche que aseguraba en la parte trasera del cuello de Checo, al cerrar formaba el símbolo MV del alfa y al frente estaba el león de Max, los ojos del león eran azules, un detalle sencillo, pero precioso. El león no era demasiado grande así que no incomodaba al omega en su cuello.

—Quedó precioso. —El omega tocó con sus dedos el león en su cuello, sentía que el collar en su cuello le proporcionaba tranquilidad, más seguridad de la que ya sentía alrededor de Max.

—Se ve precioso en ti, mi omega. —Le tomó de las manos y besó una de estas.

Sergio disipó todas sus dudas en esos momentos, Max era el alfa que había elegido y era el alfa perfecto para él.                          

Notes:

Que chingu* a su m*dre el Canelo ヾ(`д´*)ノ

Chapter 8: La mordida

Notes:

Hellou, (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧
Volvemos a la programación normal amorosa y sin drama que es este fic. Bien, algo en mi cerebro me dijo que necesitaba mucho fluff, amor, besitos, brishitos y todas esas cosas, así que bien, a disfrutar este capítulo y el siguiente, que de una vez les adelanto, se llamará "El celo".
Así que espero que disfruten este nos vemos para el cumple de Max. Actualización de regalo por su cumple del rubio leoncito.
Muchas gracias a todas por sus bonitos comentarios en esta y en mis otras historias, siempre los aprecio un montón y trato de contestarles a todas. (✿◠‿◠)

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—Aquí estarán bien, tienen el refrigerador lleno de comida, fruta especialmente, que es lo que más suele comer Checo durante su celo, también hay bebidas energéticas, y todo tipo de cosas que pueden ayudarles a mantener la energía, sobre todo a ti.

Max se sonrojó furiosamente mientras Paola explicaba las cosas en la cocina, sin embargo, siguió escuchando muy atento, porque quería estar seguro de dónde estaba cada cosa en esa casa.

Habían decidido que sería mejor si pasaban los siguientes días en la casa de Puerto Vallarta, debido a que era probable que una segunda mordida provocaría un celo en Checo y era mejor si ellos tenían su privacidad. Por lo que Paola se encargó de ayudarle a Max a prepararse mientras que dejaban descansar a Checo, quien desde la mordida de Saúl había presentado dolores de cabeza, cansancio y baja temperatura, parecía como si fuese a resfriarse, pero después de haberlo consultado con un doctor, todo tenía que ver con el rechazo de la marca y la dominancia que ejercía sobre el omega y la lejanía que tenía con el alfa que la había hecho.

Debían apresurarse, antes de que Checo comenzara a buscar por su propia cuenta a Saúl.

—Compré también algunas comidas preparadas, hay que meterlas al microondas por algunos minutos y están listas, aunque realmente dudo que Checo quiera comer otra cosa que no sea fruta, pero si logras darle de comer otra cosa, estará perfecto.

—Lo intentaré, lo prometo.

—Gracias, Max. Sé que probablemente no es como lo planeaban, pero…

—No te preocupes, lo entiendo. De cualquier manera era algo que queríamos, te prometo que voy a cuidarlo y a erradicar esa horrible marca que tiene. Pueden confiar en mí. —La forma tan decisiva en la que Max hablaba dejaba tranquila a Paola. Podía ver lo mucho que este alfa quería a su hermano, así que consideraba que estaba en buenas manos.

—Bien, entonces los dejo. Nada de bebés, Max. Recuerda darle el anticonceptivo el último día de su celo.

Max volvió a sonrojarse y Paola tomó sus cosas, para marcharse. La acompañó hasta la puerta y después de repasar por cuarta vez todo, incluyendo los números de emergencia y contactos familiares, la alfa se marchó y dejó que fuese Max quien se hiciera cargo de su hermano por el momento.

Después de todo confiaba en que estaría a la altura, serían esposos, claro que tendría que manejarlo él solo, pero por la naturaleza del asunto, Paola quiso ser de ayuda y Max lo aceptó con humildad porque parte de él sentía miedo de hacer mal las cosas.

Subió a la habitación principal, donde Checo estaba durmiendo, desde que habían llegado de hacer las compras, el omega no había aguantado y se había quedado dormido, así que Max decidió que organizaría la ropa y las cosas que tenían en las maletas, de esa forma se sentía útil haciendo algo.

Prendió el televisor en volumen bajo y dejó un partido de futbol en un canal random que encontró, estaba en español, pero al menos le hacía algo de compañía.

Le dejó a Checo en la cama su peluche confort, pero antes de hacerlo, le pegó su aroma para que lo encontrara agradable.

Una hora después tenía todo acomodado, se sintió orgulloso de su trabajo, así que decidió tomar una ducha porque el omega todavía no despertaba, sin embargo, estaba preparándose para ir al baño cuando Checo despertó.

—Max… —Le llamó con voz grave y cansada, así que se acercó a la cama pronto. Le tomó la temperatura con el dorso de su mano y notó que estaba normal, lo cual era un alivio pues por la mañana había estado muy frío.

—¿Cómo te sientes?

—Cansado…  —Fue sincero, Max solo asintió.

—¿Quieres comer algo? Paola ya se fue, no quiso despertarte.

—Oh, Ok… Quiero bañarme, me siento sucio. —Se incorporó en la cama y se sentó, pasando sus manos por su cara y su cabello para quitarse un poco lo adormilado.

Sentirse sucio era otro de los síntomas que Max había notado en Checo, constantemente decía que se sentía sucio, quizá debido a la marca. Esa mañana había tomado un baño tan pronto habían llegado y seguía limpio, olía a manzanas frescas y su cabello aún olía a champú.

—No estás sucio, comamos algo primero. —Se sentó en la cama con él y le tomó de las manos.

—Pero me siento sucio.

—No es así. Estás teniendo un clase de reacción a la mordida, por eso te sientes sucio.

Podía ver el estrés que Checo sentía sobre la mordida, no habían hablado todavía cómo iban a hacer eso, ¿de forma espontánea? ¿Le pondrían una hora? ¿En la mañana o en la noche?

Se sentía todo muy impropio, pero tenían que hacerlo. Max quería hacerlo, pero también quería que fuese especial. Sabía que al morderlo para erradicar la mordida de dominancia, probablemente el omega entraría en celo por el abuso a su glándula, lo que provocaría que pasaran el celo juntos y con una mordida previa, su alfa iba a querer marcarlo por completo, así que asumían que ese sería el momento en que se unirían por completo.

—¿Y si nos metemos a la alberca?

—Hace frío.

—Entonces al jacuzzi.

Checo sonrió y asintió, le agradaba la idea de entrar al jacuzzi con agua caliente.

—Bien, iré a encenderlo, ya acomodé tu ropa.

Le dio un beso corto en los labios y le dejó terminar de quitarse la pereza.

Se estaba acostumbrando a darle besos espontáneos, cada que lo hacía su estómago revoloteaba con las proverbiales mariposas y el omega no lo rechazaba, de hecho parecía estar cómodo y contento con ello, así que aprovechaba.

Es como si solo hubiesen tenido que dar el paso correcto de la línea que los dividía, todo lo que eran, solo le faltaba eso. Nada había cambiado, y a su vez todo era diferente y nuevo para ellos, pero se sentía correcto.

Ambos se cambiaron y en cuanto el agua de la tina estuvo lista, Checo fue a meterse, su temperatura estaba bajando nuevamente, conforme se esforzaba o hacía algo, su temperatura comenzaba a bajar, así que estaba tiritando cuando entró a la tina, lo cual fue un alivio.

—Con esto te sentirás mejor, ¿no quieres comer algo antes?

—Después, tranquilo.

Max se sentó también, relajándose en la tina que burbujeaba, el agua estaba a la temperatura ideal, aunque él no tuviera tanto frío a decir verdad, pero sus músculos agradecían el agua caliente también.

Se mantuvieron en silencio por algunos minutos, no fue incómodo ni nada, el omega se echó agua encima y se sumergió un par de veces hasta que sentía que el agua caliente ayudaba con su temperatura corporal. Max hizo lo mismo y se relajaron juntos.

—¿Crees que fue mi culpa? El haber ido sin collar…

—¿Qué? Dios, no… ¿Cómo puedes creer eso? —Max se alarmó cuando escuchó aquello, Checo parecía decepcionado consigo mismo. Que soltara eso tan de repente le sorprendía, pero supuso que estaba listo para hablar de ello.

—Llevo años cuidándome, años, Max. Años de enfrentarme con alfas dentro y fuera de la pista y él... simplemente me sujetó y lo hizo.

Max tragó en seco y se acercó un poco más al omega. Hasta el momento no le había platicado como es que había sucedido, él tampoco preguntó porque sabía que era algo delicado de lo cual probablemente no quería hablar.

—Y ahora sentir la necesidad de saber de él, de buscarlo. Es lo que me está provocando todos estos síntomas. Me siento mal, mi cuerpo siente que lo necesita.

Desde el siguiente día de tener esa marca, Checo comenzó a rechazarla por aferrarse con toda su fuerza de voluntad a no buscar al alfa que se la había hecho. No le había dicho a nadie sobre eso porque no quería preocuparlos, sobre todo no quería lastimar a Max, pero la necesidad tan horrible de buscar a Saúl era lo que lo estaba lentamente destruyendo.

—Vamos a erradicar esa marca, te lo prometo.

—Hazlo ahora… ahora mientras todavía tengo fuerza de voluntad, Max. Por favor. Sé que no querías hacerlo en casa con mis papás, por eso intenté aguantar, pero es cada vez más difícil.

—Ok… vale, hagámoslo. —Gracias a Dios tenía la cara roja por el agua así que probablemente Checo no notaría la diferencia de lo nervioso que se puso. Sin embargo, podía ver la desesperación de su omega, de no sentirse dominado por una marca que odiaba, la forma en la que se lo pidió, era suficiente para que estuviera más que seguro de cuál era su deber.

—Quítate la ropa, así será más fácil. —La orden del omega lo hizo sentir un cosquilleo en su vientre, fue inesperada, pero al final de cuentas tenía razón.

Checo podría estar en un momento vulnerable, pero aun así le seguía pareciendo dominante y él era un pobre alfa enamorado que lo único que quería era complacer y cuidar de su omega, así que hizo lo que se le ordenó, se quitó la ropa y la dejó tirada en el suelo del balcón. Aunque después tuvo la realización de que estaban en un balcón al aire libre, lo que le hizo mirar a todos lados y darse cuenta de que había suficiente privacidad ahí. Se sintió aliviado de eso, no es que precisamente quisiera ser un exhibicionista y el omega todavía quería estar ahí por la temperatura de su cuerpo, así que él no era nadie para negarse, honestamente.

No pudo quitarle la mirada de encima cuando se desnudó para él, el omega era tan precioso que tuvo que tragar nuevamente para tranquilizarse. Tenía una fijación horrible con sus pechos, simplemente no podía dejar de mirarlo, y solo con eso tuvo una erección. Vaya alfa que era.

—Te necesito, Max. Quiero que me marques.

Que le dijera eso mientras se subía encima suyo casi le provoca un orgasmo y la forma en la que le sujetó del cabello, tirando de él antes de besarlo, fue el catalizador perfecto. Terminó gimiendo en sus labios.

Le tomó de la cintura y lo acercó a él, lo más cómodo posible, sobre su miembro donde el omega simplemente se sentó sin pudor ni tapujos.

Max intentó mantenerse tranquilo, pero sus manos no podían, acarició toda la piel que se le ofrecía, el calor de la tina simplemente hacía todo mejor, por algunos momentos se separaban, para tomar aire, pero volvían a besarse, como si esto hubiese sido lo que habían estado necesitando desde hace mucho.

Sabían que las cosas se habían hecho al revés en su relación, pero no podían parar, ni querían. Solo siguieron. Max abandonó sus labios un momento y fue a su cuello, donde aquella maldita marca estaba y comenzó a besarla, a chupar esa parte de su piel, concentrándose donde su glándula estaba para marcar su cuello, mientras que sus manos se deslizaban por su espalda hasta su trasero donde lo sujetó dándole un apretón que hizo respingar al mayor.

La glándula del omega estaba siendo estimulada con esos chupetones, pero la mordida superficial que le dio le hizo gemir y sacudirse un poco, sus nervios activándose con gozo. Su lubricante natural se lo llevaba el agua, pero eso no detuvo al alfa de buscar su entrada y estimularla con sus dedos, también se entretuvo con sus pechos, lo que provocó que Checo moviera su cadera contra la erección de Max, cosa que solo alteró al alfa y lo hizo empujar sus dedos en su interior, el omega dio un pequeño respingo y luego jadeó complacido.

Max empujaba sus dedos dentro constantemente, el agua le hacía el trabajo fácil y chapoteaba a su alrededor, pero el omega estaba excitado, así que se dilataba sin problemas, gracias a los tratos que le daba. El alfa no parecía querer dejar sus pechos, pero él necesitaba sus labios así que volvió a sujetarle del cabello y tiró de este sin hacerle daño para volver a la lucha que tenían sus lenguas hace rato.

Entre jadeos pesados y saliva, sus corazones se acompasaban con el mismo ritmo acelerado, deseando el dulce sabor que le proporcionaba el otro, aferrados a su piel y a las sensaciones. Max sacó sus dedos de su interior y lo levantó un poco, no podía esperar, estaba demasiado impaciente, su omega olía delicioso, era dulce y provocador, quería comérselo entero y disfrutarlo sin esperar más por ello.

Checo levantó su cadera, apoyándose en los hombros de Max y este empujó en él, sujetando su miembro con una mano y la otra aferrada a la cadera. El omega pudo sentir la punta del miembro dentro suyo, abriéndolo sin problemas, apenas se sintió ligeramente justo, pero estaba bien dilatado, su cuerpo estaba preparado para recibirlo, así que se dejó caer en él, todavía cuidadoso, pero con las ganas de sentirlo por completo dentro. Una vez que fue así, echó la cabeza hacia atrás y jadeó, sus muslos temblaban y Max estaba aferrado a su espalda, respirando pesado e intentando contenerse.

Sin embargo, fue el omega quien comenzó a moverse, se impulsó con sus rodillas, sujeto a los hombros de Max, sus movimientos provocaron que el agua se revoloteara más de lo que estaba, el alfa ni siquiera ocultaba sus gemidos, disfrutaba de cada movimiento de su omega y la forma en la que este se dejaba caer sobre su miembro sin detenerse. Era sensual y atrevido, iba por lo que buscaba y no tenía miedo a reclamarlo.

Carajo, Max… así… —Parecía que se le olvidaba el idioma, pero escucharlo gemir en español simplemente había recalibrado las neuronas de Max, porque fue suficiente para sujetarlo y ponerlo contra el borde de la tina y sujetarlo de las piernas las cuales elevó desde sus rodillas y fue ahora él quien mantuvo la dominancia contra el omega.

Comenzó a follarlo con fuerza, cada embestida seguida de otra y los gemidos del omega se hicieron más intensos, tenían la ventaja de que la residencia estaba bien separada de la otra y que técnicamente no había nadie cerca porque entonces los hubieran escuchado.

El agua se salió de la tina en algún punto, pero ellos siguieron.

No fue hasta que sintió que su vientre cosquilleaba con fuerza que Checo le detuvo.

—Espera… espera…. —Le puso la mano en la boca, Max tenía los colmillos de fuera, pero se detuvo, jadeando fuerte.

—Salgamos de aquí… Vamos a la cama. —Le pidió a lo que el alfa accedió sin chistar, porque todo lo que su omega le decía parecía ser ley para él.

Max salió con algo de torpeza, pero siguió como cachorrito al omega quien lo llevaba de la mano. Tan pronto alcanzaron la cama, no les importó dejarla mojada y hacer un desastre, Checo se acomodó entre las almohadas, abrió sus piernas para él y recibió al alfa que no esperó ni un solo segundo para volver a enterrarse en él.

Sin embargo, esta vez el ritmo cambió, mientras se besaban, la impaciencia salió de sus cuerpos, se reconocieron en aquel beso con intimidad y cariño, Max se tomó el tiempo de disfrutar los labios del omega y de probar cada jadeo que daba. Comenzó a cogerlo lento, acompasado, llenándolo hasta donde podía y el omega pareció tomar este cambio con mucho gusto, porque toda la intensidad que habían tenido afuera, ahora se había convertido en una pasión lenta que lo derretía y lo hacía delirar. Sintió que su estómago burbujeaba y que su cabeza se volvía ligera, llena de hormonas, mientras el alfa entraba y salía de él, provocando que su propio miembro que estaba atrapado en ellos se estimulara por la cercanía, así que lo aprisionó con las piernas, aferrado a su cuello mientras gemía y trataba de encontrar de qué apoyarse porque las emociones eran demasiadas.

Su orgasmo comenzó a hacerse presente en todos sus nervios, cada movimiento del alfa lo avivaba como una llama y el alfa pareció entenderlo porque le regaló más estimulación al usar su lengua en uno de sus pezones para provocarlo hasta el límite. Eso fue suficiente, el orgasmo del omega le recorría en oleadas de calor y una cosquilleante sensación dulce que llenaba su cuerpo, los espasmos internos estimularon el miembro del alfa, su nudo estaba hinchándose con cada espasmo que recibía por parte del omega.

—¡Anúdame… dios… amor, anúdame! —Exclamó el omega en el éxtasis de su orgasmo y Max así lo hizo, deseoso de complacerlo, desesperado por reclamarlo. Metió su nudo en él cuando sintió que se venía también.

El nudo no dolía demasiado, estaba bien dilatado para eso, así que lo disfrutó, junto al semen caliente del alfa que lo hacían sentirse en el cielo. Ladeó su rostro y se ofreció a él, su aroma a manzanas estaba tan fuerte y dulce, que el alfa se inclinó a él, lamió aquel cuello y no esperó a encajar sus colmillos allí donde la otra marca nefasta ensuciaba el cuello de su omega.

Pasó lo que se temían. Max no iba a poder contenerse y solo hacer la marca superficial, porque al sentir la adrenalina del orgasmo y de morder al omega en esas circunstancias, simplemente apretó su mandíbula y terminó rompiendo la piel del omega, encajó sus dientes en la glándula del omega y lo marcó como suyo por completo.

───✱*.。:。✱*.:。✧*.。✰*.:。✧*.。:。*.。✱ ───

—Esto no está nada mal. —Checo le dio otro bocado a la comida, su plato tenía espagueti a la boloñesa, y era bastante decente el sabor, Max estaba comiendo lo mismo y asintió.

Había estado muy silencioso, lo cual de cierta forma preocupaba al omega, ya que su cabeza se llenaba de pensamientos negativos sobre Max arrepintiéndose por la marca. Quizá ya estaba arrepentido desde antes y solo había cumplido con eso porque se sentía con el deber.

Se asustó y su aroma se volvió amargo, lo cual de inmediato lo notó el alfa. Hubo un tirón en su interior, lo cual fue extraño, pero iban a tener que acostumbrarse a la forma en la que funcionaba el lazo, después de todo la marca los unía como una pareja legítima, unidos en una proporción cósmica y aún misteriosa, pero única.

—¿Qué pasa? —Max se levantó de su asiento, ambos estaban sentados en los bancos de la isla de la cocina, cenando lo que habían calentado en el microondas, después de haberse quedado en cama y hacerlo una vez más, tomar una siesta y luego levantarse a buscar algo para comer, dándose cuenta que la noche había caído ya.

—Nada, nada. Estoy bien. —Intentó ocultar lo que sentía, pero con la marca recién hecha y muchos sentimientos a flor de piel, era difícil ocultarlos de Max, quien se acercó y le miró fijamente como para encontrar qué le estaba pasando con tan solo verlo.

—Puedo sentir que algo no está bien. Es extraño… lo siento en mi pecho. —Palpó su pecho como queriendo darle énfasis de dónde estaban sus sentimientos, Checo solo se giró un poco hacia él en el banco.

—Estás muy silencioso desde hace rato. ¿Hay algo que quieras decirme? No te estás arrepintiendo de la marca, ¿o sí?

La tristeza pintaba el lazo que compartían, rápidamente; Max se sintió con ganas de arrodillarse y pedirle perdón al omega por hacerle sentir así.

—No, claro que no. Checo no pienses eso. —Le abrazó con fuerza y le pegó su aroma para tranquilizarlo.

Las emociones que se transmitían en el lazo y la naturaleza de la mordida, todavía estaban muy frescos, actuaban dejándose llevar por estos nuevos instintos y a decir verdad, era extraño, pero lindo; debían comenzar a acostumbrarse.

—No, por favor. No pienses eso. Son muchas emociones, no noté que estaba silencioso, a decir verdad, estaba pensando en las cosas… —Usó el banco cercano y se sentó, tomándole de las manos a su omega.

—Es que sentí que te estabas alejando, que estabas silencioso porque algo te molestaba.

—Solo estaba pensando muy fuerte, lo prometo. Por eso estaba así. No me arrepiento de nada, no sabes lo feliz que estoy, solo… necesito procesar todo esto. —Le tomó del mentón y dejó un beso en sus labios para tranquilizarlo. La marca de Checo en su cuello era bonita. Ahora estaba limpia, Max había hecho un buen trabajo en no romper la piel con descuido o muy agresivamente. Sus colmillos estaban bien definidos al igual que su dentadura, le dolía un poco, pero era normal, era una herida abierta, sin embargo, el alfa la había curado bien y la atendía si comenzaba a picarle.

—Estaba pensando… en que quizá me había propasado, que quizá te había lastimado. Sé que no era la manera en la que querías que sucediera la marca, pero no fui capaz de controlarme. Sé que querías que la marca se diera después de la boda, de la forma en la que debería ser, de la forma en la que tu familia lo quería. Por eso me temía hacerlo y no controlarme… sabía que no iba a poder y… te quité eso…

—Max… Sí piensas que no fue especial, estás equivocado. Sí lo fue, es especial para mí… Lo de la boda bueno… ya a quién le interesan las tradiciones, honestamente. —Se encogió de hombros, Max torció los ojos, sonriendo. —Solo quiero saber que estamos bien, tú y yo… Esto era lo que quería, contigo.

—También era lo que quería… solo quería que fuese más especial, te merecías que fuese como lo habíamos planeado.

—Ya tendremos tiempo para renovarla, ¿vale? Además, estoy seguro de que te dará mucho orgullo que lleguemos al paddock mostrando mi marca.

Max comenzó a reírse, apenado, porque realmente era así, sí quería que todos vieran lo bonita que se le veía su marca y que todos se sorprendieran y preguntaran por la marca, para presumirla y decirle a todo mundo que se alejaran de su omega.

—Inicio de temporada y Max Verstappen llega con su compañero de equipo, Sergio Pérez. Pero oh, ¿qué es eso? ¿Es acaso una marca de unión lo que tiene el omega? ¿De quién será? —Checo trató de imitar las voces de los comentaristas, Max solo se rio más.

Checo lo observó un momento, con una suave sonrisa.

—Estás feliz. —Afirmó, no solo porque podía verlo, sino porque lo sentía también en su pecho, podía sentir la felicidad de Max en su propio cuerpo.

—Lo estoy… realmente lo estoy.

Aquellos bonitos ojos azules le miraban con aprecio y cariño, Checo se sintió más que atraído, se sintió enamorado.

───✱*.。:。✱*.:。✧*.。✰*.:。✧*.。:。*.。✱ ───

Comenzó en la mañana. El celo de Checo había iniciado por la mañana con síntomas tranquilos, Checo se lo dejó saber porque sentía que en cualquier momento comenzaría a tener dolores y a sentirse necesitado.

Desayunaron todavía de forma tranquila, Max se aseguró de que tenían cerca agua y algunas cosas que pudieran comer, no sabía lo intenso que podría llegar a ser el celo del omega, pero quería estar prevenido. Vieron la televisión juntos, Checo incluso revisó algunos e-mails que tenía y eran importantes y Max también, aprovechando todavía que tenían algunas horas en las que todo estaría tranquilo.

Sin embargo, Max fue capaz de notar los cambios, sobre todo porque desde la mañana Checo había tomado una playera que le pertenecía a Max para usarla. El omega solo quería estar cerca de él, cualquier lado al que se levantara aunque fuese por la cosa mínima, Checo le seguía, también estaba algo adormilado, bostezaba mucho y comenzaba a sentirse caliente de su piel. Al medio día el omega estaba usando solamente una camiseta que no era de Max y unos shorts muy cortos y tenía sus piernas encima de las de Max mientras miraban una película a la cual Checo le había dejado de poner atención ya que estaba recostado en el sofá dormitando.

Max quiso levantarse al baño, así que dejó su iPad y se levantó con cuidado del sofá, pero esto despertó al omega que de inmediato sintió el movimiento.

—¿A dónde vas? —Preguntó alarmado y Max solamente sonrió y le acarició el cabello para tranquilizarlo.

—Solo voy al baño, ya vuelvo.

—Ah, ok… está bien. —Asintió, tratando de aparentar que estaba tranquilo y lo dejó marcharse. Sin embargo, pocos minutos después comenzó a ponerse inquieto, así que fue hacia la habitación donde dormían.

Estaba ansioso, miró por todos lados, la cama bien arreglada le molestaba así que comenzó a desordenarla. Quitó las mantas y las acomodó como quería, luego acomodó los almohadones y cojines, pero todavía no estaba bien, no se sentía correcto.

Puso su peluche de confort en medio de la cama, pero todavía no estaba perfecto, así que volvió a buscar qué hacer hasta que encontró la ropa de Max y entonces fue perfecto, la llevó a su nido y la puso ahí, luego subió a la cama.

Nunca se había permitido hacer un nido así de libre. Normalmente se guardaba esa necesidad y la superaba con mucho entrenamiento y concentrándose en las cosas que debía hacer para las carreras, nunca los hacía cuando sabía que tendría su celo y tampoco cuando estaba estresado o las cosas lo superaban. Había aprendido a controlar sus emociones y a desfogarlas de otras maneras, siempre había visto el hacer un nido como símbolo de debilidad, como algo de lo cual avergonzarse.

Muy pocas veces había hecho un nido, solo ocasiones contadas se había permitido el regocijo de algo tan sencillo como un nido que le brindase protección y calma. Una de esas veces había sido cuando ganó en Baku, la otra cuando había sucedido lo de Brasil con Max, la más reciente tras el choque que tuvo en México al inicio de la carrera.

Esas y otras veces contadas eran las que había hecho un nido, después de cada una de esas veces se había avergonzado y había jurado nunca más mostrar una clase de debilidad como esa.

Estaba sumido en un deporte de alfas competitivos, que le miraban con desprecio no solo por ser omega, sino por ser mexicano, por no ser tan alto, por ganarles, por perder, por cualquier cosa era señalado y había tenido que hacerse de su nombre, había tenido que demostrar que era capaz y había tenido que mostrar respeto y dar la otra mejilla, pero no dejarse pisotear. Todo ese estrés, lo había moldeado fuera del aspecto de un omega convencional.

No estaba curveado como otros omegas, no tenía grandes atributos, siempre tenía que mantener su peso debido al deporte en el que estaba y en general no tenía tampoco la delicadeza de un omega, era tosco, hacía cosas pesadas y disfrutaba de deportes extremos. No muchos le mirarían y eso lo aprendió desde que estaba adolescente. Luego se marchó a Alemania y su vida fue correr y pretender ser un omega duro en un mundo de alfas dominantes.

Hasta ese momento, hasta el momento en el que pudo dejar de correr y se sintió protegido, sintió que podía bajar la guardia, porque ahora tenía un alfa.

—¿Checo? Oh… —Max se sorprendió de encontrarlo recostado en la cama, en medio de un nido. Sintió su pecho llenarse de felicidad, el omega le transmitía tanta calma que tuvo que buscarlo ya que no estaba donde lo había dejado.

—Hice un nido, alfa. —Se incorporó, sentándose en medio de la cama y sonriendo muy animado. Max cayó en cuenta que había entrado el celo del omega con fuerza, sobre todo porque le había llamado “alfa”, no Max, no Maxie, no amor, no, le había llamado alfa.

Tenía que ser cuidadoso con sus palabras, entonces.

—Puedo verlo, es muy lindo. ¿Lo hiciste para los dos? ¿Puedo entrar? —Notaba como el aroma dulce a manzanas de su omega se intensificaba y su lazo vibraba con la felicidad que sentía.

—Es para los dos, no lo destruyas, ten cuidado. —Le pidió. Pese a que Max notaba que el omega estaba hablando con su instinto y que su celo estaba definitivamente bien entrado en él, actuaba con mucha normalidad, tanto que cualquier pudiera decir que no estaba en celo, pero Max lo sentía, claro que lo sentía.

—No lo haré, seré cuidadoso. —Afirmó y se subió a la cama, teniendo cuidado de no mover nada. El omega pareció complacido de que el alfa mantuviera su promesa y tuviese cuidado.

El omega de inmediato le hizo recostarse, así que eso hizo y lo abrazó hacia él, envolviéndolo con sus brazos.

—¿Tienes dolores?

—No… no me duele aún. Solo estoy algo mojado…

—Bien… esperemos un poco más, deberías tomar una siesta.

Hubo un silencio que los increpó por un momento. Max pensó que Checo se había acomodado para dormir un poco, pero escuchó que suspiraba.

—Max…

—Dime…

—Tengo miedo…

—No lo tengas, estoy aquí, te lo prometo que voy a cuidarte como te lo mereces. Solo suéltate, permíteme verte cómo eres, con toda tu intensidad y todo lo que tengas, permíteme ser tu alfa.

—No vas a lastimarme, ¿verdad?

—Por supuesto que no, voy a cuidarte como te lo mereces en tu celo. Así que tranquilo. Estoy contigo, eres mi omega y voy a cuidarte.

—Bien… gracias, Maxie… gracias, mi alfa.

 

 

 

Notes:

¿Cómo me salió el smut? ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Chapter 9: El celo

Notes:

El celo. No hay más qué decir. Estamos en esos días en que todo es porn. Jajaja siguiente capítulo, más trama, menos porn. Espero hayan disfrutado los capítulos. xD Vamos a darle paso a la trama.

Chapter Text

El celo del omega había comenzado por la mañana, pero los síntomas no se habían presentado hasta más tarde, por completo. A su parecer, Max creía que tenía todo bajo control, Checo se mostraba muy tranquilo y en control pese algunas cosas que eran diferentes, por ejemplo: que quería estar cerca de él todo el tiempo, no solo en el mismo entorno, sino tocándolo directamente. También que parecía un poco agitado y adormilado, inquieto incluso.

En cuanto comenzó a tener calor y sentir febril el cuerpo, se puso ropa más cómoda, usaba unos shorts cortos y una camiseta sin mangas muy holgada, también solía perder el control de lo que decía y comenzaba a usar el “alfa” de forma común para cuando se dirigía a Max.

Todo eso le había parecido hasta cierto punto chistoso y enternecedor porque nunca antes había visto de esa forma al omega. Checo siempre había sido muy cuidadoso con sus celos y solo en raras ocasiones le había llegado a la nariz algunos rastros de su aroma dulce cuando habían pasado algunos días después del celo del omega. Siempre se había sentido atraído a ese aroma y siempre quedaba decepcionado y de mal humor de pensar que el omega estuviera pasando su celo con alguien más o quizá solo, no sabía, nunca se había atrevido a preguntar ni insinuar nada por el estilo; pese a todo, respetaba mucho la privacidad de Checo.

Así que ahora, en la intimidad de lo que sería su nido por los próximos días, le sorprendía la forma tan distinta en la que el omega se comportaba. No era un secreto que Checo era coqueto por naturaleza, no por nada levantaba suspiros por todos lados y tenía una base de fans alfas entre mujeres y hombres que lo adoraban con obsesión y deseo. Max lo sabía, todos los pilotos lo sabían. Por lo que esta versión dominante, coqueta y apasionada del omega, era esperada, pero realmente le sorprendía y le mareaba, era mucho, así que tenía que estar a la altura.

—Mierda… dios… —Jadeó con fuerza al terminar, se dejó caer sobre las almohadas y cerró los ojos un momento mientras la adrenalina del momento bajaba. Intentó mantener al omega quieto, sujetándole de la cadera ya que estaba encima de él, el otro ni siquiera parecía inmutado por lo que acababa de pasar. Era la segunda vez que lo hacían desde que habían comenzado sus olas de calor y parecía todavía con energía para una más.

Max estaba sudado y rojo de la cara, así que el omega se agachó un poco para acariciarle el cabello que se le pegaba a la frente.

—Que bonito alfa… —Su tono de voz meloso era algo que se le quedaría grabado a Max en la cabeza por toda la eternidad. Abrió los ojos nuevamente y lo vio en toda su gloriosa desnudez, sonriéndole muy tranquilo. ¿Quién se había cogido a quién? Estaba desecho, pero respondió los besos cortos que el omega dejó en sus labios y comenzó a acariciarle los muslos y su cadera, Checo ni siquiera se inmutaba de tener su nudo dentro, parecía gozarlo.

—Vas a hacerme muy, muy feliz… —Murmuró el omega sobre sus labios, recostado ahora técnicamente sobre él y disfrutando del calor que le proporcionaba su cuerpo.

—Muy feliz, por completo. —Le respondió ya más calmado, porque hasta hace unos momentos sentía que no encontraba su respiración. —¿Quieres descansar?

—No… —Negó energéticamente con la cabeza y Max comenzó a reír por su respuesta, claramente este omega sería su fin.

