Archive of Our Own ^beta

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Nueva York, EE.UU.

Wade sabia que las reuniones de informes eran muy aburridas, pero sin dudas esta era la peor. El viejo Fury no paraba de parlotear sobre las futuras misiones, quejándose de su falta de profesionalismo y bla bla bla. A decir verdad habia pensado en no venir pero eso le traería mas retos por parte de Nicky y eso no sería agradable.

Mientras fingía oír lo que el agente, el Alfa observaba la gente pasar gracias a las paredes de vidrio, cuando su atención quedo prendada a su amigo arácnido favorito. El susodicho pasaba hablando con el agente Coulson, luciendo en todo su esplendor con su precioso traje ajustado.

―Como usted diga soberano―interrumpió Wade al hombre, quien le gruñó.―Adoro pasar tiempo contigo, tu sabes que si, pero debo ir a entrar la ropa antes que llueva―menciono antes de marcharse sin dejar que le respondieran.

Deadpool abandono rápidamente la habitación para correr tras su amigo, el cual seguramente ya habia llegado a la otra sala de reuniones. Sin embargo un dulce fragancia lo desvio de su camino. 

El olor que percibió provenía de uno de los vestuarios, era un inconfundible olor a miel, si no fuera porque se sentía tan atraído por el Omega que lo estaba liberando; se habría preguntado porque podia sentirlo. Porque sin dudas era el olor a un Omega, no tan empalagoso como los que habia sentido antes sino que era dulce pero suave a la vez.

Antes de detenerse a pensar en que estaba haciendo, entro en el cuarto para ver a quien pertenecía tan hermosa fragancia, quedando mas que impactado al ver que era Spidey el que lo habia atraído hacia ese lugar.

―¡¡¡Wilson sal de aquí!!!―le ordeno Coulson al mutante pero fue ignorado.

A sus espaldas un impresionado Peter veia a su visitante inesperado, sin recordar que no traía su máscara puesta, sonrió amigablemente quedando expuesto ante uno de sus compañeros de equipo.

―Hola Pool―saludo el castaño amablemente.

―Eres un Omega―fue lo único que pudo responder Wade ante la mega revelación que estaba presenciando.

Porque esta bien, él muchas veces se había preguntado cuál sería la casta de su amado héroe. Habia barajado todas las opciones pero debido a sus habilidades creyó que era un Alfa, un Alfa bajito, pero hoy en día venían hasta en tamaño de bolsillo por lo que no seria extraño.

Sin embargo aquí esta, frente al defensor de los ciudadanos de Nueva York, quien es el Omega más hermoso y fuerte que pudo haber conocido; el cual lo miraba con amabilidad además de con curiosidad. Sin dudas nada lo había preparado para semejante revelación, aunque para ser sincero aun si fuera un cono de tránsito él seguiría admirandolo por ser tan buena persona.

―Pensé que lo sabias―comento Peter luciendo algo preocupado.

―¿Cómo?―pregunto el Alfa volviendo en si.―Créeme que si hubiera sabido que eras un Omega, hubiera golpeado más fuerte a Murdock―admitió al pensar en como le habia molestado la cercanía entre ellos.―¿Él lo sabia?―pregunto algo dolido.

―No―aseguró a medias el joven, porque creía que el otro lo sospechaba.―Conoce a mis padres, por lo que tal vez se lo dijeron―se justifico rápidamente.

Esa era la segunda revelación a la cual Wade Wilson estaba llegando, este chico no era cualquier Omega sino que era el hijo mayor del matrimonio mas famoso del multiverso. Ante él estaba Peter Rogers-Stark en toda su hermosa persona.

―Debi saberlo―se reprocho a si mismo negando con la cabeza, su voz denotaba decepción.

―Wade no es tu culpa, mi papá se esforzó para que el traje lo ocultara―Peter trato de consolar al Alfa.―Además de que me siento halagado de que pensaras que podía ser de otra casta, porque eso habla de que no te dejas llevar por los estereotipos convencionales―comenzó a divagar.

―No me refiero a que seas un Omega―interrumpió el ex mercenario, acercandose al mas bajo.―La verdad es que no me importa mucho eso―reconocio encogiendose de hombros.―Pero no reconocer al digno sucesor del trasero de América, eso es imperdonable―se reprendio señalando en efecto la parte posterior del muchacho, quien se sonrojo fuertemente.―He fallado, y con eso que lo miro en detalle cada vez que puedo―añadio hablándole al agente, quien se enojo todavia más.

―Eres un grosero―se quejo Coulson exasperado.

―¿No te importa que sea un Omega?―pregunto el joven desviando la conversación. Siempre se preguntó que pensaria de él, Deadpool si se enteraba.

―Claro que no Spidey―le resto importancia Wilson.―Tu sabes que mi devoción hacia ti seguirá siendo igual―le aseguro con seriedad, haciendo reír al más bajo.

―Seguro fue una gran revelación para ti―se mofo el agente mirando entre los dos, era su deber evitar que esos dos se acercaran demás porque tendría problemas con Fury, o peor con Tony.

―Si lo fue―reconocio el Alfa para acercarse y abrazar fuertemente al castaño, que aun que se sorprendió termino correspondiendo.―Pero no tanto, solo tendré que esforzarme más en mantener alejados a esos bichos―dijo pensando en los otros héroes.

―No los llames asi―lo reprendio Peter porque sabia de quien hablaba.

―Si Spidey―afirmo el mutante pero era una obvia mentira.

―Sabes que es una mala idea―le hablo el agente a Peter, adivinando lo que ocurriría a continuación.―Aun que será divertido ver la cara de Tony―se burlo del genio quien tendría un ataque al enterarse.

Wade ignoro lo que hablaban en favor de abrazarse mas a el Omega, casi acurrucadose contra él. Solto un suave suspiro pensando en que podría haber encontrado a su futuro compañero. No que antes no lo pensara, pero ahora tenia mas posibilidades.

Y esa era la mejor de las revelaciones...

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Sundari, Mandalore.

La habitación estaba tenuemente iluminada por el sol de la tarde cuando el Omega arribo allí, el sol entraba parcialmente al cuarto gracias a las oscuras cortinas que poseian.

En el centro del lugar habia ubicada estratégicamente una cama, la cual no era demasiado grande pero tampoco era pequeña, justo como Luke la habia imaginado hace unas semanas cuando al hablar con su compañero; este la describió.

Su reciente mudanza al planeta de guerreros habia sido toda una cuestión, tanto diplomática como de logística. Su hermana le habia expresado su preocupación más de una vez, debido a que se iría a vivir al lugar donde habitaban los que fueron enemigos de su credo.

Sin embargo Luke la habia convencido de que no era una decisión que estaba tomando a la ligera, lo habia pensado mucho antes de aceptar trasladarse a Mandalore. Habia tenido en cuenta cada pro y cada contra, pero sobre todos esos datos habia prevalecido su deseo estar junto a su amado esposo.

A decir verdad si fuera por Din, él hubiera renunciado a su cargo de gobernante supremo del sistema mandaloriano, título que se ganó al ganar el sable oscuro, pero los clanes habían sido determinantes en que lo querían como líder. Kryze le habia casi exigido que para mantener la paz aceptará, cuestión que se resolvió en una larga negociación.

El Omega habia pensado que los mandalorianos se reusarian a que él ponga un pie en su actual hogar, pero grata fue su sorpresa cuando no lo hicieron y prometieron no meterse con él si se mantenía al margen de su política ancestral. Era un buen trato por lo que el rubio acepto.

El ex piloto habia traído consigo algunas cosas, habia optado por no traer todo lo que poseía en Ossus porque era demasiado para una simple nave, solo lo más importante. Entre sus pertenencias lo que más se recordó en traer fueron los objetos que le permitirían reconstruir su nido.

Por lo tanto después de acomodar sus ropas, libros y/o documentos en sus respectivas ubicaciones. Se dedico de lleno a preparar su lugar especial: puso las sábanas que le habia hecho su tía, unos almohadones que compro en un viaje a Bespin, unas mantas que Din le habia comprado en una de sus cacerías, unas prendas de sus familiares, incluso un pedazo de la capa de Veader, recuerdos de sus expediciones  y algunos peluches de Grogu.

Leia habia bromeado de lo meticuloso que era su gemelo a la hora de preparar su nido, y como no le gustaba que nadie le tocará nada, como solía rodear de algunos objetos duros en el exterior como libros o cuadernos. Para ser honesto solamente a su hijo le permitia cambiar algo de lugar, con eso que algunas prendas u objetos pertenecían a Din y/a su lado familiar.

El Omega se puso melancólico al pensar en su tía Beru, en como le enseño a armar su primer nido cuando era una adolescente algo rebelde en Tatooine. Como con paciencia, y algo de diversión, le explico lo que era ser un Omega, además de que debia cuidarse en el desierto hostil y peligroso planeta.

Perderla fue un golpe duro para Luke, por muchos años tuvo miedo de volver a relacionarse con gente por temor a perderla cuando se convertian en familia. Con Leia se mantuvo distante durante tiempo, pero su implacable gemela se abrió paso hasta que fueron inseparables. Recodar a su hermana hizo sonreír al rubio, mientras pasaba su mano por una de las prendas que ella le habia cedido. Sin querer perder mas tiempo se subió para poder ubicarse en el centro del nido, queriendo alejar cualquier pensamiento triste.

―¿En que piensas?―pregunto una voz amablemente a sus espaldas. Al parecer se habia perdido en sus pensamientos.

―En como consegui cada una de estas piezas―le contesto Skywalker volteando a mirar a su esposo, quien traía a su bebé con él.

―Estaba un poco ansioso cuando te las regale―admitió el Alfa acercandose al nido.―¿Puedo?―le consulto señalando a la cama.

―Claro―respondió Luke rápidamente.―Mi hermoso padawan es mas que bienvenido en mi nido―aseguro haciendo reír al pequeño  niño verde. 

Din deposito a Grogu en la superficie del colchón, quien alegre rodo por el suave lugar para acercarse al Jedi. Luke lo abrazo apenas lo tuvo a su alcance mientras que eran observados por Djarin.

El Alfa se alejo unos cuantos metros para poder retirar su casco, y dejarlo en un pequeño altar le habia hecho la Armera. Dejo escapar un suspiro satisfecho al tener su rostro al descubierto, ya que eso le permitia sentir el aroma de su esposo, el de su hijo y suyo propio armoniosamente combinados.

Si hace unos años le decían que encontraría a su compañero entre los magos espaciales, lo hubiera dudado mucho pero ahora estaba completamente feliz de que asi sea. Al ver a Luke y a Grogu jugar le aseguraba en que el destino habia sido bueno con él. 

―Lo siento―escucho decir a su esposo.

―¿Por qué te disculpas?―le pregunto extrañado el Alfa.

―Por lo que dije―contesto el Omega sonriendo con suavidad. Din permaneció en silencio, dedicándole una mirada inquisitiva, por lo que decidió aclarar.―Por decir que es mi nido―comento mirandolo a los ojos.―Es nuestro nido―añadio con seguridad, extendiendo su mano no metálica hacia el castaño.