—Sí, descansemos, un momento. —Le insistió y lo movió en la cama con cuidado para quedar recostados de lado sin tirar del nudo.

Nunca pensó que llegaría el momento en el que vería de esa manera al omega, a su lado, compartiendo algo tan preciado como un celo.

Dormitaron por largo rato, al menos parecía que la necesidad del omega se había apaciguado por ahora y en cuanto el nudo bajó y pudieron acomodarse mejor, el castaño no tardó en esconderse en el cuello de Max y descansar de esa forma.

Max eventualmente se deslizó en un sueño reparador, pero fue sorprendente la manera en la que de inmediato se despertó cuando sintió al omega lejos de él.

Se levantó de golpe y notó que el omega no estaba en la cama y que el timbre de la entrada estaba sonando, algo le decía que el omega iba hacia la entrada de la casa, así que de inmediato buscó su ropa interior la cual se puso tan rápido como la encontró, tiró de una de las sábanas de la cama y corrió hacia donde quiera que el omega estuviera.

Por suerte lo encontró en el pasillo.

—¡Checo ven acá!

—¡Alfa, despertaste! Alguien toca la puerta. —Señaló con una sonrisita inocente, Max lo envolvió en la sábana para tapar su desnudez.

—No importa, no debemos abrir. No debes abrir, ¿qué tal si alguien te ve desnudo? —Le reprendió preocupado, pero el omega puso una mueca retadora y coqueta.

—¿Tal vez un alfa?

—Sí, tal vez un alfa. Por eso mismo no debes salir así. —Hizo más énfasis en sus palabras. El omega tomó la sabana y se arropó con ella.

—Un alfa que no esté dormido y me atienda, entonces iré a abrir. —Dio media vuelta y siguió su camino, Max lo alcanzó tan pronto dio dos pasos.

—¿Cómo que un alfa que te atienda? ¡Yo soy tu alfa!

—Pero tú estabas dormido. —Se quejó en tono falso.

—Deja de comportarte así y volvamos a la cama, anda. —Le tomó de los hombros y lo guio de vuelta hacia la recámara, Checo se dejó, sonriendo ampliamente.

Ya que volvieron a la privacidad del cuarto, se encargó de cerrar y el omega ya había desechado nuevamente la sábana y volvió al centro de la cama, acomodando el nido para que fuese cómodo, como él lo quería.

—Deberíamos tomar un baño y comer algo. —Max miró la hora en su móvil, ya era algo tarde y todavía no habían comido nada, aquello iba a comenzar a pasarle factura.

—No, te quiero entre mis piernas ahora. Me duele el vientre, ven aquí. —Le dio un escalofrío completo por su espina dorsal al escuchar las palabras del omega, estaba teniendo una ola de calor nuevamente, podía olerlo, además parecía inquieto nuevamente.

—Vamos al baño, un baño de agua fresca te ayudará, comeremos algo y luego volvemos a la cama.

—¡No! Te necesito ahora. Te quiero ahora. —Recalcó, molesto. Max suspiró, no pensó que Checo estando en celo sería tan caprichoso.

—Checo… amor, tienes que comer algo…

—El alfa no me complace es porque no quiere. Entonces busco un alfa que sí lo haga. —Ladeó su cabeza en una expresión curiosa, Max le miró fijamente porque no entendía a qué se refería.

—¿Qué dices?

—Otro alfa puso aquí… —Se tocó el cuello, pasó a tener algo de confusión. —Otro alfa mordió aquí. ¿El otro alfa también me complace? Debería, ¡porque tú no quieres hacerlo! —La recriminación era severa, pero que dijera que otro alfa le complacería solo activó algo en el cerebro de Max.

El omega trató de huir de la cama cuando notó que había provocado suficiente al alfa, pero al intentar bajar, Max le sujetó de la pierna y lo arrastró al borde de la cama. El castaño estaba riendo divertido por la interacción.

—¿De qué alfa hablas? ¡Yo soy tu alfa! —Gruñó el rubio, Checo tan solo estaba riéndose, pero siguió provocándolo.

—Hay más alfas, hay más que quiero…

—No habrá a nadie más que quieras, por supuesto que no. —Max tenía los colmillos de fuera y acomodó a Checo en la cama de modo que le hizo sostenerse en sus rodillas hasta dejarlo en cuatro y de esa forma lo penetró de nuevo.

El omega dejó de reírse y comenzó a jadear tan pronto sintió que el alfa entraba en él. Sus muslos estaban llenos de lubricante y el otro no esperó absolutamente nada, tan solo comenzó a follarlo con fuerza de modo que el omega rebotaba ligeramente, pero se mantuvo fuerte con sus muslos temblando y el deseo de ser llenado haciéndole vibrar en cada nervio.

—Tú eres mi omega, yo soy tu alfa. —Aseveró, gruñendo en su oído al inclinarse sobre su espalda, el omega gimoteó incapaz de decir algo, pero entonces Max detuvo sus movimientos, cosa que puso al castaño en desesperación.

—Por favor… sigue…

—Dilo, di que soy tu alfa.

—Lo eres…

—Dilo completo.

—Eres mi alfa, eres mi alfa, dios ¡continua! —Pidió al borde del llanto y el alfa le dio exactamente lo que pidió. Al final encajó sus colmillos nuevamente en su cuello y eso pareció liberar un montón de endorfinas en el omega porque al terminar anudado y lleno como quería, esta vez se durmió más rápido y tardó en despertar.

Ya estaba bien entrada la noche cuando el omega despertó, ahora fue el turno de él de no saber dónde estaba el alfa, así que se levantó de la cama de prisa, tomó la sábana del suelo y fue a buscarlo.

—¡Alfa! ¡Alfa! —Le llamó con desesperación, nuevamente al borde de sus emociones, pero al encontrarlo en la cocina, Max fue hacia él y lo recibió en sus brazos al notar su exaltación.

—Tranquilo, tranquilo, ¿qué sucede?

—¡No estabas!

—Aquí estoy, hey, aquí estoy, tranquilo.

—¡No estabas en el nido! ¡No estabas! Pensé… pensé que me abandonabas… pensé… —Max liberó su aroma para tranquilizar al omega estresado quien poco a poco fue tranquilizándose. Repartió algunos besos en su rostro y eso acabó por sosegarlo por completo lo cual fue un alivio. Sabía que los omegas eran cambiantes en sus emociones, nunca se imaginó ver de ese modo a Checo. Aparentaba cierto control, pero aun así seguía siendo un omega en celo, sentiría las cosas mucho más que cualquier otro día.

Logró darle de comer, después de varios intentos de darle de comer comida constitutiva, se resignó a que lo único que comería sería fruta, así que eso le dio, también logró que bebiera suficiente agua y mientras lo mantuviera en sus brazos, logró darle de comer algo que consideraba suficiente. A consejos de Paola, le dio una barra de chocolate para que no se descompensara y después de comer uvas, mango y un poco de manzana, el omega estuvo por completo satisfecho y posteriormente tuvieron sexo en la barra de la cocina porque el omega no se podía aguantar ni siquiera llegar a la cama, de modo que el alfa tuvo que complacerlo ahí para que se tranquilizara.

Esa noche tuvieron que hacerlo una vez más para que el omega se quedara dormido y por fortuna no despertó durante la madrugada, sin embargo despertó muy temprano y con energías renovadas, tanto que ni siquiera esperó que Max despertara apropiadamente, lo despertó a sentones y gemidos cosa que realmente tomó por sorpresa al alfa porque se despertó cuando su cuerpo comenzó a tensarse por el orgasmo que el omega le había provocado sin que él lo notara, pero como el omega necesitaba estimular el nudo, había comenzado a hacer sus movimientos más fuertes y eso eventualmente terminó despertando a Max quien tuvo que sostenerse del omega y dejó que este le arañara el pecho en el momento en que también se vino. Se quedó quieto con sus muslos sacudiéndose con fuerza y su nudo bien adentro.

Max apenas estaba logrando comprender lo que estaba sucediendo, solo jadeó y dejó que el omega colapsara sobre él.

—Despertaste al fin…

—Sí… buenos días… —Murmuró acariciándolo y tratando de encontrar balance pues ese había sido el despertar más fuerte y raro de toda su vida. Había sido muy bueno, pero en definitiva lo drenó.

Ese día logró que el omega tomara un baño, pero decidió que era muy peligroso intentar darle un baño con el omega teniendo otra ola de calor, así que lo metió a la tina con agua fresca, pero ni eso apagó su calor ni su necesidad. Al principio había estado tranquilo, se había dejado lavar por completo y disfrutó de lo fresco del agua, pero conforme Max lo tocaba, el omega simplemente tomó aquello como la señal perfecta.

—Te vas a resbalar, deja de hacer eso. —Le pidió mientras intentaba secarlo, pero el omega se estaba riendo y trataba de tocar al alfa, hasta que Max lo sujetó, le dio la vuelta y lo recargó contra el alfeizar del baño, no tuvo más remedio que metérsela y con eso se quedó más o menos quieto el omega.

Sonrió contento y se recargó un poco sobre la pileta, el espejo los reflejaba así que el omega podía apreciar a su alfa quien intentaba secarlo.

—¿Solo así te quedaste quieto, eh? —Max bromeó y tras terminar su cometido, dejó la toalla y sujetó de la cadera a Checo.  

—Es que me duele… no quiero que duela, quiero que me hagas un cachorro, aquí. —Tomó la mano de Max y la guio hacia su vientre que estaba ligeramente hinchado. El alfa pareció tomarse muy apecho aquel comentario porque la manera en la que lo cogió en el baño hizo al omega gemir más fuerte que otras veces, además el eco del baño ayudaba.

Para cuando lograron bajar a la cocina, Max estaba algo adolorido de los muslos y del abdomen, también le dolía un poco la espalda baja así que fue de inmediato a tomar analgésicos y luego tomarse un Red Bull, a Checo solo le dio fruta y más agua, también le hizo comer un poco de yogur con frambuesas y un electrolito en caso de que el agua no fuera suficiente.

Sin embargo, el omega estaba reluciente y contento, parecía con mucha energía y logró mantenerlo con ropa por al menos una hora antes de que volviera a pedirle estar entre sus piernas mientras estaban en la sala.

Lo hicieron en la cocina también, otra vez, y en el jardín cuando habían salido a tomar un poco de sol porque no quería que el omega estuviera encerrado todo el tiempo, por fortuna esa parte de la casa estaba cercada con bardas altas así que esperaba que nadie los hubiera escuchado, pero después de eso lo llevó dentro y prefirió no volver a dejarlo salir porque temía terminar en primera plana desnudo con el omega montándolo porque se confiaron demasiado.

El tercer día fue el más duro de todos, porque el omega entró en un estado aún más caprichoso y difícil de controlar, tuvo que usar su voz de mando con él porque de otra forma no obedecía y actuaba de forma irracional.

—Tienes que tranquilizarte, no tienes que actuar de esa manera, estoy aquí y soy tu alfa. —Le repetía mientras lo penetraba lentamente, para calmarlo, estaba llorando por algún arrebato, pero ahora que tenía a Max entre sus piernas y le estaba dando lo que quería, comenzó a tranquilizarse y a dejar de gimotear.

—Eres muy caprichoso, ¿lo sabías? Jamás pensé llegar a ver lo caprichoso que eres, lo necesitado que te pones… —Le sujetó de las piernas para empujarlas un poco más abiertas y se apoyó sobre sus rodillas, golpeando lento, pero certero en el omega quien después de lucir triste y angustiado, comenzó a disfrutar cómo lo llenaba y tocaba aquel punto dulce en él.

—Solo te quiero a ti… solo te amo a ti, eres mi omega, mi hermoso omega…

—Alfa…

—Sí, tu alfa…

—Alfa, cachorros… por favor… —Le sujetó del cuello y acarició su nuca, lo miraba fijamente con esos ojos cafés suplicantes y Max no tuvo corazón para decirle lo contrario.

—Los tendrás, tendrás mis cachorros, ¿eso quieres? —El omega asintió efusivamente, contento.

—Te amo, alfa… quiero tus cachorros… los quiero, los quiero…

Max no podía resistirse a lo mucho que aquello le hacía aflorar el instinto y simplemente se folló al omega como si se le acabara la vida en eso.

No podía creer lo mucho que había eyaculado en esos días, pero estaba seguro de que ni estando en celo lo había hecho. El omega era incansable, pero el final del día por fin llegó y el omega durmió satisfecho y menos caprichoso.

El siguiente y último día el omega volvió a un estado más tranquilo, Max se decepcionó un poco cuando en vez de que Checo usara el “alfa” con el que lo había estado llamando esos días, le había llamado “Maxie”, pero también estaba contento de tenerlo de vuelta y aliviado, porque no sabía cuántas veces más iba a poder cumplirle al omega.

Esta vez Checo aceptó comer algo más consistente que solo fruta, pero fue poco, Max se encargó de llenarlo de caricias, besos y cumplidos para mantenerlo tranquilo y que el bajón del celo no fuera tan agresivo en su cuerpo, lo llenó de su aroma, lamió su marca y se acurrucaron en el sofá para descansar mientras veían una película que a ninguno de los dos les interesaba, pero ahora que Checo estaba más consciente y el caos de los últimos días había terminado, se sentía como algo ideal para hacer.

Mientras veían la película, el omega se acomodó en el sofá, la ventaja de que el sofá fuese amplio era que cabían recostados sin problemas, algo apretados, pero cómodos.

Buscó los labios de Max y comenzó a besarlo suavemente, cosa que el alfa aceptó, le tomó de la cintura y lo pegó a su cuerpo, acariciando la piel que se descubría porque su camiseta se levantaba.

—Gracias por cuidarme, mi alfa. —Le dijo en voz bajita, Max sonrió enternecido y sobre todo enamorado.

—Te dije que iba a cuidarte bien.

—Lamento si te di problemas.

—Para nada… aunque sí que me sorprendiste algunas veces.

El mayor se rio, Max volvió a besarlo y a disfrutar de lo cálido que aún se sentía su cuerpo. Era el último día de celo, los síntomas seguían ahí, pero sin estar tan fuertes como antes, sin embargo sentía que esta era la mejor manera de sentir al omega, de tomarlo, porque estaba consciente por completo y su necesidad no solo se reducía a ser tomado y anudado, sino a sentir, amar, acariciar y descubrir lo que cada uno quería, como cuando lo habían hecho por primera vez.

Bajó su mano acariciando su cintura, luego su cadera y hasta su muslo donde subió el short holgado que usaba y al subirlo coló su mano agarrando la piel tibia que podía. El omega, todavía sensible en todos los sentidos por su celo, comenzó a mojarse entre las piernas y también usó sus manos para acariciar el cuerpo de su alfa, tocarlo y sentirlo sin olvidarlo.

—¿Quieres ir a la cama? —Max le preguntó en voz baja, como si no quisiera arruinar la atmósfera, pero Checo negó, sentía que si se movían de ahí, el momento se perdería, así que se acomodaron en el sofá. Usó un cojín debajo de su cabeza para apoyarse y tiró los del respaldo para darse aún más espacio. Ambos se rieron tratando de sacarse la ropa.

Estando en su celo irracional aquello no le importaba, pero ahora que reaccionaba un poco más, la situación de quitarse la ropa de forma torpe le hizo reír y sonrojarse. Max volvió a ponerse entre sus piernas, pero antes de volver a sus labios, se dio el tiempo de adorar sus muslos que estaban llenos de marcas, besó cada una e hizo algunas nuevas en cada muslo interno cosa que hizo al omega temblar y suspirar al notar como cosquilleaba su piel y ese cosquilleó subía hasta su vientre, provocando que lubricara más; el alfa subió sus besos hasta el hueso de su cadera donde hizo otra marca roja y usando su otra mano acarició su miembro hasta ponerlo duro por completo, pero no paró ahí, llevó sus dedos hacia su abusada entrada donde no temió de empujar sus dedos y comenzar a complacerlo pues podía notar lo mucho que aún necesitaba eso, sin embargo, esta vez pretendía tomarse su tiempo.

Subió los besos hasta su vientre donde dejó una mordida, esa zona estaba ligeramente hinchada, cosa que le provocaba un orgullo y un morbo tan intenso que no le cabía en el pecho. Ya antes había escuchado sobre eso, sobre la forma en la que un omega se hincha de su vientre durante un celo, había la creencia de que era por dos cosas, la estimulación constante y el semen del alfa. Al menos eso era lo que decían, así que verlo por sí mismo lo tenía por las nubes, por lo que se entretuvo dejando chupetones ahí que hicieron gemir al omega, sobre todo cuando los combinó con sus dedos entrando y saliendo de él.

Dejó su vientre y siguió el camino de besos, quería besar y marcar cada parte de él, que cada parte de su cuerpo dijera “suyo” y que nadie pudiera tener duda de eso.

—Alfa… —La palabra escapó de los labios del omega y Max puso atención nuevamente, subió a estos labios que le llamaban, lo acaparó de nuevo por unos momentos, pero después sacó sus dedos, ganándose una queja por parte del mayor.

Le miró mientras lo hacía, mientras empujaba en él, acarició su cabello y se mantuvo quieto, el sudor en sus cuerpos se hizo presente, lo que hacía ver hermoso al omega, sus ojos brillaban con vida y emociones intensas y sus labios, rojos e hinchados gemían y pedían.

Checo se sujetó de la espalda de Max y le ofreció su cuello mientras lo penetraba, el alfa tomó aquello como un regalo así que comenzó a lamer aquella zona donde su marca estaba, succionó la glándula y provocó un montón de gemidos provenientes del omega.

Esta vez no fue rápido, se mantuvo en un ritmo que le permitió sentir cada espasmo que sufría el omega, lo caliente que era y le permitía también golpear ese punto suave y blando que hacia al omega contraerse y gemir más alto.

—Maxie… dios… —Tiró de sus hebras rubias, provocándole un gruñido de placer al alfa cuando hizo eso. El omega sentía que se derretía, sentía su orgasmo construirse en la base de su vientre y el alfa lo sabía.

—Voy a venirme… amor, amor…. Voy a… —La forma en la que su español se mezclaba en aquellas palabras tan obscenas hizo que Max sintiera su orgasmo también llegar, sobre todo con la forma en la que el interior del omega comenzó a apretarlo, estimulando la base de su miembro e hinchando su nudo nuevamente.

Max le sujetó y apretó sus muslos cuando por fin se vino, metió su nudo de un último golpe y el omega fue capaz de sentir el líquido caliente llenarlo una vez más, llenar su útero y darle ese bliss orgásmico que estaba buscando para estar completo, Max no se reservó, jadeó con fuerza y buscó su cuello, quería, necesitaba, encajarle los dientes nuevamente, así que eso hizo, Checo lo abrazó, apretó su cabello y le dejó todo el espacio en su cuello que necesitara. Jadeó con fuerza al sentir el dolor de la marca abrirse, pero así como el dolor llegó a su cuerpo, también el alivio y las emociones que conllevaban una mordida.

El éxtasis fue bajando poco a poco, mientras que el alfa lamía y curaba la marca abierta hasta parar el sangrado. Toda la sala olía a naranjas y manzanas combinadas, estaban tan drogados en sus hormonas que pasaron ahí el resto del día, desnudos y acariciándose, besándose hasta cansarse, hasta que otras necesidades se hicieron presentes, pero aun así, esa noche volvieron a la cama como una pareja completa, en un nido nuevo, completo y perfecto.

Chapter 10: La pretemporada

Notes:

Muajajaja dije que vendría en viernes y nel, en mi defensa ha sido una semana horrible. ಥ_ಥ Pero les tengo una sorpresa en este capítulo. Ya verán.
Los siguientes capítulos vienen con salseo. Oh yes! xD El curso de esta historia ha cambiado un poco así que tendré que cambiar los tags, pero descuiden, mucho fluff ahead!

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—Perdiste 3 kilos, ¿qué no fuiste a México? Pensé que regresarías con kilos de más, estaba preparado para ponerte en una rutina intensiva para que bajaras lo que sea que hubieses subido. —Rupert miraba las mediciones que tenía anotadas en la tablilla con la ficha de médica y de mediciones de Max. Como su entrenador, tenía que asegurarse de su condición y de que su peso fuera el ideal que la compañía solicitaba para el inicio de la temporada.

—Hice ejercicio allá, además es cálido. —Max se encogió de hombros como restándole importancia y Rupert, sorprendido todavía de eso, bajó la tablilla y decidió que al menos eso significaba algo bueno.

—Bien, nos iremos tranquilos entonces, vamos a hacer una rutina leve y trataremos de mantener el peso que tienes sin que subas nada más.

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

—Estás muy animado el día de hoy. —Jo estaba respirando pesado, una sesión intensa de pádel y aun así Checo estaba radiante, como si no hubiese sido nada.

—Es solo el ánimo de empezar la temporada. —Sonrió, con mucha energía todavía para gastar. Jo levantó una ceja.

—Te veo diferente.

—¿Ah sí? ¿Por qué?

—No sé, te ves… radiante.

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

—Ustedes dos…

Christian llamó la atención de Max y Sergio quienes estaban en su mundo en la sala de reunión, los dos pararon de conversar y miraron a su director.

—Van a poner atención ¿o voy a tener que separarlos?

Se disculparon al unísono y los demás los miraron con una ceja levantada por lo raro que se estaban comportando. Era como si solo existiera el otro en su mundo y los demás fuesen excluidos de cualquier cosa que estuviera sucediendo entre ellos.

—Entonces, como decía…

Checo jugó con la mano de Max por debajo de la mesa, para tratar de poner atención, porque realmente le costaba trabajo concentrarse.

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

@MotorSportFans

Comienzan a llegar los pilotos para el inicio de pretemporada, en Baréin. Nos reportan que los toros rojos llegaron juntos en el jet privado de Max Verstappen. 👀 #Chestappen #F1 Foto 🖼

↳ Sofía Cortes¹ @SophieCourt

¿Ok Checo? ¿Qué es ese mega parche que llevas en el cuello? ¿Y qué es ese nuevo collar que estás usando? 👀!!

↳ Leo Verstappen Pérez @Chestappen3311

Mis padres viajando juntos??? Desde los rumores de que los vieron en Guadalajara juntos creo cada día más en el chestappen. #chestappenisreal

@ZahielF1Alpha

Hay una persona que confirmó que el collar que está usando Checo tiene el símbolo de Max en la parte del broche, también dijeron que llevaba un dije de león, pero después ya no lo tenía!! 😮😮😭 Qué está pasando!! Sergio Michel dame una explicación!!

↳Sonnya Lestappen @Lestappen1633

Completamente delirantes las fans del chestappen, se inventan cada cosa solo para llamar la atención. Fuente: de los deseos. 😒

↳ Franky¹¹³³ @nasty_franky

Elijo creer, hermanas y hermanos. Max ya probó las tortas ahogadas, y ese omega ya tiene dueño. Vivan los novioooos!

↳ Dixie @dixie1911

Elijo creer, pero también quiero la confirmación por parte de Red Bull! Si de verdad algo está sucediendo como un cortejo, exijo la confirmación! 😭

@F1News

Hay reportes de que Red Bull ha impedido la entrada a su motor home a varios medios y que sus pilotos únicamente están siendo fotografiados por personal autorizado de su propio equipo de marketing.

@RedBullFans

Medios informan que Red Bull está preparando una conferencia de prensa exclusiva, ¿qué anuncio nos espera en estos días? #RedBullRacing #F1

@ChecoOmegaLovers

Algo raro está pasando en Red Bull y aún no tenemos nada confirmado, pero los rumores están muy fuertes. El secretismo que se carga el equipo, los rumores de que Checo fue visto con Max en Guadalajara, las fotos de ellos llegando juntos, amigos, yo creo que ya nos comieron la torta. Ese Verstappen nos quitó a nuestro omega sabroso! 😠😤

↳ Chestappen is real @Lovely_Checo

Dejemos de especular sobre la vida privada de ellos dos, si algo está sucediendo y lo van a decir, perfecto! Pero si no lo aclaran ni lo dicen, no tenemos derecho a exigir nada de ellos. 🙌

↳ Bop Cat @brockenscene

La mera verdad yo sí creo que esos dos están juntos y Red Bull lo va a anunciar pronto, es muy obvio, la foto del collar es muy clara que es el símbolo de Max, aunque sea de lejos y esté medio borrosa, sí se nota que es el logo del MV. Así que me sentaré pacientemente a que lo confirmen. 🙇

↳ Agustín @Formulero1

Lo que necesita Checo es concentrarse en mejorar su ritmo y sus resultados, no en andar abriéndole las piernas a Verstappen!! Típico de un omega!!

↳ Licha OwO @Lichaowo

Al chil**e nadie te preguntó, pero nunca falta el alfa con sus comentarios todos pend*j*s. 😒

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

—No quería que fuera de esta manera, pero es mejor para todos, de cualquier manera, es bastante obvio lo que está sucediendo y Max está en su época más delicada, si no lo hacemos público, nos enfrentamos a un accidente. —Christian explicó, con mucha calma. Sergio asintió y suspiró un poco.

—Lo sé, no quería hacerlo tan pronto, es aún muy reciente, pero tienes razón, si no lo anunciamos alguien va a hacer algo equivocado o me va a mirar de una forma que a Max no le parezca y tendremos un problema tamaño mad Max.

—No pensé que el viaje a México terminaría de esta forma, pero creo que podemos manejarlo, así que vamos a aprovechar el tiempo y esperar que lo alfa se le baje de la cabeza a Max y tratar de navegar sus emociones. —Christian revisó su móvil y luego lo guardó, levantándose de la mesa en la que estaba y Checo hizo lo mismo. Max se aproximaba a ellos.

—Trataré de mantenerlo a raya, no te preocupes. Me escucha bien, solo que todo esto es nuevo y también el impedirle estar cerca o tocarme lo ha estado volviendo loco.

—Más de lo que ya estaba. —Torció los ojos el omega mayor y Max llegó en ese momento y poniéndose a lado de Checo, puso sus manos atrás en su espalda y esperó. Parecía un cachorrito siguiendo órdenes. El omega le apretó suavemente su brazo para tranquilizarlo y eso pareció realmente relajarlo, Christian se rio un poco.

—Toto estaba igual, ni siquiera sé cómo fue que sobreviví a eso.

Max estaba teniendo su fase de “alfa sobre protector”, la cual sucedía después de haberse enlazado a un omega, el alfa entraba en un estado de alerta y protección todo el tiempo, actuaba de forma celosa y posesiva, con la necesidad imperativa de estar cerca de su omega todo el tiempo y alejar probables “amenazas”. Ahora, la cosa es que Max ya se comportaba de esa manera desde antes, así que sus síntomas simplemente se habían exacerbado, provocando que el alfa le gruñera a cualquier alfa que remotamente se acercara a Checo.

Por eso mismo el equipo había tomado la decisión de reducir la cantidad de medios que entraban al Motor Home y que se les acercaba a aquellos dos. Pidieron permisos especiales a la FiA para excluirlos de deberes con los medios y aunque habían aceptado, también les exigieron, por la naturaleza de su condición, que anunciaran lo que estaba sucediendo para evitar un accidente entre los alfas de la parrilla o cualquier otra persona.

Así que el equipo de marketing ya se estaba preparando para la conferencia donde se daría a conocer que aquellos dos estaban en una relación, de ese modo evitarían cualquier desastre ocasionado por Max. Checo tan solo tenía que mantenerlo a raya por los siguientes tres días y entonces todo estaría bien. Seguramente.

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

—Que no hables me preocupa un poco. —Checo le estaba acariciando el cabello a Max, estaban viendo una película de destrucción masiva mientras descansaban del día ajetreado que tuvieron, las pruebas del día se veían bien con los resultados que estaban teniendo y después de un día cansado, pudieron volver a la suite del hotel que el equipo les había arrendado, había una cama espaciosa donde ahora estaban descansando. El alfa estaba recostado con su cabeza sobre las piernas del omega de donde también le estaba abrazando y el omega, sentado con la espalda recargada en almohadas contra el cabezal de la cama, le acariciaba el cabello.

Sus representantes habían tenido que negociar la reducción de actividades en la agenda porque Max estaba en un estado delicado y querían mantener al alfa lo más tranquilo posible, eso y que separarlo de Checo físicamente era casi imposible. El primer día lo habían intentado y Max literalmente había vomitado por la ansiedad que le provocaba estar separado de Checo. Así que tuvieron que llegar a un acuerdo sobre los contenidos de media, razón por la cual entraban al circuito, hacían su trabajo hasta donde correspondía y después los dejaban ir a descansar.

—Me siento cansado, es todo.

—Hoy aguantaste muy bien durante las prácticas, ¿no te dieron náuseas?

—No… estuve bien porque bajando del auto estabas ahí.

—Me preocupa que te esté afectando mucho esto.

Max abrazó más al omega y se acomodó de modo que estuvo bien pegado a él y Checo sonrió al notar cómo se comportaba, para todos podía ser un alfa rezongón, gruñón y posesivo, pero para él era un cachorro que solo buscaba estar con él por todos los medios.

—Eres mi pequeño león, ¿sabes? Mi leoncito posesivo y celoso…

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

Charles Leclerc @Charles_Leclerc

Compartir la vida con alguien es una decisión difícil e increíblemente poderosa, no podría estar más contento de haber elegido a un compañero tan increíble, divertido, amoroso y dedicado como tú. A donde quiera que la vida nos lleve, estoy feliz de ir contigo @Carlossainz55 #C2 🖼

 

↳ Friendly User @Agla11

Esperen un momento, qué no se iba a confirmar el chestappen?! QUÉ ESTÁ PASANDO?? VIVAN LOS NOVIOS?? 😮😮😮

Little Hamster @verlac_gavrel

No era la ship que quería confirmada, pero estoy feliz de todos modos!! Un aplauso para esta pareja que está enamoradaaaaa!! 😍😍😍

↳ Johnny Boy @ferrariboy

A alguien le llegó la notificación por parte de su gobierno y se nota. 😂😂😂

@lova_boy_12

¿Y ya te dio celos? Carlos se ganó al omega más codiciado del paddock, no puedo imaginarme lo hermosos que van a ser sus cachorros.

Scuderia Ferrari HP @ScuderiaFerrari

En nombre de Scuderia Ferrari HP felicitamos a nuestros pilotos Carlos Sainz y Charles Leclerc por su unión que trae tanta felicidad a nuestro equipo y a la familia Ferrari. Agradecemos a nuestros pilotos por permitirnos ser parte de este momento tan importante en sus vidas. De todo corazón, la familia Ferrari les desea una muy feliz unión. @Carlossainz55 @CharlesLeclerc #C2

↳ Gise Girl @Gise_1133

El amor llegó al paddock (♡ˊ͈ ꒳ ˋ͈) Ahora me voy a sentar a esperar a que el Chestappen confirme, el collar de SergiOmega es suficiente para mí, pero aun así quiero leerlo de ellos. (˶◜ᵕ◝˶)

Carlos Sainz @Carlossainz55

Increíble es el momento en el que encuentras una persona con la que puedes conectar de esta manera y sentir que todo es posible. No puedo estar más feliz de que seas mi compañero en la pista y ahora en mi vida. @charles_leclerc #C2 🖼

Sergio Pérez @SChecoPerez

Estoy verdaderamente contento por ambos, definitivamente tenemos que celebrar! 👏🎉

@himeco

A ver cuándo confirmas tú con @Max33Verstappen 👀

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

—¿Qué hicieron qué? —Carlos no podía quitar la cara de sorpresa que tenía, Charles también estaba con la misma expresión.

Se habían reunido a cenar para celebrar la unión de Charles y Carlos de forma privada, eso y que Max en una reunión con muchas personas era un accidente potencial, así que habían acordado que solo serían ellos. Al principio no habían entendido por qué Sergio les había pedido que solo fueran ellos, ahora que lo veían con sus propios ojos, entendían por qué.  

—No es nada, realmente fue una decisión de último momento y apresurada. —Sergio se rio, nervioso. Abiertamente no le habían dicho nada a nadie sobre su lazo y su unión, pero los rumores eran fuertes, sobre todo cuando apenas los habían visto a los dos durante las prácticas. Todos estaban concentrados en sus trabajos, ese era un hecho, pero no verse por completo era simplemente raro, ahora comprendían por qué.

—Me estás diciendo que Carlos se va a poner así cuando me muerda. —Charles señaló a Max, quien estaba pegado a Checo abrazándolo por atrás y con la barbilla recargada en su hombro.

—Sí, es probable. —Asintió el mexicano, Charles enarcó una ceja y miró a Carlos quien se cruzó de brazos.

—No creo que sea así, a Max solo le está sucediendo porque de por sí le gustaba estar en tu espacio personal todo el tiempo.

—Ya te quiero ver, espero que sigas diciendo lo mismo. —Checo torció los ojos y escuchó que Max gruñía bajito.

—Venga, vamos a sentarnos antes de que alguien comience a gruñir más fuerte. —Carlos tomó de la cintura a Charles y lo llevó a la mesa, Sergio tuvo que negociar con Max un momento y después les siguieron.

La cena fue poco eventual afortunadamente, Charles les contó lo que planeaban hacer, desafortunadamente con tan poco tiempo que les estaban dando, todo estaba siendo difícil, con la temporada iniciada tenían que calcular muy bien cuándo tendrían tiempo para hacer la mordida y esperar a que su celo comenzara.