Esa declaración volvio a provocar que el corazón de Djarin casi desbordara, como muchas veces le habia pasado con el rubio, mas al ver como le pedia atraves de sus movimientos a que se una a ellos en el nido. 

En la cultura mandaloriana se respetaba mucho el nido de un Omega, era un lugar donde los expositos eran cuidado y amados por sus padres por lo que un Alfa no tenia derecho a irrumpir si no era invitado. Como la primera vez que Luke lo invito a su nido, Din se sintio honrado de tener un compañero tan hermoso, que lo comprendía más de lo que se habia imaginado desde el principio.

―Por supuesto que sí―afirmo Djarin solemnemente. Sin decir una palabra más, tomo la mano de Luke para despacio unirse a su esposo e hijo en el nido.

Aunque Din no se habia quitado el resto de su armadura, el Omega lo abrazo fuertemente. Riendo levemente cuando Grogu lucho por meterse entre los dos para poder ser parte de su abrazo. Su hijo también se sentía a gusto en el nuevo nido.

Y esperaba que fuera asi siempre...

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Nueva York, EE.UU.

Cuando accedió a cuidar de su hermano realmente pensó que no seria tan complicado. Sin embargo en estos momentos, Harley estaba replanteandose seriamente porque acepto.

Peter era inquieto por naturaleza, más cuando estaba nervioso, pero a dias de transitar su celo definitivamente estaba incontrolable. Ahora mismo estaba curando sus heridas, debido que el enojado Omega habia decidido usarlo de saco de boxeo.

―¿Qué te paso?―pregunto con burla Wade, quien venía del despacho de su padre. Habia sido convocado para otra reunión con Tony para afinar unos detalles.

―Tu novio―le gruño en respuesta el rubio menor.―¿Cómo demonios lo controlas?―protesto lanzando el rollo de vendas contra la pared.

―Mi Spidey es todo un amor―bromeo el Alfa mayor, suspirando enamorado.―Hace mucho aprendí que a Peter no puedes controlarlo―admitió encogiendose de hombros.

―Lo note―comento Harley por lo bajo.

Unos momentos en silencio, y miradas de reojo, le confirmaron al mercenario que su cuñado queria saber algo más.

―Pregunta―le dijo con aire despreocupado.

―¿A qué te refieres?―pregunto Rogers-Stark, algo confundido.

―Obviamente hay algo que quieres saber de mi dulce arañita―lo confronto Wilson, sonriendo de lado.―Y viendo que te dejo como una bolsa de pure de papas―añadio con calma.―Hiciste algo que lo provoco―finalizo mirando al chico de arriba a abajo.

Ver como Harley se avergonzaba, además de que desviaba la mirada, le indico que habia dado en el clavo. Al parecer su precioso novio habia tenido una razón más que su malhumor pre-celo.

―Queria que se detuviera―comenzó a explicarse el rubio, en voz baja.―Los soldados no podian seguirle el paso, y mis padres querían evitar que te fuera a buscar porque venias―agrego aun sin mirarlo.―Entonces utilice mi voz de mando―confesó rascando su nuca.

―Auch―respondio el mutante, recordando vivencias pasadas.―Mala elección niño―añadio haciendo muecas de dolor.

―Los Omegas..―iba a hablar Harley, ya mirando al mayor pero fue interrumpido.

―Cuando entenderás que tu hermano no es el Omega convencional―alego el rubio/castaño, moviendo la mano de un lado a otro.―Con razón te pateo el trasero―comento riéndose.

―¿Por qué no funciona? Nunca habia pasado antes―pregunto alterado el chico.

Esta bien, no fue su mejor idea pero sinceramente estaba desesperado, Harley queria mantener a Peter bajo control por lo menos hasta que Wade se fuera. No era como si pensara en utilizar su voz de mando para lastimarlo, solo queria someterlo un rato, para evitar ser regañado por su padre Alfa al igual que los demas agentes.

Lo que no espero fue que su hermano Omega se diera la vuelta, y sin mediar palabra lo atacara a golpes. Una vez que estuvo en el piso, un serio Peter le dijo que nunca más tratara de utilizar ese método con él porque le iría mucho peor.

―Mira no se mucho de biología―explico Wade al nervioso chico.―Pero según Spidey me contó, es por su ADN arácnido. En el reino animal la araña hembra predomina sobre la araña macho, por eso como Omega tiene más resistencia a muchas cosas―le dijo como un resumen.―Eso más lo que seguramente heredo de la personalidad de tu padre con pijama de metal, probablemente lo haga bastante insubordinado―reflexiono pensando en su pareja.

―Bueno, eso tiene sentido―reconocio el rubio, soltando un suspiro cansado.―¿A ti te pasó?―pregunto con curiosidad.

―Claro que si―afirmo Wade con alegría.―Estábamos en una misión muy complicada y por supuesto muy peligrosa, por lo que yo queria que se quedara a resguardo―le relato su propia experiencia.―Cuando me dijo que no se quedaría atrás sin importar lo que le dijera, ingenuamente pensé: "es una Omega, si utilizo mi voz de mando, tendra que hacerme caso"―agrego recordando ese día.―Asi que tome aire y use mi tono mas dominante para hacer que me obedezca―menciono asintiendo para si.―Imagina mi sorpresa niño bonito cuando se fue como si nada, no sin antes darme un fuerte golpe en el estómago―comento riéndose.

―Debió de doler―fue lo único que pudo decir Harley, después de lo escuchado.

―No me pude parar como alguien normal en una hora―admitió el mercenario.―La segunda vez fue peor igual―comento negando con la cabeza.

―¿Lo hiciste otra vez?―pregunto el Alfa menor, realmente sorprendido.

―Es que pense que la primera vez no habia tenido el efecto deseado porque tenia la máscara puesta―trato de que lo entendiera.―La siguiente estabamos en mi departamento en plan de civiles, discutiendo porque, para mi, el ojo para el problema lo estaba manipulando―le explico algo culpable.

―¿Quién?―pregunto el chico, extrañado.

―Como de costumbre Peter me dijo que lo mejor era seguir con la conversación luego, y pensaba irse―Wade ignoro la pregunta deliberadamente.―Enojado porque no quisiera entrar en razón, trate de hacerle quedarse por la fuerza para seguir hablando―confesó apenado.―Sabia que si peleábamos físicamente, él tenia mas chance de escaparse por lo que volví a usar la voz―dijo mirando al otro.―Termino en que me miro muy enojado, y no solo se fue, no me hablo por dos meses―le contó el resultado.―No habíamos roto, pero me dijo que necesitaba espacio porque yo me extralimite además de que me aseguro que si me veía; tenia unas increíbles ganas de machacarme la cabeza―medio se desahogo con su cuñado.―Fueron unos meses muy difíciles―finalizo pensando en esos horribles dias, sin su amado.―Si aceptas un consejo de mi parte, no lo utilices como recurso de intimidación. Mucho menos delante de él―aconsejo en voz baja.

―Hecho―acepto Harley, encogiendose de hombros.

―Siempre inclinate por buscar su lado piadoso―recomendo el mutante.―Soy tu débil e ingenuo hermano menor, no me golpees―hablo con un tono dramático.

El rubio solo pudo resoplar aun avergonzado al asentir, ya que probablemente Wilson tenía razón, no es que lo reconocería en voz alta nunca. Wade simplemente solto una carcajada ante la actitud del menor.

Otra vez Peter habia demostrado ir en contra de las reglas preestablecidas...

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Winterfell. 

Unos cinco niños miraban a su padre con curiosidad mientras este buscaba las palabras para empezar la charla. Lo bueno es que Jace no de iría bien librado, ya que él debia de hablar con su hijo Rhaegar.

―Papá ¿Paso algo?―pregunto intrigado Rickon.

―No pasa en absoluto, es solo que quería hablar un poco con ustedes―les comento el mayor.

―¡¡¡Yo no fui!!!―se defendieron automáticamente los gemelos.

―La abuela dijo que estaba bien―respondio Harwin.

―Copito lo hizo sin querer―aseguro Edrik, pensando en su pequeño dragón.

―¿Cómo hizo Rhae para escaparse?―reprocho el primogénito de la familia Stark/Velaryon.

―No es para regañarlos que quiero hablar―aclaro rápidamente Cregan.―Aun que luego me gustaria saber que hizo ese dragón tuyo―le indico a su hijo menor.―Es para hablar de sus cambios corporales que algunos de ustedes estan pasando―informo observando sus reacciones.

―¿Te refieres a esas cosas que salieron en mi lengua?―consulto Jocelyn, mientras los cinco chicos tomaban asiento.

―¿Qué cosa?―pregunto Harwin, mirando a su hermana en detalle.

―Esto―dijo la única chica sacando la lengua.

―Esas cosas cosas como las llaman, en realidad son púas―explico calmadamente el Guardián del Norte.―A una determinada edad, salen en la lengua de cada Alfa―añadio sonriendo un poco nostálgico.―Algunos las reconocen rápido, a otros les cuesta más por lo que les preocupa tener algo raro―comento mirando como sus hijos analizaban lo escuchado.

―¿Para que sirven?―pregunto Edrik mirando la lengua de Rickon.

―Son una parte de nuestra fisionomía que nos permite acicalar a nuestro compañero o nuestros cachorros ―explico el Alfa mayor.

―Acicalar es limpiar pero como un gesto mimoso―menciono el primogénito, al ver la duda que parecían tener sus hermanos menores.―Sin embargo esto no deberia enseñarnos el Maestre―indago extrañado.

―Puede que si pero prefiero hablarles en persona―contesto Cregan restandole importancia.

―¿Papá te obligó?―Jonnel se dio cuenta de la situación.

―Si―fue honesto el Guardián del Norte.―Eso no quita que me gusta que podamos conversar―añadio con tranquilidad―Además de que es mi deber guiarlos para que en el futuro sean Alfas de bien―sentencio solemne.

Como padre Alfa Cregan tenia una gran responsabilidad de conducir a sus hijos correctamente, al igual que su esposo. Simplemente que su tarea seria un poco más complicada debido a que cinco de sus seis hijos eran Alfas.

Jacaerys habia dicho que le tenia plena confianza para realizar la charla para con sus niños, aun que al Omega le daba cierta tristeza que sus cachorros crecen tan rápido, preferiría que estén bien ilustrados.

Jocelyn era su única hija mujer, que también era Alfa por lo que el matrimonio queria brindarle todo el conocimiento que pudieran. 

―¿Y a que edad salen las púas?―la pregunta de Harwin, lo saco de sus pensamientos.

―Entre los seis y los nueve dias del nombre―contesto su padre.―Generalmente cuando el Alfa en cuestión se siente atraído por una potencial pareja―añadio, observando a su hija; esperando que la duda que sembró Jace en su mente fuera desmentida.

Sin embargo al ver a Jocy sonrojarse, descubrió que las suposiciones de su amado príncipe podian ser correctas. Encontraria a esa persona y la enviaría al muro.

―Entonces tu las tuviste cuando conociste a papá―afirmo Edrik emocionado.

―En realidad fue antes―admitió Cregan.―Pero con tu padre fue con quien más las he usado―añadio recordando a su amado, y en como solía ponerse cuando utilizaba las púas en su lengua para acariciar ese bello cuello.

Jace se ponía tan receptivo, a la par de complaciente por lo que generalmente terminaban nuevamente en sus aposentos haciendo cosas que sus cachorros no debían escuchar; si esta seguro que los gemelos fueron concebidos después de unas caricias.

―Creo que lo perdimos―hablo por lo bajo Jonnel. Su padre tenía la mirada perdida, seguramente estaban recordando algo realmente satisfactorio dada su sonrisa algo presumida.

―¡¡PADRE!!―grito Edrik algo enojado. El menor de los cachorros Stark queria ir a buscar a su dragón, por lo que quería saber si habían terminado.

―Si hijo―menciono algo ido.―Es solo que dada la época queríamos que sepan que cualquier duda que tengan pueden hablar con su padre y conmigo―les expreso con confianza tratando de alejar todo pensamiento lujurioso de su mente. Eso vendría en la noche cuando viera a su luna.

Los cinco chicos compartieron una mirada que reflejaba duda pero optaron por seguir con la conversación, decidiendo hacer preguntas incómodas para abochornar a su padre para su diversión.

Al fin y al cabo era su deber despejar sus dudas...

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Filadelfia, EE.UU.

Faltaban unas cuantas horas antes de que comenzarán a subir las cosas al auto con el cual viajarian a Nueva York, por lo que Freddy repasaba que nada se le hubiera escapado de su vista. Para el Omega era un poco extraño el tener que abandonar la casa de su abuela, ya que habia pasado los cuatro años de su vida allí, al menos los que él recordaba.

La incógnita de como habia sido su vida aun estaba bastante presente, por lo que a veces se ponía a meditar en como eso lo hacía sentir. Habia tenido altas y bajas al transcurrir los años pero gracias a sus seres queridos, además de su terapeuta, habia superado algunas cuestiones.

Al acomodar lo que iba en su bolso personal, encontró una campera que no era suya. Al tomarla decidio que esa iba a llevar puesta durante el viaje aun que sus amigas se burlaran de él. Dicha prenda pertenecía a Billy pero su novio se la habia prestado en un momento donde tuvo su celo y desde ahi el de rizos solía pedírsela cada vez que podía.

Lo que más le encantaba de esa campera era el aroma que poseía y por ello solia llevarla consigo cuando lo necesitaba. El joven inhaló el característico olor de su novio, no era una fragancia suave, pues era un Alfa, más le calmaba como el perfume más delicado del mundo y es que eso solo significaba que su novio era su bálsamo contra todo mal.

Freddy tenia una historia complicada con su pasado, a pesar de que no lo recordaba, cuando tenia contacto con información de su supuesta madre, en algunas ocasiones podia provocarle ataques de pánico.

Al principio fue su abuela quien lo ayudo. Luego Mary, quien no dudo en reconfortarlo cuando lo vio en problemas. Sin embargo quien mas lo hizo sentir a salvo fue, en ese momento, su mejor amigo cuando desplego su fragancia característica con el firme propósito de calmarlo.

El aroma de Billy es a un pronunciado petricor por lo que al sentirlo, este evocaba en él imaginar la tierra recién mojada por una agradable lluvia de verano. Sentirlo le hacia sentir tan relajado de una manera que no puede explicar.

La primera vez que lo sintio en detalle fue cuando tuvo una pelea con los abusones de su nueva escuela, quienes no dudaron en burlarse de su situación médica. No contentos con ello los hermanos trataron de arrinconarlo cuando estaba solo, queriendo aprovecharse de que era un Omega.

Obviamente Freeman dio batalla, pero cuando uno de ellos lo empujo contra la pared y trato de morderlo fue que Batson tomo cartas en el asunto al agarrarse a golpes con ambos. Todo mientras él se quedaba sentado a un costado, realmente sorprendido por la actitud tan descarada del tipo que trato de marcarlo a la fuerza.

Una vez que los abusones fueron ahuyentados Billy no dudo en acercarse a él y abrazarlo, tratando de calmarlo porque sin darse cuenta habia comenzado a respirar erraticamente. El aroma del Alfa lo rodeo suavemente mientras que palabras de consuelo eran dichas por el de ojos verdes.

―¿Estas bien?―fue la sutil pregunta que se animo a decir Batson mientras se apartaba un poco.

―Si lo estoy―aseguro el Omega pero en vez de alejarse abrazo con más fuerza a él castaño.

Aun habia muchas por hacer por lo que decidio dejar de recordar cosas en favor de estar preparado para cuando vengan por él.

Si se detenía cada cierto tiempo a oler la campera de su novio, eso nadie tenia que saberlo.

En la residencia Vazquez, Mary corría de un lugar a otro guardando y sacando cosas de su valija, mientras que Billy era asesorado por Rosa para que lleve más cosas que podrían serles de utilidad.

Ambos Alfas reían disimuladamente de los suspiros derrotados que soltaba su madre adoptiva, quien aun no podia creer que se iban a la universidad.

―Si para mi es difícil, no imagino como es para la pobre de Eli debe ser fatal―comparo su situación con la de su vecina.―El pequeño Freddy deja el nido y Anne lo acompaña―añadio abrazándo a la chica.―Será muy silencioso sin ustedes por aquí―explico dejandola ir.

―No vas a decir eso cuando veas lo pacífico que será―bromeo la chica.

―Por supuesto que no me acostumbraré a que no estén―aseguro la Beta con desdicha.―¿Realmente se sienten listos para dar este paso?―pregunto, no quería sonar repetitiva pero con el historial de sus hijos mayores no queria que se sintieran presionados.

―Lo estamos Rosa―prometio el muchacho tomando las manos de su madre, porque ella lo era sin importar lo genético.―Estaremos bien―agrego señalandose a él y a Mary.

―Pero me asusta que tengan una crisis estando lejos―les confío sus miedos.

―Eso no pasará―prometio la Alfa junto a su hermano.―Tenemos muchas herramientas para afrontar cualquier situación que se produzca, además de que podemos llamarlos a ustedes o a nuestro terapeuta―ennumero sus posibilidades.―Tenemos poderes, podemos arreglarnosla―aseguro confiada.

―Eso también me preocupa―admitió la dama.

―No tienes que preocuparte, no haremos nada tan peligroso―prometio rápidamente Batson, luciendo avergonzado.―Además de que Mary tiene razón podemos afrontar las crisis con todo lo que nos han enseñado―aseguró asintiendo hacia su hermana.

―Y por cualquier cosa, tenemos a nuestra vela terapéutica andante―bromeo Mary, recibiendo una mala mirada del otro Alfa.

Para los hermanos no habia aroma más relajante que el que posee Freddy. Un armonioso aroma a lavanda que lograba calmar hasta el Alfa más rabioso, que para ser justos ese suele ser Billy. Para Mary era una ironía que tanto su hermano como su mejor amigo tengan aromas tan relajantes, siendo ellos algo ansiosos y a veces alocados.

―Te recuerdo que estas hablando de mi novio―casi que gruño el de ojos verdes.

―Y él es mi mejor amigo desde antes―revatio la chica.―Fue a mi quien consoló primero―le recordó haciendo alusión a quien fue amigo del Omega primero.

―Sigue siendo mi pareja para que te refieras asi de él―exigio el castaño enfrentado a su hermana.

―No peelen―intervino Rosa antes que los Alfas comenzarán a discutir.―Freddy y Anne esperan que los recojan asi que mejor apúrense―les pidio desviando el tema.

Aun que resoplo Batson termino por obedecer, mientras que Mary asintió algo avergonzada. Una vez terminado el empaquetado Billy opto por salir a avisar a sus vecinos que pronto iniciarían con el traslado.

Al llegar a la puerta de la familia Freeman toco el timbre, siendo recibido por su pareja, quien para su diversión vestía su vieja campera. Para el Alfa, el de rizos se veia adorable pero no lo dijo porque seguramente lo avergonzaria.

Por lo que simplemente le dio un beso en los labios, tomándo al Omega por sorpresa pero igualmente le correspondio, mientras que lo abrazaba por la cintura.

Una vez que se separaron, el de ojos verdes lo acerco a él para que quede su cuello quedara a su alcance. El castaño olió el delicado aroma de su novio que se mezclaba con el suyo gracias a la que fue su pertenencia.

―Te extrañe―fue lo que le dijo cuando el de rizos se aparto pero sin soltarse.―Y por lo que veo, tu también a mí―menciono mirando la prenda.

―Masó menos―admitió Freddy algo sonrojado.

―Podrían apurarse―los reprendio en broma Mary, la que habia seguido a su hermano.

―No―respondió rápidamente Billy abrazando más fuerte a su pareja quien se rió divertido por su comportamiento.―Me hiciste enojar, asi que necesito tiempo con Freddy para calmarme―explico dándole besos por toda la cara al otro.

La Alfa puso los ojos en blanco, antes de apartar a la pareja de la entrada para asi poder pasar a buscar a su otra amiga. La pareja compartió una mirada de indignación fingida pero la dejaron entrar. Aprovechando que los dejaron solos Freddy volvió a besar a su novio en los labios, siendo correspondido.

―Te he dicho lo mucho que me relaja tu aroma―mencionó el castaño, para luego dar un ligero beso en la frente al mas bajo.

―A mi me encanta el tuyo―respondió el Omega con el firme plan de seguir besando a su pareja, no le importaba que estaban a vista de los vecinos.

Y a Billy eso le pareció perfecto...

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Concentración del Nuevo Inazuma Japón.

El equipo estaba disfrutando de su día libre de entrenamiento, algunos de los jugadores descansaban en sus habitaciones o salían a socializar en las áreas comunes. Según el entrenador podian recibir visitas pero dado el mal clima que se veia afuera dudaban que alguien viniera.

Tsurugi estaba en la sala de estar hablando con Shindou de posibles estrategias que podrían realizar en el próximo entrenamiento, cuando vio pasar a un apurado Tenma quien corría hacia la entrada.

―¿Qué le pasa?―pregunto el músico al de cabellos azules.

―Tal vez le avisaron que recibiría visitas―opino Manabe, que habia venido desde el comedor y escucho la conversación.

―¿Con esta lluvia?―pregunto algo escéptico Minaho. 

―¿De que hablan?―pregunto animadamente la gimnasta. Ella estaba en compania de Minori.

―El capitán paso a toda velocidad para allá y estamos adivinando porque―fue la simple explicación que dio el defensor de cabellos naranjas.

―Es porque vino una chica a verlo―confirmo Minori, ella sabia porque vio el registro.

―¿Qué chica?―pregunto intrigada Sakura.―¿Es su novia?―indago el posible chisme.

―El capitán es amistoso puede ser una de sus amigas―comento Manabe, al ver como Tsurugi fruncia el ceño ante la insinuación.

Sin embargo el delantero no pudo agregar ningún comentario debido a que los presentes vieron a Tenma volver a pasar, pero esta vez arrastrando a una chica muy conocida por los jugadores que pertenecían al Raimon. Tsurugi se puso de pie y sin decir ni una palabra siguió a los dos chicos, dejando muchas dudas en los demás jugadores.