Sergio les advirtió muy severamente del periodo de anidación del alfa, que era por lo que estaba pasando Max y, además, fue muy claro y serio cuando le pidió a Carlos que le diera cuanto antes el collar de compromiso a Charles, para protegerlo ahora que estaría fuera de su medicamento.

No les contó lo que sucedió en México, aun no estaba listo para hacerlo, pero Carlos entendió por completo la preocupación. Charles de por sí era un omega codiciado, la cantidad de veces que algún fan alfa había querido propasarse eran increíbles, solo esperaba evitar ponerse como Max, porque el hecho de que no hablara casi nada y solo se dedicara a estar pegado a Checo era algo aterrador y raro.

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

El estado de anidación de un alfa consistía en una etapa que iniciaba después de la mordida y el celo del omega y era un periodo de adaptación en el cual el instinto de un alfa se acostumbraba a las interacciones externas de su omega recién marcado con los demás. Un alfa que cruzaba estaba etapa considera a su omega todavía vulnerable a los demás, esta etapa también era desencadenada por la idea del omega entrando en periodo de gestación, así que el alfa se volvía sobre protector, territorial y receloso de otros alfas que pudiesen dañar a su omega o provocarle algún riesgo a su estado de gravidez.

Usualmente esta etapa duraba algunas semanas si el omega no estaba en cinta, los síntomas variaban de alfa a alfa, y la duración del periodo podía ser más corto o más largo en distintos alfas. No había manera de revertirlo y era un proceso natural que podía repetirse en otras ocasiones.

Cuando habían comenzado los síntomas, Sergio ni siquiera lo había notado, Max siempre había sido una persona muy dada a tocarlo o estar en su espacio personal, cosa que nunca le incomodó y que ahora disfrutaba porque el alfa estaba verdaderamente contento.

Eso hasta que Max le gruñó a su hermano cuando este comenzó a querer discutir con él. Había sido cómico ver a Toño quitar la mano antes de recibir lo que sería un zarpazo por parte del león holandés.

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

—Pero es que a ti también cómo se te ocurre no llevar collar, Michel. Ya ni la friegas.

—¿Me estás echando la culpa de lo que ese idiota me hizo? ¿En serio? —Sergio se cruzó de brazos, con expresión dolida, incrédulo de que su hermano se estuviera comportando de esa forma.

—No… A ver, es que tú también te pasas, yendo con el olor de Max a las citas con él, ¿cómo crees que se sentía él? Estabas siendo demasiado descarado, él te estaba cortejando también, lo mínimo que podías hacer era respetarlo.

—No puedo creer que realmente estés diciendo estas cosas, Toño. —Frunció el ceño, tratando de no llorar de lo mucho que le dolía que su hermano estuviera diciendo esas cosas.

—¿Y qué quieres que te diga? ¿Qué hiciste bien? Obvio, no, wey.

—Bueno ya, a la chingada. No porque tú querías que me quedara con Saúl voy a soportar que me estés diciendo más idioteces, así que deja de estarme molestando. —Sergio iba a dar media vuelta cuando Toño lo agarró del hombro con fuerza para voltearlo y no dejar que se fuera.

—No, espérate, cabrón, no me hables así.

¡Déjalo en paz! —La voz de alfa de Max retumbó en la cocina, tenía los colmillos de fuera y le había soltado un manazo a Toño quien quitó la mano y se hizo hacia atrás rápidamente.

Max sujetó de los hombros a Checo, lo abrazó con cuidado y miró con ganas de asesinar a su cuñado.

—No le hables de esa manera nunca más, no me importa que seas su hermano, ahora yo soy su alfa y él no tiene por qué escucharte, él podrá amarte porque eres su hermano, pero que te quede claro que yo solo lo amo a él y lo voy a proteger de cualquiera.

Después de eso lo llevó fuera, donde la demás gente estaba, no quería que siguiera ahí a solas con su hermano y después de todo ya era demasiado tiempo separados, necesitaba a su omega cercano a él.

Al otro día su papá le había explicado a los dos que Max estaba pasando por su etapa de anidación, así que Sergio tenía que hacerse cargo de Max y ayudarle a controlarse en ese periodo.

Por otro lado, el periodo de anidación de Max estaba siendo muy tranquilo, era una nueva faceta del alfa que le daba curiosidad explorar y le enternecía.

Le gustaba estar pegado a él todo el tiempo y sufría si no era así. El primer día de prácticas de la pre temporada, acordaron que solo Max saldría a probar el auto y a Sergio lo pusieron a grabar algo de contenido y hacer otro tipo de cosas, además estuvo en una junta porque estaba en puerta el contrato de Ford que se estaba dando a través de la gestión de su compañía para Red Bull y por supuesto, comenzarían las pláticas de la renovación de su contrato.

Sin embargo, tuvieron que parar esa junta porque les avisaron que Max se había puesto mal y que estaba como loco incontrolable.

Sergio había tenido una incomodidad en el pecho durante el inicio de la reunión, pero se incrementó poco a poco y pidió que le dijeran si algo estaba sucediendo con Max, así que en cuanto le habían dicho que el alfa se había puesto mal, les pidió que postergaran la junta para poder ir a ver a Max.

Corrió hasta el garaje de Max solo para encontrarlo gruñéndole a GP y a Rupert quienes trataban de tranquilizarlo y de no dejarlo salir del garaje o alguien en definitiva iba a verlo, del lado de la entrada del garaje los mecánicos de Max hacían una barrera para evitar ojos curiosos y evitar que el alfa saliera por ahí.

—Max, ¿qué estás haciendo? —Checo estaba muy preocupado, había cosas tiradas por todos lados y aunque el equipo temía enfrentar alguna clase de herida física por parte de Max, notaba que su estado no era normal y los que eran alfas lo explicaron a los demás para que siguieran apoyando aún cuando el alfa estaba así.

Parecía más una bestia herida que furiosa, pero aun así tenían precaución.

El alfa fue hacia el omega, su expresión de dolor y confusión preocupó a Checo quien lo recibió en sus brazos prontos y casi cae de bruces con el alfa porque tenía fiebre y estaba pálido.

—¡Max! ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! ¡Maxie! —Trató de sujetarlo y de no dejarlo caer con fuerza, aunque fue difícil sostenerlo por un momento.

—¡Solo betas! —Dijo GP quien trató de no acercarse, dos mecánicos de Max que eran betas se acercaron a ayudarle y los ayudaron a sentarse en el suelo.

Checo usó su aroma para tranquilizar a Max hasta que el servicio médico llegó para atender al alfa. Lograron llevarlo hasta su habitación de descanso donde desafortunadamente terminó vomitando por la tensión a la que estuvo sujeto y el doctor que le revisó en la bahía médica declaró que había tenido un ataque de ansiedad desencadenado por la separación del omega por tanto tiempo. Su unión era muy reciente y el alfa estaba en su época de anidación, tenían que ser más conscientes de los efectos de esto cuando se separaran por periodos largos de tiempo, una de los tratamientos para esa época eran los calmantes y ansiolíticos, sin embargo, debido a su trabajo, Max no podía consumir ninguno de los dos, por lo que deberían hacerlo a la antigua, con el omega marcando al alfa con su aroma para ayudarlo a relajarse en caso de ansiedad.  

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

Así que esta era su nueva vida, no podía decir que estaba del todo acostumbrado, pero era fácil, navegar su relación con Max era más fácil de lo que se hubiera pensado, aún faltaban muchas cosas que pasar, muchas cosas en las cuales estar de acuerdo, cosas que tendrían que esperar debido a que la temporada estaba iniciando y tomaría mucho de ellos, pero estaba seguro que poco a poco irían estableciendo los cimientos de una relación especial y única, después de todo tener la marca de Max en el cuello se sentía como la cosa correcta que debió haber hecho.

Apagó la televisión cuando notó que Max ya se había dormido y dejó el control a un lado y apagó la lámpara de la mesita de noche para recostarse con Max de forma adecuada y descansar, la primera carrera del año estaba a una semana y ellos debían encontrar antes de eso el balance adecuado para que Max no sufriera durante todo ese fin de semana.

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

Sergio Pérez @SChecoPérez

Noche especial contigo. Vamos a por Baréin. @Max33Verstappen 🖼

   

↳ Gabriel Hernández @GaboHJ

HOY VI AL AMOR DE MI VIDA, TAN FELIZ COMO NUNCA BESANDO AL AMOR DE SU VIDA. 💔💔

↳Juan Carlos @AlphaCarlos11

LO MIRABA DE LA MISMA FORMA QUE ANTES ME VEIA 💔

↳Hidalgo Carvajal @Checomiomega

YA ENTENDÍ QUE ESTÁ GUERRA LA TENGO PERDIDA… 💔

↳ Fernando Fernández @FernandoF1

PORQUE EL AMOR DE MI VIDA!! ME DIJERON POR AHÍ QUE CON OTRO ESTÁ HACIENDO SU VIDA!! 😭💔

↳ Güero Sánchez @SanchezGuerra

Si les digo que quiero que sea feliz, mentiría!! 💔 Pinch* Verstappen!! El campeonato no te era suficiente?? Tenías que agarrarte a nuestro omega???

 

Oracle Red Bull Racing @redbullracing

En la familia Red Bull estamos muy emocionados por confirmar al público y a los fanáticos del equipo la unión de nuestros pilotos Max Verstappen y Sergio Pérez quienes han decidido comenzar una vida juntos en compañía de sus seres queridos. De esta forma les pedimos su comprensión a la privacidad de nuestros pilotos y que demuestren su cariño y respeto por la nueva pareja teniendo en cuenta este periodo tan importante en su relación. Estamos seguros de que los fans están tan contentos por ellos como lo estamos en la familia Red Bull. ¡Enhorabuena! @Max33Verstappen @SChecoPérez #Chestappen #LoveAlwaysWins #JustMarried

 

Notes:

El útlimo X de Red Bull se contesta en los comentarios. A responder como si Red Bull neta hubiese publicado eso. ≧◡≦
Cuando estaba pensando en user que poner, para no quebrarme la cabeza decidí usarlas a ustedes. xD Ojalá les haya hecho justicia a todes!
Es mi primera vez usando imágenes en un Fanfic, pero de verdad que tenía muchísimas ganas de hacerlo!

Chapter 11: Lewis Hamilton

Notes:

Hello (✿◠‿◠) Lamento que este capítulo sea corto, creo que me encuentro en un bache difícil, no de inspiración, que tengo mucha, pero he estado muy cansada por el trabajo y los dolores de mi brazo han vuelto, sigo con los dedos hinchados y escribir ha sido difícil. Este capítulo me encantó, creo que quedó excelente. ≧◡≦ Así que espero que a ustedes también les guste.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Capítulo 11. Lewis Hamilton

Semanas atrás…

—Primero que nada, déjame realmente disculparme por la forma en la que sucedió todo. Yo sé que fue la cosa más informal de todas, pero no podía zafarme de los compromisos que ya tenía y cuando mi abogado me avisó de la notificación, fue todo un caos que apenas podía resolver por videollamadas. No quiero darte más excusas, pero tampoco quiero hacer como que nada de eso sucedió y no fuese la cosa más grosera que pude hacer.

Checo sonrió y negó con la cabeza al escuchar a Lewis disculparse, el británico parecía preocupado por no ser tomado seriamente o demasiado grosero, aunque a él realmente no le importaba esa situación, no cuando sabía que no provenía de la malicia. Todos estaban buscando una salida rápida a eso y no juzgaba a Lewis.

—Descuida, sé que eres una persona muy ocupada. No me molesta que haya sucedido así, honestamente es casi normal.

—Sí, pero no es lo ideal, por eso quise verte cuanto antes llegara aquí. —Lewis recargó sus brazos sobre la mesa. Estaban en una cafetería elegante y tranquila, en un balcón que ofrecía cierta privacidad y buena vista. El lugar estaba solo, porque Lewis lo había reservado para poder tener un momento a solas con Checo.

—Y yo acepté venir a verte porque tengo algo que decirte, de frente, también. —El omega estaba un poco nervioso, podía decirse debido a su aroma ya que no estaba usando parches bloqueadores. Aunque él y Lewis se conocían desde hace mucho, aquella situación era difícil, se sentía apenado de rechazarlo tan abiertamente. Los rechazos y las situaciones emocionales en definitiva no eran lo suyo.

—Ya lo sé, mi abogado me lo dijo, al principio pensé que fue por la informalidad de la petición, pero ahora que estamos aquí, quiero saber por qué. —El alfa, con su forma tan tranquila de hablar y su forma tan directa de mirarlo, lo ponían nervioso, más de lo que estaba. Le dio un trago a su café para tranquilizarse. —Sé que tú y yo jamás tuvimos algo serio, ambos estuvimos de acuerdo en que lo que pasó entre nosotros fue casual y amistoso, quizá cosa de la borrachera que nos metimos, o tal vez tensión sexual no resuelta, pero pensé que no teníamos problemas por eso.

—Y no lo tenemos, no me malentiendas. Rechazar tu petición de cortejo no tiene nada que ver con lo que sucedió entre nosotros en ese entonces. Ambos estábamos bien con que fue algo pasajero y casual, te aseguro que no hay ningún sentimiento herido debido a eso. —Se apresuró a aclarar aquello, aunque estaba seguro de que probablemente Lewis lo sabía, solo quería encontrar respuestas.

—¿Entonces? Creo que tú y yo podríamos ser una buena pareja, nos conocemos de mucho, hemos tenido una buena amistad y nos conocemos en la cama también, ¿qué es lo que te hizo rechazar mi propuesta?

La pregunta tan directa hizo que se le calentara la cara a Sergio, sentía las mejillas arder y seguramente se notaba, incluso soltó una suave risa de nervios.

—También creo que coincidimos en eso… honestamente, nos fue bien en esas veces, ¿no es así? —Mordió su labio inferior, riendo. Recordaba esas veces que había estado con Lewis. La primera había sido pura tensión sexual, resuelta después de embriagarse juntos, las otras dos veces habían sido por mero gusto y después Lewis había comenzado una relación con alguien y Checo también, nunca hubo sentimientos heridos, el cariño y respeto era mutuo, era dos personas adultas que habían tenido sexo y lo habían disfrutado, era todo.

—Sí, a decir verdad, sí. —Lewis también se rio, recordando aquellos tiempos.

—Pero esa no es la razón por la que voy a rechazarte, Lewis. Estoy seguro de que habríamos sido una buena pareja, solo que… hay alguien más.

Lewis se recargó en su silla y miró sus manos un momento, se mecía suavemente, como asintiendo o comprendiendo lo que Sergio le estaba diciendo, luego su mirada se dirigió de nuevo al omega y lo analizó por unos segundos.

—Es Verstappen, ¿cierto? —Checo apretó suavemente sus labios y esa mueca se convirtió en una pequeña sonrisa, quizá coqueta, quizá traviesa. —Entiendo que quieras comer colágeno, honestamente, ¿pero él? —La mueca en desacuerdo que hizo Lewis, provocó que Checo se ofendiera, aunque estaba fingiendo.

—No seas grosero, ¿a qué te refieres con que “él”? —Se recargó en su silla, relajado al notar que Lewis se estaba tomando aquello de forma tranquila, le preocupaba mucho perder su amistad con el británico, quería que todo fuese como antes. Antes de aquella estúpida notificación.

—Pensé que tenías mejores gustos, es decir, mírame —Usando sus manos el alfa se señaló a sí mismo, Checo torció los ojos.

—Eres un ególatra.

—Soy mejor para ti y lo sabes, soy un alfa experimentado, podría hacerte muy feliz, Chequito, te lo prometo. Te haría el omega más feliz, hasta en la cama y lo sabes.

El omega bufó y puso cara de incredulidad de lo ególatra que Lewis era, aunque realmente le divertía todo lo que decía. También se puso rojo, sabía de lo que el alfa era capaz.

—Eres un alfa con mucho ego. No fuiste tan increíble en la cama, no te enaltezcas tanto.

—¿Te recuerdo cómo estabas mordiendo la…

—¡Ya, ya! ¡Para! —Checo se cubrió el rostro con ambas manos, recargando sus codos en la mesa y riéndose de lo nervioso que aquello lo ponía. Lewis bebió de su café, riéndose por igual, contento de provocar aquella reacción.

—¡Ok! ¡Pero eso no es…! —Bajó su tono de voz cuando notó que la elevó demasiado. —Eso no lo es todo y lo sabes…

Mantuvieron un pequeño silencio, ambos bebieron de sus respectivas tazas.

—Se nota que te quiere. No es muy discreto cuando te mira. Solo que pensé que no tendría el valor de actuar, después de todo ¿no salía con la hija de Piquet? Pensé que seguía con ella.

—No, no, ellos terminaron hace mucho. No lo sé, Max es… Max… —Se encogió de hombros, no sabía cómo explicarlo.

—Te mira demasiado, es como si el fuese una polilla y tu la luz a la que sigue, a todas partes. A veces es chistoso, sobre todo porque tú nunca te das cuenta.

Esta vez el sonrojo del omega se debió a pensar en Max mirándolo. Quizá era cierto lo que Christian le había dicho, después de todo.

—Cuando escuchó que habías solicitado cortejarme formalmente, se ofreció a casarse conmigo casi sin pensarlo. Ahora que lo pienso, es bizarro, a decir verdad. En unas horas mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, a Max le tomó quince minutos decidir que quería casarse conmigo y todavía no se ha arrepentido.

—Y no creo que lo haga, si algo tiene ese bastardo es que no se rinde, ya te tiene, no creo que quiera soltarte. —El tono de Lewis denotaba cierta molestia.

—Sigo creyendo que debería arrepentirse… es joven aún. ¿Qué tal si se arrepiente cuando ya estemos enlazados? No creo que pueda vivir con esa miseria… verlo como me engaña con alguien más… sería difícil. No quiero un matrimonio así.

—¿Crees que haga algo como eso?

—No lo sé… Lo vi aguantar a Kelly durante lo peor de su relación y nunca lo vi coquetear con alguien o aceptar a cualquier omega cerca de él. No me da la impresión de que sea la clase de alfa que haga eso, pero no estoy seguro.

—¿Y entonces por qué quieres arriesgarte con él? —Lewis frunció el ceño, confundido.

Sergio le dio un último sorbo a su taza, como si quisiera aplazar responder esa pregunta y entonces Lewis enarcó una ceja.

—No…

—Es que…

—No me digas que ese “cara de Sid” te gusta.

—Eres un grosero. —Checo frunció el ceño, pero honestamente recordar que a Max le habían comparado con Sid de la película “La era de hielo” le provocó reírse.

—Tú le das entrada a cualquier cosa, ¿no? Tienes unos gustos extravagantes que me sorprenden.

Checo se rio más fuerte y Lewis negó con la cabeza, mostrando fingida decepción.

—No puedo creer que me estés rechazando por él. Es un golpe a mi orgullo, sabes que Fernando se va a burlar, ¿cierto?

—Eso no va a ser mi culpa, además ¿qué te puedo decir? Me gustan los campeones. —Bromeó con su sonrisita coqueta y Lewis torció los ojos.

—Yo tengo más campeonatos que Max, y te he hecho venirte más veces que él.

—Ya, no digas esas cosas. —Le recriminó, sonrojado nuevamente.

—Apuesto a que podría volverlo a hacer.

—¿Ganar otro campeonato? —Jugó el omega, retador.

—No… hacer que te vengas. —El alfa se relamió los labios, mirando con deseo al omega y Checo solo soltó una risa socarrona y muy cómodo se recargó en la silla en la que estaba, miró hacia dentro de la cafetería donde no había nadie. Al menos nadie escucharía las cosas que se estaban diciendo.

—Tienes la mala suerte de que me criaron para ser un omega muy fiel…

—Si no tienes por qué serle infiel.

—Él va a ser mi esposo.

—¿Y qué? ¿No quieres un novio?

—¡Eres un idiota! —Checo soltó una carcajada, el alfa podía saborear en la lengua las hormonas felices del omega.

—Solo digo que, si te quiere lo suficiente, debería de dejar que tengas un novio, te mereces ambos.

Se rieron juntos por unos momentos, Checo soltó un suspiro, aun con una sonrisa enorme. Le parecía perfecto que aquello hubiese salido tan bien entre ellos.

—Ojalá que ese idiota de Verstappen sepa hacerte feliz. Y si no lo hace, no dudes en decírmelo.

—Descuida… creo que solo tengo dudas por la presura de todo, pero… creo que Max es la decisión correcta. No sé… solo lo siento.

—No puedo esperar para ver lo delicioso que te vas a poner al comerte ese colágeno, lástima que no voy a poder probarlo.

—Si ustedes los alfas no fueran tan territoriales y cabeza hueca. —Se mordió la lengua suavemente en una mueca entre inocente y coqueta, Lewis no podía creer lo que el omega estaba insinuando.

—Y todavía hay gente que dice que eres un omega tan inocente y criado a la antigua.

Ambos se despidieron después de una conversación larga y tendida, para Sergio se sintió como todo un logro el conservar la amistad de Lewis y que no hubiese sentimientos heridos entre ellos debido a la decisión que estaba tomando. El alfa tendría que buscar a alguien más para poder presentar su propio registro civil, pero apoyaba por completo a Checo a buscar la felicidad con quien él quisiera. Admitió estar celoso de Max, después de todo Checo le había parecido su única opción porque era un omega excepcional al que apreciaba como amigo y al que respetaba como piloto, habían tenido algo de historia y compartían un cariño que probablemente hubiese hecho funcionar la relación. Sin embargo, podía notar que el corazón del omega estaba decidido y no podía competir contra eso, le quedaba aceptar la derrota y desearle lo mejor.

Antes de salir del edificio, se abrazaron con cariño, Lewis intentó no pegarle su aroma pese a lo feliz que estaba de tenerlo en sus brazos, de haber hablado con él.

—Te deseo lo mejor, Chequito. Quiero que seas muy feliz con el idiota de Sid.

—No le digas así. —Checo le dio un golpe en el hombro, Lewis se rio, pero le sujetó del mentón con su mano, teniendo cuidado y le besó, tomándolo por la cintura.

Al principio el omega se resistió, pero cedió pronto, relajándose en el agarre y aceptando los labios de aquel alfa por última vez.

Lewis sabía a café dulce, olía a frutos rojos maduros que podía saborear en su lengua al probarlo. El beso fue tranquilo y cariñoso, el alfa siempre le besaba con una pasión que lo mareaba, era un buen besador, le provocaba suspirar.

El separarse fue difícil, aquel dejó cortos besos en sus labios antes de separarse por completo de él, Checo estaba sonrojado y atontado.

—Tenía que hacerlo… al salir de aquí serás de él por completo.

—Lo sé…

 

· · ────── ·𖥸· ────── · ·

 

Semanas después…

—El colágeno te está haciendo bien, por lo que veo. —La voz de Lewis le hizo levantar la cabeza del iPad donde estaba revisando información del balance del auto, sonrió al ver al alfa quien se acercó y tomó asiento en la mesa en la que el omega estaba.

—No digas eso o lo vas a invocar. —Bromeó con la sonrisa que le caracterizaba.

—Escuché que está en su periodo de anidación, ¿cómo te va con eso?

—Es un reto, pero estamos bien, me preocupa que le gane la ansiedad, pero está mucho mejor.

—Si antes ya era mucho cómo te seguía ahora es peor. No puedo decir que me sorprende lo mucho que estalló la noticia en redes.

—Era necesario, con lo delicado que está, el equipo teme que suceda algo, sabes que es muy reactivo, así que queremos que todos estén conscientes de que está en su periodo de anidación y que acercarse bruscamente no es buena idea. Estoy pensando en comenzar a gritar “No amistoso” cada que alguien se acerca.

Lewis soltó una carcajada debido a eso, se imaginaba a Max teniendo que usar uno de esos chalecos rojos que decían “I’m a nervous dog”.

—Mierda… eso fue chistoso. Bien… ¿y dónde está ahora? No quiero que me vaya a saltar encima porque vine a saborear lo bien que se ve su esposo.

—Está haciendo una entrevista, descuida, aún le falta un buen rato a eso. Tenemos un horario, cada hora tenemos que vernos por lo menos cuando nos tocan deberes separados, o si no se le sale lo alfa y le gruñe a medio mundo.

—Es divertido… es como un cavernícola.

—Así es… mi cavernícola favorito. —Apagó el iPad y lo guardó en su mochila, seguro que no faltaría nada para que Alice apareciera por él ya que tenía cosas que hacer también, solo había tenido un espacio de descanso de quince minutos por eso estaba ahí sentado en el área de comedores libres.

—Espero que no se le esté saliendo lo alfa contra ti. —Sus palabras fueron cuidadosas, pero claras y Checo negó con la cabeza, sabía que cualquiera tendría esa preocupación, incluso Christian le había preguntado si lo alfa solo se lo reservaba para otras personas. La cantidad de veces que había tenido que aclarar que Max era nada más y nada menos que un leoncito dulce y empalagoso, era absurda.

—No tienes porqué preocuparte, conmigo es un cachorrito, le gusta estar pegado a mi solamente y es muy dulce.

—Ah… bastardo suertudo. —Lewis negó con la cabeza, Checo le dio una palmada en el hombro. —¿Y para cuando vas a darnos el placer de verte esperando un cachorro?

El omega torció los ojos de forma irónica y negó con la cabeza fuertemente.

—¡No muy pronto! —Afirmó y Lewis puso una mueca decepcionada.

—Tienes que apresurarte.

—¿Qué tienes con que tenga un bebé? Recuerdo que tu solicitud de cortejo decía que querías dos hijos tan pronto nos enlazáramos. ¿Por qué tan repentino lo de tener bebés?

Lewis se encogió de hombros, muy bachiller, parecía divertido por todo eso. Checo entrecerró los ojos, esperando una respuesta coherente.

—Es un fetiche, no puedo esperar a verte preñado, seguramente vas a verte hermoso y las tetas te van a crecer...

—¡Oh, por dios, Lewis! —Se cubrió el rostro con ambas manos después de escuchar semejante declaración. El alfa solo siguió riéndose. Si Max les escuchaba, aunque fuese un poco, seguramente estaría muy enojado.

—¿Qué? Es la verdad. —No parecía avergonzarse el alfa de decir tal cosa.

—Eres un pervertido, dios. —Checo se quitó las manos de encima.

—No puedes culparme, ya me gustabas desde antes, ahora que eres ajeno, me dan unas ganas de…

—De tratarme de forma respetuosa y de recordar que tengo un alfa, Lewis, por favor. —Le marcó un alto, aunque la situación le parecía graciosa.

—¡Bah! Le quitas lo divertido.

—Tengo que irme, ya para, por favor. —El omega tomó sus cosas, no estaba molesto con Lewis, solo que Alice estaba esperándolo, pero no se acercaba porque estaba hablando con alguien por teléfono.

—Lo lamento, perdóname. Ya voy a parar. —Lewis también se levantó. Tampoco se acercó a abrazarlo ni nada por el estilo, respetaba mucho a Checo y sabía que el omega se divertía con sus ocurrencias, pero estaba muy seguro de dónde estaba su lugar. Además, no quería a Max detrás de él con intenciones asesinas.

—Te veo por aquí, entonces. —Checo le sonrió una última vez y se marchó. Lewis no pudo evitar mirarlo mientras se iba, realmente estaba radiante, parecía contento y había un ligero brillo que parecía hacerlo ver más hermoso de lo que estaba y olía a dulces manzanas, combinadas con un aroma cítrico que lo protegía.

—Maldito bastardo suertudo… —Murmuró para sí mismo. Después de todo, no tenía porqué fingir que envidiaba a Max, aunque fuese un poco. Bueno, quizá mucho.

Notes:

Seguiré trayendo actualizaciones semanales, quizá sean capítulos cortos, pero mi compromiso es actualizar cada semana. Me siento tan mal, tengo muchas ideas que quiero escribir, solamente que físicamente me es imposible. .・゜゜・(/。\)・゜゜・. Trataré de seguir trayéndoles Chestappen de calidad.
Y solo por aclarar, por si es confuso: La primera situación con Lewis sucedió antes del viaje a México, cuando Max y Checo apenas iban a firmar el contrato pre nupcial. La segunda situación es en el inicio de temporada, cuando ellos ya están casados y enlazados.

Chapter 12: Los tres McLaren

Notes:

Honestamente andaba muy bajoneada por lo que pasó en el GP de México y encima ando enferma de gripa, no salgo de una que ya estoy entrando a otra. JAJA Pero hoy encontré la inspiración para escribir y bueno, que mejor con algo de trama con los niños McLaren y un bonus. c: Espero que les guste este capítulo.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—Gracias por aceptar venir.

—Gracias por invitarme.

—Sé que son unos días difíciles para ti, así que no quiero quitarte mucho tiempo.

—Descuida, tenemos una media hora tranquila antes de que se ponga ansioso y venga a buscarme.

Oscar suspiró con fuerza y se acomodó en su silla, estaba un poco incómodo por todo eso y nervioso, aunque trataba de mantener su siempre tranquila apariencia.

Había invitado a Checo a tomar algo para poder platicar, había insistido mucho durante las vacaciones de que le diera una oportunidad al menos de hablar frente a frente, pero por cuestiones de horarios, tiempos y distancias, no habían podido concretar nada y ahora tenía que vivir con el hecho de que había llegado demasiado tarde.

El omega lucía de forma libre y orgullosa la marca de su cuello. Oscar sentía una tremenda envidia.

—Sé que rechazaste mi propuesta y lo entiendo, ahora no hay nada que pueda hacer, ¿cierto? Pero todavía quería hablar contigo, me siento con la responsabilidad de hacerlo, después de todo, yo sé que, por la distancia y las responsabilidades, el ir a verte no fue posible, pero al menos pensé que podría tener algo de tiempo para verte de frente y pedírtelo formalmente.

Checo estaba ligeramente sonrojado, porque la forma tan directa y seria de Oscar le sorprendía, de forma positiva, y lo dejaba con una sensación extraña de nervios.

—Quisiera decir que lamento que las cosas hayan pasado así, pero en realidad no sé qué decirte, Oscar. Me parece halagador que me hayas considerado como un omega óptimo para ti y que hayas decidido mandar una solicitud de cortejo cuando es una decisión muy seria y madura para ti.

—Sé que puede ser extraño para ti, por eso quería hablarlo de frente contigo. Creo que es obvio que me gustas, siempre consideré que eras un omega hermoso, fuera de lo convencional de omegas que conozco, así que simplemente no pude impedirle a mi alfa el buscarte y me enamoré de ti. —Checo apretó suavemente sus labios, era la primera vez que veía a Oscar teniendo una reacción como la que tenía ahora, sus mejillas pálidas coloreadas de un rojo furioso, pero de cualquier manera le estaba mirando de frente al confesarse de forma tan directa y honesta.

Tuvieron una pequeña pausa porque una chica beta se acercó a dejarles sus bebidas, estaban en el restaurante del hotel donde se estaban hospedando, y aunque había gente, pudieron tener una conversación discreta, en la mesa contigua los estaban esperando la seguridad de McLaren y de Red Bull, quienes prevenían que cualquiera se les acercara o les tomara fotos.

Después de agradecer a la chica, volvieron a su conversación. Oscar había tomado esos momentos para relajarse y bajarse el sonrojo de la cara.

—Como dije antes, me parece halagador que me consideres de esa forma, pero no entiendo por qué, soy mucho mayor que tú, demasiado mayor que tú. —Hizo énfasis en “demasiado”, porque si la diferencia de edad con Max ya le parecía grande, con Oscar era un abismo.

—La edad es solo un número y no puedo ocultar lo que siento por ti, tal como Max no lo ha hecho nunca. ¿Qué lo hace diferente a él de mí?

—Oscar… no es una competencia, de verdad. Max es… con Max las cosas fueron diferentes.

—También tienes una gran diferencia de edad con él, entonces ¿por qué él y no yo? Sé que apenas estoy haciéndome de un nombre en este deporte y que probablemente no podría ofrecerte lo mismo que Max pero…

—Te voy a detener ahí porque esto no tiene nada que ver con eso. Oscar… soy un omega muy mayor para ti, tú aún eres joven y créeme, eres muy apuesto, eres un buen alfa y puedo ver que eres alguien recto, que te gusta aprender, eres centrado y listo y si vine hoy fue simplemente para darte un cierre de forma amable y respetuosa, no quiero que te enfoques en lo que pudo ser.

—¿Qué fue diferente con Max? —La pregunta tomó por sorpresa nuevamente a Checo, no se esperaba que lo hiciera, así que tuvo que pensar un momento.

—Creo que… al final de cuentas, con Max tiene que ver el hecho de que me gusta también. Supongo que mi omega lo sentía y pasar tanto tiempo con él hizo fácil que conectáramos.

A diferencia de otros, Oscar no intentó refutarlo, ni ponerle peros, mucho menos cuestionarlo con ironía, tan solo lo aceptó, asintiendo, como si estuviera de acuerdo.

—No le caía bien porque se daba cuenta que te seguía. Así que, aunque era respetuoso, no era del todo amable porque no quería que yo me acercara a ti. No sé si realmente no te dabas cuenta o solo lo dejabas pasar. Al principio pensé que ustedes dos tenían una relación y que por eso él actuaba de esa manera, se lo pregunté a Lando y él se rio, dijo que no era posible, pero supongo que no quería aceptar el hecho de que Max pudiera fijarse en ti.