―Ella es Akane Yamana―explico Shindou a sus confundidos compañeros de equipo.―Debe ser importante para que este aquí―murmuró mas para si.

Todos observaron por donde se fueron los tres, planteándose que podría ser lo que estaba ocurriendo. 

Tenma solto un suspiro aliviado cuando diviso la puerta de su dormitorio, apresuró el paso jalando a la chica que habia llegado recientemente, la cual se dejaba ya que podía seguirle el paso. El jugador número ocho paro frente a su puerta y la abrió rápidamente, invitando a que Akane entre asi podian hablar tranquilos. Con lo que no conto es que cuando iba a cerrar la puerta, un enojado Tsurugi se auto invitaría a entrar.

―Hola Kyosuke―saludo amablemente la de las trenzas al delantero.

―Hola Akane―saludo el de cabellos azules.―¿No vas a cerrar?―le pregunto a Tenma quien permanecía al lado de la puerta.

―Esto es entre nosotros―indico Matsukaze señalandose a si mismo y a la de las trenzas.

―¿Por qué?―pregunto Tsurugi tomando asiento en la cama de su capitán, en obvia señal de que no se iría.

El castaño resoplo enojado pero decidio que el mayor podia quedarse, por lo que cerró la puerta y le puso llave. Esto llamó la atención de Tsurugi porque sabia que Tenma no era de hacer eso, a menos que..

―¿Ya es tiempo?―pregunto el delantero mirando a los otros dos.

―Si, casi lo olvido―admitió avergonzado el castaño.―Gracias por traerme los parches―agradeció a la chica, ella le resto importancia negando con la cabeza.

Akane de su bolso saco unas inyecciones, poniendolas sobre la cama justo al lado de Tsurugi quien reconocio enseguida de que se trataba. Eran supresores, los cuales Tenma debia colocarse para ocultar su casta.

En el fútbol no habia impedimentos para que los Omegas formarán parte de los equipos escolares y participaran activamente de los torneos, aun asi eran pocos los que se animaban. Esto era debido a que se les exigía ocultarlo, para evitar ventajas sobre los demás y por seguridad para que los Alfas no los lastimaran intencionalmente.

Tenma desde que ingreso al equipo del Raimon habia estado usando supresores, y esquivando cuando alguien le preguntaba por su casta. El Omega se colocaba esas dos inyecciones que tenían una duración de cuatro meses, donde no tenia por preocuparse por emitir algún aroma que lo delatara.

Akane se habia enterado cuando accidentalmente entro a los vestuarios y lo vio aplicandose el supresor. Ella los reconocio al instante, al ser también una Omega tenia conocimiento de los distintos tipos que habian, por lo que cada vez que podia ayudaba al mediocampista con lo que necesitara; ya que el proceso podia ser un poco incómodo.

A Tsurugi el mismo Tenma le conto sobre los supresores a los dos meses que comenzaron a salir, porque el de cabellos azules habia sospechado que era un Omega cuando eran enemigos por lo que solía burlarse de él con eso. Cuando paso a jugar para el Raimon se disculpo por su actitud anterior, siendo estas aceptadas.

Para ser honestos a Kyosuke no le interesaba que casta fuera Tenma, se sentía atraído por él de todas formas, por lo que no le dio mucha importancia cuando supo que sus sospechas eran ciertas. Junto con Yamana solían acompañar y animar a Tenma cuando se aplicaba los supresores y Aki no podia estar allí.

Lo malo del actual capitán del Nuevo Inazuma Japón era que solía olvidar en que fechas debia renovar las dosis, por lo que se encontraba en sobresaltos bastante seguido. Tanto Aki como Gouenji solían mantenerlo al día con las fechas, pero esta vez debido a que próximamente naceria el hijo de la pareja se habían confiado con que el castaño presto atención esta vez. Cosa que no pasó, porque la noche anterior un nervioso Tenma le pidió a la fotógrafa si por favor podia pasar por la farmacia, comprarle los supresores y traerlos a la concentración lo más disimuladamente posible.

―Le pedí que me los comprara ella para no levantar sospechas―explico el Omega tomando las jeringas en sus manos, y tomando asiento entre Akane y Kyosuke.

―Si esa era tu idea lo hiciste mal, llamaste la atención de todos al actuar asi―le reprocho levemente el Alfa.

―Bueno nunca fuimos conocidos por ser de bajo perfil―bromeo la chica acariciando el cabello del castaño.―No puedes culparlo por ponerse nervioso, es el flamante capitán del equipo nacional―añadio mirando a Tsurugi que asintio de acuerdo.

―Seria mejor si no tuviera que usarlo―les aseguró el delantero, observando con enojo esas cosas que hacían sentir mal a su novio.

―Es algo que acepte hacer Kyosuke―comento Tenma mirando sus manos y lo que habia en ellas.―Y no es que dure mucho la incomodidad―le aseguro.―Además los tengo a los dos para acompañarme―añadio alegre haciendo reír a la chica y suspirar al delantero.―¿Me ayudas?―le pregunto a su novia, la cual asintio.

Su relación a ojos de los demás era extraña, ya que eran una triada, lo cual al parecer eran muy jóvenes para entender o algo asi. Sin embargo Kyosuke habia sido mas que determinante en que ignoraran a los de afuera, mientras que quieran estar juntos no importaba nada más. 

Akane procedió a aplicar el primer supresor, inyectandolo cerca de su glándula de olor, mientras que Kyosuke tomaba la mano de Tenma dándole apoyo. El dolor fue momentáneo por lo que le pidio a la de ojos color lavanda aplique el otro.

―¿Puedo hacerlo yo?―pregunto el de cabellos azules, sabia que Akane tenia mas experiencia pero quería aprender a como ayudarlos.

―Tu dirás cariño―hablo la de las trenzas al paciente.

―Claro―acepto el castaño mientras la chica cedia espacio.―Pero si me haces doler, tendrás que comprarme muchos dulces―advirtió aunque reía.

―Hecho―prometio el delantero poniéndose de pie para ocupar el lugar dejado por su novia. 

Antes de repetir lo que ella hizo pero del otro lado del cuello del dorsal número ocho, beso la frente de Tenma. Con mucho cuidado aplico el segundo supresor y miro a Akane en busca de aprobación.

―Lo hiciste bien―hablo la fotógrafa.―¿Cómo te sientes?―le pregunto al castaño.

―Algo cansado―reconocio el capitán, menos mal que era su día libre porque sino no podria entrenar. Akane seguia acariciando su cabello por lo que el sueño lo invadió.

―Porque no descansas―le propuso Tsurugi amablemente, empujándolo suavemente para que se recostara.

―Esta bien―acepto el castaño.―¿Van a quedarse?―les consulto a ambos.

―Solo hasta que te duermas―le aviso Yamana algo apenada.―Prometi volver a casa temprano―añadio soltando un suspiro.

―Yo si me quedaré―informo Tsurugi encogiendose de hombros.―Cuando quieras salir yo te acompañare hasta la salida y vuelvo―le indico a la chica quien asintio.

―¿Cómo estan las cosas por el Raimon?―pregunto el castaño, iniciando una charla amena con los otros dos, los cuales contestaron mientras se acomodaron a su lado en la cama.

Una vez que el cansancio venció a Tenma, Akane se puso de pie despacio y procedió a sacar su cámara para tomarle una foto al capitán del equipo.

―No creo que sea feliz si se entera―hablo el de cabellos poniéndose de pie también.

―Es que se ve tan adorable―contesto la Omega, para luego inclinarse sobre el dormido para dejarle un beso suave en la frente y otro en los labios.―Además se que si te soborno con una copia no vas a delatarme―afirmo caminando hacia la puerta.

Tsurugi sonrió de lado al pensar que en efecto la chica tenia razón, pero no dijo nada. Al igual que ella se inclino y dejo un beso en los labios de Tenma.

―Te acompaño―hablo el de cabellos azules acercandose a la fotógrafa, quien le tomó una foto de imprevisto.

―Para no extrañarlos demasiado―explico Akane.―Cuídalo―le pidió en voz baja, señalando hacia la cama.

―Tienes suerte de no estar atrapada aquí―le aseguro el delantero, aun era difícil entrenar con el nuevo equipo.―Lo haré―aseguro con calma, para luego besarla como habia querido desde que la vio.―También te extramos―menciono cuando se separaron.

Estuvieron un rato en silencio, compartiendo uno que otro beso, hasta que la Omega se dio cuenta que era hora de irse. Kyosuke abrió, utilizando la llave, tan rápido que no les dio tiempo a los que estaban tras la puerta de correrse por lo que cayeron al suelo a sus pies.

―Tenemos una buena explicación para esto―aseguro Minaho algo nervioso, nadie queria ser receptor de un pelotazo dado por Tsurugi.

Akane tomó una foto del grupo caído para luego pedirles que no hagan ruido porque Tenma dormía. Por su parte Kyosuke les dijo que se fueran o no habría piedad en el próximo entrenamiento.

Tenma simplemente dormía, ignorando lo que ocurría a su alrededor pero con la seguridad de que había cumplido con las reglas...

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Atenas, Grecia.

No podia creer lo ingenuo que habia sido, lo descuidado y poco racional que habia estado siendo estos últimos meses. Se supone que con la edad uno se vuelve más sabio, no mas negligente. Lo bueno es que habia tenido a donde ir cuando todo se descontrolo, solo tuvo que acomodar algunas cosas para que fuera más fácil para sus hermanas.

Solo habia necesitado un tiempo para poner en orden sus pensamientos, además de que las aguas se calmaran. Sabia que huir no se veria muy digno pero no habia querido tomar otra opción.

El Omega prácticamente había desaparecido: cambió su número de teléfono, cerro sus redes sociales, renuncio a su trabajo y abandonó Macedonia lo mas rápido que pudo, apenas tuvo conocimiento de su estado. Agradecía que Alejandro y el resto de su equipo hubieran estado de viaje porque sino todo se habría puesto más difícil.

Hephaistion solto un suspiro cansado al pensar en su ex pareja, le habia costado hacerse a la idea de que no volvería a verlo pero de a poco lo fue asimilando. A veces se ponía nostálgico y lo extrañaba, pero luego al reordar su situación se decia a sí mismo que tomo la decisión correcta. Se habia refugiado en una propiedad perteneciente a su madre por lo que nadie fuera de la familia tenia conocimiento de ella.

Sin embargo ahora que tenia delante a una de las personas de su pasado, reconcio que tal vez el lugar no era tan desconocido como le hubiera gustado. Maldecía internamente el no haberle dicho a la empleada que no deje entrar a nadie.

―Nunca pense que fueras de los que huían―admitió el Alfa frente a él.―Debo decir que sigues teniendo un muy buen gusto―halago mirando a su alrededor.

―¿Qué haces aquí Ptolomeo?―pregunto directamente Hephaistion, disimulando la ansiedad que le provocó que este allí.

―Un viejo conocido me dijo que te vio por aquí, hace algunos meses―le respondio con calma.―Yo pense que no podia ser pero no estaba demás comprobar―añadio acomodándose en el sillón.―Debo admitir que nos engañaste a todos, esconderte en el lugar mas obvio fue una buena estrategia―halago mirando a su anfitrión, quien permanecía de pie.