—Todos dicen eso, pero siempre pensé que Max era así con todos. —Se encogió de hombros, algo apenado de que todos siguieran diciendo eso. Al parecer todo el mundo se daba cuenta de cómo era Max con él, excepto él mismo.

—Te ves muy bien con él. Te veo feliz y radiante. De verdad, espero que él te haga feliz y tengas una buena relación sana y duradera con él. —Oscar apretó ligeramente sus labios, Checo no podía verlo, pero debajo de la mesa también estaba apretando sus puños sobre sus rodillas.

—Gracias… yo espero que tus sentimientos sobre mí pasen pronto y no te hagan daño. Tienes toda una vida para encontrar a alguien que reciba tus sentimientos y te de los suyos. Estoy seguro de que será así. Lamento no poder corresponderte, pero estoy muy halagado de que un alfa tan maduro como tú se haya fijado en mí.

—Si hubiese tenido la edad de Max, ¿me habrías considerado? ¿Habrías considerado mi propuesta un poco más seria? ¿Me habrías dado la oportunidad de cortejarte?

—Quisiera decir que no, pero sí, quizá sí, Oscar. Con Max tampoco fue fácil aceptarlo por el tema de su edad. Aún creo que tenía mucha juventud por delante, pero… no lo pude hacer cambiar de opinión.

—Yo tampoco lo hubiera hecho, a menos que me rechazaras firmemente.

—Tienen eso en común, supongo. —Checo terminó su té y suspiró más tranquilo, aliviado de que aquella conversación haya ido bien. Oscar era una persona tranquila y racional, muy maduro para su edad, así que consideraba que era alguien con quien podía tener una buena conversación para darle un cierre respetuoso a esa situación.

—Gracias, por decirlo. Sé que ahora ya no se puede hacer nada, pero saber que pudiste haberme elegido, que me hubieras dado la oportunidad, con eso es con lo que me quedo.

El móvil de Checo sonó con una notificación que se apresuró a abrir y al notar que se trataba de lo esperado, tuvo que apresurarse.

—Bien, lo siento, pero tengo que dejarte.

—Descuida, gracias por aceptar hablar conmigo.

Ambos se levantaron de la mesa y Oscar le ofreció su mano de forma amable, pero Checo lo tomó del brazo y lo acercó a darle un abrazo afectivo. El alfa no lo rechazó, incluso lo apretujó con cuidado entre sus brazos y se permitió aspirar su aroma, el omega se lo permitió mientras palpaba su espalda. Sin embargo, Oscar fue respetuoso y el abrazo duró poco, se separó de él tomando un paso atrás y guardando sus manos para él, Checo todavía le acarició la mejilla.

—Un día te vas a reír al recordar que te enamoraste de alguien viejo como yo.

—Te puedo asegurar que no.

—Nos vemos, Oscar. —Checo sonrió tras las palabras del alfa. Cualquiera que obtuviera el corazón de ese chico, iba a tener a un alfa muy bueno y respetuoso.

—Nos vemos… —Ver cómo se iba el omega hizo a su alfa aullar dentro suyo, pero estaba seguro de que lo iban a superar, necesitaba mirar hacia adelante y superarlo. No le quedaba más.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Checo miraba su móvil por si recibía más notificaciones, el elevador no iba lo suficientemente rápido como para su gusto, pero tenía que ser paciente; quizá era solo él y los nervios que le provocaban que Max hubiera despertado. Eso y que esos edificios tenían un millón de pisos que le desesperaban.

Tenía en la habitación un sensor de movimiento que el equipo le había conseguido para Max. Técnicamente era un monitor de bebé, pero le ayudaba a saber cuando Max se despertaba de sus siestas y de estar ahí para él o se ponía un poco ansioso, quería evitarle los ataques de ansiedad, además de que se mordisqueaba los labios con los colmillos de fuera, así que se hacía daño.

Por fin el elevador se abrió y salió rápidamente directo hacia su habitación, con la tarjeta del cuarto en mano. Al menos no olía a Oscar o eso es lo que pensaba porque sabía que el alfa no haría nada grosero como usar su aroma sobre él, pero aún así sería mejor si se quitaba la chaqueta antes de entrar. Lo que no se esperaba era encontrarse con Lando ahí, le dio mala espina cuando el alfa le miró y sonrió de forma socarrona, tal como siempre lo hacía.

Ahora, no es que Lando le cayera mal, en realidad ni siquiera le importaba su presencia o le molestaba, algunas veces habían conversado de forma amable y amistosa, así que no creía que tuvieran mala relación, sin embargo, Lando se había tomado personal el hablar de él en momentos en los que ni siquiera venía a colación. Había sido inevitable el leer sobre las cosas que decía de él o ver sus entrevistas, después de todo esa información corría rápido, así que de todas las solicitudes de cortejo que había recibido, la de Lando era la que le había parecido más rara, porque tenía la impresión de que no le caía muy bien y que a pesar de las pláticas buenas o de los momentos amables compartidos, Lando simplemente estaba siendo cortés y en realidad no lo soportaba.

Parte de él entendía que Lando quisiera hablar de él, en un deporte como en el que estaban todo era competencia. Seguramente como todos, quería su asiento, o quería causar polémica o le que fuera, así que no se preocupaba de lo que decía sobre él.

—Vine a verte, ya toqué varias veces, pero nadie contesta. —Dijo con una sonrisa que a Checo le pareció falsa.

—Ah, tú fuiste quien despertó a Max.

—¿Lo desperté? ¿Cómo sabes? —Alzó una ceja.

—No importa, ¿necesitas algo?

—Sí, quería hablar contigo. No pensé que estarías en el mismo cuarto que Max. —Checo quiso torcer los ojos de lo irónico que estaba siendo Lando, pero no le dio la satisfacción de verlo reaccionar.

—No es muy inteligente de tu parte venir a buscar a un omega al cuarto que comparte con su alfa que está en periodo de anidación, ¿sabes lo peligroso que es Max en esta época? ¿Qué crees que pasaría si se levanta, se da cuenta que no estoy y encima abre la puerta y tú estás aquí? Lando… Max desconoce hasta a Christian porque huele a su esposo y tú te arriesgas a venir aquí.

Lando chasqueó la lengua y se cruzó de brazos.

—Estás exagerando.

—Con gusto te dejo pasar y que lo veas por ti mismo. —Levantó la tarjeta de su cuarto y Lando bajó los brazos, quizá sintiendo un poco el pánico.

—De cualquier manera, no estaba aquí para verlo a él, estaba aquí para verte a ti.

—Para eso existen los teléfonos móviles, Lando. Pudiste haber llamado o mandado un mensaje. Era mejor a que te arriesgaras.

—Bien, como sea, ¿puedo hablar contigo ahora? —El alfa parecía impacientarse, Checo miró su móvil por un momento y suspiró.

—Ok, dime qué necesitas.

—Me gustaría que hiciéramos esto en un lugar menos impropio, por eso vine a verte, quería invitarte a salir. Ya que estamos aquí y podemos vernos.

—No creo que sea posible. Max no lo iba a aceptar en estos momentos y no quiero ponerlo en un estado ansioso, estoy tratando de mantenerlo lo más tranquilo posible.

—Pensé que lo del periodo de anidación era un invento.

—No, no lo es. Es algo muy delicado. No tengo mucho tiempo, Lando.

—Lo siento, lo siento. Solo quería disculparme por la forma en la que sucedió todo. La solicitud de cortejo y eso.

—Sí… fue extraño. No entiendo por qué me mandarías una solicitud de cortejo.

—¿Por qué? —El alfa estaba extrañado, Checo frunció el ceño.

—Porque se ve que claramente no te agrado, así que mandar una solicitud de cortejo fue algo extraño de tu parte.

—Claro que me agradas, Checo. —Parecía ofendido por la suposición, pero el omega no podía entender cómo.

—No lo parece, pero como sea. No te preocupes por lo de la solicitud, ya pasó, no hay nada de qué disculparse. —Quería finalizar esa conversación porque le preocupaba que Max se despertara, y justo recibió una notificación de movimiento así que era mejor si terminaban de hablar ahí.

—Sé que no fue la mejor forma de expresarlo, pero realmente quería por lo menos hablarlo contigo. —Lando cambió su tono, ahora parecía algo apenado, pero Checo ya estaba un poco impaciente como para que le importara.

—No te preocupes, de verdad. No hay nada de qué hablar, hayan sido como hayan sido las circunstancias, todo sigue normal entre nosotros, de verdad.

—No hubiese querido que fuera así, de verdad me gustas, no sé ni por qué elegiste a Max. Si me hubieras dado la oportunidad…

—Lando, no se trata de eso, te lo puedo asegurar, haber aceptado a Max no tiene nada que ver con ustedes, ni contigo ni con Oscar.

—Sí, sé que ese idiota te envió una solicitud de cortejo también. —Volvió a cruzarse de brazos y frunció el ceño. Checo solo pudo suspirar.

—Mira, de verdad, no pasa nada. ¿Está bien? Fue algo que ya pasó, no hay malos entendidos ni sentimientos heridos entre nosotros, así que dejémoslo por la paz.

Checo se giró para abrir la puerta, pero Lando le detuvo tomándole del brazo, no lo hizo con fuerza, solo quería detenerlo, pero el móvil de Checo comenzó a recibir varias notificaciones.

—Por favor, espera.

—No, Lando. Hablaremos después, tengo que ver a Max.

—¿Por qué siempre lo eliges a él? ¿Por qué no te das cuenta que yo te miro también? Me gustas de verdad, no puedo creer que hayas dejado que él te marcara.

—Lando es suficiente. —Tiró de su brazo y este le soltó.

—Yo sería mejor alfa para ti que él.

—Lando…

La puerta se abrió de golpe, Checo se asustó al escuchar el gruñido que soltó Max cuando estuvo en la puerta, tenía los colmillos de fuera y de no haberlo sostenido, se hubiese ido contra Lando.

—¡Max! ¡espera! ¡Él no quiso decir eso!

—¡Deja en paz a mi omega! ¡Es mi omega! ¡Es mío!

—¡Santo dios, Max! ¡¿Qué carajos te pasa?! —Lando se hizo hacia atrás varios pasos, pero Max aun quería alcanzarlo y Checo apenas podía detenerlo.

—¡No te le acerques! ¡No quiero que te acerques a él! ¡Es mi omega! ¡Es mío! —Los gritos del alfa y sus gruñidos atrajeron a uno de los huéspedes quien asomó la cabeza de su habitación, era Toto. Sergio se sorprendió un poco porque no sabía que el director de Mercedes estaba hospedado ahí en el mismo piso.

—Usa tu voz de omega o no se va a calmar. —Aconsejó con mucha calma y para no provocar más al alfa, volvió a meterse a su cuarto.

Lando miraba todo con un nivel de perplejidad que lo dejó congelado.

Alfa, escúchame… vamos dentro, por favor. —Checo siguió el consejo y al notar que funcionaba, decidió continuar. Lando aún estaba parado ahí a unos pasos de ellos, mirando todo.

—Lando, ¡vete de aquí ya! —Le gritó el omega y eso lo sacó un poco de su estupor, hasta brincó del susto y solo asintió, marchándose lo más rápido que pudo.

Maldito Lando, ven acá. —Max trató de seguirlo, así que Checo tuvo que ponerle empeño a sus ruegos.

Alfa, nuestro nido está destruido… destruiste nuestro nido, ¿por qué? —Eso pareció desconectar a Max de sus deseos agresivos porque miró al omega quien parecía preocupado y triste, su aroma olía triste así que toda su concentración se fue hacía eso.

—No, no lo destruí, no es así. —Abrazó a su omega con aprensión, llenándolo de su aroma dulce a naranjas para calmarlo.

Lo destruiste, no quieres nuestro nido.

—¡No es así! ¡Amo nuestro nido! ¡Te enseñaré que está bien! —Le tomó de la mano y le llevó dentro de la suite para mostrarle que el nido estaba bien.

Lando se asomó desde el pasillo que llevaba hacia el elevador, se había quedado a escuchar todo porque le daba curiosidad. Se arrepintió de no haber grabado a Max para después burlarse de él, pero ahora sí se marchó de verdad.

Christian y Toto se asomaron de la puerta de su habitación, ambos muy poco impresionados de lo que acababa de pasar.

—Yo no era así.

—No, eras peor. —Horner negó con la cabeza y se metió de nuevo, el alfa enarcó una ceja y regresó también.

Dentro de la suite, Max había acaparado a su omega y lo había metido a su nido para mostrarle que estaba bien, que no estaba destruido, que adoraba su nido, en el proceso también le quitó la ropa y comenzó a pegarle su aroma y a besarle su marca, porque el arrebato contra Lando tendría sus consecuencias.

Checo comenzó a reírse cuando sintió el bajón de adrenalina, recordar la intervención de Toto le hizo reír muchísimo y la cara de Lando asustado porque no se creía que Max quisiera saltarle encima fue realmente épica y de retrato.

Le provocó demasiada risa todo el asunto, además que las cosquillas que le provocaba Max con sus besos bruscos le hacían reír más, hasta que la risa se convirtió en gemidos y parar al alfa fue imposible.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

2019

—¡Ya estás borracho, quítate! —La risa alta de Sergio podía escucharse desde el balcón. Ese día había sido demasiado divertido para ambos, Carlos estaba teniendo las vacaciones que había necesitado desde hace mucho y aceptar ir a México con Checo había sido la mejor decisión que había podido tomar.

Su familia le había recibido de forma tan amorosa, amable y abierta que lo había pasado increíble en esos días con ellos. Su amigo omega era una persona diferente cuando se explayaba en español y estaba en su país, su aura cambiaba y su aroma a manzanas siempre era dulce, no usaba sus molestos parches, ni su collar, lo que provocaba que su aroma lo envolviera y lo endulzara cuando estaban cerca.

Habían pasado todo el día en la playa disfrutando, comieron comida deliciosa cortesía de la mamá de Checo y mientras que todos se habían ido por tener compromisos, ellos dos se quedaron y siguieron la fiesta en la terraza donde habían estado bebiendo tequila preparado, disfrutando de música y de charlas en las que recordaron muchas cosas. Sin embargo, quizá se pasaron de copas, porque Carlos se estaba poniendo coqueto y cuando Checo intentó levantarlo para llevárselo a dormir, solo tropezaron y el alfa cayó encima del otro en uno de los camastros.

Terminaron riéndose a carcajadas mientras intentaban levantarse, ni siquiera sentían el dolor porque estaban ebrios.

—Nah, nah, nah, no voy a levantarme, ¡no estoy tan ebrio! Solo quiero olerte un poquito. —Carlos arrastraba las palabras, Sergio se rio atontado.

—¡No! ¡Ya en serio! Nada de que me quieres oler, wey. ¿Qué eres perro?

—Tal vez. —Intentó poner una mueca coqueta que solo provocó otro ataque de risa por parte del omega, pero como echó la cabeza hacia un lado, dejó expuesto su cuello y el español aprovechó para acercarse a esa zona y olerlo, poniendo su nariz sobre la glándula del omega quien intentó apartarlo nuevamente porque le ocasionaba cosquillas.

—¡Carlos, ya! —Rogó, entre risas, pero el alfa no hizo caso y siguió oliendo su cuello, hasta que no pudo evitarlo y usó su boca sobre la glándula del omega.

La música aún estaba sonando en la terraza, por lo que ocultó el gemido que el omega soltó cuando Carlos comenzó a usar su lengua sobre su cuello, provocándole toda clase de cosquilleos y nervios.

El alfa siguió hasta que había provocado que el omega fuese un desastre de gemidos y jadeos. Intentó cerrar sus piernas, pero Carlos le sostuvo y se colocó en medio de estas, empujándole desde la pelvis un poco. El besarse fue fácil y candente, de la manera en la que ninguno de los dos se hubiera esperado. No es que ninguno de los dos fuese indiferente a la belleza y cualidades del otro, pero nunca se habían mirado en ese aspecto, y ahora que simplemente se dio, ambos se encontraron muy bien acoplados.

Carlos besaba de forma apasionada, le tocaba por todos lados y era intenso, pero le dejaba jugar en su boca, no le dominaba, solo derrochaba pasión y usaba sus manos donde pudiera, le levantó la ropa y se comieron la boca hasta que sintieron que se estaban descontrolando, el español quiso meter sus manos dentro del short de baño del omega y cuando este respingó, se separaron un momento, jadeando sobre la boca del otro.

—Perdón… me dejé llevar. —Carlos se rio y luego apoyándose en sus rodillas se levantó tambaleándose y después ayudó al mexicano a levantarse.

Checo se acomodó la ropa, sus muslos estaban temblando, así que se dejó caer en el camastro acolchonado nuevamente.

—Eres un pendejo…

—¿Por qué, wey?

Checo se rio, adoraba escuchar que Carlos usara el “wey” a tan pocos días de estar en México y ya lo usaba como si siempre hubiese sido parte de su vocabulario esa palabra.

—Porque prendes el pinche boiler y no te metes a bañar.

—Ven —Tiró de sus manos para ayudarle a levantarse y lo llevó hacia dentro.

—¿A dónde?

—A meterme a bañar.

La carcajada que soltó el omega mientras Carlos se lo llevaba al cuarto fue lo último que se escuchó ahí fuera, todo lo demás quedó en el cuarto.

(…)

—Llega con bien, nos vemos en el siguiente circuito.

—Te veré allá, entonces. —Carlos le guiñó un ojo antes de despedirse del omega con un beso en la mejilla y marcharse después.

Sus vacaciones estaban terminando, Carlos quería pasar algunos días en España antes de tener que ir al siguiente circuito que correrían. Así que le llevaron al aeropuerto y antes de que abordara se despidieron con cariño y nada de sentimientos heridos.

—¿Y qué? ¿Ustedes dos son novios o qué? —Toño se paró a lado de su hermano cuando Carlos ya se había marchado, Checo torció los ojos.

—No, claro que no. Somos amigos.

—Ay sí, amigos. Y estos días andaban bien agasajados los dos.

—Ay, Toño. ¿Y eso qué? No significa nada. Ya sabes que quiero mucho a Carlos.

—Lo quieres, sí… —Su tono sarcástico hizo reír a Checo, así que le dio una palmada en el hombro a su hermano y se giró para marcharse.

—Vámonos ya.

—No me molestaría que anduvieras con ese wey, es un buen alfa.

—Ay, que no, entiende. Somos amigos.

—Amigos, ya. Pues que amiguitos, eh.

—Eres bien metiche, Toño. Además, a Carlos le gusta cierto niño bonito de Mónaco.

 

Notes:

Felicidades Carlitos, por ganar el GP de México. ≧◡≦ A Carlos le gusta México y los de México. lmao.

Chapter 13: Las consecuencias

Notes:

Hellou. Después de haberme tomado una semana de "descanso", vuelvo con un nuevo capítulo. En realidad mis rutinas cambiaron y se me ha hecho difícil encontrar tiempo para escribir aunque realmente quiera escribir! Pero trataré de acoplarme lo más pronto posible para seguir escribiendo y actualizar de forma habitual. Espero que este capítulo les guste. c:
En este capítulo volvemos un poquito el tiempo y después avanzamos, en caso de que sea confuso. xDDD

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Volver a sus deberes después de todo lo que había sucedido en México se sentía como algo irreal, porque habían estado viviendo en una burbuja de hormonas y felicidad que le había dejado con la sensación de que su vida había dado un giro por completo. Cosa que sí había pasado, pero que a su vez, era meramente metafórico; nada había cambiado demasiado, todo seguía el mismo curso y ellos tenían responsabilidades que atender.

Así que tan pronto habían regresado a Inglaterra, para tener la última semana de trabajo en la fábrica y de ahí prepararse para viajar al circuito donde se realizarían las pruebas de pre temporada, le pidió a Christian y a su manager que arreglaran una reunión con la gente del equipo, porque necesitaba decirles algo importante.

Jo había viajado con ellos, tenía la ventaja de que era un beta y que de esa forma Max se había comportado de forma decente en todo el vuelo y eso le había hecho pensar que tal vez los síntomas de su periodo de anidación no eran tan fuertes, sin embargo todo empeoró cuando se cruzaron al primer transeúnte alfa, Max le había gruñido al tipo como si le hubiese ofendido a los ancestros.

Lamentablemente Max era reconocido con más frecuencia en Inglaterra, así que tenían que tener cuidado con la forma en la que interactuaban con el mundo exterior. Max quería estar encima suyo y él estaba todavía convencido de que si no le decían antes a Katy, la jefa de marketing y a Alice, su asesora, las dos los iban a colgar por la forma tan despreocupada en la que arruinarían la imagen de ellos mismos y la de Red Bull.

Un omega marcado por su compañero de equipo y alfa, que era mucho menor que él y sin previo aviso de una relación, ni mucho menos una clase de comunicado por parte de la compañía, era un escándalo de proporciones mayores, además, ellas y el equipo de marketing del equipo y de cada uno de ellos habían estado manejando sus redes sociales, subiendo algunas cosas relacionadas a sus logros en la pista juntos, todo de manera estructurada y muy cuidadosa, como si quisieran a dar a entender un mensaje sutil de algún tipo de relación entre ellos dos, para que eventualmente el enlazamiento no fuese demasiado abrupto.

El plan seguiría su curso cuando ellos volvieran de México, comenzarían a publicar videos de ellos haciendo cosas cotidianas, algunas fotos de paparazzi comprados que distribuirían una que otra foto de ellos en citas normales para que los rumores comenzaran a esparcirse de forma común y que cuando el anuncio se hiciera, todo fuera muy natural y el golpe de la mala prensa no fuese tan grande.

Lo que el equipo no contaba era que ir a México había sido un viaje surrealista. Habían tirado el plan por la borda y ahora venía lo siguiente: improvisar.

—Siéntate, ven. —Checo tomó de la mano a su alfa y lo sentó en una de las sillas de la sala de juntas, el alfa obedeció, pero al sentarse de inmediato tiró de su omega para que se sentara en sus piernas, ajeno a las miradas que estaban encima de ellos.

—No, no podemos hacer eso, pero me sentaré aquí, a lado tuyo, ¿está bien? —Indicó, sentándose como dijo, en una silla contigua. El alfa parecía estar en desacuerdo con ello, pero se arrimó lo más cerca que pudo y tomó la mano de su omega entre las suyas.

Horner, los abogados, los managers, sus ingenieros de carrera, sus entrenadores, Alice y Katy, la jefa de marketing, los miraron con varios grados de inquietud, sorpresa, ternura y duda.

—Bien, esto es de lo que quería hablarles, por eso quería reunir a todos ustedes para que comprendieran. —Empezó el omega, explicándose con calma. Max parecía muy poco interesado en la reunión. —Max está en su periodo de anidación y según el médico que lo revisó, al parecer sus síntomas son algo fuertes, así que tengo que tener mucho cuidado con él, está un poco reactivo a las cosas y quería que lo tomaran en cuenta. Puede que nos ocasione algunos problemas.

—Checo… se supone que solo iban a México a decirle a tu familia que iban a casarse. —Horner los miraba fijamente, su mirada era inquisitoria, aunque Checo estaba muy tranquilo.

—Lo sé, pasaron muchas cosas allá, pero no son tan importantes.

—¿Cómo que no son tan importantes? Checo, se enlazaron en México, ¿qué rayos pasó? Había un plan, ¿qué pasó con el plan, la boda y luego la marca? —El director parecía estar a un paso de regañarlos como un padre regaña a un hijo.

—Bueno, yo sé que quedamos en eso, pero sí nos casamos en México.

La oleada de “¿Qué?”, “¿cómo?” y “Oh, por Dios” que se escuchó de todos los presentes llamó la atención de Max quien puso mala cara.

—¡Claro que nos casamos! ¡Es mi omega, por supuesto que sería mi esposo también! —Gruñó el alfa con molestia. Horner se estaba masajeando el puente de la nariz con sus dedos como para prevenir alguna clase de migraña inexistente, Alice y Katy habían abierto sus iPads y parecían buscar cosas en las redes sociales.

El manager de Checo se estaba riendo un poco, porque a diferencia de todos los demás, Checo le había hablado una mañana y le había dicho que se iba a casar ese mismo día con Max. Le había llamado para saber si habría algún problema legal con sus contratos si hacían eso, y cuando le dijo que no había absolutamente nada que lo detuviera para casarse con su compañero de equipo en donde quisiera, el omega muy contento le agradeció. Solo había tenido que recordarle que todavía tenía un contrato de dos años que debía cumplir, así que nada de embarazos no planeados. Checo le había asegurado que nada de eso pasaría.  

—Es que fue de último momento, fue muy familiar, pero solo fue por el civil, además todavía falta legalizarlo en el país de Max y también la boda católica, mis papás estaban muy en desacuerdo que solo fuera la boda civil, pero también quieren planear en grande la boda católica. —Explicó como si no fuese nada extraño lo que estuviera diciendo. Jo lo encontraba muy normal y lógico, porque era mexicano, entendía a la perfección, pero todos los demás lo estaban viendo con un grado de incredulidad que lo hizo sonrojarse.

—No hay nada, apenas algunos rumores de que los vieron en la ciudad donde vive Checo, pero nada más. Solo algunas cuentas que los vieron, pero no hay fotos, ni videos, ni nada. Afortunadamente. —Añadió Katy, lo que hizo que Horner se sintiera un poco más tranquilo, todavía tenían bajo control la situación hasta donde sabían. Una sola foto podría mandarlos en una espiral de asuntos legales y mediáticos con los que no quería lidiar.

—Bien, ¿algo más que tengamos que saber? ¿Acaso estás embarazado? —Horner preguntó sin rodeos y Checo se sonrojó tanto que su aroma a manzanas dulces inundó la sala y Max gruñó por lo bajo, mirando a Horner.

—No me gruñas de esa manera, niño. —Le regañó de la forma más paternal posible. Alice se estaba riendo un poco.

—No, no, no, te prometo que no. Es solo el periodo de anidación de Max con el que tenemos que tener cuidado y es todo, nada de embarazos.

—¿Seguro?

—Sí. —Asintió con la cabeza y el director suspiró nuevamente.

—De cualquier manera, quiero que te hagas pruebas de embarazo con regularidad, no quiero embarazos accidentales.

—No le hables de esa manera, vamos a tener un cachorro cuando él quiera. —El alfa estaba actuando demasiado protector, Checo solo podía reírse por aquella actitud.

—No, no van a hacer ningún cachorro sin mi permiso, Emilian, así que no me saques los colmillos y compórtate. Te dije que te comportaras en México y regresas con Checo marcado, una sola cosa te pedí.

Para los presentes, aquello se había convertido más en una discusión padre e hijo, era hasta cierto punto divertido, caótico, pero entretenido.

—¡Dijiste que tenía que protegerlo de todos! ¡Eso hice! —Alegó.

—No, claro que no, fuiste allá y dejaste que las hormonas te controlaran.

—¡No es cierto! ¡Ese idiota boxeador lo lastimó! ¡Quería marcarlo y yo solo protegí a mi omega! —Exclamó algo molesto para ese punto y Checo tuvo que intervenir porque no quería que Max dijera más cosas.

—¡Max ya! —Le tomó del rostro y dejó salir su aroma necesitado de protección y tranquilidad, así que el alfa se calmó de inmediato y se concentró en el aroma de su omega. —Ya, tranquilo. Eso ya pasó, ya hablamos de eso, además no debes gritarles a los demás, ni gruñirles. También ya hablé de eso contigo.

La sala se volvió a llenar de silencio hasta que por fin las hormonas agresivas del alfa se tranquilizaron.

—Que niño tan pesado. —Horner suspiró.

—Necesitaremos los papeles de su registro civil para poder proceder con el estatus civil de ambos, mientras tanto, enhorabuena por su matrimonio. —El nuevo abogado de Max hablaba muy contento por la situación, estaban en buena comunicación con el abogado de Checo quien se había tomado a bien el cambio, ya que el otro abogado había estado muy en contra y poniendo trabas a todo ese proceso y se lo había tenido que hacer saber a Max para que hiciera algo o aquello los retrasaría de forma innecesaria. Finalmente el cambió se había hecho y los trámites iban viento en popa.

—Entonces, me parece que tendremos que reunir a todos los mecánicos y ponerlos al tanto de la situación o tendremos a este saltándole encima a cualquiera de los mecánicos alfas que tiene Checo. —Gianpiero parecía bastante divertido con la situación, pero le preocupaba que en verdad a Max se le saliera el animal que tenía dentro y atacara a alguien sin pensarlo.

—Sí, hay que hacer eso antes de que viajemos todos. —Christian seguía observando a Max quien parecía un poco desconectado, su atención completa parecía estar en el bienestar del omega a su lado, como si solo le preocupara que su pecho subiera y bajara respirando.

•┈┈┈••✦ ♡ ✦••┈┈┈•

—Y quiero que todos usen bloqueador de aroma y parches para controlar su aroma. Sé que puede ser incómodo por el uniforme, pero créanme, será más incómodo tener a Max encima gruñéndoles. Es importante mantener la distancia con Checo mientras Max esté cerca o rondándolo, el periodo de anidación de Max al parecer es más agresivo de lo normal, pero vamos a tener cuidado, hay cosas que no se pueden evitar, desafortunadamente.

Christian y un abogado de la compañía, junto a Bird, Gianpiero y una mujer de Recursos Humanos de la compañía habían citado a todos los mecánicos de Max y de Checo para hablar sobre los detalles del NDA que traía su nuevo contrato y de las cláusulas que estos contratos tenían, sobre todo para hablar de las cosas que debían tomar en cuenta. Cada uno de los mecánicos e ingenieros tendrían su tiempo para pasar con las personas de Recursos Humanos y hablar sobre sus contratos y si decidían rescindir de estos debido a las condiciones de trabajo.

Le dio gusto que todos parecían muy convencidos de seguir trabajando para el equipo pese al reto de trabajar con un alfa en un periodo de anidación. No se esperaba que los garajes de sus pilotos se tomaran tan en serio la rivalidad. Los mecánicos de Max estaban orgullosos del León, lo vitoreaban por haber marcado a un omega como Sergio. En cambio, el garaje de Checo se habían tomado como ofensa personal que el alfa de buenas a primeras, sin informarlo, había marcado al omega de su manada.

Y es que nadie lo decía a grito abierto, pero Checo tenía una forma tan dominante de ser aún siendo omega, y a su vez tan amable y carismática, que enamoraba a propios y extraños y los había unido en una especie de manada no oficial. Los mecánicos de Racing Point (ahora Aston Martin) seguían celebrándolo y preocupándose por él, cuando ya tenía un nuevo equipo, cosa que había generado una rivalidad nivel escolaridad secundaria entre los mecánicos. Una rivalidad hasta cierto punto chistosa y amigable, compitiendo por “quien tenía la atención del omega”, Bird también participaba en ello, coronándose como a quien más caso le hacía Checo por ser su ingeniero de carrera, Jo una vez los calló a todos recordándoles que quien tenía sus manos encima de Checo era él. Ambos betas participaban en la dinámica, porque les parecía divertido todo el asunto.

El garaje de Checo rebosaba en el aroma dulce del omega cuando ganaba y cuando todo salía bien y se inundaba de alfas y betas deprimidos cuando su piloto llenaba el garaje con su aroma a manzanas, amargo y triste.

Así que sí, la ofensa había sido nivel personal.

•┈┈┈••✦ ♡ ✦••┈┈┈•

—Tengo algo de problema con el frenado, no lo sé… no me siento del todo cómodo con ello. Es el mismo problema del año pasado, pero es más notorio. No lo sé. —Checo se cruzó de brazos, recargándose en el alfeizar de un gabinete del garaje. Bird estaba analizando las hojas de la telemetría, como si fuese a encontrar una clase de respuesta mágica.

Estaban algo frustrados por los resultados de esa práctica, pero todavía tenían camino para recorrer. Checo sabía salir de las situaciones difíciles, así que debían mantener la cabeza fuera del agua y concentrarse.

Jo se acercó y comenzó a masajearle los hombros, para evitarle dolores somáticos por estrés. Él no entendía al cien por ciento todo eso, pero estar muchos años en ese ámbito le daba cierta noción de lo que estaba sucediendo.

Charlie, uno de sus mecánicos, se acercó y le dio una palmada en el hombro.

—Nos concentraremos más en buscar qué está mal con el frenado. Tú concéntrate en el simulador y en seguir escuchando el auto, entre todos encontraremos qué sucede.

Charlie era alfa, Sebastian y Gerard también, así que cuando lo rodearon, claramente atraídos por el aroma tenso y preocupado del omega, su único propósito era darle soluciones y apoyo para que dejara de sentirse así.

Checo estaba agradecido de tener un equipo en el que pudiera confiar, necesitaban concentrarse en mejorar lo que tenían porque, lamentablemente, aunque no todos supieran esto, las actualizaciones llegarían, pero no de manera equitativa, querían que probara cosas para mejorar el auto de Max y aunque el alfa no lo sabía, Checo le estaba asegurando con eso el cuarto campeonato a Max, a Red Bull no le interesaba el campeonato de constructores, siempre y cuando aseguraran la corona de Max, lo demás podría caerse a pedazos. Red Bull probaría la nueva unidad de potencia que Ford iba a proporcionales y con la reestructuración de las reglas de la FIA con respecto al aerodinamismo de los autos y el tiempo de uso del túnel de viento para las pruebas pertinentes, entre más tiempo tuvieran para probar la unidad de potencia y los cambios que le harían al diseño del auto, era mejor para el equipo, podían asegurar ambos campeonatos el siguiente año sin problemas con un auto que se mantuviera encima de todos los equipos.