―¿Qué es lo quieres?―confronto el Omega a su visita indeseada.

―Quiero paz Festo―afirmo el otro con seriedad.―Se esta volviendo loco y no contento con ello, nos esta enloqueciendo a todos―añadio frotando su frente.

―¿Eso por qué seria culpa mía?―pregunto irritado el Omega.

―Puede ser porque te fuiste sin decir nada, desapareciste en el aire―le reprocho el Ptolomeo, aun que no levanto la voz.―Si te comunicaras con Alejandro, no tendría porque estar aquí―sentencio con seriedad.

―No era lo que todos querían―confronto Hephaistion, realmente quería que se vaya.―Incluso cumplí el deseo de Magno, y ahora es mi culpa no seguir aguantandolos a todos ustedes―reprocho el desplante.―Estaba harto de que todas sus quejas, burlas, exigencias y humillaciones―añadio siendo algo dramático.

―Yo no pensaba asi de ti y lo sabes―respondió el otro en voz baja.―Puedo afirmar que todos están arrepentidos por su comportamiento―comento con una pequeña sonrisa.―Sobre todo Alejandro―aseguró mirando a su amigo.

―Bueno, si lo que quieren es disculparse esta bien acepto sus disculpas―aseguro el de cabellos castaños.―Pero no voy a volver a ese nido de viboras―sentencio con firmeza.

―¿Qué fue lo que paso para que te fueras asi?―indago el rubio algo exasperado.―Dudo mucho que fuera porque te cansaste de que fueran unos imbéciles―reflexiono pensando en su círculo de amigos.

Por mucho que lo despreciaran, los demás socios respetaban al primogénito de la familia Amintoros. Generalmente su cercanía con Alejandro era la que despertaba celos entre los amigos, porque este lo escuchaba más que a cualquiera y solía tomar sus decisiones en base a sus sugerencias.

Todos ellos se conocían desde que iban a un prestigioso internado en Londres, debido a lo influyentes que eran sus familias, donde recibían educación de excelencia mientras que hacían contactos de provecho para el futuro.

Sin embargo al conocerse hace tanto Ptolomeo ya tenia una idea clara del carácter del hombre que estaba ante él. Poseedor de una voluntad fuerte, una inteligencia admirable y una temple diplomática muy marcada. 

El castaño era el líder del grupo encargado de las auditorias de cada una de las empresas integradas por el grupo Magno, que eran muchas, y al ser tan minucioso en su trabajo solía ganarse varias enemistades. Pero habia superado cada obstáculo que habian puesto en su camino esos enemigos, por lo que le sorprendia que una pelea lo hiciera desertar de la noche a la mañana. No, era imposible, aqui habia ocurrido algo más.

―Ya no tengo paciencia―afirmo el de ojos azules encogiendose de hombros.

―Eso es mentira―confronto el mayor.―Porque si asi fuera, no serias maestro―comento analizando su entorno.

El Omega habia optado por vivir manteniendo un bajo perfil, haciendo un profesorado rápido se graduó y ahora daba clases en una escuela primaria local. Nada extravagante, solo algo que le apasionaba desde joven y pensó que podria realizar esa actividad porque no era muy llamativa.

―No tiene comparación―contesto el castaño con calma.

―Es verdad―admitió el Alfa riendo.―Es más fácil lidear con un grupo de niños que con un grupo de imbéciles―reconoció mirando a quien fue su amigo.―¿Qué ocurrió?―indago una vez más.―Si me dices la verdad te dejare en paz, tienes mi palabra―prometio solemnemente.

El Alfa observo al bello hombre pasarse las manos por el cabello, el cual llevaba corto, mientras meditaba en que podía hacer.

―No puedes decírselo a nadie―exigio el Omega, le gustara o no tendría que responder.

―No diré absolutamente nada―aseguró de forma ambigua Ptolomeo.

―Es complicado―se expreso el de ojos azules poniendo las manos en sus caderas, tenia que ser claros y conciso.―Soy un Omega―le conto con seriedad.―Debido a que soy el primer hijo se me instruyó...―iba a añadir pero fue interrumpido por una risa sarcástica.

―¿Es una broma verdad?―pregunto el Alfa una vez que se calmo.―Dime que es una broma Hephaistion―le gruño irritado.―Me estas diciendo que tuvieron la solución a nuestros problemas y decidieron no usarla―explico al ver la confusión en el otro.―¿Por qué Alejandro lo sabe verdad?―pregunto aun que sabia la respuesta.―Por supuesto que lo sabe―se quejo pasando sus manos por su rostro.

―Decirlo no hubiera solucionado nada―se defendió el Omega.

―Claro que si―lo confronto el mayor.―Tú estarías casado con Alejandro, tendrías a su indiscutible heredero y no habría guerra entre las facciones internacionales ―añadio pensando en el caos que podrían haberse evitado, si esos dos hubieran sido sinceros.―Si tuvieras a su hijo todo seria mas simple―reprocho pensando que incluso Olimpia estaria satisfecha.

Sin embargo no prosiguio con su reclamo al notar que el de ojos azules se ponía pálido como un papel cuando menciono un posible cachorro, estaba por preguntarle que le ocurria cuando un razonamiento cruzo arrolladorramente por su cabeza. Lo miro conmocionado pero al parecer su teoría era correcta.

―Te fuiste porque te embarazaste de Alejandro―susurro más para si.―Estabas huyendo para proteger tu secreto―añadio mirando un punto fijo en la pared.

―No podia quedarme, nuestras vidas corrían peligro―explico el Omega algo angustiado.―Entre todos sus amantes tratarían de matarme, tenia que protegernos. Debo pensar en mis hermanas, en nuestro lado del negocio, Olimpia volvería mi vida un calvario―dio algunas razones por las que tomo la decisión de marcharse.―Jamás permitiria que esa mujer se acerque a mis hijos―aseguro antes de darse cuenta.

―¿Son dos?―pregunto el otro realmente impactado.―Ahora todo tiene sentido―hablo para si.

Ahora muchas cosas tenían sentido; el comportamiento malhumorado de Hephaistion antes de irse, la preocupación que trataba de disimular, y también el comportamiento agresivo de Alejandro al estar lejos de su Omega en cinta, la necesidad instintiva que le hacia sentir que algo le falta.

―Tuve mellizos―admitió el de ojos azules sentándose por primera vez desde que llego.―No quiero que pasen por lo que todos nosotros pasamos―menciono haciendo alusión a la vida que se les exigía al ser herederos.

―¿Qué fueron?―pregunto amablemente el Alfa acercandose a reconfortarlo.

―Un niño y una niña―informo con suavidad.―Ambos son Alfas―añadio acomodándose el cabello.―De llaman Lucien y Hope―comento mirando a su amigo, queria creer que aun lo era.―No puedes decirle a nadie―repitió apretandole la mano.―Seria muy peligroso, aun son pequeños―le pidio por un arreglo. ―Me trasladare lo mas pronto posible―ideo pensando en sus próximos movimientos.

―Deberias decirle, él te ama y alejara a todos los que quieran hacerte daño―prometio Ptolomeo con tono conciliador.―Te propondra matrimonio y los reconocerá como suyos―ennumero lo que probablemente acontezca.―No puedes huir para siempre, te buscará hasta debajo de las piedras ―le aconsejo a un renuente Hephaistion, quien no se amedrento.―Igualmente eso no ya no importa―comento mirando la hora en su reloj.

Ese último comentario despertó muchas inquietudes en el Omega, el otro no era conocido por dejar los temas a la mitad. Fue entonces cuando cayo en el verdadero plan detrás de esa visita, no era para verificar si era verdad que se encontraba allí sino para evitar que se volviera a escapar.

―Asi que me vendiste a Magno, pense que eras más leal―confronto el Omega.―¿Cuánto te dio?―pregunto con enojo.

―Lo siento Festo―se disculpo sinceramente Ptolomeo, mientras se escuchaba como un auto se acercaba a toda velocidad por la calle.―Logro que perdiera la calma―admitió avergonzado.―Me amenazó con que no podria regresar con mi familia hasta que te encontrara―le contó el porque lo buscaba.

Los dos permanecieron en silencio durante el tiempo que le tomó a Alejandro Magno llegar, y entrar a la casa. Ambos permanecian mirándose uno con decepción y otro con culpa.

Ptolomeo dio unos pasos atrás cuando su jefe llegó hasta ellos, el otro Alfa abrazo al castaño mientras le susurraba palabras de disculpas junto con promesas de que no volvería a contrariarlo. Hephaistion se mantenía sereno, pero faltaba poco para que su temperamento hiciera ebullición. 

―Los dejo―aviso Ptolomeo dispuesto a retirarse antes que se desate la tormenta.―Por cierto felicidades Alejandro―añadio tomando por sorpresa al Alfa de ojos verdes.―Eres padre―informo, observando como un emocionado Alejandro buscaba la confirmación del Omega, quedando extasiado al encontrarla. 

Sin decir palabra beso en los labios a su amado, tratando de expresarle por ese medio cuan feliz estaba y cuanto lo habia extrañado. Obviamente le pediría explicaciones, pero eso seria después de reclamar a su familia de manera oficial.

―Lo siento―se disculpo nuevamente rl mayor dirigiendose al Omega, pero se fue del lugar dejando a Hephaistion para que maneje a su amado sin darle oportunidad de huir.

Hephaistion lo vio irse mientras reconcia internamente que su ¿Amigo? ¿Aliado? Tenia razón, Alejandro no les permitiria alejarse por mucho tiempo y ahora que los habia localizado pondría mas vigilancia sobre ellos.

Haciendo que huir les fuera imposible...

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Coruscant, Capital de la Nueva República..

Leia creia que necesitaba vacaciones, urgentemente, en eso pensaba mientras caminaba por los pasillos que la llevarían a su departamento en la capital.

Ella y su familia habian venido hasta allí para que pudiera asistir a una importante reunión del Senado Galáctico, donde se votaría por las nuevas disposiciones armamentisticas a las cuales tendrían acceso los diferentes planetas.

Los mundos centrales estaban preocupados por el incremento de actividades en el borde exterior, mas que nada por el notable crecimiento de Mandalore. El sistema habia crecido mucho desde su resurgimiento hace algunos años, por lo que el Senado habia decidido pedirle a la embajadora Bo-Katan que se presente para aclarar algunas cuestiones. También se le habia pedido a las embajadas de otros planetas. En eso pensaba cuando llego a su residencia, entro suavemente para no hacer ruido seguramente ya se habían dormido.

Al entrar en la sala quedó enternecida al ver a su esposo abrazando a sus hijos, mientras les contaba un cuento para dormir a su parecer. Ninguno se habia percatado de su presencia por lo que decidio observarlos en silencio. Ben estaba casi dormido mientras que Ragnar simplemente se dejaba abrazar.

Sin embargo lo que la tomó por sorpresa, fue el delicado sonido emitido por su Alfa; era un tenue ronroneo que tenia como propósito arrullar a los niños. 

―¿Estas ronroneando?―pregunto Leia, revelando su presencia. 

Escucharla tomo por sobresalto a Paz, quien realmente avergonzado no encontraba las palabras para hablar correctamente.

―Leia... Regresaste.. Hola―hablo el mandaloriano atropelladamente.―¿Cómo estás? No te escuche entrar―medio pregunto, medio se quejo.

―Hola―saludo la senadora, divertida por la situación.―Estoy bien, si note que estaban muy entretenidos con el cuento―les informo acariciando la cabeza de ambos niños.―Y por casualidad escuche cierto ruido―aclaro pero Vizla, fingió no saber de que hablaba.

―Hola mamá―saludo Ben abrazando a la mujer.

―Buenas noches Leia―saludo Ragnar con amabilidad.

―Buenas noches para los dos―saludo la dama con una suave sonrisa.

Ragnar aun se estaba acostumbrado a la dinámica familiar, iban avanzando de a poco pero sin presiones. El niño era hijo de Paz con una mujer mandaloriana, que lamentablemente falleció durante las batallas con los remanentes Imperio. Mientras que Ben era su anterior esposo, Han Solo, de quien se habia divorciado hace unos años. Ellos se querian mucho pero Solo, en sus palabras, no estaba hecho para el compromiso a largo plazo; por lo que se separaron lo más amistosamente posible.

Con Paz se habian conocido por medio de su hermano Luke, el cual se habia casado con uno de los hermanos de armas de Vizla. Al principio no había sido de su agrado el casamiento de Luke con un mandaloriano, mas precisamente con el nuevo gobernante, porque si su gemelo volvió de su viaje en búsqueda de artefactos Jedi ya casado, más que nada le preocupaba que los antiguos enemigos de su credo no tomarían bien su unión.

Sin embargo después de conocer a Din, y a su gente de mayor confianza, esas inquietudes habian sido calmadas. Incluso llego a hacerse amiga de algunos de los mandalorianos entre ellos su actual esposo.

―Creo que es mejor ya acostarlos―hablo el hombre levantándose del sillón. Obviamente quería esquivar el tema. 

―Podemos ir solos―protesto Ragnar mirando feo a su papá.―Ya somos grandes―aseguro cruzándose de brazos.―¿No Ben?―busco confirmación por parte del otro chico.

―Si, somos grandes―respondio Ben medio dormido.

―Bueno, niños grandes. Es hora de ir a dormir―indocó la Omega evitando reírse.―Vayan yendo ahi vamos a revisarlos―añadio recibiendo asentimientos por parte de los menores, quienes corrieron en dirección a su habitación asignada.

―¿Podemos fingir que no oíste nada?―pregunto el mandaloriano cuando los niños desaparecieron de su vista.

―Mmm no lo creo―respondio la Omega, pasando sus brazos por los hombros del mayor.―Es más me gustaria escuchar ese sonido más a menudo―afirmo animandolo.

Sabia que a su Alfa le costaban un poco las demostraciones de afecto, casi tanto como a ella, por lo que cada vez que se atrapaban haciendo algo que el otro consideraba tierno; se animaban entre sí para que no se sintieran mal de hacerlo.

―Tal vez lo haga―se comprometió el Alfa, algo abochornado.―¿Cómo te fue?―le pregunto mientras la abrazaba.

―Tan bien como podria decirse―contesto la de cabellos castaños.―En realidad el Senado habría preferido que asista el Mand'alor en persona―admitió en un susurro.

―Pues tendrán que conformarse con Kryze―resoplo el Alfa posando sus manos en la cintura de su esposa.―Dudo que Djarin se aleje ni una pulgada de tu hermano―agrego pensando en el matrimonio real.

Din habia sido muy claro en que no abandonaría a su amado compañero, ya le faltaba poco para que diera a luz, por lo que rechazo toda invitación del Senado. Recordar ese hecho le saco una sonrisa a la dama porque le hizo pensar en lo considerado era el esposo de su hermano.

―Tendrán a los gemelos pronto―hablo con calma la Omega.―No me distraigas―se quejo separándose lo suficiente para que la vea a los ojos.―Estabas ronroneando―comento haciendo que su esposo suelte un suspiro derrotado.

―Si lo hice―admitió el Alfa.―Cuando Ragnar esta en un lugar extraño, suelo hacerlo para calmarlo―reconoció honestamente.

Que confirmara lo que habia visto hizo feliz a Leia, que por el momento decidio no bromear sobre el asunto y simplemente lo beso en los labios, contenta de que se sintiera cómodo para realizar dicha acción. Una vez que se separaron procedieron a disfrutar de la compania en brazos del contrario.

Mientras que de a poco la Omega se iba relajando en los brazos de su amado, este repitió el mismo acto que realizo con sus niños. El Alfa comenzó a ronronear dispuesto a reconfortar a su cansada Omega. Esta acción la hizo inmensamente feliz, mientras pensaba en que si las personas creían que los mandalorianos eran peligrosos sin motivo era porque realmente no los conocían.

Leia estaba complacida de ser parte de los que tenían ese privilegio...

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Desembarco del Rey.

Cuando creces en el seno de la familia Targaryen puedes estar habituado a lo que sea, más si eres la segunda hija del segundo matrimonio del rey Viserys Targaryen. 

Se decia que gracias a la magia de la antigua Valyria, algunos Omegas miembros de la casa del dragón poseian el don de la clarividencia. Y no solo tenian visiones las que cosas que podian llegar a acontecer, sino que también podían ver lo que les acontecia a su Alfa destinado. Por muchas generaciones se busco a los beneficiarios de este misterioso don pero no habian encontrado ninguno.

Al menos eso habia oído Helaena cuando investigo sobre lo que le pasaba a ella, ya que de la nada podía ver extrañas escenas cotidianas pero que no eran suyas. La Omega consulto con los maestres del castillo con el sigilosamente para evitar que su familia se entrometeria, ya bastante tenían con la pelea entre su madre y su hermana mayor.

Cuando la noche llegaba a la Fortaleza Roja, la chica no dudaba en ir a la biblioteca para sacar tomos de historia antigua para averiguar como reconocer su habilidad sin llamar la atención.

La primera imagen que vio fue la de una playa en un día soleado, el lugar era bastante colorido por lo que no se trataba de ninguna playa que hubiera visitado. La segunda vez que ocurrió se vio como el paisaje del interior de un castillo, al parecer el o la Alfa corria para encontrarse con alguien y tenía miedo, cuando salio de la visión Helaena esta muy intranquila y a su nana le costó calmarla. 

A pesar de que le provocaban distintas reacciones a lo que veia, se fue acostumbrado a esas imágenes siempre deseando saber a quien pertenecían. Con la edad empezó a diferenciar cual se trataba de una visión del futuro, de las visiones que pertenecían a su Alfa destinado.

No fue hasta que cumplió catorce días del nombre que descubrió de quien se trataba, cuando arribaron con su padre y sus hermanos a Marcaderiva para el funeral de Lord Laenor Velaryon. Su madre se habia quedado en la capital junto a su abuelo y su hermano menor Daeron.

En la isla, apenas llegaron, la Omega tuvo una visión de su Alfa quien estaba hablando con un hermoso Omega de cabellos castaños. Más tarde reconocio a ese Omega como su sobrino mayor el príncipe Jacaerys Velaryon, por lo que la Alfa que hablaba con él no era otra que su prima, y también su destinada, Lady Baela Targaryen.

La gemela mayor del matrimonio de Daemon Targaryen y Lady Laena Velaryon era una chica hermosa, se notaba que cuando fuera mayor seria igual de bella que su madre además de orgullosa como su padre. Cuando cruzaron miradas por primera vez Helaena se habia sentido muy abrumada debido a que su corazón latia desenfrenado. Se pregunto si la Alfa lo habia sentido también.

Sin embargo de ese primer encuentro no habian intercambiado ni media palabra, por lo que no pudo conocerla mas alla del nombre. Sus hermanos se habían peleado con sus sobrinos por lo que se habían retirado antes de lo esperado de la isla. Tuvo otras oportunidades para verla, pero por su timidez terminaba retrocediendo y alejándose de la intrepida chica.

A medida que crecían la Omega tenia mas visiones del día a día de su Alfa, cosas simples pero que hacían que inconscientemente despertara en ella un cariño especial. Ese era su pequeño secreto del que solo podía hablar con sus insectos.

Muchas veces Helaena se imaginaba distintos escenarios donde hablaba con Baela y le expresaba su destino en común, aun que no podia actuar por la enemistad que tenia su madre con el príncipe Daemon. Ellos después de la muerte de Lady Laena se habian mudado a Rocadragon con Rhaenyra y sus hijos por lo que no los veian mucho. 

Un día mientras cenaban con sus padres la princesa Helaena recibió la peor noticia que podian darle, y lo más irónico era que no le estaban informando, solo su padre estaba comentando con gran alegría que su heredera y todo ese lado de la familia vendrían a la Fortaleza para celebrar el compromiso entre Jacaerys y Baela.

Según relataba su progenitor, Daemon y Rhaenyra habian decidido casar a sus hijos mayores. Era una gran oportunidad para su tío, ya que su hija podria casarse con el heredero al Trono de Hierro y un día reinar a su lado.

Hubo reacciones variadas luego de la noticia, mientras que su abuelo objetaba diciendo que lo mejor era que Jacaerys se casara con uno de sus hermanos, su madre se negaba rotundamente a ello. Su padre se mostraba escéptico ante las palabras y sus hermanos tenían respuestas contrapuestas: Aemond no queria que se lo tuviera en cuenta en una unión asi mientras que Aegon se ofendía porque su hermana mayor no lo tuviera en cuenta como pretendiente de Jace.

Por su parte la Omega opto por retirarse de la mesa, alegando cansancio. Pero lo que en realidad queria era ir a sus aposentos a encerrarse a llorar por su desdicha. Los matrimonios entre los nobles muchas veces eran por puro interés por lo que si revelaba que Baela era su destinada no cambiaría nada, salvo para los intereses de su abuelo.

Durante esos grises dias Helaena se debatio en que podría hacer, darse a conocer ante su destinada o simplemente callar. Ambas opciones traerían consecuencias por lo que no sabia como podia seguir.

El día estipulado para la llegada de la princesa heredera llego, más rápido de que le hubiera gustado a la reina, pero se habian preparado para recibirlos como correspondía. Su padre muy contento hablo con su hermana y su esposo mientras era vigilado por una atenta Alicent. Los jóvenes trataban de mantener charlas entre si pero generalmente terminaban discutiendo por lo que no se juntaban mucho entre si.

En una de esas peleas, donde Aemond se enfrentaba a Rhaena por la atención de Lucerys, fue que la segunda princesa vio su oportunidad de hablar a solas con Baela. La Alfa habia salido a buscar un poco de aire para calmar su temperamento, llegando hasta uno de los jardines del castillo. Allí fue que Helaena la interceptó, disponiendose a decirle la verdad.

Tras una breve charla amena, la Omega decidió ser sincera; contándole todo lo que habia ocurrido desde que era niña, hasta el momento que descubrió su lazo predestinado. Como era de esperar Baela dudo de la veracidad de sus palabras pero al ver que no titubeaba termino creyendole.