El único problema era ser el chivo expiatorio de todo eso. Su equipo de mecánicos estaría limitado y sabía que, dada la ocasión, entre menos pudiera controlar el auto, tendría menos posibilidades de sacar el mejor rendimiento de este. Era una espada de dos filos, pero lo había aceptado.

La renovación de su contrato estaba en juego, así que había ofrecido todo para mantener su asiento, la vinculación de Ford y Red Bull se había dado gracias a él y afortunadamente las negociaciones parecían ir acorde al plan, en cuanto Red Bull firmara la asociación y fueran aseguradas las unidades de potencia y el patrocinio, procederían a firmar su contrato de su renovación. Después de eso, todo sería cosa de suerte, porque el auto estaba volviéndose incontrolable.

Él lo había aceptado, había arrastrado a su equipo a la frustración de no poder hacer mucho en su garaje, de estar limitados a las actualizaciones y a las herramientas para trabajar. Así que se sentía culpable. Eso solo hizo más amargo su aroma mientras los demás a su alrededor hablaban sobre el auto. Jo había dejado de masajearlo, pero mantuvo un brazo alrededor de sus hombros, como dándole apoyo moral.

Su aroma, sin embargo, atrajo a más de su equipo quienes escuchaban las conclusiones de Bird sobre la estrategia que probarían y donde deberían concentrarse para asegurarse que marchaba todo bien con el sistema de frenado en las llantas.

Pronto el círculo se había extendido, había algunos comiendo alguna clase de bocadillos, otros tomando alguna variedad de Red Bull y Charlie, pronto le pasó a Checo un bocadillo de los que estaban comiendo, el omega lo aceptó y lo comió sin pensar nada de ello.

Su garaje estaba tan concentrado en mejorar su ánimo que no se dieron cuenta de la brecha de seguridad. Habían decidido, por libre albedrio, el mantener siempre a alguien que estuviera atento de la presencia de Max. El alfa solía ir cada media hora o cada hora, ya que después de su incidente de ansiedad, iba más constante al garaje y ellos tenían que tener cuidado. Sin embargo, esta vez lo olvidaron por completo y tenían muy rodeado al omega como para que Max se lo tomara a bien.

El gruñido los hizo saltar a todos, Sebastian le había estado pasando un bocadillo a Sergio cuando el gruñido los increpó y el pobre aperitivo quedó en el suelo.

Jo quitó el brazo que tenía encima de Checo de inmediato, algunos fueron rápidos en desaparecerse, Bird tomó sus hojas y se esfumó.

—¡Max! ¡No, no, no! —Sergio se incorporó y detuvo al alfa mientras los demás se desaparecían de la furia de este. Sus hormonas llenas de agresividad apestaron el garaje e hicieron correr a todo mundo.

—¡¿Qué te estaban haciendo?! —Max le sujetó de los hombros, sin lastimarlo. Al omega le sorprendía honestamente, la forma tan brusca en la que actuaba Max y que aun así al tocarlo o sujetarlo, jamás lo hacía con fuerza, de modo que nunca lo lastimaba.

—¡Max! ¡Suéltalo! —Christian parecía que había corrido hacia el garaje.

—No, está bien, no me está lastimando, tranquilo. —Checo le hizo saber a su jefe y este se detuvo, a una distancia considerable de ellos. Max tendía a desconocerlo porque olía diferente, su esposo era un posesivo de mierda que adoraba de apestarlo con sus hormonas y por eso el alfa en anidación lo percibía como amenaza, aunque fuese omega.

—Perdón, se me escapó. ¿Estás bien? Solo dijo que sentía que lo necesitabas, así que salió corriendo. Ya no estoy para estar corriendo detrás de cachorros malcriados.

Checo se rio y dejó que Max lo oliera y lo marcara con su aroma. Siempre hacía eso, aunque estuviera enojado o buscando a quien darle un zarpazo, si el omega estaba en sus brazos, lo apretujaba y lo olfateaba, pegándole su aroma hasta estar contento.

—No sé qué le vamos a decir a los medios, y no sé cómo le vamos a decir a la FIA todo esto. —A pesar de la mirada pensativa del director hacia Max, Checo podía identificar cariño y sobre todo comprensión, quizá hasta algo cercano al orgullo debido a que sonrió y los dejó. Sabía que sacar a Max del garaje de Checo sería imposible por ahora, hasta que se le bajara el ataque de alfa celoso.

Mientras tanto buscaría algo que hacer.

•┈┈┈••✦ ♡ ✦••┈┈┈•

La segunda vez que pasó algo como eso, fue Jos quien activó la agresividad de Max. No necesariamente porque estuviera lastimando al omega, al menos no físicamente.

Honestamente, Checo ya se esperaba alguna clase de confrontación de parte de Jos, el tipo había estado muy silencioso y él lo había estado evitando todo ese tiempo. Aunque Max y él hubiesen viajado juntos, Jos llegó al circuito por su cuenta, para las pruebas de pre temporada y posteriormente la gran inauguración de la temporada, así que Checo había estado tratando de evitarlo como la peste, porque notaba su mirada rígida y juzgona. Le provocaba algo de desazón, porque sabía que tarde o temprano habría una clase de confrontación.

A palabras de Max, Sophie y Victoria estaban de acuerdo en sus decisiones, quizá no encantadas, pero al menos le apoyaban y si Max estaba feliz, ellas lo estaban. Con Jos había sido un caso totalmente aparte. Max le había dicho que la reacción de su padre había sido muy seca y simple. Un simple: “es tu vida”, había sido lo que le dijo cuando había hablado con él para dejarle saber que había decidido enlazarse con su compañero de equipo.

Checo sabía que no era santo de la devoción de Jos, el alfa siempre que podía le miraba de forma despectiva y estaba seguro que muchos de los chismes y rumores de la prensa holandesa se debían a cosas que Jos especulaba con gente que conocía. No es que le preocuparan, pero entendía que su posición como omega y como compañero de su hijo era algo que Jos veía como una amenaza.

Muy a pesar de todo lo que había hecho él por ayudar a Max con sus dos primeros campeonatos. Ahora con el cuarto en la vista del equipo, quizá Jos debería de ser más condescendiente y al menos intentar ser un buen suegro. O al menos no joder. Checo sabía que era demasiado pedir.

Acababa de terminar una sesión de fotos para uno de sus patrocinadores y descansaba en la sala de la hospitalidad, sabía que Max estaba haciendo algunas actividades también de patrocinadores y tenía que verlo en aproximadamente media hora, por el momento podía descansar y quizá comer algo, sin embargo, los planes de su suegro habían sido amargarle el momento de descanso porque lo acorraló en la sala. No había nadie de marketing ahí porque precisamente le habían dejado solo para que tuviera un respiro antes de sus siguientes actividades. Ni si quiera Jo estaba cerca, probablemente estaba recorriendo el paddock y haciendo de turista en el circuito.

—Por fin nos encontramos. Hace tiempo que quiero hablar contigo, pero no se había dado la oportunidad. —La voz de Jos era firme y gruesa, con un acento aún más marcado que el de Max, pero por alguna razón la encontraba con una clase de siseo que le ponía los nervios de punta. Estar con Jos era sin duda algo que no le agradaba para nada.

—¿Ah sí? Bueno, aquí estoy. —Trató de aparentar calma, afortunadamente la marca de Max le ayudaba mucho a que las hormonas de otros alfas ya no le molestaran como antes.

Jos se sentó en un sofá contiguo, parecía dispuesto a dialogar, o eso creía.

—Desde que volvieron no he tenido oportunidad de hablar con Max, al menos no de manera prolongada. Pierde rápido la atención y se encuentra muy ansioso. Pienso que no se está concentrando nada bien, podría hacerle daño, ¿lo sabes, verdad?

No le sorprendía que la conversación se tratara del rendimiento de Max, parecía como si todo lo que le preocupara a Jos eran los campeonatos de su hijo.

—Lo sé, pero he tratado de mantenerlo lo más tranquilo posible y hasta donde sé, tiene buen ritmo, no tiene ningún problema que no pueda sobre llevar con el auto. Él va a estar bien, Jos. Te lo aseguro. —Siguió tratando de dar buena cara y de no ponerse a la defensiva con el alfa, sabía que era el lado equivocado del asunto si lo hacía, así que fue con cuidado.

—¿Será suficiente?

—¿Cómo?

—Me refiero a que si será suficiente, si harás todo lo que requiere para que esté bien. —Jos le miraba de forma inquisitoria, Checo sintió un poco de presión, pero lo ocultó bien.

—Claro que sí, me esforzaré más por él. Nada de esto le va a afectar. Además, en cuanto se sube al auto me odia hasta a mí, es el león holandés, ¿no? Lo único que hará es ganar, no creas que su juicio se va a nublar solo porque tenemos una marca, nuestro trabajo es nuestro trabajo, y nuestra vida privada es otra cosa.

—¿Y estás seguro de que será así?

—Jos, la verdad no sé qué estás tratando de decirme, así que solo dilo, ¿quieres?

El hombre sonrió de medio lado, no porque encontrara gracioso lo que le dijo, al parecer no le sorprendía la manera de ser de Checo, parecía agradarle de cierta forma.

—Seamos honestos, Checo. Tienes edad suficiente para comprender que no te queda mucho tiempo en la fórmula uno, y que a su vez, tu edad no es convencional para un omega, un omega que no ha hecho una familia y que apenas recibió una marca, de un alfa mucho menor que tú.

Checo se mordió la mejilla interna para tratar de calmar la rabia que sentía dentro. Debería de estar acostumbrado a esos comentarios, pero por alguna razón, al venir de Jos, le provocaban emociones que no podía controlar del todo.

—Eso no es un problema para Max.

—No, no lo es. Él siempre ha sido así, todas sus parejas han sido mayores que él, así que no me sorprende. Eres un buen omega, si él te eligió, no puedo hacer nada, solo no quiero que esto sea algo que lo detengan de tener las cosas que quiere.

—Jos, si es por el campeonato…

—No es solo eso, Checo. Max es un alfa, un hombre en edad, quiere un familia, quiere lo que todo alfa quiere, por eso te lo pregunto, ¿estás dispuesto a todo eso? ¿A sacrificarte de ese modo por él?

Hubo un pequeño silencio incómodo entre ellos, el omega estaba algo confundido por todo eso. Parecía como si las cosas se hubieran volteado. Nunca se había imaginado que Jos fuese a decirle algo como eso.

—Él dijo que no quería hijos y sabe que no quiero tener hijos ahora, no es el momento…

—¿Y cuándo será el momento?

—Cuando ambos lo decidamos. Además, por esa razón se ofreció a enlazarse conmigo, para que no tuviera que tener un bebé con alguien más.

—No, se ofreció a enlazarse contigo porque te quiere para él. Te ha visto, desde que tenía edad para ver omegas, así que por eso lo hizo. Al principio pensé que solo sería un capricho, se le pasaría, pero a medida que pasaba el tiempo, se hizo más obvio y evidente. Así que no creas que se ofreció por mero compañerismo.

—Eso también lo sé, pero él sabía bien mis razones.

—Entonces es hora que tú seas consciente de sus razones. —Jos se recargó en el sofá, cruzado de brazos, mirando directamente al omega, y aunque este no estaba intimidado por la mirada del alfa, le intrigaba y ciertamente le costaba trabajo mantenerla.

—No sé qué quieres lograr con todo esto, Jos.

—Quiero que seas consciente de la clase de omega que tienes que ser para estar con Max. Su mayor anhelo no ha sido hacer récords, ni la fama, quiere lo que todo alfa quiere y se enlazó a ti sabiendo que la posibilidad está cada vez menos existente y aun así lo hizo porque eres lo que quiere.

—Jos…

—Sé lo que tu equipo quiere hacer —La afirmación fue plana y severa. —Planean traer las unidades de potencia de Ford y con eso asegurarte el asiento para la siguiente temporada y lo entiendo, lo entiendo muy bien, Checo.

El omega sintió algo parecido al frío y al horror al escuchar eso de Jos, no sabía cuánto sabía el alfa acerca del plan de Red Bull, pero era un hombre que llevaba años en ese negocio, sabía cómo se manejaban las empresas y sobre todo, tenía la confianza total de Helmut Marko. El lobo viejo de Red Bull sabía casi por completo lo que harían. Sin embargo, Jos se estaba protegiendo, no estaba afirmando nada más y tampoco estaba dispuesto a compartir hasta qué extensión sabía. Así mismo, seguramente sabía que el omega no diría nada, pero su silencio podría comprometerlo.

—Yo también estoy sacrificando cosas por Max, puedo asegurártelo. —Dijo al fin Sergio, sin comprometer nada, ni mucho menos clarificarse, pero por la mirada seria de Jos, estaba seguro de que lo entendía.

—Bien, solo asegúrate de que así sea. Y luego de eso, asegúrate de darle cachorros, los quiere, más que los campeonatos que le has dado, más que nada en este mundo.

—Pensé que estarías en contra de que tuviera cachorros conmigo. —Fue sincero, Jos se rio un poco.

—Eres lindo, como omega. Max te quiere, si eso lo hace feliz, que así sea. Lo único que me preocupa es que cada vez tienes menos posibilidades de darle lo que va a hacerlo feliz por completo.

—Te aseguro que ya soy feliz con tener a Checo a mi lado. —La voz grave y peligrosa del alfa que se acercaba lentamente a ellos, sorprendió a Jos. Ni siquiera lo había podido oler o sentir, Checo no dijo nada, ni detuvo a Max, porque no sabía qué clase de reacción tendría. Se acercaba como un depredador que espera el momento exacto para atacar.

—Max, no es nada de lo que piensas. Así que no me muestres los colmillos de esa forma.

—Escuché suficiente, no te preocupes. —El alfa tenía una expresión aparentemente calmada, pero tenía esa misma fiereza que Checo ya le conocía. —Quiero que me digas qué significa lo que dijiste de sacrificarse, ¿qué es lo que el equipo de Checo quiere hacerle?

Max veía todo como amenaza, así que debían ser cuidadosos con lo que decían.

—Nada, Max. No quieren hacerme nada. Quieren asegurarse de que la renovación se haga de forma favorecedora. Sabes cómo son los abogados y con todo lo del enlace, les preocupa que entorpezca el trabajo. —No parecía que sus palabras aplacaran el enojo de Max.

—¿Y para qué tendrías que venir a cuestionarlo sobre eso? —Inquirió hacia su padre. Jos chasqueó la lengua.

—Solo vine a preguntarle sobre cuándo piensan darme nietos, es todo. —Se encogió de hombros, pero el alfa menor parecía no creerle.

—Tampoco tendrías que estarle preguntando eso, mucho menos cuando no estoy yo presente. No le preguntas cosas que lo incomoden, así que déjalo en paz. —Jos ni siquiera se inmutó ante la clara amenaza que representaba su hijo, simplemente levantó las manos en derrota y le dio una última mirada a Checo antes de irse. Max todavía le gruñó cuando pasó a su lado, pero Jos no dijo nada más.

Toda aquella interacción había dejado demasiado confundido a Checo. Parte de él entendía ciertas razones de Jos, otra parte de él estaba confundido como la mierda de dicha actitud.

Max estuvo encima de él, revisándolo y asegurándose de que estaba bien, de que no tuviera ninguna herida encima visible que su padre le hubiese hecho.

—¿Estás bien?

—Sí, calma… cálmate, Max. Estoy bien, tu padre no me hizo nada. —Sujetó el rostro de Max y lo miró fijamente, parando con ello la inspección que el alfa estaba haciéndolo toqueteándolo por todos lados; los ojos azules del alfa le miraban con atención. Él frunció el ceño.

—¿Me amas? —Preguntó muy de repente, tanto que el alfa se sonrojó.

—Checo…

—Max, ¿me amas? —Volvió a preguntar con énfasis.

—Sí, sí te amo.

—¿Y me vas a amar aún si te gano en la pista? —Fue muy serio, pudo ver como las emociones del alfa cambiaban un poco, como si quisiera decir algo, pero mejor decidiera ser sincero.

—Sí… aún si me ganas en la pista, yo te amaría. Yo… estaría molesto, porque soy demasiado competitivo y lo sabes… pero aún te amaría, porque eres tú.

—¿Y si pierdo? Si… todo fuera mal…

—Te amaría. Sin importar nada de eso.

La honestidad de Max le apaciguaba. Sabía que si, en caso de que le ganara, pasarían por las mismas cosas que habían sucedido en veces anteriores, porque ellos eran así, a ninguno de ellos les gustaba perder, por eso estaban en un deporte donde la rivalidad y las enemistades estaban a la orden del día. Charles y Carlos tenían una química de amor y odio que todo mundo podía ver. Algunos auguraban que la pareja no duraría por esto, pero Checo estaba seguro de que era exactamente lo que los sostendría. Sería difícil, pero podrían lograrlo.

Y con Max… con él las cosas siempre habían sido complicadas, no de forma negativa, más bien como un reto que le gustaba. Ahora estaban enlazados, tenían que saber navegar su nueva vida, juntos.

Él estaba sacrificando casi todo por su asiento, por el campeonato de Max, por el equipo que siempre lo utilizaba. Sabía que su momento estaba cerca, el momento de dejar su casco y las pistas, pero aun quería hacerlo, quería hacerlo a lado de Max.

—No hagas caso a cualquier cosa que te dijo mi padre… Él nunca ha sido fácil. No quiero que creas ni escuches nada de lo que él te diga. —Le pidió el alfa, regocijándose un poco en las manos cálidas que lo sostenían.

—Está bien… lo sé… está jugando su papel, ya lo sabes, tenía que tener un suegro al que no le cayera bien. ¿Sabes? En México hay un dicho que dice que entre más te odie tu suegro, más te ama el hijo, así que supongo que debe haber algo de verdad en ello.

Max se rio y le dio un beso cariñoso.

Luego alguien vino y regañó a Max por haberse escapado de sus deberes mediáticos. No se podía filmar nada con el alfa porque estaba demasiado inquieto y no podía concentrarse de forma ideal si su omega estaba lejos de él.

•┈┈┈••✦ ♡ ✦••┈┈┈•

—Sí, como sea, ¿has visto a Checo? —Max se cruzó de brazos. Alice le dio una mirada desaprobatoria porque estaba segura de que Max no le había escuchado para nada.

—Ya te dije que no sé. —Respondió, nuevamente, aunque ya lo había hecho antes.

—Iré a buscarlo.

—No, claro que no. ¿No escuchaste nada de lo que te acabo de decir? Max, pensé que el periodo de anidación ya se te había pasado. —Alice enarcó una ceja, mirándolo extrañada de su actitud.

Max parecía inquieto nuevamente, como esas veces cuando había estado todavía en periodo de anidación y necesitaba saber de Checo a cada momento o se ponía ansioso. Desde que habían llegado al paddock, se habían separado por deberes distintos, pero eso había sido en la mañana, era medio día y Max no sabía nada de su omega. Ni siquiera le había contestado los mensajes que le había enviado, lo cual comenzó a preocuparle.

—Es que no sé nada de él, ni siquiera me contesta. Iré a buscarlo.

—Max… —La alfa le tomó del brazo y lo detuvo. —No querían que te dijera esto, pero… Checo está con sus abogados y su manager, y con los ejecutivos de Red Bull, así que no, no puedes ir a buscarlo. Seguramente tardarán un poco más, así que tranquilízate. Te contestará cuando pueda.

—Es… es sobre la renovación, ¿cierto?

—No lo sé. Debes ser paciente y esperarlo, sabes que son cosas delicadas. Déjalo que maneje a los ejecutivos como sabe hacerlo. Podrás ser su alfa, pero él ha sido un omega en la Fórmula uno por años, sabe cómo manejar a alfas viejos y poderosos.

Max se mordisqueó el labio inferior por un momento, sopesando las palabras de Alice. Le costaba trabajo a su cerebro de alfa que su omega no estaba en peligro, que era un omega capaz de defenderse y de tomar al toro por los cuernos sin problemas. No por nada era el omega que había mantenido a flote a Force India durante el problema con Kingfisher, y después había tenido que sopesar junto al equipo los problemas de Racing Point. Si había algo que Checo tenía era convicción y determinación, y una forma audaz de llevar los negocios.

Sin embargo, sabía que era un omega, que los beneficios que obtenía siempre venían de la mano de clausulas que lo ponían entre la espada y la pared. Checo ya se lo había platicado, le había dicho de las cosas que se había tenido que zafar y de las que apenas había salido librado al aceptar cláusulas en sus contratos que bien le hubiesen podido hundir en ese deporte.

Así que todo eso le preocupaba.

•┈┈┈••✦ ♡ ✦••┈┈┈•

Checo miró la pluma que tenía en la mano, le dio un par de vueltas y dejó salir algo de aire. La sala estaba en silencio, los ejecutivos de Red Bull estaban terminando de revisar los contratos. Horner le miraba con una pequeña sonrisa discreta.

—Max debe estar desesperado, no le has contestado. —Dijo en voz baja y el omega sonrió un poco, mirando la notificación de una nueva llamada perdida de Max.

—Estará bien. Ya casi terminamos.

—Piensa que estás en peligro. Creo que ignora que no estás encerrado con nosotros, al contrario…

—¿Qué? ¿Ustedes están encerrados conmigo? —Enarcó una ceja y se rio.

—Podría ser… Max aún cree que estás indefenso.

—Solo se preocupa, es normal.

—Sabía que tenías un as bajo la manga. Me preguntaba qué sería.

—Me conoces, Christian. Desde que nos conocimos no dejé que nadie me pusiera una mano encima, esta vez no sería la excepción.

—Sí… aunque no pensé que involucrarías algo así, mucho menos a Max.

—Si lo pones así, suena cruel. Lo hago por él y lo hago por mí. No pienses que se trata de aprovecharme, pero él haría lo que fuera por protegerme, así que lo estoy dejando hacerlo.

Checo dejó el bolígrafo en la mesa y los abogados de Red Bull dejaron los papeles en la mesa.

—Todo está en orden, podemos proceder a firmar.

Notes:

¿Qué cosa habrá hecho Chequito? OwO

Chapter 14: El alfa

Notes:

Actualización lista! (✿◠‿◠) La mera verdad no tenía la intención de que este capítulo fuese tan largo, pero pues... pasó, wey. JAJA Anyways, espero que les guste porque a mi me encantó escribirlo, no sé, amé este capítulo. Además he leído mucho DarkMax últimamente y ya necesitaba fluff, fluff, fluff. Así que tocó escribir. JAJA Muchas gracias por leer y por sus lindos comentarios!!

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Max estaba seguro de dos cosas, la primera: tenía al omega más codiciado del paddock, la segunda: tenía que tener cuidado con los alfas que rondaban a su omega.

No es que estuviera loco, ni que tampoco fuese un posesivo de mierda, para nada. Por mucho que todos bromearan con eso, no era del todo cierto… quizá un poco. No podía evitarlo. Su relación y su lazo eran muy nuevos, su omega estaba radiante y como muy amablemente lo había puesto Fernando “comer colágeno le está cayendo de maravilla”, así que era inevitable el sentirse algo receloso de las miradas que le daban a su esposo, porque pese a que el comunicado de Red Bull había usado un hashtag dudoso, ellos en realidad sí se habían casado, pero todavía faltaba todo lo demás y la familia de Checo estaba preparando la boda religiosa que muy tradicionalmente tenía que hacerse. Su hermana incluso estaba formando parte del comité de decoración de la boda, así que podría decir que sería un evento realmente adecuado. Después de ello harían un comunicado oficial de haberse casado, aunque ya con la marca era más que obvio que lo suyo era realmente serio, pese a que algunos no entendieran el mensaje.

Ahora, no es que fuese algo anormal, porque él bien sabía la clase de omega que era Checo, era bastante extrovertido y amigable y en muchas ocasiones tenía una actitud coqueta que Carlos alguna vez le había dicho que era completamente “normal”, todos los mexicanos son así. Por lo que sabía que tenía que controlar sus malas caras (imposible) y no encelarse si alguien coqueteaba con Checo (aún más imposible), era un omega al que la gente quería tocar (si pudiera les arrancaría las manos), y demasiado famoso para su propio bien, así que debía tranquilizarse (negociable)

Sin embargo, su omega se había comportado nada más y nada menos que amable y cordial con la gente que se le acercaba, nada de su coquetería anterior existía en las interacciones que tenía, claramente manteniendo su respeto a su alfa como debía ser y eso le ayudaba a él con sus nervios. Después de todo sabía que su esposo le era fiel, tal como él le era devoto.

Así que estaba seguro de que estaba alucinando cuando vio lo que vio. Al principio su cerebro no lo procesó porque había sido tan extraño que lo dejó perplejo. Técnicamente no había nada malo con la interacción que su esposo estaba teniendo con Daniel, pero había algo que no le cuadraba, para nada.

Daniel estaba riéndose por algo que Checo le estaba diciendo, no sabía qué le estaba diciendo porque estaba lejos de ellos, pero el omega, que claramente era más bajo que Daniel, estaba demasiado cerca del alfa australiano quien se sostenía del hombro del omega mientras echaba la cabeza hacia atrás en una risa exagerada que sí pudo escuchar.

Checo le miraba sonriendo y luego se acercó un paso al más alto y se estiró para decirle algo en el oído y ahí fue donde se desconectó. Daniel se hizo hacia atrás, provocando que Checo trastabillara por estarse estirando de modo que tuvo que sujetarse del alfa y este aprovechó para sujetarlo de la cintura. Ambos terminaron riendo, pero Max no le vio ni una sola onza de gracia a aquello.

Para cuando se acercó a ellos, Daniel ya había soltado a su omega y seguían riéndose de alguna cosa que él no tenía idea qué era. Sin embargo, al parecer Checo podía sentir cuando él estaba sintiendo celos porque al verlo, muy cómodamente lo abrazó y le quitó toda la atención a Daniel para dársela a él y llevárselo antes de que pudiera tener una o dos palabras con su amigo.

Estaba seguro que solamente se trataban de sus nervios y de sus celos, así que lo dejó pasar, sobre todo porque Checo hizo que se le olvidara toda aquella interacción.

La segunda vez que pasó algo como eso, que fue completamente extraño, había sido durante la caravana de pilotos, donde iban todos amontonados en un remolque donde saludarían a todo el público distribuido por el circuito.

No era necesario estar siempre juntos y ya que no estaba en su periodo de anidación, estar lejos de su omega ya no era un problema, el problema era que Oscar Piastri estaba demasiado cerca de Checo y eso no le gustaba nada.

Su esposo nunca le había contado en realidad qué había hablado con Oscar, solo le había dicho que conversaron y que Oscar había sido amable y respetuoso sobre su petición de cortejo y él le había dado la oportunidad de conversar solo porque no quería ser grosero y porque Oscar jamás había hecho nada irrespetuoso, como para rechazarlo de esa forma. Solo había sido té, insistió.

No debería de parecerle extraño que el chico todavía se acercara a Checo, después de todo seguían siendo compañeros en el mismo deporte y las interacciones entre todos eran normales. Tenía que ser solo eso, ¿cierto?

Checo, sin embargo, tocó la mejilla de Oscar y la pinchó con dos dedos, el chico pareció enrojecer, aunque se retiró del tacto y trató de reírse. Nuevamente, ignoraba qué se estaban diciendo, porque Checo pareció reírse con ganas y luego darle una palmada a Oscar quien solo asintió varias veces y trató de aparentar calma.

Trataba de decirse a él mismo que estaba alucinando cosas y que, en efecto, tenía que controlar sus celos, ya que no era normal y no quería verse como un intenso. Además, apenas estaban pasando por esa etapa en la que él se acostumbraba a tener una relación formal, porque era un introvertido neurodivergente que necesitaban varios pasos y colapsos nerviosos para adaptarse a una persona, quería que las cosas funcionaran con Checo, así que trataba de actuar de forma normal, lo más normal posible. Sin embargo, su omega siendo alguien muy observador y con todo el tiempo que tenían de conocerse, parecía haberle identificado sus puntos débiles, porque evitaba que colapsara, dejándole rienda suelta a sus rutinas raras y a sus trastornos casi compulsivos. Aún eran miedos que no hablaría directamente con su omega, podía sentir que Checo se los figuraba, pero tal como siempre había sido entre ellos, el otro dejaría que fuese él quien hablara de esas cosas.

Hubo otras veces, una en la que no supo cómo sentirse porque Checo había quedado entre Carlos y Charles, los dos Ferrari idiotas estaban oliendo a su omega por alguna razón que no entendía y que no quisieron explicarle cuando se los arrancó de los brazos.

Sergio se rio y se dejó llevar, pero aquellos dos todavía habían tenido la audacia de reclamarle que les hubiera quitado a Checo. Imbéciles raros.

Nico Hulkenberg que a pesar de tener esposa todavía tenía el descaro de ver a su esposo de arriba abajo como si le saboreara y estaba el maldito de su mal amigo Lando quien todavía tenía el descaro de burlarse de él por lo que había pasado en su época de anidación.

También estaba Lewis fucking Hamilton. El bastardo ni siquiera disimulaba que estaba viendo a su esposo y las veces que lo atrapaba, fingía demencia y se escabullía. Sin embargo, le colmó la paciencia la cercanía que tenía con Checo mientras hablaban. Ambos estaban muy cerca y el alfa se acercó a decirle algo a su omega y estaba completamente seguro de que no se trataba de nada sano ni casto por la forma en la que Checo se sonrojó y la forma en la que Hamilton se relamió los labios.

No, eso no iba a pasar, claro que no. No en su guardia.

—Checo, ¿todo bien? —Max se acercó de la nada, el omega saltó cuando le tomó del brazo, parecía algo sorprendido, porque comenzó a reírse de forma nerviosa.

—Eh, oh sí, sí. Todo bien, me asustaste. —Confesó y se mantuvo a su lado, Lewis pasó sus manos hacia atrás.

—Hey, Lewis.

—Hey, hombre. ¿Todo bien?

—Sí, solo quería saber dónde estaba mi esposo.

—Ah, sí, esposo. Esa palabra le queda tan rara a Checo. —El mayor sonrió suavemente, inocente, pero sabía lo que estaba haciendo. A Max se le crisparon un poco los nervios.

—No entiendo por qué, para mi suena completamente bien. —Repuso el rubio, Checo se mordió el labio inferior, mirando hacia otro lado.

—Es que nunca pensé que le fuese a llamar esposo alguien más chico que él. No parecía ser el estilo de Checo.

Max frunció el ceño, su aroma se volvió una amenaza, pero Lewis sonrió victorioso por la provocación y sacó su aroma también, sin una pizca de remordimiento por lo que dijo.

—Pues sí que lo es. Por algo está conmigo. Porque yo soy su alfa.

—Sí, ya puedo verlo. —Enarcó una ceja. Max estaba sujetando al omega de la cintura y este no decía nada, tan solo estaba cubriendo con su mano su nariz y su boca, como para impedir que las hormonas de aquellos dos le afectaran.

—Que bueno que te des cuenta. Ahora, si nos disculpas. —Max finalizó aquello y se llevó al omega quien a duras penas se había despedido del alfa británico y se había dejado guiar por su esposo quien no parecía nada contento por aquello.

Ganaron Japón, esa fue la gota que derramó el vaso de Max, porque después de lo de Hamilton y el podio con Carlos, sintió que había algo que no podía controlar en su interior. Estaba a nada de pelearse con el alfa español de no ser porque en medio de ellos estaba su omega. Checo había quedado aplastado entre los dos, afortunadamente cuando ya estaban en la sala trasera del escenario de los podios. Sus equipos estaban cerca, recibiéndolos, pero Carlos y él se estaban gruñendo y Checo estaba intentando que no se golpearan de repente.

—¡Basta! ¡Fue suficiente por parte de los dos! —Estaba desesperado, si los comisarios eran avisados, aquello podía ponerse feo, así que trató de sujetar a Max.

—Ya te dije que yo tengo un omega, uno al que voy a marcar muy pronto, así que no tienes porqué actuar de esa manera, ¡Checo también es mi amigo!

—¡Es mi esposo! ¡Es mi omega! —El aroma de Max rozaba en la agresividad, demasiado intenso, amargo y a la defensiva, territorial, así que Carlos se hizo hacia atrás un paso, un poco sorprendido cuando comprendió lo que estaba sucediendo, terminó de darse cuenta de algo que en otras circunstancias hubiese sido más obvio porque él tenía un muy buen olfato.

—Estás en celo, Max. —Carlos se hizo hacia atrás otro paso. Sabía que la reacción de celos de Max no era normal, por más que fuese un celoso, nunca lo había visto perder así la compostura, al menos no en tiempos recientes, su personalidad había cambiado y había madurado mucho, de modo que era extraño verlo perder la compostura como antes. Así que explicaba muy bien el hecho de que estuviera actuando de esa forma

—Ay, no. —Checo jadeó y se apresuró para quitarse el collar de supresión y se quitó los parches bloqueadores para comenzar a marcar a Max con su aroma y que pudiera tranquilizarse más rápido. Algunos del equipo comenzaron a movilizarse, pero Carlos todavía se quedó ahí.

—Checo, ¿estás seguro de ir con él? —El español sonaba preocupado, pero el omega simplemente asintió.