―Eso no cambia nada―afirmo la Alfa luciendo imponente.―Mi destino esta sellado―añadio mirando a su hermosa prima. Lamentaba tener que hablarle asi pero su padre no permitiría que se case con alguien que no sea Jace, menos con la hija de Alicent Hightower.

―De el destino no se puede escapar―aseguro con calma la princesa.―Por más que luchemos, terminaremos aceptando los designios que ya fueron estipulados para nosotros―agrego sonriendo amigable.

―Mi padre no lo permitira―sentencio la de rizos, algo confundida por la seguridad de la soñadora.

―Él no tiene voz ni voto en esto―menciono la Omega con suavidad.―En estos dias aprendí que el camino ya esta trazado, que tu me desposaras y que Jace gobernara junto a aquel que llegara cabalgando desde el Norte―murmuró mirando a la dama frente a ella, sintiendo compasión al verla tan asustada como se habia sentido ella.

―No puede decir esas cosas tan a la ligera―confronto Baela preocupada, a quien se refería su prima con eso.

―Puedo porque ya las he visto―aseguró la Omega.―Seremos felices asi que no tienes de que preocuparte―le prometio acercándose.―Aun no me crees pero pronto lo verás―aseguró dándole un beso en la mejilla.

Ante esa acción Baela quedo pasmada, no sabiendo que decir se marchó dejando a la princesa sola en aquel jardín, queriendo encontrar a su abuela para pedirle consejo sobre el asunto.

―¿Ya sabes quien es Jacaerys?―pregunto la rubia, mientras observaba a su futura esposa huir de la conversación.

―No tan bien como tu con Baela―contesto Jace, llegando a su lado.―Pero tienes razón en que es del Norte―comento compartiendo una delicada sonrisa con su tía.―He visto nieve, lobos y el mausoleo Stark. Debe ser uno de ellos―hablo poniéndose cara a cara con Helaena.

―Será un Alfa digno de ti sobrino, no te preocupes―le expreso su apoyo la princesa a la vez que tomaba su brazo para invitarlo a que dieran un paseo.―Solo es cuestión de tiempo―prometio con solemnidad.

Los Omegas pasearon mientras comentaban sobre lo que habian visto, pensando en sus Alfas a los cuales se unirian en determinado momento.

Momento que llego con la muerte del rey Viserys, la guerra civil estalló entre ambas facciones y termino por encaminar sus destinos. El príncipe heredero tuvo que viajar al Norte para traer a sus aliados desde las lejanas tierras de Winterfell y las del Valle. Casándose con Lord Cregan Stark como señal de buena voluntad entre los sureños para con los norteños, para sorpresa de todos los nobles de los siete reinos.

Como parte de el tratado de rendición de los conocidos como los Verdes se pactaron dos matrimonios como garantía de que no habría mas persecución entre miembros de la casa Targaryen: el de la princesa Helaena Targaryen con Lady Baela Targaryen y el de Lord Lucerys Velaryon con el príncipe Aemond Targaryen.

Quedando demostrado en esa unión, el claro don que poseía la princesa Helaena...

Chapter Text

Babilonia.

El palacio real estaba más tranquilo que de costumbre, desde el regreso del ejército macedonio la transición de poder se habia hecho con rapidez y ordenadamente por lo que la corte local solo pudo adaptarse. El gran rey Alejandro habia sido recibido con gran regocijo después de unas de sus campañas.

Para el pueblo no fue difícil acomodarse a su actual gobernante, por lo que las tareas del día a día se realizaron con normalidad. Las reina Roxana aun tenia algunas dificultades con el personal persa pero en palabras de Alejandro eso cambiaría al correr de los días, mientras que el ejército se encontraba maravillado por todo el esplendor de la ciudad, y no perdían la oportunidad de agasajarse con alguna nueva experiencia que el lugar les ofrecía.

Los funcionarios que sirvieron a Dario, se habian puesto a disposición del nuevo rey del imperio para ponerlo al día sobre lo acontecido en su ausencia. Habian llevado a recorrer el territorio para que él y sus allegados de más confianza estuvieran al tanto de los pormenores de la tierra adquirida.

Quien no los había acompañado fue el general Hephaistion, quien tenia que ocuparse de la organización del ejército y de la gente que habian traído con ellos, por lo cual decidio quedarse en el palacio además de que tenia una cuestión personal que resolver. El Omega se había estado sintiendo algo mal los últimos días, por lo que consulto con un médico. El médico le informo que su celo estaba próximo, siendo ese el motivo de su malestar.

Después de meditarlo brevemente Hephaistion habia decidido pasar de forma natural este celo, ya que acababan de regresar de una campaña por lo que no volverian a salir pronto. Sería bueno para su cuerpo no someterlo a brebajes que suprime su condición simplemente soportando ese proceso a la antigua. No tenia ganas de lidear con Alejandro por lo que no le dijo nada, ya hace tiempo no se ayudaban de ese modo asi que tampoco le pediría en esta ocasión.

Lo que si iba a hacer, es dejar todas sus tareas hechas y a sus subordinados preparados por cualquier cosa, al menos las cuestiones importantes estarian cubiertas, asi podia concentrarse en sus necesidades por una vez.

Con diligencia se encargo de cumplir sus  obligaciones, dejando ordenes expresas de que no lo molesten mientras duraba su celo. Además de dejar claro a los sirvientes que le gustaría que le traigan de comer. Se sentía aliviado de que Alejandro y los compañeros salieran en un viaje de reconocimiento por lo que no tendría que soportarlos. Él se habia excusado con que no se sentía bien por eso prefería quedarse.

Una vez se marcharon el rey y sus acompañantes procedió a ir a sus aposentos, para asi pasar un celo muy tranquilo.

Todo esto ignorando que otros tenían conocimiento de esa información por lo que elaboraron sus propios planes...

La reina Stateira II, segunda esposa de Alejandro e hija de Dario, habia oído de los sirvientes que el hermoso general no solo estaba reorganizando a las tropas, estaba administrando los nuevos tesoros conseguidos, preparando la logística de un posible viaje, sino que estaba preparando a sus subordinados para que puedan realizar sus tareas y asistir al rey mientras él esté fuera de servicio.

Al parecer el hombre de ojos azules planeaba pasar su celo de forma natural, evitando los menjunjes que lo suprimieran, encerrandose en sus aposentos para que todo ocurriera de forma natural. Por lo que siendo tan minucioso en su trabajo, dejaría todo preparado para que no se note su ausencia.

Apenas tuvo esta información, la primera hija del antiguo monarca no dudo en prepararse también. Sabia que estaba casada con Alejandro pero ese matrimonio era político por lo cual este le permitia pasar sus celos en compania de otros/as; ya que al ser una Alfa también, el rey entendía que tenia necesidades que él no siempre estaba dispuesto a cumplir.

Hephaistion era el primer esposo de Alejandro, se habían casado ante de salir de Macedonia y era su consorte. Él habia dado a luz al heredero del imperio, por lo que los demás matrimonios eran representativos con el fin de conseguir una alianza. El rubio habia sido consciente de que tendría que casarse varias veces por lo que no se habian enlazado.

El general queria ser parte del ejército y no ser tratado como una incubadora, como solían tratar a los Omegas, por lo cual no ostentaba su posición de esposo en la corte. Cuando entraba en celo lo pasaba o solo o en compania de Alejandro, en el pasado más que ahora, lo cual la dama planeaba aprovechar para ofrecerse como alivio en su momento de necesidad.

Desde que vio a ese hombre entrar a la tienda que perteneció a su padre, lo deseo. Como no hacerlo cuando era el joven más hermoso que pudo haber pisado este mundo, en esa presentación no sabia que era un Omega pero eso no impidió que se sintiera atraída por él. Grande fue su dicha cuando una despectiva Roxana les conto sobre el general más apreciado por Alejandro, supuestamente era un secreto su casta pero el rey lo habia dado a conocer durante la quema de Persepolis debido a que queria dejar demostrado que sin importar la casta, puedes hacer cualquier cosa y eres digno de honor por ello.

Su abuela al enterarse de esto ideo que su hermana Dypetris, una Omega, se casara con el rey mientras que Statira seria ofrecida como posible esposa para el general Hephaistion. Sin embargo esto fue rechazado por Alejandro, quien les conto la verdad de su relación además de que se mostró posesivo con su amado. En cambio se dispuso que ella seria la segunda esposa y tercer consorte del gran rey.

Stateira no culpaba al rey por su decisión, a ella le costaría ceder a un amante como Hephaistion, siendo tan bello e inteligente. Habia momentos en que la Alfa se "encontraba" con el de ojos azules y charlaban de temas de política, literatura, poesía y cultura, gracias a que el general se habia tomado la molestia de aprender su idioma natal.  El Omega habla varios idiomas con fluides y entiende las connotaciones culturales, cosa que enamoraba todavía mas a la Alfa.

Por eso no podia dejar pasar esta oportunidad, tenia que lograr convencer a Hephaistion de que la deje servirle durante este celo. Ella se esforzaría por dejarlo impresionado para que, de ser posible, puedan ayudarse mutuamente a futuro durante esos días.

Alejandro no seria un impedimento, él junto con los generales desagradables y Ptolomeo habian sido llevados por Farnaces a recorrer la capital por lo que no regresarían pronto. Además de que el Omega no habia notificado del próximo acontecimiento a nadie asi que ella se encargaría de proteger su intimidad.

Cuando los Alfas salieron en la mañana temprano, siendo acompañado por soldados y algunos sirvientes, Stateira había ordenado a una de sus doncellas que le avise cuando el general se retirara a sus habitaciones mientras que las demás la preparaban para la ocasión. Bagoas habia ido con la comitiva que acompañaba al rey, seguramente para poder meterse en la cama del gran rey, por lo que no tenia que preocuparse de que fuera a decirle a su abuela.

En su propia habitación las doncellas se encargaron de bañarla, ponerle los más finos perfumes, sabia que a Hephaistion le molestaban los olores empalagosos, vestirla con las finas sedas y pintarla delicadamente a la vez que le colocaban algunas joyas pero no muchas. La Alfa sentía que su interior se inquietaba de ansiedad pero lo descarto en favor de pensar en que decir para no ser rechazada.

Practicaba algunas respuestas con su hermanita cuando su espía llegó a decirle que era hora, rápidamente acomodo sus ropas mientras ordenaba a un sirviente de confianza que vigilará a Roxana; no creia que se entrometiera pero queria mantenerla lo más lejos posible de su plan, porque como de costumbre podia ocurrirsele matar el ambiente y poner de malhumor al Omega.

Con su gracia innata salio de su habitación siendo seguida por sus doncellas dirigiéndose a los aposentos del general Hephaistion, los cuales estaban ubicados al extremo sur del palacio. Luchaba por mantenerse tranquila, pero su rápido caminar delataba su emoción.