—Es mi alfa. Claro que estoy seguro de ir con él. —Carlos supo que, ante su convencimiento, no habría nada que lo hiciera cambiar de opinión, así que lo dejó. Después de todo era una persona adulta que sabía lo que hacía.

Entregaron los trofeos del podio al equipo y se apresuraron a bajar. Max aun se sentía con la adrenalina a tope y sentía la tonta e irracional necesidad de seguir peleando con Carlos, pero su omega, que presionaba su mano con fuerza y seguía llamándolo, lo centraba a la realidad.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —Preguntó Christian cuando se acercó a ellos, siguiéndolos entre la multitud de seguridad, mecánicos y gente de Red Bull que los cubría. Una chica del equipo de marketing ya se había comunicado con Alice y esta hizo lo propio al avisarle a Christian, por esa razón había llegado hacia ellos tan pronto le había sido posible entre la multitud. El director del equipo se preocupaba por Max, después de todo, parte de él lo veía como uno de sus cachorros, su sentido paternal siempre lo había favorecido y nadie podía negarlo. Además, sabía de las cosas que su padre le había obligado a hacer con su celo y temía que algo saliera mal con ello.  

—Muy poco, a lo mucho una hora. —Respondió con presura el mexicano, seguían un ritmo veloz.

—Bien, ¿podrás encargarte de él?

—Sí, claro que sí. Iremos al hotel directamente, que Jo y Rupert se encarguen de las cosas de ambos, les mantendré informados conforme pueda hacerlo, pero mientras tanto solo betas pueden acercarse. No quiero ningún omega cerca de él. —Hablaba lo suficientemente alto como para que los que les rodeaban escucharan.

Sergio nunca había sido del tipo celoso o posesivo, pero aquello realmente había sonado como alguna clase de amenaza o advertencia tirada al aire. No era tonto, Max después de todo era un alfa, era el campeón, sabía que había muchas omegas chicas y chicos que desearían acercarse a él de otra forma, incluyendo de su propio equipo.

Cuando llegaron al estacionamiento, Christian todavía los estaba acompañando, la camioneta que los llevaría al hotel ya estaba lista, el conductor era un beta así que no habría problemas por lo pronto. La seguridad alejó a los camarógrafos y Sergio tuvo que empujar dentro a Max y ordenarle que se sentara y se pusiera el cinturón de seguridad.

Max estaba en su etapa del celo en la que estaba un tanto dócil, así que por lo pronto sería fácil manejarlo, después, cuando su celo atacara, seguramente sería difícil controlarlo. Aún recordaba lo que Max le había dicho sobre sus celos, que eran agresivos y fuertes, pero no tenía miedo a eso, sabía que el alfa no le lastimaría.

—Checo, cuida de él, por favor. —Horner parecía indeciso sobre dejarlos ir. Sergio suspiró y asintió.

—Descuida, lo cuidaré como él me ha cuidado a mí. De verdad lo quiero, no dudes de eso, Christian.

—Bien… no dudes en llamarme si necesitan algo o si algo sucede.

—Estará bien, Christian. Vamos a estar bien. —El omega le reafirmó con tranquilidad, quería que el otro le entendiera y confiara en él. A pesar de todo, genuinamente quería a Max y se preocupaba por él. Su relación no solo eran contratos, fotos y pantallas de humo. Max era su alfa y él iba a cuidarlo y amarlo como se debía.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

La sala de juntas estaba un poco fría, pero con el calor que hacía afuera, agradecía un poco el clima dentro. Sus dos abogados, su manager y él estaban sentados del lado izquierdo de la mesa de juntas, los abogados y los representantes ejecutivos de los dueños de Red Bull estaban sentados del lado derecho de la mesa. Christian estaba sentado al frente, sirviendo de parte aguas para ellos.

—Gracias a todos por reunirse aquí. Vamos a hablar, como ya saben, de las propuestas de renovación de contrato con Sergio Pérez, de quien están aquí presentes sus abogados y su representante.

Christian inició, muy tranquilo, con esa misma seguridad que Sergio le conocía desde siempre. Hubo un momento en el que todos se introdujeron y después de las cordialidades, procedieron al protocolo de firma de los contratos de confidencialidad y en un tenso silencio solo llenado por el pase de páginas y el rumor de las plumas al firmar, todos finalizaron y recogieron los NDA para proceder al asunto principal.

Sergio sabía que iban a ser unas horas difíciles y pesadas, estaba preparado para todo, pero mentalmente todavía seguía siendo un reto. Cada quien daría su propuesta de contrato y tratarían de contradecir las propuestas del otro, en un juego de poder que Checo ya conocía muy bien.

Los abogados de Red Bull hablaron primero, comenzaron con sus propuestas y los puntos que preocupaban a sus clientes, las metas que estaban estableciendo para la nueva temporada y para la imagen de la compañía. Checo estaba de acuerdo con todo ello, lo había aceptado desde que las negociaciones habían comenzado. Las dos condiciones que le pedían, las estaba cumpliendo al pie de la letra, la negociación con Ford se había cerrado, la protección que le daría a Max en el campeonato seguía en pie, además todavía estaba logrando el rendimiento que se esperaba de él, antes de que todo comenzara a irse en picada.

Lo había entregado todo a ese equipo, con la única meta de mantener su asiento y retirarse de su carrera con el equipo que lo había acogido cuando sus opciones parecían haberse acabado. Era lo que quería, por más extraño que pareciera.

Sin embargo, aún con todo lo que había hecho por el equipo, ellos se burlaban en su cara y trataban de ofrecerle una basura de contrato que esperaban que firmara por su bien. Escupían en todas las cosas que había hecho por ese maldito equipo, en los dos campeonatos de Max, en el apoyo para el desarrollo del auto de Max, sacrificando sus propias actualizaciones y sacrificando a su propio garaje que iban a verse atados de manos para pelear en todas las carreras.

Le ofrecían un año, solamente, basado en su rendimiento en la segunda mitad de la temporada en curso, más allá de eso, no iban a ofrecerle nada más. Básicamente lo estaban poniendo en una trampa. Sabían que eventualmente el coche, que estaba sufriendo de cambios horribles, fallaría y con la imposibilidad de recibir arreglos, su rendimiento se iría por la borda, se estaban confiando demasiado en el sistema de frenado asimétrico con el que estaba rindiendo el auto de Max. Querían que sirviera como chivo expiatorio para todas sus fallas y a su vez que con sus datos ayudara al equipo de ingenieros a descubrir cuáles eran los errores del auto, con la posibilidad de que esto lo dejara eventualmente fuera de su asiento por la cláusula de rendimiento. Querían todo de él para luego desecharlo y lo entendía, necesitaban alguien que tapara sus errores, sin tener que lidiar con todo el golpe mediático que eso ocasionaría, pero claramente no iba a permitir que eso sucediera. Ya se había peleado con un gobierno por un simple contrato de sponsor, por supuesto que no le tenía miedo a Red Bull.

Podía sentir la mirada de Christian, era pesada, parecía analizarlo, así que cuando se la devolvió, no pudo evitar sonreírle un poco. Los abogados de la compañía habían parado de hablar, así que ahora les tocaba a ellos.

—Gracias, por tomarse el tiempo de exponer los beneficios que me ofrecen con su contrato. —Trató de no sonar sarcástico, estaba muy bien entrenado para poner su mejor cara mediática. —Mis abogados y yo creemos que podemos ofrecerles una mejor propuesta.

No quería decir que había gozado de ver cómo se contorsionaban los rostros de los representantes de Red Bull y de sus abogados con lo que sus propios abogados estaban diciendo. La forma en la que barrieron con todo lo que ellos habían dicho le dejó una sensación de orgullo y satisfacción que no había sentido en mucho tiempo. Era un omega, que se había hecho un nombre en ese oficio con colmillos y garras, enfrentándose a alfas que le menospreciaban y a compañías que deseaban aprovecharse porque creían que era un pobre omega mexicano e indefenso. El racismo y desdén con el que le trataban no era nada nuevo y tampoco le afectaba, porque sabía de lo que era capaz.

Tenía el respaldo de uno de los hombres más ricos del mundo, que puso a su disposición los abogados más aguerridos que pudo encontrarse, todo porque el viejo omega le veía como un cachorro más y porque había demostrado que era capaz de hacerse de un nombre en ese deporte sin nada más que su talento y sus deseos de llegar ahí.

Christian le miró una vez más cuando sus abogados habían terminado de hablar y distribuyeron los contratos a los abogados y los representantes. Le sonrió una vez más, tranquilo y casi condescendiente.

—El señor Sergio Michel Pérez Mendoza de Verstappen, establece las siguientes condiciones en su contrato que ha presentado el equipo. La renovación se extenderá durante el año 2025 como se tiene previsto sin la condicional del rendimiento de carrera durante la segunda parte del año 2024 como lo marca el calendario que establece la FIA. En caso de ser así el piloto retirará el flujo de patrocinios durante el tercer cuarto de la temporada, esto incluiría las negociaciones que se han realizado con la compañía Ford quienes han firmado con mi cliente un contrato de exclusividad de patrocinio que incluye el nombre de la marca, las unidades de potencia, el equipo técnico y de ingeniería y la cantidad monetaria antes establecida.

La renovación deberá extenderse por dos años consecutivos, 2025 y 2026, siendo el segundo año sujeto al rendimiento del piloto durante la temporada previa, no sujeto a problemas de índole técnico que la compañía Red Bull Racing no pueda solucionar, sostener o gestionar, así mismo la cláusula de rendimiento no será sujeta a un límite de puntuación en consideración al piloto principal del equipo, ni en comparación a las limitantes que el equipo no pueda solucionar.

La rendición de este contrato será bajó la compensación monetaria equivalente al flujo de ingresos por patrocinio registrados en la temporada 2023 y hasta donde se extienda el contrato durante el año corriente.

Así mismo si la compañía Red Bull desea que los derechos de patrocinio de la compañía Ford sean cedidos tras la rendición del contrato como piloto principal del equipo Oracle Red Bull Racing, la compañía deberá pagar el equivalente monetario del contrato previamente firmado por mi cliente.

Su contrato había cubierto todas las salidas posibles, todas. En cualquier caso, él terminaba destruyendo a Red Bull. Si lo despedían, tenían que pagarle una suma exorbitante de dinero, y aun así se llevaba a Ford, si querían esas unidades de potencia, tendrían que pagarle por ese contrato, una nueva cantidad exorbitante de dinero, pero sería demasiado tarde para ellos, Ford solo daría las unidades de potencia entrando el año 2025, cambio que debía hacerse previamente con la regulación de la federación, si renunciaban a su contrato no solo perdían el flujo de sus patrocinadores, también perdían las unidades de potencia y la posibilidad de generar un contrato con otra compañía, provocando una multa millonaria por parte de la federación o viéndose forzados a quedarse con las mismas unidades que ya estaban fallando y que eran imposibles de sostener con todos los problemas que se estaban presentando.

Además, estaba la cláusula que cerraba todo eso, como la cereza dulce y roja de un pastel. La cláusula que involucraba a Max.

—Esto también nos lleva a la última cláusula que mi cliente pide, pero que a su vez ofrece para el equipo. El compromiso de mi cliente es mantenerse vigente por dos años más en la categoría de Fórmula uno con el equipo Oracle Red Bull Racing, de modo que se compromete a rechazar cualquier oferta hecha por otro equipo manteniendo con ello la relación estable entre los integrantes del equipo, sin embargo, de ser rechazadas las peticiones de mi cliente, comenzaremos las negociaciones con las compañías que han ofrecido a mi cliente contratos.

Red Bull todavía podía rechazar sus peticiones, todavía podían mantener sus beneficios, pagarle por el contrato exclusivo de Ford, conseguir las unidades de potencia y desecharlo del equipo después de haber destrozado su carrera. Sin embargo, cualquier equipo querría a Checo, cualquier equipo amaría tener sus patrocinadores y sobre todo, cualquier equipo amaría tener a Max con ellos. Christian lo sabía, cualquiera pagaría lo que fuese por Max. Incluyendo Mercedes, quienes en este año podían rescindir de los contratos de Lewis y de George y tomar a Checo y por supuesto, tomar a Max y todo el flujo de patrocinadores que esos dos tenían juntos. Y eso solo se debería a que Max no iba a poder, y mucho menos iba a querer quedarse en Red Bull si su omega no estaba con él. No si el omega le daba la cosa que más quería en ese mundo, no si el omega que lo hacía jodidamente feliz le pedía que se fuera con él.

Christian lo sabía perfectamente. Checo únicamente tenía que decirle a Max que saltara y el otro preguntaría “¿qué tan alto?”. El omega tenía dos posibilidades para ellos y en cualquiera de las dos, salía ganando.

Para cuando las negociaciones terminaron y los contratos estaban firmados, todos se despidieron de forma cordial y fueron por sus caminos separados. Sin embargo, Christian todavía se quedó con Sergio unos momentos, caminó con él, a pasos lentos, para extender aquello; Checo se lo concedió porque sabía que quería decirle algo personal y honestamente quería escucharlo, ya se había enfrentado a Jos, cualquier cosa que Horner pudiera decirle, no le sorprendería más de lo que Jos le había dicho.

—El siguiente año será uno bueno para todos. —Dijo como inicio, metiendo sus manos en sus bolsillos para aparentar ser casual.

—Lo será, eso es lo que más deseo.

—Aunque este año las cosas se pongan difíciles, quiero que recuerdes que eres parte del equipo, Checo. Y el equipo se preocupa por ti, quiere que estés bien. Queremos que estés contento con nosotros.

—Y lo estoy, Christian. Estoy muy contento aquí, es el equipo con el que me quiero retirar, es el equipo al que amo. Estoy dando todo por el equipo, todo.

Hubo un silencio momentáneo entre ellos, como si cada uno sopesara las palabras dichas.

—Allá dentro pareciera que nos tratabas como los enemigos.

—Son solo negocios y lo sabes. Durante años me he defendido como he podido, he peleado por cada puesto, cada contrato, cada renovación y cada logro en mi carrera. Y ahora que estoy por llegar al final de esta, parece que las cosas se vuelven cada vez más difíciles, pensé que sería al revés, pero estamos aquí, ¿no?

—Checo, sabes que el equipo tiene un plan para ambos. Sabes lo que es importante.

—Lo sé. Lo sé muy bien. —El menor se detuvo, su jefe hizo lo mismo, mirándole. Desde el ventanal en el que estaba, podían apreciar la vista del circuito y alrededores, así que Checo miró hacia la lejanía, pero quizá solo miraba dentro de sí mismo. —Sé que lo importante es Max. Siempre lo he tenido presente y yo lo acepté. Max sacrificó su juventud, su libertad, su libre albedrio por estar conmigo, un omega al que han llamado “una mala decisión” por mucho tiempo. Y ahora, que mi tiempo se está acabando, que ya he sacrificado todo por este equipo, que lo he dado todo hasta donde he podido… quiero que sea un final tranquilo, ¿sabes? Quiero que sea bueno…

—Lo será, Checo, de un modo u otro.

—No… Lo será a mi modo. No pienses que estoy usando a Max de forma cruel y conveniente. Él solo quiere protegerme, ya te lo dije, así que lo estoy dejando hacerlo. Porque me di cuenta que ya me cansé de ser el omega que debe pelear. Max tiene la capacidad de doblegar las reglas y las cosas a su propio placer, lo único que quiere el equipo de mí es volverlo campeón otra vez y te aseguro que así será, pero ya no le voy a dar la satisfacción a nadie de manipularme a su conveniencia, de ponerme entre la espada y la pared y usarme como carnada para cualquiera.

—Eso no es lo que el equipo quiere de ti y lo sabes.

—Pero alguien tiene que pagar por los platos rotos, ¿no? Y quieren que sea yo y está bien, lo acepto. Lo acepto por Max, porque yo también sacrificaré algo por Max, así como él lo hizo por mí. No tengas duda de mi lealtad, Christian. Mi lealtad está con Max, con mi alfa, así que no pienses ni por un segundo que le haría daño de alguna forma.  

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Al llegar al hotel, subieron a su habitación seguidos por la seguridad hasta el elevador donde los dejaron ir solos, de los detalles se encargaría el equipo, podían confiar en ellos, así que simplemente subieron a la suite y cerró con llave.

—Ya estamos aquí, amor. ¿Cómo te sientes? —Tocó la frente del menor, podía sentir la fiebre que comenzaba a subir en su cuerpo.

—Extraño. Checo… no quiero… no quiero que estés aquí.

—Maxie…

—No quiero hacerte daño. —El alfa se dejó caer en la cama, con frustración mientras intentaba quitarse el mojado traje de carreras que ni siquiera tuvieron tiempo de quitarse.

—No lo harás. —Sergio se acercó a él y sujetó su rostro con sus manos. —Ya hablamos de esto, no me harás daño.

—Tengo… tengo miedo… de perderme, de volverme agresivo y no saber… de lastimarte. —Max y sus ojos azules infinitamente amorosos y tiernos, le miraban vulnerable. Este era el Max Verstappen que nadie más conocía, el alfa del que se había enamorado, con el que se había enlazado y se había acoplado como si fuese el destino.

—No lo harás, porque me aseguraré de guiarte, de que sigas mi voz… ¿seguirás mi voz? ¿Me dejarás guiarte?

—Checo…

—Maxie… ¿me amas?

—Sí…

—¿Confías en mí?

—Confío en ti…

Amor, déjame amarte. Te he elegido a ti, Max. Déjame ser tu omega, por completo. —Se inclinó para acercarse a sus labios, dejando un suave roce que provocó un suspiro en el alfa. Max podía sentir el calor abrasador en su cuerpo, empezaba desde su pecho y aceleraba su pulso, solo quería tomar a su omega y presionarlo contra él, sentirlo, amarlo, tocarlo, desearlo y saciarse de él.

jij bent mijn hele leven…

Entonces déjame estar contigo…

Max asintió, después de dudar unos momentos. Dejó que Checo lo llevara hacia el baño, lo guiaba como si se tratara de un ciego, lo llenaba de sus hormonas para tranquilizarlo y usaba su voz de omega para comandarlo.

Ambos se desnudaron y tomaron un baño juntos, deshaciéndose del sudor, la champaña y la pesadez de la carrera que acababan de atravesar.

Sergio estaba consciente de que Max necesitaba descansar así que lo llevó a la cama, lo arrulló y lo dejó tomar una siesta primero, sus síntomas iban graduales, así que todavía tenía tiempo, por lo que se levantó de la cama y mandó varios mensajes a los que importaban y después de ello, sacó de su maleta lo que necesitaba. Del pastillero sacó las píldoras que debía tomar. Una redonda y amarilla fue la que tomó primero, serviría para contra restar su supresor, la siguiente, era un tableta grande y rosa, difícil de tragar y amarga, esa serviría para provocarle síntomas de un celo. No había forma sencilla de pasar el celo de un alfa, sobre todo si no se estaba en celo también, así que debía tomar eso para hacer las cosas más fáciles, menos dolorosas si se ponían intensas.

Después de ello tomó un analgésico, la intensidad de la carrera lo había dejado agotado, podía desmayarse durante el celo de Max si no tenía cuidado. La última pastilla la miró por varios minutos, se mordió el labio inferior y trató de hacerlo, trató de tomarla. Parte de él quería hacerlo, quería tomarla y olvidarse de todas esas ideas en su cabeza. Lo pensó con detenimiento y después de minutos de duda y tensión, la desechó en el vaso de agua donde se disolvió y para evitar la tentación, desechó el agua en el lavabo del baño.

Esta era su decisión después de todo, tenía que hacer sacrificios que solo haría por Max y por él, nadie más iba a salvarlo de esto. Nadie iba a protegerlo, solo Max. Solo se tenían mutuamente. Y ya estaba cansado de pelear, ahora dejaría que alguien más lo hiciera.

Jos tenía razón en una cosa, al menos.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Cuando Max despertó, su celo estaba en su punto más alto, su cuerpo caliente ardía y lo desesperaba y sus gruñidos lo despertaron, sobre todo porque el alfa se movía demasiado y le estaba tocando, tenía una mano entre las piernas del omega y otra en su pecho donde había levantado la playera que usaba y acariciaba uno de sus pechos, amasándolo con la suficiente presión como para despertar al omega.

Checo jadeó un poco confundido al despertar, pero comprendió rápidamente lo que estaba sucediendo, Max necesitaba su atención, así que intentó despabilarse lo más pronto posible. Estaba cansado, una carrera como la que habían tenido era cansada, pero su cuerpo lo estaba obligando a responder porque los efectos del medicamento ya estaban presentes en su cuerpo. Estaba lubricando como si estuviera en celo, le dolía el vientre y se sentía jodidamente caliente.

El ambiente del cuarto era una mezcla de sus aromas, Max lo había bañado en sus hormonas y lamía su cuello con insistencia, disfrutando de la marca en su cuello y mordisqueando suavemente la glándula lo cual hizo gemir el omega, sobre todo porque la mano entre sus piernas buscó camino dentro de su ropa interior mojada. El alfa presionaba su miembro de forma ideal, lo estimulaba en todas sus zonas erógenas y pronto lo volvió un desastre de gemidos y temblores. Sentía la conmoción en su pecho, cada nervio al que se extendía la electricidad que le provocaba lo tenía gimiendo y retorciéndose bajo el tacto de su alfa. Además, podía sentir la erección de este frotarse contra su parte baja.

No se esperaba que literalmente le arrancara la ropa interior. Con sus manos rompió la tela y tiró los destrozos de la prenda, dejándolo expuesto. Él hizo lo propio y se quitó la playera que también estorbaba, el alfa hizo lo mismo con su ropa y la colisión de temperaturas le hizo abrazar a Max, acariciarlo en donde pudiera, aferrándose a él con sus brazos que sentían la fiebre del cuerpo del alfa. Estaba sonrojado, debido a su alta temperatura, lo cual le ocasionaba ganas de morderlo así que eso hizo, mordió su hombro, mordió su cuello y apretujó con sus manos el cuerpo de su alfa que repartía los mismos besos y mordidas en el cuerpo de su omega.

Tenerlo entre sus piernas era la gloria, era el lugar en el que siempre debió tenerlo, tal como sus labios en los propios, degustándose como un postre.

Sergio sabía que el alfa buscaría más su propio placer, estaba en celo después de todo, así que no esperaba demasiada preparación de su parte, por lo que no fue sorpresa cuando el alfa empujó dentro suyo y le sacó el aire de los pulmones con un jadeo. La embestida fue fuerte y certera, su interior dilatado solo lo suficiente para que no fuese demasiado doloroso, pero ardía y era un tanto incómodo.

Se aferró un poco a la espalda de Max y se tranquilizó poco después, el alfa le estaba lamiendo la marca que había abierto tan pronto había entrado en él, aquello le daba en otra cosa que pensar por lo pronto, pero no tardó demasiado en que se moviera contra él, lo embestía fuerte y rápido, lo hacía rebotar ligeramente y le sujetaba de las piernas con un poco más de fuerza de la necesaria, pero podía notar que se estaba conteniendo, aún dentro de su calor y de su necesidad, Max se estaba conteniendo para no lastimarlo demasiado.

Cada gemido, cada roce de sus colmillos sobre su piel, fue un gozo que estaba más que dispuesto a aceptar, dejó que el alfa lo tomara con toda la intensidad que quisiera, provocándolo incluso con su aroma para que Max se soltara por completo o entonces jamás superarían aquello y su alfa podría sufrir. Tenían que comenzar a controlar los años de represión, Sergio estaba dispuesto a eso por Max, porque le importaba y quería cuidarlo como se debía.

La primera ronda fue corta, intensa y dolorosa, el cuerpo del omega no estaba preparado totalmente, pero lo soportó lo mejor que pudo. El nudo del alfa le hizo lloriquear un poco, temblando por el dolor que le provocaba debido a que en celo era más grande, sin embargo, notaba como el alfa trataba de apaciguar su dolor, lamiendo sus lágrimas y besando sus labios para distraerlo, incluso al acomodarlo fue muy cuidadoso, dejándolo casi encima suyo para que fuese cómodo tener su nudo dentro.

Tenía que controlarse y sobre todo tenía que resistir.  

Cada vez que el alfa lo tomaba, parecía querer contenerse, pero el omega le rogaba con su voz natural y dejaba que tomara rienda suelta o jamás iban a lograr generar la confianza suficiente en el lastimado y reprimido lobo de Max. Así que cada vez lo provocaba hasta verlo disfrutar aquello de forma plena, sin contenerse, sin perder el hilo de lo que estaban haciendo por tratar de no lastimarlo. No importaba si lo dejara aferrándose a las sábanas y mordiendo una de las almohadas para apaciguar sus gemidos, ni que le dejara marcas en la cadera por sujetarlo con fuerza para embestirlo hasta que sus muslos temblaban azotados por la fuerza con la que golpeaba aquel nudo de nervios en su vientre que le provocaba gemir, tan vergonzoso por lo necesitado que sonaba. Una de esas veces no lo pudo contener y terminó mojándose por completo, la estimulación fue demasiada y Max no paraba, no quiso parar, aunque se lo pidió porque sentía que empujaba sus entrañas con tanta fuerza que su vejiga no lo resistió y la forma en la que su interior se contrajo debido a la fuerza de su orgasmo, provocó un gruñido que le hizo sentir la sumisión dentro de su cuerpo hasta quedar lánguido y tan necesitado del alfa, que perdió la noción de lo que pasaba por un buen rato.

Afortunadamente Max duró solamente dos días en celo, él ya le había dicho que, debido a todo el medicamento para suprimir sus celos, estos se habían reducido en duración, aunque habían aumentado en agresividad e intensidad. Sin embargo, estaba feliz de que hubiera terminado, sabía que no podría aguantar un día más, su cuerpo estaba lastimado y fatigado, no habría podido, aunque lo intentara.

Lamentablemente Max fue consciente de esto, al despertar y ver el desastre de la habitación, mirar a su omega que dormía a su lado, desnudo y con todas las marcas en su cuerpo, fue consciente de lo que había hecho, una sensación horrible y pesada se posó en su estómago, su corazón palpitaba con miedo. Durante todo su celo fue inútil contenerse, no podía, había tanta necesidad que no podía controlarlo y no había querido hacerle daño, pero falló.

—Liefje… Despierta… —Le acarició la mejilla, necesitaba saber si estaba bien, si estaba consciente. Tenía tanto miedo de haberlo lastimado a un grado de inconsciencia que sentía, de golpe, ganas de llorar de desesperación. —Checo… liefje, despierta.

El omega suspiró y abrió los ojos lentamente, acostumbrándose a la voz que le llamaba y se movió con cuidado en la cama. Parecía demasiado cansado.

—Maxie… ¿cómo estás?

—¿Que cómo estoy? —Se sintió aún peor al escucharlo decir eso. —Checo, estás muy lastimado.

El omega sonrió suavemente y volvió a abrir los ojos.

—Estoy bien, Maxie… tranquilo. —Su voz ronca aún era baja, pero Max no podía contener lo que estaba sintiendo dentro. Quiso retirar la sábana que cubría a su omega, pero este fue rápido en sujetarla y eso pareció espabilarlo más —Estoy bien.

—No… no me mientas. Déjame verte.

Sergio se incorporó en la cama, sosteniéndose con su brazo y tirando más de la sábana para cubrir su cuerpo.

—Max, estoy bien. No tienes porqué hacerte esto, no te tortures, ¿está bien? Estoy fatigado y me mordiste un par de veces, ¿y qué? Estoy bien.

—No… Checo… por favor, déjame verte, necesito saber que… que estás bien. —Max intentó quitarle nuevamente la sábana, el omega sabía que de cualquier manera tarde o temprano iba a verlo así que era mejor si hablaban de esto ahora antes de que fuese un problema, así que lo dejó retirarle la sábana.

—Dios… te lastimé demasiado… —El corazón de Max se apretujó con fuerza a cada porción de piel que podía ver lastimada. La cadera de su omega estaba llena de marcas violáceas de sus manos, sus muñecas estaban rojas, había mordidas abiertas en sus hombros, en sus muslos y en su vientre, junto a cardenales rojos que recorrían sus brazos y sus piernas. Además de marcas de mordidas un poco más superficiales en su pecho y marcas moradas y rojas en su cuello y clavículas.

—Max, mírame.

—Lo hago, Checo, te dije que no quería que te quedaras, dios mío, te lastimé demasiado… es como si… es como si yo te hubiese… —Las lágrimas se agolparon en sus ojos y Sergio se movió rápidamente para obligarlo a recostarse y soltó su aroma para tranquilizarlo porque podía ver lo estresado que estaba. ‘

—No, no es así. Estoy bien, Max. ¿No puedes verlo? ¿No puedes sentir lo feliz que estoy? Soy tu omega y tu mi alfa, por supuesto que iba a quedarme.

—No, no, no, tú estás… no, yo te lastimé, te lastimé, yo te lastimé.

—Max, escúchame.

—¡No! ¡Te lastimé! ¡¿No puedes verlo?! Te hice daño, te hice… soy un horrible alfa.

—Max, Max, escúchame.

—Soy horrible, te hice daño.

El miedo y desesperación en la voz de Max y sus lágrimas provocaron que el omega siguiera su instinto de protegerlo, así tuviera que hacerlo de él mismo, la única manera en la que iba a calmarlo de su ataque de pánico para que entendiera que estaba bien, era morderlo, por lo que tomó su brazo y le sujetó de forma segura, llevándolo a su boca y mordiendo su muñeca con fuerza hasta que sus pequeños colmillos de omega rompieron la piel. Marcó al alfa con su mordida. Max soltó un alarido de dolor, pero no retiró la mano, solo miró a su omega, y con su mano libre se limpió las lágrimas, aún estaba respirando de forma pesada, pero sus pensamientos se fueron aclarando poco a poco, la adrenalina de su ataque de pánico comenzó a diluirse poco a poco y su corazón desbocado comenzó a tranquilizarse.

Las hormonas de su alfa recorrían su cuerpo y lo calmaban poco a poco, este todavía se estaba tomando el tiempo de limpiar con su lengua la marca que le había hecho y hasta que estuvo satisfecho con el resultado y ya no brotaba más sangre de la muñeca de su alfa.

—Mi alfa… —Max escuchó un suave gruñido departe del omega, quien frotó su rostro contra su mano que todavía sostenía. —¿Te sientes mejor?

—Checo, me mordiste.

—Así es. Porque eres mi alfa. Mi lindo y perfecto alfa.

Podía ver que Max se estaba tranquilizando por completo y que el cumplido ayudaba.

—Fuiste muy bueno en tu celo, mi alfa.

—Pero… te lastimé.

—No pasa nada, estoy bien, ¿sientes lo feliz que estoy? —Max asintió, todavía mirándolo. Así que Checo dejó su brazo y se acercó un poco más a él y comenzó a acariciar su cabello revuelto, sus hormonas eran dulces y atrayentes, el alfa se relajó en la sensación cómoda.

—Estoy feliz, muy feliz, mi alfa fue un buen alfa, el mejor de todos, perfecto para mí.

—¿Lo fui? —Max ahora sonaba más dócil y embelesado.

—Sí, fuiste perfecto, llenándome y saciándote conmigo, solo conmigo. Con tu omega.

—Eres mi omega.

—Lo soy y tú mi alfa.

Max tenía las pupilas dilatadas, la mordida y las hormonas en su cuerpo parecían haberlo drogado lo suficiente para estarse tranquilo, así que Sergio se sintió mejor de que su plan funcionara, después de todo con Max había cosas que podían ser impredecibles.

—Pero… estás muy lastimado.

—Sé que te preocupas, pero no hay nada que no pueda curarse, además, vas a cuidar de mí, ¿verdad?

—Lo haré, te cuidaré, no volveré a lastimarte.

—Yo sé que no, cada vez que sea tu celo, mejorarás y todo estará bien. Así que no pienses en eso, solo siente lo feliz que estoy. —Siguió acariciándole el cabello y el alfa se acomodó de lado, abrazándolo por la cintura y atrayéndolo a él con mucho cuidado.

—Lo siento mucho.

—Lo sé, pero no hay nada que perdonar, estoy muy feliz, además, toca aquí. —Tomó la mano de Max para llevarla a su vientre que se sentía un poco abultado, el alfa miró entre ellos y tocó con sus dedos el vientre distendido, presionó suavemente y notó que no lastimaba a su omega, así que acarició con cuidado.

—¿Lo hice yo?

—Así es.

—Fui… ¿fui un buen alfa?

—El mejor, Maxie. —Le tomó del rostro para que le mirara nuevamente y dejó un beso suave en sus labios. —Eres el mejor alfa y estoy seguro que serás el mejor padre de nuestro cachorro.

 

 

Notes:

Chequito tiene todas sus decisiones y pensamientos bien centrados. Mi omeguita no da paso sin huarache, así que esperen la resolución de todo. ᕙ(⇀‸↼‶)ᕗ Also, ¿quién no es fan de Maxie alfa todo dócil y bomnito? ‧⁺✧(˶´⚰︎`˵)⁺‧ ALSO perdón si todo lo del contrato fue muy enredado o confuso, no soy abogada y me saqué todo eso de mi esquizo. JAJAJA Perdón si esa parte fue aburrida!

Chapter 15: El cachorro

Notes:

Hellou~ (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧ Volviendo con la penúltima parte de la historia, porque voy a escribir un extra que estará enfocado únicamente en Max y Checo y el bebé. Siento que este capítulo y el pasado estuvieron muy cargados de lo externo, pero ahora sí quiero finalizar con un capítulo dedicado únicamente a ellos. Así que esperen el extra. Muchas gracias a todas por sus lindos comentarios, por su apoyo y por leerme!
Tampoco intentaba que este capítulo saliera tan largo, pero desde que me propuse escribir todos los días una hora por la cosa de mis cambios de rutinas y horarios, se me fueron ocurriendo cosas y terminó así de largo. xD

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

No había sido parte del plan al principio, Checo admitía que tal vez había sido una decisión abrupta, repentina, no muy bien pensada, pero que encajaba perfectamente con el plan. Quizá todo era en parte culpa de Jos, bien o mal le había dado la idea y él la había hecho funcionar, ni siquiera se había preguntado a sí mismo si estaba preparado para tremenda responsabilidad, era una hazaña lo que haría, porque crear un cachorro no era ni de cerca lo mismo que manejar un auto a 300 kilómetros por hora en pistas con curvas pronunciadas, no, esto era realmente un reto.

Se cruzó de brazos mientras esperaba a que la prueba terminara el tiempo que necesitaba para revelar si estaba o no estaba en cinta.

Ahora que estaba esperando los resultados, todo caía con fuerza en sus pensamientos. Una parte de él estaba esperanzado y emocionado, la otra estaba preocupado y completamente aterrado. Un cachorro, a su edad… Sonaba como algo por lo que iban a comenzar a juzgarlo nuevamente, pero bien, en el mundo en el que vivía estaba acostumbrado a que constantemente le juzgaban por todo lo que hacía, mientras Max estuviera contento, era todo lo que le importaba.

Le había costado, realmente le había costado trabajo generar ese celo en su alfa, después de todo pretendía asegurar su estado con uno de los momentos más fértiles del rubio, él había tenido su celo hacía poco, provocarse uno no funcionaría, pero el que estaba en el borde del suyo era el alfa, tenía sus fechas de sus ciclos bien memorizadas, así que solo debía esperar y provocarlo cuando fuese tiempo.

De modo que todas las interacciones con los demás alfas de la parrilla habían sido planeadas y controladas. Todas, incluyendo la de Lewis que había sido la que mejor había funcionado ya que este se había tomado demasiado en serio el ayudarle con las provocaciones al alfa. No es que necesariamente los hubiera involucrado a todos para que le ayudaran, pero por error se le había salido decirle a Lewis que Max estaba cerca de su celo y Lewis se tomó como reto personal el provocar al otro porque le parecía gracioso. Además, coquetear con Checo era algo que Lewis disfrutaba como actividad extra.

Así que había usado a todos para provocar las reacciones que llevarían a Max a sentirse territorial y celoso, entre más notara que su omega estaba rodeado de alfas que parecían coquetearle, sus instintos le urgirían a reaccionar y adelantarían su celo.

Carlos y Charles estaban más que dispuestos a ayudarlo, todavía no estaban enlazados porque Carlos había tenido que operarse y seguía recuperándose de su cirugía, así que mientras tanto le funcionaban, aunque al principio solo había pedido la ayuda de Carlos, pero Charles quiso incluirse porque le encantaba el plan de sacar de quicio a Max, pero en el podio que habían tenido con Carlos, al español se le había pasado la mano y sujetar de la cintura a Checo y darle un beso en la mejilla fue algo que Max no soportó y que eventualmente provocó el celo de su alfa por fin. Una parte suya se sentía algo mal por utilizar de esa forma a Max, aunque lo estaba haciendo por un bien común y de cualquier forma hizo todo por cuidar al rubio como se debía, después de todo, aunque lo estuviera utilizando, estaba seguro de que Max estaba más que contento con todo ello.

Max ni siquiera recordaba lo que le había dicho sobre el cachorro, así que todavía podía ser una grata sorpresa si es que sucedía.

El suave pitido de la prueba al finalizar el tiempo de espera lo sacó de sus pensamientos, estaba debatiéndose entre si había hecho bien o mal en utilizar de esa forma a su alfa, este la había pasado algo mal después de todo el asunto, debido a las heridas que él había recibido y lo difícil que había sido recuperarse, Max se había sentido muy culpable por eso y cada que lo miraba podía notar que lo analizaba como si quisiera borrar todas sus marcas; incluso aún después de casi dos semanas, correr el circuito de China había sido una tortura para todo su cuerpo que aún dolía en ciertas partes.

Se incorporó de donde estaba recargado y tomó la prueba y con un último suspiro la giró y vio el resultado.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Las especulaciones habían comenzado tan pronto habían llegado a China, era de esperarse, su usual forma de vestir cambió radicalmente y estaba usando un parche quirúrgico grande que cubría su cuello, por encima usaba el collar de cortejo de Max que mantenía el dije del león y estaba usando una chamarra amplia que le cubría bien y que le tapaba las manos, sin embargo debajo de esta usaba una sudadera negra que también cubría sus muñecas donde las marcas apenas comenzaban a desaparecer. Las fotografías fueron limitadas, el equipo de seguridad de Red Bull alejó a los paparazzi y solo usaron fotógrafos controlados por el equipo que podían tomar ciertas fotos de lejos a sus pilotos, nada más.

En la parcial privacidad en la que vivían había sido imposible evadir a todos los medios, sabían que sería algo inevitable de una forma u otra, y en el hotel le habían tomado una foto donde estaba sin la chamarra, usando únicamente una playera de un tono azul cielo de mangas cortas y los cardenales amarillos y verdes de sus brazos junto con las marcas de sus muñecas fueron muy claras y levantaron una ola de especulaciones que el equipo no se molestó en responder ni aclarar, ya que Sergio les pidió directamente que no lo hicieran, después de todo no querían levantar más rumores ni que la gente torciera todo lo que Red Bull decía. Los medios tomarían las palabras que quisieran y las harían encajar en su narrativa y había mucho de su vida privada en los medios como para que tuvieran que aclarar cosas que a la gente no debería importarle.

Fue hasta la privacidad de los garajes que los rumores comenzaron a esparcirse con más fuerza entre los pilotos y los equipos. Todos habían visto las vendas, los parches y los rastros de marcas amarillas y verdes que Checo tenía. Ya fuese porque le habían visto entrenar en el gimnasio privado del hotel o porque le habían visto en algún otro lado.

Sin embargo, todavía fue extraño encontrarse a Oscar hablando con Max, ambos apestaban a agresividad y cuando entró al garaje se cubrió la nariz y se quejó de inmediato.

—¿Qué está sucediendo? —Frunció el ceño cuando notó que Max se veía como si fuese culpable de algo, aunque estaba molesto, también apestaba a culpa y Oscar lucía enojado, una expresión que nunca antes le había visto al menor.

—Lo siento, Checo. Solo vine a verte, a asegurarme que estuvieras bien y me topé con Max…

—¿Y por qué la lucha de agresividad?

Oscar miró nuevamente a Max, quien desvió la mirada. Checo suspiró, sabía a dónde iba a eso.

—Solo hablábamos.

—Oscar, estoy bien, gracias por venir a verme, pero estoy muy bien. Más que bien de hecho. —Se sujetó el estómago porque las hormonas agresivas del alfa menor y las amargas llenas de culpa de Max le estaban provocando náuseas.

—Todo mundo puede ver los rastros de moretones, Checo. No tienes por qué ocultarlo. —El menor estaba muy decidido a ir a la guerra contra Max por una idea errónea.

—Max tuvo un celo, es todo, no te preocupes por lo que pasó, estoy bien. —Insistió. Max estaba muy callado, mirando sus pies, porque era la misma culpa que sentía desde que sucedió el celo.

—Celo o no, no es normal. Checo no es normal que tu alfa te lastime de esa forma ni estando en celo, es inaceptable, no voy a quedarme a un lado y esperar a que vuelva a pasar fuera de su celo.

—Oscar no es lo que tú crees…

—No, Max debe saberlo, debe estar consciente de que no lastimas a quien amas, no de esa forma. —Las hormonas del menor aumentaron al igual que la culpa de Max, Checo intentó pedirle que parara porque sus hormonas lo estaban mareando y provocándole fuertes náuseas.

—Oscar...

—Si no lo denuncias tú, lo haré yo, no es algo que vaya a permitir que te siga haciendo.

Checo se volteó y sujetándose del auto vomitó en el suelo del garaje. Max fue hacia él de prisa y lo sujetó mientras el otro sufría arcadas con todo lo que había desayunado temprano.

Oscar de inmediato tomó una botella de agua y una de las toallas limpias que tenían en una de las encimeras y se las ofreció a Max para su omega, después de todo Oscar sabía que no debía tocar a Sergio y Max ya lo estaba sujetando.

—Sácalo, tranquilo… —Max estaba acariciando su espalda en círculos mientras el otro se limpiaba con la toalla.

Al final Max lo llevó a su habitación de descanso y Oscar les dio espacio, yéndose a donde le correspondían sus deberes, pero determinado en que esa conversación todavía no terminaba.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

—Max, si sigues apestando a culpa me van a dar ganas de vomitar de nuevo. —Se quejó el omega, que ya descansaba en la cama de su habitación privada, estaba encogido porque el lugar no era muy amplio ni cómodo, pero al menos estando recostado se sentía menos horrible que hace rato.

—Perdón, es que…

—Olvida todo lo que te haya dicho Oscar, tú y yo ya hablamos de esto, amor. Nada de lo que digan me hará cambiar de opinión ni mucho menos culparte por algo que yo sabía que pasaría. No hiciste nada malo, Max.

El alfa se acarició la marca de su muñeca, la marca de su omega sobre él le ayudaba a recordar que ellos tenían una vida que nadie más comprendía. No aligeraba la culpa, pero hacía lo posible por recordarse que sería mejor por Checo.

—Te amo, Maxie… —El omega estiró su mano para que Max la tomara, así que eso hizo y acarició sus nudillos, las marcas amarillas de sus muñecas ya estaban casi desapareciendo.

—También te amo, por eso me siento culpable.

—Deja de sentirte así, ¿quieres? Y controla tus hormonas o voy a vomitar de nuevo, por favor. —Insistió, con queja, porque amaba el aroma a naranjas dulces de Max, pero su aroma amargo a culpa le estaba revolviendo el estómago nuevamente.

Él ya sabía que su embarazo no sería nada normal.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

La prueba era positiva, los genes holandeses de Max de los cuales tanto se jactaba surtían efecto, al parecer. Apenas tenía cuatro semanas según la prueba, pero los efectos de los síntomas los estaba sintiendo desde China y era completamente ridículo. Ya sabía que un embarazo omega era más complicado y a veces se presentaba con efectos más intensos que un embarazo normal, pero temía que las cosas fuesen a complicarse de más. También tenía que asegurarse de cómo diría aquello, hablar con el equipo y todo eso.

El plan marchaba de forma adecuada, era lo último que necesitaba en su plan, así que de ahora en adelante, todo estaría en manos de Max.

La cosa era que, tener un cachorro era una manera de zafarse de las cosas que Red Bull quería hacer con él. El carro sufriría, su equipo sufriría, y él tomaría todo el calor de la muchedumbre que vendría por su cabeza cuando los resultados de sus carreras dejaran de ser favorecedores, sería la pantalla de humo para que Red Bull siguiera protegiendo a Max y su campeonato, mientras intentaban probar qué le hacía falta al auto, dónde estaban los errores que tenía. Por lo que intentó juntar toda la información que pudo en esas últimas carreras, pero sabía que le costaba cada vez más trabajo frenar, seguir el ritmo, tenerle confianza al auto y pronto se volvería incontenible.

Sin embargo, esta vez no estaba dispuesto a poner el cuello y esperar el filo de la navaja. Ya se lo había dicho a Horner, estaba cansado de luchar y de ir contra la marea él solo. Así que había encontrado una solución para salvar su cuello, que no era fácil, pero que podía funcionar para todos.

Todo había sido gracias a Jos, con sus comentarios alfacentristas y estúpidos sobre ser el omega que su hijo necesitaba y darle a Max lo que siempre había querido. Sabía que si le daba un cachorro a Max, si le daba lo que el alfa anhelaba y que lo haría completamente feliz, entonces lo tendría por completo atado a él. No es que fuese a hacerlo únicamente por los beneficios que eso le traería, Max estaba dispuesto a esperarlo tanto como él quisiera y lo había aceptado, pero ya que Max había sacrificado algo por él, así mismo Checo sacrificaría algo por el alfa y de paso evitaría los desastres de Red Bull.

Además, por primera vez la narrativa le favorecería, un omega como él, embarazado del campeón, la gente se volvería loca y lo sabía. Nadie le juzgaría por tomarse un descanso de la temporada para dar a luz al hijo de Max Verstappen, habría haters y publicidad negativa, como siempre, pero también sabía que sería un golpe publicitario suficientemente positivo con el que podían desviar la atención de lo que sucedía alrededor del equipo y dejaría que alguien más sufriera las consecuencias de todo eso, mientras tanto él se ocuparía de mantener a Max contento y tranquilo cuando las cosas se pusieran difíciles. Si Jos estaba en lo correcto, Max ganaría ese campeonato así tuviera que salir desde el último puesto de la parrilla hasta ganar el podio para ir sacando puntos de ventaja por encima de cualquiera.

Así que su contrato seguiría en puertas, la renovación ya se había anunciado y ahora solo tendría que hablar con el equipo. No podían despedirlo por las cláusulas de su contrato, además de que podrían enfrentarse a una demanda multimillonaria si lo despedían por su embarazo, tendría a los medios de su lado, todo el mundo sabría de la injusticia si eso llegaba a pasar. Red Bull pondría a quien quisiera en su asiento por lo pronto y tratarían de sopesar el golpe de cualquier cosa que sucediera con el auto y él seguiría su curso normal, creando un bebé y apoyando a su marido alfa. Las fechas eran perfectas, si todo salía a la perfección, su bebé iba a nacer para finales del año y tendría el tiempo suficiente para recuperarse y regresar a la siguiente temporada sin problemas.

Ahora solo necesitaba que las cosas siguieran su curso.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Max tenía la comisura de sus ojos y la nariz rojas, sus pómulos también estaban rojos, así que Christian frunció el ceño y lo analizó detenidamente. No era alergia, Max no era alérgico a nada, así que la única posibilidad era que había estado llorando previamente a esa reunión.

En la sala estaba el representante legal de Checo, el de Max, Helmut Marko, Jos Verstappen y un abogado de Red Bull, Alice y Katy.

Max y Checo estaban sentados juntos y ya que estaban todos sentados, el omega habló.

—Uhm… gracias a todos por reunirse tan pronto. —Inició con algo de duda, pero después de tomar algo de aire continuó. —Tengo algo importante que decirles y no puede esperar, yo sé que hablamos de esto y que no era lo que habíamos acordado, pero… estoy esperando un bebé.

Christian se llevó las manos a la cara como para contener cualquier cosa que estuviera sintiendo, Jos sonrió de medio lado al igual que el viejo Helmut, el abogado de Red Bull sacó su iPad y comenzó a hacer algo y Katy comenzó a tomar algunas notas, Alice simplemente sonrió, enternecida.

—Felicidades, a ambos. —Fue la primera en felicitarlos, aunque Checo ya sabía que en aquellos momentos Christian solo quería explotar contra ellos.

—Todas las cosas que les pedí fueron sencillas. —El director estaba mirándolos con una mezcla de emociones indescifrables, Checo podía ver frustración y temía por esto, pero Max sujetó su mano con seguridad y cariño.

—Christian…

—No, Max. Nada. Les pedí cosas sencillas, ¡fáciles! Dios… —Se llevó la mano a la frente y se mantuvo en silencio por unos momentos.

—Ya era hora, después de todo estabas desperdiciando tus atributos, un omega como tú debería tener cachorros, que mejor que los tengas con Max. —Helmut, quien ocasionalmente nunca decía cosas buenas que no sonaran a insulto, le sorprendió con su comentario. Si bien sonaba jodidamente machista, podía entender su perspectiva y no sentirse ofendido, después de todo ya había aprendido a no tomarse nada de lo que el viejo alfa dijera muy a pecho.

Max sonrió por compromiso, tampoco estaba de acuerdo con las cosas que decía el viejo, pero habían aprendido a llevar la fiesta en paz con él.

—¿Quieres dejar de felicitarlos por esto? ¿No entiendes el riesgo al que se enfrenta el equipo con Checo embarazado? —Horner parecía el único en desacuerdo con el asunto.

—No, Christian. Esto le hará bien a Max, será bueno para él, míralo, esto le va a sacar todo el potencial que necesita.

Checo enarcó una ceja, se sentía jodidamente extraño que Marko y Jos estuvieran apoyándole, así que decidió jugar el papel, por su bien y por el bien de Max. Mientras pudiera sacarle ventaja a cualquiera de las cosas que ellos dijeran, sería perfecto.

—Tengo cuatro semanas, Christian. Me enteré apenas, porque me hice una prueba regular como habías querido, pero ya sabes que sucedió el celo de Max.

Todos le miraron con distintos grados de sorpresa cuando dijo eso.

El celo del alfa era todavía un tema delicado del cual no querían hablar abiertamente. Cuando habían visto a Checo lleno de marcas y heridas, hasta su equipo de mecánicos se habían puesto algo defensivos de él, el omega no les había dicho nada más que el celo era agresivo y era todo, lo vieron aguantarse los dolores y le obligaron a revisiones médicas, así que era un tema todavía fresco y difícil de navegar.

—Checo, ¡¿por qué no nos dijiste antes?! —Christian nuevamente estaba exaltado.

—Me hice la prueba el sábado, lo siento, no iba a decirles de la noche a la mañana y poner en riesgo al equipo.

—¡Te pusiste en riesgo tú! ¡Ya corriste dos circuitos! ¡embarazado! ¡¿Qué pasaría si hubieras tenido un accidente?!

—En uno técnicamente no tenía idea y en este solo no creí que fuese conveniente decirlo.

—Yo también ya le dije lo mismo, así que no vale la pena seguir discutiendo sobre eso. —Max añadió y Christian lo fulminó con la mirada.

—Max, estás enlazado a él, ¿cómo no te diste cuenta que estaba embarazado? —Masculló el omega con frustración y sacó su móvil para hacer una llamada.

Marko se estaba riendo.

—Es un omega con agallas después de todo.

—Como sea, nada de poner en riesgo a mi nieto nuevamente. —Jos parecía muy serio, aunque le hablaba a Max quien solo asintió. Checo enarcó una ceja otra vez. Que Jos se comportara decentemente con él le sabía mal por alguna razón.

—En fin, todavía puedo correr hasta el parón de verano y…

—¡NO! —Todos los presentes habían gruñido en respuesta a su muy alocada propuesta de seguir corriendo. Sergio intentó no reírse, aunque en parte se sentía algo regañado.

—No, ni creas que te vamos a permitir correr ninguna carrera más. Desde ahora estás baneado de las carreras y si no quieres que te amarre a una silla de ruedas, vas a hacer lo que te estamos diciendo. —Christian amenazó con mucha honestidad y Checo solo pudo reírse. Max parecía aliviado de que el otro amenazara de forma contundente a su omega, porque de verdad que no podía hacerlo entrar en razón de que correr era una pésima idea. Emilia Romaña era una pista muy peligrosa y luego seguía Mónaco, uno de los circuitos más complicados de todo el calendario, un solo error por parte del piloto o de alguien más, podría terminar en un choque aparatoso y Max ni siquiera quería imaginarse que Checo estuviera involucrado en algo así y perdiera el bebé.

—Vamos a hablar con la gente de Liam Lawson, después de todo será buena publicidad tenerlo a lado de Max y aplacaremos la ansiedad que siente por subir al asiento de Daniel. —El viejo Helmut parecía muy tranquilo a diferencia del director. Horner estaba hablando por teléfono con alguien y el abogado de Red Bull estaba haciendo algo de forma privada en su iPad.

—También tendremos que hacer un anuncio, iré preparando anuncios con sus equipos para poder tener un plan cuanto antes y mostrárselos para que los aprueben. —Katy añadió y Alice asintió, muy seria.

—Hay que hacer una sesión fotográfica, quiero a Checo lo más maternal posible, una buena imagen que dé cosas positivas de las cuales hablar.

—Ay por dios, ya van a empezar las dos. —El omega chasqueó la lengua y Alice enarcó una ceja.

—Perdón, yo no soy la que decidió embarazarse del campeón de fórmula uno más polémico que hemos tenido en estos tiempos. Necesitamos que te veas maternal y adecuado. No quiero sonar como una imbécil, Checo, pero eres omega, se supone que te veas maternal y delicado, eso ayudará y estoy segura de que a tus patrocinadores les encantará la propuesta.

—Lo siento, Checo, pero Alice tiene razón, pero descuida, todo lo haremos con tu aprobación, así que permítenos hacer lo mejor para ti. —Katy parecía compadecerse de él, así que esperaba que por lo menos le hicieran buenas propuestas y nada vergonzoso. Podría ser un omega, pero todavía era un piloto de fórmula uno, no iba a dejar que mancharan la imagen que tanto le había costado conseguir en aquel deporte.

—Será lo mejor, estoy seguro de que mi yerno será un buen omega, el mejor para Max, ¿no es así?

Checo por tercera vez enarcó una ceja cuando Jos habló y aunque intentó, no pudo ocultar su cara de extrañes y desagrado a las palabras del padre de Max, su alfa estaba igual, porque no se creía que su padre fuese a salir con tal cosa.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Unas horas antes…

—Max, quiero hablar contigo de algo. —Sergio estaba fresco y recién cambiado, era temprano por la mañana, Max también se estaba terminando de vestir pues planeaban pasar unos días descansando en Miami y de ahí irían a México a ver cómo estaba todo lo de la boda y después viajarían al siguiente circuito, juntos.

Estaban preparándose para salir a algún lugar, Max simplemente seguía órdenes.

—¿Qué sucede?

—Vamos a ir a una junta con el equipo. Solo los directores y también va a estar tu papá.

—¿Por qué? —Max de inmediato frunció el ceño.

—Tengo algo que decirles con respecto a nosotros, así que por eso te pedí que saliéramos, vamos a ir para allá y después a comer, ¿está bien?

—Oh… ok… pero, ¿qué sucede? —El alfa quería mantener la calma, pero le mataba la curiosidad. Checo le tomó de la mano y lo llevó hacia la cama donde le obligó a sentarse, él tragó en seco porque el hecho de que quisiera que se sentara lo tomaba como que esto era realmente importante.

—Max… no hay manera sencilla de decirte esto, así que… —Sacó algo de su bolsillo y se lo ofreció.

Ahora, Max no era estúpido, y mucho menos ignoraba que esas pequeñas cosas existían y que servían específicamente para algo muy obvio. Sin embargo, la miró más del tiempo necesario, con el ceño fruncido y completamente confundido.

—Es una prueba de embarazo. —Checo le clarificó, pensando que tal vez el alfa estaba jodidamente perdido, lo cual sí era así, pero no por las razones que el omega creía.

Sacudió la cabeza y miró al mayor, completamente sorprendido.

—Uhmm, ¿sorpresa?

—Checo…

—Voy a tomar como que no estás muy feliz por la noticia. —Le quiso quitar la prueba de las manos. Quizá se había pasado, quizá Max no estaba listo para esto. Repentinamente sintió todo muy real. Ni siquiera se había puesto a pensar si el alfa estaría de acuerdo con eso, si quería cachorros, si estaba dispuesto a ser padre a su edad. Pensó que había cometido el peor error de todos, pero Max no le dejó que le quitara la prueba, de hecho le sujetó de la muñeca y lo acercó a él.

—¿Esto es verdad? —Su voz sonaba ronca, llena de emociones que estaba conteniendo, él solo asintió. —Pero dijiste… tú dijiste que no querías… que era… dios… fue por el celo, ¿cierto? Te embaracé en el celo.

Checo pudo ver la forma en la que Max se nublaba con culpa, sus ojos azules llenos de ella se desbordaron de un minuto a otro y él también sintió una punzada de culpa al hacer aquello de forma tan abrupta.

No sabía cómo hacerlo. Antes de la reunión que había programado, no tenía idea de cómo decirle a Max aquello aunque lo había confirmado unos días atrás y aunque había tenido la sospecha desde semanas antes. Lo esperaba y lo había buscado, pero no se puso a pensar la forma en la que Max tomaría las noticias, ni mucho menos la forma en la que abordaría el tema con su alfa.

—Max, estoy feliz por esto. —Le tomó del rostro y se puso entre sus piernas, el rubio parecía querer contradecirlo, pero él insistió. —¿No puedes verlo? ¿No puedes sentirlo? Leoncito, estamos embarazados, tendremos un cachorro... tendremos un… un cachorro… —Hasta ese momento él mismo no había asimilado la realidad del asunto. Quiso decirlo de forma firme, para darle confianza a su alfa, pero no le salió, sus sentimientos afloraron y se quebró por la felicidad, la emoción y los nervios que aquello le ocasionaban, tanto que se le olvidó el idioma, pero Max entendía suficiente.

El alfa lo abrazó con fuerza, por unos minutos solo fueron ellos llorando, abrazándose y consolándose, pero regocijados en la felicidad que esos momentos les estaban dando. Terminaron recostados en la cama, sopesando la sorpresa y las lágrimas. Checo se rio un poco, porque se sentía demasiado emocional por sentir la realidad de la noticia en su propio ser. Algo crecía dentro de su vientre, algo que era suyo y de Max, un cachorrito que había sido parte de un plan, pero que ahora se sentía como la mayor bendición del mundo, sin embargo, también le abrumaba.

—Hicimos un cachorro… —Max dijo en voz quieta, sorbiendo su nariz, miraba a su omega a los ojos, parecía algo sacudido de sus emociones, pero de forma positiva.

—Sí… hicimos un cachorro, Maxie… un cachorro tuyo y mío. —Él mantuvo el mismo tono, no quería romper la atmósfera, se sentía casi como un secreto.

—Pensé que querías esperar, no quería embarazarte, no fue mi intención.

—Pero sí la mía, fue mi intención embarazarme de ti. Yo fui quien decidió no tomar el anticonceptivo. —Decidió que era solo correcto el quitarle toda la culpa a Max diciéndole lo que había sucedido, tomando toda la responsabilidad de lo que había hecho, quizá de ese modo, Max disfrutaría libremente de aquello.

—¿Por qué? Dijiste que no querías cachorros.

—Ya sé, pero… Maxie, has sacrificado tanto por mí, que pensé que darte esto sería perfecto. Además, lo sentí… tal como tú sentiste que debías proponerme matrimonio, así mismo sentí que debía tener un bebé contigo.

El rubio pareció pensárselo un momento, su respiración era lenta, pero mantenía cerca al omega, abrazándolo por la cintura y pegándolo a su cuerpo lo más que podía.

—¿Entonces está bien? —Preguntó finalmente, con la duda todavía en sus palabras.

—Sí, está muy bien. —Sonrió de forma suave, Max llevó una de sus manos al vientre del omega y solamente la posó ahí, como si quisiera sentir cómo crecía algo ahí. —No puedes verlo, pero te aseguro que está ahí.

—Nuestro cachorro está aquí.

—Seguro y sano.

—¿Fui un buen alfa? —Su pregunta hizo que el omega sintiera pequeño el corazón, la aprobación que Max buscaba jamás había sonado tan vulnerable. Siempre venía cargada de sus victorias, su ego y su forma sarcástica y filosa de ser, pero aquí, la pregunta era directa y vulnerable, quería saber si había sido bueno, si había hecho lo correcto, si era digno del reconocimiento.

—El mejor, Maxie. Eres el mejor.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Formula 1 @F1

Breaking Sergio Pérez tomará un descanso de la temporada, Liam Lawson lo sustituirá a partir de la siguiente carrera.

↳Isaac Hughes @IsaacBoy

Finalmente sacan a ese omega del asiento que estaba acaparando, ya era hora.

↳HoshiSan @GreekLove

¡¿Pero por qué razón?! ¡Necesito una explicación! 😭😭

↳LiliPiastriFan @Lilishyyy

Necesitamos que @RedBullRacing de una explicación de por qué están bajando a Checo de la temporada cuando está haciendo tan buenas carreras sacando 1-2 con Max!

↳Dixie @dixie1911

Tranquilos, el post claramente dice un descanso, si lo estuvieran bajando por cosas del rendimiento, lo especificarían, esperemos a que Red Bull diga algo.

 

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

 

Motorsport News! @MotorSportNews

Red Bull ha anunciado que su piloto Sergio “Checo” Pérez se tomará un descanso cuando su temporada venía muy prometedora, ¿qué está sucediendo en Red Bull? Han sido meses de muchos anuncios con este equipo.

Formuleros TV @Formuleros1

¿Qué sucede con Red Bull? Acaban de anunciar la renovación de Checo por dos años más, pero ahora salen con que se tomará un descanso, me parece algo injusto, ¡necesitamos una explicación!

Checo Lovers @ChecoOmegaLovers

No es fácil ser fan del omega sabroso, Red Bull ya dinos qué está pasando 😭😭 Primero que Verstappen nos lo roba y ahora que se tomará un descanso de la temporada, por favor ya suéltanos, Red Bull, nos haces daño.

 

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

 

Moustache Alpha dude @D_Portgas

Llámenme loco, pero ¿sí recuerdan la mirada de odio de Verstappen a Sainz en el podio? 👀 Ahí hubo embarazo, yo lo sé, ustedes lo saben, todos lo sabemos. 👏

↳ Angie1633 @LestappenGirl

¡Deja de inventarte cosas! Esa relación fake que tienen es lo peor que le ha pasado al equipo. Y si algún día llega a tener un cachorro, estoy segura que lo perderá, es lo único que se merece.

↳ FriendlyUser @Agla11

Chica, ¿qué mierda? ¿Cómo eres capaz de decir semejante estupidez? Aunque no te guste su relación que es más que OBVIO que es real, no puedes ir por ahí diciendo cosas como esas, ¿en qué punto normalizamos el hate a Checo de esta forma?

↳ Franky @Nasty_Franky

Déjala, hay fans locas que con tal de justificar su ship dicen las peores cosas, es horrible ver cómo parece que se ha normalizado el hate a Checo, pero al final de cuentas, él está donde quiere estar y con quien quiere estar, se quedó con el campeón y les toca soportar a todas!

 

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

 

Oracle Red Bull Racing @RedBullRacing

Estimados fans, en el equipo estamos muy orgullosos y felices de informarles que nuestro piloto Sergio Pérez ha decidido tomar un descanso de la temporada, con el fin de darle prioridad a su salud y a la salud de su nuevo bebé. En la familia Red Bull estamos muy contentos por la llegada de este cachorro y les pedimos a los fans comprensión y respeto en estos momentos tan felices para la nueva familia. Por el resto de la temporada Liam Lawson tomará el puesto de nuestro piloto hasta que esté en condiciones de retomar su puesto. ¡Enhorabuena! @SChecoPerez @Max33Verstappen

↳ Checomiomega @lovely_Checo

¡¿QUÉ CHECO ESTÁ QUÉ?!!!! 😮😮😮😮😮

↳ Amy @Amy0805

Disculpa, ¿cachorro???!!

↳ Kika @mynameiskika

Ay, amo esto, de verdad. No saben lo mucho que me emociona Checo panzón, le va a dar un cachorro a Max, soy lágrimas. 😭😭

↳ Chio @Chio_Ortega

Van a tener un bebé, ósea todo bonito, bien bonito y así. 😭😭

↳ Leo @MexicanLion

Bhoaw, finalmente! Que sirva de algo el omega, porque para correr el auto no sirve mucho. Al menos Max ya le dio uso, está en el lugar en el que tiene que estar, procreando cachorros!

↳ BlueSweaterGirl @darievzrz

Nunca falta el vato todo ignorante! Típico hater que usa la casta de Checo para hacer comentarios alfacentristas. Checo sigue siendo el subcampeón de F1, que vaya a tener un cachorro solo lo hace mil veces más increíble!

 

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

 

Sergio Pérez @SChecoPerez

We’re pretty POSITIVE about the news (Don’t tell anyone, but Max almost fainted) / Estamos muy POSITIVOS por estas noticias. Max casi se desmaya, por cierto. @MaxVerstappen1

 

↳ Friendly User @yeijoppa

Así que Max no solo es rápido para los circuitos, también es rápido para embarazar a su omega. 😍

↳ Licha @LichaOwO

COMO QUE UN CACHORRO SERGIO MICHEL, quiero ser la madrina.

↳ Friendly Cat @brockenscene

Uff, Chequito panzón. Me encanta. 😟😩

↳ Friendly User @Belier13

No, pero imagina lo precioso que se va a ver Checo todo panzón y llenito. 😍

↳ Gise @Gise_Girl

Yo estaba 100% segura de que esos dos se iban a comer la torta antes de tiempo, así que ahora estoy en paz y feliz por completo.

↳ Zahiel @Zahiel_Girl

¡Yo sabía! ¡Yo sabía que iba a poner bollo en ese horno!!!