Llego en unos instantes ante la puerta de su fantasía hecha persona, solto un suspiro dándose ánimos para entrar pero fue detenida por unos guardias quienes preocupados le avisaron que el general no podia recibirla porque no se encontraba bien. Pero ella estaba lista para ese contratiempo, solo basto con ostentar su título, hacer unas amenazas y prometer el que no serian castigados para que se apartaran.

Les notificó a los presentes que no los interrumpieran, y a sus doncellas les pidio que impidan que alguien entre allí utilizando cualquier método. Sin mas que agregar entro a la recámara, cerrando suavemente la puerta tras de si fue impactada por un fuerte olor a vainilla. Este aroma se notaba mas fuerte y con notas más picantes de las que solía emitir Hephaistion.

El Omega se encontraba sentado tras su escritorio, terminando algunos papeles que le habian quedado pendientes, mientras esperaba que su calor subiera.

―Su majestad. ¿Qué hace aquí?―pregunto conmocionado por su presencia.―¿Ocurrió algo?―indago preocupado, no era novedad que las esposas de Alejandro peleaban entre sí.

―No general, no ha pasado nada―lo calmo inmediatamente la dama.―Estoy aquí por usted―aviso acercandose despacio.―Vine a ofrecerle mis servicios―añadio con suavidad.

―¿Sus servicios? ¿Para..―iba a preguntar el Omega cuando cayó en cuenta a que se refería. Su mente todavía funcionaba bien.―Mi reina no debe de preocuparse por mí―intento descartar la idea sin ser ofensivo.

―Insisto―hablo la Alfa sonriendo al ver sonrojarse al antes imponente guerrero.―No tiene porque sufrir aquí solo, cuando estoy mas que predispuesta a servirle―agrego haciendo una reverencia.

―No creo que sea buena idea que este aquí en este momento―comento el de ojos azules poniéndose de pie.

―Por favor general, no me rechace―pidio la dama acercandose más al guerrero.―Si le preocupa mi marido, sepa que él mismo me instigo a buscar compania cuando no puede atenderme―aclaro parándose a unos pies del otro, quien se veia confundido.―Tú y yo sabemos que Alejandro solo quiere estar conmigo cuando esta de humor―explico sonriéndole amablemente.―Y eso pasa muy seguido. ¿O no?―consulto con un tono divertido.

―¿Por qué esta aquí?―confronta a la más joven.―Puede meterse en problemas―advirtió poniendo distancia.

―Tal vez si―reconoció volviendo a acercarse, el que buscará protegerla le daba esperanza de que podría aceptar su ayuda.―Pero si algo pasa, al menos fui feliz por una vez―mencionó recurriendo a su lado compasivo, por el cual era conocido.―No haré nada que usted no quiera pero le ruego por una oportunidad―fue honesta. Se acerco hasta quedar cara a cara con el Omega.

El ambiente se estaba tornando sofocante, ambos soltaban sus aromas sin darse cuenta, Stateira estaba emocionada al ver la lucha interna en el general. Enfoco sus ojos en los azules del contrario, tratando de transmitirle seguridad de que no se equivocaría si aceptaba su propuesta.

―No se preocupe―hablo la Alfa con suavidad.―Estaré a la altura de sus expectativas―aseguró para luego besarlo en labios.

Por unos breves instantes tuvo miedo de haberse apresurado, pero cuando su beso fue correspondido, fue embargada por una felicidad y una pasión absoluta. Sin atreverse a apartarse fue que empezó a quitarse sus vestimentas hasta quedar desnuda, era su momento de esforzarse en impresionar al Omega.

Con maestría procedió a desvestir a Hephaistion mientras que lo empujaba hacia la cama, repartiendo caricias y besos por toda la piel que tuvo a su alcance. Al llegar a la cama se rió entre dientes al ver un nido pulcramente ordenado, muy al estilo de su constructor, pero no se tardo en detalles porque tenia un Omega por complacer. Lo empujó nuevamente para dejarlo acostado a la par que se subía sobre él y comenzaba a frotarse con su pierna. 

El de cabellos castaños era receptivo ante las caricias de la dama, busco su boca para poder besarla con fuerza. Al parecer estaba muy emocionada de poder compartir su lecho, podía sentirla como se empeñaba en apretarse contra su cuerpo. Sin embargo él no era de los que se quedaban quietos, por lo que los en un arrebato los volteo cambiando de posición. Paro unos segundos para contemplar a esa predispuesta mujer, ambos jadeaban calmado de a poco su respiración.

―Vamos a ver cuanto resistes princesa―bromeo el Omega desde arriba, en modo de juego se restregó contra su entrepierna haciéndola gemir sonoramente.

Stateira no contesto solo se levantó para poder besarle el pecho mientras jugaba con sus pezones. Esto tomo por sorpresa a Hephaistion pero se dejó llevar por la sensación. Tan concentrados estaban en jugar con el autocontrol del otro que no escucharon la discusión que se desarrollaba afuera, ni cuando alguien entró estrepitosamente en la recámara.

―¡¡¡¿QUIÉN DEMONIOS TE CREES PARA ESTAR AQUÍ?!!!―fue el grito furioso qué soltó Alejandro. Estaba furioso, sus ojos rojos como la sangre y sus colmillos totalmente afuera, además de el fuerte olor a cedro eran una señal. Tras el rey su séquito trataba de sacarlo de allí pero habían quedado impactados por la imagen ante ellos.

―Hola Ale―saludo amablemente Hephaistion, al parecer ya estaba en el punto más avanzado.―Pensé que tenias cosas que hacer―reprocho cruzándose de brazos.

―En estos momentos lo único en que puedo pensar es en sangre―afirmó el rubio bajando la voz.―¿Cómo te atreves a tratar de aprovecharte de él?―gruñó acercandose a la cama.

Hephaistion se rió muy fuerte al escucharlo, provocando más enojo en su esposo y desconcierto en Stateira.

Alejandro habia notado que Phai habia estado actuando raro todos estos dias, por lo que no accedio a alejarse mucho del palacio. Sus súbditos habían tratado de convencerlo de irse fuera de la capital pero este decidió que lo mejor era regresar y no permitió ningún alegato en contra. Al llegar noto que su amante no estaba en su oficina por lo que pregunto por él.

Uno de los soldados le notificó que su general estaba indispuesto para atender a la gente, por lo cual habia dejado designados a varias personas para que lo ayuden en lo que necesitara. Muy confundido el Alfa pregunto que le pasaba, recibiendo la contestación de que el castaño iba a entrar en celo.

Con esa información Alejandro se sintio aliviado de no haberse ido muy lejos, los celos de Phai solían ser algo duros además de que habia que mantener a raya a los Alfas en el palacio para que no se hagan un idea equivocada.

A decir verdad el rubio queria compartir el celo de Hephaistion con él, hace bastante tiempo no compartían cama debido a sus otras parejas, al Omega de ojos azules no le gustaba que no tuvieran exclusividad por lo que habia dicho que no volverian a dormir juntos siquiera. Pero tal vez podria convencerlo en dejarlo ayudar para aliviar el proceso. Con eso en mente emprendió viaje a los aposentos del castaño, quedando sorprendido cuando se encontró a un pequeño grupo de gente en la puerta de su habitación.

Le costo poco descifrar que es lo que estaba pasando, por lo cual se dispuso a echarlos de alli cuando escucho que Phai no estaba solo. Por los sonidos del interior del cuarto y el nerviosismo de los presentes, pudo adivinar que habia un Alfa con el de ojos azules. 

Saber eso lo hizo enfurecer, aun que sus subordinados trataron de impedirlo golpeo la puerta hasta que pudo entrar, preparado para arrancarle la garganta con los dientes a ese intruso que se atrevió a tocar a SU Omega. Porque podia tener tres esposas más, algunos amantes y eunucos a su disposición pero su corazón le pertenecía a Hephaistion y el no lo compartiria con NADIE.

―¡¡¡¿QUIÉN DEMONIOS TE CREES PARA ESTAR AQUÍ?!!!―grito furioso a la persona que estaba debajo de Phai. Para su total indignación se trataba de una de sus esposas. Al parecer su instinto estaba en lo correcto cuando le señaló que la princesa queria a su amado para sí.

Hephaistion como siempre descarto sus exigencias en favor de preguntar que es lo que queria. Ya estaba mas desinhibido, tenia que separarlos ya o tendría que correr sangre persa.

―No seas ridículo, nadie se esta aprovechando de nadie―aseguró el Omega.―Nos disculparias―pidio señalando la puerta con un gesto de cabeza.

―Retírense―ordeno a los soldados y a los sirvientes.―Ahora―gruño autoritario, prometiendo implícitamente un castigo severo a quien lo desobedeciera.

Todos abandonaron la habitación en un parpadeo, dejando solos a los dos Alfas con el Omega. Sabían que podia ser peligroso pero optaron por permanecer afuera.

―¿Por qué estas tan gruñon?―le pregunto el Omega al rey.

―Porque ella está debajo tuyo puede ser―respondio, apesar de que bajo la voz, seguía enojado.

―No esperabas que permaneciera solo para siempre―comento acariciando un mechón de cabello de la Alfa. Ella estaba estática esperando que aconteceria.―Ella se ofreció, yo acepte―añadio encogiendose de hombros.

―Podrías habérmelo pedido―exigio el rubio, algo resentido.

―Si pero tal vez estabas ocupado―murmuró para si el Omega levantando la vista.―No tengo intención de esperar a que tengas ganas―agrego animando a Stateira a que se siente.

Ambos quedaron sentados en la cama y la joven fue abrazada por el castaño, sus hormonas se habían calmado pero seguian latentes.

―Sabes que siempre tendré tiempo para ti―aseguró el Alfa, acercandose a la cama.―No me gusta que siga aquí―le gruño a la otra Alfa, la que se escondió entre los brazos de Hephaistion.

―Entonces, negociemos―propuso el Omega besando la frente de la dama.

―¿Qué deseas?―ofrecio Alejandro sabiendo que esa era la salida diplomática.

―Que la dejes ir sin ningún castigo―pidio el castaño.―Que no la ostigues por esta situación―añadio con calma.

―¿Y qué recibo a cambio?―indago Alejandro para estar seguro.

―Puedes quedarte conmigo y pasaremos mi celo juntos―propuso el general encogiendose de hombros.

―De acuerdo―acepto rápidamente el rubio.―Vístete y lárgate―le ordeno a su esposa la cual reticente obedeció.

―Gracias por querer ayudarme―le hablo Hephaistion ayudándola a vestirse.―Para cuando llegue tu celo yo iré a asistirte. Lo prometo―prometio hablándole al oído.―Entre cónyuges nos ayudamos―bromeo haciendo reír a la joven y gruñir a su esposo.

Stateira sonrió emocionada para luego besar al Omega, sabia que estaba tentando su suerte pero sabia que Alejandro cumpliría con su palabra. Sin decir nada salio dejando a los otros solos.

―Te gusta provocarme―se quejo Alejandro, desvistiendose.―Querías mi atención, la tienes―aseguro tomandolo por la cintura.

Hephaistion se rió ante la actitud de su amado, muy parecida a cuando eran adolescentes. Para ser honesto no era su plan pasar su celo de esta manera.

Pero mentiría si dijera que no le gustaba...