↳ Mar @MarGC

Now that’s simply fn lovely 😍

↳ Gaia @GaiaEncadenada

 Ya me la sospechaba que este hombre iba a salir preñado, lo manifesté y lo obtuve. 👏

↳ Friendly User @Himeco

Tenemos cachorro, que hermoso!! 😍

↳ Danny @Danny837

Checo panzón, nuestra nueva religión, amamos. 😍👏

 

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

 

La respuesta de la gente había sido muy favorable, tal como se lo esperaba, había muchos haters diciendo cosas desagradables y era algo que no se podía evitar, pero se mantuvo en tendencia y rápidamente los paquetes de marcas destinadas a omegas y productos de maternidad comenzaron a llegar incluidos con propuestas de sponsors, era hasta cierto punto divertido.

Así que decidió jugar el juego de PR a su favor, mejor que nadie, adelantándose un paso a todos, porque esta vez no iba a dejar que arruinaran su imagen, que lastimaran a su cachorro o que siguieran diciendo cosas de él. Se acababa aquí toda la especulación, así tuviera que manipular a medio mundo. Por lo que, al llegar al circuito, con su nuevo estatus, no le importó que les tomaran fotos, tomó la mano de Max y muy orgulloso de ir con él caminaron juntos, ignorando al creciente grupo de reporteros, sin embargo Max había pedido seguridad para ellos y esta se estaba encargando de mantenerlos alejados.

Él todavía estaba usando su uniforme de Red Bull, pero estaba usando una chamarra que le quedaba unas dos tallas más grandes porque era de Max, así que de esa forma daba un aspecto diferente, se veía un poco más rellenito y hasta delicado. Algunas veces puso su mano sobre su vientre y las fotos fluyeron en línea como pan caliente, la gente volviéndose loca por el gesto tan “protector” y “maternal”.

No le gustaba toda la atención y el vuelco mediático que estaba dando su vida, pero por ahora tendría que poner buena cara y hacer lo que tenía que hacer. Podía soportarlo algunas semanas, después se calmarían y tendrían algo de tranquilidad, o al menos eso esperaba.

Así que mientras Max iba a hacer sus deberes, él se mantuvo con su equipo de marketing e hizo algunas entrevistas breves con reporteros que lo abordaban acerca de su nuevo estatus de descanso por maternidad. Aquí era donde el juego comenzaba para él.

—¿Cuál fue la reacción principal del equipo? Venían haciendo una temporada increíble junto con Max, muchos buenos puntos para el campeonato, ¿dime cómo fue decirles?

—Bueno, puedo decirte que al principio no estaban nada contentos, y lo entiendo, también fue una sorpresa para mí, corrí dos circuitos embarazado, porque tenía algo de miedo de decirles, pero bien, no iba a ponerme más en riesgo, así que tuve que decirlo.

—¡Vaya! Eso sí que debió ser una decisión difícil, nos da gusto que hayas decidido decirlo, seguramente tu equipo te apoyará mucho de ahora en adelante.

—Sí, sí, después de la sorpresa y preocupación inicial, se portaron muy amables y comprensibles. Mi equipo de mecánicos está muy feliz y emocionado, siempre me han apoyado muchísimo. Ahora les toca apoyar a Liam en lo que yo hago a este bebé. —Llevó sus manos a su vientre y el entrevistado sonrió animado, la cámara lo enfocó con su gran sonrisa cálida y coqueta.

Esa pequeña entrevista ocasionó las respuestas deseadas. La empatía de sus fans y el reclamo a Red Bull de no apoyarlo, de tratarlo con diferencias y descuidos; hubo una clase de presión mediática que le favorecía después de todo, la narrativa de ser el omega en Red Bull que tuvo que correr dos circuitos sabiendo que estaba embarazado por tener desconfianza en el apoyo de su propio equipo, era un golpe fuerte para la compañía.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

—Dinos cómo lo tomaron tus familiares, Checo. Seguramente están emocionados por esto. —La reportera rubia de un canal británico que se había metido empujando a todos para conseguir una entrevista corta se portaba muy amable, cuando siempre habían sido los primeros en atacarlo. Le daba algo de risa.

—Ah, sí, definitivamente. Mi suegro también está muy contento, dijo que ya era hora que Max le diera un nieto, así que te puedes imaginar lo contentos que estamos con esto. Mi suegra y cuñada también ya hablaron conmigo, ellas están muy contentas por ambos y bueno, nos vamos a reunir pronto, por supuesto que Jos vendrá con nosotros, ha estado muy al pendiente de mi salud porque le preocupó que corriera embarazado, pero ahora todo está bien.

—Que grandes noticias, Checo. Pues enhorabuena, estamos seguros de que veremos a abuelo Toño y abuelo Jos celebrar muy felices de esto.

—Así es.

Esa pequeña entrevista dirigió la narrativa a donde quería, con ello le ataba la lengua a Jos y a los medios holandeses que no se cansaban de especular. Jos no podría decir nada horrible, ni ponerse a especular con su habitual cizaña, porque entonces todo mundo lo iba a atacar y lo tacharían del mal suegro que deseaba hacerle daño a Max y a su nueva familia.

Sin embargo, todavía tuvo que enfrentar a los medios españoles que les encantaba joder con la misma narrativa de siempre. Así que respondió las preguntas de aquellos que lo rodearon, oliendo a tristeza mientras usaba una playera azul cielo que tenía el logo de Max en el pecho y que de paso se le ceñía un tanto al vientre que ya le había crecido un poco. Había una curvatura visible y se le había ensanchado la cadera, había bajado un poco de peso, pero estaba radiante, su piel estaba limpia y parecía tener un aura maternal que atraía a propios y extraños. Así que esa imagen de él, con expresión cansada y una mano sobre su vientre mientras le preguntaban por las especulaciones de reporteros españoles que lo acusaban de usar su bebé para asegurar su asiento en una narrativa tan alfacentrista y grosera, le dio vuelta al internet y provocó una ola de apoyo y presión a los medios españoles que habían saltado a decir ese tipo de cosas.

—Creo que es completamente innecesario decir esas cosas. Siempre me he manejado con mucho profesionalismo en mi carrera, mi esposo está muy feliz por el bebé y el equipo está enfocado en apoyar a Liam lo más que se pueda ya que ha habido muchos problemas con el auto, Carlos está enfocado en su carrera y en su equipo, sobre todo ahora que se ha enlazado, estoy seguro de que los asuntos que competen a su carrera será algo que eventualmente él compartirá, pero no creo que exista la necesidad de decir tan irresponsablemente todas esas cosas.

—Sabemos que tu equipo te apoya y la gente, los fans, te apoyan muchísimo, pero también sabemos cómo es el deporte en el que estamos, ¿crees que haya la posibilidad de que algo así suceda?

—No, para nada. Mi contrato es claro y mi equipo me apoya, aunque no esté corriendo, tenemos un contrato y ellos están enfocados en apoyar a Max y a Liam. Si hay conversaciones con tal o cual piloto, eso no me concierne a mi y tampoco veo que debido a eso haya la necesidad de especular sobre mi bebé, o sobre mi familia, que nada tiene que ver con ese asunto.

Unas semanas después los medios españoles se disculparon públicamente por atacar deliberadamente a Checo usando como principal asunto su bebé.

Así que paso a paso fue usando el poder que tenía con los medios para controlar la narrativa desde su perspectiva. Usando la imagen que el mundo quería de él, pero sin doblegarse a ellos y con el apoyo de Max, no tardó en crear la pantalla perfecta para los problemas de Red Bull, protegiendo de ese modo a Max y al equipo, incluyendo a Liam quien estaba recibiendo todo el golpe de los medios debido al rendimiento del auto.

Se sentía un poco mal por hacerle eso al chico, pero era la única manera de vivir algo de tiempo en paz. Después de todo, en un mundo alfacentrista como en el que vivía, tenía que jugar todas sus cartas a su favor. Al final del día siempre podía volver a los brazos de Max, regocijarse en su cariño y descansar como nunca lo había hecho.

Y cuando los medios parecían estarse olvidando de la tarea importante que estaba haciendo, tan solo tomaba un post de Instagram para recordarles que él solo era un omega, gestando un bebé, el cachorro de Max Verstappen, y que por ahora todos los asuntos relacionados con el rendimiento del equipo o del auto no eran su problema. Atacar a un omega preñado era un golpe bajo y pronto se dieron cuenta que hacerlo provocaba una ola de presión mediática en la que nadie quería verse envuelto.

Sergio Pérez V. @SChecoPerez

 

Running out of pajamas, when did you grow up so much? /
Ya no me queda la pijama, cuándo creciste tanto?

↳ Lewis Hamilton @LewisHamilton

Que linda que te ha crecido la pancita! Felicidades. 🙌

↳ Oscar Piastri @oscarpiastri

Te sienta muy bien. 😎

↳ Lando Norris @landonorris

Definitivamente creciendo, a este paso vas a reventar. 👀

↳ Daniel Ricciardo @danielricciardo

Ah, que hermoso. El pequeño león está creciendo! 😍

 

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

 

Max Verstappen @MaxVerstappen1

PGNT

Mi pequeño león holandés está creciendo mucho.
Gracias por cuidarlo tan bien @SChecoPerez Te amo. 🧡🦁

↳ Charles Leclerc @charlesleclerc

No es que hayas estado celoso ni nada, ¿verdad? 🤔

↳ Carlos Sainz @carlossainz55

No, solo está dejando en claro de quién es el bebé, para nada está celoso. 🤣

 

Notes:

Chequito dijo: de mí ya no van a hablar, quieren noticias? únicamente las que yo les de y se joden.
Also no me funen por las imágenes, no hay mucho de dónde escoger, traté de encontrar las más neutrales posibles, pero es casi imposible! xD Usen su imaginación y ya. ALSO alguien quiere apreciar la dedicación a la imagen toda falsa y mal hecha que hice? Gracias, me tomó una hora. JAJA

Chapter 16: La familia

Notes:

No puedo creer que realmente lleguemos ya al final de esta historia o(╥﹏╥)o Muchas gracias a todas por sus comentarios, su apoyo y por aguantar mis clichés. Jajaja Amo los clichés, soy culpable, lo admito. Con este capítulo finalizamos esta historia, todos los capítulos traté de dar lo mejor, mi mejor redacción, mis mejores ideas, mi mejor estructura para ustedes. Quería que esta historia fuera 100% fluff y espero haberlo logrado. Sé que al principio la idea no era la de mpreg, pero... pasó! Jajaja Yo amo la familia Chestappen y donde yo exista y pueda escribir, esta historia seguirá siendo contada. Sin más, las dejo con el capítulo. Lean las notas finales! ≧◡≦

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Sergio levantó la cabeza y se quitó los lentes de sol cuando se dio cuenta que se había quedado dormido por un rato. Estaba bajo la sombra de una casita de palma y el sonido de las olas del mar lo había arrullado al grado de no haberse dado cuenta que se había quedado dormido. Afortunadamente, al despertarse y buscar rápidamente a su bebé, se dio cuenta que Max estaba con él.

Parecía que le platicaba algo, porque estaba mirándolo mientras caminaba en la arena de la playa con pies descalzos. Max estaba usando unos shorts azules con caritas de Sassy y Jimmy por todos lados y cargaba a su bebé que usaba un gorrito de pescador para cubrirlo del sol y aunque parecía ajeno a todas las cosas que su padre le estaba diciendo, a Checo le ocasionaba una sonrisa enternecida por tal acto.

Max era un alfa formidable, pese a lo atropellado de todo y la forma en la que se había dado todo, el alfa se había comportado nada más y nada menos como un verdadero alfa, responsable, cuidador y maduro. Tan pronto la noticia había llegado a todos los rincones del mundo en el que vivían, Max se comportó como un excelente padre desde el primer día que se enteró que tendría un cachorro. Era el padre más orgulloso y feliz que podía existir y ni siquiera los problemas del garaje le agobiaban tanto como cualquiera de las complicaciones que Checo tuvo durante el embarazo.

Los malestares de los nueves meses pasaron factura en el cuerpo del mexicano, sin embargo, Max estuvo ahí día a día, diligentemente, cuidando de su omega tanto como se lo permitía su itinerario y Checo había insistido en que no le dejaría viajar solo a ningún lado, a menos de que cualquier cosa que tuviera fuese de vida o muerte, no dejaría solo en ningún momento a Max durante toda esa temporada.

Fue hasta las Vegas en el que por fin el omega pudo descansar, Max ganó el campeonato tal como había prometido y las dos últimas fechas del calendario se acercaban rápidamente, lo que significaba que debía quedarse en México y descansar, pues los últimos meses de su embarazo fueron casi imposibles de superar y de vivir normal, así que le deseó buena suerte y pidiéndole que regresara tan pronto pudiera, lo dejó irse a sus responsabilidades finales de la temporada.

No había necesitado de hacer nada más que verse como un omega que disfruta de su embarazo, para aplacar a las masas y dar buena imagen para todos sus patrocinadores que de repente levantaban algo de ansias debido a su estado. Su imagen de omega doméstico y delicado vendió tanto o más que su imagen de piloto en un deporte dominado por alfas y lo entendía, era normal, así que usó todo eso a su favor para mantener su paz y tranquilidad los últimos meses de gestación de su bebé y entre sus patrocinadores que estaba más que seguro que habían recibido el incentivo necesario para seguir con él cuando por fin retomara su asiento en Red Bull.

En todo ese tiempo había visto a Max convertirse del feroz león holandés a un verdadero alfa que cuida de su familia, lo cual era sin duda algo sorprendente y que admiraba. La determinación, madurez y cariño del alfa eran indudables, hacía las cosas con mucha responsabilidad y cuidado y demostraba abiertamente al mundo lo mucho que su familia significaba para él. Por encima de todos y todo.

Así que fue solo normal que cuando Patito había nacido, Max llorara sosteniendo a su precioso bebé. Había nacido tan solo dos días antes de navidad, peso y talla normales para un bebé saludable y en perfecto estado.

Cuando Max lo había sostenido, después de haber pasado horas en vela y en espera, simplemente se sentó en el sofá de la habitación y miró a su pequeño con una clase de amor que solo se ve una vez en los ojos de una persona.

Jos y Sophie volaron desde Europa hasta México solo para estar presentes en el nacimiento del primer cachorro de Max, Horner había hecho una videollamada cuando ya había estado mejor y claramente la familia de Checo había estado todo el tiempo con ellos, cuidándolos y dándoles todas las comodidades que podían.

Habían sido unos meses duros, gestar a un bebé sin duda había sido una tarea titánica que el omega estaba contento de haber podido realizar y orgulloso de haber superado, pero no sabía si estaba listo de tener uno más, pronto, quizá esperaría para eso.

Max volvió caminando despacio con su bebé, Checo notó, al tenerlo cerca, que el alfa estaba cantándole una canción de cuna en neerlandés. Eso le hizo sonreír mucho más.

—Perdón, no noté que me dormí. —Dijo al tenerlo cerca y Max negó con la cabeza.

—Oh, está bien. Él y yo fuimos a dar un pequeño paseo y a jugar en la arena un poco. —El rubio se sentó en un camastro que estaba contiguo al de su omega y acomodó a su bebé quien rápidamente hizo manitas hacia su padre omega.

—No te pusiste suficiente bloqueador y ya estás rojo de la espalda. —Señaló y luego tomó a su bebé de los brazos de Max y comenzó a mecerlo un poco hasta que este encontró lo que estaba buscando de su padre omega.

—Ah, ya tenía hambre. —El alfa se levantó y tomó una sabanita blanca que era delgada y fresca, pero que cubría muy bien a su bebé y sobre todo a su omega.

—No tienes que hacer eso, Maxie. Nadie nos ve por aquí.

—Ya sé, pero… es que no quiero que nadie te vaya a tomar una foto. —Su queja era genuina y celosa, Checo solo atinó a reírse y aceptarlo.

Los celos de Max eran hasta cierto punto chistosos, en ocasiones le desquiciaban y otras veces, como esas, le hacían sonreír, porque después de todo, había cosas que no cambiaban, aunque el alfa sí trataba de controlarse y sobre todo, de no hacer dramas innecesarios o escándalos inmaduros, pero como todo buen alfa, orgulloso de su bebé y protector de su omega, por supuesto que tendía a sobre proteger a su familia y si ponerle una manta encima mientras amamantaba a su bebé le daba paz mental, lo dejaría hacerlo.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Max iba usando un canguro para cargar a Patito quien iba despierto y miraba los pasillos llenos de coloridas cajas de cereal mientras que su padre omega elegía uno. Checo iba empujando el carrito del súper y buscaba el cereal que siempre comían y Max se fascinaba con la cantidad de variedad de cereales que ese centro comercial ofrecía.

—Nunca pensé que hubiera tantas marcas de cereal. Es loco. —Se acercó a la zona de las avenas y comenzó a reírse cuando encontró una caja con Checo en esta. —Oh, mira lo que encontramos, Pato. A mamá, ¿la quieres? —Tomó la caja y se la acercó a su pequeño, quien la tomaba a duras penas y balbuceaba a cualquier cosa que le estuviera diciendo su padre alfa.

—No necesitamos avena, Max. No agarres eso. —Checo sin embargo, no tenía en sus planes llevar avena, y mucho menos una con su cara en ella.

—¡Pero mira! A Pato le gusta. —Alegó el alfa y de cualquier manera se quedó con la caja de avena que después echó en el carrito. Sergio siguió mirando la lista que había escrito en su teléfono sobre cosas que tenían que llevar y las cosas que su mamá le había pedido porque harían la cena esa noche en su casa.

Ambos iban muy casuales, Max usaba una playera blanca y jeans y su mejor accesorio que era su bebé quien iba usando un conjunto muy adorable con patitos impresos en todos lados.

—Maxie, se me olvidó tomar una lechuga, ¿podrías volver y tomarla? Por favor. Te espero en los refrigeradores, voy por el queso.

—Ok, una lechuga. —Asintió y con todo y bebé, caminó de vuelta por el pasillo hasta salir a donde estaba la zona de verduras.

Tenía que admitir que hacer eso de alguna forma era divertido, hacía mucho que no realizaba esa clase de actividades tan simples como ir a hacer las compras. En Mónaco usualmente recibía lo que necesitaba por parte de entregas a domicilio y más veces de las que quisiera admitir tenían un chef que les preparaba la comida y hasta las papillas de su bebé, pero aquí en México, era como entrar a una realidad alterna en la que sus cuatro títulos de campeonato, su cuenta bancaria y su estatus, no importaran. Y parte de ello le gustaba, había una simplicidad y una normalidad que le agradaba y que encontraba relajante. En México solo era Max Verstappen, el padre de Patricio Frans Verstappen Pérez, esposo de Sergio Pérez, un matrimonio normal, con un cachorro; que podían salir a hacer compras cuando necesitaban cosas para la comida. No eran los dos pilotos de Fórmula uno que estaban peleando por el campeonato, ahí sus podios, sus trofeos, sus puntos, nada de eso importaba. Solo su bebé que balbuceaba, y encontrar la lechuga para la cena.

Se acercó a la zona de lechugas y tomó una, mirándola con duda.

—Uhmm, ¿tú que dices? ¿Nos llevamos esta? —Se la enseñó a su bebé quien balbuceó algo y Max lo tomó como aprobación.

—Sí, tienes razón, se ve como una lechuga normal. Aunque seguramente mamá va a encontrarle algo que no le guste.

Fue a enseñarle la lechuga a Checo y poco después regresó con la misma “lechuga” para tomar la que era “verde, verde”, no parcialmente verde, porque esa era una col, no una lechuga. Max no entendía la diferencia.

—Esta es tu culpa, Pato. Tú eres el que tiene genes de idioma español, deberías saber leer que eso no decía lechuga. —Acusó a su bebé quien le miró con una sonrisa claramente sin entender lo que parloteaba su padre. —Ok, ok, no me mires así. Te perdono, pero debes comenzar a poner más atención y ya sabes, comenzar a leer pronto.

¿Necesitas ayuda? —Una mujer se le acercó, empujaba un carrito de compras y le sonreía de forma amable.

—Ahm, sí. Lo siento. Es que busco una lechuga y no sabía que esto era una col.

—Estas de acá son lechugas. —Señaló la mujer, seguramente se reía de su torpeza.

—Gracias. —Tomó la que ella le daba y dejó la col en su lugar.

—Qué bonito cachorro, ¿es tuyo? —Él asintió a la pregunta. La mujer parecía fascinada con Pato, a quien saludó tomando su manita. —Hola, cachorrito, que bonito eres, tan guapo como su papá, ¿cierto?

Max fingió una sonrisa. No le gustaba nada el acercamiento y solo quería tomar su lechuga e irse hacia donde estaba su esposo.

—¿Cómo se llama? —Arremetió con otra pregunta y Max intentó no ser grosero.

—Su nombre es Patricio.

—Ah, que lindo nombre. ¿Y puedo saber el tuyo? —Ella seguía jugando con la manita de Patricio quien simplemente observaba a la mujer con sus grandes ojos color miel.

—Soy Max, gracias por ayudarme con la lechuga. —Intentó cortarle el rollo a la mujer, pero esta parecía muy decidida a invadir su espacio personal y el de Pato.

—Fue un placer, Max. Y un placer conocer a este guapo bebé que se parece tanto a su papá.

—Se parece más a su mamá. —La sonrisa de Max se había desvanecido, ahora solo intentaba no parecer de mal humor.

—¿Ah sí? ¿Y dónde está tu mamá, corazóncito?

Justo aquí, con permiso. Amor, ya te tardaste. —Checo llegó detrás de la mujer, sorprendiéndola una poco. Ella comenzó a reírse como si nada, haciéndose la desentendida y se retiró, despidiéndose con una sonrisa coqueta.

—Te dejo solo unos minutos y alguien viene a coquetearte. —Sergio fruncía el ceño cuando la mujer se fue por fin y Max le ofreció la lechuga como ofrenda de paz.

—Me ayudaba a encontrar la lechuga solamente.

—Sí, seguro. —Sonaba sarcástico y tomó la lechuga para dejarla en su lugar, tomando otra. —Esa está fea, llevaremos esta, vámonos.

Max siguió a su esposo y le tomó de la mano, Sergio se relajó y negó con la cabeza al ver la mirada arrepentida del alfa.

—Max, eres un alfa rubio de ojos azules, con un bebé en su canguro, eres básicamente un imán de omegas de esa forma. Así que mejor ya no te separes de mí. Para la otra vamos juntos a buscar la lechuga. —Se rio de sí mismo, por sentir celos de aquella mujer que tan abiertamente quería coquetear con su esposo.

—Vale, pero te aseguro que yo solo iba por la lechuga. —Se defendió y Checo se rio más. —Además, mi tipo es más un omega de ojos color café con verde y pecas. —Max podía notar que el aroma de Checo se volvía dulce y cambiaba esa nota de celos en este. Pato comenzó a ponerse un poco inquieto porque ya casi era su hora de comida, así que tenían que ir a tomar algunas cosas más e irse a casa pronto.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Max estaba jugando con su equipo de streaming, muy concentrado en la partida, cuando apareció Checo en la pantalla y todos sus compañeros de equipo comenzaron a saludarlo aunque el omega no podía escucharlos. Max levantó la mirada y se quitó los audífonos.

—Oops, papá Max tiene deberes. —Dijo uno de los chicos del stream cuando vieron que Max se levantó. Poco después regresó con Pato en su canguro, así que se sentó de nuevo, con el bebé durmiendo contra su pecho, bien asegurado con el canguro abrochado a su torso.

—Ok, chicos. Nada de groserías y nada de gritos, Pato va a dormirse un rato. —Se colocó nuevamente los audífonos y retomó su personaje de donde lo había dejado y siguió rondando el mapa.

—¿Cuándo vas a invitar a Checo a una partida? —Chris preguntó sonando normal, pero otro se rio.

—Ah… a él le gusta más jugar FIFA y esas cosas. —Respondió, disparando a uno de los enemigos y de vez en cuando echando una mirada a su bebé que dormía con su chupón.

—Ah ya. Bueno, debemos armar alguna partida de FIFA para que lo invites. —Max sonrió de medio lado, pero no comentó nada sobre ello. Aun así, uno de sus amigos, Luke, se atrevió a decir algo más.

—¿Y cuándo piensan tener otro cachorro?

—Uhm… no pronto. —El alfa trataba de concentrarse en la partida, pero no le gustaba mucho el tono de la conversación, aunque no quería maldecir con su cachorro durmiendo.

—A Checo le sienta muy bien el embarazo, ¿no? Rejuveneció como cinco años. —Añadió y Max estaba a punto de decir algo cuando los demás del stream comenzaron a callarlo.

—¿Qué mierda? Hermano, no decimos esas cosas sobre el esposo de Max. —Enzo fue algo serio con su acusación.

—Sí, hermano. Corta eso. No hablamos de ello, ya lo sabes. —Chris también fue serio, pero el otro se reía pese a la mala cara que Max tenía.

—Lo siento, lo siento. Hombre, sabes que no lo dije de esa manera.

—Luke, estás baneado del stream por un mes. —El alfa terminó aquella discusión con eso, Luke todavía se rio aunque nervioso. Los demás cambiaron el tema y siguieron con cosas del juego hasta que Checo volvió a aparecer en la cámara y se llevó a Patito. No pudieron verlo, pero Checo se había inclinado a darle un beso a Max en la sien y se fue a dormir con su bebé mientras él seguía jugando.

—¿Y qué tal México, Max? —Luke volvió a arremeter con sus preguntas.

—Es excelente. —Fue sincero, sonriendo a la cámara, porque era más que obvio que disfrutaba cualquier lugar donde estuviera con su omega.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

—El clima al menos es agradable. —Jos frunció el ceño e hizo un mohín con la nariz, el clima en Guadalajara era agradable pese al sol, y ellos estaban paseando porque los papás de Checo querían que buscarán un ropón para el bebé, iban a bautizarlo y estaban a días de eso y el niño seguía sin ropa. Jos y Sophie estaban ahí, pero la omega iba más adelante con Paola y platicaban abiertamente. Victoria manejaba a sus dos hijos junto con su esposo y Checo se regresó de repente.

—Olvidé la pañalera del bebé en el coche. —Se quitó a su bebé del canguro y se lo pasó a Jos. —Ten, cárgalo. Regresaré con Max por la pañalera, ya volvemos.

Jos tomó al bebé, sin poder decir que no, sobre todo porque el omega se tomaba la libertad de mandar a todos como si el bebé le diera una clase de poder. Patricio balbuceó y le metió un manotazo en la cara.

—¡Cárgalo bien! —Escuchó que Max gritaba mientras se alejaban. Su hijo no parecía nada cómodo con la idea de que él cargara al bebé, pero tenía que hacerlo, al menos por el momento.

Miró al bebé, quien le regresó la mirada y de repente comenzó a hacer pucheros, frunciendo el labio y no tardó demasiado en comenzar a llorar.

—Ya hiciste llorar al bebé. —Lo acusó su hija, con una mirada reprobatoria y Jos solo frunció el ceño y trató de consolar al bebé que solo se calmó cuando Checo regresó.

—Te dije que lo cargaras bien. —Max también lo acusó cuando llegó, preocupado de que su padre no hubiese sido amable con su bebé.

—Él solo comenzó a llorar y ya. —Repuso el hombre. Ambos conversaban en neerlandés y Checo se puso a consolar a Pato mientras volvían a caminar con todos, ajeno a lo que esos dos se decían.

—Tienes que poner más empeño, Pato te ve y llora, tienes que ser un buen abuelo para mi hijo.

—Lo estoy intentando, no sirve que ustedes vivan aquí la mitad del año. —Se quejó el mayor, pero Max no parecía contento con su respuesta.

—Es el mejor lugar para Pato, y ese no es el punto. Esfuérzate, ¿quieres? La foto donde estás mirando mal a Checo y a Pato ha sido la portada de muchas noticias. Mis suegros no están nada contentos con tu actitud, y yo estoy intentando que les agrades aunque sea un poco. —Le dio una palmada en el hombro a su padre, no estaba reclamándole de forma enojada, pero sí seria y severa, necesitaba que su padre cambiara su actitud porque no le iba a permitir que siguiera siendo grosero con su omega o con su cachorro.

₊˚ ‿︵‿︵‿︵୨୧ · · ♡ · · ୨୧‿︵‿︵‿︵ ˚₊

Max estaba usando un traje elegante, azul marino, corbata roja y zapatos cafés, estaba muy bien peinado y no sabía qué estaba pasando, pero sonreía mientras Carlos cargaba a Patricio y el sacerdote decía un montón de cosas, demasiado avanzadas para su español en progresión. Charles sostenía una vela y un rosario y parecía que entendía un poco más de lo que estaban diciendo porque asentía a lo que el hombre decía. Luego le mojaron la cabeza a su cachorro, dijeron un montón de cosas más que tampoco entendió y la ceremonia por fin terminó después de que hiciera lo que Checo le había indicado.

Era la segunda vez que pisaba esa iglesia, la primera había sido cuando se casó con Checo porque sus padres, mexicanos, tradicionalistas y católicos, por supuesto que no les dejarían andar por el mundo solo con el registro civil. Para nada, su suegro le había exigido la boda católica y bien, habían tenido que hacer una.

Les tomaron algunas fotos mientras todos comenzaban a salir de la iglesia. Esta vez fue Charles quien cargó a Patito y junto a Carlos posaron para la foto. Al menos su hijo decidió comportarse y no llorar, sin embargo, en cuanto no visualizó a su madre por ningún lado, comenzó a llorar. Checo simplemente había salido a recoger unos papeles y regresó tan pronto pudo.

—Es un milagro verte decente. —Carlos se burló al acercarse y él solo torció los ojos.

—Seguramente quiso usar su uniforme de Red Bull y Checo no lo dejó. —Charles añadió.

—Honestamente no sé por qué los elegimos como padrinos si son tan molestos. —Gruñó, cruzándose de brazos, aunque luego casi se infarta cuando notó que su omega se abría la camisa para darle de comer a su bebé. Carlos y Charles pegaron una risotada impropia de una iglesia. Una monja los miró mal.

Así que la vida se veía así, desde la perspectiva de Max quien seguía insistiendo en que tan pronto Checo se retirara, pelearía por un campeonato más y también se retiraría de su asiento en Fórmula 1 para darle prioridad a su vida con su familia. Era algo que le habían pedido que dejara de decir frente a las cámaras porque era mala publicidad para la empresa, pero era algo que día a día venía pensando más.

Checo y él corrían 24 carreras al año y trataban de mantener a su cachorro con ellos lo más que podían, pero sabían que no era un ambiente para que un bebé creciera. Así que tenían que poner en orden sus prioridades y decidir cuándo “suficiente” era suficiente. Había muchas otras cosas que querían hacer y que todavía los mantendría unidos a su mayor pasión que era el deporte que tanto amaban y el cual los había unido, sin embargo, su familia estaba primero y Pato necesitaba a sus dos padres presentes.

Su omega estaba, por un punto, arriba de él en el campeonato de pilotos, pero no le preocupaba y tampoco le dolía como hubiese creído. Su competitividad seguía existiendo y quería ganarle a Checo, pero la lucha siempre había sido justa y sabía que sería reñida, ninguno de los dos dejaría que el otro lo superara, sus egos podrían seguir colisionando con fuerza, pero fuera de la pista no eran los pilotos de Red Bull, eran simplemente ellos, alfa y omega juntos.

Pato dio sus primeros pasos en el garaje de Red Bull, bajo la mirada atenta de los mecánicos que habían visto cómo el bebé se le había escapado a Jos porque este estaba demasiado atento a las pantallas donde estaban transmitiendo los onboards de los dos pilotos. Dio cinco pasos solo mientras que todos lo miraban silenciosos y atentos, para no asustarlo y después se tambaleó y cayó sobre su trasero y comenzó a reírse, todos comenzaron a vitorear y gritar como locos por el logro del cachorro, sin embargo lo asustaron y a Jos le tocó consolarlo hasta que sus padres regresaran.

Para Max, la vida se había completado cuando tuvo lo que quería, lejos de todos los campeonatos, de la fama y el dinero, lo que más había deseado había sido una familia, nunca pensó que la notificación de gobierno fuese lo que definiera aquel aspecto de su vida, pero lo que había comenzado como una maldición para todos, había terminado como lo mejor que le hubiese podido pasar. Ya fuese el destino, su suerte o su determinación, al menos estaba ahí y ver a su omega que cargaba a su pequeño que se reía mientras este le enseñaba el garaje, era el mejor trofeo de todos.

Checo se giró hacia él y le sonrió al notar que su alfa lo veía con mucha atención, le hizo un ademán con la mano de que se acercara a ellos, cosa que Max hizo de inmediato, yendo hacia los dos amores de su vida a quienes les dio un beso que fue portada de muchas noticias en todos lados.

Notes:

De nuevo, muchas gracias a todas por leer, espero que este cierre les haya gustado desde la perspectiva de Max. Jejeje Por otro lado con esto quiero anunciar que estaré tomando un descanso de escribir probablemente por todo el mes de diciembre, quiero mejorar mi salud física con respecto a mis dedos y mi brazo que siguen dándome problemas y lo que necesito es descansarlos en definitiva. Sin embargo, ya tengo planeadas como tres historias que quiero escribir xDDD Así que en enero se viene la remontada con mucha fuerza. Quizá saque algún one shot, no lo sé todavía, se viene el final de año en mi trabajo y bueno, las fiestas y todo eso. Mi otro fic será actualizado también hasta enero, porque la estructura de ese me está costando más de lo que pensé. Jajaja Gracias a todes, besos, abrazos, pásenla excelente en este mes y si subo un one shot, por ahí nos estaremos saludando por las fiestas. Mucho amor para todes. (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